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martes, 29 de abril de 2025

«El Papa tiene que ser Fiel al Magisterio de la Iglesia. No puede hacer lo que quiera». Entrevista de ABC al Cardenal Gerhard Müller



El cardenal Gerhard Ludwig Müller (Maguncia-Finthen, 31 de diciembre de 1947) es una figura clave en los últimos pontificados. Nombrado obispo de Ratisbona por Juan Pablo II, fue amigo personal de Joseph Ratzinger, y se encargó de organizar su histórica visita a Baviera ya como Benedicto XVI, quien después le llamó a sucederle en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue Francisco quien le creó cardenal. Con 77 años, tiene justo la edad intermedia con la que fueron elegidos los dos anteriores pontífices. Recibe a ABC en su casa, un discreto pero bien situado apartamento cercano al Vaticano en el que el amplio despacho-biblioteca ocupa casi todos los metros y en el que vivió también Joseph Ratzinger en sus años de cardenal. Bromeamos antes de la entrevista sobre la falsa humildad de la que muchos presumen pero no siempre practican. Nos confiesa entre risas una 'maldad': »Hay muchos a los que se les podría aplicar a frase de que «la humildad es la única virtud de la que estoy orgulloso».

- ¿Cuánto hay de continuidad y cuánto de movimiento pendular en los últimos pontificados?
La imagen del péndulo tiene sus límites. Con esa idea hay que dejar claro que desde una visión teológica y dogmática todos los papas tienen la continuidad en una misión que viene del mismo Cristo. Los cardenales los han elegido, con la guía del Espíritu Santo, pero quien lo ha hecho Papa es Cristo. Esta es la clave del ministerio petrino. Luego, cada uno tiene su personalidad. Esa es también nuestra antropología: Dios ha creado a cada uno individualmente y ninguno puede ser una copia de otra persona. El Papa Juan Pablo II vino de la experiencia del totalitarismo, de la ocupación de Polonia, primero por los nazis, después la guerra, y más tarde por los comunistas. Para el fue clave la cuestión de la libertad y de la reunificación del mundo del este y del oeste, los dos pulmones de Europa como los llamaba. Benedicto XVI fue el gran teólogo y profesor. Tenía la capacidad de presentar las ideas de forma simple, que no simplificadas. Normalmente los libros de teología los leen solo los profesores, pero él era capaz, sin perder el nivel, de expresarse de manera que le entendiera una persona sin conocimientos teológicos. Nuestro Papa Francisco tenía otra experiencia en América del Sur muy diversa de la academia alemana y un carácter muy diferente. Su focus estaba en su cercanía a los pobres, los marginados, la dimensión social, y también en las consecuencias de la situación general en el mundo, la paz frente al peligro peligro de una tercera guerra mundial.
- Quedan varias cuestiones abiertas que el próximo Pontífice tendrá que afrontar, como la bendición de parejas homosexuales o en situación irregular, que ha suscitado una gran controversia, incluso un continente entero como África se ha negado a aplicarlas. ¿Puede el próximo Papa modificar esta disposición?
Esa es la cuestión de la elección entre la dogmática y la pastoral. En la pastoral no se puede hacer cosas diversas que no estén en total unidad con la doctrina. Porque la doctrina, no es una teoría elaborada por algunos profesores de teología, sino que la fe, la moral y la doctrina vienen de la palabra de Dios, que no es arbitrario, es logos. No es por casualidad que existan el hombre y la mujer, y la existencia biológica, intelectual, moral y cultural de la humanidad depende de la diferencia y unidad del hombre y mujer en la sexualidad. Según las palabras de Jesús mismo, el matrimonio de hombre y mujer está en el centro y el fundamento de la existencia humana. Sin embargo, la ideología LGBT es atea y niega totalmente la base de la antropología cristiana y quieren relativizar el matrimonio. Eso hay que diferenciarlo del hecho de que hay algunas personas con las que tenemos que hablar, ayudar, estar cerca, pero estas cosas no están claras en la 'Fiducia suppplicans'. Las demás confesiones cristianas, sobre todo los ortodoxos, y muchos obispos católicos, han lamentado la falta de un claro fundamento teológico. Este es el problema del pontificado, la buena voluntad del Papa Francisco, pero el Papa tiene que ser fiel al magisterio más alto de la iglesia. Eso no implica, como dicen algunos que no tienen conocimientos de teología, que el Papa puede hacer lo que quiera. En la Iglesia católica no existe un absolutismo, todos nosotros somos hombres, y también los Papas, los obispos, el Concilio también. Podemos actuar como maestros, pero no podemos corregir la Palabra de Dios porque nuestra misión es llevar a todos los hombres lo que Jesús ha enseñado.
- Ahí hay una confusión, incluso una cierta utilización de este papel del Espíritu Santo, tanto en la elección en el cónclave, como después en las decisiones que toma el Pontífice, como si todas ellas estuvieran respaldadas desde el Espíritu.
Todo depende de los diversos grados de la asistencia del Espíritu Santo, no es un automatismo, no es un oráculo. El magisterio depende de la palabra de Dios en la Sacra Escritura y de la tradición. Esa es la doctrina. Por ejemplo, en Nicea, hace 1.700 años, ante el arrianismo, los padres conciliares no inventaron, ni hicieron un sorteo, ni decidió la mayoría. Ni cuando Lutero dijo contra la doctrina que existen sólo dos sacramentos, los padres del Concilio dijeron, hacemos un arreglo y lo dejamos en cinco. Han persistido en la verdad revelada incluso hasta la muerte y el martirio. Pero en estos tiempos de medios de comunicación, muy secularizados, las televisiones, algunas personas y hasta filósofos creen que es el Papa quien decide lo que es la verdad. Frente a eso tenemos una clara doctrina sobre el primado y también sobre sus límites. Cualquiera lo puede leerlo. Cuando he recordado la doctrina, que el poder del Papa no es ilimitado, algunos dicen que el cardenal Müller es un enemigo del Papa. Pero quien quiere informarse, tiene que leer los números del 7 al 10 de la 'Dei Verbum'. El Papa sólo explica la fe, no crea la fe. No puede decir mañana que los laicos pueden celebrar la misa. Hay límites en su potestad. Y no puede decir: «yo solo con algunos sacerdotes gobierno la Iglesia». El episcopado es de derecho divino. El Papa no tiene ninguna potestad sobre el Derecho Divino. También en la doctrina. El matrimonio es sacramental, es indisoluble. Y cuando uno está en el estado del pecado mortal, el Papa no puede darle el permiso de comulgar.
- Otra cuestión compleja es el sínodo de la sinodalidad en el que el Papa ha abierto la participación a laicos, religiosos o sacerdotes, más allá de los obispos. ¿Cómo debe continuar el sínodo, teniendo en cuenta que Francisco aprobó durante su hospitalización prolongar sus sesiones?
En el futuro tenemos que esclarecer totalmente lo que es un sínodo de los obispos y lo que es una asamblea eclesiástica o un simposio. En estos no hay ningún problema de hacerlos. Todos los días se reúnen estudiantes con sus profesores en las facultades y tratan sobre temas de teología. Pero el sínodo de los obispos, la institucionalización de la colegialidad de los obispos, es un concepto de derecho divino. Hay quienes no entienden nada o poco de la teología y piensan que el Papa ha abierto el sínodo también a los laicos, las mujeres, pero ha cambiado totalmente la naturaleza de esta asamblea.
- En este pontificado un grupo de cardenales ha utilizado una vía para pedirle al Papa que clarifique algunos aspectos de la doctrina, las ‘dubia’, y su pregunta ha sido interpretada como un ataque a Francisco. ¿Por qué esta polarización en la Iglesia?
Esta forma de preguntas al Papa existe desde siempre. Cuando antes las utilizaron con otros Papas ninguno protestó porque las dudas venían desde sectores de izquierda. En aquellos momentos muchos estaban de acuerdo con la posibilidad de la comunión a los divorciados y eso no se veía como un ataque al Papa. Lo repito, el Papa no puede afirmar algo que va contra la verdad revelada.
- Usted mismo se ha visto inmerso en esta polarización cuando una entrevista que concedió estos días a un diario italiano se ha interpretado como una forma de «calentar el cónclave».
La gente me pregunta sobre las cosas de la teología y respondo desde lo que sé, según la teología dogmática. Los periodistas secularizados tienen que aprender que las categorías que ellos siempre aplican a la Iglesia –conservador y progresista, izquierda o derecha– son absolutamente falsas. No piensan nunca en categorías de revelación, de la voluntad de Dios, de la sacramentalidad de la iglesia, Hay una gran diferencia entre la Iglesia y un estado o un partido político. Nosotros somos la comunión de los fieles y Cristo es la cabeza. Que algunos representantes de la opinión pública entiendan poco de teología no puede tener como consecuencia que el profesor Müller tenga que callar, no decir nada y no refutar esos errores. Si no quieren leer mis libros están invitados a profundizar en los de Ratzinger, Balthasar, Rahner, que tienen respuestas similares.
— Me sorprende este ataque porque usted es un claro ejemplo de esa dificultad de encuadrar a una figura de la Iglesia en estas categorías políticas. Amigo personal de Ratzinger, también tuvo una buena relación con Gustavo Gutiérrez, uno de los padres de la teología de la liberación.
Es que esa contradicción de dos categorías bipolares ideológicas es falsa. Nosotros tenemos la libertad de reflexionar sobre la base de la palabra de Dios, como la teología de la liberación. No estuve cerca de Gustavo Gutiérrez porque viviera un momento en la izquierda. La doctrina social de la iglesia no es de la izquierda, no es el comunismo. Al contrario, es la absoluta superación del comunismo porque tiene en el centro una verdadera antropología. Los comunistas hablan de la justicia social, pero nunca se ha realizado en ningún sistema comunista, porque carecen de un concepto de persona. En cambio, la teología de la liberación en sustancia viene del Concilio Vaticano II, de la Gaudium et Spes, que da el mandato a la Iglesia de dar una respuesta al mundo con todo el potencial del Evangelio, para mejorar las situaciones anti-humanas de gente que no tiene nada que comer, que no tiene acceso a la educación. Gustavo Gutiérrez no hizo un compromiso con los comunistas, porque la verdadera teología de la liberación es la superación de comunismo, porque parte de que todos los hombres tienen la misma dignidad y con la fuerza del evangelio podemos cambiar estas situaciones.
- Es una simplificación muy de película…
Siempre con esos prejuicios de un Vaticano oculto, cerrado con muros altos y la imagen de unos cardenales que somos casi criminales y piensa cada noche como ser el más malo (dice entre risas). Pero la mayoría de nosotros venimos de la clase media, tenemos esto es el estilo de la vida humilde y no es una humildad para aparentar.
- ¿Cuál es el perfil que desea para el próximo Papa?
El Papa no debe ser necesariamente un profesor de teología pero debe acercarse a buenos pensadores, dejarse asesorar por gente de buen juicio y por los cardenales. Estoy convencido de que el colegio cardenalicio debe reunirse con el Papa por lo menos una vez al año, para ayudar al Papa con los grandes desafíos actuales de la Iglesia. También le puede ayudar el sínodo de los obispos, en la forma clásica. Eso no excluye que se puedan hacerse, aquí en Roma o en otros lugares del mundo, asambleas con laicos y consagrados, como ya tenemos los consejos parroquiales y diocesanos, para discutir, informar, avanzar sobre como presentar a la Iglesia católica los contenidos de esperanza contra el nihilismo, contra el antinatalismo, contra el transhumanismo, que son corrientes muy peligrosas para la humanidad. También hay que convencer a los políticos que la guerra no puede resolver los problemas. Otra de las cuestiones son las grandes migraciones y tenemos que analizarlo desde una perspectiva múltiple, no sólo como poderlos acogerlos aquí, cual es su forma de integración y cómo quedan en los países de origen si los más jóvenes y mayor capacidad los abandonan para migrar. Pero insisto que el sínodo de los obispos es una institución del magisterio y no puede participar con voto más quienes tienen la ordenación episcopal. Eso no lo puede cambiar nadie. Se puede cambiar algo para transformar o para destruir, y en este caso será para destruir. No podemos transformar el sínodo en un parlamento, el propio Papa Francisco ha dicho que no es un parlamento. Algunos hablan de la influencia del Espíritu Santo, pero es algo muy vago, cada uno hace esos juegos.
- Parece que algunos quieren instrumentalizar de esa forma al Espíritu Santo, haciéndole la base de sus decisiones. Eso casa muy mal con la idea de la humildad.
Suele ser alguien que en su intervención dice algunas tonterías pero no tienen argumentos para apoyarlas y dicen que les ha venido del espíritu santo y le hacen responsable de sus propias tonterías.
JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA
ENVIADO ESPECIAL AL VATICANO

domingo, 27 de abril de 2025

Oración del Cardenal Burke por un Vicario “digno” de Cristo en la tierra



El cardenal Raymond Leo Burke ha compuesto una oración para ser recitada después del entierro del Papa Francisco y durante los nueve días previos al Cónclave Papal.La novena comienza el 26 de abril y termina el 5 de mayo de 2025

Novena por el Sagrado Colegio Cardenalicio reunido para el Cónclave para elegir al Romano Pontífice

Me arrodillo ante ti, oh Virgen Madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe, Madre compasiva de todos los que te aman, claman a ti, te buscan y confían en ti. 
Oramos por la Iglesia en un momento de gran prueba y peligro para ella. Así como acudiste en ayuda de la Iglesia en el Tepeyac en 1531, te rogamos que intercedas por el Sagrado Colegio Cardenalicio reunido en Roma para elegir al Sucesor de San Pedro, Vicario de Cristo, Pastor de la Iglesia Universal. 
En este momento tumultuoso para la Iglesia y para el mundo, intercede ante tu Divino Hijo para que los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, su Cuerpo Místico, obedezcan humildemente las inspiraciones del Espíritu Santo. Que por tu intercesión elijan al hombre más digno para ser Vicario de Cristo en la tierra. 
Contigo pongo toda mi confianza en Aquel que es el único auxilio y nuestra salvación. Amén. 
¡Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti confían, ten piedad de nosotros! 
Nuestra Señora de Guadalupe, Virgen Madre de Dios y Madre de la Divina Gracia, ¡ruega por nosotros!

martes, 22 de abril de 2025

Empieza el ruido: el cardenal Zen planta cara al primer intento de maniobra en el cónclave



No ha pasado ni un día desde el fallecimiento del Papa Francisco, y ya suenan los primeros pasos de los que no están dispuestos a tolerar ni trampas ni prisas en el proceso de sucesión.

El primero en alzar la voz ha sido el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, quien ha desafiado abiertamente la decisión del Colegio de Cardenales de iniciar mañana martes 22 de abril a las 9:00 de la mañana —¡tan pronto!— las Congregaciones Generales en el Vaticano.

Zen ha enviado un breve pero contundente comunicado, que la periodista Diane Montagna ha publicado en exclusiva, en el que plantea una pregunta que resuena como una bofetada a quienes pretenden precipitar el proceso: «el cardenal Zen quiere saber por qué hay tanta prisa en comenzar. ¿Acaso se pretende dejar fuera a los que vienen de lejos —a los “viejos” de las periferias, como él mismo dice— simplemente porque no pueden llegar a tiempo? ¿Y eso de que “no están obligados” a asistir… significa que se les quiere disuadir de hacerlo? ¿O tienen, sí o no, derecho a estar presentes?»

El miedo se ha ido. Con Francisco todavía de cuerpo presente, los cardenales han empezado a hablar. Y ya no hay quien los detenga.

Que sea precisamente Zen quien inaugure esta nueva etapa de libertad no es casual. Encarcelado por el régimen comunista chino, abandonado por la diplomacia vaticana de Francisco y ninguneado por buena parte de la curia, el anciano cardenal se ha convertido en símbolo de resistencia. Ahora levanta la voz para advertir que los que vienen del otro lado del mundo no aceptarán componendas ni acelerones sospechosos.

Las Congregaciones Generales son el espacio donde los cardenales deben prepararse espiritualmente para el cónclave, compartir información y discernir juntos lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Manipular su inicio para favorecer candidaturas o excluir a quienes no puedan llegar a tiempo sería una grave traición al proceso.

Este es solo el primer ruido. Y no será el último. Porque si algo ha quedado claro en esta primera jornada de sede vacante es que el temor reverencial a las decisiones papales ha desaparecido. El reinado del miedo ha terminado. Y los cardenales, por fin, vuelven a hablar

Jaime Gurpegui

jueves, 17 de marzo de 2022

Entre los cardenales circula un memorando sobre el próximo cónclave. Aquí está (Sandro Magister)



Nota de Sandro Magister: Desde el inicio de la Cuaresma pasa de mano en mano este memorando entre los cardenales que elegirán al futuro Papa. Su autor, que firma con el nombre de Demos, “pueblo” en griego, es desconocido, pero es seguramente un experto en el tema. No se puede excluir que él mismo sea un cardenal.

*

EL VATICANO HOY

Los comentaristas de todas las escuelas, aunque por diferentes razones, con la posible excepción del padre Spadaro, SJ, coinciden en que este pontificado es un desastre en muchos o más aspectos, una catástrofe.

1. El sucesor de San Pedro es la roca sobre la que se edifica la Iglesia, una fuente grande y causa de unidad mundial. Históricamente, a partir de San Ireneo, el Papa y la Iglesia de Roma han desempeñado un rol único en la preservación de la tradición apostólica, la regla de fe, en garantizar que las Iglesias continúen enseñando lo que Cristo y los apóstoles han enseñado. Anteriormente el lema era: “Roma locuta. Causa finita est”. Hoy es: “Roma loquitur. Confusio augetur” [Roma habla. La confusión aumenta].

(A) El sínodo alemán habla de homosexualidad, de mujeres sacerdotes, de Comunión para los divorciados que se han vuelto a casar. Pero el papado calla.

(B) El cardenal Hollerich rechaza la enseñanza cristiana sobre la sexualidad. Y el papado calla. Esto es doblemente significativo, porque el cardenal es explícitamente herético; no utiliza palabras en clave ni alusiones. Si el cardenal continuara sin la corrección romana, esto representaría otra ruptura más profunda de la disciplina, con pocos (¿o ninguno?) precedentes en la historia. La Congregación para la Doctrina de la Fe debe actuar y hablar.

(C) El silencio es todavía más evidente, cuando choca con la persecución activa en perjuicio de los tradicionalistas y de los monasterios contemplativos

2. La centralidad de Cristo en la enseñanza se debilita; Cristo es desplazado del centro. A veces Roma parece hasta confundida sobre la importancia de un monoteísmo riguroso, al aludir a un cierto concepto más amplio de divinidad; no precisamente panteísmo, sino como una variante del panteísmo hindú.

(A) La Pachamama es idolatría, aunque quizás no se la entendía inicialmente como tal.

(B) Se persigue a las monjas contemplativas y se intenta cambiar las enseñanzas de los carismáticos.

(C) La herencia cristocéntrica de San Juan Pablo II en materia de fe y moral es objeto de ataques sistemáticos. Muchos profesores del Instituto Romano para la Familia han sido despedidos; la mayoría de los alumnos se han marchado. La Academia para la Vida está en grave desorden, por ejemplo, algunos de sus miembros han apoyado recientemente el suicidio asistido. Las Academias pontificias tienen miembros y expositores invitados que apoyan el aborto.

3. La falta de respeto a la ley en el Vaticano corre el riesgo de convertirse en un escándalo internacional. Estos problemas se han hecho realidad en el juicio que se está celebrando en el Vaticano contra diez acusados de negligencia financiera, pero el problema es más antiguo y más amplio.

(A) El Papa ha cambiado la ley cuatro veces durante el juicio, para ayudar a la acusación.

(B) El cardenal Becciu no fue tratado con justicia porque fue destituido de su cargo y despojado de su dignidad cardenalicia sin ninguna prueba. No recibió un juicio justo. Todo el mundo tiene derecho a un juicio justo.

(C) Como jefe del Estado Vaticano y fuente de toda autoridad legal, el Papa se ha servido de este poder para interferir en los procedimientos judiciales.

(D) A veces, por no decir a menudo, el Papa gobierna con decretos pontificios, motu proprio, que eliminan el derecho de apelar de los afectados.

(E) Muchos miembros del personal, a menudo sacerdotes, han sido despedidos precipitadamente de la curia vaticana, con frecuencia sin una buena razón.

(F) Las escuchas telefónicas se practican habitualmente. No estoy seguro de la frecuencia con la que se autoriza esto.

(G) En el juicio inglés contra Torzi, el juez criticó duramente a los fiscales del Vaticano, quienes o bien son incompetentes y/o han sido condicionados, impidiéndoles proporcionar el cuadro completo.

(H) La irrupción de la gendarmería vaticana al mando del doctor Giani en 2017, en la oficina del auditor Libero Milone en territorio italiano, probablemente fue ilegal y en todo caso intimidatoria y violenta. Es posible que las pruebas contra Milone hayan sido fabricadas.

4. (A) La situación financiera del Vaticano es grave. Al menos en los últimos diez años ha habido casi siempre déficits financieros. Antes del COVID estos déficits eran de unos 20 millones de euros al año. En los últimos tres años han sido unos 30-35 millones de euros al año. Los problemas se remontan a antes del papa Francisco y del papa Benedicto.

(B) El Vaticano se enfrenta a un fuerte déficit en su fondo de pensiones. Alrededor de 2014, los expertos de COSEA estimaron que para 2030 el déficit podría llegar a ser de unos 800 millones de euros. Esto fue antes del COVID.

(C) Se calcula que el Vaticano ha perdido 217 millones de euros en el edificio de Sloane Avenue, en Londres. En los años 80, el Vaticano se vio obligado a desembolsar 230 millones de dólares después del escándalo del Banco Ambrosiano. A causa de la ineficiencia y de la corrupción, el Vaticano ha perdido al menos otros 100 millones de euros en los últimos 25-30 años, y probablemente varios más, quizá 150-200 millones.

(D) A pesar de la reciente decisión del Santo Padre, los procesos de inversión no han sido centralizados (como recomendó COSEA en 2014 e intentó la Secretaría de la Economía en 2015-16) y siguen sin el asesoramiento de expertos. Durante décadas, el Vaticano ha tenido que tratar con financistas de mala reputación, evitados por todos los banqueros que son respetados en Italia.

(E) El rendimiento de las 5261 propiedades del Vaticano sigue siendo escandalosamente bajo. En 2019 el rendimiento promedio (antes del COVID) fue de casi 4.500 dólares al año. En 2020 fue de 2.900 euros por vivienda.

(F) El rol cambiante del papa Francisco en las reformas financieras (progresos incompletos, pero sustancialmente en la reducción de la delincuencia mucho menos exitosos, excepto en el IOR, en términos de rentabilidad) es un misterio y un enigma.

Inicialmente, el Santo Padre apoyó firmemente las reformas. Después impidió la centralización de las inversiones, se opuso a las reformas y a la mayoría de los intentos de desenmascarar la corrupción y apoyó al (entonces) arzobispo Becciu, en el centro del establishment financiero del Vaticano. Luego, en 2020, el Papa se volvió contra Becciu y finalmente diez personas han sido sometidas a juicio y acusadas. A lo largo de los años, se han iniciado pocos procesos penales sobre la base de informes de violaciones por parte de la FIA.

Los auditores Price Waterhouse y Cooper fueron desplazados y el auditor general Libero Milone se vio obligado a dimitir en 2017 por acusaciones inventadas. Se estaban acercando demasiado a la corrupción en la Secretaría de Estado.

5. La influencia política del Papa Francisco y del Vaticano es insignificante. Intelectualmente, los escritos papales muestran una declinación respecto a los niveles de San Juan Pablo II y del Papa Benedicto. Las decisiones y las políticas son a menudo “políticamente correctas”, pero ha habido graves fallas en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, Hong Kong, China continental y ahora en la invasión rusa.

No ha habido ningún apoyo público a los fieles católicos de China, que han sido perseguidos en forma ininterrumpida por su lealtad al papado durante más de 70 años. No hay ningún apoyo público del Vaticano a la comunidad católica de Ucrania, especialmente a los greco-católicos.

Estos temas deberían ser revisadas por el próximo Papa. El prestigio político del Vaticano está ahora en un nivel bajo.

6. A un nivel diferente, menor, se debería regularizar la situación de los tradicionalistas tridentinos (católicos).

A un nivel aún más modesto, debería volver a permitirse la celebración de las Misas “individuales” y con pequeños grupos por la mañana en la Basílica de San Pedro. En este momento, esta gran basílica es de madrugada como un desierto.

La crisis del COVID ha encubierto el fuerte descenso del número de peregrinos que asisten a las audiencias y a las Misas papales.

El Santo Padre tiene escaso apoyo entre los seminaristas y los sacerdotes jóvenes y hay una desafiliación generalizada en la curia vaticana.

El próximo cónclave

1. El Colegio Cardenalicio se ha visto debilitado por los nombramientos excéntricos y no se ha vuelto a convocar desde el rechazo de las posiciones del cardenal Kasper en el consistorio de 2014. Muchos cardenales son desconocidos entre sí, lo que añade una nueva dimensión de imprevisibilidad al próximo cónclave.

2. Después del Vaticano II, las autoridades católicas han subestimado a menudo el poder hostil de la secularización, del mundo, de la carne y del diablo, especialmente en el mundo occidental, y han sobrestimado la influencia y la fuerza de la Iglesia católica.

Somos más débiles que hace 50 años y hay muchos factores que escapan a nuestro control, al menos a corto plazo, por ejemplo, la disminución del número de creyentes, la frecuencia de la asistencia a Misa, la desaparición o extinción de muchas Órdenes religiosas.

3. El Papa no tiene necesidad de ser el mejor evangelizador del mundo, ni una fuerza política. El sucesor de Pedro, como cabeza del colegio de obispos, que son también los sucesores de los apóstoles, tiene un rol fundamental para la unidad y la doctrina. El nuevo Papa debe comprender que el secreto de la vitalidad cristiana y católica proviene de la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y a las prácticas católicas. No proviene de la adaptación al mundo ni del dinero.

4. Las primeras tareas del nuevo Papa serán el restablecimiento de la normalidad, el restablecimiento de la claridad doctrinal en la fe y en la moral, el restablecimiento del debido respeto al Derecho y la garantía de que el primer criterio para el nombramiento de los obispos sea la aceptación de la tradición apostólica. La competencia y la cultura teológica son una ventaja, no un obstáculo para todos los obispos y especialmente para los arzobispos.

Estos son los fundamentos necesarios para vivir y predicar el Evangelio.

5. Si las reuniones sinodales continúan en todo el mundo, consumirán mucho tiempo y dinero, desviando probablemente las energías de la evangelización y del servicio en lugar de profundizar en estas actividades esenciales.

Si se da autoridad doctrinal a los sínodos nacionales o continentales, tendremos un nuevo peligro para la unidad de la Iglesia mundial, puesto que, por ejemplo, la Iglesia alemana ya tiene posiciones doctrinales que no son compartidas por otras Iglesias y no son compatibles con la tradición apostólica.

Si no hay una corrección romana de tales herejías, la Iglesia quedaría reducida a una vaga federación de Iglesias locales, con visiones diferentes, probablemente más cercana a un modelo anglicano o protestante que a uno ortodoxo.

Una de las primeras prioridades para el próximo Papa debe ser eliminar y prevenir un desarrollo tan peligroso, exigiendo la unidad en lo esencial y no permitiendo diferencias doctrinales inaceptables. La moralidad de la actividad homosexual será uno de estos puntos críticos.

6. Aunque el joven clero y los seminaristas son casi en su totalidad ortodoxos, a veces bastante conservadores, el nuevo Papa deberá ser consciente de los cambios sustanciales que se han producido en el liderazgo de la Iglesia desde 2013, quizá especialmente en América del Sur y Central. Hay un nuevo salto en el avance de los protestantes “liberales” en la Iglesia Católica.

Es poco probable que un cisma provenga de la izquierda, donde no suele haber drama por cuestiones doctrinales. Un cisma es más probable que venga de la derecha y siempre es posible cuando las tensiones litúrgicas se inflaman y no se amortiguan.

Unidad en las cosas esenciales. Diversidad en las no esenciales. En todo la Caridad.

7. A pesar de su peligrosa declinación en Occidente y de su inherente fragilidad e inestabilidad en muchos lugares, debería considerarse seriamente la viabilidad de una visita apostólica a la Orden de los jesuitas. Su descenso numérico es catastrófico, ya que han pasado de 36.000 miembros durante el Concilio a menos de 16.000 en 2017 (con probablemente el 20-25% de ellos mayores de 75 años). En algunos lugares, también hay una declinación moral catastrófica.

La Orden está altamente centralizada, susceptible de ser reformada o arruinada desde arriba. El carisma y la contribución de los jesuitas han sido y son tan importantes para la Iglesia, por eso no se debe permitir que desaparezcan sin más de la historia o que se reduzcan simplemente a una comunidad afroasiática.

8. Se debe afrontar el desastroso descenso del número de católicos y la expansión de los protestantes en Sudamérica. Esto se mencionó muy poco en el sínodo sobre la Amazonia.

9. Obviamente, se debe trabajar mucho en las reformas financieras del Vaticano, pero éste no debería ser el criterio más importante a la hora de elegir al próximo Papa.

El Vaticano no tiene deudas importantes, pero los continuos déficits anuales finalmente lo llevarán a la quiebra. Es obvio que se tomarán medidas para remediarlo, para separar al Vaticano de los cómplices criminales y equilibrar los ingresos y los gastos. El Vaticano tendrá que demostrar competencia e integridad para atraer donaciones consistentes que ayuden a resolver este problema.

A pesar del mejoramiento de los procedimientos y una mayor transparencia, las continuas dificultades financieras constituyen un gran desafío, pero son mucho menos importantes que los peligros espirituales y doctrinales que la Iglesia debe afrontar, especialmente en el Primer Mundo.

Demos
Cuaresma de 2022

miércoles, 17 de febrero de 2021



Son pocos los que animan ya a negar que Bergoglio dejará a la iglesia, cuando su pontificado termine de terminar, en un estado de postración quizás único en toda su historia. Literalmente, y aprovechándose del envión recibido por el Vaticano II, se cargó dos mil años de teología y espiritualidad cristiana. Y no se da cuenta o, en todo caso, no le importa hacerlo.

¿Cómo será entonces esa iglesia post-Francisco? Es un tema en el que vale la pena detenerse a pensar, sabiendo que nos adentramos en el área de las especulaciones y fácilmente podemos equivocarnos.

Para comenzar se impone una reserva. Quien obra en la iglesia es el Espíritu Santo, por lo que las previsiones que podamos hacer tienen siempre un valor muy relativo. Por ejemplo, al Papa lo eligen los cardenales que son asistidos por el Espíritu Santo; sin embargo, ellos son libres de aceptar o rechazar esa asistencia. Cualquier análisis, entonces, que pretenda dar alguna perspectiva sobre el futuro, deberá siempre enfrentarse a las incertidumbres de la acción del Paráclito y de la libertad de los hombres.

La muerte de Francisco se acerca inexorablemente, como se acerca la todos nosotros. Y se acerca también la llegada de su sucesor luego de un cónclave al que todos temen.

Nadie sabe qué saldrá de ese aquelarre escarlata y lo que podamos decir no son más que quinielas. Pero podemos hacer algún análisis de los datos que tenemos, incluyendo a los nuevos purpurados anunciados el último domingo de octubre de 2020. Hay 128 cardenales electores, más de los previstos por la ley canónica. De ellos, 16 fueron creados por Juan Pablo II, 39 por Benedicto XVI y 73 por Francisco. Estos datos dicen algo pero no dicen todo. Estaríamos tentados a dar por sentado que los cardenales que deben su púrpura a Bergoglio votarán en masa por el candidato que unja, con todas las sutilezas del caso, el Papa reinante antes de morir. Pero no necesariamente es así, y una prueba de ello es lo sucedido en el cónclave anterior: no todos los cardenales benedictinos votaron por Scola, el candidato de Ratzinger. Y esto señala la incertidumbre que encierran los resultados, pues por el secreto propio del cónclave no sabemos cómo se mueven allí las fuerzas.

Sin embargo, podemos encontrar alguna pista mirando a reuniones semejantes como los concilios. Y lo que allí vemos es que la masa de obispos se mueve al compás que marca un apretado puñado de líderes. Es decir, las reuniones episcopales se caracterizan por estar compuestas de un número muy reducido de capitostes y una rebaño de borregos. Es cuestión de ver lo que ocurrió durante el concilio Vaticano I, tan bien relatado por O’Malley, o lo sucedido en el Vaticano II, mejor relatado por De Mattei: los obispos entendían poco los temas que se trataban, aplaudían lo que aplaudía la mayoría y votaban a los que más aplausos cosechaban. Y convengamos que esta suele ser la conducta de todas los cuerpos colegiados, desde los consejos académicos de una universidad a la cámara de diputados de la nación, pasando por las reuniones de consorcio de cualquier edificio de mala muerte.

No he hecho, ni ganas que tengo de hacerlo, un análisis detallado de los cardenales nombrados por Bergoglio, pero aventuro alguna hipótesis. Como viejo zorro de la política y sabedor de la mecánica de los cuerpos colegiados, lo previsible es que se haya preocupado de llenar el sacro colegio de borregos, agregando de cuando en cuando algún líder que, llegado el momento, pueda ser elegido él mismo, o bien, ser un king maker. Y creo plausible esta maniobra por dos hechos fácilmente comprobables.

El primero y más universalmente conocido, es que Francisco de ha caracterizado por armar un colegio cardenalicio que posee dos características principales: su mediocridad y su color. Sobre la primera de ellas, remito al artículo de Tosatti, cuya conclusión se puede sintetizar afirmando que los cardenales creados por Bergoglio son apéndices de sí mismo. Sobre la segunda, con la fácil y cuestionable excusa de que en púrpura debe estar representada toda la iglesia, se ha preocupado de hacer cardenal desde el obispo de Toga, una remota y perdida isla del Pacífico hasta, últimamente, al vicario apostólico de Brunei. No conozco a estos prelados y nada puedo decir de ellos, pero el sentido común indica que se trata de personas que pasaron sus vidas en ocupaciones y preocupaciones de una grey reducida y maltratada, y que difícilmente tengan las habilidades que sí tienen los peligrosos lobos vaticanos, a los cuales serán arrojados. Aventuro que con este tipo de cardenales, que son mayoría, ocurrirá lo que ocurrió en los concilios: serán fácilmente amedrentados, o comprados, por los king makers y votarán por quien se les indique.

En cambio, Bergoglio se ha cuidado mucho de hacer cardenales a los titulares de sedes que tradicionalmente fueron ocupadas por la púrpura. Uno de los casos más clamorosos es el de París. Su arzobispo, Mons. Michel Aupetit, cuya nominación fue aplaudida incluso por la FSSPX, sigue sin ser cardenal aunque han pasado ya dos consistorios desde su elección. Y a Aupetit, claro, no le calentaría la cabeza ningún bergogliano en los corredores del cónclave.

¿Qué puede esperarse? Las posibilidades que salga electo algún cardenal cercano a la tradición son nulas. Nadie elegiría, por ejemplo, al cardenal Burke. Y no sé cuán bueno sería que eligieran al cardenal Sarah. A pesar de la campaña que se hizo para convertirlo en papabile en los últimos años, lo cierto es que el Su Eminencia ha dado muestras de tener miedo aún de su propia sombra.

¿Debemos prepararnos para lo peor? Pareciera ser ese el caso. Sin embargo, hay dos factores que considerar. Primero, aunque Francisco elija cardenales a aquellos que le son vergonzosamente fieles, lo cierto es que las fidelidades terminan cuando desaparece su objeto. Como se ha dicho, Bergoglio no participará del próximo cónclave. La muerte disolverá la fidelidad mafiosa al porteño. Y por ese lado, nada está dicho. La segunda es que las instituciones, como los seres vivos, tienen una indestructible tendencia a la supervivencia, y cualquiera sabe que la iglesia, desde un punto de vista puramente humano, no aguantaría otro pontificado como el de Francisco. Más bien lo contrario. No sería raro que la elección se adecuara al movimiento pendular y, para compensar la devastación de los últimos años, se eligiera, por mera cuestión instintiva, a un moderado o conservador, versado en teología y con algún resto de fe católica.

Emociones no nos faltarán.

THE WANDERER