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miércoles, 8 de mayo de 2019

Jesuita "bendice" pareja homosexual en un evento de propaganda homosexual



El sacerdote de origen español Juan Masiá Clavel, de 78 años, “bendijo” a una pareja homosexual en Tokio (Japón), el 29 de abril (foto), un día después que participara en una marcha homosexual local.

Utilizó una camiseta, con un grabado que muestra a Cristo, cuyo corazón se abre con rayos con los colores del arco iris, en vez de los usuales rayos rojos y azules.

Masiá vivió casi treinta años en Japón. Enseñó bioética en diferentes universidades. En el 2006 perdió su cargo en la Pontificia Universidad de Comillas, en Madrid (España), a causa de sus numerosas enseñanzas falsas.

Durante décadas, Masiá habló a favor de males como la homosexualidad, el aborto, el adulterio, los sacerdotes casados, las mujeres sacerdotes, etc.

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NOTA: Es admirable (por no decir otra cosa) que los superiores de Juan Masiá permanezcan callados ante este tipo de barbaridades, imposibles, como son, en la Iglesia católica (la verdadera Iglesia católica, se entiende, la que es fiel al mensaje de Cristo y a la Tradición Perenne de la Iglesia). 

Monseñor Argüello lamenta que se pongan barreras en las fronteras (Carlos Esteban)

INFOVATICANA


El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, ha denunciado que España ponga “barreras, muros y alambradas a los inmigrantes con lo importante que es acoger al que viene”.

Es singular que, en dos mil años, la jerarquía eclesiástica no hubiera caído en la cuenta de que las fronteras son un mal e incluso Papas y teólogos, cada vez que han tenido que tratar este tema en absoluto central a nuestra fe, se hayan decantado por reafirmar el derecho de los Estados a guardar sus puertas y decidir quién entra y quién no.

Es singular, digo, este despiste bimilenario porque, de oír y leer a nuestros clérigos hoy se diría que es el eje mismo del mensaje cristiano, este de adoptar la postura más radical y extrema imaginable sobre política migratoria.

Da un poco de vergüenza ajena observar cómo, en un momento en el que el propio Santo Padre insiste tanto en la sinodalidad, la colegialidad y la descentralización del poder eclesial, la clerecía caiga como nunca en un servil ‘corta y pega’ de las obsesiones personales y más que cuestionables del Papa, manteniendo incluso las formas y metáforas, como si todos quisieran ser pequeños Franciscos y les aburriera ya predicar el mensaje salvífico de Cristo.

Ha estado el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, en La Tarde de la COPE, su casa al fin, donde ha lamentado que mientras hablamos de la España vaciada pongamos “barreras, muros y alambradas a los inmigrantes con lo importante que es acoger al que viene”.

Quiero pensar que Argüello ha hablado con prisa y sin pensar mucho lo que pensaba, una dolencia común en nuestra jerarquía, repitiendo servilmente consignas mil veces repetidas en los últimos meses. Porque no queremos concluir, en contrario, que Argüello crea que tiene algún sentido una frontera que no tenga algún tipo de dispositivo para que no entre sin control todo el que quiera. Estamos por apostar que monseñor ha dado a menudo gracias a Dios de ese gran invento, la puerta, al menos cuando se trata de su propia casa. Lo contrario sería de un nivel de ingenuidad que rozaría con la estupidez más alarmante.

Nadie se corta con una alambrada si no tiene intención de asaltar ilegalmente un terreno, ya sea un simple solar o un país; no hay nada ofensivo en una alarma doméstica para quien no planee robar la casa u okuparla. Acoger al emigrante es algo tan bonito como dar posada al peregrino, algo que, para que tenga mérito, debe ser libre y no impuesto al anfitrión, así como debe ser moderado para que la casa no quede arruinada para todos, huéspedes y propietarios por igual.

Si Argüello es partidario de que no existan fronteras -que es exactamente lo mismo, idéntico, que proponer que no haya países soberanos-, que lo diga tal cual y observe lo radical y extremista que resulta, lo ajeno al pensamiento de la cristiandad a lo largo de dos milenios y de un mínimo de conocimiento de la naturaleza humana y las realidades geopolíticas. Porque si no es así, si no es partidario de expediente tan utópico, que al menos no nos tome por idiotas y entienda que, si hay fronteras, deben tener barreras y, cuando son frecuentemente violadas, alambradas y muros.

Carlos Esteban

El Sínodo para la Amazonía: ¿Un caballo de Troya para destruir el celibato sacerdotal?( Marco Tosatti)



El Cardenal Cláudio Hummes siente que está cerca de completar un proyecto concebido hace muchos años y llevado adelante tenazmente: el proyecto de obtener permiso del Vaticano para ordenar ad experimentum hombres casados ​​de cierta edad (en una hipótesis, más de 50 años) para compensar la falta de sacerdotes en el centro de la remota selva amazónica. Fue su idea cuando llegó a Roma como prefecto de la Congregación para el Clero– nunca se rindió– y la ha visto convertirse en una posibilidad real después de la elección del pontífice para quien arregló y preparó el camino tan hábilmente.
Este asunto será discutido por el Sínodo para la Amazonía, que tendrá lugar en Roma el próximo 6 al 27 de octubre. Ya se trata de un importante signo de favor: el hecho de que este sínodo “local” esté discutiendo este asunto, a pesar de que la Amazonía incluye varios países. El hecho de que la discusión tendrá lugar en Roma demuestra la importancia ejemplar que se le atribuye. Y, en efecto, ya en otras zonas del mundo como Alemania hay obispos que proponen poder ordenar a los llamados viri probati para suplir la falta de ordenaciones sacerdotales.
El sínodo tendrá como tema “Amazonía: nuevos caminos para la iglesia y para una ecología integral”. El objetivo principal indicado por el Papa para el sínodo es “encontrar nuevos caminos para la evangelización y para esa porción del pueblo de Dios, en particular, las personas indígenas, a menudo olvidadas y sin la perspectiva de un futuro sereno, también debido a la crisis de la selva amazónica, un pulmón de importancia fundamental para nuestro planeta”.
Los participantes serán elegidos en las distintas regiones del mundo para confirmar de esta manera que todos los obispos participan en comunión jerárquica en el evento. El Pan-Amazonas está compuesto por nueve países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Suriname, Guyana y Guayana Francesa. Es una región habitada por 34 millones de personas, una importante fuente de oxígeno para todo el planeta. El veinte por ciento del agua dulce del mundo que no está congelada se encuentra allí.
El cardenal Cláudio Hummes declaró en una entrevista con la revista Estadao, “Alrededor del 70% de la comunidad [de la Amazonía] no recibe los Sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la Unción de los Enfermos debido a la falta de sacerdotes”. Hummes, ya jubilado por algún tiempo, es el jefe del comité sobre el Amazonas para la Conferencia Episcopal de Brasil.  La solución que se propone es los viri probati y, oficialmente, el cardenal Hummes está jugando la baza y diciendo que la decisión final será la del Papa Bergoglio. El sínodo es una asamblea consultiva, y los obispos, una vez que hayan votado en base a las conclusiones, presentarán sus recomendaciones como consejeros para el Papa, quien decidirá, si lo desea, publicar un documento final.
“El Papa”, dice Hummes, “habla de nuevos caminos. En esta búsqueda de nuevos caminos, está la discusión sobre los ministros. Actualmente la Iglesia no tiene un número suficiente de sacerdotes para la comunidad. Carecen de sacerdotes. Es el sacerdote quien celebra la Misa, escucha confesiones y da la Unción de los Enfermos”.
A la pregunta de si es posible que se permita la ordenación de los laicos casados, el cardenal respondió: “Es el sínodo es el que dirá sí o no. Pero a partir de lo que se ha visto durante la preparación hasta ahora, será necesario discutir esta cuestión de la necesidad de ministros en la Iglesia de la Amazonía de una manera particular. La discusión no significa que sería para todo el mundo, sino para esta situación de extrema necesidad”.
No es difícil suponer que, desde una situación de extrema necesidad en un continente o una región en particular, será posible pasar a una situación de extrema necesidad o escasez en otro lugar – no ya en el bosque lluvioso, sino en las selvas del secularismo occidental. Y, el entrevistador preguntó, hablando de la posibilidad de un sacerdocio o diaconado femenino, ¿se aplicarán los mismos criterios a las mujeres? Hummes respondió: “Eso es mucho más distante”, lo que implica que, en contraste, una decisión favorable para los viri probati es mucho más probable y más cercana.
Marco Tosatti
(Artículo original. Traducido por María Fernanda Benítez)