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miércoles, 8 de abril de 2020

Dos iglesias

THE WANDERER


Una clase de personas está formada por aquellos que piensan que el credo católico es demasiado estricto; que mantienen que no es necesario creer ciertas doctrinas para la salvación o que, al menos, cuestionan su necesidad; que dicen que no importa lo que un hombre crea, siempre que su conducta sea respetable y recta; que piensan que todos los ritos y ceremonias son puras sutilezas —así las llaman— y asuntos sin importancia y que un hombre agrada a Dios tanto si los observa como si no; que quizás llegan a dudar de que la muerte de Cristo sea, en sentido estricto, una expiación por el pecado del hombre; que, si se les presiona, no admiten que Él sea, en sentido estricto y literal, Dios; y que niegan que el castigo de los malvados sea eterno.
Estas palabras fueron predicadas por el cardenal Newman el 4 de noviembre de 1838 en Oxford. Él era anglicano y hacía referencia a la rama más liberal de la iglesia de Inglaterra, que era en esos momentos la mayoritaria y rozaba el evangelismo. Sin embargo, casi dos siglos más tarde, caemos en la cuenta que esas mismas palabras pueden ser aplicadas a buena parte del clero católico, a la casi totalidad de los obispos y, si me apuran, incluso al mismo Sumo Pontífice. 
 
Para quienes dirigía Newman esas palabras, entre otras cosas, los sacramentos —“ritos y ceremonias”—, eran superfluos; sutilizas y decoraciones. Y viene al caso recordar estas palabras del cardenal por lo que estamos viendo en los últimos días. Hemos dicho en este blog que un católico, en caso de imposibilidad, bien puede pasar algunos meses sin asistir a misa y sin comulgar. Pero esto no significa que cuando buenamente podemos acercarnos a los sacramentos, dejemos de hacerlo. Y mucho menos significa que los sacerdotes se desliguen por el motivo que fuere de su obligación primordial para la cual fueron ordenados: la administración de los sacramentos. Nos hemos enterado de que, a lo largo y a lo ancho del país, un pequeño grupo de sacerdotes, con los permisos respectivos de las autoridades civiles, han comenzado a administrar los sacramentos (comunión, confesión y bautismos de urgencia), respetando todas las distancias y requerimientos sanitarios. Sin embargo, en algunos casos y a pesar de que muchos fieles se lo agradecían calurosamente, algunos prelados decidieron impedir esta actividad puesto que podía despertar los celos del resto de los clérigos haciéndolos quedar como cobardes. ¿Y la gente? Que hiciera un acto de contrición como dijo el Papa Francisco…

Evidentemente, no tenemos la misma fe. Los sacramentos para estos obispos y para sus celosos sacerdotes, son “ritos y ceremonias” de utilería, que bien pueden obviarse. Lo importante es no romper la unidad eclesial. Dos iglesias: la iglesia de la publicidad y la iglesia de las promesas.

Mientras tanto, en la Ciudad Gótica… es decir, en el Vaticano, el Santo Padre dedica su tiempo a decretar la constitución de una nueva comisión que estudie el tema del diaconado femenino. Recordemos que es la tercera comisión que se constituye para ese fin, y la segunda en el pontificado de Bergoglio. Las dos anteriores concluyeron que no hay pruebas que indiquen que el diaconado femenino en la iglesia primitiva implicaba el sacramento del orden. Es decir, las diaconisas era servidoras de la comunidad pero no “diáconos” en el sentido de personas ordenadas.  

Pero no se conforman. Seguirán exprimiendo documentos y con ayuda de la fantasía, poesía e imaginación, concluirán que, efectivamente, las diaconisas ordenadas existieron y deben ser restauradas. Dos iglesias: la iglesia de la publicidad y la iglesia de las promesas.
The Wanderer

Otro Via Crucis: Cardenal Pell se encuentra con sus “obispos hermanos”



La fría reacción de los supuestos hermanos del cardenal Pell después de su liberación asombra a Marco Tosatti, según publica el 8 de abril el sitio web LaNuovaBq.it.

El obispo de Brisbane, monseñor Mark Coleridge, protegido de Pell y presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, no expresó alegría ni compasión para Pell. En vez de ello pronunció palabras abstractas que expresaron mucha comprensión para la multitud que quiso linchar a Pell.

Un tono similar se encuentra en la declaración del Vaticano. El hospital de campo de Francisco parece incapaz de mostrar una simpatía genuina.

Tosatti compara esta reacción con el apoyo que recibieron del Vaticano obispos como Piñeda y Zanchetta.

NOTICIAS VARIAS 7 y 8 de abril de 2020




HISPANIDAD 

Los progres se enfadan. Ahora resulta que el cardenal Pell no era pederasta: lamentable

INFOCATÓLICA 


El obispo de Estiria renovará la consagración de Austria a la Virgen María en el Santuario de Mariazell
 

Vive peligrosamente (Bruno Moreno)

La Generalidad de Cataluña facilita los trámites para abortar mientras dure el estado de alarma por el coronavirus

ADELANTE LA FE 


Has escrito bien de mí

Una Semana Santa que pasará a la historia

SECRETUM MEUM MIHI 


Absuelto card. Pell. ¿Y quién le devolverá la honra? Señalamos directamente a Francisco. Así tal cual. Fue en 2017 cuand...

Los presos – conocidos por su odio a los delincuentes pedófilos – aplaudieron al cardenal Pell


El cardenal George Pell se enteró de su absolución mirando las noticias de televisión, solo en su celda; le dijo el 7 de abril al sitio web CatholicNewsAgency.com:

“Escuché un gran aplauso de algún lugar dentro de la cárcel y después tres presos cerca de mi celda pusieron en claro que estaban contentos por mí”.

Después de su liberación, Pell disfrutó un bistec como su primera comida “en libertad” después de 400 días en prisión, en medio de Semana Santa. Dijo que “lo que estoy esperando realmente es celebrar una Misa privada”.

Llamó a su tiempo en prisión un “largo retiro” y un tiempo para reflexionar, escribir y, sobre todo, rezar.

Tristeza en el Vaticano ante la inocencia de Pell


Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 07.04.2020

La Santa Sede, que siempre ha confiado en la autoridad judicial australiana, acoge con satisfacción la sentencia unánime dictada por el Tribunal Supremo en favor del Cardenal George Pell, que lo absuelve de las acusaciones de abuso a menores, revocando su condena.

El Cardenal Pell – al someter su caso a la magistratura – defendió siempre su inocencia, entendiendo que la verdad sería aceptada. 
 
La Santa Sede se vale de esta ocasión para reafirmar su compromiso en la prevención y persecución de cualquier tipo de abuso a menores.

Esto es todo lo que la Santa Sede, cada vez menos ‘santa’ y menos ‘sede’ tiene que decir de todo lo que ha sucedido en torno al ‘proceso Pell’.
 
El cardenal Pell no nombró al Vaticano, ni al misericordioso Papa Francisco en su primer comunicado después de su liberación. Es simplemente vergonzoso y criminal todo lo que estamos viviendo. Suponemos que el carácter fuerte del cardenal se ha fortalecido en estos meses y ha tenido tiempo para poner en orden sus ideas. La tortura de estos meses le habrá ayudado a comprender serenamente dónde se ha encontrado y dónde se encuentra en este momento. Por lo comedido de sus palabras entendemos que ha aprendido la lección, deja las formas rudas del jugador de rugby y entra en formas mucho más ‘vaticanas’ para estar a la altura de sus perseguidores.

Sus colegas de la curia disfrutaron con su detención, esperemos que sólo disfrutaran y no colaboraran; y vemos la indiferencia, y en algunos casos la ‘perplejidad’ ante su puesta en libertad. Los bien pensantes creen que el viejo cardenal debe dedicarse a sus labores y dejarse de toda actividad pública porque esta ‘desacreditado’. Es lo que todo este proceso buscaba y piensan que lo han conseguido. Se ha destruido la imagen pública del cardenal, apareciendo en el imaginario colectivo como el ejemplo más sublime de abusador a menores y, en paralelo, se le ha sometido a una tortura personal inhumana para minar su estabilidad mental
 
Nada nuevo bajo el sol; es un proceso sobradamente conocido en la historia y sobradamente utilizado en los organismos del Vaticano: ejemplos tenemos, y no pocos, en este pontificado, por no ir más lejos.

El Misericordioso Papa Francisco evitará todo contacto con el apestado cardenal a pesar de su inocencia. Aquí no estamos para defender la verdad sino que nos movemos por pura estrategia de imagen y de utilidad política. No escucharemos de los misericordiosos y fraternos labios de Su Santidad jamás el nombre maldito de Pell. Escucharemos generalidades, vaguedades, que pueden ser interpretadas pero que no serán nunca claras y nítidas. 
 
Del comunicado oficial podemos deducir que el cardenal Pell quiso este proceso en el colmo de la complicidad criminal más desvergonzada. De su encarcelamiento y aislamiento prolongado e injusto no vemos una sola palabra, ni una, ni antes, ni en el proceso, ni después. Es evidente que deducir la complicidad del Vaticano en el proceso de Pell, no solo por omisión, que también, no es muy complicado y hasta un ciego lo ve. Los comentarios de hoy van en esa línea. Para el Vaticano es un tema cerrado y Pell no existe.
 
Specola