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jueves, 10 de marzo de 2022

La Iglesia no es una empresa multinacional (Carlos Esteban)



El cese fulminante del obispo portorriqueño de Arecibo, Daniel Fernández Torres, ha disparado las alarmas entre algunos observadores, que se preguntan si un sucesor de los apóstoles puede ser despedido como si fuera un empleado.

Hijos de nuestros tiempo, es natural que tendamos a ver la estructura de la Iglesia con los parámetros del mundo, y consideremos más o menos natural que el Papa ‘eche’ a los ‘directivos’ que desoyen sus instrucciones. Pero esto no es así, en absoluto.

Para empezar, la autoridad del obispo, soberano en su diócesis, no procede del Papa. Cierto, el Papa lo nombra (y no siempre ha sido así en la historia del Iglesia), pero una vez nombrado es tan sucesor de los apóstoles como el propio pontífice lo es de San Pedro, ni más ni menos.

Si el cese de Fernández Torres parece inusual, incluso para el propio interesado, es porque lo es. Lo abrumadoramente normal es que los ordinarios de las diócesis sean sustituidos por muerte, jubilación o traslado. La reforma del Código Canónico por la que los obispos deben presentar su renuncia al cumplir 75 años da a los Papas mayor margen para deshacerse de un obispo que consideren, por cualquier razón, inadecuado, permitiendo a otros continuar más allá de la edad prescrita.

Para echar directamente a un obispo el Código prevé una segunda fórmula, la privación (Canon 401), como consecuencia de delitos canónicos, por ejemplo el abuso de cargo. Pero incluso en ese caso tiene que producirse un proceso legal previo, con o sin juicio. El Papa Francisco, nos recuerda The Pillar en un reciente artículo, ha ampliado la lista de delitos por los que específicamente los obispos pueden ser privados de sus cargos a través de dos leyes canónicas: Come una madre amorevole y Vos estis lux mundi . Pero en todos esos casos, el derecho canónico espera que la pérdida del cargo siga un proceso canónico claramente delineado y un veredicto de culpabilidad.

Los crímenes más graves en la Iglesia, la herejía, la apostasía y el cisma conllevan la pena automática de excomunión, que incluye la suspensión del cargo. La apostasía y el cisma —el rechazo de la sumisión al Romano Pontífice o de la comunión con los obispos sujetos a él— también incurren en una pérdida automática del oficio eclesiástico. Pero para que surtan efecto, estas penas tienen que ser declaradas formalmente por la autoridad competente de la Iglesia.

Hablamos, por lo demás, de serias infracciones contra la fe, no de ignorar la ‘línea romana’ sobre las vacunas contra el covid, como parece ser el caso.

De hecho, los Papas, ante un obispo claramente inadecuado, han hecho en el pasado reciente verdaderos juegos malabares para neutralizarle sin recurrir al ‘despido’. Incluso cuando hay que llegar a ese extremo, se agotan todas las fórmulas y procedimientos legales. The Pillar pone el ejemplo del obispo de Toowooba, en Australia, William Morris. En 2011, Benedicto XVI “relevó” a Morris de su cargo tras un proceso de años que comprendió una visita apostólica a la diócesis, iniciada por un carta pastoral de Morris en la que pedía a la Iglesia que considerara la ordenación de mujeres al sacerdocio, algo que la Iglesia enseña que es una imposibilidad sacramental, y que los católicos están obligados a “adoptar y retener”. Quien rechaza la doctrina en un punto como este, según el derecho canónico, se “opone a la doctrina de la Iglesia”. Parte de la pregunta era si Morris había hecho lo suficiente como para incurrir en una sanción canónica formal, o simplemente fue demasiado lejos.

No hay doctrina violada en el caso de Fernández Torres, porque la eficacia y seguridad de las vacunas contra el covid, naturalmente, no entran en el terreno en que se pueda dar doctrina, y tampoco el caso concreto de la objeción de conciencia por motivo del aborto. Es cierto que el Vaticano dictaminó que el uso de líneas celulares obtenidas de fetos abortados en las vacunas no bastaba para hacerlas ilícitas, pero el dictamen es solo una opinión autorizada, no un punto doctrinal.

El Papa puede hacer lo que hizo, porque no tiene autoridad humana por encima. Pero no hay nada en la doctrina sobre la primacía papal que nos impida pensar que ha sido una decisión cuestionable por la apariencia de una arbitrariedad y una precipitación que se compadece mal con la colegialidad que quiere venderse desde Roma.

Carlos Esteban

¡HISTÓRICO! ¡PACTO PP-VOX EN CASTILLA Y LEÓN, GARCÍA-GALLARDO TRIUNFA Y LLOROS DEL PSOE Y PODEMOS!

Mons. Héctor Aguer: "Un buen obispo 'misericordiado'"



Buenos Aires, miércoles 9 de marzo de 2022.

Avanza implacable el progresismo que impone la Santa Sede, sin importarle que hace víctimas a hombres de Dios, cuya acción lleva a florecer la Iglesia. El obispo de Arecibo, Puerto Rico, Monseñor Daniel Fernández Torres, ha sido depuesto de su diócesis por defender la objeción de conciencia, ante la ridícula “obligación moral” de vacunarse, impuesta por la Santa Sede.

La Iglesia actual ya no se ocupa ni de Dios, ni del mandato de Cristo de evangelizar, sino solamente de imponer “nuevos paradigmas”, y de adherir a los principios de un Nuevo Orden Mundial, ajeno a la ley natural, y a la revelación cristiana. El caso de Mons. Fernández Torres es un ejemplo clarísimo de cómo la Iglesia marcha al revés de lo que debe ser su misión. No importa si la diócesis de Arecibo florecía en vocaciones, y el ejercicio pleno de lo que ha de ser la misión de la Iglesia. Un falso concepto de “sinodalidad” obliga a los buenos obispos a plegarse a los disparates que deciden las conferencias episcopales, o los grupúsculos oficialistas que adhieren a las nuevas posiciones de Roma.

Hace un par de años fui invitado por Mons. Daniel a predicar los Ejercicios Espirituales al clero de la diócesis. Pude, entonces, comprobar cómo florece una Iglesia particular cuando su obispo es un hombre de Dios, fiel a la gran Tradición eclesial. Pero eso a Roma no le interesa. Como nunca, la centralidad romana es impuesta en nombre de la “unidad”. Estas posiciones nos hacen añorar la libertad que los grandes Papas sostenían, apoyando al episcopado que se empeñaba en el crecimiento de la Iglesia, y en la evangelización de los que aún estaban afuera de ella.

Por medio de estas líneas, deseo asegurar a Mons. Fernández Torres, a su vicario general, y al clero de esa querida diócesis, mi cercanía espiritual, y mi oración. Rezo, también, para que esta medida injusta, y draconiana, no lleve a la destrucción de tantas iniciativas verdaderamente católicas que allí surgieron y se desarrollaron. Quiera Dios que los demás obispos de Puerto Rico adviertan que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5, 29), aunque estos hombres vivan en el Vaticano.

+ Héctor Aguer

Arzobispo emérito de La Plata

Las reacciones a la destitución del obispo de Arecibo en Puerto Rico



Ayer miércoles, 9 de marzo, la Santa Sede hizo pública la destitución del obispo de la diócesis de Arecibo, Daniel Fernández. Era uno de los 6 obispos de Puerto Rico y fue sustituido por el Papa a sus 57 años. Gozaba de fama entre los católicos del país de buen pastor y de predicar una recta y sana doctrina.

Desde el Vaticano no se especificaron los motivos de esta destitución, aunque según distintos medios y fieles de Puerto Rico, la negativa de Monseñor Daniel Fernández a trasladar a sus seminaristas al seminario interdiocesano de Puerto Rico y su negativa a la imposición de la vacuna contra el Covid, habría propiciado su relevo al frente de la diócesis.

En el comunicado emitido ayer por el obispo destituido, aseguró que es «una decisión que no puedo explicarme yo mismo, aunque la acepte con la paciencia de Cristo por el bien de la Iglesia». Daniel Fernández añadió que «se me informó que no había cometido ningún delito pero que supuestamente “no había sido obediente al Papa ni había tenido la suficiente comunión con mis hermanos obispos de Puerto Rico”. Se me sugirió que si presentaba la renuncia a la diócesis quedaría al servicio de la Iglesia por si en algún momento me necesitaban en algún otro cargo; oferta que de hecho demuestra mi inocencia. Sin embargo, no renuncié porque no quise hacerme cómplice de una acción del todo injusta y que aún ahora me resisto a pensar que pueda ocurrir en nuestra Iglesia».

Reacción de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico

Al conocerse la noticia, los obispos de Puerto Rico emitieron un comunicado confirmando la noticia que llegaba de Roma.

«La Santa Sede ha notificado que releva a Mons. Daniel Fernández Torres del cuidado pastoral de la Diócesis de Arecibo. Al mismo tiempo informa que ha nombrado a Mons. Álvaro Corrada del Río, SJ, Obispo Emérito de Mayagüez, como Administrador Apostólico ad nutum Sanctae Sedis para Arecibo. La comunicación se emite desde Ciudad Vaticano en Roma al mediodía (6:00 a.m. hora local) por medio del Boletín de la Sala Stampa, medio oficial de comunicación de la Santa Sede».

«El Obispo Daniel ha pastoreado el pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de Arecibo por más de una década. Fue nombrado Obispo Auxiliar de San Juan el 14 febrero de 2007 y consagrado el 21 de abril del mismo año. El 24 de septiembre de 2010, el hoy Papa Emérito Benedicto XVI lo designó Obispo de Arecibo y tomó posesión de la Diócesis el 3 de octubre de 2010».

«Por su parte, Mons. Corrada fue nombrado Obispo Auxiliar de Washington el 31 de mayo de 1985 y consagrado el 4 de agosto del mismo año. Fue Obispo en Tyler, Texas. El 12 de septiembre de 2011 tomó posesión canónica de la Diócesis de Mayagüez como su segundo obispo. En el 2020, Papa Francisco aceptó su renuncia -por edad- y pasó a ser Obispo Emérito de la Diócesis de Mayagüez».
Comunicado del Presidente de los obispos de Puerto Rico

Ante el revuelo generado por la noticia el presidente de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico tuvo que salir y dar la cara ante lo que había sucedido.

«Los Obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) hemos recibido en esta mañana una comunicación oficial de S.E.R. Mons. Ghaleb Bader, Delegado Apostólico para Puerto Rico de Su Santidad, el papa Francisco. En esta comunicación de la Santa Sede, se nos notifica el relevo del cargo de Obispo de la Diócesis de Arecibo, de S.E.R. Mons. Daniel Fernández Torres», escribe Rubén Antonio González Medina, Presidente Conferencia Episcopal Puertorriqueña.

González Medina describe esta situación como «un momento doloroso para la vida de la hermana Diócesis de Arecibo» y añade que «nos unimos de corazón a la solicitud del mismo Delegado Apostólico, de orar “por nuestro hermano, S.E.R. Mons. Daniel, en este momento difícil de su vida y misión de Obispo”. Igualmente, pedimos a todos la oración por nuestro hermano y la amada Diócesis de Arecibo».

Por último el presidente de los obispos de Puerto Rico añade que «el Santo Padre Francisco, ha nombrado a S.E.R. Mons. Álvaro Corrada Del Rio, sj, como Administrador Apostólico de la Diócesis de Arecibo. Por deferencia y respeto a los procesos canónicos internos de la Iglesia, estas serán las únicas expresiones oficiales que se harán sobre este asunto, al momento».

Opinión del arzobispo de San Juan

El arzobispo puertorriqueño de la archidiócesis de San Juan también ha escrito unas líneas para hacer referencia a este suceso. «En la mañana de hoy, la Santa Sede anunció que el Santo Padre ha relevado de su cargo al Obispo de Arecibo, Mons. Daniel Fernández Torres. Es una noticia dolorosa, por ello, animo a todo el pueblo, especialmente, al clero, religiosas y religiosos de Arecibo, a acompañar al Obispo Daniel con sus oraciones y cariño en esta situación particularmente difícil», afirma el prelado.

Ha confirmado que se puso en contacto con Daniel Fernández, obispo destituido y confirmó que sí y le envío el siguiente mensaje: “Daniel… Sé que estás pasando por un momento muy doloroso. Te acompaño con mis oraciones y sentimientos fraternales… ”.

«De otra parte, también se ha anunciado, que el Papa ha nombrado a Mons. Álvaro Corrada del Río, Obispo Emérito de Mayagüez, como Administrador Apostólico de la Diócesis de Arecibo. Mons. Corrada es un Obispo probado y sé que sabrá servir a esa hermana diócesis con sabiduría. Oremos también por el Santo Padre, Papa Francisco, para que en su compleja y difícil misión de dirigir a la Iglesia universal el Espíritu Santo le colme siempre con sus dones», concluyó el arzobispo.

Carta abierta a Daniel Fernández, obispo destituido

Por otro lado, un grupo de fieles católicos de Puerto Rico ha escrito una carta abierta al obispo saliente en señal de agradecimiento por estos años, que reproducimos a continuación:

Gracias, Su Excelencia Monseñor Daniel Fernández Torres:


Por predicar no sólo con palabras sino con ejemplo de fe, valentía e integridad.

Por recordarnos que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5, 29).

Por marchar con nosotros en defensa de los bebés no nacidos.

Por no hacerse cómplice de las ideologías del momento—la ideología de género, el matrimonio “igualitario,” la “muerte digna” (eutanasia) y tantas otras—sino por combatirlas con claro intelecto y voz firme.

Por ayudarnos a distinguir entre los dogmas de la fe y el adoctrinamiento por parte del estado y los falsos profetas.

Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas (Mc 6: 34).

Por su compasión. Por enseñarnos el verdadero significado de la caridad cristiana y la misericordia.

Por recordarnos nuestra humanidad, creada a imagen y semejanza de Dios. Por recordarnos que no somos sólo materia, sino que tenemos una conciencia, un intelecto, un libre albedrío.

Por enseñarnos el Catecismo. Nos recordó que “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal […]. El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón […]” (Catecismo, n. 1776). Nos recordó que tenemos el derecho a actuar según la recta conciencia y en libertad (n. 1782).

Por alumbrarnos el camino hacia el fin superior.

Mientras otros “pastores” cerraban los templos, exigían carné de entrada, o segregaban a los feligreses, Ud. ha sido siervo de todos.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme (Mt 25: 35-36).

¡Gracias, Monseñor Daniel Fernández Torres! Pastor con olor a oveja y sonrisa de padre. Ha utilizado la vara y el cayado no para doblegar o descarriar a sus ovejas, sino para protegerlas y guiarlas a lugar seguro. ¡Gracias, buen pastor!

Fieles a la Verdad

Francisco descabeza a obispo de Arecibo, Puerto Rico, por no ser segregacionista, aunque podría ser por otros motivos



Los seis obispos segregacionistas vacunales de Puerto Rico han sido respaldados hoy en su segregacionismo por Francisco, quien al único obispo no segregacionista, lo ha descabezado justamente por no asumir una postura segregacionista vacunal; hablamos del obispo de Arecibo, Mons. Daniel Fernández Torres, de 57 años, joven en términos de Iglesia.

Las motivaciones, vistas desde un punto de vista optimista, según un artículo de Aciprensa, Mar-08-2022, porque en Puerto Rico hay quien alude argumentos mucho peores para el descabezamiento de Fernández Torres, “por arremeter contra los sacerdotes pedófilos y oponerse al uso de dineros de los feligreses para pagar las deudas del Arzobispado de San Juan”, según un artículo de Notiuno, Mar-08-2022, citando al comentador Luis Dávila Colón.

Informa hoy el boletín diario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (nuestra traducción).


Deposición del Obispo de Arecibo (Puerto Rico) y nombramiento del Administrador Apostólico ad nutum Sanctæ Sedis

El Santo Padre ha depuesto del cuidado pastoral de la Diócesis de Arecibo (Puerto Rico) a S.E. Mons.Daniel Fernández Torres y ha nombrado Administrador Apostólico ad nutum Sanctae Sedis de la misma Diócesis S.E. Monseñor Álvaro Corrada del Río, S.I., Obispo Emérito de Mayagüez.

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El afectado, contrario a lo que podría pensarse en un caso como éste, no ha guardado silencio y ha emitido una declaración que publica la oficina de comunicaciones de la diócesis de Arecibo en Facebook. En ella, Fernández Torres cita entre comillas no sabemos qué documento o a quién en cuanto a las motivaciones para su descabezamiento se refiere: “No había sido obediente al Papa ni había tenido la suficiente comunión con mis hermanos obispos de Puerto Rico”.

Oficina de Comunicaciones
Diócesis de Arecibo

COMUNICADO DE PRENSA

Declaración del Obispo Daniel Fernández Torres

AL PUEBLO DE DIOS QUE PEREGRINA EN LA DIÓCESIS DE ARECIBO

Cuando reciban la noticia de mi sustitución como obispo al frente de la diócesis de Arecibo quiero que sepan que no me corresponde explicarles una decisión que no puedo explicarme yo mismo, aunque la acepte con la paciencia de Cristo por el bien de la Iglesia. Tampoco les toca a ustedes juzgar aquello de lo que solo Dios y la historia harán en su momento.

Al reaccionar a lo acontecido me siento bienaventurado por sufrir persecución y calumnia (cf Mt 5, 10-11) por anunciar la verdad de la dignidad del hombre en unas circunstancias como las actuales en las que «resulta incómodo: se opone a nuestras acciones...” (Sab 2, 12). Hoy puedo tener la frente en alto y aún siendo imperfecto y pecador, saber que he hecho lo correcto y eso me da mucha paz interior. Me conforta además el significado en hebreo del nombre Daniel, que providencialmente recibí en mi bautismo, “Dios es mi juez”.

Lamento mucho que en la Iglesia donde se predica tanto la misericordia, en la práctica algunos carezcan de un mínimo sentido de la justicia. A mí no se me ha hecho ningún proceso, ni se me ha acusado formalmente de nada y sencillamente un día el Delegado Apostólico me comunica verbalmente que de Roma se me pedía la renuncia. Se sustituye ahora a un sucesor de los apóstoles sin emprender ni siquiera lo que sería un proceso canónico deberoso para destituir a un párroco.

Se me informó que no había cometido ningún delito pero que supuestamente “no había sido obediente al Papa ni había tenido la suficiente comunión con mis hermanos obispos de Puerto Rico”. Se me sugirió que si presentaba la renuncia a la diócesis quedaría al servicio de la Iglesia por si en algún momento me necesitaban en algún otro cargo; oferta que de hecho demuestra mi inocencia. Sin embargo, no renuncié porque no quise hacerme cómplice de una acción del todo injusta y que aún ahora me resisto a pensar que pueda ocurrir en nuestra Iglesia.

Esta experiencia personal, por otro lado, me ha ayudado a darme cuenta de un modo nuevo de la grave responsabilidad que tenemos todos los obispos en el gobierno de la Iglesia que es apostólica y no piramidal, sinodal y no autocrática. Creo que por bastante tiempo muchos obispos hemos estado observando preocupados lo que ocurre en la Iglesia y nos hemos resistido a creer lo que está pasando. Hoy mas que nunca debemos recordar nuestro llamado a ser profetas.

Son tiempos difíciles, pero no perdamos la esperanza. Las palabras del Papa emérito Benedicto XVI, siendo sacerdote, nos pueden animar: “A mí me parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas. Pero yo estoy también totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político, ya exánime, sino la Iglesia de la fe. Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte”.

Humildemente celebro cuanto hemos podido hacer juntos desde la diócesis de Arecibo, en estos casi doce años, en la pastoral juvenil y vocacional, en la lucha por la dignidad del amor humano, la familia y el respeto a la vida, en la libertad de la Iglesia frente a las injerencias políticas, en la formación de sacerdotes santos y en haberle regalado una “Casa” a la Virgen en nuestro Santuario diocesano. Si por procurar ser fiel a Dios se me sustituye en el cargo, vale la pena, pues como obispo puedo ser útil a la Iglesia con mi propio testimonio. Recuerdo las palabras de san Juan de Ávila: “cuán honrados somos en ser deshonrados por buscar la honra de Dios”.

Manifiesto mi comunión en la fe católica, con el Papa y mis hermanos en el episcopado, a pesar de mi perplejidad ante una arbitrariedad incomprensible. Y si, de aquí en adelante, puedo servirles en algo, declaro mi plena disponibilidad.

Hoy y siempre mi mayor agradecimiento a Dios y a la Virgen del Perpetuo Socorro, nuestra patrona. Gracias también a todos los sacerdotes por ser un clero bueno y fiel. Gracias a todos los fieles de mi amada diócesis de Arecibo por su cariño y oraciones. Gracias a todo el personal del obispado por ser una familia extendida. Gracias a mi familia por su apoyo incondicional siempre. Gracias también a mis hermanos de diversas confesiones cristianas por las veces en que juntos levantamos nuestra voz en defensa de la familia.

Dios los bendiga a todos.

En Cristo muerto y resucitado,

+Daniel

TUESDAY, MARCH 08, 2022

Nuestra admiración por Monseñor Daniel Fernández Torres, lo que va del Zanchetta a Daniel, de Roma viene lo que a Roma va.



Comenzamos otro día con noticias que nos gustaría no haber tenido nunca que contar. La situación de descomposición y caos que estamos viviendo dentro de la Iglesia Católica no tiene precedentes históricos. El caso Zanchetta es una vergüenza universal y pública que el pueblo de Dios no merece, sigue ensuciando a toda la iglesia por muchos silencios que lo cubran. Nos imponen obispos claramente indignos que tenemos que aceptar por una presunta obediencia debida y nos privan de pastores ejemplares, por acción u omisión, que el pueblo de Dios necesita como la tierra en sequía. El terremoto de hoy, que parte de Puerto Rico con epicentro en Roma, es de traca. Hoy el episcopado se ha convertido en una especie de empleado de una multinacional al que se puede poner y quitar desde una estructura piramidal y tiránica que no respeta ni a Dios ni a los hombres. Sabemos, lo hemos confirmado tantas veces, que lo único que hace recular a esta cuadrilla de acémilas es que pregonemos sus vergüenzas , nos lo ponen muy fácil, ¡son tantas!. Es muy complicado encontrar en la bimilenaria historia de la iglesia episodios tan barriobajeros, con formas y maneras propias de una asociación mafiosa, como el caso del Obispo Daniel de Arecibo. La protección de Zanchetta, y de tantos ‘zanchettas’, es una de las caras de la misma moneda que ha destituido a Monseñor Daniel Fernández Torres, hasta ayer dignísimo obispo de Arecibo.

La noticia saltó a los medios con la firma de David Ramos de Aciprensa, tan bien informado sobre los temas vaticanos. Sabemos que nuestros lectores están al día, pero mejor recordar lo que hasta ahora pueden encontrar publicado. No podemos tolerar que se trate así a nadie y mucho menos a un obispo ejemplar:







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Un obispo es un sucesor de los apóstoles, tanto en Arecibo como en Roma, y el primado petrino nunca puede ser una forma de destrozar a un hermano sucesor de los apóstoles. No hemos visto esto entre los apóstoles, que tenían sus diferencias, como es bueno y justo que así sea, pero eran un ejemplo de amor hasta el martirio, no a Pedro o sus sucesores, sino a Cristo muerto y resucitado. El comunicado de prensa, que contiene la amarga y sobrenatural declaración del obispo misericordiado, es un ejemplo para el resto de episcopado mundial que se tienen motivos para sentirse orgullosos de contar entre sus filas con personas de la talla humana y sobrenatural del Obispo Daniel. Por si alguno tiene alguna duda, nosotros no la tenemos, toda esta operación es absolutamente personal del Papa Francisco. Las causas que se invocan son excusas para vestir una destitución injusta, es mentira que se negara a que sus seminaristas fueran al seminario interdiocesano y mentira que sea antivacunas o este en contra de lo recomendado por Doctrina de la Fe. Asistimos a un cese inusual y sin justificación en dónde se quiere sembrar la sombra de duda sobre un hombre honesto vendiéndonos una absurda caricatura.

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Por hoy, dejamos descansar otros temas, la gravedad del caso del obispo de Arecibo es tal que oscurece otras muchas. Imaginamos que muchos obispos hoy han abierto los ojos ante una realidad que intuían hace tiempo y que preferían no ver. Sus miedos y cobardías no los salvarán, ni ante el juicio de Dios, ni ante los hombres. Confiamos en que Dios conceda serenidad en estos momentos al obispo Daniel que ya es un buen ejemplo para sus hermanos. Entre Zanchetta y Daniel, algunos están claramente con Zanchetta, y ¡tantos zanchettas!, ellos sabrán por qué y porqué no pueden confesar los motivos de tantos cariños; nosotros sin duda alguna con Daniel, y tantos ‘danieles’, que están sufriendo su tortura en soledad. Su sustituto es un joven jesuita de 80 años, el emérito Alvaro Corrada del Río de andares sobradamente conocidos en la ‘islita’, los fieles, muchos, y sacerdotes, más, encabritados y en pie de guerra. El resto de obispos de Puerto Rico de postureo como si no supiéramos, con nombre y apellidos, que de Roma viene lo que a Roma va. Pensábamos ilustrar nuestra specola de hoy con una fotografía de obispo misericordiado, creemos que le dará mucha más alegría y consuelo la imagen del Perpetuo Socorro patrona de Arecibo.

¡Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!

Specola