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miércoles, 3 de enero de 2018

"El silencio antes de la tormenta. Lo que Bergoglio está preparando para los tres Obispos de la Corrección Oficial "

(Fra Cristóforo)


Había que imaginarlo. Todo este silencio por parte de los medios del Vaticano (y aquellos estrechamente relacionados con ellos) sobre el tema de la Corrección Oficial, no prometía nada bueno. De hecho, Bergoglio prepara su contraataque.

Mi fuente en el Vaticano me dijo que anoche Bergoglio se unió en Santa Marta a varios "jefes de prensa" del Vaticano y muchos "asesores" para una reunión sobre cómo hacer frente a esta nueva e "inesperada" corrección de los Obispos de Kazajstán.

La fuente me dijo que Francisco estaba furioso. Hizo un alboroto. Porque no puede soportar ninguna oposición. Le oyeron gritar: "¡Lo lamentarán! ¡Lo lamentarán amargamente!". Por supuesto, se estaba refiriendo a los valientes obispos que "se atrevieron" a contradecir el neo-evangelio de la "nueva Iglesia": Amoris Laetitia.

Mi fuente pudo captar una noticia interesante, que sólo publica para que los tres Obispos y los que se unan [Ya se han unido dos más: dos arzobispos italianos] puedan preparar su defensa. También aseguraremos que este "borrador" pueda entregarse a las partes interesadas como lo hicimos con nuestro enlace de soporte.

En resumen, Bergoglio y sus acólitos están preparando un "programa de contraataque". Traducido quiere decir: que no será Bergoglio quien abordará frontalmente a los obispos "correctores", sino que dará carta blanca a sus "jefes de prensa" oficial y no oficial para comenzar una "campaña mediática" de descrédito contra los oponentes. Como sabemos, las comunicaciones del Vaticano está ahora en manos de los jesuitas. Operación clásica del régimen dictatorial sudamericano. Para Bergoglio, por lo tanto, ahora es muy simple desatar a los periodistas.

Esta "campaña de difamación" servirá (dicen) para "desacreditar" a aquellos obispos, con alguna publicación, tal vez algo de su pasado (sea o no verdad), o construir una desde cero "noticias", para echar a perder su credibilidad. En resumen, un poco "como se hizo y se hace en los regímenes comunistas cuando se quiere "eliminar" a un disidente. En los próximos días seguramente estos "oficiales de prensa" comenzarán a publicar algo.

Tenemos el deber de defender y proteger a estos heroicos obispos.

Un régimen de terror reina en el Vaticano. Sabemos que las acciones de control de Bergoglio se han vuelto casi "obsesivas". Correos, teléfonos celulares bajo control, micrófonos ocultos por ahí ... en el Vaticano están a la orden del día.

Recordemos que ahora la Santa Sede ha establecido una aplicación que todos los sacerdotes del mundo pueden descargar, donde cada semana ya hay un sermón listo para el domingo. Preparado por los delegados de Bergoglio. Con los temas de Bergoglio. Con las palabras de Bergoglio.

Hoy, descargar este sermón es opcional. En unos pocos meses se lo sugerirá cordialmente. En un año "se impondrá". Todos los sacerdotes estarán obligados a repetir, cada domingo, exclusivamente las palabras del Líder Máximo. Léase la noticia en Vatican Insider News
Fra Cristóforo

Esta noticia aparece en varios medios, como Religión La Voz Libre, pero todos hacen referencia a Fra Cristóforo

Francisco tuvo un "ataque de rabia" : Quiere una Iglesia totalmente sometida al Progresismo. Otras noticias de Gloria TV


Noticias varias 31 diciembre de 2017 a 3 enero de 2018 ... y otras


Muller: “un cura no es un cortesano”, los palmeros de Papa Francisco: comunistas y musulmanes, los sueldos de miseria de los curas y belenes destrozados (SPECOLA, de Infovaticana)

FELIZ 2018 – 2017: guerras y mentiras, Roma va despacito, el dichoso Belén, peleas masónicas, Juan XXIII quería dimitir y el párroco mafioso. (Specola, de Infovaticana)


Lo que plantea el cardenal Müller es inadmisible (Luis Fernando, de Infocatólica)


Müller: “El libro de Buttiglione ha disipado las dudas de los cardenales” (Vatican Insider. Entrevista de Andrea Tornielli a Müller)

La Iglesia alemana y el amor al dinero (Carlos Esteban. Infocatólica)

Pasteleros cristianos multados con 135.000 dólares por no hacer una tarta nupcial para dos lesbianas (Infocatólica)

El Vaticano debe ser detenido (1 enero 2018. Religión la voz libre)

A New Year Prediction: Vatican Will Greenlight ‘Gay Unions’ in 2018 (1 de enero 2018. The Remnant Newspaper)

"La virginidad fructífera", atrayendo así a los cristianos a los frutos del bien (1 enero 2018. La nuova bussola quotidiana)

Sigue muriéndose la vida religiosa en España. Ahora son las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos las que se van de La Carolina (1 de enero. La Cigüeña de la Torre. Infovaticana)

Francisco "contempla" pesebre de la Plaza de san Pedro y saluda a alguno de los presentes (1 de enero. Secretum Meum Mihi)

El cardenal Brandmüller reflexiona sobre Luther, "Amoris laetitia", el Dubia, y la situación actual (1 enero. The Catholic World Report)

CARTA COMPLETA DE ELOGIO DE BENEDICTO XVI AL CARDENAL MÜLLER (2 de enero. Secretum Meum Mihi)

Kazajistán: un bastión de lealtad en la actual confusión (2 enero. Corrispondenza Romana)

Obispos Tomash Peta, Jan Pawel Lenga, Atanasio Schneider: Profesión de verdades inmutables sobre el matrimonio sacramental (2 enero. Corrispondenza Romana)

Los tres obispos de Kazajistán corrigen al Papa.  Pero, ¿dónde está la corrección prometida por los cardenales Burke y Brandmüller? (2 enero. Christopher A. Ferrara)

"Nos vemos obligados". Obispos de Kazajistán publican "Profesión de las verdades inmutables respecto al Matrimonio sacramental" (2 de enero. Secretum Meum Mihi)

Iglesia en Alemania recaudó, en 2026, 6.000 millones de euros por impuesto eclesial  (2 de enero. Secretum Meum Mihi)

La Iglesia Católica en Alemania recauda una cifra récord de seis mil millones de euros en el 2017 (2 de enero.Infocatólica)

Seis mil millones de euros en impuestos eclesiásticos (3 enero. Katholisches)

Las diócesis alemanas: ricas, opacas y codiciosas (3 enero. Infovaticana)

Eutanasia estatal: por lo que el suicidio se convierte en un virus (3 enero. La nuova Bussola Quotidiana)


Comunión en Alemania: mejor adúltero que no contribuyente (3 enero. Infocatólica)

La importancia de no ser uno de los nuestros (3 enero. Christopher A. Ferrara. Adelante la Fe. The Remnant)

La Cristiandad, cuando el cristianismo impregnaba el orden temporal (3 de enero. Javier Navascués. Adelante la Fe)

Obispos Peta, Lenga y Schneider: Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental (3 de enero. Monseñor Schneider. Adelante la Fe) 

San Gregorio Magno y la Navidad de 590 (3 de enero. Roberto de Mattei)

Los arzobispos Vigano y Negri firman la profesión de fe sobre el sacramento del matrimonio de los obispos kazajos (3 de enero. Infocatólica)

Viva Cristo Rey! (3 enero. George Weigel. First Things)

Goteo de morfina católica (Michael Voris)

Duración 6:01 minutos


TRANSCRIPT IN ENGLISH

When Pope Francis said the Church is like a field hospital, it was an apology that liberals and dissidents in the Church ran wild with, using it as an excuse to say those rigid, hard teachings never had to be talked about. They're just a bunch of rules and doctrines that modern man has no real need for. The Church of Nice ran at breakneck speed to embrace the pope's mantra which it happily turned into a pile of nonsense about Holy Communion for all and gay sex for anyone.

What the Church of Nice has completely missed with the analogy is that hospitals are not for staying in. They are places you go to get better, not move into and pitch your tent. Getting better is hard work. My dad, for example, is in rehab right now after almost three weeks in the hospital fighting a bad case of pneumonia. Getting physically well is hard work. You've got to work at it — do all kinds of things you don't want to do. You've got to get poked and stuck and bothered at all hours and have blood sucked out of you and fresh blood pumped into you. You can't eat when you want to and have to eat when you don't want to. Things happen not at your speed but at the speed the staff is able to get to it. You need help doing the most basic private things and feel like your dignity is completely taken away. Such is the nature of getting better physically.

Likewise, spiritual healing is usually not a pleasant process. In fact, it's quite often downright difficult. You have to look in the mirror and realize who you really are down deep — a miserable sinner incapable of helping yourself who needs the Divine Physician to heal you. We all have a killer disease and without being in the hospital the diagnosis is death — period. And in that hospital, it's hard work, really hard work. Years of spiritual wounds and psychological scar tissue and pain of built-up resentments covered over with pustules of the infection of guilt always oozing with insufficient antibodies to ever be restored to full health.

Everyone without exception requires a stay in this hospital — some longer stays than others, some much more intense procedures to undergo, but no one gets better without a protracted stay in Catholic General. And here's the issue: The Church of Nice, with its overarching non-stop emphasis on your feelings, is staffed with incompetents and nincompoops who actually kill people in their wards. They don't get souls better. They stick them on a psychological-spiritual morphine drip, and it is a slow death where the hard work is never done because their sin is excused and deflected from, and excuses are made up until they become so anesthetized that they just accept their fate as the will of God — that God made them that way, and they are content. And "that way" means not just gay but also living in adultery or cohabiting or thinking that all religions are the same, and everyone goes to Heaven and adherence to the commandments is optional or passé. There is never the challenge offered to heal. There is never a diagnosis offered beyond "things are okay, God understands." And consequently, there is never any true spiritual healing, painful as it is, that occurs.

The reality of spiritual disease is never uncovered, never treated, and the infection remains, festering, preventing a true union with God, which is ironic since this is the same crowd that never shuts their mouths about "an encounter with Jesus." But they hold out a false encounter with a fake Jesus much like a quack doctor never cures anything. Their spiritual placebos make them numb and keep them dumb. And then when it's time to pull the sheet over their dead carcass, the hospital chaplain arrives on the scene for the funeral assuring all the loved ones that the dead person is in Heaven. These "practitioners" will one day get called into the CEO's office and be required to give an accounting for all the patients who died on their watch.

The morphine drip has got to get unplugged and people made to face the reality of their diagnosis.

Michael Voris

VIDEO CON TRANSCRIPCIÓN SIMULTÁNEA EN ESPAÑOL

Duración 5:24 minutos

El que los entienda que los compre (Capitán Ryder)



Confieso que hay muchas actitudes, palabras y gestos de la Iglesia post-conciliar que me es imposible entender.

Pondré 2 ejemplos de los últimos días que tienen especial relación y que son de capital importancia:

- La entrevista al Cardenal Müller en la Stampa.
- La felicitación de Benedicto XVI al Cardenal Müller.

1. Examinemos, en primer lugar, la postura de Müller sobre la exhortación post-sinodal “Los amores de Leticia”, que culmina en la mencionada entrevista:

El 23 de octubre de 2013 Müller publicó en L´Osservatore Romano un artículo titulado “La fuerza de la gracia” sobre la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio. Entre diversos temas, el artículo censuraba la práctica vigente en las Iglesias Ortodoxas sobre la posibilidad de la bendición de las segundas nupcias con las siguientes palabras:
En Oriente […] condujo, especialmente después de la separación de la Cathedra Petri, a una praxis cada vez más liberal. Hoy existe en las iglesias ortodoxas una multitud de causas para el divorcio, que en su mayoría son justificadas mediante la referencia a la Oikonomia, la indulgencia pastoral en casos particularmente difíciles, y abren el camino a un segundo o tercer matrimonio con carácter penitencial. Esta práctica no es coherente con la voluntad de Dios, tal como se expresa en las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, y representa una dificultad significativa para el ecumenismo.
El artículo fue muy contestado, entre otros, por el cardenal Reinhard Marx y Walter Kasper.

Pocas semanas antes del sínodo, Müller y otros 4 cardenales presentaron el libro “Permaneciendo en la verdad de Cristo: el matrimonio y la comunión en la Iglesia católica”, en el que se presentaba como imposible la comunión sacramental para los católicos divorciados y en nueva unión.

Desde la aparición de la exhortación mencionada y hasta su cese en julio de 2017, el Prefecto para la Congregación de la Fe, es decir, la persona encargada de velar por la ortodoxia [es decir, Müller] no expresó ninguna opinión definitiva sobre el texto. Unos días decía una cosa, otros días decía lo contrario. Curioso, cuando menos, al estar desarrollándose una batalla de grandes proporciones en el seno de la Iglesia. 

Por ejemplo, en mayo de 2017 decía “que las dubias son preguntas legítimas” pero en enero de ese mismo año había afirmado “sobre todo los cardenales de la Iglesia Romana, tienen derecho de escribir una carta al Papa. Sin embargo me sorprendí porque esta fue hecha pública, casi obligando al Papa a decir “Sí” o “No”. Esto no me gusta. Incluso una posible corrección fraterna al Papa», añadió, «me parece muy lejana, no es posible en este momento, porque no se trata de un peligro para la fe, como Santo Tomás dijo».

Ahora [Müller] reaparece con un prólogo al libro de Rocco Buttiglione, partidario de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, en el que manifiesta “Estoy convencido de que ha disipado las dudas de los cardenales y de muchos católicos que temían que en “Amoris laetitia” se hubiera alterado sustancialmente la doctrina de la fe tanto sobre la manera válida y fecunda de recibir la santa comunión como sobre la indisolubilidad de un matrimonio válidamente contraído entre bautizados”.

Es decir, que él prologa un libro donde se da por bueno la comunión a los divorciados que viven en segunda unión, y los que defendemos que eso es un ataque a la Fe de siempre, a la Fe de nuestros padres, debemos estar de tranquilos porque sí, porque efectivamente eso va a ser así, pero no cambia esa Fe que decía exactamente lo contrario.

Para rematar el asunto dice él mismo en el prólogo: “Es posible que el penitente esté convencido, en conciencia y con buenas razones, de la invalidez del primer matrimonio incluso sin poder ofrecer la prueba canónica. En este caso, el matrimonio válido frente a Dios sería el segundo y el pastor podría conceder el sacramento”

[Resulta, pues, que la conciencia "errónea" está ahora por encima de la verdad: antes había afirmado todo lo contrario]

Lo digo sinceramente, sin ningún ventajismo por mi parte. Creo que fui de los pocos que recibió la noticia del cese de Müller con total indiferencia, no hizo nada por la Iglesia cuando debía y no lo está haciendo ahora. Parece que Müller tiene una gran opinión de Müller, será por alguna oscura razón que se nos escapa al resto de los mortales, pero en esta batalla es perfectamente prescindible.

2. La felicitación de Benedicto XVI a Müller era noticia la semana pasada. Efectivamente, el Papa emérito afirmaba en un escrito dirigido al Cardenal: 
“Has defendido las claras tradiciones de la fe, pero en el espíritu del Papa Francisco has tratado de comprender cómo pueden ser vividas hoy”.
Confieso que comprobé la fecha y no, no era 28 de diciembre [No se trataba de ninguna inocentada]

Por alguna razón que desconozco Benedicto XVI cree que:

- Müller ha defendido la fe. La última opinión de Müller, como ya hemos comentado, no es precisamente de defensa de la Fe pero como tiene varias, al igual que Groucho Marx, puede que la opinión de mañana si lo sea. Una cosa y su contraria es la misma Fe

Decía el propio Benedicto XVI cuando era Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe:  
“La errada convicción de poder acceder a la Comunión eucarística por parte de un divorciado vuelto a casar, presupone normalmente que se atribuya a la conciencia personal el poder de decidir en último término, basándose en la propia convicción, sobre la existencia o no del anterior matrimonio y sobre el valor de la nueva unión. Sin embargo, dicha atribución es inadmisible. El matrimonio, en efecto, en cuanto imagen de la unión esponsal entre Cristo y su Iglesia así como núcleo basilar y factor importante en la vida de la sociedad civil, es esencialmente una realidad pública”. 
Ahora Müller y Francisco dicen lo contrario, pero son “las claras tradiciones de la fe”.

Pues eso, lo dicho en el título.


Capitán Ryder

Carta del Papa Benedicto XVI al Cardenal Gerhard Ludwig Müller



[Der dreifaltige Gott: Christlicher Glaube im säkularen Zeitalter. Für Gerhard Kardinal Müller, Herausgegeben von George Augustin, Christian Schaller und Sławomir Śledziewski, mit einem Geleitwort von Benedikt XVI., Freiburg, Herder, 2017]

[El Dios trinitario: Fe cristiana en la época de la secularización. Para el cardenal Gerhard Müller, editada por George Augustin, Christian Schaller y Sławomir Śledziewski, con un prólogo de Benedicto XVI, Friburgo, Herder, 2017]

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¡Eminencia! ¡Querido hermano!

Se acerca tu 70º cumpleaños, y si bien no estoy tampoco en condiciones de escribir una contribución científica adecuada al Homenaje que se te dedica en esta ocasión, me gustaría estar presente a través de una palabra de saludo y de agradecimiento.

Han transcurrido ahora 22 años desde que me obsequiaste en marzo de 1995 tu Katholische Dogmatik für Studium und Praxis der Theologie [“Dogmática católica para el estudio y praxis de la Teología”]. Esto fue para mí en ese entonces un signo alentador que también en la generación de teólogos postconciliares hay pensadores que tienen la valentía de ocuparse del Todo, es decir, de exponer la fe de la Iglesia como unidad y totalidad. 

Pues si bien es muy importante la investigación detallada, no menos importante es que la fe de la Iglesia aparezca como unidad interior y totalidad, y también es muy importante que la sencillez última de la fe se haga visible a través de todas las exposiciones teológicas complejas. 

Pues la sensación imperante en el sentido que la Iglesia nos impone un paquete de cosas incomprensibles que en última instancia sólo pueden interesar a los especialistas es el principal obstáculo para el sí al Dios que nos habla en Jesucristo. En mi opinión, un gran teólogo no es el que puede ocuparse de detalles inteligentes y difíciles, sino el que es capaz de presentar la unidad última y la sencillez de la fe.

Pero tu Dogmatik en un tomo también me ha conmovido por una razón autobiográfica

Karl Rahner me había presentado en el primer tomo de sus escritos un esbozo para una nueva estructura renovada de la Dogmática, que él había elaborado en conjunto con Urs von BalthasarNaturalmente, esto despertó en todos nosotros una sed tremenda de encontrar esta estructura completada y ejecutada. El deseo de una Dogmática según Rahner-von Balthasar que surgió por todas partes se encontró con una operación editorial en ejecución. 

En los años 50º, Erich Wewel había conseguido al padre Bernhard Haring para escribir en un tomo un manual de Teología Moral, el que después de su aparición se convirtió en un éxito editorial. De ahí que al buen editor se le ocurrió la idea de que en la Dogmática se podía elaborar algo similar y que se correspondiera también con la necesidad real de presentar la obra total en un único tomo. 

Naturalmente, se dirigió a Karl Rahner y le pidió que escribiera este libro. Pero Rahner estaba en medio de tantas tareas que no se vio con la posibilidad de estar libre para una empresa tan grande. 

Curiosamente, él me remite al editor, quien al comienzo de su camino en Freising enseñaba Dogmática y Teología Fundamental. Pero en ese entonces lamentablemente yo, si bien estaba en el comienzo de mi camino, estaba involucrado en muchas tareas y no me sentía capaz de escribir una gran obra dentro de un marco temporal pasable. 

Por eso pedí poder incorporar a un co-autor, a mi amigo el padre Alois Grillmeir. En la medida de mis posibilidades trabajé en el proyecto y me encontré varias veces con el padre Grillmeir para varias consultas extensas. 

Pero el Concilio Vaticano II me exigió en primer lugar toda mi energía de trabajo y luego me exigió una nueva reflexión fundamental de toda la exposición tradicional de la doctrina de fe de la Iglesia. 

Cuando fui nombrado en 1977 arzobispo de Munich-Freising, fue claro que yo no podía pensar más en una obra de ese tipo. Cuando tu libro llegó a mis manos en 1995 vi inesperadamente cumplido por un teólogo de la siguiente generación lo que se quería en ese entonces y que hasta ese momento no se había logrado.

Pude conocerte personalmente después, cuando la Conferencia Episcopal Alemana te propuso como miembro de la Comisión Teológica Internacional. En ella te destacaste, ante todo por la riqueza de tu conocimiento y por la fidelidad a la fe de la Iglesia que proviene del interior más profundo. Cuando en el año 2012 el cardenal Levada dejó su trabajo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por motivos de edad, apareciste tú después de todas las consideraciones como el obispo más adecuado para asumir esta tarea.

Cuando asumí el cargo [de prefecto] en 1981, el arzobispo Hamer -en ese entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe- me aclaró que el prefecto no debía ser precisamente un teólogo, sino un sabio, que no ofreciera juicios de experto sobre las cuestiones teológicas planteadas, sino que supiera lo que hay que hacer en cada momento para la Iglesia.

La competencia teológica debe estar en el secretario que dirige la “Consulta”, la asamblea de los teólogos profesionales, quienes ofrecen en conjunto un juicio científico correcto. Pero, al igual que en la política, la decisión última no puede estar en las personas expertas, sino en las personas sabias que conocen el aspecto profesional, pero que además tienen a la vista toda la vida de una gran comunidad. En los años que trabajé como prefecto intenté ajustarme a este criterio. En qué medida lo logré lo pueden juzgar otros.

En los tiempos tormentosos que vivimos me parece que es particularmente importante la cooperación del conocimiento profesional con la sabiduría del que decide en última instancia. Por ejemplo, pienso que en la reforma litúrgica hubiera sido diferente si no se hubiese dejado la última palabra a las personas expertas, sino que se hubiera juzgado sobre ella en base a una sabiduría que conoce los límites del mero erudito.

En tus años en Roma te has esforzado constantemente para trabajar no sólo como experto, sino como hombre sabio, como padre de la Iglesia. Has defendido las claras tradiciones de la fe, pero has intentado una comprensión de ellas en el sentido del papa Francisco, tal como pueden ser vividas hoy. 

[En otras traducciones se lee: en el espíritu del papa Francisco]

El papa Pablo VI quiso que las grandes tareas en la curia -las de los prefectos y secretarios- fuesen concedidas solo por cinco años, para proteger de esta manera la libertad del Papa y la movilidad del trabajo en la curia. Entretanto transcurrió tu compromiso de cinco años para la Congregación para la Doctrina de la Fe. 

Por cierto, ahora no tienes un cargo determinado, pero un sacerdote, y mucho más un obispo y cardenal, jamás están meramente jubilados. Por eso puedes ahora, y también en el futuro, servir públicamente a la fe a partir de la esencia interior de tu compromiso sacerdotal y de tu carisma teológico. Todos estamos contentos de que tú, con tu gran responsabilidad interior y con el don de la palabra que te ha sido concedido, también permaneces presente en los conflictos de nuestro tiempo para la comprensión correcta del ser humano y del ser cristiano. Que el Señor te ayude en esto.

Por último, tengo que expresar un agradecimiento totalmente personal. Como obispo de Ratisbona, tú fundaste el “Instituto Papa Benedicto XVI”, el cual -dirigido por uno de tus discípulos- lleva a cabo un trabajo realmente excelente para mantener públicamente presente mi obra teológica en toda su amplitud. El Señor recompensará tu esfuerzo.

Ciudad del Vaticano, Monasterio “Madre de la Iglesia”

En la fiesta de san Ignacio de Loyola en el 2017

Tuyo, Benedicto XVI
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Traducción del texto original en alemán por José Arturo Quarracino

Aumenta la crisis de "Amoris laetitia": cuatro Arzobispos y un Obispo hacen profesión de fe católica y niegan que los adúlteros no arrepentidos y sin propósito de enmienda puedan recibir los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía, además de recordar la verdad católica sobre el sacramento del Matrimonio




Como reza el título de esta entrada, cuatro Arzobispos y un Obispo acaban de hacer pública, a propósito de la crisis provocada por "Amoris laetitia", una profesión de fe católica en la que niegan la posibilidad de administrar los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía a los adúlteros no arrepentidos y sin propósito de enmienda, y recuerdanla verdad católica sobre el sacramento del Matrimonio .

Se trata del S. E. R. Mons. Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Santa María en Astaná (Kazajistán), S. E. R. Mons. Jan Pawel Lenga, Arzobispo emérito de Karagandasu y S. E. Mons Athanasius Schneider, Obispo auxilar de Santa María en Astaná, quienes hace un año hicieron un llamamiento de oración (ver aquí) para que el Papa Francisco revocara las orientaciones pastorales heterodoxas derivadas de la aplicación de "Amoris laetitia", a los que también se han sumado en este nuevo documento S. E. R. Mons. Luigi Negri, Arzobispo emérito de Ferrara-Comacchio y S. E. R. el Arzobispo Carlo Maria Viganò, Nuncio Apostólico emérito de los Estados Unidos.

En dicho documento, que puede leerse completo en español en este enlace, hacen afirmaciones tan obvias (y católicas) como éstas:


Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas entre sí por el vínculo de un matrimonio válido son siempre contrarias a la voluntad de Dios.


Ninguna circunstancia o finalidad pueden hacer de tales relaciones sexuales una realidad moral positiva y agradables a Dios.


La Iglesia no juzga el estado de gracia interno de un fiel, por lo que la no admisibilidad a la Santa Comunión de los adúlteros es un juicio del carácter visible, público y objetivo de su situación, ya que la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva de los fieles.


No es moralmente lícito tener relaciones sexuales con una persona que no es el propio cónyuge legítimo, para evitar un supuesto otro pecado (no es lícito 'hacer el mal para que venga el bien', según Rom 3, 8).
La admisión de tales personas a la Santa Comunión puede ser permitida solamente cuando hacen un sincero propósito de cesar de allí en adelante tales relaciones sexuales y de evitar el escándalo.


Las personas que mantienen relaciones sexuales no conyugales de modo habitual, violan con tal estilo de vida el indisoluble vínculo nupcial matrimonial respecto al legítimo cónyuge y por tanto no pueden participar de la Comunión eucarística.


El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en Sus Diez Mandamientos y en Su explícita prohibición del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de las personas aquí en la Tierra, permitiendo así que sean conducidas a la salvación de la vida eterna.

Véase también, al respecto, el siguiente enlace (incluyendo los comentarios):

Siguen aumentando: 63 Prelados (28 Cardenales, 9 Arzobispos y 26 Obispos) apoyan las "dubia" sobre "Amoris laetitia" enviadas al Papa Francisco, defienden la Doctrina y Magisterio de la Iglesia y rechazan dar los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía a los adúlteros


CATHOLICVS

Tres obispos de Kazajistán se enfrentan al papa Francisco. Otras noticias de Gloria TV


 

Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio sacramental (Obispos de Kajastán)




Casi exactamente un año después de emitir un llamamiento a la oración para que el Papa defendiera la enseñanza católica sobre el matrimonio, tres obispos de Kazajistán: Tomash Peta, arzobispo metropolitano de la arquidiócesis de Santa María en Astaná, Jan Pawel Lenga, arzobispo-obispo emérito de Karaganda y Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la arquidiócesis de Santa María en Astaná, han emitido una nueva declaración que dice que cualquier cambio en la disciplina sacramental que permita a los divorciados católicos viviendo en nuevas uniones sexuales recibir la Sagrada Comunión es "ajeno a toda la Tradición" de la fe católica y apostólica ".

El texto completo de la declaración de los obispos está a continuación:


Después de la publicación de la Exhortación Apostólica "Amoris laetitia" (2016), varios obispos emitieron a nivel local, regional y nacional normas aplicables con respecto a la disciplina sacramental de aquellos fieles, llamados "divorciados y casados ​​de nuevo", que todavía tienen un cónyuge vivo a quien están unidos con un vínculo matrimonial sacramental válido y, sin embargo, han comenzado una cohabitación estable more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge.

Las reglas mencionadas prevén entre otras cosas que, en casos individuales, las llamadas personas "divorciadas y vueltas a casar", pueden recibir el sacramento de la Penitencia y la Sagrada Comunión, mientras continúan viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Estas normas pastorales han recibido la aprobación de varias autoridades jerárquicas. Algunas de estas normas han recibido la aprobación incluso de la autoridad suprema de la Iglesia.

La difusión de estas normas pastorales aprobadas eclesiásticamente ha causado una confusión considerable y cada vez mayor entre los fieles y el clero, una confusión que toca los puntos centrales de la vida de la Iglesia, como el matrimonio sacramental con la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Sagrada Eucaristía.

De acuerdo con la doctrina de la Iglesia, solo el vínculo matrimonial sacramental constituye una iglesia doméstica (ver Concilio Vaticano II, Lumen Gentium, 11). La admisión de los llamados "divorciados y casados" fieles a la Sagrada Comunión, que es la más alta expresión de la unidad de Cristo el Esposo con su Iglesia, significa en la práctica una forma de aprobar o legitimar el divorcio, y en este sentido una especie de introducción del divorcio en la vida de la Iglesia.

Las mencionadas normas pastorales se revelan en la práctica y en el tiempo como un medio de propagar la "plaga del divorcio" (una expresión utilizada por el Concilio Vaticano II, ver Gaudium et spes , 47). Se trata de propagar la "plaga del divorcio" incluso en la vida de la Iglesia, cuando la Iglesia, en cambio, por su fidelidad incondicional a la doctrina de Cristo, debe ser un baluarte y un signo inequívoco de contradicción contra la peste del divorcio que cada día es más desenfrenado en la sociedad civil.

De manera inequívoca, y sin admitir ninguna excepción, nuestro Señor y Redentor Jesucristo reafirmó solemnemente la voluntad de Dios con respecto a la prohibición absoluta del divorcio

Una aprobación o legitimación de la violación de la sacralidad del vínculo matrimonial, incluso indirectamente a través de la mencionada nueva disciplina sacramental, contradice seriamente la voluntad expresa de Dios y su mandamiento. Por lo tanto, esta práctica representa una alteración sustancial de la disciplina sacramental de la Iglesia de dos mil años de antigüedad. Además, una disciplina sustancialmente alterada eventualmente conducirá a una alteración en la doctrina correspondiente.

El Magisterio constante de la Iglesia, comenzando con las enseñanzas de los Apóstoles y de todos los Sumos Pontífices, ha preservado y transmitido fielmente tanto en la doctrina (en teoría) como en la disciplina sacramental (en la práctica) de una manera inequívoca, sin ninguna sombra de duda y siempre en el mismo sentido y con el mismo significado ( eodem sensu eademque sententia ), la enseñanza cristalina de Cristo sobre la indisolubilidad del matrimonio.

Debido a su naturaleza divinamente establecida, la disciplina de los sacramentos nunca debe contradecir la palabra revelada de Dios y la fe de la Iglesia en la indisolubilidad absoluta de un matrimonio ratificado y consumado

"Los sacramentos no solo presuponen la fe, sino también las palabras y los objetos que nutren, fortalecen y expresan; es por eso que se les llama "sacramentos de fe" (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 59). 

"Incluso la autoridad suprema en la Iglesia no puede cambiar la liturgia arbitrariamente, sino solo en la obediencia de la fe y con el respeto religioso por el misterio de la liturgia" (Catecismo de la Iglesia Católica, 1125).

La fe católica, por su naturaleza, excluye una contradicción formal entre la fe profesada por un lado y la vida y la práctica de los sacramentos por el otro

En este sentido, también podemos entender la siguiente afirmación del Magisterio: "Esta división entre la fe que muchos profesan y sus vidas diarias merece ser contada entre los errores más graves de nuestra época" (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 43).

"En consecuencia, la pedagogía concreta de la Iglesia debe permanecer siempre vinculada a su doctrina y nunca debe separarse de ella" (Juan Pablo II, Exhortación apostólica Familiaris Consortio, 33).

En vista de la importancia vital que la doctrina y la disciplina del matrimonio y la Eucaristía constituyen, la Iglesia está obligada a hablar con la misma voz. Las normas pastorales sobre la indisolubilidad del matrimonio no deben, por lo tanto, ser contradichas entre una diócesis y otra, entre un país y otro

Desde el tiempo de los Apóstoles, la Iglesia ha observado este principio como lo testifica San Ireneo de Lyon: "La Iglesia, aunque se extendió por todo el mundo hasta los confines de la tierra, habiendo recibido la fe de los Apóstoles y sus discípulos, conserva esto predicando y esta fe con cuidado y, como si ella habitara en una sola casa, cree de la misma manera idéntica, como si tuviera una sola alma y un solo corazón, y predicara la verdad de la fe, la enseñara y la transmitiera en una voz unánime, como si tuviera una sola boca "(Adversus haereses , I, 10, 2). Santo Tomás de Aquino nos transmite el mismo principio perenne de la vida de la Iglesia: "Hay una y la misma fe de los antiguos y de los modernos, de lo contrario no habría una y la misma Iglesia" ( Questiones Disputatae de Veritate , q 14, a. 12c).

La siguiente advertencia del Papa Juan Pablo II sigue vigente y válida: "La confusión, creada en la conciencia de muchos fieles por las diferencias de opiniones y enseñanzas en teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones serias y delicadas de la moral cristiana termina por disminuir el verdadero sentido del pecado casi hasta eliminarlo"(Exhortación Apostólica Reconciliatio et Paenitenia , 18).

El significado de las siguientes declaraciones del Magisterio de la Iglesia es plenamente aplicable a la doctrina y la disciplina sacramental relativas a la indisolubilidad de un matrimonio ratificado y consumado:

- "Para la Iglesia de Cristo, guardiana vigilante como ella es, y defensora de los dogmas depositados con ella, nunca cambia nada, nunca disminuye nada, nunca les agrega nada; sino que, con toda diligencia, ella trata las doctrinas antiguas fiel y sabiamente, al igual que la fe que los Padres ha transmitido. Ella se esfuerza por investigar y explicarlos de tal manera que los antiguos dogmas de la doctrina celestial se hagan evidentes y claros, pero conserven su naturaleza plena, integral y propia, y crecerán sólo dentro de su propio género, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido y en el mismo significado" (Pius IX, Dogmatic Bula Ineffabilis Deus )

- "Con respecto a la sustancia misma de la verdad, la Iglesia tiene ante Dios y los hombres el deber sagrado de anunciarla, de enseñarla sin ninguna atenuación, tal como Cristo la reveló, y no hay una condición de tiempo que pueda reducir el rigor de esta obligación. Vincula en conciencia a cada sacerdote a quien se confía el cuidado de enseñar, amonestar y guiar a los fieles "(Pío XII, Discurso a los párrocos y a los predicadores de la Cuaresma, 23 de marzo de 1949).


- "La Iglesia no historiza, no relativiza a las metamorfosis de la cultura profana la naturaleza de la Iglesia, que es siempre igual y fiel a sí misma, como Cristo la quiso y la tradición auténtica la perfeccionó" (Pablo VI, Homilía del 28 de octubre de 1965) 

- "Ahora es una manifestación necesaria de la caridad hacia las almas el no omitir nada de la doctrina salvadora de Cristo" (Pablo VI, Encíclica Humanae Vitae, 29).

"Cualquier dificultad conyugal se resuelve sin falsificar ni comprometer la verdad" (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 33).

"La Iglesia de ninguna manera es el autor o el árbitro de esta norma [de la ley moral divina]. En obediencia a la verdad, que es Cristo, cuya imagen se refleja en la naturaleza y dignidad de la persona humana, la Iglesia interpreta la norma moral y la propone a todas las personas de buena voluntad, sin ocultar sus exigencias de radicalidad y perfección" (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 33).

"El otro principio es el de la verdad y la coherencia, mediante el cual la iglesia no acepta llamar bueno a lo que es malo y malo a lo que es bueno. Basándose en estos dos principios complementarios, la Iglesia sólo puede invitar a sus hijos que se encuentran en estas situaciones dolorosas a acercarse a la misericordia divina por otros medios, sin embargo, a través de los sacramentos de la penitencia y la eucaristía hasta que ellos no hayan alcanzado las disposiciones requeridas" (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et Paenitentia, 34).

"La firmeza de la Iglesia en la defensa de las normas morales universales e inmutables no es degradante en absoluto. Su único propósito es servir a la verdadera libertad del hombre. Porque no puede haber libertad aparte de o en oposición a la verdad" (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, 96).

" Cuando se trata de las normas morales que prohíben el mal intrínseco, no hay privilegios o excepciones para nadie. No importa si uno es el amo del mundo o el "más pobre de los pobres" en la faz de la tierra. Ante las exigencias de la moralidad, todos somos absolutamente iguales"(énfasis en el original) (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, 96).

"La obligación de reiterar esta imposibilidad de admisión a la Eucaristía es necesaria para un genuino cuidado pastoral y una auténtica preocupación por el bienestar de estos fieles y de toda la Iglesia, ya que indica las condiciones necesarias para la plenitud de esa conversión a la Eucaristía. que todos son siempre invitados por el Señor" (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración sobre la admisibilidad a la Sagrada Comunión de los divorciados y casados ​​de nuevo, 24 de junio de 2000, n. 5).

Como obispos católicos que, de acuerdo con las enseñanzas del Concilio Vaticano II, deben defender la unidad de la fe y la disciplina común de la Iglesia, y cuidar de que la luz de la verdad plena surja para todos los hombres (véase Lumen Gentium, 23) nos vemos forzados, en conciencia, a profesar, frente a la confusión desenfrenada actual, la verdad invariable y la disciplina sacramental igualmente inmutable con respecto a la indisolubilidad del matrimonio, según la enseñanza bimilenaria e inalterada del Magisterio de la Iglesia. 

En este espíritu, reiteramos:
1. Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas por un matrimonio válido -que ocurre en el caso de los llamados "divorciados y vueltos a casar" - siempre son contrarias a la voluntad de Dios y constituyen una ofensa grave contra Dios.
2.  Ninguna circunstancia o finalidad, ni siquiera una posible imputabilidad o culpabilidad disminuida, puede hacer que esas relaciones sexuales sean una realidad moral positiva y placentera para Dios. Lo mismo se aplica a los otros preceptos negativos de los Diez Mandamientos de Dios. Dado que "existen actos que, per se y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, siempre están gravemente equivocados por razón de su objeto" (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et Paenitentia, 17).
3. La Iglesia no posee el carisma infalible de juzgar el estado interno de gracia de un miembro de los fieles (ver Concilio de Trento, sesión 24, capítulo 1). La no admisión a la Sagrada Comunión de los llamados "divorciados y casados ​​de nuevo" no significa, por lo tanto, un juicio sobre su estado de gracia ante Dios, sino un juicio sobre el carácter visible, público y objetivo de su situación. Debido a la naturaleza visible de los sacramentos y de la misma Iglesia, la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva correspondiente de los fieles.
4. No es moralmente lícito entablar relaciones sexuales con una persona, que no es la esposa legítima de uno, supuestamente para evitar otro pecado. Dado que la Palabra de Dios nos enseña, no es lícito "hacer el mal para que venga el bien" (Romanos 3, 8).
5. La admisión de tales personas a la Sagrada Comunión puede permitirse sólo cuando, con la ayuda de la gracia de Dios y un acompañamiento pastoral paciente e individual, tengan la sincera intención de dejar, a partir de ahora, el hábito de tales relaciones sexuales y evitar el escándalo. Es de esta manera como el verdadero discernimiento y el auténtico acompañamiento pastoral se han expresado siempre en la Iglesia.
6. Las personas que tienen relaciones sexuales no maritales habituales violan su vínculo nupcial sacramental indisoluble con su estilo de vida en relación con su cónyuge legítimo. Por esta razón, no pueden participar "en Espíritu y en Verdad" (véase Juan 4, 23) en la cena eucarística de las bodas de Cristo, teniendo también en cuenta las palabras del rito de la Sagrada Comunión: "¡Bienaventurados los invitados a la cena de bodas del Cordero! "(Apocalipsis 19, 9).
7. El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en sus Diez Mandamientos y en su prohibición explícita y absoluta del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de la gente aquí en la tierra y los conducirá a la verdadera alegría del amor en la salvación de la vida eterna.

Siendo obispos en la pastoral, que promueven la fe católica y apostólica ("cultores catholicae et apostolicae fidei", ver Missale Romanum, Canon Romanus ), somos conscientes de esta grave responsabilidad y de nuestro deber ante los fieles que esperan de nosotros una pública e inequívoca profesión acerca de la verdad y la disciplina inmutable de la Iglesia con respecto a la indisolubilidad del matrimonio. Por esta razón, no podemos guardar silencio.

Afirmamos, pues, en el espíritu de San Juan Bautista, de San Juan Fisher, de Santo Tomás Moro, de la beata Laura Vicuña y de numerosos  conocidos y desconocidos confesores y mártires  de la indisolubilidad del matrimonio:
No es lícito (no licet ) justificar, aprobar o legitimar, ya sea directa o indirectamente, el divorcio y una relación sexual estable no conyugal mediante la disciplina sacramental de admitir a los llamados "divorciados y vueltos a casar" a la Sagrada Comunión, una disciplina ajena a toda la Tradición de la fe católica y apostólica.
Al hacer esta profesión pública ante nuestra conciencia y ante Dios que nos juzgará, estamos sinceramente convencidos de que hemos prestado un servicio de caridad en verdad a la Iglesia de nuestros días y al Sumo Pontífice, Sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo en la tierra .


31 de diciembre de 2017, fiesta de la Sagrada Familia, en el año del centenario de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima.

+ Tomash Peta, arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Santa María en Astaná

+ Jan Pawel Lenga, Arzobispo-Obispo de Karaganda

+ Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Santa María en Astaná

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Puede leerse también en Corrispondenza Romana