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domingo, 21 de abril de 2019

Obispo afirma que el Vaticano lo apoya en la lucha contra la Misa Tridentina



La experiencia penosa de los fieles en Cremona (Italia) comenzó cuando en marzo de 2009 más de cien de ellos pidieron una Misa según el Viejo Rito, pero el entonces obispo, monseñor Dante Lafranconi, de 79 años, los rechazó.

Los años pasaron, la Comisión Ecclesia Dei intervino y el sacerdote dispuesto a celebrar la Misa falleció.

Finalmente, cuarenta católicos tomaron las cosas en sus manos, comenzando a celebrar mensualmente la Misa según el Viejo Rito en una capilla privada. El nuevo obispo, monseñor Antonio Napolioni, de 61 años, la liquidó después de dos meses.

Una nueva iniciativa comenzó en enero de 2017, cuando los fieles informaron a Napolioni que habían encontrado una iglesia y un sacerdote dispuesto a celebrar la Misa. Napolioni rechazó su pedido.

En la primavera del 2018 otro sacerdote comenzó a celebrar la Misa según el Viejo Rito. Asistieron alrededor de 60 personas, la mayoría jóvenes. Pero en febrero de 2019 Napolioni la prohibió, contradiciendo el Motu Proprio Summorum Pontificium de Benedicto XVI.

Durante una reciente reunión parroquial, Napolioni declaró que él nunca permitirá la Misa según el Viejo Rito en su diócesis y que su decisión es apoyada por el Vaticano.

Ahora la última palabra es con el Vaticano.

NOTICIAS VARIAS19 a 21 de abril de 2019




SECRETUM MEUM MIHI

Masacre en Sri Lanka: centenares de muertos y heridos tras varias explosiones en Iglesias y hoteles de lujo

GLORIA TV



Selección por José Martí

El Via Crucis del Coliseo: corazones blindados, puertos abiertos y mucho ecologismo. París no espera. La Pascua Florida.



Ayer decidimos dejar el día de reflexión por ser Viernes Santo. Había noticias, y no pocas, que poco tienen que ver con la celebración de la Pasión de Cristo. Hoy Sábado Santo, y en espera de la Pascua Florida, hacemos nuestro repaso diario que sigue gozando de abundantes e interesantes fuentes a pasar de ser días en los que se puede esperar lo contrario.

Muchas noticias sobre el llamado Via Crucis del Coliseo. La alcaldesa de Roma, grillina, de ‘nosotras podemos’, para entendernos, asiste con todas las galas oficiales. Estamos ante un presunto ‘viacrucis’ en defensa de las tesis inmigracionistas a la moda. No se entiende demasiado bien este afán por sumarse a los partidos de izquierdas que defienden los puertos abiertos sin control o quizás se entiende demasiado bien y preferimos no verlo.


La presencia oficial de políticos de un marcado signo hace ver que el Papa Francisco, en horas demasiado bajas, está apuntalado por los amigos. La pregunta que nos hacemos es si es necesaria la Iglesia Católica para esto o nos bastan otras instituciones que ya existen en abundancia. No creemos que el sentido de la muerte de Cristo en la Cruz sea para salvar los bosques, enfriar la tierra o abrir o cerrar puertos. El Papa Francisco nos ofrece una reflexión sobre corazones blindados que queremos entender que son los que no tienen los sublimes pensamientos políticos de Su Santidad. Es una realidad que en Europa algo se está moviendo y no va en la dirección que le gusta al Papa Francisco y a sus amigos de partido, los nervios crecen y las posiciones tienen que ser cada vez más descaradas.

El tema de reconstruir Notre Dame no interesa nada en Vaticano. El organismo al que correspondería encabezar los trabajos está ocupadísimo en la horticultura China, algún día sabremos lo que ha costado el pabellón con el huerto, culto por supuesto, del Vaticano. París puede esperar, pero París se ha puesto en marcha sin esperar a nadie. Estamos seguros de que a los políticos de turno les interesa muy poco el tener una inmensa iglesia en el centro de París, pero han entendido que sus ciudadanos sí están muy interesados. Esperemos que no nos quieran hacer un pabellón hortocultural con colores masónicos y podamos seguir rezando de cara a Dios también en el corazón de París.

Siempre hemos considerado falsa la lucha entre ‘progres’ y ‘carcas’ que tanto se utiliza en estos tiempos. Según esta simplificación, los carcas son los que se han quedado en los años 50 del siglo pasado y los progres los que se han quedado en los 60. Es evidente que son mas modernos los del 60 que los del 50 pero en cualquier caso carcas todos. Son tiempos de cambio y es compresible el miedo a un futuro incierto y es mucho más comodo quedarse anclados en un pasado que ya no existe. Lo que llamamos Tradición poco tiene que ver con todo esto. La vuelta al evangelio tiene que ser siempre el objetivo de la iglesia en todos los tiempos. Si nos alejamos de quien es el Camino, la Verdad y la Vida, estamos perdidos.

Las cenizas de Notre Dame nos han hecho a todos mirar la cruz en medio de la destrucción demónica de una catedral. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Hemos nacido y vivido en una sociedad que hunde sus raíces en el cristianismo. Europa es Europa porque es cristiana y si corta sus raíces se muere lentamente. Estamos asistiendo al ocaso de una pretendida modernidad que nos está llevando a la muerte. Las raíces están y no están muertas.

La Pascua Florida nos recuerda que estamos llamados a la resurrección y que si Cristo no ha resucitado estamos tocando el violón.

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?”

Buena lectura y feliz Pascua Florida.


SPECOLA

De Mattei: “Esta crisis viene de muy lejos” ( Entrevista de Aldo Maria Valli)



¿La declaración de Abu Dabi? «Contradice las enseñanzas de la Iglesia». ¿Cómo resumiría en dos palabras el pontificado de Francisco? «Hipocresía y mentira». ¿Cómo se puede evaluar las nuevas normas para la vida en los monasterios? «Es un plan para acabar con la vida contemplativa».
Desde luego, no se puede decir que el profesor Roberto de Mattei no hable claro. Con él, estudioso del Concilio Vaticano II y atento observador de la realidad de la Iglesia Católica, intentamos hacer un análisis a grandes rasgos de la situación, a fin de responder a la cada vez más generalizada desorientación.
Profesor: No pasa un día sin que el presente pontificado sea causa de nuevas perplejidades y dudas en muchísimos fieles. La declaración de Abu Dabi ha suscitado enorme desconcierto. No parece que haya una forma de salir de esta situación. ¿Cómo interpreta usted este momento?
La declaración del pasado 4 de febrero firmada conjuntamente por el papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar, afirma: «El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos». Esta afirmación contradice las enseñanzas de la Iglesia Católica, según las cuales la única religión verdadera es la católica. De hecho, sólo en el Nombre de Jesucristo y mediante la fe en Él pueden los hombres alcanzar la salvación eterna (Hch.4,12).
Cuando, con motivo de la visita ad limina de los obispos de Kazajistán el pasado 1º de marzo monseñor Athanasius Schneider expuso al papa Francisco su perplejidad por la declaración de Abu Dabi, el Sumo Pontífice le respondió que «la diversidad de religiones no es más que la voluntad permisiva de Dios». La respuesta induce a error, porque parece dar a entender que la pluralidad de religiones es un mal permitido si bien no querido por Dios, pero eso no se puede decir de la diversidad de sexos y razas, que son por el contrario voluntad positiva, y no permisiva, de Dios. Cuando monseñor Schneider le planteó esta objeción, Francisco reconoció que lo que había dicho se podía entender mal. A pesar de ello, el Papa no ha corregido ni rectificado en ningún momento su afirmación. Es más, el Consejo para el Diálogo Interreligioso, a pedido del Santo Padre, indicó a los obispos que contribuyesen a la máxima difusión posible de la declaración de Abu Dabi, a fin de que «llegase a ser objeto de investigación y reflexión en todos los colegios, universidades e instituciones educativas y de formación».
La interpretación que se generaliza con ello es lógicamente que la pluralidad religiosa es un bien, no un mal tolerado por Dios. A mí me parece que estas contradicciones deliberadas sintetizan el pontificado de Bergoglio.
Usted que es historiador de la Iglesia, ¿cómo calificaría los últimos seis años?
Como los años de la hipocresía y la mentira. Jorge Mario Bergoglio fue elegido porque parecía un obispo humilde y profundamente espiritual (así lo celebró Andrea Tornielli en La Stampa) «que reformaría y purificaría la Iglesia». Y no ha hecho ni lo uno ni lo otro. El Papa no ha apartado de la Curia ni destituido de sus diócesis a los prelados más corruptos, y cuando lo ha hecho, como en el caso de McCarrick, lo ha hecho presionado por la opinión pública. En realidad Francisco ha demostrado ser un papa político, el pontífice más político de los últimos cien años. Políticamente, procede del peronismo izquierdista, el cual, por principio, detesta toda desigualdad y se opone a la cultura y la sociedad occidental. Extrapolado al ámbito eclesiástico, el peronismo se alía con la teología de la liberación y conduce a una tentativa de democratización sinodal de la Iglesia que desnaturaliza su esencia.
Da la impresión de que la cumbre sobre los abusos sexuales haya caído en el olvido. Abundaron los lugares comunes , muy apreciados por los medios informativos de masas, y no aportó nada. ¿Cómo calificaría a grandes rasgos la manera en que está afrontando la Santa Sede esta crisis?
Yo diría que lo está haciendo de un modo claramente contradictorio. La normativa contra los abusos promulgadas por el papa Francisco obvia el problema de fondo, que es la relación entre los tribunales de la Iglesia y los civiles, es decir, entre la Iglesia y el mundo. La Iglesia tiene el derecho y el deber de investigar y juzgar a los acusados de delitos que no sólo vulneran las leyes del Estado, sino también las eclesiásticas, establecidas por el Derecho Canónico. En este caso, es necesario incoar un proceso penal regular sin infringir los derechos fundamentales de los acusados y sin dejarse condicionar por los resultados de los procesos civiles.
Hoy en día, por el contrario, en el caso del cardenal Pell el Vaticano ha dicho que incoará un proceso canónico, pero que primero hay que esperar los resultados del  proceso de apelación   civil. Y en el caso del cardenal Barbarin, condenado en Francia a seis meses de cárcel con libertad condiciona, también pendiente de un proceso de apelación, no se ha anunciado ningún proceso canónico. En cuanto al cardenal Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,   llamado a comparecer ante los magistrados de Lyón en el proceso de Barbarin, la Santa Sede ha invocado la inmunidad diplomática, pero no lo ha hecho en el caso del cardenal Pell. Esta política de dos pesos y dos medidas es propia del clima de ambigüedad y doblez en que vivimos.
Durante este pontificado se han introducido nuevas normas para la vida monástica, y en particular para las órdenes de clausura . Algunas comunidades están muy preocupadas porque consideran que las nuevas normas ponen en peligro la vida contemplativa. ¿Comparte esta preocupación?
Sí. Se diría que hay un plan para acabar con la vida contemplativa. Me han gustado mucho los artículos que ha dedicado a este tema en su blog. La constitución sobre la vida contemplativa femenina Vultum Dei quaerere del 29 de junio de 2016 y la instrucción Cor orans del 1º de abril de 2018 suprimen toda forma de autonomía jurídica para crear federaciones y nuevos organismos burocráticos que presentan como estructuras de comunión. Con la obligación de pertenecer a estas estructuras, los monasterios pierden de facto su autonomía para diluirse en una masa anónima de conventos que terminará por disolver la vida monástica tradicional. La normalización modernista de los pocos monasterios que todavía se resisten a la revolución será una consecuencia inevitable. La supresión jurídica de la vida contemplativa hacia la que nos dirigimos no supone, sin embargo, el fin del espíritu contemplativo, que cada vez se vuelve más fuerte en reacción a la secularización de la Iglesia. Conozco monasterios que han conseguido independencia jurídica de la Congregación para los Religiosos y conservan la vida monástica, y nos sostienen con sus oraciones en la presente crisis. Estoy convencido de que, como se decía antes, el mundo se sostiene con la oración desde los claustros.
El sexto aniversario del inicio del pontificado de Bergoglio ha pasado sin que se hiciera mucho aspaviento. Da la impresión de que incluso los que lo apoyaban empiezan a distanciarse. ¿Está fundada esa sensación?
Sabemos que existen fuerzas que aspiran a destruir la Iglesia. Una de ellas es la Masonería. Ahora bien, la lucha abierta contra la Iglesia nunca ha tenido éxito porque, como decía Tertuliano, la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Por dicha razón, al menos desde hace dos siglos, las fuerzas anticristianas han trazado un plan para derrotar a la Iglesia desde dentro. 
Sabemos que en los pasados años sesenta la Unión Soviética y otros regímenes comunistas del este europeo infiltraron muchos hombres en los seminarios y universidades católicos. Entre ellos, hubo quienes llegaron a obispos y cardenales. Pero para llevar a cabo la autodemolición de la Iglesia no es necesaria esa complicidad activa y consciente. También es posible ser inconscientemente instrumento de otros que maniobren desde afuera. En este caso, los manipuladores escogen a los hombres más adecuados por su debilidad doctrinal o moral y les influencian, condicionan, y a veces hasta chantajean. El clero no es infalible ni impecable, y el Demonio los somete constantemente a las mismas tentaciones que rechazó Nuestro Señor (Mat.4,1-11).
La elección de Jorge Mario Bergoglio fue manejada por un lobby clerical tras el cual se percibe la presencia de otros lobbies o poderes fácticos. Tengo la impresión de que las fuerzas eclesiales o extraeclesiales que promovieron la elección del papa Bergoglio no están satisfechas con los resultados de su pontificado. Desde el punto de vista de ellas, ha habido  mucho ruido y pocas nueces . Los promotores de Francisco están dispuestos a abandonarlo si no se produce un giro radical. Parece que la última posibilidad que les queda para revolucionar la Iglesia será el Sínodo de la Amazonía que se celebrará en octubre. Yo diría que han dado indicaciones de ello.
¿A qué indicaciones se refiere?
A lo que pasó en la cumbre sobre la pedofilia, que resultó un neto fracaso. Los grandes órganos de prensa internacionales, desde Il corriera della sera hasta El país, no han disimulado su decepción. A mí me parece que el anuncio de la Conferencia Episcopal Alemana por boca de su presidente el cardenal Marx de convocar un sínodo local del que surjan decisiones vinculantes sobre la moral sexual, el celibato y la reducción del poder del clero debe entenderse como un ultimátum. Es la primera vez que los obispos alemanes se expresan con tanta franqueza. Parece que dijeran que si el Papa no cruza el Rubicón lo cruzarán ellos. Tanto en un caso como en otro nos veremos ante un cisma declarado.
¿Qué consecuencias podría tener semejante separación?
Aunque en sí, un cisma declarado es un mal, la Divina Providencia puede sacar de él un bien. Ese bien podría ser el despertar de muchos que duermen y que se caiga en la cuenta de que la crisis no surgió con el pontificado de Francisco, sino que viene de lejos y tiene profundas raíces doctrinales. Debemos tener el valor para pasar revista a cuanto ha sucedido en los últimos cincuenta años a la luz de la máxima evangélica según la cual el árbol se conoce por los frutos (Mat. 7,16-20). La unidad de la Iglesia es un bien que se debe conservar, pero no es un bien absoluto. No se puede unir lo que es contradictorio ni amar al mismo tiempo lo verdadero y lo falso, el bien y el mal.
Muchos católicos se sienten desanimados y traicionados. La fe nos dice que las fuerzas del mal no prevalecerán, pero o se ve una salida fácil a esta situación. Humanamente, parece que todo se desmorona. ¿Cómo saldrá la Iglesia de este trance?
La Iglesia no tiene miedo de sus enemigos y vence siempre cuando combaten los cristianos. El pasado 4 de febrero en Abu Dabi, el papa Francisco dijo que quería desmilitarizar el corazón del hombre. Yo creo que, por el contrario, hace falta militarizar los corazones y transformarlos en una acies ordinata, como la que el pasado 19 de febrero en la romana Plaza de San Silvestre confirmó que existe una resistencia católica al proceso de autodemolición de la Iglesia. Y hay muchas otras voces que se alzan y se han alzado manifestando su resistencia.
Creo que es necesario superar tantos malentendidos como la que con frecuencia divide el bando de los buenos, y procurar una unidad de intención y de acción, si bien manteniendo todos su particular identidad. A nuestros adversarios los une el odio al bien, y nosotros debemos unirnos en torno al amor al bien y a la verdad. Eso sí, debemos amar un bien perfecto, íntegro y sin transigencias, porque Aquél que nos sostiene con su amor y su potencia es infinitamente perfecto. En Él y nada más que en Él debemos volver a cifrar toda esperanza. La virtud de la esperanza es la que más debemos cultivar, porque nos fortalece y nos ayuda a perseverar en la batalla que libramos.
Traducido por Bruno de la Inmaculada

De Mattei comenta el análisis de monseñor Schneider sobre el tema del papa herético



Entrevista de Rorate al profesor Roberto de Mattei
Viernes 22 de marzo de 2019
Profesor De Mattei, ¿nos podría dar su opinión sobre el estudio realizado por Su Excelencia monseñor Scheneider sobre el tema del papa herético?
–Lo considero un documento importante. En primer lugar, monseñor Schneider es uno de los prelados que gozan de más estima en la actualidad por su cultura patrística y su piedad personal. En segundo lugar, el tema suscita enorme interés y monseñor Schneider ha tenido el valor de abordar el tema sin vaguedades ni concesiones.
¿Con qué puntos de su documento está más de acuerdo?
–Para empezar, estoy totalmente de acuerdo con monseñor Schneider cuando admite la posibilidad de que un pontífice pueda difundir errores doctrinales o herejías, aunque jamás lo haga ex cathedra. La hipótesis del papa herético no sólo está sustentada por casi todos los teólogos y canonistas, sino que es también un hecho histórico que se dio, por ejemplo, con el papa Honorio, y que puede trágicamente repetirse. Otro aspecto que aclara bien monseñor Schneider a la luz de las enseñanzas de la Iglesia es la postura que se debe adoptar cuando un pontífice incurre en herejía: «Al lidiar con el trágico caso de un Papa herético, todos los miembros de la Iglesia, comenzando con los obispos, hasta los simples fieles, tienen que usar todos los medios legítimos, como las correcciones privadas y públicas del Papa errante, constantes y ardientes oraciones y profesiones públicas de la verdad para que la Sede apostólica pueda nuevamente profesar con claridad las verdades divinas, que el Señor confió a Pedro y a todos sus sucesores». No basta con rezar en silencio como si no hubiera pasado nada.
Hay que resistir y reaccionar. Y la mejor manera de hacerlo es la corrección fraterna, que corresponde principalmente a los obispos y cardenales, pero que también pueden hacer llegar al Sumo Pontífice los simples laicos, como se hizo con la Correctio filialis. «En este tema el factor numérico no es decisivo. Es suficiente que incluso un par de obispos proclamen la integridad de la fe y corrijan así los errores de un Papa herético. Es suficiente que los obispos instruyan y protejan a su rebaño de los errores de un Papa herético y sus sacerdotes y los padres de las familias católicas harán lo mismo». Concuerdo totalmente con monseñor Schneider cuando dice: «Incluso si un Papa está difundiendo errores teológicos y herejías, la Fe de la Iglesia en su conjunto permanecerá intacta debido a la promesa de Cristo con respecto a la asistencia especial y la presencia permanente del Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad, en Su Iglesia» (ver Juan 14: 17; 1 Juan 2: 27).
¿Hay algún punto del análisis de monseñor Schneider con el que no esté de acuerdo?
–Esta afirmación me deja algo perplejo: «Un Papa no puede ser depuesto en ninguna forma y por cualquier razón, ni siquiera por herejía». Monseñor Schneider niega la posibilidad de que un pontífice sea depuesto, si bien reconoce que dicha tesis ha sido expresada por grandes canonistas y teólogos, como el cardenal Cayetano y San Roberto Belarmino, que son partidarios de ella. La postura que a mi juicio es más convincente es la del recientemente fallecido teólogo brasileño Arnaldo Xavier da Silveira, la cual resume en el capítulo VII de su libro Ipotese teologica de un papa eretico (Solfanelli, Chieti 2016).
Arnaldo da Xilveira sostiene que existe una profunda incompatibilidad entre la herejía y la jurisdicción eclesiástica. Ahora bien, la pérdida del cargo no es automática. Teniendo en cuenta que por la Iglesia una sociedad visible sus actos oficiales deben ser igualmente visibles, el Papa hereje sigue siendo pontífice hasta que se manifieste plena y abiertamente su herejía. San Roberto Belarmino enseña que el papa hereje deja de ser papa cuando se hace patente su herejía. Esto debe entenderse como una manifestación plena, es decir, cuando la herejía se impone obligando a la sana pars de la Iglesia Católica. Si un sector de los católicos considera dudosa o insuficiente dicha manifestación, ello se debe a que la manifestación no es plena o a que no constituyen la parte sana del catolicismo. En ese caso será inevitable el choque, y todo dependerá del sensus fidei de los católicos y de los movimientos de la gracia. En tanto que sea tolerado y aceptado por la Iglesia universal, el hereje será legítimo papa, y en principio sus actos serán válidos. La pérdida del pontificado no será, por tanto, consecuencia de haber sido depuesto por nadie, sino un acto del propio pontífice, que al convertirse en hereje formal y notorio se habrá excluido a sí mismo de la Iglesia visible, renunciando con ello tácitamente al pontificado.
¿Cuál es su consideración final?
–Si bien no concuerdo con la tesis de que el papa hereje jamás puede perder el pontificado, la postura de monseñor Schneider me parece relativamente aceptable en este momento, a fin de vitar el criptosedevacantismo al que tienden algunos tradicionalistas. En cuanto a este punto, mi postura coincide con la de monseñor Schneider, no a nivel de tesis sino a nivel práctico. Me parece que los errores o herejías del papa Francisco, aunque los profese públicamente, no conllevan la pérdida del cargo, ya que no son conocidos y manifiestos para todos los católicos. Al decir católicos no me refiero a la opinión pública católica en el más amplio sentido del término, sino al reducido grupo de bautizados que conservan actualmente la fe católica en su integridad. Muchos de ellos siguen interpretando pro bono las palabras y actos de Francisco sin percibir malicia alguna. No se puede decir que la pérdida de fe del Papa sea evidente y manifiesta.
Cuando San Roberto Belarmino y el cardenal Cayetano escribieron sus libros la sociedad era plenamente católica, el sensus fidei estaba desarrollado y era muy fácil percibir la herejía en un sacerdote, un obispo o incluso un papa. Hoy en día la gran mayoría de los bautizados, los sacerdotes, los obispos e incluso el Papa están inmersos en la herejía y son muy pocos los que pueden reconocer la verdadera fe. Por eso, las correctas indicaciones de los grandes teólogos clásicos son difíciles de seguir en la práctica. El célebre canonista Francisco Javier Wenz establece una distinción importante en su Jus Decretalium (tomo VI, 1913, pp. 19-23) entre delitos públicos y notorios. Publicum no equivale a notorio: «Publicum est vocabulum genericum quod sub se complectitur notorium, manifestum et public simpliciter” (p. 21). Un delito es público cuando está difundido pero no todo el mundo lo entiende como delito. En cambio, notorio quiere decir que es conocido de todos: “Los hechos notorios no tienen necesidad de prueba » (can. 1747, 1).
En mi opinión, la promoción y difusión de herejía por parte de Francisco es pública, pero no es notoria en el sentido canónico del término. Por esta razón, debemos reconocerlo como Jefe Supremo de la Iglesia Católica. Para mí, no es factible deponerlo; no en tesis, sino en este momento concreto de la historia. Eso sí, todo podría cambiar de un día para otro. En este sentido, yo también, como monseñor Schneider, confío en la Divina Providencia pero sin excluir posible situaciones futuras como la de un papa hereje que deje de ser papa.
Roberto De Mattei
(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

Semana Santa 2019: arde la Iglesia (Roberto de Mattei)



De en medio de el fuego has oído sus palabras” (Dt,4,36). ¿Por qué causado tanta conmoción en el mundo el incendio de la catedral de Notre Dame? Porque, más allá del valor intrínseco de monumento, Notre Dame es un símbolo. Todos han escrito cosas como símbolo de la Cristiandad, símbolo de la conciencia de Occidente, símbolo de un patrimonio cultural colectivo, símbolo de la identidad europea o símbolo de la historia nacional francesa.
Vivimos en un mundo en el que se ha perdido el valor de la lógica, pero la fuerza de los símbolos sigue siendo extraordinaria, porque los medios informativos se sirven de símbolos para suscitar emociones indebidas que frecuentemente usurpan el papel de la razón. De hecho, existen dos vías para acceder a la verdad: una por medio del raciocinio y la otra por medio de símbolos. Ahora bien, ambas vías no son alternativas, sino complementarias. Por ejemplo, en sus parábolas Jesús se vale del lenguaje de los símbolos, pero también hace uso de una lógica convincente.
El lenguaje racional se basa en el principio de no contradicción, mientras que el de los símbolos se basa en imágenes y símbolos visibles que remiten a una realidad invisible. La lógica ayuda a descifrar el lenguaje de los símbolos. Todo cuanto perciben nuestros sentidos tiene un significado y nos conduce a lo invisible, de lo cual es reflejo e imitación.
En el caso del incendio de Notre Dame, todos han reparado en el valor simbólico de la catedral herida, pero pocos han tratado de entender el significado simbólico de lo sucedido. Como todas las catedrales, Notre Dame representa apuntando al cielo a la Iglesia Católica.
¿Cómo no ver en el humo y las llamas que la envolvieron el pasado 15 de abril la imagen del humo y las llamas que envuelven actualmente a la Iglesia de Cristo? Desde 1972 Pablo VI hablaba del humo de Satanás que se había introducido en el templo de Dios. El humo actual es de un incendio que se ha propagado por la Iglesia que ha llegado a carbonizar su cúpula. El desplome de la alta aguja de Notre Dame, ¿no sería más bien una imagen del desplome de la cúspide de la Iglesia?
Hay otra imagen simbólica que se superpone en este momento a la pira de Notre Dame: la escena del papa Francisco, Vicario de Cristo, que besa los pies de tres dirigentes musulmanes sudaneses pidiendo que extinga de una vez para siempre el fuego de la guerra. Esto tuvo lugar el pasado 11 de abril al final del retiro espiritual celebrado en el Vaticano a instancias del arzobispo (cismático) de Canterbury Justin Welby. Inmediatamente después, el Lunes Santo, la catedral francesa, la más celebre y visitada del mundo después de San Pedro, era pasto de las llamas.
Entre los fieles de la Tradición hay un debate, a veces bastante vivo, para determinar si tal o cual expresión verbal del papa Francisco puede considerarse herética. Pero esas investigaciones teológicas y canónicas corren el riesgo de mantenerse en el ámbito de lo abstracto y no ver el lenguaje de los gestos, el cual expresa de modo directo una realidad que fácilmente puede discernir todo bautizado que no haya perdido el sensus fidei.
Pocas veces ha sido la Iglesia objeto de tanta humillación como con el gesto del papa Francisco postrado a los pies de dirigentes políticos y religiosos de otras religiones. Francisco es ciertamente el Vicario en la Tierra del Rey de reyes, a quien todos beben rendir homenaje. Y tampoco puede existir auténtica paz fuera de la Verdad anunciada por Aquel que es el único Príncipe de la Paz, Nuestro Señor Jesucristo.
Sus dominios alcanzan a todos los hombres, como señala Pío XI en la encíclica Quas primas del 11 de diciembre de 1925 evocando las palabras de su predecesor León XIII: “El imperio de Cristo se extiende no sólo sobre los pueblos católicos y sobre aquellos que habiendo recibido el bautismo pertenecen de derecho a la Iglesia, aunque el error los tenga extraviados o el cisma los separe de la caridad, sino que comprende también a cuantos no participan de la fe cristiana, de suerte que bajo la potestad de Jesús se halla todo el género humano”  (encíclica Annum Sacrum del 25 de mayo de 1899. Y añade Pío XI: “Y si el reino de Cristo abrazase de hecho a todos los hombres, como los abraza de derecho, ¿por qué no habríamos de esperar aquella paz que el Rey pacífico trajo a la tierra, aquel Rey que vino para reconciliar todas las cosas; que no vino a que le sirviesen, sino a servir?”
El pasado 11 de abril Jesucristo fue humillado por su Vicario con un acto tan simbólico como el incendio del día 15. La Divina Providencia no permitió que en la tragedia se destruyese la Santa Corona de Espinas, que, tras rescatarla a un elevadísimo precio, instaló San Luis en París en 1239 portándola en procesión mientras vestía una humilde túnica de lino y a pie descalzo. A fin de custodiar dicha reliquia, el monarca mandó edificar más tarde la Santa Capilla, joya extraordinaria del arte gótico. Manifestamos nuestra gratitud al padre Fournier, capellán de los bomberos de París, que, desafiando el peligro consiguió poner a salvo las Sagradas Especies y la Corona de Espinas.
Tras ser flagelado, insultado y cubierto de escupitajos, Jesús fue obligado a vestir una túnica púrpura, se le encasquetó una corona de espinas y, a modo de cetro, le colocaron en la mano derecha una caña para tomarse a chacota su Reino. Más tarde, sus verdugos se arrodillaron ante Él en una parodia de adoración, diciéndole “Ave, Rex iudeorum” (Mt.27, 28-29). El Señor apareció ante la multitud vestido de púrpura y coronado de espinas: “Portam coronam spineam et purpureum vestimentum” (Jn.19,5), y Pilatos lo mostró al pueblo diciendo: Ecce Homo”, he aquí al hombre. Sin que él lo supiera, por la boca del prefecto del pretorio hablaba el Espíritu Santo, que decía: parece apenas un hombre, pero es el Hijo de Dios, el Mesías prometido en la ley, el Rey de los hombres y de los ángeles, el Redentor del género humano. Del mismo modo, en la época de Pasión que estamos viviendo, pareciera que resonasen las palabras Ecce Ecclesia: he aquí la Esposa de Cristo, la única depositaria de los medios de salvación, la Reina de la Paz, la Maestra de los hombres, el Reino cuyas llaves le fueron confiadas a Pedro. He aquí la Santa Iglesia, cubierta de llagas, desfigurada y manchada. ¿Cómo pueden tratarla de esta manera?
Conmovidos de dolor y de indignación, veneramos la Iglesia, centrando particularmente nuestra veneración en la adorable reliquia de la corona de espinas, a fin de reparar los ultrajes contra la Realeza de Cristo que se renovaron en los días que siguieron. Al igual que en Notre Dame, en las catedrales medievales los demonios eran representados en forma de esculturas deformes y grotescas al exterior de los templos, a cuyo interior no podían acceder los espíritus malignos.
Cuando dentro del templo de Dios la purísima luz de los vitrales es sustituida por el resplandor del fuego, es señal de que el infierno ha penetrado en su interior. “Infierno en Notre Dame”, rezaba el titular de primera plana del diario alemán Bild el pasado 16 de abril. Las palabras de San Luis María Griñón de Monfort en la invación de su Plegaria fogosa resuenan proféticas: “¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Hay fuego en la casa de Dios! ¡Fuego en las almas! ¡Fuego en el Santuario!”
Pero igual de vibrantes resuena en nuestro corazón, en esta Vigilia Pascual, la invocación final del santo: “Exurge, Domine, quaere abdormis? ¡Levántate, Señor! ¿Por qué te haces el dormido? Álzate con toda tu omnipotencia, misericordia y justicia. Reúne una compañía escogida de escoltas que defiendan tu casa y tu gloria y se salven las almas, de modo que haya un solo redil y un solo pastor y todos puedan glorificarte en tu templo. Et in templo ejus omnes dicent gloriam. Amén.”
Roberto De Mattei
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Italian Bishop doubles down on ban of traditional Latin Mass (Diane Montagna)



ROME, April 19, 2019 (LifeSiteNews) — Documents obtained by LifeSite show that an Italian bishop has ordered a priest to cease celebrating the Mass in the Extraordinary Form, after the traditional liturgy drew an increasing number of young lay faithful.

Bishop Antonio Napolioni, of the northern Italian diocese of Cremona, is upholding a ten-year ban on the Latin Mass begun by his predecessor, on the grounds that such “objectively disharmonious initiatives” threaten “ecclesial communion” and should not be introduced into the diocese.

Bishop Napolioni has claimed that the Vatican backs his decision, despite its apparent incongruity with Pope Benedict XVI’s 2007 motu proprio Summorum Pontificum which fully liberalized the celebration of the Traditional Latin Mass if a “stable group” of faithful asks for it.

Observers therefore see Napolioni’s latest crackdown on the traditional Mass as an abuse of power with consequences reaching beyond the confines of Cremona.

The case has been submitted to the Congregation for the Doctrine of the Faith (CDF), following Pope Francis’s suppression of the Pontifical Commission Ecclesia Dei and transferal of its work to a special section of the CDF.
Chronicling a ten-year ban

In a letter (obtained by LifeSite) to Cardinal Luis Ladaria, SJ, Prefect of the Congregation for the Doctrine of the Faith (CDF), dated Mar. 13, 2019, representatives of a group of lay faithful in Cremona chronicle the ten-year ban on the Latin Mass in their diocese, provide supporting documentation, and request that the CDF intervene.

According to the letter, a first attempt to establish the traditional Latin Mass in Cremona was made in March 2009, when representatives of a group of more than 100 lay faithful wrote to then-Bishop Dante Laffranconi.

In May 2009, Bishop Laffranconi responded in writing, rejecting the initiative on the grounds that “in our diocese disharmonious initiatives” should not be introduced “forty years” after the promulgation of the Novus Ordo by Paul VI.

In June 2009, the group sent a second letter to the bishop, asking him to reconsider his decision. One month later, Bishop Laffranconi responded reiterating his decision, saying it was “in harmony both with the letter and spirit” of Summorum Pontificum.

In January 2010, the group wrote to the Pontifical Commission Ecclesia Dei, informing them of the correspondence. One week later, the Commission replied in writing that they had “contacted the local Ordinary in question.”

Meanwhile, the group heard nothing further from the diocesan curia in Cremona. Their efforts halted when the priest who offered the Mass passed away.

In 2016, following Laffranconi’s retirement, Antonio Napolioni was appointed by Pope Francis as the new bishop of Cremona. With renewed hope, the group, now decreased but still numbering around 40, organized a monthly afternoon of catechesis followed by the traditional Mass, at a little chapel privately owned by a layman.

According to the letter obtained by LifeSite, after just two meetings, the owner, under pressure from the diocesan Curia, withdrew his permission for the group to use the chapel.

In response, on January 31, 2017, Mr. Luigi Casalini (a layman from Bozzolo in Cremona and founder of Messainlatino.it) wrote to Bishop Napolioni and his Vicar General, Fr. Massimo Calvi, notifying them that a “stable” group of lay faithful had formed to “promote the regular celebration” of the extraordinary form of the Mass in accord with Summorum Pontificum.

Casalini said the group was motivated not by a “sterile nostalgia for the past” nor by any form of “diffidence towards to the celebration of the ordinary form” (which many of them also attended) but by the “desire to foster [their] shared liturgical sensibility and to be able to do so within the diocese.”

He also said the group had located a church in Bozzolo where the parish priest would welcome them, as long as they found a priest who could celebrate the traditional Mass.

Three months later, Bishop Napolioni responded with a letter rejecting the request on the same grounds given by his predecessor.

In April 2017, Casalini wrote to Ecclesia Dei informing the commission of the correspondence and asking them to intervene. Three weeks later, Archbishop Guido Pozzo, then-head of the pontifical commission, wrote to Casalini, informing him that the commission had contacted Bishop Napolioni to ascertain “his reasons.”

Then, in September of the same year, Casalini received a letter from Bishop Napolioni claiming that, in August, he had received a definitive response from Ecclesia Dei supporting his decision regarding the Latin Mass in Cremona. In his letter to Cardinal Ladaria, Casalini notes that neither he nor anyone else he knows has seen the contents of the alleged “rejection letter” from Ecclesia Dei.

In December 2017, Casalini again wrote to Bishop Napolioni asking him to clarify his reasons for denying the group’s request. The vicar general for the diocese, Msgr. Massimo Calvi, replied by email expressing the bishop’s wish for a private meeting.


At the Feb. 2018 meeting, the Bishop reiterated his refusal to allow the Latin Mass in Cremona.

Then, in late spring, 2018, several members of the lay group met Fr. Giorgio Viganò, a young religious priest belonging to the Congregation of the Barnabites, who was stationed at the Church of St. Luke in Cremona.

Subsequent to their meeting, three members of the group began to attend a traditional Mass sine populo celebrated by Fr. Viganò, in accord with Summorum Pontificum (art. 2, art. 4). As word spread, the number grew to around 60, mostly young people ages 20-35.

Given the sustained interest by the laity, Fr. Viganò decided to celebrate the traditional Latin Mass weekly, beginning on the first Sunday of Advent, 2018.

Two months later, on February 2, 2019, Fr. Viganò’s superior, Fr. Emiliano Redaelli, was summoned to the Curia offices by the vicar general. One day later, both he and Fr. Viganò were called in again.

According to the letter obtained by LifeSite, in both meetings Bishop Napolioni and his vicar general firmly ordered Fr. Viganò to stop celebrating the Mass in the Extraordinary Form. Fr. Viganò obeyed the order, despite its evident contrast with Summorum Pontificum.

On February 10, 2019, Fr. Viganò communicated the decision to the faithful. One month later, he wrote to Cardinal Ladaria confirming his willingness, if asked, to continue to celebrate the Extraordinary Form of the Mass for the faithful, in whom he said he observed a “true and serious devotion.”
A “stunned” cardinal

News of Bishop Napolioni’s ban on the Latin Mass was soon picked up by Italian Catholic and secular media.

In an interview with La Provincia, Italian Cardinal Giovanni Battista Re, former prefect of the Congregation for Bishops (who is not regarded as a staunch proponent of the traditional liturgy), said he was “stunned” by Bishop Napolioni’s response and doesn’t understand why what is normal in the rest of the world is banned in Cremona.

“The Tridentine Mass is celebrated everywhere, I don’t know why in Cremona it’s not,” he said. “If you go to New York, you find a church at a certain hour with the Latin Mass. Across the world, it’s generally enough to find a priest who is available to say the Mass,” he said.

“I don’t know his reasons, but I will look into it,” the 85-year old cardinal told the Italian daily.

Regardless of his reasons, sources in Cremona who were present at a recent parish meeting told LifeSite that the bishop openly doubled down on his decision, saying he will never allow the traditional Mass in the diocese, that his decision is in keeping with canon law, and that the matter is closed.

While Bishop Napolioni has actively opposed the celebration of the traditional Mass in his diocese, he has welcomed other controversial initiatives.

Last November, following the Vatican Youth Synod, the diocese of Cremona hosted its second “Table of dialogue” with “LGBT Christians.” At least one of the groups present at the meeting has ties with the international coalition that sought to pressure bishops attending the Youth Synod to change the Church’s teaching and pastoral approach on homosexuality.

LifeSite contacted the vicar general of the diocese of Cremona, Msgr. Massimo Calvi, by email to inquire about Bishop Napolioni’s reasons for banning the Latin Mass but has received no reply.

Beyond the ramifications for the Cremona diocese, sources close to the case are concerned that if one bishop can disregard established general norms for the Church (i.e. those laid out in Summorum Pontificum), it will set a dangerous precedent for other bishops who want to close the door on the traditional Mass.

The Cremona case therefore now remains in the hands of the Congregation for the Doctrine of the Faith.

Diane Montagne

"El mayor dolor, el mayor amor" - P. SANTIAGO MARTIN F.M.


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