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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Las claves de Jacques Philippe para no perder la paz interior



Jacques Philippe es miembro de la Comunidad de las Béatitudes. En su seno ha asumido importantes responsabilidades (consejo general, responsable de los sacerdotes y los seminaristas, responsable de la formación de los pastores). Ordenado sacerdote en 1985, predica retiros en Francia y en el extranjero. Es autor de numerosos libros de espiritualidad y cuyos libros se han traducido a más de 18 idiomas.

Uno de sus libros más famosos es «La Paz Interior«, escrito en 2004. A pesar de que esta obra tiene ya unos cuantos años, conviene rescatar sus enseñanzas en estos tiempos en los que los libros de autoayuda, psicología, equilibrio emocional y similares están más de moda que nunca.

La reseña del libro reza así: «La experiencia os demostrará que la paz, que infundirá en vosotros la caridad, el amor a Dios y al prójimo, es el camino recto hacia la vida eterna.»

Vivimos una época de confusión e inquietud. Esta tendencia se manifiesta incluso en nuestra vida espiritual: nuestra búsqueda de Dios, de la santidad y del servicio al prójimo es agitada y convulsa, en lugar de ser confiada y pacífica. Pero ¿qué hacer para superar los momentos de angustia y de temor, conservando la confianza y el abandono? Es lo que nos enseña este breve tratado sobre la paz interior. A través de situaciones concretas de la vida cotidiana, el autor nos invita a reaccionar según el Evangelio. Si la paz interior es un exclusivo don de Dios, es preciso buscarla y perseguirla sin cesar. Este libro nos ayudará en esa tarea.

Estas son las claves extraídas del libro del autor francés:

1) Preocupaciones de la vida y el temor a fallar:

-El medio más seguro de perder la paz es tratar de asegurar la propia vida con la única ayuda de los medios humanos.
-Confianza en Dios.

2) Nuestra dificultad para creer en la providencia:

-Dar opción a Dios para que pueda manifestar su Providencia.

3) Temor al sufrimiento.

4) Para crecer en la confianza, una oración de hijo:

-Oración contemplativa, dulce descanso en Dios.

5) O nos abandonamos completamente o no nos abandonamos en absoluto:

-Poner todo en manos de Dios: material, afectivo y espiritual
-La medida de nuestra paz interior será la del abandono, es decir, la de nuestro desprendimiento

6) Dios lo pide todo, pero no lo toma todo obligatoriamente:

-El desprendimiento si es doloroso en el momento, irá acompañado de una profunda paz.

7) ¿Qué hacer cuando no conseguimos abandonarnos?

-El abandono no es natural, es una gracia que hay que pedir a Dios.

8) El Señor es mi pastor, nada me falta.

-No son las circunstancias exteriores las que han de cambiar. En primer lugar, ha de cambiar nuestro corazón, purificandose de su encierro, de su tristeza y de su falta de esperanza.

9) Actitud que debemos adoptar ante el sufrimiento de los que nos rodean:

-Nuestros amigos que sufren necesitan a su alrededor personas tranquilas, confiadas y alegres.

10) Los defectos y deficiencias de los demás:

-Suele suceder que perdamos la paz a causa del comportamiento que nos aflige y nos preocupa de una persona. La respuesta: abandono y confianza.
-Pecamos cuando deseamos una cosa buena, pero de un modo que es malo. Cuando nos irritamos, nos enfadamos y perdemos la paz ante las imperfecciones, el Espíritu Santo no nos está inspirando.
-Nuestro querer debe ser sereno, pacífico, paciente, desprendido y abandonado en Dios.
-Nada retrasa tanto el progreso en una virtud como el desear adquirirla con demasiado apresuramiento.

11) Jesús está en todo el que sufre:

-Nos examinarán en el amor, en especial en el amor a nuestros hermanos necesitados.


12) Paciencia con el prójimo:

-Reprender y corregir siempre desde el cariño y paz.
-Soportar con paciencia los defectos del prójimo.

13) Paciencia con nuestras propias faltas e imperfecciones:

-La tristeza, inquietud y desánimo que sentimos en el alma después de una falta NO son buenos.
-No se trata de hacer esfuerzos sobrehumanos para eliminar totalmente nuestros defectos sino recuperar cuanto antes la paz, evitando la tristeza y el desaliento.

14) Dios puede sacar el bien incluso de nuestras faltas:

-Una de las armas del demonio es hacernos perder la paz ante nuestras caídas.
-El que cae y se levanta inmediatamente gana en humildad y experimenta la misericordia divina.

15) ¿Qué hacer cuando hemos pecado?

-Si caemos en una falta que nos produce angustia o desánimo, lo primero que debemos hacer es recobrar la paz en el alma y la confianza en Dios.

16)La inquietud que nos invade cuando hemos de tomar decisiones:

-Evitar la precipitación y el apresuramiento.
-En determinados momentos no podremos encontrar solos esa valiosa paz interior. Necesitaremos la ayuda de alguien a quien abrir el alma.
-Si el Señor nos deja en medio de la incertidumbre, debemos aceptarlo tranquilamente, más que querer forzar las cosas.

17) El camino real del amor:

-Alcanzaremos la santidad el día en que nuestras impotencias y nuestra nada no sean motivos de tristeza y de inquietud para nosotros, sino un motivo de paz y alegría.

18) Algunos consejos a modo de conclusión:

-Principio fundamental: ¡No desanimarse nunca!
-Consecuencia: Si no soy capaz de conservar la paz en situaciones difíciles, pues empezar por conservarla en situaciones más sencillas de todos los días. Llevar a cabo las tareas cotidianas sin nervios y con serenidad, empeñando en hacer bien cada cosa en el momento presente.