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sábado, 12 de agosto de 2023

Viaje a Marsella (Bruno Moreno)



Está previsto que, en septiembre, el Papa viaje a Marsella. Es uno de tantos viajes papales, tan numerosos que ya no llaman mucho la atención, pero en este caso me ha parecido interesante la explicación que ha dado el propio Papa Francisco de la motivación que hay detrás.

En una entrevista concedida a Vida Nueva y también a bordo del avión que le llevaba a Portugal, el Pontífice se preocupó de explicar que no será una visita “a Francia”, sino a Marsella. Esta explicación tan curiosa, teniendo en cuenta que Marsella está en Francia y que, además, será la segunda vez ya que viaja a ese país, se debe a uno de esos golpes de efecto llamativos que tanto parecen gustarle al Santo Padre (como, por ejemplo, aquel gesto de viajar en Estados Unidos en un pequeño Fiat rodeado de limusinas y grandes vehículos de seguridad, su afirmación drástica de que no veía nunca la televisión a pesar de que poco después llamó en directo a un programa televisivo italiano o el no menos asombroso gesto de arrodillarse ante los políticos sudaneses cuando acostumbra a no arrodillarse ante el Señor sacramentado por problemas de rodilla). En este caso, el golpe de efecto consiste en anunciar que ha decidido que, en Europa, no quiere viajar a ningún país “grande” antes de haber visitado todos los “pequeños”, algo que debe de parecerle muy significativo por alguna razón.

En cualquier caso, lo que me ha resultado más interesante es la explicación de por qué ha elegido Marsella en particular como destino. El Papa Francisco señaló que “el problema que me preocupa es el problema del Mediterráneo” y que, “los obispos están teniendo este encuentro para reflexionar sobre el drama de los migrantes”, porque “el Mediterráneo es un cementerio […] Es terrible. Por eso me voy a Marsella”.

Según se ha anunciado, el Papa dedicará su visita a clausurar el encuentro de jóvenes y obispos de la región, en una reunión con 120 jóvenes de todos los credos, representantes de otras religiones y obispos católicos de países del Mediterráneo, además de reunirse con “personas en dificultad económica”, presidir una liturgia en la basílica de Notre Dame de la Garde, un momento de oración con distintos líderes religiosos por los marineros y migrantes perdidos en el mar, una audiencia con el Presidente francés y, finalmente, la celebración de la Santa Misa en un estadio.

En principio, nada que objetar. El tema de la inmigración es fundamental hoy en día en todo el mundo y en Europa muy especialmente. Rezar, celebrar la Santa Misa y cosas así son estupendas. Llevarse bien con las gentes de otras religiones en principio es deseable. La reunión entre el Jefe de Estado francés y el del Vaticano es de rigor, etc. Sin embargo, no puedo evitar pensar que, intencionadamente o no, se descuida lo que debería ser el tema más importante en cualquier visita de un Papa a Marsella.

Esta bonita ciudad portuaria francesa es conocida porque en la actualidad más o menos un tercio de los habitantes son musulmanes. Se calcula que en Marsella hay en torno a un centenar de mezquitas, que se llenan de bote en bote, a diferencia de las iglesias católicas cada vez más vacías. A eso hay que añadir, por supuesto, la gran parte de la población que es agnóstica o practica otras religiones. Las cifras son estimaciones, porque el laicismo francés impide elaborar estadísticas oficiales relativas a la religión, pero es de suponer que son más o menos correctas y que la vieja diócesis de San Lázaro, los mártires Volusiano y Fortunato, San Sereno, San Abdalongo y San Mauroncio y de la célebre abadía de San Víctor se está quedando sin cristianos.

En estas circunstancias, ¿no debería centrarse una visita papal en el fracaso de la Iglesia en evangelizar a musulmanes, agnósticos y otros que no tienen la fe católica? ¿No tendrían que tocar a rebato todas las campanas de Marsella, llamando a los católicos a predicar a Cristo crucificado a tiempo y a destiempo? ¿No debería el Papa encabezar, con los pies descalzos, una procesión penitencial de clero y pueblo para pedir perdón a Dios porque la Iglesia ha olvidado su misión fundamental? En vez de tener la enésima reunión con líderes y miembros de otras religiones para exhortarles a construir la pobrísima fraternidad humana, ¿no sería mejor que saliera por las calles a predicarles la fe que vale más que el oro?

Lo cierto es que el tema de la regulación de la inmigración, sus riesgos y sus efectos sociales, siendo importante, es más bien competencia de los laicos, mientras que la evangelización es misión fundamental de la Iglesia, por voluntad del propio Cristo. Sin duda, los inmigrantes necesitarán ayuda y es preciso dársela, pero ¿no estaremos olvidando que lo verdaderamente necesario, como enseña el Evangelio, es el conocimiento de Cristo? Si la Iglesia no dedica todas sus fuerzas a predicar la fe, ¿quién lo hará? El drama de los migrantes que mueren en su intento de lograr una vida mejor o que viven en condiciones indigas es, sin duda, terrible, pero ¿no es más terrible aún perder la vida eterna? ¿No se levantarán esos musulmanes, agnósticos y miembros de otras religiones el día del Juicio a pedir justicia a Dios contra nosotros porque no les dimos el tesoro de la salvación que se nos ha confiado?

Como es lógico, la cuestión de qué conviene hacer en una situación concreta es prudencial y sin duda el Papa actuará con toda la buena voluntad del mundo, pero no puedo evitar pensar que estos viajes centrados en temas meramente humanos son una muestra más de que el secularismo se ha ido introduciendo en la Iglesia hasta la médula. En una sociedad sin fe, es mucho más cómodo para los eclesiásticos centrarse en problemas seculares y relegar lo expresamente católico a una Misa o una oración de vez en cuando, como la guinda del pastel.

Al final, sin embargo, lo que debería preocuparnos a todos es que el mundo se muere y necesita desesperadamente la salvación de Jesucristo. Es por eso por lo que existe la Iglesia. Para nuestra vergüenza, sin embargo, se cumplen las palabras de la Carta a los Romanos: ¿Cómo creerán en Él, si no han oído hablar de Él? ¿Y cómo van a oír, si no se les predica?

Bruno Moreno

sábado, 5 de noviembre de 2022

Los “desorientados" en Francia por el Motu Proprio del papa Francisco "TRADITIONIS CUSTODES”



Los obispos franceses se encuentran en Lourdes en asamblea plenaria que va desde el jueves, 3 de noviembre, hasta el próximo Martes, 8 de noviembre. A ellos, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, les ha enviado un mensaje a nombre de Francisco con fecha Oct-27-2022, pero dado a conocer el 3 de noviembre, en el cual se lee (nuestra traducción):
El Papa Francisco igualmente les invita a la más grande solicitud y paternidad con las personas —en particular con los jóvenes, sacerdotes o laicos— desorientados por el Motu Proprio Traditionis Custodes en cuya implementación ustedes han trabajado. A menudo ellos son ovejas heridas que necesitan de acompañamiento, de escucha, de tiempo.
¿Cómo que “desorientados”? ¿No será otro el “desorientado”? A fuerza de rescriptos, decretos, cartas motu proprio, no se puede intentar abolir la Misa Tridentina. ¿Quién es el “desorientado”?

Si la memoria nos nos engaña, el próximo Sábado será la 58ª manifestación frente a la Nunciatura en París por la defensa de la liturgia tradicional desde que fue publicado Traditionis Custodes (la foto de una de esas manifestaciones es la que acompaña). ¿Cuál ha sido el acompañamiento, la escucha y el tiempo que han dedicado a estos fieles —aunque no solamente a ellos— que intentan hacerse oír?

A nosotros, opinión personal, se nos hace que la ‘desorientación’ hay que buscarla en otra parte, digamos en los sacros palacios, en donde campea aquella que Sor Lucía de Fátima llamaba “desorientación diabólica”.

miércoles, 19 de enero de 2022

Macron propone incluir el aborto en la Carta de Derechos de la Unión Europea (Carlos Esteban)

INFOVATICANA


El presidente de la República Francesa quiere que la eliminación de los niños en el vientre de sus madres, procedimiento rutinario en todos los países europeos, se convierta en uno de los derechos consagrados en la Carta de Derechos de la Unión Europea.

Por supuesto, nadie puede legislar contra un derecho, ni restringirlo en modo alguno, de modo que considerar los procedimientos clínicos de eliminación de seres humanos como ‘derecho’ consagrado en la Carta lo blindaría en todos los países miembros, haciendo imposible a sus gobiernos restringirlo o abolirlo.

Macron hizo estas declaraciones ante miembros del Europarlamento, asegurando que es necesario revisar la Carta de Derechos. “Debemos actualizar esta carta para que sea más explícita sobre el reconocimiento del derecho al aborto o la protección del medio ambiente”, afirmó el presidente francés. «Abramos este debate libremente con nuestros conciudadanos… para dar nueva vida al pilar de la ley que forja esta Europa de valores fuertes».

Si uno de los “valores fuertes” de la Europa que representa Macron es el derecho a eliminar seres humanos, uno se pregunta qué lugar pueden tener en ella los cristianos. La Carta, ratificada en 2000, reconoce el derecho a la vida, aunque no menciona el aborto.

Macron hizo estas declaraciones justo el día después de que el Europarlamento eligiera a la política maltesa pro-vida Roberta Metsola como su nueva presidenta. Metsola sucede a David Sassoli, quien murió el 11 de enero a la edad de 65 años. Su elección fue bien recibida tanto por los obispos de la UE como por los líderes de la Iglesia maltesa .

El Parlamento Europeo votó en junio de 2021 a favor de un informe que describe el aborto como “atención médica esencial” y busca redefinir la objeción de conciencia como una “negación de atención médica”.

Carlos Esteban

martes, 30 de noviembre de 2021

Un ‘contrainforme’ reduce espectacularmente el número de víctimas de abusos en Francia (Carlos Esteban)



Ocho miembros de la prestigiosa Academia Católica Francesa, incluido su presidente, Hugues Portelli, desmontan el informe sobre la pedofilia en el la Iglesia de Francia de la Comisión Independiente sobre los Abusos en la Iglesia (CIASE), que elevaba las víctimas al inverosímil número de 330.000, informa La Nuova Bussola Quotidiana.

El escandaloso informe de la CIASE, que tantos golpes de pecho ha provocado y tanta alegría en los enemigos de la Iglesia en Francia y en el mundo, suscitó desde el primer momento la suspicacia de los observadores mejor informados. Y ahora un equipo liderado por Hugues Portelli, presidente de la Academia Católica de Francia, lo ha demolido meticulosamente con un contrainforme.

¿330.000 víctimas? Para los autores del nuevo informe, el número real estaría muy lejos de esa cifra, entre los 4.832 y los 27.808. El texto de quince páginas ha sido enviado al presidente del episcopado francés, al nuncio en Francia y a Roma, y en él se realiza una impecable labor de demolición de la tramposa metodología de la CIASE.

Los autores se basan en los datos obtenidos por los investigadores de la Ecole Pratique des Hautes Etudes, que, basándose en el examen de los archivos, llega a las cifras antes mencionadas, muy lejos de la fantasía numérica de la CIASE, como subrayan los autores del contrainforme. “Hay un abismo entre el número de testimonios recibidos por la CIASE (2.738) y el número de víctimas registrado por el estudio de la École Pratique des Hautes Études encargado por la propia CIASE (4.832), la extrapolación de este mismo equipo de investigadores, que ha llegado a una cifra máxima de 27.808 casos evaluados a partir de los datos recopilados por estos estudios y las estimaciones realizadas a partir de un sondeo realizado por el Instituto Francés de Opinión Pública, que ha permitido a este instituto extrapolar a nivel de la población francesa adulta para llegar a varios centenares de millares de víctimas, con una cifra de 216.000, que sube hasta 330.000 si se incluyen las víctimas de laicos”, se lee en el contrainforme.

Carlos Esteban

sábado, 5 de septiembre de 2020

Aborto en la nueva anormalidad: argumentos científicos y enseñanzas católicas (Un artículo de Mario Uriostegui)



Ponemos los ojos en Francia y en una nueva ley, hablamos del aborto en la nueva anormalidad, ¿o normalidad?

“Así es como mueren las civilizaciones y se aniquila el genio de los pueblos. Los que vengan después de nosotros corren un gran peligro”

Bernard Ginoux, obispo de Montauban, pronunciándose por el aborto hasta los 9 meses en Francia

Hace un mes se aprobó que Francia (la otrora Hija mayor de la Iglesia) aprobó una inverosímil y reprobable ley. Resulta que el parlamento galo, en su sesión del 31 de julio, adoptó una enmienda para añadir el “sufrimiento psicosocial” como criterio de peligro para la salud de la mujer en el caso del aborto o según el vacuo eufemismo: “interrupción médica del embarazo”.

Aborto voluntario y aborto “médico-terapéutico”

Se debe señalar que, en Francia, la interrupción voluntaria del embarazo (IVG, por sus siglas en francés) está permitida hasta las 12 semanas de gestación (es decir, hasta la semana 14 de amenorrea). Por otro lado, la interrupción médica de embarazo (IMG) se puede realizar en cualquier momento de la gestación, pero bajo ciertos criterios y condiciones médicas.

Argumentos científicos

Son varios los miembros de la comunidad científica quienes de manera rigurosa afirman y demuestran que la vida humana inicia a partir de la concepción. A continuación se exponen las afirmaciones de algunos de ellos.

El científico Moore-Persaud, en su obra Embriología Clínica (Elsevier – Mc Graw-Hill, 10ª edición, p. 23) señala que: “el desarrollo humano es un proceso continuo que se inicia cuando un ovocito (óvulo) de una mujer es fecundado por un espermatozoide del varón”.
El gran genetista francés y considerado el padre de la genética moderna, el Dr. Jérôme Lejeune,: “En cuanto los 23 cromosomas del espermatozoide se encuentran con los 23 cromosomas del óvulo, toda la información necesaria y suficiente esta allí, reunida en el ADN para determinar todas las cualidades de un nuevo ser humano”.
A.L. Vescovi, Prof. de Biología Celular en el instituto. de Investigación del Hospital San Rafael de Milán: “el embrión es un ser humano. Esto es innegable. Cualquier intento de hacer comenzar la vida humana en un momento posterior es arbitrario y no sostenido por argumentación científica”.
Jean Rostand en 1980, premio Kalinga (1959) junto con Jérôme Lejeune, declaraban que científicamente la vida humana inicia con la fecundación. De acuerdo con Rostand, la vida inicia: “En la primera célula constitutiva de la persona humana, es decir en el óvulo fecundado, existe un ser humano y está todo entero, con todas sus potencialidades”.
Jan Langman en 1975 describre en su libro de embriología médica describe que el desarrollo humano inicia con la fecundación, 40 años más tarde, Keith Moore lo sostiene en su libro de The Developing Human: Clinically Oriented Embryology.

A partir de dichas afirmaciones se puede apreciar cómo el código genético de los cromosomas de todas las células de un individuo es el mismo y que ese código coincide con el de la que fue su primera célula, es decir, el óvulo fecundado y que ese código es distinto del de las células de sus padres.
Podemos ver entonces que desde el principio la primera célula de cada nuevo organismo animal tiene señales específicas propias de un ser sensitivo, no de un ser vegetativo. Entonces ¿es humano? Sí ¿tiene vida? Sí ¿qué hay que hacer? Respetar esa vida.
Enseñanza de la Santa Madre Iglesia sobre el aborto: No matarás

Desde los primeros inicios de la Iglesia la tradición apostólica ha enseñado que: “Dos caminos hay, uno de la vida y otro de la muerte; pero grande es la diferencia que hay entre estos caminos… Segundo mandamiento de la doctrina: No matarás… no matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido… Mas el camino de la muerte es éste: que no se compadecen del pobre, no sufren por el atribulado, no conocen a su Creador, matadores de sus hijos, corruptores de la imagen de Dios; los que rechazan al necesitado, oprimen al atribulado, abogados de los ricos, jueces injustos de los pobres, pecadores en todo. ¡Ojalá os veáis libres, hijos, de todos estos pecados!”. (Didache 2:1–2 [A.D. 70])

Además de que Padres de la Iglesia también tocaban este tema de manera directa: “El asesinato, estando una vez y para siempre prohibido, no permite destruir ni siquiera el feto en el vientre… Obstaculizar un nacimiento es meramente una forma más rápida de matar; no importa si tomas una vida nacida o destruyes una que va a nacer. Ese es un hombre que va a ser; tienes la fruta ya en la semilla” (Apología 9:8 [A.D.197]) Tertuliano, Padre de la Iglesia del siglo II.

Por último, hay que recordar algo muy importante: Los “católicos” que apoyen o practiquen el aborto están bajo pena de excomunión
“La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (CIC can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito” (CIC can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC can. 1323-1324). 
Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.”

En resumen, lo expuesto anteriormente rompe y pone en duda los pseudo argumentos de los grupos e individuos pro aborto y todo porque al aceptar que el óvulo fecundado es un cuerpo independiente y vivo, (es un ser humano desde la concepción) nos damos cuenta de que el aborto es un asesinato por intereses personales y ahora políticos; así de sencillo. Además, que las enseñanzas de la Iglesia Católica protegen al no nacido desde los primeros siglos y excomulga de manera automática a quien practique, sea cómplice o asista en un aborto por atentar contra el quinto mandamiento: No matarás.

En cuanto a Francia (y todos los demás países que atentan contra la vida de los no nacidos), es tan abominable lo que sucede que solo se le podría comparar con Babilonia o la Roma de Calígula, ni siquiera hay palabras para describir que desde la carnicería de la Revolución Francesa hasta hoy, pasó de ser la Hija mayor de la Iglesia a convertirse en cuna de paganismo y ofertorio a demonios.

Santo Dominguito de Val, rogad por nosotros.

Mario Uriostegui