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martes, 21 de febrero de 2017

El cisma está a las puertas (5)



CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES
Y, sin embargo, pese a todos los pesares y a todas las apariencias, la Iglesia subsistirá, puesto que está la Palabra de Dios de por medio ... aunque -todo hay que decirlo- quedará reducida a su mínima expresión. Será una Iglesia al estilo de la que había en los primeros tiempos del Cristianismo en que los cristianos eran perseguidos y vivían escondidos en catacumbas, para no ser descubiertos y entregados a los leones. 


Fue la época de los mártiresque dieron su vida antes que negar la divinidad de Jesucristo. Jesucristo no fue un mito¡no se muere por una fábula inventada! Siendo esto así asombra que llegue a negarse hoy hasta la misma existencia histórica de Jesús, como si éste hubiese sido un mero producto de la imaginación de los primeros cristianos. 

A esto llega la no admisión de lo sobrenaturalSi los hechos contradicen mi pensamiento, peor para los hechos. Se negará todo lo que no se comprenda, pues no es la verdad lo que interesa sino los sentimientos de las personas, por desvariados que sean ... y esto hasta el punto de llegar a negar lo evidente y lo obvio ... ¡tal y como está ocurriendo hoy en día! 

El hombre que reniega de Jesucristo, además de ser un malvado, acaba convirtiéndose en una amenaza, para sí mismo y para la humanidad, en un ser idiotizado e incapaz de pensar nada que no se lo den ya fabricado por otros.

Como digo, la Iglesia "oficial"
  1. Aquélla que será seguida por el mundo, pues dirá al mundo lo que éste quiere oír. 
  2. Aquélla que permitirá la comunión a los divorciados vueltos a casar y no arrepentidos. 
  3. Aquélla que admitirá a Lutero como un santo más que quiso renovar la Iglesia, pero que no lo dejaron. 
  4. Aquélla que, so capa de ecumenismo ("falso") celebrará misas conjuntas con los protestantes
  5. Aquélla que cederá en los dogmas "en favor de la moral", llegando a negar la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y reduciéndola a algo simbólico
  6. Aquélla en la que todo el mundo se salvará, porque no existe el infierno ("según ella") 

... esa Iglesiaaun cuando sean mayoría, que lo seránno será la auténtica Iglesiaaquélla que Jesucristo fundó y aquélla que no puede desaparecer.

En el Apocalipsis se lee que Dios permitirá esta situación, puesto que dice que "concedió (a la Bestia) hacer la guerra contra los santos y vencerlos" (Ap 13, 7a) ... "y la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyo nombre no está inscrito, desde el origen del mundo, en el libro del Cordero que fue sacrificado" (Ap 13, 8).

En el Evangelio de san Mateo dice Jesús que "surgirán muchos falsos profetas que engañarán a muchos. Y, al crecer la maldad, se enfriará la caridad de muchos" (Mt 24, 11-12). "Y si no se acortasen tales días nadie se salvaría; pero por los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt 24, 22).

Y, sin embargo, aun cuando todas estas cosas son verdad, tenemos que leerlo todo, pues -en último término- las palabras de Jesús son siempre consoladoras ... y nos dicen lo que tenemos que hacer y cómo tenemos que actuar en cualquier situación:

"Cuando comiencen a suceder estas cosas, tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se aproxima vuestra redención" (Lc 21, 28). 

Así es, pues, como tenemos que proceder, exactamente tal y como el Señor nos dijo que lo hiciéramos. Si seguimos sus consejos jamás quedaremos confundidos: "No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed, sobre todo, al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el infierno(Mt 10, 28).Y, más adelante: "Quien persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 24, 13).

Y puesto que "las palabras del Señor son Espíritu y son vida" (Jn 6, 63) atrevámonos a decir, con san Pablo:

"¿Quién nos separará del amor de Cristo?" (Rom 8, 35). "Estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)


José Martí

Los que permanezcan fieles a Jesucristo se quedarán fuera de "la Iglesia" (Padre Santiago Martín)


[Lo que podemos escuchar en este video es de noviembre de 2015, posterior al segundo Sínodo sobre la familia y previo a la Exhortación Amoris Laetitia]

Establece aquí el padre Santiago Martín, con espíritu casi profético  la similitud existente entre los pasos seguidos para llegar al aborto como un derecho de la mujer y contra el cual estará prohibido y sancionado hablar o manifestarse. Pínchese aquí, por ejemplo (caso de Francia) ... y la situación a la que se llega cuando se comienza por aprobar la comunión de los divorciados vueltos a casar: al final estará bien visto que eso sea así, como si fuese un derecho (comunión para todos) y se acabará diciendo que aquél que no "comulgue" con estas ideas estará fuera de la Iglesia ... ¡bueno, de esta "nueva Iglesia" que no es la que Dios quiso! (Pinchar, por ejemplo, aquí, aquí, aquí y aquí ) ... Todo se andará. Es cuestión de tiempo ... y, por lo que parece, de muy poco tiempo.

Esto me recuerda, y no me importa repetirlo una vez más, las palabras de Jesús, relativas a los últimos tiempos: "Os expulsarán de los templos; más aún, se acerca la hora, en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 2)

Duración 9:05 minutos

La popularidad del Papa disminuye en Roma




El Papa Francisco parece haberse ofendido por una campaña anónima de carteles que puso en duda su misericordia. El 4 de febrero, Roma despertó con más de 200 carteles de un Papa con un rostro severo pegados en toda la ciudad, con una inscripción que pregunta, “¿pero dónde está tu misericordia?”

Los carteles no identificados acusaron a Francisco de haber “ignorado a los cardenales” y “decapitado a la Orden de Malta” – referencias a una amarga disputa entre la Orden y el Vaticano que mandó al banquillo a un cardenal conservador.

Al día siguiente del incidente, el Papa hizo un llamado a los peregrinos durante la oración del Angelus a permanecer lejos de “los gérmenes contaminantes del ego, la envidia y la calumnia”.

Luego, el 12 de febrero, criticó el uso cotidiano de “insultos”, una aparente referencia a los carteles anónimos, aunque parecía también aludir a una avalancha de críticas recibidas en los últimos meses por sus reformas progresistas en el Vaticano y su disentimiento de la enseñanza y la práctica de la Iglesia. En su discurso semanal del Angelus, Francisco destacó el mandamiento de Jesús: “No matarás”, diciendo que el edicto se aplicaba no sólo al homicidio real, “sino también a aquellos comportamientos que ofenden la dignidad de la persona humana, incluyendo palabras insultantes”. Agregó que “quien insulta a su hermano mata a ese hermano en su corazón”.

Los insultos son verdaderamente graves pecados contra la caridad, especialmente los insultos contra la Fe. Sin embargo, los carteles anónimos no fueron intencionados como insultos hacia el Papa, sino que fueron cuestionamientos serios en cuanto a dónde está su misericordia

Después de todo, ha mostrado misericordia por una ONU liberal en contra de la vida que usa su Vaticano para promover un planeta más “sustentable” a través del control de la población (aborto), y ha exonerado a personas como Albrecht von Boeselager de los Caballeros de la Orden de Malta que fue despedido con razón por su superior Fray Matthew Festing por distribuir millones de dólares en anticonceptivos y drogas abortivas, mientras que Festing fue despedido a su vez por el Papa. ¿Dónde está la misericordia del Papa?

El papa ha mostrado su misericordia a los delincuentes como la abortista Emma Bonino a quien llamó “una de los grandes de Italia”, y para Fidel Castro, quien vivió para el pelotón de fusilamiento; mientras despreciaba y despreciaba a destacados prelados del Vaticano como los Cardenales Burke y Sarah por su testimonio humilde e inquebrantable de la fe católica.

Peor aún, se ha burlado de los jóvenes católicos que prefieren asistir a la Misa tradicional en Latín, y llegó a decir que la razón por la que los jóvenes asisten a esta forma más “rígida” de la Misa es para “ocultar sus males”. En una entrevista concedida por el Papa Francisco a su confidente y redactor jefe de Civiltà Cattolica, el P. Antonio Spadaro SJ, expresó su “asombro” ante el hecho de que jóvenes, que no fueron educados con la Misa en Latín, no obstante la prefieren.

“Y me pregunto: ¿Por qué tanta rigidez? Escarben, escarben, esta rigidez siempre esconde algo, inseguridad o incluso algo más. La rigidez es defensiva. El verdadero amor no es rígido”.

Palabras como estas son “los gérmenes contaminantes del ego, la envidia y la calumnia” que necesitan ser limpiados de la Iglesia. Cuando Cristo dijo: “No matarás”, también se refería a no matar el espíritu de los jóvenes, que después de mucha oración, deliberación y lucha, han decidido hacer algo bien en la vida para el deleite de su Creador. Un crimen es que deban ser “insultados” a causa de su fe de esta manera. ¿Acaso su pastor en jefe consideró su propia rigidez en contra de la bondad de éstos?

Si Francisco fuese fiel a su corazón, lloraría lágrimas de gratitud por el hecho de que estos jóvenes, quienes podrían estar usando su tiempo para dedicarse a la cultura pop y al pecado, prefirieron crecer y unirse a Dios en la antigua misa. Sería fácil de comprender que es Cristo mismo quien gentilmente atrae estas preciosas almas hacia sí mismo, a la Misa Tradicional. ¿Por qué habría de preguntárselo Francisco?

Parece tener una fobia acerca de la bondad de Dios. Esta bondad se manifestó a través de los siglos por las glorias de la tradición con la cual Dios ha enriquecido a su Iglesia. En su misericordia El nos ha extendido las joyas de la tradición sagrada y de la Misa en Latín, para que sea un gozo y una purificación para su pueblo, ¿por qué desprecia Francisco estos tesoros mientras adultera a la Iglesia con el cambio? ¿Mujeres diaconisas? ¿Ministros laicos de la Eucaristía? ¿Comunión a los adúlteros? ¿Respeto por la “orientación gay”? Misa de los jóvenes en la playa con guitarras, ropa de playa y bailarines gay? ¿A qué tipo de escándalo está empujando a la juventud? Descarta las reglas y los reglamentos y luego burla al rebaño con esta alegre socialización que él llama misericordia! “¡Ay del mundo por sus escándalos!” (Mateo 18: 7)

No, los carteles en Roma no eran un insulto para el Papa, sino que fueron providencialmente puestos para su instrucción. Oremos para que Francisco revise este asunto y aprenda por él. Y déjenle “escarbar, escarbar”, para que descubra su propia “rigidez” que lo hace “defensivo” contra la Tradición.

David Martin

Idolatrar al Papa es contrario al Evangelio (Entrevista con Monseñor Athanasius Schnëider)


En el contexto del segundo congreso Summorum Pontificum celebrado en Guadalajara, México, este mes de febrero, nuestro coordinador general, Mauricio Ponce, ha tenido la oportunidad de entrevistar a Monseñor Schneider. Para aumentar su difusión internacional esta entrevista se ha realizado en inglés subtitulada al español.



Duración 48:21 minutos

[En esta entrevista se tocan diversos temas. Entre ellos, el caso de la FSSPX, el Concilio Vaticano II, la comunión en la mano, el concepto de obediencia al Papa, la comunión de los divorciados vueltos a casar y, por supuesto, el caso Lutero. Yo copio, por escrito, lo mismo que se puede escuchar en el video, tomando como referencia Adelante la Fe. Aunque sea algo largo, en extensión, se puede leer (o escuchar) en dos o tres sesiones. Pero merece la pena]

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- Su Excelencia Mons. Athanasius Schneider, gracias por esta oportunidad de tener esta entrevista para ambos sitios web, Rorate Coeli y Adelante la Fe. De parte de todos nuestros lectores le agradecemos esta oportunidad. 

Monseñor, de cara a la presente confusión y ambigüedades, y para clarificar algunas preocupaciones entre los fieles católicos, me gustaría empezar con algunas preguntas.

Primero, recientemente mons. Fellay parece haber aceptado el guante que Su Excelencia le lanzó en diciembre cuando le decía que era irreal esperar que la situación fuera perfecta para firmar el acuerdo con Roma. A tenor de sus declaraciones parece haber un convencimiento por su parte de ir hacia adelante siempre que les dejen “ser ellos mismos”. En este punto ¿qué le diría a monseñor Fellay y al papa Francisco como último impulso para que estrechen las manos?

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- Yo diría en primer lugar que no es una cuestión de un acuerdo, porque cuando hablamos de un acuerdo existen diferencias. Pero en este caso, no existen diferencias en cuanto a la fe, en la fe católica. Así que es más bien una cuestión de la disciplina yo diría en primera instancia y, por lo tanto, esto se trata de una cuestión pastoral también, el que una comunidad como la FSSPX la cual es muy evidente que ofrece frutos visibles para edificar la fe católica y transmite la integridad de la fe católica, la liturgia y la vida cristiana tal y como se practicaban durante varios siglos.

Pero el problema es que esta manera en la que ellos trabajan y existen, desafortunadamente, no tiene el reconocimiento de la Santa Sede, este es un requerimiento para cada comunidad católica, un requerimiento indispensable para ser católico, el tener también una conexión canónica visible con la Cátedra de Pedro, al Vicario de Cristo. Este es un requerimiento básico de cualquier trabajo católico en el mundo. Sin embargo, debido a las condiciones específicas que se suscitaron después del concilio, y que aún perduran, la profunda crisis de fe dentro de la Iglesia no ha sido posible que la FSSPX obtenga el reconocimiento oficial de la Iglesia.

Monseñor Lefebvre los fundó en 1970, pero desafortunadamente el reconocimiento que la Iglesia les había otorgado les fue quitado en 1975. Así que Mons. Lefebvre apeló en contra de esta supresión, la cual en mi opinión fue también injusta, pero su apelación fue rechazada

Y en cierto sentido cuando ahora la Santa Sede les otorgue el reconocimiento de su status canónico, esto sería en cierto sentido la aceptación de la apelación realizada por Mons. Lefebvre en 1975. Así que pienso que -yo diría que- el papa debería estar feliz cuando un número grande de sacerdotes, más de 600, varios cientos de hermanas, centenares de seminaristas y muchos otros fieles alrededor del mundo tendrán su reconocimiento oficial para continuar con su buena labor de evangelización, de edificación de la Iglesia, en un tiempo en el cual, en todo el mundo y de manera especial en el mundo occidental, estamos siendo testigos de una crisis de fe muy profunda dentro de la Iglesia y de un descenso de la vida cristiana. 

Así pues, en los tiempos de crisis debemos unir todas las buenas fuerzas eclesiales y por lo tanto pienso que este plan esperemos que sea alcanzado pronto… que el trabajo de Mons. Lefebvre y su comunidad, ahora que ha crecido mucho, puedan ser capaces de realizar su contribución de edificación de la Iglesia, de preservar la fe y de la educación de los sacerdotes de manera especial.

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- Gracias monseñor. La fórmula propuesta de la prelatura personal parece ser vista por muchos como una panacea, sin embargo, el canon 297 del Código de Derecho Canónico establece claramente que para la implantación de una prelatura personal en una diócesis se requiere el permiso del obispo local. 

¿Piensa Su Excelencia que bajo esta forma canónica podría implantarse la FSSPX en diócesis en las que el obispo sea hostil, que dicho sea de paso, serían la gran mayoría? ¿Cómo prevé podría desarrollarse esto para que este acuerdo no fuera luego sepultado en la práctica por dichos obispos, como le pasa a otros institutos como la FSSP que es sólo recibida por una ínfima minoría episcopal?

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- Bueno, pienso que éste no es un punto muy fundamental. En la práctica, por supuesto, cuando el código de derecho canónico establece esto, es una ley general de la Iglesia. Una prelatura personal o incluso una orden de derecho pontificio debe pedir el permiso del obispo local antes de abrir su casa o de iniciar su apostolado

Así que es una práctica común en la Iglesia y lo fue también en la antigüedad antes del concilio como una ley canónica similar, aunque el término de prelatura aún no existía, pero si existía de derecho pontificio. Pero pienso, desde mi punto de vista que este no es un asunto problemático porque también debemos confiar en la Providencia de Dios. No podemos comportarnos en la Iglesia como una compañía de seguros con la seguridad de una póliza de que esto sucederá en un futuro. Somos la Iglesia no una entidad secular o política, sino sobrenatural también.

Así que en el momento presente la FSSPX tiene muchos laicos y muchos lugares donde están trabajando y donde ellos mismos no tienen suficientes sacerdotes, tengo conocimiento de esto, para atender a todos los lugares donde ya están presentes. Hasta donde sé, la Santa Sede ha establecido que en el momento en que la prelatura sea erigida, los lugares que ya existen y sus casas e iglesias serán automáticamente reconocidas, sin haber pedido la anterior aprobación del obispo. Esta disposición sería solo para las futuras nuevas fundaciones. Pienso que entonces la prelatura puede ir a otros obispos que la acepten y hay obispos que aceptarán y aquellos obispos que no la acepten no son eternos, pueden tener otro sucesor que aceptará. Así que debemos tener una visión más sobrenatural y confianza.

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- ¿Tener mayor confianza, que estas comunidades existentes de la FSSPX se acerquen a los obispos locales?.

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- Una de las mayores dudas en general sobre este posible acuerdo son las verdaderas intenciones del papa Francisco ¿Cómo puede entenderse que, por un lado, se destruya a los Franciscanos de la Inmaculada y por otro se tienda a un acuerdo con la FSSPX? ¿Por qué unos sí y otros no?

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- No podemos saber las intenciones, no podemos juzgar a priori las intenciones del papa Francisco hacia la FSSPX. Así que, en general, debemos asumir que cuando el papa les ofrece una prelatura es porque tiene buenas intenciones, es una ley moral básica. 

Por supuesto que las circunstancias, tal y como mencionaste, pueden inducirnos a suponer que las intenciones no serán buenas, pero no tenemos garantía, no podemos decirlo. Por lo tanto, como lo dije, debemos de confiar en la Providencia de Dios

Otro problema es la posibilidad hipotética que algunos de los miembros y de los sacerdotes de la FSSPX están temiendo es que cuando vean que son reconocidos como prelatura la Santa Sede pueda ejercer presión sobre ellos o requerirles abolir o cambiar algo de su identidad, pero en realidad estaría entonces en ellos el resistir y preservar su identidad. 

Así que incluso cuando ellos digan que pueda existir un caso hipotético, no podemos ver ni prevenir el futuro, pero sólo en éste hipotético caso quiero decir, en esta situación tan extrema donde en un futuro o después de algunos años de existir la prelatura la Santa Sede les pueda pedir cambiar algo en contra de su identidad, ellos deben resistir esto, decir que es injusto y que se opone a lo que fueron sus intenciones al aceptar la prelatura y que eso destruirá su carisma

Entonces ellos deben resistir y entonces -en mi opinión- deben decir con todo el respeto a la Santa Sede “pueden quitarnos la prelatura de nuevo, no la necesitamos, lo más importante es preservar nuestra identidad por el beneficio de la Iglesia, no por nuestro propio beneficio sino por el de la Iglesia”

En este caso hipotético ellos tendrían que renunciar a la prelatura y continuar como están, así que no perderían nada. Está en ellos el preservar su identidad.

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- Entonces, ¿ahora podemos decir que la firma de este acuerdo está en manos de la FSSPX? La última palabra, ¿Quién tiene la última palabra?

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- La última palabra la tiene, por supuesto, el santo padre, el papa. Hasta donde tengo conocimiento los requerimientos para que la FSSPX sea erigida como prelatura no son realmente demasiados, solo los elementos básicos de la fe católica, para ser católicos en unidad con el papa. Hasta donde sé no es demasiado lo que se les está requiriendo. No tengo un completo conocimiento de la fase actual de los asuntos en Roma entre la Santa Sede y la FSSPX pero de acuerdo a lo que he sabido antes no es demasiado lo que ahora se les está requiriendo. Así que quizás depende del papa, creo, el dar un paso en concreto y ofrecerles una fecha en concreto.

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- Monseñor… Varios eminentes autores, como Romanio Amerio y Gherardini, han señalado que el problema con el Vaticano II -núcleo de la discusión con la FSSPX- no son solo algunas interpretaciones desviadas, sino que algunos de sus textos, en sí mismos, favorecen el error y la confusión. 

¿No piensa que incluso en medios conservadores sigue habiendo una especie de conciliolatría, de tabú a hablar de esto, tratando de defenderlo a toda cosa y, con ellos deteniendo el verdadero debate sobre el origen de la crisis y, por lo tanto, su solución?

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- Bueno pienso que, en primer lugar, deben entender lo que fue el Concilio Vaticano II. El concilio fue primariamente, incluso declarado por el papa Juan XXIII y por Pablo VI en repetidas ocasiones, un concilio pastoral no doctrinal ni dogmático. Fue la intención de la Iglesia el no otorgarles a estos documentos una enseñanza definitiva

Cuando no hay una enseñanza definitiva significa que puede haber alguna evolución en estas cuestiones e incluso correcciones y esto es normal, lo fue en el pasado también

Por ejemplo, hubo un concilio ecuménico, que también fue dogmático, en Florencia en el siglo XV y se declaró en un documento doctrinal -no pastoral, sino doctrinal- cuál es la materia del sacramento de la ordenación. La pregunta era si imponer las manos en el candidato o si darle el instrumento del cáliz, ¿cuál es el momento de la materia? 

Santo Tomás de Aquino dice que la materia se da cuando el obispo entrega el cáliz y dice: accipe potestatem celebrandi sacrifice missae… “recibe el poder de celebrar la misa”, pero otros teólogos en la Edad Media en la Iglesia oriental decían que era la imposición de las manos del obispo lo único necesario. Entonces el Concilio de Florencia optó por la posición de Tomás de Aquino, sin nombrar en esta materia la imposición de manos ... y fue un concilio ecuménico; aunque, de hecho, después del concilio la Iglesia permitió discusiones incluso en contra de esta posición

Había teólogos y el papa decía “por favor pueden discutir” incluso en contra de la posición del Concilio de Florencia en este asunto específico: fue toda una discusión. Y no fue hasta cuatrocientos años después que Pío XII en 1947 estableció de manera definitiva que la materia de la ordenación es sólo, únicamente, a través de la imposición de las manos.

Por lo tanto, incluso en el Vaticano II hay textos y fórmulas que, en una manera similar al Concilio de Florencia, pueden ser cambiados porque no son definitivos. Esto debe crear una atmósfera de discusiones que incluso en los asuntos del concilio Vaticano II no están en contra de la autoridad del Magisterio. 

Ahora, cincuenta o sesenta años más tarde tenemos una actitud muy extrema y poco saludable de aceptar, de interpretar y mirar el Vaticano II y sus documentos casi como infalible, ex cathedra y esto no es verdad y por esto pienso que las críticas justas de Mons. Lefebvre y de la FSSPX a algunas expresiones del concilio – no a su totalidad, sino a algunas -, es realmente una ayuda, será una ayuda para la Iglesia. 

Cuando la FSSPX sea completamente integrada como una institución canónica de la Iglesia ellos podrán realmente ofrecer de manera oficial a la Iglesia una buena contribución a las necesarias discusiones teológicas y profundizar algunos aspectos del concilio que tuvieron un carácter temporal hace cincuenta años, hace más de cincuenta años. 

Así que, en mi opinión será de ayuda. Aun las buenas críticas, las críticas teológicas de la FSSPX deben de hacerse, por supuesto siempre con respeto al Magisterio. Se trató de un concilio ecuménico y debemos tomar esto en consideración. Pero como repito, el Concilio Vaticano II fue principalmente un concilio pastoral.

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- En otros asuntos monseñor tenemos una preocupación. Hay muchos sacerdotes que están contra la comunión en la mano pero por miedo a sus obispos y un supuesto espíritu de “obediencia” no se atreven a dejar esta práctica. ¿Es posible para estos sacerdotes hacer objeción de conciencia sobre esta práctica? ¿Qué les diría a los que dudan?

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- Existe un documento que fue publicado con la autoridad de Juan Pablo II que se titula Redemptionis Sacramentum en 2004, en relación a la disciplina de los sacramentos. Ahí se encuentra una norma que establece que cuando el sacerdote tiene la conciencia de que existe un peligro de profanación del Santísimo Sacramento, él tiene el derecho de no dar la comunión en la mano, así que por lo menos ahí se encuentra una norma. En este caso el sacerdote puede referirse a esta norma en Redemptionis Sacramentum y decir que dar la comunión en la mano contribuye usualmente, incluso demostrado por los hechos, a la pérdida de fragmentos que con frecuencia caen al piso o que se pegan en los dedos o en la palma de la mano y que existe incluso el peligro de robar la santa hostia, lo cual es un peligro real en varios lugares. Y cuando el sacerdote es consciente de esto, puede negarse a dar la comunión en la mano y pedirle a la gente que no haga esto.

Sería bueno que el sacerdote realice una catequesis para preparar a la gente, que haga una buena homilía de los peligros, de los peligros prácticos de dar la comunión en la mano y por el otro lado de la grandeza, realmente de la indescriptible grandeza, del Santísimo Sacramento

Así que, conforme él vaya educando a la gente pienso que, con el tiempo a corto plazo, la mayoría no recibirá la comunión en la mano. De modo que es una cuestión de educación, de paciencia, pero como he dicho cuando el sacerdote tiene realmente duda en su conciencia y está consciente de que existe un peligro pienso que puede negar la comunión en la mano y pedirlo de manera amable; al negarse debe hacerlo con caridad, quizás hablar antes con esta persona y explicarle con amor “por favor respeta también mi conciencia como sacerdote, yo también tengo una conciencia como sacerdote, y en este caso te pido no recibirla en la mano”. Es muy doloroso encontrar esta práctica en una gran mayoría de las iglesias.

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- Un polémico documento del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos equipara a san Ignacio de Loyola o san Francisco de Borja con Lutero… Martín Lutero, Calvino y otros, llamándolo “testigo del Evangelio”. Nosotros como católicos, conscientes del grave daño que el hereje Lutero causó a la Iglesia, ¿cuál debería ser nuestra postura o qué camino seguir si nuestras autoridades eclesiásticas nos invitan a considerar a Lutero como un testigo del Evangelio?
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- Bueno, este documento fue emitido por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y este Consejo no tiene autoridad doctrinal, por lo tanto, no debemos tomar muy en serio este documento que objetivamente se encuentra equivocado. Esto está en contra de las evidencias. No podemos poner al mismo nivel a Lutero y a san Ignacio, esto es una contradicción. 

Lutero no puede ser un testigo del Evangelio y la Iglesia no nos pedirá aceptar esto porque esto es sólo una declaración del Consejo Pontificio así que no debemos tomarlo en serio. Cuando examinamos con sinceridad y honestidad a Lutero y su trabajo, él realizó en realidad un inmenso daño a la cristiandad entera, dividió al cristianismo y este no es un testigo del Evangelio. Él negó casi toda la ‘tradición’ previa de 1.500 años; éste no puede ser un testigo del Evangelio, quien se pone a sí mismo como la autoridad para interpretar la palabra de Dios

Esto está en contra de la fe que Cristo nos dio y que los apóstoles nos transmitieron en una forma básica. El rechazar la santa ‘tradición’ como fuente real de revelación y el entero pensamiento de la Iglesia que el Espíritu Santo dirigió en los asuntos dogmáticos y doctrinales. Y este es el caso, Lutero no rechazó la tradición disciplinaria o la tradición pastoral, sino que rechazó la tradición doctrinal fundamental de la Iglesia y la tradición doctrinal de la Iglesia es el Evangelio, esto es el Evangelio. Y cuando rechazó la sustancia entera de la tradición apostólica, inmutable y constante, que en el caso de Lutero fueron 1500 años, entonces estoy rechazando el Evangelio.

Por ejemplo, en Kazajistán donde actualmente vivo, había un santo sacerdote mártir que fue beatificado como mártir, el padre Alexi Zarinsky a quien mis padres conocieron de manera personal y que me bendijo cuando era niño, este sacerdote era del rito bizantino, pero católico, y los comunistas le pidieron, no negar a Cristo ni los sacramentos, sino negar un solo punto del Evangelio, la primacía de Pedro, el papado, que se encuentra en el Evangelio. Y en el tribunal el padre Alexi les respondió que si negaba ese punto sobre la primacía de Pedro negaría el Evangelio entero, sería el anti-testigo del Evangelio entero. Esto ocurrió en nuestros tiempos, murió en 1963.

Así pues, en el caso de Lutero él rechazó el corazón de la Iglesia que es la Eucaristía, rechazó la esencia y sustancia sacrificial de la celebración eucarística y esto es el corazón de la Iglesia, la Eucaristía. Esto es sólo un ejemplo, ¿cómo puede ser uno testigo del evangelio cuando rechaza el corazón de la Iglesia?, la naturaleza sacrificial de la misa por sí misma y le llamó a la misa una invención del demonio – lo cual es una blasfemia -, le llamó al papado una invención de Satanás. ¿Cómo puede ser una persona así llamada testigo? Cuando hacemos esto o no creemos en el carácter sacrificial de la misa, o no creemos en el primado de Pedro, o no creemos de una manera católica en una inmutable tradición de la Iglesia, o estamos diciendo mentiras y jugando sólo un juego políticamente correcto lo cual es muy deshonesto, o tenemos una posición relativista donde lo que es verdad y lo que no es verdad es lo mismo.

Así que, en este caso, cuando este documento del Consejo Pontificio señala que Lutero está al mismo nivel como testigo del Evangelio que san Ignacio, están poniendo la verdad y el error al mismo nivel. Esto es una posición filosófica y teológica de relativismo, y esto es muy peligroso. De este modo creo que no debemos tomar en serio este documento ya que no tiene ninguna autoridad doctrinal y es por sí mismo contradictorio y completamente equivocado. Este documento no durará muchos años porque la Iglesia es más poderosa, las verdades inmutables son más poderosas que estos documentos tan débiles y equivocados, se perderán con el tiempo.

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- Monseñor, sabemos que como católicos debemos someternos a la autoridad del papa, sin embargo ante la confusión cada vez mayor entre los fieles generada por las libres y catastróficas interpretaciones de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, con la comunión a adúlteros, Lutero como testigo del evangelio, restitución del gran canciller de La Orden de Malta, acusado de permitir la distribución de condones; hay un número de fieles cada vez mayor que ya no quieren someterse a la autoridad del papa ni de sus autoridades, con un alto riesgo de adoptar una postura sedevacante. Como católicos interesados en mantenernos dentro de la Iglesia Católica, ¿cómo podemos sostener y reconocer la autoridad del papa, sin obedecer cosas contrarias a lo que siempre ha sido la fe católica? ¿La sumisión a la autoridad del papa es lo mismo que obediencia ciega?

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- No. Como católicos y esta es una característica de ser católicos, debemos estar sometidos canónicamente al papa, al Vicario de Cristo, aceptar su autoridad, tener respeto por él, rezar por él y tenerle un amor sobrenatural básicamente

Esto no significa una obediencia ciega, por supuesto que no, porque no estamos en una dictadura. En una dictadura sí, debes obedecer ciegamente, o cuando estás en el ejército, no hay cuestionamientos. Pero estamos en una familia, la Iglesia es una familia donde también es posible discutir, donde también es posible en alguna forma la corrección con respeto y con amor. Y cuando esto no es posible entonces no hay una verdadera atmósfera de espiritualidad de Iglesia, habría una atmósfera de intimidación, de represión, de temor, y esto no es la atmósfera del Espíritu Santo de ninguna manera.

Por lo tanto, tomamos ejemplos de santos en la Iglesia, santa Catalina de Siena – Doctora de la Iglesia-, ella mantuvo siempre un profundo amor y respeto al papa, pero le escribió varias cartas con muchas críticas severas, por amor a él. Ella amonestó al papa y esto fue algo correcto y la Iglesia la reconoce como santa y es Doctora de la Iglesia

Incluso ella le escribió una carta a uno de los papas de entonces, el cual hizo mucho daño a la Iglesia y fue finalmente responsable por el gran cisma: “Santo Padre, si no se convierte, por favor, apártese y renuncie al papado, escribo esto por amor a su persona, por su salvación eterna y por la Iglesia”. Esta actitud no es sectaria, no es cismática, no está en contra del papa… de ninguna manera. Y en este sentido creo que, mientras mencionas estos problemas, que debemos de mantener siempre la visión sobrenatural del papado y del papa, pero no debemos idolatrar al papa ni practicar la papolatría haciendo del papa un Dios divinizándolo. Esto es contrario al Evangelio, esto está en contra de la tradición de los Padres de la Iglesia.

Pienso que hubo una evolución en la Iglesia en los últimos cien años hacia esta poco saludable papolatría que en cierta forma diviniza al papa. Esto está en contra de la tradición más antigua y constante de la Iglesia. Quizás esta crisis que estamos actualmente experimentando, ayudará a la Iglesia a tener un mayor balance en relación a la actitud con el papa, para evitar tener esta extrema papolatría y divinización del papa y permitirle a la Iglesia la posibilidad de hacer de una manera también respetuosa y amorosa una apelación al santo padre cuando exista un peligro, un peligro objetivo para el bien común de la Iglesia. 

Como san Agustín escribió, y santo Tomás de Aquino, citándolo, cuando san Pablo realizó una corrección al primer papa, Pedro, y lo hizo públicamente, no de manera privada, en la carta que escribe a los gálatas en un asunto que no era tanto doctrinal ni dogmático sino más bien práctico y pastoral sobre un error de Pedro, y entonces Pablo hace esto… San Agustín dice que Pedro fue tan humilde y tan sabio que aceptó esta corrección, él no dijo “ustedes están en contra mía, son herejes, son cismáticos”, ¡no!. 

Él aceptó esto con gratitud y así debería hacer el papa en estos días: “gracias mis queridos hermanos, hijos e hijas, cuando me informan que hay algún peligro para la fe, para el bien común de la Iglesia, yo reflexionaré, no me enojaré con ustedes” y así el papa debería decir también a los obispos y a los cardenales: “no estoy enojado con ustedes cuando señalan algo incluso públicamente”, incluso hay un ‘no’ como posibilidad.

La corrección de san Pablo fue pública e incluso lo escribió en sus cartas que están inspiradas por el Espíritu Santo, para todas las generaciones que hasta el fin del mundo leerán la corrección al primer papa, como Palabra de Dios. Pablo hizo esto público

Si Pablo viviera hoy usaría internet porque este sería el medio público como en su tiempo fue su epístola que envió a todas las Iglesias. Por lo tanto, para mí no hay ninguna dificultad ni es problema el que los cuatro cardenales hayan publicado esta apelación pública al papa. Debería de ser por supuesto una situación excepcional, pero estamos siendo testigos de una situación excepcional de confusión que es de cierta forma sin precedentes en la historia de la Iglesia porque esta confusión está creciendo en el mundo entero y está alcanzando a casi todas las doctrinas básicas de la Iglesia y no sólo una en específica. El asunto del divorcio, de la Eucaristía, de la ley moral de Dios, es básico, el relativismo donde la verdad y el error están al mismo nivel.

Así que estamos siendo testigos de una crisis de fe que es realmente casi universal y, por lo tanto, en tales casos excepcionales pueden aceptarse recursos excepcionales que contribuyan para ayudar a detener esta crisis. Pero, debo añadir que, y esto quisiera decírselo a los fieles, los recursos más poderosos no lo son una apelación al papa o una especie de conexión fraterna o filial. Estos no son los recursos principales. Creo que esto no producirá el mejor efecto. 

Nosotros tenemos el recurso más poderoso para ayudar al papa, para que él pueda ayudar a la Iglesia a superar esta confusión doctrinal, y es a través del recurso de la oración, a través de un intensivo recurso de oración profunda e incluso de sufrimiento, de hacer trabajos de reparación, de expiación a favor del papa, por su alma, que él pueda recibir la orientación de Dios, la luz para confirmar a la Iglesia entera sin ambigüedades, en las verdades, como lo hizo san Pedro y casi todos sus sucesores. Así que estos son nuestros medios, la oración, el sacrificio, y esto es lo más poderoso, y Dios lo aceptará estoy convencido, y guiará a la Iglesia fuera de esta crisis tal y como Él lo ha hecho tantas veces en los últimos 2.000 años.

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- Gracias Monseñor por aclarar estos puntos.

Monseñor, algunos obispos y cardenales han declarado en días recientes que, la sola conciencia basta para recibir la comunión. ¿Es posible decir que quien se sienta en paz con su conciencia puede acercarse a recibir la santa comunión?

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No. Esta declaración está en contra de la constante enseñanza y de la tradición de la Iglesia. Es el principio del subjetivismo, en última instancia de Lutero, del protestantismo. En las comunidades protestantes existe este método de que la conciencia es el juez supremo. ¡Y no! la conciencia no es el juez, ésta debe escuchar la voz de Dios. Esta es la verdadera conciencia, cuando escucha. Y existe el mandamiento de Dios de manera clara, y la enseñanza de la Iglesia

El no cometer adulterio y estar en estado de gracia incluso de manera objetiva no sólo subjetiva, y de esta manera recibir la santa comunión porque los sacramentos no son acciones privadas de cada individuo, los sacramentos son públicos, son las acciones más públicas de la Iglesia. Por lo tanto, debe haber un criterio objetivo. Tal y como san Pablo nos lo dijo ya en la primera carta a los corintios, y esto es palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo, por lo tanto la conciencia individual no puede ser en este caso el juez sino la Palabra de Dios y la tradición constante de la Iglesia.

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- Ante las recientes amenazas de suspensión ad divinis para los sacerdotes malteses por parte de sus obispos que se nieguen a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar y el reciente caso de un sacerdote suspendido ad divinis en Colombia. ¿Qué opinión tiene al respecto de la postura de obispos como los de Malta? Y ¿qué nos espera a nosotros como fieles católicos si en nuestras parroquias llegamos a tener sacerdotes dispuestos a permitir la comunión sacrílega con tal de no ser suspendidos? ¿Y qué debemos hacer nosotros al respecto?
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- Bueno, no conozco los textos de estas normas de los obispos malteses y por lo tanto no puedo hablar directamente de esto, pero cuando un obispo hace esto está cometiendo un grave abuso de su poder. Está ordenando pecar, y cuando un obispo o incluso un papa ordena pecar, debo rechazar esto porque debo obedecer a Dios. Por lo tanto, en este caso el sacerdote debe decirle al obispo: “su excelencia, usted me está ordenando cometer pecado y no puedo hacer esto, debo obedecer en este caso a Dios y no puedo obedecerlo a usted en este caso”. Pero, hasta donde tengo conocimiento estos casos son raras excepciones y espero que no se propaguen por la Iglesia este tipo de normas tan drásticas y abusivas de obispos obligando a los sacerdotes a dar la comunión a los divorciados; ellos deben resistir incluso al grado de perder su oficio. Mejor perderlo todo, pero no cometer pecado en contra del mandamiento de Dios, en este caso.

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- Mons. esta fue la última pregunta, queremos agradecerle por su tiempo y paciencia, y por clarificar estas inquietudes de la mayoría de los fieles católicos alrededor del mundo. Gracias Mons. Athanasius Schneider por esta entrevista para Rorate Coeli y Adelante la Fe y por favor ténganos en sus oraciones.

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- Gracias y quisiera terminar alentando a los fieles a no desalentarse en estos tiempos tan oscuros de confusión sino de considerar esto también como un reto para crecer en confianza en Dios, en su poder omnipotente, que Él puede superar con su poder omnipotente esta crisis. 

Así que tenemos que profundizar en nuestra confianza sobrenatural, en la indestructibilidad de la Iglesia y profundizar en nuestro conocimiento católico, en nuestra fe católica, en la alegría de nuestra fe y, realmente lo más importante en la Iglesia, no es ser papa, ser cardenal, obispo o sacerdote, sino ser un buen católico, ser un buen fiel, vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, a la voluntad de Dios y mantener el tesoro de la Iglesia Católica que Cristo nos dió, que Él nos reveló y que los Apóstoles nos transmitieron; que la Iglesia nos ha transmitido durante 2.000 años

Mantener este tesoro de la integridad y de la belleza de la fe católica en nuestras almas. Y nadie puede quitarnos esta gracia porque Cristo nos la dio. Que Dios los bendiga y los fortalezca a todos ustedes católicos y por favor, recen y hagan sacrificios por la superación de esta crisis, recen por el santo padre, que Dios dé a su Iglesia en estos días muchos buenos y valientes sucesores de los Apóstoles, así como sacerdotes, y laicos, y buenas familias católicas.

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Gracias Monseñor.

(Traducción Liliana de Aldecoa. Vídeo : Jesús Ramírez. Producción: Jesús González. Subtítulos Fabián Aldecoa)

El concilio anti-dogma (Germán-Mazuelo)





Las definiciones dogmáticas de la Iglesia Católica son provocadas por el surgimiento de los errores. No indican pues una novedad en la fe de la Iglesia, sino más bien fuera de ella: en el campo oscuro de las negaciones y de las herejías.

Por eso cuando consta de la fe precedente de la Iglesia es tanto más evidente cuanto más tardías son las actuaciones del magisterio eclesiástico. La Iglesia, como es lógico, no condena los errores hasta que aparecen, ni define las cuestiones hasta que se discuten.[1]

-Citemos algunas de las corrientes heterodoxas modernas, condenadas por los Sumos Pontífices:

El agnosticismo, que afirma la imposibilidad de conocer a Dios.
El racionalismo, que niega la posibilidad de lo sobrenatural, de la revelación y del milagro.
El subjetivismo, que dice que la fuente de la religión es el hombre, el sentimiento.
El evolucionismo, que afirma que se da una evolución intrínseca del dogma.

-Citemos asimismo a las principales figuras heterodoxas:

Schleiermacher, Hermes, Günther, Harnack, Sabatier, Loisy, Tyrrell, Le Roy.

El dogma en sentido material es una verdad contenida en las fuentes de la divina Revelación; en sentido formal es una verdad revelada por Dios y propuesta como tal por el Magisterio de la Iglesia a los fieles con la obligación de creer en ella. Entendido de esta manera el dogma es una verdad divina y por lo tanto inmutable.[2]

Los modernistas, equiparando el dogma a una expresión simbólica del sentimiento religioso en perenne desarrollo o a una forma práctica de la conciencia religiosa han admitido una evolución intrínseca del dogma, que debe responder a las frases indefinidas de aquel sentimiento y conciencia.

Esos errores fueron condenados por el Papa San Pío X, en la encíclica Pascendi y el Decreto Lamentabili, así como por el Papa Pío XII en la encíclica Humani generis.[3]

-Contra los errores del modernismo:

«Los dogmas que la Iglesia presenta como revelados, no son verdades bajadas del cielo, sino una interpretación de hechos religiosos que la mente humana se elaboró con trabajoso esfuerzo».[4]

«Los dogmas, los sacramentos, la jerarquía, tanto en su noción como en su realidad, no son sino interpretaciones y desenvolvimientos de la inteligencia cristiana que por externos acrecentamientos aumentaron y perfeccionaron el exiguo germen oculto en el Evangelio».[5]

El mismo Pontífice en la introducción de su magistral encíclica Pascendi advierte:

«Cada modernista presenta y reúne en sí mismo una variedad de personajes… el filósofo, el creyente, el apologista, el reformador»…

El fundamento epistemológico del modernismo no es otro que el agnosticismo, según el cual el conocimiento racional del hombre se limita exclusivamente al mundo de la experiencia. La religión surge, según él, del principio de la inmanencia vital (inmanentismo), es decir, de la indigencia de lo divino que hay en el alma del hombre. Las verdades religiosas se hallan sujetas a una constante evolución sustancial (evolucionismo), en consonancia con el progreso universal de la cultura.[6]

« …nada debe quitarse de cuanto ha sido definido, nada mudarse, nada añadirse, sino que debe conservarse puro, tanto en la palabra como en el sentido».[7]

En cambio, la destrucción del «dogma, su origen y su naturaleza es el punto capital de la doctrina de los modernistas».[8]

-Los dogmas de la fe son verdades bajadas del cielo; no son interpretaciones y la herejía modernista tiene como epicentro considerar la fe como un sentimiento, para los modernistas la emoción excita la piedad y esta impone la fe y el dogma, de ahí que la verdad sea relativa.

Así, «la religión que describe Schleiermacher pretende más que nada ser conciliadora. Está hecha para reconciliar a los mundanos con la fe y para reconciliar a todas las confesiones en torno a la esencia del cristianismo. Para eso, a Schleiermacher le basta referirse a sus maestros, Kant y Hegel. Del primero toma las ideas inmanentistas que oponen el mundo exterior incognoscible y la conciencia individual, reina y centro de todo lo conocido. Ésta actúa como juez último de la fe, pues una religión es auténtica sólo cuando satisface las tendencias naturales del hombre. Schleiermacher hace suya la idea de Kant de que las doctrinas y los ritos de la Iglesia son puros símbolos, sin significado intelectual, pero válidos, sin embargo, como principios de vida por su elemento interior y moral. Hegel deja también su impronta en nuestro teólogo del romanticismo. Según las doctrinas hegelianas, los dogmas son sólo símbolos aproximativos; más allá y por encima de ellos hay que elevarse hasta la idea; y ésta, una vez alcanzada, de subjetiva se vuelve objetiva».[9]

De tal forma que se ataca el término dogmatismo, a fin de darle un sentido distinto, desde presupuestos hegelianos más o menos explícitos, ya que la mejor manera de destruir alguna cosa es reemplazarla con otra.[10]

Los dogmas son, por sí propios, baluartes de la Iglesia. Por lo tanto, es obvio que la demolición de los baluartes ocasionará el insidioso debilitamiento de las definiciones dogmáticas — al mismo tiempo que, con fingidas alabanzas, los «nuevos teólogos» neomodernistas exaltan los dogmas que ellos mismos están socavando. Pues bien. Se pueden destruir los dogmas de varias maneras: 1) simplemente ignorándolos, y así dejarán de existir a todos los efectos; 2) sustituyendo conceptos claros por otros ambiguos; por ejemplo, sustituyendo «es» por «subsiste»; 3) desacreditando un dogma por considerarlo «una teología anacrónica»… 4) pretendiendo que no existen definiciones dogmáticas infalibles, que los católicos tengan que creer literalmente, y 5) siempre que se trate acerca del dogma de la no salvación fuera de la Iglesia, refiriéndose, de modo insistente, a los no católicos con la expresión «creyentes» o «cristianos».[11]

En ese arco, «el rosacruz, Dr. Rudolf Steiner, fundador de la Sociedad Antroposófica, declaró en el año 1910: “Necesitamos un Concilio y un Papa que lo convoque”. El entusiasmo con que el mundo acogió el Concilio, ¿no fue fomentado, acaso, desde allí? El concepto dominante, es la palabra “nuevo”. 

Roca predice una “nueva religión”, un “nuevo dogma”, un “nuevo ritual”, un “nuevo sacerdocio”. A los nuevos sacerdotes los denomina “progresistas”, habla de “supresión” de la sotana y del matrimonio de los sacerdotes y confiesa: “El salvador religioso, político y social, dominará sobre la humanidad por medio de instituciones IMPERSONALES (institutions impersonelles)”. 

En relación con esta palabra, se ha señalado con razón cómo aparece por todos lados, en la Colegialidad, en las innumerables “conferencias, comisiones, comités y reuniones”. Casi estamos tentados de decir que la persona ha sido apartada y que domina la anonimidad. Aquí evidentemente se manifiesta el plan satánico. Ya no cuenta la persona, que recibe su máxima consagración por la Trinidad y el Dios-Hombre y que ahora se ve ahogada por la colectividad, bajo diversas formas.»[12]

El Papa Pío XI habría pensado en la idea de reiniciar el Concilio Vaticano, que había quedado interrumpido en 1870 a causa de acontecimientos violentos. De la misma forma, es evidente como declaró el cardenal Doménico Tardini, que el Papa Pío XII había pensado en ese reinicio, o en la convocatoria de otro Concilio

Fue Juan XXIII quien debido a «una repentina inspiración» convocó a la verificación de un nuevo Concilio, con una triple finalidad: la renovación interna de la Iglesia, la difusión del Evangelio en el mundo, y el diálogo con el mundo moderno.

El Concilio Vaticano II se verificó entre los años 1962-1965, pretendió ser un concilio general de la Iglesia Católica, pero en realidad fue una revolución en contra de los 2000 años de enseñanza y tradición católica, y como consecuencia fue responsable de los increíbles malísimos frutos y revolucionarios cambios que a posterior sucedieron «no fue una nueva primavera para la Iglesia, como lo había imaginado su promotor, pero fue una inesperada revolución en todos los sectores de la Iglesia, incluido el campo social (…) 

Una honda simpatía por la solución socialista e incluso marxista-leninista se imponía en el mundo, que todavía desconocía en su propia carne la cruel experiencia del socialismo real, y fascinaba a intelectuales y estudiantes, sin excluir a los seminarios y al clero más joven. Fidel Castro y Che Guevara eran sus ídolos. (…) Los movimientos que se consideraban y proclamaban «progresistas», fuertemente intelectualizados, apoyados en los medios de comunicación, agudizaron la conciencia revolucionaria («concienciación» era el vocablo entonces divulgado por Paulo Freire). El que no comulgaba con ellos era sumamente descalificado como reaccionario, burgués y conservador».[13]

El Pbro. Luigi Villa en su extraordinario estudio sobre el Vaticano II, afirma: «Se puede observar también que en los textos del Vaticano II faltan las definiciones dogmáticas y las correspondientes condenas para quien no acepta la doctrina. Pero el Vaticano II nada ha definido. Entonces, nadie puede apelar a eso. Por ejemplo: en la “Constitución litúrgica” está ignorada deliberadamente la doctrina de Pío XII en su “Mediator Dei”; como se ignora también la “Pascendi” de San Pío X, en la que se condena al Modernismo; así como en la declaración sobre “libertad religiosa” fue ignorado el “Syllabus” de Pío IX, que condenaba, en el nº 15, la tesis que afirma que cada hombre es líbre de abrazar aquella religión, que en conciencia, le parezca verdadera, lo que excluye los derechos de Dios revelante, frente a quien el hombre no tiene ningún derecho de elección, sino solo el deber de obedecer. En el nº 14, condena también a aquellos que afirman que la Iglesia no tiene ningún derecho de ejercer la potestad judicial y coercitiva».

«Pero entonces, ¿el Espíritu Santo no asistió a los Papas del Concilio…? Mons. Spadafora lo explica así: «La asistencia del Espíritu Santo presupone que, de parte del Papa hay una correspondencia sin reservas; si esta correspondencia falta, la asistencia del Espíritu Santo es puramente negativa, esto es, impide solo que el Vicario de Cristo imponga a la Iglesia, como un dogma infalible, el error.»[14]

«Esos seglares católicos, esos sacerdotes, que se jactan de restauradores de la Iglesia ¿se atreven a atacar la obra de Jesucristo y hasta la propia persona de Nuestro Señor Jesucristo?

En apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar la propia persona del Divino Reparador, que rebajan, con sacrílega temeridad, a la categoría de puro y simple hombre».[15]

Germán Mazuelo-Leytón


[1] Fe Católica 4, pág. 92.

[2] Cf.: CONCILIO VATICANO, DB, 1800.

[3] PARENTE, Diccionario de teología dogmática.

[4] SAN PIO X, Decreto Lamentabili, 3 de julio de 1907, nº 22.

[5] Ibíd., nº 54.

[6] OTT, LUDWIG, Manual de teología dogmática.

[7] GREGORIO XVI, Mirari vos, nº 7, 15-8-1832.

[8] Cf.: SAN PIO X, Pascendi, cap. VIII.

[9] BOURMAUD, DOMINIQUE, Cien años de modernismo.

[10] MAZUELO-LEYTÓN, GERMÁN, La “Nueva Cristiandad” – o los 5 mandamientos de la auto-demolición: 2) Inmanencia del mundohttp://adelantelafe.com/la-nueva-cristiandad-o-los-5-mandamientos-de-la-auto-demolicion-2-inmanencia-del-mundo/

[11] KRAMER, P. PAUL, La última batalla del diablo.

[12] GRABER, Mons. RUDOLF, Atanasio y la Iglesia de nuestro tiempo (En su lucha contra el Modernismo).

[13] KLOPPENBURG, Mons. BOAVENTURA, América Latina.

[14] VILLA, Pbro. LUIGI, Vaticano II, ¡Giro a 180º!

[15] SAN PIO X, Catecismo sobre el modernismo, nº 7.