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domingo, 5 de noviembre de 2017

Mi Señor y mi amigo: la soberbia del hombre [2 de 4] (José Martí)

La lectura del siguiente episodio, relatado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, puede ayudarnos a entender que sólo el amor a  Jesucristo es lo que movió a sus discípulos a actuar del modo en que lo hicieron [y ésa es la prueba de fuego, válida siempre, especialmente en nuestros días, para distinguir entre los que son verdaderamente católicos y aquéllos que no lo son, por mucho que presuman de ello]:
"Entonces llamaron a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa de su Nombre" (Hech 5, 40-41)
Todo esto viene a cuanto en el sentido de que no podemos exigir a Dios que actúe del modo en que a nosotros nos gustaría que actuaseSólo Dios es Dios y es su Palabra la que cuenta, la que dice verdad, pues Él mismo es la Verdad. Y el camino a seguir para un cristiano pasa siempre, necesariamente, por la cruz, por más que miremos hacia otra parte o escondamos los ojos, como el avestruz. 

La cruzque es "escándalo para los judíos y locura para los gentiles" (1 Cor 1, 23b) es, sin embargo, el único camino a seguir si queremos ser verdaderos discípulos de Jesucristo"Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí" (Mt 10, 38). La necesidad de la cruz, pues, no es algo opinable. Así lo entendió también el apóstol san Pablo: "Nosotros predicamos a Jesucristo, y éste crucificado" (1 Cor 1, 23a) ... reforzando lo que ya había dicho en infinidad de ocasiones, hasta el punto de exclamar, en una de ellas: "Y si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9)

Todo lo dicho hasta aquí es absolutamente cierto, puesto que es palabra de Dios. De ello tenemos una completa seguridad, que no deja lugar a ningún género de duda ... y esto es debido a la fe que se nos ha dado, sin merecimiento alguno por nuestra parte ... pues sin esa fe, que es pura gracia de Dios, no podríamos tener tal seguridad. 

Que estamos en las manos de Dios es innegable ... pero no de cualquier "dios" inventado por el hombre, sino de Aquél que se reveló en Jesucristo, el Único por el que nuestra salvación es posible, pues "no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Somos conscientes y sabemos que sólo Dios es DiosSi esta idea, que se corresponde con la realidad, la tuviésemos bien clara en nuestra mente, no nos dedicaríamos a jugar a ser "dioses" nosotros. 

La tentación inicial  del "seréis como Dios"  (Gen 3, 5), a la que cedieron nuestros primeros padres, es más actual que nunca. Y es la más peligrosa de todas: la soberbia. Al hombre se le han subido los humos y se ha vuelto majara, pues pretende cambiar la ley natural y decidir acerca de lo bueno y lo malo, en claro rechazo a la voluntad de Dios y a sus Leyes ... hasta el extremo de querer imponer ese "pensamiento" (que no es tal, pues va en contra de la verdad) al resto de la humanidad, cambiando así la religión de Dios por la religión del hombre, una religión que él mismo se ha fabricado, como los primitivos se fabricaban sus "dioses" ... y que pretende imponer a todos por la fuerza, sin respeto alguno por la libertad de los que no comulguen con esa falsa y perniciosa ideología

Y, sin embargo, se crea o no, lo cierto es que "todo se hizo por Él y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho" (Jn 1, 3 ), como nos dice san Juan en el primer capítulo de su Evangelio, hablando del Verbo, es decir, del Hijo de Dios, segunda Persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre ... y le pusieron por nombre Jesús.

Recordemos brevemente la parábola de los viñadores homicidas. En ella se cuenta que: 
El dueño de una propiedad plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos envió a sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero éstos agarraron a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. Y lo mismo les ocurrió a otros siervos que el amo envió. Finalmente, envió a su hijo, pensando que a él lo respetarían. Y, sin embargo, los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero. Lo matamos y nos quedamos con su heredad". Y así lo hicieron: lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. (Cfr Mt 21, 23-39)
Leyendo esta parábola de Jesús, caemos enseguida en la cuenta que se está refiriendo también a nosotros, los hombres de nuestro tiempo [Al fin y al cabo sus palabras son Palabra de Dios y siempre son actuales e independientes de la época o el lugar en el que fueron dichas]. Y es lo cierto que, para nuestra desgracia, queremos apropiarnos de una viña que no es nuestra, sino de Dios, una viña que Él nos dejó para que la trabajáramos y la hiciéramos fecunda. Cuando Él regrese, nos pedirá cuentas sobre nuestro trabajo en su viña:  bien sobre  los frutos que hemos producido o bien sobre los que hemos dejado de producir, como ocurre en la parábola de los talentos o en la de las minas. Tenemos una misión que cumplir en esta vida"Negociad hasta mi vuelta" (Lc 19, 13) y hemos recibido unos talentos que tenemos que desarrollar para hacer fecunda, al máximo, la viña del Señor,  produciendo los frutos que Él espera.

No debemos olvidar nunca que esta viña nos ha sido arrendada y no es de nuestra propiedad: es Su viña. Y esta viña se rige por sus leyes y sus preceptos, los cuales tenemos la obligación de cumplir.  Y haciéndolo así estaremos demostrándole nuestro agradecimiento y nuestro amor, en correspondencia al amor que Él nos ha mostrado.  

Sin embargo, la cizaña se ha introducido en su viña, hasta un punto tal  que hemos llegado a desterrar de ella incluso al propio Hijo del Dueño de la viña. ¿Por qué?  Para hacer de la viña nuestra propia heredad. La viña tiene que ser nuestra y no estamos dispuestos a aceptar reglas de nadie, si siquiera del dueño de la viña. Matando al hijo del dueño, la viña será nuestra y nadie podrá ya decirnos lo que tenemos que hacer o dejar de hacer, sino que seremos nosotros mismos quienes fabricaremos las leyes por las que queremos regirnos

La realidad tenemos que construirla nosotros y ha de estar en conformidad con lo que nosotros -y sólo nosotros- decidamos que sea. Y puesto que Dios se opone a ello, se hace necesario arrojar a Dios de "nuestra" viña y de nuestra vida, en definitiva.  Y así, lenta, pero inexorablemente, se está preparando -en todas partes- la muerte de Dios, de modo que sea el hombre -y no Dios- quien decida y quien dictamine lo que es real o no lo es, lo que es bueno y lo que es malo. 

Este perverso objetivo (conseguido ya en algunos lugares del tierra y en el corazón de muchas personas) se pretende conseguir mediante la sustitución del culto a Dios por el culto al hombre y la implantación  de una "nueva religión universal" de la que todos los seres humanos formarán parte (lo quieran o no), y para ello se constituirá un Nuevo Orden Mundial (NOM), caracterizado por el Pensamiento ÚnicoToda la humanidad tendrá que acatar este "orden".

Una vez estable el NOM en todo el mundo, habrá llegado, por fin, el momento de la "liberación"nadie podrá ya decirle al hombre lo que es malo o lo que es bueno, porque el bien o el mal será lo que cada uno quiera que sea.  Todo quedará relativizado. Y no se podrá hablar, bajo ningún concepto -so pena de ser multado o incluso eliminado- de la verdad absoluta. Tal concepto quedará eliminado. No existirán ya nunca más verdades absolutas.  La única afirmación absoluta  que se permitirá, la única "verdad", por así decirlo ...  [valga la contradicción]  será una  verdad que irá cambiando con el tiempo y con las vicisitudes históricas ... pero nunca una verdad absoluta, que no pueda ser modificada

Si aun así alguien siguiera pensando que la verdad existe y que esa Verdad es Jesucristo, ese tal sería considerado POR TODOS como un retrógrado, un rígido, un fundamentalista, un ser peligroso que se opone al progreso irreversible de la sociedad. [¿... es que existe un progreso así? Por supuesto que no. ¡Pero ése será el "dogma"  ... d¡indiscutible... del NOM!]  

Ese tal, es decir, aquel que siga pensando que la verdad existe, será una especie a extinguir ... bien sea "voluntariamente" o bien haciendo uso de medios coercitivos, pues en esta nueva sociedad "el fin justificará los medios". Tales medios, además, de ser usados, serían considerados como necesarios para la preservación de la democracia, única diosa "falsa" que será admitida en ese mundo extraño

Evidentemente estas afirmaciones son un tanto utópicas ...pero es cierto que el Diablo, que es padre de la mentira, no duerme. Y hará de su parte todo cuanto pueda para engañar al mayor número posible de personas
Continuará