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domingo, 10 de agosto de 2014

¿Fundamentalismo cristiano? (15) [Canonizar CVII]

Por eso, entre otras cosas, es imposible comprender, por ejemplo, el beso del papa Juan Pablo II al Corán.[En este enlace se habla sobre el Islam, el Corán y el beso de Juan Pablo II a dicho libro]. Ésta es una de las razones -no la única- por la que en la actualidad se están realizando estudios muy serios por personas de una gran fe y de una gran preparación teológica en relación a la "infalibilidad" de las canonizaciones"  posteriores al Concilio Vaticano II, un tema que, ciertamente, no planteaba ningún problema antes de la celebración de dicho Concilio.

A poco que se piense -y sin ser excesivamente sagaz- no deja de sorprender la prisa (¡inmensa!) que ha surgido para canonizar, como sea, a todos los Papas que han intervenido en el Concilio Vaticano II:  Juan XXIII (ya santo), Pablo VI (que será declarado Beato el 19 de octubre de 2014), Juan Pablo I (que aunque sólo estuvo 33 días en el Pontificado, en junio de 2009, el Vaticano comenzó la fase "romana" de su proceso de beatificación, basándose en Giuseppe di Altamura Denora, que afirmó haber sido curado de cáncer... de modo que ya está en marcha una investigación oficial sobre el presunto milagro) y Juan Pablo II (proclamado también santo con tan solo un milagro atribuido a su intercesión). El que fue papa Benedicto XVI -hoy cardenal Ratzinger- aún está vivo y lo mismo el actual papa Francisco I, por lo que parece demasiado pronto para canonizarlos; bueno, si se cambian las reglas, ..., ¿quién sabe lo que puede ocurrir? 










De modo que, sin ser ningún experto, me da la impresión de que lo que se esconde tras estas canonizaciones realizadas con tanta rapidez (y saltándose, incluso, algunas reglas oficialmente establecidas) es la pretensión (¡vana!) de "canonizar" el Concilio Vaticano II, si es que eso fuera posible, que no lo sé. Aunque si tal evento ocurriera sería como para estar seriamente preocupados, pues daría lugar, sin duda, a una confusión, aún mayor de la que ya existe, entre los pocos católicos que van quedando; y que cada vez son menos, en contra de las apariencias. 


Todo el mundo sabe que el papa Francisco -por lo que sea- no es partidario de nada que aparezca en la Iglesia como tradicional; y no sólo no es partidario de lo tradicional sino que, además, lo combate ... y de modo insistente y continuado ... ¡como si ese fuese el gran problema de la Iglesia de hoy, en la que se está perdiendo la fe a una velocidad de vértigo!


Y, sin embargo, no tendríamos por qué rasgarnos las vestiduras ante ciertos gestos o modos de actuar del papa Francisco porque no hace, en realidad, sino seguir las indicaciones del Concilio Vaticano II; o sea, lo mismo que también hicieron todos los papas anteriores a él desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI. Evidentemente cada Papa tiene su propio estilo (y el estilo del papa Francisco es el de llamar mucho la atención ... pero ése es otro asunto). Este Concilio fue sin duda, uno de los más importantes que ha habido a lo largo de la Historia de la Iglesia, pero no debe olvidarse que, anteriores a él, hubieron 20 concilios más. Tampoco hay que olvidar que  ningún concilio puede contradecir lo que, dogmáticamente, se ha definido en un concilio anterior. Esto es muy importante tenerlo en cuenta.

Recordemos que el Concilio Vaticano II  es el primero que se presentó a sí mismo como de mero carácter pastoral, sin intención de imponer nada: todos los demás concilios habían sido dogmáticos. Pero me llama mucho la atención que, siendo esto así -como lo es- ¡ay del que discrepe del Concilio Vaticano II!, [al cual se le llama simplemente el Concilio, como si fuese el único que ha tenido la Iglesia en veinte siglos]. 


Se ha vertido abundante tinta sobre él y sigue aún necesitando de muchas explicaciones, porque aparecen en él algunos documentos de dudosa ortodoxia como son los relativos a la libertad religiosa, el ecumenismo, la colegialidad y el diálogo interreligioso ... precisamente los temas en los que se está haciendo hoy tanto hincapié, de un modo, además, excesivo y fuera de lo normal, como si ése fuese el mayor problema que tiene planteado hoy la Iglesia. Ya escribí tres entradas comentando el discurso de apertura de dicho Concilio. Puedes acceder a ellas pinchando aquí , aquí y aquí.   
(Continuará)

¿Fundamentalismo cristiano? (14) [Convicciones]

Si se desea acceder al Índice de esta primera parte sobre Fundamentalismo cristiano, hacer clic aquí

Respecto a estar en posesión de la verdad ... hay que decir que un católico, que sea fiel a las enseñanzas de Jesucristo y a la Tradición recibida por los Apóstoles -fielmente transmitida durante casi dos mil años- y que haya recibido la gracia de la fe no puede tener la menor duda acerca de las palabras de su Maestro, quien dijo de Sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14,6) y que nos amó hasta el extremo de dar su vida por nosotros, dándonos así la posibilidad de ser salvos, según sea nuestra respuesta. Y resucitando, con su propio cuerpo llagado (pero ahora glorioso) mostró a todos que Él era Dios y que no hay salvación sino en Él. De ahí el mandato dado a los apóstoles para expandir su Reino por todo el mundo, a fin de que todos se salven. Y un cristiano que viviera conforme a la ley de Dios, contenida en las Sagradas Escrituras y en la Tradición, no es ningún fundamentalista en contra de lo que parece decir el papa Francisco


Si no estuviéramos seguros de que esto es así (seguridad que nos viene de Dios mismo y no de nosotros), ¿cómo nos íbamos a jugar la vida por Jesús? ¿cómo explicar la existencia de tantos mártires a lo largo de la Historia que derramaron su sangre antes que negar a Jesucristo? Y en esto -por desgracia- no hay que acudir muy lejos en el tiempo. Hoy, en pleno siglo XXI, se están produciendo verdaderos genocidios de cristianos en varias partes del mundo: en particular los cristianos de Mosul (Irak), quienes están dispuestos a morir antes que renegar de su fe, ante el silencio informativo de la mayoría de los medios de comunicación y el silencio, más culpable todavía, de las grandes super-potencias, de la comunidad internacional y del resto de los demás líderes árabes. Como muy bien dice el periodista Javier Martínez Lozanopese a los llamamientos desesperados [de los cristianos], la comunidad internacional mantiene un prolongado silencio ante lo que ocurre en Irak, país en el que en no demasiado tiempo puede que no haya cristianos porque así lo quisieron los islamistas y no lo evitó nadie.



Cuando el papa Francisco dice que "los cristianos tenemos nuestros grupos fundamentalistas también" incurre en una acusación injusta y falsa ... si se refiere, como ya se ha demostrado, a aquellos cristianos cuyo objetivo principal y el sentido de su vida es de conocer y amar a Jesucristo, y el de darlo a conocer y amar a los demás, cada uno en la medida de sus posibilidades de acción. Y, desde luego, contando siempre con la gracia de Dios y en perfecta fidelidad al Papado, a la Iglesia de dos mil años. Estos cristianos, que son los auténticos, son perseguidos dentro de la propia Iglesia. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación de apostasía en el seno de la misma Iglesia? Porque se está llegando al punto en que las palabras de Jesús, referentes a los últimos tiempos, parece que tienen más actualidad que nunca: "Se acerca la hora en la que todo el que os dé muerte pensará que hace un servicio a Dios" (Jn 16,2). 


Seamos honestos: ¿Desde cuándo un cristiano católico impone por la fuerza su convicción a los demás, para que se conviertan? Un cristiano, que pretende vivir como tal y se toma en serio su vida cristiana, es aquel que, primeramente, ha respondido libremente a la invitación de Jesús a seguirle y a "pescar" hombres para Él ... pero siempre, siempre ... , ¡respetando la libertad del otro! 




[Todos estamos llamados a convertirnos. Cuando Jesús comenzó predicando el Evangelio de Dios, éstas fueron sus palabras: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15). Jesús nos interpela directamente para que cambiemos de vida dejándonos "pescar" por las redes que nos lanza. Sólo en la unión con Él, que es la Verdad, podremos llegar a ser verdaderamente libres. Su carga no es pesada: "Mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt 12,30). Él quiere hacer de nosotros colaboradores suyos en esa labor de "pesca" de hombres: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres" (Mt 4,19)]


Es impropio de un católico, que se precie de serlo, "obligar" a los demás a ser católicos -y a convertirse- haciendo uso de la violencia. En ningún católico (¡insisto, que lo sea de verdad y no esté tarado mentalmente!) se da ningún tipo de coacción contra los que no lo son: ¡No hay ni estructura mental violenta ni -muchísimo menos- violencia física contra los demás para causar su muerte! [Ésto sí ocurre en el caso de los fundamentalistas árabes, como ya conocemos muy bien, si es que no queremos cerrar los ojos] 


Alguien podrá argüir que en la historia de la Iglesia ha habido errores en ese sentido. No lo niego, ni lo afirmo ... considero que, lo primero que habría que hacer es estar bien documentado -por una parte- y tener en cuenta las épocas históricas concretas en las que eso sucedió ... ¡posiblemente nos encontraríamos con sorpresas y con mucha manipulación de documentos! De entrada, es preferible - y más objetivo- intentar comprender y, en lugar de condenar, enterarse bien de lo que realmente ocurrió para tener un conocimiento lo más completo posible de la situación a la que se alude ... ¡porque hay muchos bulos y muchas mentiras, en ese sentido, por parte de aquéllos que odian a la Iglesia y no les importa mentir con tal de desprestigiarla, aunque sea "cambiando" la historia ... o sea, haciendo que a los estudiantes de historia les llegue como cierto algo que está falseado e incompleto.


Pero, en todo caso, hay algo que sigue siendo cierto y que no se puede cambiar jamás: y es que, en sí misma, la Religión Católica no se puede imponer nunca a las personas, cuya libertad se respeta de un modo absoluto. Si alguien hubiese obrado de modo diferente no lo habría hecho como católico, aunque surgiera esa palabra de su boca. 
Es completamente imposible que un buen católico coaccione a otras personas, haciendo uso de la violencia para conseguir que se conviertan. Eso es, sencillamente, absurdo. ¡No estaríamos hablando de católicos, sino de otros especímenes que se las dan de tales, cuando son unos farsantes!  

La base del catolicismo es el amor: "Dios es amor" (1 Jn 4,8); y no un amor cualquiera, sino el amor tal como Dios lo entiende; y Dios, manifestado en Jesucristo -verdadero Dios y verdadero hombre- se ha hecho un niño pequeño por amor a nosotros, para que nosotros, a su vez, podamos amarlo. Si Dios se hubiese manifestado en toda su grandeza no hubiésemos sido libres; no hubiéramos podido decirle que no; necesariamente tendríamos que haberle dicho que sí. Pero eso ya no sería amor, sino una imposición. Y lo que Dios desea de nosotros -de cada uno- es nuestro amor libre. Desea que optemos por Él sin ningún tipo de violencia o coacción, ni física ni psíquica ni de ninguna clase. Si ésto se diera no estaríamos hablando de catolicismo ... estaríamos hablando ... ¡de otra cosa!


En cambio -y esto no se puede negar, a menos que se tenga una ignorancia supina del tema o una comedura de coco total que lleve al fanatismo, o que la maldad anide en el corazón del que afirma otra cosa- la religión musulmana tiene, en su propia estructura ideológica
(esta expresión es del santo Padre) la violencia como regla. Me atrevo a decir que los "buenos" musulmanes, entendiendo por tales aquellos que obedecen el Corán, son los más peligrosos y los más violentos. [Ya hemos podido leer lo que dice el Corán acerca de los infieles (o sea, de todos los que no se convierten al Islam)] ¿Cómo es posible decir que Alá es el mismo dios que el Dios de los cristianos? 

(Continuará)