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domingo, 19 de abril de 2015

Los cristianos, por serlo, son los más perseguidos en el mundo (Javier Lozano)

Javier Lozano es Licenciado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Actualmente es editor de Libertad Digital y encargado de la información religiosa del diario digital. Además colabora en distintos medios de comunicación de temática religiosa. 

Los cristianos son la confesión religiosa más perseguida en el mundo. Cada cinco minutos un cristiano es asesinado en el mundo por el mero hecho de serlo. En casi 90 países están en la diana y en algunos de ellos son literalmente masacrados. Dos nombres vienen ahora a la cabeza: Siria e Irak. Esta situación es latente y no se ha hecho nada por cambiarla. Ahora Occidente tampoco hace nada para cambiar la situación pero al menos ya no puede aducir que no conocía la situación.

Precisamente, para dar voz a los sin voz y concienciar a los mandatarios de que o actúan ya o aparecerán en los libros de historia como los que permitieron el primer genocidio del siglo XXI, este fin de semana se ha desarrollado en Madrid un importante congreso internacional sobre libertad religiosa Todos somos Nazarenos, organizado por Más Libres. Ha reunido a cristianos perseguidos de todo el mundo que han puesto cara al verdadero drama de nuestro tiempo. Unas víctimas no ya de segunda división, sino de tercera. [Por cierto este Congreso ha llegado ya a su fin, a la hora de escribir estas líneas]

Víctimas del Estado Islámico, de Boko Haram o del islamismo que rige países como Pakistán. Todas ellas comparten dos elementos: profesan la fe cristiana y son víctimas del islamismo. Ofrecen un testimonio aterrador del mal que es capaz de hacer el hombre pero también muestran una fe inquebrantable que debe servir de ejemplo para todos los cristianos del orbe. Entre grandes medidas de seguridad por la posible amenaza de un atentado los testimonios se fueron sucediendo: obispos, misioneros, jóvenes, familias... 


- Los niños tiemblan por miedo a ser atacados 

Es el caso del misionero Luis Montes, un sacerdote que desarrolla su labor en Irak y que conoce de primera mano los sufrimientos de los cristianos. En un estremecedor relato cuenta que el 80% de los fieles de su parroquia han iniciado el papeleo para salir del país. Dice que es comprensible y pone un ejemplo de lo más horrible: "hay niños que estando en la escuela empiezan a temblar ante el temor de ser atacados"

Por ello, alertó de que el cristianismo puede desaparecer en la zona. "Es algo real", asegura. "San Pablo fundó iglesias que desaparecieron. Podría ser que el cristianismo desaparezca de Oriente Próximo". Y recordó algo que se ha podido escuchar en varias ocasiones durante este congreso: "tenemos que defender que los cristianos sigan en Irak, en su tierra, están antes que los musulmanes".

El padre Montes insiste en una línea que cada vez gana más fuerza y que es defendida por la Iglesia, una intervención militar. "La legítima defensa es un derecho y para muchos un deber", indica este sacerdote que también desempeñó su ministerio en Egipto.

Sin embargo, quiso destacar la profunda fe de los cristianos perseguidos. "Van a misa todos los días, leen la Biblia más que nosotros y las dificultades les ayudan a purificarse para poder rezar mejor. Piden oraciones por todos, el pueblo árabe nos da enseñanzas a nosotros". En este contexto, cuenta otro relato relacionado con los niños que pone la piel de gallina y que muestra la fe pero también la cercanía con la que viven con la muerte: "los niños hablan de qué van a decir cuando sea su turno de ser degollados"


- "Cuando abrazamos la fe, la cogemos completa" 

Otro testimonio estremecedor es el de la joven siria Mireille Al Farah. En su intervención recordó que la muerte les acecha a la vuelta de la esquina. Explicó que en época de exámenes "aumentan los ataques porque no quieren que la gente vaya a la facultad ni a las escuelas". Además, mostró los miedos de los cristianos sirios: "parejas jóvenes amigas mías que son padres me dicen que nunca salen juntos a la calle para evitar que sus hijos se queden huérfanos".

Pero a pesar de ello, tampoco sucumben ante la persecución. "¿Qué hago, me quedo en casa, no salgo? No, la gente ha decidido seguir viviendo, los cristianos siguen llenando las iglesias. Mis amigos me dicen: "prefiero morir tomando el Cuerpo de Cristo que quedarme en casa ante el riesgo".

Como explica esta siria exiliada en España, los cristianos de Oriente asumen el riesgo que corren y por ello deja claro que "cuando abrazamos nuestra fe la cogemos completa, sabemos que implica asumir la persecución, pero aprendemos a luchar. Yo siempre llevo la cruz. Ser cristianos es algo que nos da fuerza. Ya nuestros mismos nombres nos identifican como cristianos"


- Condenada a muerte aunque sea liberada

También contaron su experiencia en este congreso los familiares de Asia Bibí, la paquistaní que lleva cinco años esperando ser ahorcada acusada de blasfemia contra Mahoma. Solamente la presión internacional ha podido evitar que haya sido ya ejecutada. Pero aunque fuera liberada seguiría siendo una condenada a muerte en la práctica puesto que los imanes extremistas emitieron una "fatwa" por la que cualquier musulmán debe asesinarla. Su marido ha dejado claro que si Asia es liberada "preferiríamos estar entre los españoles". 


Hija de Asia Bibí
Entre lagrimas la hija de esta humilde cristiana contaba la injusticia que han vivido estos años. "Yo tenía 9 años. Aquel día estaba presente junto a ella y soy testigo de toda la maledicencia con la que obraron los vecinos. La cogieron y la llevaron al centro del pueblo, donde ya había una multitud congregada. Nuestros vecinos y los musulmanes de los pueblos de alrededor la golpearon inhumanamente, la degradaron y la humillaron. Mi madre me pidió que fuera a llamar a mi padre, pero no estaba en casa... Después, la policía arrestó a mi madre y se la llevó a la comisaría. Mientras la golpeaban pidió agua, pero nadie le ofreció un vaso de agua, no le daban tregua. Yo misma necesitaba agua porque me encontraba allí y me arrollaban de mala manera. Alguien me cogió y me empujó contra un muro. Estaban abusando de mi madre, le arrancaron la ropa...", contaba Essam. 


Pero al igual que el resto de testimonios la esperanza vence al terror y su marido asegura que "tras dos resoluciones injustas para mi esposa, hay una última posibilidad de justicia para ella si la Corte Suprema admite nuestro recurso. Yo sigo teniendo mi esperanza puesta en Jesucristo Todopoderoso".

Javier Lozano