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sábado, 28 de junio de 2025

Andrea Grillo, ideológo de la persecución litúrgica, arremete contra Carlo Acutis


 
Carlo Acutis

“Maleducazione eucaristica” o teología desnutrida: cuando los teólogos critican a los santos

La reciente diatriba de Andrea Grillo contra el beato Carlo Acutis —publicada el 17 de junio en el blog Come se non, hospedado en la revista Munera— merece figurar en una antología del progresismo teológico: no por brillante, sino por previsible, enconada y ciega.

El artículo de Grillo, titulado Il giovane Carlo Acutis e la maleducazione eucaristica, pretende “salvar” a Carlo de los “malos maestros” que —según él— lo habrían desviado hacia una visión arcaica y milagrista de la Eucaristía. El problema, sin embargo, no es Carlo. Es Grillo.


Un adolescente contra setentones desencantados

¿Qué molesta tanto a Grillo? ¿Que un adolescente de 14 años tuviera fe suficiente para creer en los milagros eucarísticos? ¿Que promoviera una exposición internacional con decenas de casos documentados, apoyada por obispos y aprobada por la Iglesia? ¿O que ese mismo adolescente, sin pasar por sus seminarios de pensamiento ni por sus blogs, hoy sea beato y camine hacia los altares?

Grillo se escandaliza de que Carlo no desarrollara una “teología eucarística moderna”, como si un muchacho de 14 años tuviera que escribir Ecclesia de Eucharistia para ser santo. Lo acusa de una obsesión por “lo inessenziale”, porque se centró en los milagros, en lugar de dar conferencias sobre “el cuerpo eclesial”.

Pero lo que realmente deja en evidencia el artículo es otra cosa: que a muchos teólogos les molesta la santidad cuando no la pueden controlar, cuando no sale de sus cátedras, cuando no obedece a su jerga gastada y a su liturgia desencarnada.

El arquitecto de la represión litúrgica

No es un detalle menor: Andrea Grillo fue el ideólogo principal de Traditionis Custodes. Muchos en Roma lo reconocen como el teólogo de cabecera del Papa Francisco en materia litúrgica, el mismo que calificó la Misa tradicional como un “rito cerrado, inerte y sin vigor” y reclamó su desaparición definitiva.

Grillo no sólo fue el inspirador del motu proprio que asfixió a la Misa tradicional, sino que ha defendido abiertamente posturas incompatibles con la fe católica:

  • Bendición de uniones homosexuales: en su libro Può una madre non benedire i propri figli? (2021), promueve su reconocimiento pastoral.
  • Negación de la transubstanciación: afirmó que “Transubstantiatio non è un dogma” y que “contradice la metafísica” (Munera, 17/12/2017).
  • Ordenación femenina: aboga por abrir el diaconado a mujeres (Munera, 9/11/2017; Adista, 25/5/2019).
  • Uso de anticonceptivos: firmante del Catholic Scholars’ Statement (Wijngaards Institute, 2016), que pide admitir su legitimidad moral.
  • Relativismo moral: niega que la Iglesia tenga autoridad definitiva sobre moral sexual (Munera, 30/6/2021).
  • Indisolubilidad del matrimonio: sugiere reemplazarla por el concepto de “vínculo indisponible” (Munera, febrero 2014).
Este es el teólogo que hoy acusa a Carlo Acutis de “maleducación eucarística”. El contraste no puede ser más elocuente: un adolescente enamorado de la Eucaristía, y un profesor que niega sus fundamentos más básicos.

Desprecio a lo sobrenatural

La parte más reveladora del artículo es cuando Grillo critica las palabras de tres prelados que introducen la exposición de los milagros eucarísticos recopilada por Carlo. No por lo que dicen —que es teológicamente ortodoxo— sino porque “parecen venir de otro mundo”, porque insisten en la presencia real, porque hablan de prodigios, de conversiones, de signos que conmueven.

En el mundo de Grillo, eso es “maleducación eucarística”.
Pero en el mundo de los santos, eso es fe católica.

¿Que los milagros no son “objeto de fe”? De acuerdo. Pero la Iglesia siempre los ha considerado signos providenciales, ayudas para la conversión, y no estorbos. ¿Desde cuándo defender la transubstanciación con palabras claras y directas —como lo hace el P. Coggi— es un error teológico?

Tal vez el problema no es Carlo. El problema es que muchos adultos se han acostumbrado a una liturgia sin misterio, una misa sin presencia real, una Eucaristía sin adoración. Y cuando un joven se atreve a recordar que “la Eucaristía es mi autopista al Cielo”, lo acusan de supersticioso.

La nueva herejía: creer en los milagros

Grillo concluye acusando a los que rodearon a Carlo —y a quienes difunden su legado— de ser los responsables de una “grave maleducación eucarística”.

Grillo teme que los jóvenes imiten a Carlo. Nosotros lo esperamos con ansias.

Jaime Gurpegui