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martes, 12 de abril de 2022

El significado y las consecuencias de la consagración del 25 de marzo



¿Cual es el significado y cuales serán las consecuencias de la consagración de Rusia y de Ucrania al Corazón Inmaculado de María hecha por el Papa Francisco en San Pedro el 25 de marzo de 2022?

En la aparición del 13 de julio de 1917 en Fátima, la Virgen anunció a los tres pastorcitos: Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. 

En una revelación privada posterior a Sor Lucía, que tuvo lugar el 13 de junio de 1929 en el monasterio de Tuy, la Virgen dijo que ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio.

Ni Pío XI ni sus sucesores acogieron esta petición, a no ser parcialmente. En 1952 Pío XII consagró Rusia al Corazón Inmaculado de María, pero sin unir a los Obispos del mundo a su acto. Juan Pablo II utilizó en 1984 el neologismo encomendamos en lugar del término consagración y no mencionó específicamente a Rusia. El modo requerido por la Virgen, sin embargo, está todo presente en el acto del Papa Francisco, que pronunció las siguientes palabras: 
Nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo
La incorporación de Ucrania a Rusia es perfectamente legítima, entre otras cosas porque Kiev es la cuna de la civilización rusa y Ucrania formaba parte de Rusia en 1917. El uso de la palabra solemnemente da especial importancia al acto del Santo Padre, que se realizó en San Pedro, en una austera ceremonia penitencial.

En el centro de la basílica no estaba el Papa, sino la imagen de Nuestra Señora de Fátima, con la corona en la cabeza y un rosario en las manos, delante del altar de la Confesión iluminado como un día de sol. Quienes temían momentos de desacralización o alejamiento de las costumbres y tradiciones de la Iglesia tuvieron que recapacitar. El Papa Francisco realizó este acto rodeado de cardenales, obispos, representantes del mundo diplomático, sacerdotes, religiosos y religiosas y simples fieles: una parte cualificada, casi un microcosmos del mundo católico. En ese mismo momento, en todo el mundo, miles de obispos y sacerdotes se unieron a las palabras de la consagración. Los guardias suizos inmóviles alrededor del trono papal parecían recoger el eco de un recuerdo lejano, pero nunca eliminado de la historia.

Hubo un consenso casi unánime en que la consagración había correspondido a las peticiones hechas por Nuestra Señora a los tres pastorcitos de Fátima. Las escasas expresiones de desacuerdo de algunos tradicionalistas no se refieren al acto en sí, sino a la persona de Francisco, al que se consideran personalmente inadecuado para realizar un acto de tanta importancia sobrenatural. Es necesario decir, sin embargo, que para algunos de estos tradicionalistas el Papa Francisco ha perdido el pontificado. Si Francisco no es el Papa legítimo, es obvio que su acto es ilegítimo e inválido. Si, por el contrario, a pesar de todas las reservas que se puedan tener a su respecto, él ocupa legítimamente la Cátedra de Pedro, su acto no puede sino ser válido, independientemente de lo que haya hecho en el pasado y de sus intenciones, que sólo Dios conocer. 

Puede parecer paradójico que un Papa tan abierto a la secularización como Francisco sea el autor de un gesto que es en sí mismo la negación del principio laicista. La secularización es, de hecho, un proceso de exclusión progresiva de Dios de la esfera pública. La consagración, en cambio, reafirma el dominio de Dios sobre las naciones y la sociedad en su conjunto. Es la razón por la cual los teólogos progresistas y los mariólogos quot minimalistas siempre se han opuesto al uso del término consagración;, tanto a nivel público como individual. Durante el Concilio Vaticano II, el P. Yves Congar (1904-1995) escribió en su Diario: Hago la mayor campaña posible contra una consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María, porque veo el peligro que se forme un movimiento en ese sentido (Diario del Concilio: 1969-1966, Edizioni San Paolo, 2005, vol. II, p. 120).

En esta misma línea, el sacerdote montfortiano Stefano De Fiores (1933-2012), en su ensayo póstumo Consacrazione o affidamento (Consagración o entrega), escribió que «es difícil comprender cómo algunos autores proponen un retorno a la consagración a María o al inmaculado corazón de María; «porque en Fátima Nuestra Señora usó este lenguaje». De hecho, «en 1917 era más que normal hablar como lo hizo Nuestra Señora. No nos permitimos ninguna crítica al lenguaje utilizado por ella en ese preciso momento histórico. Pero hoy la Iglesia ha recorrido un itinerario bíblico-teológico que exige un uso más riguroso del lenguaje al hablar de Cristo o de María” (“Vita Pastorale”, n. 5, mayo de 2012, p. 30).

Diez años después de la muerte del P. De Fiores, Nuestra Señora parece haberse vengado de su pretensión de darle lecciones de teología y para ello eligió al Papa que parecía menos apto para hacer un quot;regreso a la consagración a María;. El Papa Francisco no hizo la consagración al Inmaculado Corazón cuando fue a Fátima los días 12 y 13 de mayo de 2017, y el 12 de diciembre de 2019 durante una Misa dedicada a la Virgen de Guadalupe, incluso negó a Nuestra Señora el título de "corredentora", pero el 25 de marzo atendió inesperadamente la petición del mensaje de Fátima.

¿Es consciente el Papa Francisco de la importancia histórica de su acto? Durante la ceremonia, y en los días siguientes, apareció en mal de salud y casi aplastado por los acontecimientos. El hecho de que la consagración haya correspondido a las modalidades deseadas por Nuestra Señora no significa que se evitará el castigo que pesa sobre la humanidad. Para que esto suceda, la consagración debería ser acompañada de la práctica reparadora de los primeros sábados de mes y sobre todo de un profundo espíritu de penitencia. Estas condiciones faltan y el mundo continúa corriendo hacia el abismo, pero la  consagración del 25 de marzo anuncia que se acerca la hora del cumplimiento de la profecía de Fátima se avecina y ello significa no sólo un gran castigo, sino sobre todo el triunfo final del Corazón Inmaculado de María.

En una carta al Padre Gonçalves fechada el 18 de mayo de 1936, Sor Lucía relata una conversación que tuvo poco antes con el Señor sobre el tema de la consagración de Rusia: 
«Hablé íntimamente con el Señor sobre el tema; y hace poco le preguntaba por qué no convertía a Rusia sin que Su Santidad hiciera la consagración. ´Porque quiero que toda mi Iglesia reconozca esta consagración como un triunfo del Inmaculado Corazón de María y así extender Su culto y poner junto a la devoción a Mi Divino Corazón, la devoción de este Inmaculado Corazón. Pero, oh Dios mío, el Santo Padre no me creerá si Tú mismo no lo mueves con una inspiración especial. ¡El Santo Padre! Orad mucho por el Santo Padre. ¡Él la hará, pero será tarde! Sin embargo, el Inmaculado Corazón de María salvará a Rusia. A él le ha sido confiada».
Fátima no anuncia el fin del mundo ni el advenimiento del anticristo, sino el triunfo del Inmaculado Corazón de María, que es la Civilización cristiana, sacral porque ordenada a Dios y pacífica, porque está sometida al Hijo eterno de Dios hecho Hombre cuyo nombre es Princeps, como lo recordaba Pío XII en su Mensaje radiofónico del 24 de diciembre de 1951 y como lo definió el Papa Francisco el 25 de marzo. La consagración de Rusia acelerará la hora del triunfo del Inmaculado Corazón, trayendo al mundo nuevas gracias de conversión. Esto es suficiente para colmar de alegría a los corazones de los devotos de Fátima en esta hora oscura de nuestra historia.

viernes, 25 de marzo de 2022

Consagración al Inmaculado Corazón: Acto cumplido por Francisco



El acto ha sido cumplido según lo previsto, Francisco ha recitado hoy el acto de consagración al Inmaculado Corazón de María al final de la ceremonia penitencial que se desarrolló en la Basílica de San Pedro a partir de las 17:00 horas, tiempo de Roma (en el video ir a 1:36:36)



Previamente, durante su homilía, para despejar cualquier duda, Francisco ha aclarado que se trataba de una “renovación” de “la consagración”. Por lo tanto, y como ya hemos reiterado, ha seguido la ‘línea de partido’: Para el Vaticano la Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María ya había sido realizada. Y, suponemos, por ello es que llevaron la imagen de Nuestra Señora de Fátima para el acto, sin haber dicho nunca previamente que este acto de consagración se relacionaba con el pedido de Nuestra Señora de Fátima (nuestra traducción con énfasis añadido).

En unión con los Obispos y los fieles del mundo, deseo solemnemente llevar al Corazón Inmaculado de María todo lo que estamos viviendo: renovar a Ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrar a Ella, en un modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre. No es una fórmula mágica, no, no es esto; pero se trata de un acto espiritual. Es el gesto de plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel y de esta guerra insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre. Como los niños, cuando se asustan, van a su madre a llorar, a buscar protección. Recurrimos a la Madre, echando en su Corazón miedo y dolor, entregándonos nosotros mismos ella. Es poner en ese límpido Corazón, incontaminado, donde se refleja Dios, los bienes preciosos de la fraternidad y de la paz, todo lo que tenemos y somos, para que sea ella, la Madre que el Señor nos ha dado, que nos proteja y guarde.

Ahora, nos falta ver cuánto porcentaje de los obispos del mundo aceptaron la invitación y se unieron porque, como vemos en el pasaje resaltado, también Francisco ha manifestado que su intención había sido la de realizar la consagración “en unión con los Obispos y los fieles del mundo”.

El Papa Francisco consagra Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de la Virgen María



Puntual, a las 17:00 horas de Roma ha dado comienzo la Celebración. Aproximadamente 2000 personas han seguido este acto desde la plaza de San Pedro y unas 3.500 desde el interior de la Basílica, según el Vaticano.

El acto penitencial ha comenzado con la celebración de la Liturgia de la Palabra. Se ha leído la carta de San Pablo a los colosenses, tras ello se ha cantado el Salmo 97 y posteriormente el Evangelio según san Lucas, donde se narra la escena de la Anunciación, festividad que celebra hoy la Iglesia.

El perdón, eje de la homilía del Papa


La homilía, pronunciada por el Santo Padre, ha comenzado comentando la escena del anuncio del ángel Gabriel a la Virgen. «Confesarse es darle la alegría al Padre de volver a levantarse», ha dicho Francisco. El Papa Francisco ha insistido en acudir al sacramento del perdón «para recuperar la Gracia y así redescubrir la importancia del sacramento de la alegría y experimentar el cálido abrazo del Padre».

A los sacerdotes les ha pedido «estar alegres y alejados de cualquier rigidez a la hora de ofrecer el sacramento de la confesión». «Estamos llamados a ser canales de gracia», le ha dicho a los sacerdotes. También ha añadido que «el miedo nos hace rehenes, si tus pecados te asustan o tu pasado te inquieta, no temas, Dios conoce tus debilidades y es mas grande que tus miserias, te pide que tus fragilidades y miserias no las guardes dentro de ti y se las lleves al Padre».

Francisco ha insistido en que «la Virgen nos acompaña y hemos de mirar a ella como modelo y «no temer», ya que ella nos enseña a comenzar desde Dios y acudir al Señor que es el remedio radical para quitar el miedo».

Sobre la guerra en Ucrania también ha hecho referencia para denunciar «como las bombas están destruyendo las casas de nuestros hermanos». «Sin amor, ¿qué podemos ofrecer al mundo? Un cristiano sin amor es como una aguja que no cose, por eso es necesario obtener del perdón la fuerza del amor, porque si queremos que el mundo cambie primero tenemos que cambiar nuestro corazón», ha subrayado el Papa.

Para concluir la homilía, ha pedido «renovar la entrega del mundo a la Virgen, especialmente al pueblo ruso y ucraniano. Depositemos nuestro miedo y dolor en el corazón limpio e inmaculado de la Virgen. Los labios de María pronunciaron la frase más bella que el ángel pudiera llevar a Dios, «hágase en mí según tu palabra». Nos consagramos a María para ponernos en disposición a los proyectos de Dios». Al finalizar la homilía, el Papa ha dejado unos minutos de oración personal en silencio.

Tras los minutos de silencio, ha continuado la celebración con el rito de la reconciliación. Los presentes, han hecho una confesión general de los pecados rezando el «Yo confieso», proseguido de un padrenuestro y nueve peticiones de perdón. Acto seguido, el Papa ha ido a uno de los confesionarios de la Basílica para confesarse. Al acabar de confesarse, Francisco se ha sentado en el confesionario donde se ha puesto a confesar a algunos fieles. De igual modo han hecho más de 100 sacerdotes allí presentes.

At this evening’s Penitential Liturgy with the Consecration of Russia and Ukraine to the Immaculate Heart of Mary, Pope Francis leads by example and this is first person to have sins forgiven in the Sacrament of Confession. pic.twitter.com/jogmrpeEE2

— Catholic Sat (@CatholicSat) March 25, 2022
Acto de Consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María

Acto seguido, el Papa Francisco se dirigió hacia la imagen de la Virgen de Fátima, que presidía la Basílica de San Pedro, y recitó la oración compuesta para la ocasión que reproducimos a continuación:


Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.

Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.

Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.

Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.

Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén

Al acabar de recitar la oración, depositó junto a la Virgen un ramo de flores y permaneció unos minutos a sus pies rezando.

martes, 22 de marzo de 2022

A 89 horas para la consagración al Inmaculado Corazón de María se desconoce aún el texto del acto



Medianoche en Roma, 00:00 horas, Mar-22-2022; 23:00 horas UTC, Mar-21-2022. Faltando un poco más de 89 horas para que se realice la anunciada consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, ya ha transcurrido una semana desde entonces y todavía no se conoce el texto que se recitará para la ocasión. La consagración presumiblemente se realizará en el marco de la celebración penitencial anunciada, esa sí con bastante antelación, por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Decimos ‘presumiblemente’ porque ni siquiera se conoce el libreto de cómo se va desarrollar esa celebración penitencial, el cual debería ya conocerse y haber sido publicado en este enlace, si el libreto estuviera publicado, allí en algún renglón se especificaría en qué momento de la celebración Francisco procedería a recitar el texto de la consagración.

Nosotros aspirábamos a que ese texto hubiera sido dado a conocer el pasado Domingo, para que los párrocos, rectores, capellanes, etc, dentro de la Misa dominical, en los avisos antes de la bendición final invitaran a unirse a esa consagración e indicaran la forma en la que se proporcionaría el texto a recitarse para la ocasión. Sabemos que a las conferencias episcopales se les haría llegar ese texto porque al menos dos nuncios (el de EEUU y el de Irlanda) en correspondencia oficial con carácter “urgente” lo han afirmado; al parecer era urgente que los obispos invitaran a los católicos del mundo a unirse, pero no es tan urgente divulgar el texto a recitar, lo cual han postergado en demasía.

Y como nosotros somos mal pensados, ¿qué tal que el texto en su redacción contenga algo, digamos, ambiguo, que genere resistencias y es mejor darlo a conocer sobre la hora para que no haya margen de protesta? Por ejemplo, que en su redacción no se diga “consagrar” sino algo como “encomendar” ó “confiar”; ó que no se consagre a Rusia como país sino a los pueblos rusos, habitantes rusos, población rusa, o alguna otra expresión que no implique una totalidad de Rusia. Más pesimistamente, que se tome el texto que recitó Juan Pablo II en Mar-25-1984, con la disculpa que se va a hacer una renovación de una consagración que ya ha sido efectuada desde esa fecha. En fín, son solamente conjeturas, pero el hecho es que a estas horas no se sabe cuál es el texto que se recitará en la consagración.

Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

sábado, 19 de marzo de 2022

FSSPX/SSPX recibe con alegría el anuncio de la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón



Los que se juran papistas, fidelísimos e incondicionales a Francisco dudan, vacilan, tardan, postergan, aplazan, en manifestarse unidos a la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María pero, para que vaya viendo usted cuántos pares son tres moscas, éstos, sobre quienes se posa el misericordino dedo acusador y señalante de rebeldes, cismáticos, sectarios, no en comunión con la Iglesia, etc, no han tenido ningún reparo en manifestarse alegres por el anuncio. Hablamos, cómo no, de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, FSSPX/SSPX, la cual publica un “comunicado de la Casa General”, Mar-19-2021, que dice:
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X ha recibido con alegría el anuncio de la consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María, prevista para el 25 de marzo.

Después de una larga espera, jalonada por fervorosas cruzadas y el asiduo rezo del rosario, se alegra de que se tenga en cuenta el pedido de la Virgen de Fátima, que reclamaba un acto solemne del Papa en unión de todos los obispos.

La Fraternidad San Pío X confía más que nunca en el rezo del santo rosario y en la práctica de la penitencia. Ora de manera especial por la paz en el mundo, cada vez más convencida de que las naciones sólo encontrarán la concordia mediante una verdadera conversión a Cristo Rey, a través del Corazón Inmaculado de María.

En la fiesta de San José
Patrono de la Iglesia Universal