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martes, 7 de febrero de 2017

El responsable de caridad de la Orden de Malta justifica el reparto de condones y dice que la caída de donativos no se debe a éso sino al enfrentamiento con el Papa. La nueva reforma podría posibilitar su acceso o el de Albrecht von Boeselager al puesto de Gran Maestre



Según relata el semanario británico The Tablet [autodenominado "católico progresista"], el pasado jueves 2 de febrero el responsable de la rama caritativa [filantrópica, más bien] de los Caballeros de la Orden de Malta, Dominique de La Rochefoucauld-Montbel, afirmó en rueda de prensa que tanto él como Albrecht von Boeselager -a la derecha en la foto que abre esta entrada, en la que aparecen ambos durante dicha rueda de prensa-, que anteriormente había dirigido la rama de caridad mundial de la Orden [se trata del Gran Canciller destituido por el reparto de condones], tomaron medidas cuando la Orden fue informada de que los condones estaban siendo distribuidos.

No dice qué medidas tomaron. Sin embargo, justifica dicha distribución:

Rochefoucauld-Montbel explicó que los condones fueron distribuidos en partes de África y en Myanmar donde los caballeros participaban en un proyecto diseñado para ayudar a prevenir la esclavitud sexual. "Hay que seguir los principios", explicó. "Pero de vez en cuando nos encontramos en una disyuntiva, y tenemos que encontrar una solución dentro de la enseñanza de la Iglesia. No siempre es fácil".

Y como no es fácil, ante la duda... ¡a distribuir condones!

También admitió que el "lío" producido en la Orden (ver aquí, aquí y aquí) ha llevado a una caída en los donativos, y en Francia, donde se recaudaban millones de euros al año [el texto original habla de libras], ha disminuido alrededor de 30.000 euros (25.800 libras). "Esto ha sido problemático para nuestros donantes", dijo Dominique de La Rochefoucauld-Montbel a los periodistas. "La gente ha decidido no ayudarnos porque pensaban que estábamos luchando contra el Papa. Pero no era cierto. Necesitamos restablecer la confianza".

Así que, ya lo saben: los benefactores de la Orden no han dejado de dar donativos porque con su dinero se paguen y repartan condones, algo condenado por la moral de la Iglesia Católica, sino "por estar luchando contra el Papa". ¿Se lo habrán preguntado a todos los ex donantes, uno por uno?

También afirmó que ahora la prioridad de la Orden era centrarse en su trabajo a favor de los pobres y los enfermos y, en particular, de los refugiados.

Es decir: como cualquier otra ONG mundana. Como si hubiera que elegir entre la atención a los pobres y refugiados o seguir los principios morales de la Iglesia Católica. ¿Acaso no han sido compatibles durante dos milenios? ¿Por qué ahora iban a dejar de serlo? Pues, por lo visto, en las prioridades de la nueva Orden de Malta los principios morales, la evangelización y la religión en sí misma, ni están ni se los espera.

Por último, el referido artículo plantea un dato interesante: actualmente, los únicos candidatos que pueden optar a ser elegidos como Gran Maestre son aquellos que han hecho los votos completos, es decir, tan sólo 55 de los 13.500 caballeros con los que cuenta la Orden de Malta. Tras su comisariamiento por parte de la Santa Sede, las anunciadas reformas podrían permitir que dicho puesto estuviera abierto a caballeros del rango inferior, haciendo posible que tipos como von Boeselager o Rochefoucauld-Montbel puedan ser elegidos

CATHOLICVS

Pasquino regresa a Roma (Roberto de Mattei)


En la noche del viernes al sábado, una mano desconocida ha empapelado las calles en las proximidades del Vaticano con un manifiesto en el que, bajo la imagen de un papa Bergoglio de mirada sombría y ceño fruncido se lee: 

«Ah, Pancho, has intervenido congregaciones, destituido a sacerdotes, decapitado a la Orden de Malta y a los Franciscanos de la Inmaculada, desdeñado a cardenales… Pero ¿dónde está tu misericordia?».

La cáustica protesta en dialecto romanesco se ajusta a lo que en Roma es conocido como la tradición de las pasquinadas. Se conocía como Pasquino a una estatua sobre la cual se fijaban durante la noche carteles y manifiestos en los que se denunciaban los abusos de las autoridades o se hacía burla de los defectos de pontífices y cardenales. Por ejemplo, cuando falleció Clemente VII (1534) apareció un retrato de su médico, que en vez de sanar a un paciente lo había enviado al otro mundo, acompañado de un letrero que expresaba gratitud: ecce qui tollit peccata mundi (he aquí al que quita los pecados del mundo).

Hoy lo mismo que ayer, las pasquinadas han recogido siempre sentimientos difundidos entre el pueblo y aun el mismo clero romano.

En nuestro caso, precisamente en estos días en que la cuestión de la Orden de Malta ha concluido con la destitución del Gran Maestre, la rehabilitación por el Vaticano de un hombre acusado de deriva moral, Albrecht von Boeslager, y la atribución a monseñor Angelo Becciu facultades para intervenir la Orden. Todo ello en absoluto desprecio a la soberanía de la Orden, que sólo está subordinada a la Santa Sede en lo que respecta a la vida religiosa de sus caballeros profesos, pero que es –o debería ser– totalmente independiente en la vida interna y sus relaciones internacionales.

La misma falta de consideración por la ley parece extenderse al derecho civil italiano. Un decreto de la Congregación para los Religiosos con la aprobación del Papa, impone al padre Stefano Maria Manelli, superior de los Franciscanos de la Inmaculada, a «devolver en el plazo de 15 días a contar de la recepción del presente decreto el patrimonio económico administrado por asociaciones civiles y cualquier otra cantidad a su disposición de cada uno de los institutos». Es decir, devolver a la Congregación de los Religiosos los bienes patrimoniales de los que, como ha confirmado el Tribunal de Apelación de Avellino, el padre Manelli no puede disponer porque pertenecen a asociaciones legalmente reconocidas por el Estado italiano.

Por si fuera poco, monseñor Ramon C. Argüelles, arzobispo de Lipa (Filipinas), ha tenido noticia de su destitución por un comunicado de la Sala de Prensa Vaticana. Se desconocen los motivos de tal medida, pero se pueden intuir: monseñor Argüelles ha reconocido canónicamente una asociación que agrupa a ex seminaristas de los Franciscanos de la Inmaculada que han abandonado la orden a fin de poder estudiar y prepararse para el sacerdocio con plena libertad e independencia.

«Libertad libertad, ¡cuántos delitos se cometen en tu nombre», se lamentaba Madame Roland, ilustre víctima de la Revolución francesa. «Misericordia, misericordia, ¡cuánta violencia se ejerce en tu nombre!», podrían repetir las víctimas del Pontificado de la misericordia.

Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)

Caos en la Iglesia en Alemania a raíz de las nuevas directrices pastorales (Mike Hickson)

Artículo de Mike Hickson, de One Peter Five, traducido por Víctor  Lozano en Infocatólica


Sólo dos días después de la publicación oficial de las nuevas directrices pastorales sobre el matrimonio, el desorden parece aumentar en Alemania. Se dejan oír voces contradictorias, confusas y alarmadas por todos los rincones del país. Pero, sobre todo, dicho documento resulta ser más peligroso e insidioso que lo que parecía a primera vista. Ahora incluso cabe preguntarse si los laicos ejercerán alguna jurisdicción en la Iglesia Católica.

En un principio, las directrices alemanas sobre los divorciados casados de nuevo eran a primera vista menos liberalizadoras que las de los obispos de Malta, que el Dr. Edward Peters (abogado canonista) llegó a calificar de «Desastre maltés» Sin embargo, al mismo tiempo, los obispos alemanes se han acercado mucho a los niveles de Malta. En efecto, la expresión alemana de que «la decisión [de los divorciados «recasados»] de recibir los Sacramentos debe ser respetada» está muy próxima a la declaración de los obispos malteses de que los «recasados» pueden acceder a la Comunión si se sienten «en paz con Dios». En ambos casos, se ensalza la conciencia subjetiva y sentimental, con un peso muy decisivo.

Por ejemplo, he aquí lo que dijo recientemente el Arzobispo Heiner Koch de Berlín en materia de conciencia: «Nosotros [los obispos alemanes] indicamos que –en casos individuales justificados [sic] y tras un prolongado proceso– el creyente puede decidir en conciencia recibir los Sacramentos y esta decisión debe ser respetada.» Al ser preguntado por qué los obispos alemanes ahora «optan por la postura más aperturista del mundo [con respecto a los divorciados vueltos a casar], que hace de la propia conciencia el criterio determinante», Koch respondió muy significativamente: «Porque estamos firmemente convencidos de que esa es la intención –tanto en la letra como en el espíritu– que el propio Papa Francisco desea y asume, por lo que la ponemos en práctica junto con él».

Así pues, está cada vez más claro que las directrices pastorales alemanas plantean problemas crecientes por el acento que ahora se va a poner en la conciencia individual, por no decir en una conciencia subjetiva no formada.

Hasta ahora hemos pasado por alto que los obispos alemanes ya no hacen referencia expresa a los sacerdotes a la hora de llevar a cabo el «camino de discernimiento».

Por ejemplo, en las directrices pastorales en su conjunto, únicamente se utilizan las palabras «pastoral» y «agente de pastoral» (sin más definición); la palabra «pastor» o «sacerdote» no figura en ninguna parte. Las graves consecuencias que entraña este fenómeno lingüístico es que, al menos en Alemania, ahora también los laicos (hombres y mujeres) pueden «acompañar» oficialmente a los divorciados casados de nuevo en su discernimiento acerca de si pueden o no recibir los Sacramentos. Me percaté de esta cuestión al leer una entrevista publicada recientemente en el sitio web de la Conferencia Episcopal alemana, Katholisch.de. En tal entrevista, Ute Eberl, una laica que trabaja en la atención pastoral en la diócesis de Berlín, comenta las nuevas directrices pastorales alemanas y elogia expresamente el hecho de que la persona que realiza el acompañamiento puede ser también un laico. Eberl explica:

Antes de nada, diré que estoy contenta. Creo que es realmente maravilloso que los obispos hayan tratado el tema de los divorciados recasados en el texto principal diciendo: la decisión de la conciencia debe ser respetada. Espero que así terminen las polémicas. El consejo que puede ofrecer un agente de pastoral es excelente. Además de un sacerdote, también puede desempeñar esa función una persona cercana, que acompaña durante el proceso de separación y que también se regocija cuando surge una nueva relación. El documento episcopal [las nuevas directrices] no es, por tanto, una forma de imponer un nuevo conjunto de normas y comportamientos, sino que respiran una gran libertad.

Tras leer toda la entrevista, me puse en contacto con la oficina de prensa de la Conferencia Episcopal alemana, pidiendo si podían aclarar quién será entonces la persona que acompañe oficialmente al divorciado casado de nuevo. Hice mención del siguiente pasaje de las nuevas directrices alemanas: «Amoris Laetitia habla de un proceso para llegar a una decisión [sobre la recepción de los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía] con el acompañamiento de un agente de pastoral» A la pregunta de si esto significa que una persona distinta de un sacerdote está legitimada para acompañar a los divorciados y vueltos a casar, recibí la siguiente respuesta del Dr. Michael Feil de la Conferencia Episcopal alemana. Estas son todas las explicaciones que he recibido:

Para una definición de la expresión «agente de pastoral» en este contexto, puede consultarse el canon 519 del Código de Derecho Canónico:

«El párroco (parochus) es el pastor (pastor) propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a la norma del derecho».

Hasta el momento, no he vuelto a tener noticias del Dr. Feil, en particular tras escribirle por segunda vez solicitando que confirmara si esto significa que ahora los laicos pueden también acompañar legítimamente a los divorciados recasados en su proceso de discernimiento sobre si pueden recibir los Sacramentos, y acerca de si los obispos alemanes sostienen ahora que el sacerdote local ha de respetar en todo caso la decisión en conciencia del divorciado casado de nuevo a efectos de la recepción de la Sagrada Comunión.

Queda también poco clara otra cuestión polémica, a saber: ¿Cuáles serían los efectos de todo lo anterior para la recepción del Sacramento de la Penitencia? ¿Un laico podría encargarse de asesorar al divorciado recasado, participando así en la decisión de recibir la confesión? ¿En qué medida los laicos ejercerán ahora jurisdicción en la Iglesia? Después de todo, los obispos alemanes hablan de «agentes de pastoral» en general cuando mencionan expresamente la posibilidad de acceder a los Sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.

El Dr. Peters formuló recientemente, en sus comentarios sobre las directrices alemanas, una pregunta similar y conexa, a saber:

Por cierto, otros pasajes de los documentos alemanes dan a entender que también los divorciados y vueltos a casar pueden acudir a la Confesión, pero sin requerir, al parecer, a estos penitentes un ‘firme propósito de enmienda’ (incluso en lo que respecta a los actos sexuales voluntarios con una persona distinta del cónyuge). Como señalé en HPR hace algunos años, con este planteamiento la celebración de la Penitencia corre el riesgo de incurrir en sacrilegio y el sacerdote puede cometer un delito de solicitación en confesión.

Aquí el Dr. Peters subraya el peligro de que los sacerdotes se vean presionados –como consecuencia de la obligación de remitirse a la conciencia subjetiva del divorciado recasado– a dar la absolución a un adúltero no arrepentido, lo cual pone en riesgo su propio sacerdocio, de conformidad con el Derecho canónico. Por consiguiente, recomendamos encarecidamente a nuestros lectores un estudio atento del análisis realizado por el Dr. Peters en 2011 sobre el canon 1387 (véase el anterior hipervínculo del Dr. Peters), en el que se afirma que un sacerdote que «solicita a un penitente a un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo,» en confesión o con ocasión de la misma, debe ser castigado. El concepto de «solicitación» también puede incluir, según el Dr. Peters, el hecho de que un sacerdote induzca y estimule a un penitente a incumplir el sexto mandamiento con cualquier otro tercero, y no únicamente con el propio sacerdote.

Como ejemplo de esta confusión, cabe citar al obispo alemán Konrad Zdarsa. Considera que nosotros, los obispos «hemos atribuido una responsabilidad tan enorme a los sacerdotes locales que no todos podrán soportarla y administrarla de la misma forma.» Este prelado alemán se plantea una punzante pregunta: ¿si un sacerdote no tiene siquiera tiempo suficiente para la preparación de las jóvenes parejas que van a contraer matrimonio, «cuánto menos tiempo, fuerzas y paciencia» tendrá para llevar a cabo ese proceso, deseablemente concienzudo, de discernimiento, «tal como el Papa lo demanda»? En este contexto, el obispo Zdarsa teme que se adopten «decisiones prematuras» («Schnellschüsse»), «o que existan otras graves causas de conflicto que no pudieran preverse adecuadamente.»

Asimismo, el obispo Zdarsa se pregunta, en general, si los divorciados alemanes recasados recabarán siquiera el consejo sacerdotal, habida cuenta de que «en nuestro país, no es demasiado frecuente la práctica de la confesión.» En cuanto a la cuestión de la conciencia individual, Monseñor Zdarsa señala, con una mirada de dolor en el rostro, que es preciso empezar con la «formación de la conciencia», y a continuación admite que, en Alemania, se ha descuidado mucho este aspecto. «Apenas analizamos esta cuestión de la formación de la conciencia». Tras destacar la importancia de que la vida del hombre se oriente según la Ley de Dios, este obispo –que se educó en la Alemania Oriental comunista– contesta con pesar a la pregunta «Entonces, ¿será difícil?» con un lacónico «Sí.» Casi puede palparse el sufrimiento de este prelado atribulado en el actual contexto de confusión y desorden.

Sin embargo, el obispo Zdarsa no es el único clérigo que expresa con sinceridad sus reservas a las nuevas directrices pastorales (que no han sido aprobadas por todos los obispos individualmente, sino sólo por el Consejo General de la Conferencia Episcopal alemana, del que son miembros los delegados elegidos por todas las diócesis, uno por diócesis). Por ejemplo, el diario progresista alemán Der Spiegel publicó hace poco un artículo con el título: «Sacerdotes conservadores rechazan la iniciativa de la Conferencia Episcopal alemana.» El artículo indica lo siguiente:

Representantes de la Red de Sacerdotes Católicos («Netzwerk katholischer Priester»), del Opus Dei de Alemania, de los Legionarios de Cristo y de otros grupos ortodoxos hablan ahora de «cismas en las parroquias» y «oscurecimiento del Sacramento del Matrimonio».

Es importante destacar en este contexto que un canonista alemán, P. Gero P. Weishaupt, ha publicado un comentario en el Facebook de Mathias von Gersdorff, describiendo el creciente caos que afecta a Alemania: «Ahora reina el caos, especialmente entre los obispos. El Cardenal de Colonia [Cardenal Rainer Maria Woelki] dijo ayer […] que no excluye un cisma. El Papa no podrá eludir una aclaración sobre esta materia.»

Es oportuno mencionar también los comentarios del analista católico alemán Mathias von Gersdorff. Con respecto a un artículo publicado el 2 de febrero en el influyente diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), en el que se llega a asegurar que «todas las demás conferencias episcopales del mundo tendrán que preguntarse con qué argumentos podrán ahora negar su lealtad al Papa en esta cuestión [el acceso a la comunión de los divorciados recasados],» Von Gersdorff comenta en tono jocoso: «¡Estamos en tiempos nuevos: de entre todos los pueblos, los obispos alemanes son ahora el nuevo modelo de lealtad papal !»

Von Gersdorff añade que el FAZ de Alemania presenta a los obispos Walter Kasper, Karl Lehmann y Oskar Saier –que ya en 1993 ejercieron fuertes presiones en sus propias diócesis para permitir la Comunión sacramental a los divorciados vueltos a casar– como víctimas valientes que finalmente han sido exculpadas.

Según el FAZ, «con el documento Amoris Laetitia, el Papa Francisco se adhiere ahora a las ideas de estos tres obispos [antes disidentes].» Von Gersdorff comenta estas afirmaciones haciendo uso de su ironía: «Después de un largo tiempo de sufrimiento –unos 25 años– ha quedado patente lo siguiente: los verdaderos seguidores leales del papa son los alemanes, después de todo! Tan pronto como el cardenal Kasper muera, Daniel Deckers [el periodista del FAZ ] solicitará, con toda probabilidad, su canonización».

Con demasiada frecuencia, el mundo parece haberse vuelto del revés. Los antiguos disidentes son ahora papistas leales, y los católicos ortodoxos son los nuevos desleales recalcitrantes.

El caos en Alemania está indiscutiblemente expandiéndose, al igual que en la Iglesia en general.

Maike Hickson