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viernes, 1 de junio de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (5 de 5) [ 22 de 22] (José Martí)





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Como me habéis dado la espalda, Yo os he dejado hacer. Ya sabes lo respetuoso que soy con la libertad que os concedí al crearos. Pero los resultados están a la vista: hay una gran desolación en toda la tierra.  Mi Nombre y el de mi Madre son despreciados y ridiculizados. Apostasía general extendida a casi toda la Iglesia y el mundo, el cual está dominado por el Nuevo Orden Mundial, obra del Maligno. Son muchos los que se avergüenzan de ser cristianos. Y la causa de ello es que la doctrina que reciben no les atrae, pues no les habláis de Mí sino de lo mundano. Y es por eso, entre otras cosas, que los seminarios se encuentren prácticamente vacíos.

Yo esperaba una respuesta más enérgica de mis Cardenales pero no la ha habido: sólo miedo y cobardía, pues muchos de ellos han perdido la fe; o bien, tienen una fe muy débil. Apenas se ha podido oír -tímidamente- la voz de algunos cardenales y obispos ... pero tampoco ellos han sido capaces de hacerte una corrección formal en toda regla (como debería de haber ocurrido) y haberte declarado hereje (herejía material o formal ... , ¿qué más da?) por no ser fiel al Depósito que has recibido.  Una dejación que adquiere una especial relevancia, dada la gravedad extrema de los sucesos que se están produciendo en la Jerarquía y que están afectando perniciosamente a todo mi rebaño.

Comprenderás que no puedo permitir, por más tiempo, que continúe este proceso de secularización y de apostasía generalizada, que se ha extendido por toda la tierra. El mundo entero -y mi Iglesia, en particular, contigo a la cabeza- me ha dado la espalda. Y se están consagrando, como derechos, en las leyes civiles,  lo que son verdaderas aberraciones "contra natura". Tal es el caso, por ejemplo, del mal llamado "matrimonio" entre homosexuales y del "derecho" al aborto, males ambos -junto con otros- que se están propagando, como un cáncer, de nación en nación, con la anuencia de una gran parte de la Jerarquía, siendo tú, sobre todo, como "Vicario" de Cristo, quien debiera de haber hablado y, sin embargo, no lo has hecho; de ahí lo ocurrido en el caso de Irlanda, por poner un ejemplo, el más reciente.

Pues bien: ha llegado el momento de las auténticas "sorpresas" del Espíritu. Actuarás conforme a lo que te he dicho que hagas. Dispones de poco tiempo, porque poco es el tiempo que te queda de vida. Ésta es la única oportunidad que te doy. Y lo que te estoy diciendo no es ningún sueño, sino una visión, una revelación que te hago personalmente para que no te condenes y para que no arrastres contigo a millones de personas a ese "infierno" que tú niegas que existe, pero cuyos umbrales acabas de presenciar.

Cuando despiertes, ten presente lo que te acabo de decir y llévalo a la práctica de manera inmediata. Rodéate de aquellos cardenales que te han corregido y cuéntales TODA la conversación que hemos tenido. Y que conste todo por escrito, como ya te he repetido.

No consentiré que la barca de Pedro se hunda. Se acercan días de gran tribulación. Todos tendrán que definirse. Tendrán que elegir entre la Muerte y la Vida. Si se arrepienten de corazón, aún están a tiempo de salvarse. Pero si eligen seguir separados de Mí, los dejaré. A todos os he dado libertad para que podáis amarme como Yo os amo. Sin esa libertad no podríais amarme. Yo no os puedo imponer que me améis. El amor o es libre o no es amor.  Ésa es la razón por la que, respetando la libertad que os concedí al crearos, si elegís vivir separados de Mí y odiándome, y odiando todo lo que Yo amo, no puedo sino dejaros hacer, por más que el camino que habéis elegido os lleve a la eterna condenación, a la Muerte segunda, la que no tiene retorno: habrá sido elección vuestra, por más que mi deseo sea vuestra salvación. 

Tú tienes que ser mi brazo ejecutor en esta última posibilidad que os quiero dar. Si me obedeces y te arrepientes, te salvarás y te perdonaré todo el gravísimo daño que me has hecho y que has causado a mi Iglesia. Pero es necesario que actúes; y que lo hagas ya. Una vez convertido, confirma a mis hermanos en la fe: ¿recuerdas? 

Presta atención: A aquellos cardenales que eran como tú has sido (es decir, herejes), despídelos. Tienes en tu haber el fenómeno "sorpresas del Espíritu". Házselo saber para que te obedezcan. En cuanto a aquellos cardenales que me han sido fieles, pero que tú has despedido o recluido en puestos de poca influencia, devuélvelos de nuevo a los puestos que ya ocupaban o a otros de mayor responsabilidad, pues en ellos voy a poner mi confianza para sacar a la Iglesia del bache tremendo en el que se encuentra. De entre ellos, Yo elegiré un nuevo Papa. Y éste actuará de manera tal que sean excomulgados todos aquellos sacerdotes, religiosos y monjas que escandalizan a mis fieles, enseñándoles "doctrinas" contrarias a la fe católica; a todos aquellos que aceptan, como normales, los criterios del mundo actual: marxismo, socialismo, aborto, homosexualidad, etc... 

De no hacerlo así perecerás indefectiblemente y tu destino definitivo será ese infierno, del que dices que no existe, pero que, sin embargo, acabas de ver con tus propios ojos. Cuando "despiertes", tendrás la tentación de considerar que toda esta conversación que hemos mantenido ha sido sólo una pesadilla. No ha sido ninguna pesadilla, sino algo real. Desecha esa tentación, como al mismo Diablo, y actúa: ése es el "lío" que Yo quiero.


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Fue entonces cuando desperté de ese sueño en el que soñé que Francisco soñaba; y acto seguido lo escribí para que no se me olvidara. Aunque algo se me haya pasado por alto, pienso que el Mensaje y la voluntad de Jesús con relación al papa Francisco, aparecen con suficiente claridad en ese escrito que reflejo en este blog.


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Caí en la cuenta de que me había quedado durmiendo mientras hacía oración. Al principio me asaltó una duda: ¿Sería realmente cierto que Francisco había tenido esa revelación de Jesús,  a la que yo asistí, como espectador, en mi sueño?  ¿Era ése el modo en el que Jesús pensaba actuar para evitar, en lo posible, el desmoronamiento completo de la Iglesia? ¿Era ésa una respuesta a mi petición? ¿Y por qué a mí -precisamente a mí- tenía que revelarme ese secreto?

Sigo sin entenderlo. Sí sé que sólo Dios es Dios; y que para Él nada hay imposible. Sé también que Dios nos sorprende, a veces, con su manera de hacer las cosas; y que sus planes van más allá de nuestra imaginación: normalmente no los comprendemos. Pero, pasado el tiempo, caemos en la cuenta de que eso que ocurrió -y que no entendíamos- fue realmente lo mejor.

Claro está: en este caso concreto, ¿quién me asegura a mí que Dios va a proceder de ese modo (el que yo he soñado) para salvar a su Iglesia? Es absolutamente cierto que Dios tiene que intervenir, pues de Dios nadie se ríe. Sé que el Maligno, ése que está rigiendo ahora el mundo y la Iglesia, tiene los días contados, pues la victoria final no será suya: no puede serlo, puesto que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia. Tenemos la Palabra de Jesús, o sea, la Palabra de Dios. Antes de que eso ocurriera, tendría lugar el final de los tiempos. Y Dios acortaría los días de apostasía, pues de lo contrario, nadie se salvaría. Pero, ¿hemos llegado ya a ese final?

Como el Señor es mi Amigo (de lo que estoy muy orgulloso y muy agradecido), sé que puedo confiarle a Él todo, incluso aquellas cosas que se me pasan por la imaginación como una posible solución a los problemas eclesiales. Él no se va a disgustar, porque entiende que es el Amor a Él y a su Iglesia lo que me lleva a pensar en posibles soluciones, por disparatadas que parezcan: Él puede hacer eso ... y mucho más. Eso sí: tenemos la seguridad de que, sea lo que sea lo que haga, siempre será lo mejor.


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Mientras cavilaba de este modo, me pareció escuchar estas palabras del Señor, como dirigidas a Francisco (el Papa de mi sueño, como si el sueño aún no hubiera concluido)

- La mayoría de los cardenales no te harán caso. No te obedecerán. Es más: pensarán que te has vuelto loco. Y eso les dará pie para echarte del trono papal. Se abrirá un Gran Cisma en toda la Iglesia, como jamás hubo otro tan grande. Pero aquéllos que permanezcan fieles, aunque sean pocos,  ("mi pequeño rebaño") ésos se salvarán.

Yo aproveché estas palabras de Jesús a Francisco para seguir conversando con Él.

- Señor -le dije- ¿No podría ocurrir que un conjunto de cardenales -aunque fuesen pocos- se segregaran del resto (dado que se ha producido claramente una traición a tu Iglesia) y que ellos, por su propia cuenta, eligieran a un nuevo Papa, el cual sería el verdadero Papa, siendo el otro un impostor?

No escuché nada. Y seguí hablando:

- Ya sé que en la situación actual esto parece inviable, teniendo en cuenta -además- que cada vez quedan menos cardenales que piensen "en católico". Los pocos que aún quedan están siendo reducidos al silencio o bien son combatidos por el resto de "cardenales". No cabe duda de que hay un cisma, de hecho, en la Iglesia Católica (se reconozca o no) ... situación ésta que se va agravando más cada día que pasa. 

Silencio en el ambiente ... pero seguro de que Él me escuchaba, proseguí:

- La Iglesia está irreconocible, y lo peor de todo es que son muchos [sobre todo, los más jóvenes] los que no han conocido otra Iglesia que ésta. El caballo de Troya -infiltrado en la Iglesia- ha tomado las riendas y no está dejando títere con cabeza.

Continué:

- La iglesia -cada vez con más virulencia- se está "identificando" con el mundo; sus criterios no son ya cristianos, sino "mundanos".


"Por eso el mundo los oye" (1 Jn 4, 5) -escuché con alegría.

-  Quiero hacerte una pregunta, Señor.  

- Dime

- Aunque dudo mucho de que aparezca ese grupo de cardenales "rebeldes" que eligieran un nuevo Papa ... pienso que, en caso de producirse, sería lo mejor, a mi entender. Se produciría -ciertamente- un cisma en la Iglesia, al haber dos Papas. Unos se decantarían por el actual Papa, la inmensa mayoría, "aquellos que son del mundo y por eso hablan cosas mundanas y el mundo los oye". (1 Jn 4, 5). 

- Continúa

Y habría otros, que serían minoría, [ y que, lógicamente, serían excomulgados por Francisco], que seguirían al nuevo Papa, al que habrían elegido, en secreto, unos pocos cardenales con ideas claras y pensamientos conformes a la Doctrina Católica de toda la vida. Éste sería, entonces, el verdadero Papa.

- Sigue

- Entonces quien quedaría excomulgado, por apóstata,  sería Francisco, aun cuando fuesen muchos los que le siguieran. Nos encontraríamos así, otra vez, con una Iglesia catacumbal, como en los primeros momentos del Cristianismo. 

No escuché nada, de modo que proseguí hablando:

- Esta Iglesia sería perseguida por todos, pero esta Iglesia, que sería la verdadera, sería -por eso mismo- la que daría cumplimiento a tus Palabras de que "las puertas del infierno no prevalecerían contra ella" (Mt 16, 18). 

- Esta Iglesia verdadera -continué- estará formada por los que siguen siendo creyentes, como siempre ha sido ... aunque, al ser una minoría mínima, aparecerán como "rebeldes", de modo que, a los ojos del mundo, será la "Iglesia" de Bergoglio la que poseerá toda apariencia de legitimidad, la que será aceptada por el mundo, y la que se quedará con todos los templos. 

- ¿Y qué más?

- No lo sé. He escrito algo en este blog sobre sueños que tuve, pero no dejan de ser elucubraciones. Mi mente no da para más. 

- ¿Sugieres algo?

- Bueno, está claro que se producirá un cisma formal en la Iglesia [digo formal porque el cisma real ya existe, aun cuando no sea reconocido como tal]. Pero pienso que tal cisma es, incluso, necesario, pues servirá para que los cristianos se definan en un sentido o en otro; y así se saldrá de la confusión existente. Todo tendrá que ser revisado. Y habrá que poner, otra vez, las cosas en su sitio, conforme a la Tradición Perenne de la Iglesia de veinte siglos.

- ¿Algo más?

- Señor, soy consciente de que esta prueba a la que estamos sometidos es una prueba de fe. Es ahora, más que nunca, cuando tenemos que demostrar (y podremos lograrlo con tu ayuda, que no nos va a faltar) que nuestro amor y nuestra confianza en Tí no son mera palabrería,  teniendo siempre presente, en nuestra mente y en nuestro corazón, estas palabras que el profeta Isaías pone en el oráculo de Dios, o sea, en tus labios: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos" (Is 55, 8). Creo que es aquí donde debemos buscar la respuesta a todas nuestras preguntas.

- Completamente de acuerdo.


- Gracias
José Martí

martes, 29 de mayo de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (4 de 5) [21 de 22] (José Martí)

 

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Francisco guardaba silencio. Jesús le dijo entonces:

- Como bien sabes, pues ya lo hemos hablado, tu elección como Papa estuvo amañada. Pero dejemos esto, de momento. Lo que importa -y con carácter de urgencia- es dar una solución a los gravísimos problemas con los que se enfrenta mi Iglesia. Y en esta misión que quiero llevar a cabo, cuento contigo, como colaborador. Esto es lo que tienes que hacer:
  • Llamarás y hablarás personal y confidencialmente con los siguientes cardenales y obispos: Cardenal Brandmüller, Cardenal Zen, Cardenal Burke, Cardenal Sarah, Cardenal Eijk, Monseñor SchneiderMonseñor NegriMonseñor Chaput y Monseñor Livi.
  • Les contarás -sólo y exclusivamente a ellos- la visión que has tenido y todo cuanto voy a decirte ahora. Lo pondrás por escrito y les darás una copia a cada uno,  firmada con tu puño y letra, consignando la fecha en la que lo hagas. El original, escrito y firmado por tí, quedará guardado en el Vaticano, dentro de un sobre sellado y con las máximas medidas de seguridad. 
  • Lo que escribas tendrá que ser cumplido, obligatoriamente, por todos a quienes afecte. Y deberá ser también estrictamente observado y puesto en práctica por los futuros Papas.
  • Ahora sí podrás (¡y deberás!) hablar -sin equívocos- de "sorpresas" del Espíritu, pues verdaderamente -en este caso concreto- lo van a ser; no de cualquier espíritu, sino de mi Espíritu, del Espíritu Santo: no serán ya "tus" sorpresas, sino las Mías.
  •  A todos los efectos -y así tendrás que escribirlo expresamente- el contenido de ese escrito tendrá la consideración de "Ex Cathedra", siendo excomulgados todos cuantos se opongan a él. En dicho escrito constará lo siguiente:
  1. Contarás toda la verdad acerca de tu elección como Papa, la cual es nula e inválida, según el artículo 76 de la Constitución Universi Dominici Gregis de 22 de febrero de 1996 y, por lo mismo, ésta no confiere ningún derecho a la persona elegida que, en este caso, fuiste tú. Por lo tanto, cuanto has escrito y hablado durante tus poco más de cinco años de Pontificado no tiene ningún valor ni debe de ser llevado a la práctica por nadie: entrevistas a diarios, ruedas de prensa en tus viajes de avión, discursos, homilías en Santa Marta, encíclicas, exhortaciones apostólicas, ... , ¡absolutamente todo queda derogado y sin ningún tipo de validez!. Sin embargo, te doy la potestad de actuar como Papa (y así aparecerás a los ojos de todos), durante el corto período que supondrá la puesta en práctica de esta orden.
  2. Depondrás de sus puestos a todos aquellos obispos y cardenales, tanto los que ya había antes de tu elección papal, como a los nuevos que has nombrado y que están actuando como devastadores de mi Doctrina (siguiendo tu ejemplo), defendiendo ideas contrarias a la Fe católica: comunión a los adúlteros y vueltos a casar, intercomunión o comunión a los protestantes (que no creen en mi Presencia Real en la Eucaristía), normalidad de la homosexualidad, de los anticonceptivos e incluso del aborto y la eutanasia. Tendrán que hacer todos una declaración de fe, afirmando todo lo que es auténticamente católico y corrigiendo todo cuanto hayan dicho, hecho u omitido, que haya supuesto un escándalo para mis fieles, al ir contra la Doctrina establecida en la Iglesia de una vez por todas y para siempre. Aquellos que no la hagan, quedarán excomulgados "ipso facto".
  3. Quiero de vuelta a mis Pastoresmis verdaderos Pastores, aquellos a quienes has estado castigando y eliminando, quitándoles voz y autoridad. A quienes retiraste de sus puestos iniciales de responsabilidad volverás a restituirlos en esos mismos puestos o en otros de mayor categoría. 
  4. Convocarás un nuevo Concilio, el número 22, al que llamarás Concilio de RomaEn dicho concilio sólo tomarán parte aquellos cardenales que se hayan mantenido fieles a mi Mensaje durante toda su trayectoria vital. Los demás serán excomulgados si siguen manteniéndose en sus ideas, esas mismas que tú sigues y que no son las Mías ... a menos que hagan una declaración de fe católica, por escrito ... aun así, aunque se arrepientan y se desdigan de sus herejías, como castigo por todo el daño que han hecho, quedarán reducidos a la condición de simples sacerdotes y, por supuesto, no participarán como miembros del ConcilioNi tú ni ellos me representáis: En tu caso, sin embargo, puesto que seguirás desempeñando la función de Papa (a efectos de no producir escándalo en la gente) consentiré tu presencia en el Concilio, pero tu intervención debe apoyar y estar en consonancia con las decisiones que se tomen en ese Concilio, las cuales tendrán que ser obedecidas por todos.
  5. El Nuevo Concilio tendrá carácter exclusivamente dogmáticopues el carácter pastoral vendrá implícito en todo lo que se diga; y se desarrollará posteriormente con más detalle. 
  6. En él se llevará a cabo, de un modo claro, explícito y sin ambigüedades, una condena expresa de todos aquellos puntos incluídos en varios de los documentos del Concilio Vaticano II, cuya influencia modernista es manifiesta, y que han servido sólo de confusión y de ruina para el sencillo pueblo cristianoDel Concilio Vaticano II se mantendrá como bueno, aceptable y merecedor de ser obedecido todo cuanto coincida con la enseñanza oficial de la Iglesia de veinte Siglos, hasta el papa Pío XII. El resto, tanto lo que sea ambiguo, como lo que sea claramente herético, será derogado y anulado, como si nunca hubiera existido. 
  7. Se formará una comisión de expertos, de fidelidad probada, que harán un estudio exhaustivo y minucioso de todos y cada uno de los documentos conciliares. Esto mismo se hará con todos los escritos y actuaciones públicas y privadas de todos y cada uno de los Papas post conciliares, seleccionando como bueno y digno de elogio cuanto haya contribuido al bien verdadero de la Iglesia Católica; y rechazando y condenando cuanto haya servido de confusión o haya sido claramente herético. Son muchos los puntos a tener en cuenta que, como digo, tendrán que ser estudiados con un gran rigor doctrinal. 
  8. De especial interés, con vistas a su condena, hay que destacar el cambio que se produjo al abandonar prácticamente la Misa Tradicional y sustituirla por el Novus Ordo Missae; este grave error fue debido a Pablo VI (quien, por cierto, no debe de ser canonizado en Octubre de este año 2018. Nadie se extrañará y si alguno lo hace, no tienes más que acudir a tu ya archiconocida expresión de las "sorpresas del Espíritu"). Se volverá, de nuevo, a la Misa Tradicional en latín, la cual, como bien dijo Benedicto XVI, nunca había sido abrogada. Ésta será - con carácter obligatorio- la única Misa válida que se celebrará en todas las Iglesias del mundo, haciéndose especial hincapié en un aspecto olvidado y esencial de la misma, cual es su carácter sacrificial.  
  9. Los encuentros de Asís, del año 1986, que tuvieron lugar siendo Papa Juan Pablo II, así como el resto de encuentros interconfesionales, serán igualmente condenados como blasfemos, por colocar a la Religión Católica como una más entre otras. Del Papa Juan Pablo II se revisará también su Teología del cuerpo, pues contiene elementos que no son adecuados, manteniendo aquellos que sean completamente ortodoxos, en el caso de que los haya.
  10. Los encuentros con los protestantes (mal llamados "hermanos separados", puesto que son herejes), tal y como se han desarrollado, desaparecerán por completoLos únicos encuentros válidos con ellos estarán relacionados únicamente con su vuelta a la Iglesia Católica, la cual abandonaron hace quinientos añosNo quiero a Lutero entronizado en el Vaticano: ¡Retíralo! 
  11. Benedicto XVI dejará de ser llamado Papa emérito y no vestirá de blanco, puesto que ya no es Papa. Lo fue, pero dimitió y al hacerlo pasó a ser, de nuevo, el cardenal Ratzinger. No vestirá de blanco, sino como cualquier otro cardenal. Todos sus trabajos teológicos serán revisados, pues no todo en ellos es ortodoxo: el Cielo, por ejemplo, es un lugar real y no un simple estado, como él afirma. Se mantendrá en sus escritos todo aquello que no contradiga el Magisterio anterior.
  12. Con relación a lo que tú has dicho y hecho, absolutamente nada será considerado como magisterio:  como sabes, además de que tu elección estuvo amañada, son infinidad las herejías que has pronunciado, las cuales -debo admitir que muy hábilmente- has alternado con otros mensajes completamente ortodoxos, lo cual ha contribuido a una mayor confusión de mi rebaño.
  13. Y así con todo. Será un proceso largo, pero es preciso comenzarlo lo más pronto posible, poniendo todos los medios naturales y sobrenaturales habidos y por haber. Irá acompañado de mucho estudio, de un estudio serio y riguroso, llevado a cabo por personas de fe probada y especialmente capacitadas para esa tarea. 
  14. El pueblo cristiano debe ser advertido de la necesidad que tienen de rezar más que nunca por estas intenciones de verdadera renovación de la Iglesia. Y tendrá que hacer mucha más penitencia. Sólo así podrán librarse de la poderosa influencia del Maligno y del mundo.
  15. Dimitirás como Papa y habrá un cónclave para la elección de un nuevo Papa, el cual debe comprometerse, entre otras cosas, a llevar a cabo las verdaderas reformas que necesita la Iglesia. Cuando dimitas pasarás a la condición de simple sacerdote e irás a orar a un lugar retirado hasta que te llegue la hora de pasar de este mundo al otro.
  16. Se volverá a la enseñanza del latín y de Santo Tomás de Aquino en todos los Seminarios; así como a una rigurosa selección de los aspirantes al sacerdocio. Será obligación de los obispos el control de que estas disposiciones se lleven a efecto. Y deben de ser inflexibles, pues está en juego la verdad y el futuro de la Iglesia. 
  17. Las canonizaciones de los Papas desde Juan XXIII hasta Juan Pablo II se considerarán nulas, debido a que, en sus escritos, hay algunos puntos difícilmente conciliables con la doctrina católica de toda la vida. Como te he dicho, la canonización de Pablo VI no se tiene que llevar a efecto.
  18. Te recuerdo, una vez más, que hay que hacer una revisión en profundidad del Concilio Vaticano II. En particular todo lo concerniente a la libertad religiosa, el ecumenismo, el diálogo interreligioso y la colegialidad, conceptos nuevos que han sido introducidos subrepticiamente, debido a la influencia modernista y masónica que se ha infiltrado en la Iglesia. Dichos conceptos serán aclarados, conforme a verdad. Y algunos de ellos, como el "ecumenismo" y el "diálogo" quedarán suprimidos como no católicos. En la catolicidad ya viene la idea del ecumenismo, rectamente entendido. No hay por qué inventar nuevas palabras. En cuanto al diálogo, tal como éste se entiende, también será suprimido. La misión de la Iglesia es la de dar a conocer a todos mi Nombre, para que se conviertan y crean. El único diálogo verdadero, del que no se habla y que es absolutamente necesario, es ese diálogo amoroso que tiene  lugar entre cada uno de los cristianos conmigo. Cualquier otro diálogo con el mundo es una farsa, que iría en contra de la Verdad, la que todo cristiano debe de profesar y creer; y ésta -la Verdad- no puede ser objeto de discusión ni de consenso, pues así es como se entiende hoy el diálogo. 
  19. Una vez aclarados todos estos puntos, los lefebrianos, que siempre han sido fieles a la Tradición y al Papado (aunque no a los Papas post-conciliares) serán integrados plenamente en la Iglesia Católica y estarán obligados a obedecer al Papa, pues las condiciones han cambiado. Y el nuevo Concilio de Roma ya habrá colocado todo en el lugar que le corresponde.
  20. Al Canto Gregoriano se le debe conceder la especial relevancia en la Iglesia, que ya tuvo, pues es un canto sagrado que acerca a Dios, como quedó demostrado cuando estaba en vigor. De ahí su gran importancia. Como bien decía san Agustín: "El que canta, ora dos veces". ¡Mira que hablo de canto respetuoso y no de música vulgar! Lo vulgar y lo esperpéntico cierran el corazón: el ruido enloquecedor impide al alma el silencio que necesita para recogerse y poder escuchar y entender la Belleza escondida en la Santa Misa.
  21. Se dará a conocer lo que resta de los secretos de Fátima. Rusia será consagrada a mi madre, la Virgen María. Y el comunismo será condenado enérgicamente como absolutamente incompatible con el catolicismo.
  22. Muchos sacerdotes, obispos y cardenales (que no son de los Míos, aunque aparezcan como tales) deberán ser destituidos; e incluso excomulgados, según el caso
  23. Cualquier influencia de tipo modernista debe de ser detectada y cortada por lo sano, sin ningún tipo de concesiones. Como norma que no suele fallar, todo cuanto suponga "huida de la cruz" será sospechoso de modernismo, así como el abuso de ciertas palabras, cuando se hace excesivo hincapié en ellas. Tal es el caso del "diálogo",  la "conciencia", los "derechos humanos", la "libertad", los "sentimientos", etc...
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  • En fin: no quiero especificar más. Son muchas más las cosas que podría decirte, pero pienso que con éstas es suficiente. El daño que habéis hecho a la Iglesia, vosotros, los que teníais la obligación de ser mis representantes en la Tierra (sacerdotes, obispos, cardenales y Papas) ha adquirido unas dimensiones incalculablesy llevará mucho tiempo volver a la sana Doctrina.
  • Mis futuros pastores tendrán que volver a evangelizar, de verdad, a la gente; y darles a conocer mi Nombre. Harán saber a todos que la lucha del cristiano es sólo contra el pecado,  que éste es la causa de todos los males y que sólo puede vencerse usando medios sobrenaturales
  • Por la falta de fe de la mayoría de los Pastores, toda la Iglesia, mi Iglesia, va a la deriva. Deberían haber actuado con más energía contra tí, pero les ha faltado la suficiente valentía  y el coraje necesario para ello: les ha faltado más fe. Sin embargo, Yo no puede permitir que mi Iglesia se hunda y por eso me he visto en la obligación de intervenir directamente: Ésta es la razón de este diálogo que mantengo ahora contigo. Y es por eso que te he mostrado los umbrales del infierno. 
Continuará

domingo, 27 de mayo de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (3 de 5) [20 de 22] (José Martí)






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Jorge Bergoglio estaba aterrorizado. No podía negar nada de lo que Jesús le estaba diciendo, porque era la pura verdad; y se había quedado corto: las herejías en las que estaba implicado eran bastantes más de las que Jesús le había recordado.

Su falso concepto de misericordia [alejado de la verdad] había caído por los suelos. Había falsificado el Mensaje de Cristo; y ciertamente, pretendía pasar a la historia como el Papa que cambió el rumbo de la Iglesia hacia derroteros más modernistas. 

Se había considerado a sí mismo como intérprete del Espíritu Santo, cuando ese "espíritu" que él transmitía a los católicos no era, en realidad, sino sus propias ideas, su propio espíritu, ... , un espíritu mundano, que escamoteaba la Palabra de Dios, conforme a su criterio y a su visión de la realidad.

Pretendía hacer una reforma irreversible de la Iglesia, en contra de todo el Magisterio anterior de sus predecesores en el Papado. 

Pretendía hacer del Concilio Vaticano II el único Concilio definitivo, con menosprecio de los veinte concilios anteriores. 

Pretendía, en definitiva, adueñarse de la Iglesia e imponer sus propias reglas y su propio ideas, abusando de la autoridad que, como presunto vicario de Cristo, le había sido concedida. 

No contaba con el hecho (en el que no creía) de que el infierno era una realmente "real" (¡ahora sí lo sabía!) y que las almas de los inicuos no desaparecían ni se esfumaban; por el contrario, si no se arrepentían de corazón de sus pecados, serían condenados por toda la eternidad.

Había predicado que no hay verdades absolutas y que lo único importante era que cada uno actuara según su "conciencia" (no importando que ésta fuese errónea). 

Con este tipo de consideraciones, que eran -en realidad- un examen de conciencia, estuvo cavilando durante un buen rato (no sabría decir cuánto). La conclusión a la que llegó, sobre sí mismo, lo dejó fuera de combate. Había sido traidor a su misión. Había buscado sólo el aplauso de la gente. Había sido soberbio y no había atendido a los suyos, a los que el Señor le había encomendado, a los verdaderamente pobres y desvalidos, espiritualmente hablando. Ciertamente, su situación era lamentable. Y lo peor de todo es que, aun así, no acababa de dar su brazo a torcer: ¡El pecado de soberbia lo tenía hasta tal punto esclavizado que no entendía que nadie pudiera llevarle la contraria ... ni el mismo Señor! 

Abrumado por estos pensamientos, no sabía ya qué decir ... aunque no fue necesario, porque aquí intervino Jesús nuevamente:

- Mira, Jorge ... o si prefieres te llamo Francisco, presta mucha atención a lo que voy a decirte. Tendrás que tomar una decisión. Y esa decisión será definitiva. De lo que decidas dependerá el futuro que te espera: a bien a mi lado; o bien separado de Mí para siempre.

Balbuceando y como pudo, logró que de su boca salieron estas palabras, apenas audibles:

- Te escucho, Señor

Jesús lo miró. De nuevo volvieron a encontrarse sus miradas, pues Francisco, aunque angustiado, consiguió levantar la cabeza y abrir los ojos para mirarle. La mirada de Jesús era de una gran pena, pero estaba dotada de una seguridad indescriptible. Le atraía, porque veía en ella cariño auténtico, pero también ponía al descubierto toda su vida. Nada le era oculto. Nadie podía engañarle. Y esto le asustó. Se tapó los ojos, agachó la cabeza y se dispuso a escuchar:

- Lo que voy a decirte es de suma importancia. Pese a tus pecados, que son muy graves, Yo te sigo queriendo. Siempre ha sido así y seguirá siéndolo. Pero si quieres salvarte, es necesario que tú también me quieras y que me lo demuestres poniendo por obra todo lo que te diga. 
Continuará

domingo, 20 de mayo de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (2 de 5) [19 de 22] (José Martí)





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Jorge quedó completamente paralizado tras la visión (¡breve!) de los umbrales del Infierno.  De haber durado ésta un poco más no lo habría podido resistir y habría muerto. Pero lo que llegó a ver fue más que suficiente como para caer en ese estado de abatimiento y de postración en el que se encontraba. Jesús lo dejó así durante un buen rato, para que se fuera calmando y centrando sus ideas. Luego, puso su mano sobre el hombro de Jorge. Éste salió al instante de su estado de ensimismamiento y consternación. Hubo un cruce de miradas entre los dos: una de terror y esperanza; y otra de dulzura y exigencia.
Mira, Jorge. Te voy a devolver tu nombre. Vas a ser de nuevo Francisco. Sin embargo, para ello es necesario que cumplas una serie de condiciones
Francisco quedó a la expectativa, aunque de su boca no podía salir ninguna palabra: la conmoción que había experimentado se lo impedía. Se limitó a prestar toda la atención que le era posible porque sabía que en ello se jugaba su salvación o su condenación.
Me has hecho mucho daño: ¡no sabes cuánto y hasta qué punto! Han llegado hasta Mí las súplicas de miles y miles de fieles que andan desorientados y aturdidos y sin saber a qué atenerse, debido a la política de "misericordia" que has implantado. Y mis cardenales, aquellos que debían de velar por la fe y corregirte, se han acobardado, excepto unos cuantos, muy pocos. Pero también a éstos les ha faltado tener más coraje: su obligación era corregirte, como así hicieron. Tú, sin embargo, ni siquiera llegaste a responderles ni les concediste una entrevista, por más que te lo suplicaron, pensando en el bien de la Iglesia y en tu propio bien. Ante lo cual deberían de haber procedido a actuar con más contundencia y haberte hecho una corrección formal en toda regla ... ¡Pero no lo hicieron! ... y  ése es el motivo de esta aparición. Me conoces lo suficiente como para saber muy bien que Yo no suelo actuar de este modo, mediante apariciones, como ya te he dicho, a menos que sea estrictamente necesario para el bien de mi Iglesia ... ¡Y en este caso, lo es!
Francisco seguía callado y escuchando.
No voy a hacerte un relato exhaustivo de cuanto has hecho y omitido. No habría tiempo para ello. Pero sí te recordaré algunas cosas, porque si bien he tomado ya una decisión con relación a tí, antes de hacértela saber, quiero que conserves en tu memoria las razones que me han llevado a proceder del modo en el que lo estoy haciendo. Así comprenderás mejor lo que te diré después.
Francisco tenía puestos los cinco sentidos para no olvidar nada de lo que Jesús le iba a decir:
Has hecho una purga contra todos los que siguen la Tradición de la Iglesia que Yo he fundadoTe has avergonzado de Mí y quieres hacer de la Religión Católica una más, entre otras. Nunca te arrodillas ante la Eucaristía en la santa Misa, cuando todos los demás lo hacen . Has negado la existencia del infierno. Has convertido mi Religión en una "religión" meramente humana, como puede serlo el Islam y otras. Has permitido y consentido en mi Iglesia todo tipo de perversiones. Has entronizado a Lutero, admitiendo su teoría de la justificación, y colocándolo en un pedestal en el mismo Vaticano, celebrando el quinto centenario de la "Reforma" protestante"Has producido con tus "teorías, una gran división entre los Jerarcas de mi Iglesiaapoyando y elevando siempre a los más altos puestos de responsabilidad en la Iglesia a aquellos cardenales  cuyas "ideas" se aproximan más a las tuyas ... y exigiéndoles que te sean fieles. No corriges ni expulsas a aquellos que, con sus palabras y su conducta, escandalizan a mis fielesY es más: con esa falsa idea de sinodalidad que tienes y que aplicas sólo cuando te interesa,  estás dando tu consentimiento a que los protestantes puedan acceder a recibir el sacramento de la comunión, con el escándalo que eso supone.
Llevas más de cinco años de Pontificado y los resultados son catastróficos. Tienes mucha prisa en concluir la reforma de la Curia, aunque alguno de tus cardenales diga otra cosa y quieres incluso hacer un testamento para que quien te suceda en el Pontificado lleve hasta el paroxismo todas las reformas que tú has comenzado, de modo que no haya marcha atrás en ese proceso revolucionario de destrucción de mi Iglesia que tú lideras. Consientes en el seno de mi Iglesia a cardenales que alaban a Marxy estás traicionando a miles y miles de católicos, que viven en China, pactando con el gobierno comunista.
Pretendes que la fidelidad a mi Iglesia se transforme en fidelidad al Papa, o sea, en fidelidad a tí y a los que te sucedan, siempre que lleven a cabo esa revolución de tipo marxista, que tanto te gusta, y que está echando a perder la fe a centenares de miles de personasAlgo análogo ocurre con la fe en mi Presencia Real en la Eucaristía, de la que no hablas o lo haces de un modo muy  ambiguo, para no "herir" a tus amigos protestantes
Tienes a tu favor, aunque eso no te disculpa, el hecho de que, en realidad, estás siendo sólo el ejecutor de una serie de puntos que aparecen ya en algunos documentos del Concilio Vaticano II, un Concilio al que pretendes canonizar, mediante la táctica de canonizar a todos los Papas post-conciliares, aun saltándote las reglas que existen para proceder a esas canonizaciones. Ya sólo falta Pablo VI (a quien vas a canonizar el 14 de octubre de 2018) y Juan Pablo I. Imagino (es un decir) que tendrás también previsto, en tu testamento, que el próximo Papa que designes (!ya te encargarás tú de cambiar las reglas sobre el modo de sucesión en el Papado!) tenga, entre sus muchos encargos, y -además- como prioritarios, los procesos de canonización tanto de Benedicto XVI como de Francisco I ( a este último lo conoces bien).  
Fuera bromas [ya sabes que tengo un gran sentido del humor] te diré que ha sido un grave error haberle dado al Concilio Vaticano II más valor que a mis enseñanzas, hasta el extremo de que quieres hacer de este Concilio (el número 21) el comienzo de una nueva Iglesia, una Iglesia que esté más acorde con los tiempos modernos en los que vivimos. Desde luego, ésa no es la Iglesia que Yo fundé, ésa no es mi Iglesia. Ésta es, en realidad, mi principal acusación contra tí, pues ésas son tus intenciones y es de ahí de donde beben todas tus actuaciones. 
Pretendes que todos los católicos den el asentimiento de su inteligencia a todos los documentos del Concilio, así como a las Encíclicas, Exhortaciones, Motus Proprios y demás que estás imponiendo, caiga quien caiga, sin admitir ninguna corrección por parte de aquellos hijos míos, a los que tanto quiero, que siguen permaneciendo fieles a mi Palabra y a mi Doctrina, que es la Doctrina Perenne de la Iglesia. 
¿Y piensas -tú y los que piensan como tú- que os podéis burlar de Mí?
Continuará


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NOTAS: Algunos artículos de interés sobre el Concilio Vaticano II
CONCILIO VATICANO II: El mito de la hermenéutica de la continuidad (Javier Navascués) 
Monseñor Schneider: La interpretación del Concilio Vaticano II y su conexión con la actual crisis de la Iglesia
Concilio Vaticano II: Una explicación pendiente (Brunero Gherardini)
Sobre la Infalibilidad de los Papas y los Concilios (José Martí)
El Papa Francisco invoca la "autoridad magisterial" para llamar a la misa del Vaticano II "irreversible" (comentado por José Martí) 
Un magisterio que rechaza el Magisterio anterior, firmemente establecido, no es verdadero Magisterio (P. Alfonso Gálvez)
Libro: El Rin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio Vaticano II