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sábado, 9 de junio de 2018

Cara Dura (Antonio Caponnetto)


Alejandro Bermúdez

Creánme o no tirios y troyanos, en la gélida noche argentina del 8 de junio, me he enterado de tres cosas que ignoraba.

La primera que existe un amondongado sujeto llamado Alejandro Bermúdez; y que, por cierto, no debe ser confundido con su homónimo, el nadador colombiano, apodado precisamente el Flaco.

La segunda, que el ente carnoso, entre otros menesteres ilustres, dirige un programa televisivo titulado “Cara a Cara”, sin que sepamos aún si su objeto propio versa sobre el lifting facial o el identikit.

Y la tercera, que en la edición del mencionado programa con fecha 6 de junio de este 2018 (cfr.minuto 50 y ss de https://youtu.be/F9xoj0N3Sx8) , el célebre saín –que para abreviar llamaremos nomás Alejandro Bermúdez- se ha ocupado de mí, desbarrando de dislate en falacia y de mentira en canallada.
Viene a decir el Alejandrino –con ripios,¡ay! en la prosodia, la fonología y la sintaxis- que he “caído en el abismo antipapista y lefevbrista, que simplemente” me “hacen incompatible con un comentarista católico”. Que he “dejado de ser un comentarista católico”, por mi “antipapismo irracional y apocalíptico”; y que el “proceso sistemático de negación de la autoridad pontificia del Papa Francisco” me convierten en “herético”, pues eso “es negar la realidad del Espíritu Santo que gobierna a la Iglesia”.
Da vergüenza ajena que este señor Bermudo hable de quien no conoce ni su vida ni su obra, ni su pensamiento ni su acción; y que movido por su obsecuencia a los altos mandos eclesiales que lo rentan, se arrogue el derecho a dividir las aguas de los ortodoxos y de los herejes, con un maniqueísmo que lo degrada, ridiculiza y abaja. Esto no sólo es “irracional” sino moralmente pecaminoso, penalmente injuriante e intelectualmente mendaz. Esto, para decirlo de una vez, es la zafaduría propia de un maleducado.
Da mayor vergüenza que confunda el deber canónico de los fieles de señalar los yerros de sus pastores y aun el del Pontífice con el antipapismo, que es negación de la institución petrina. Precisamente el núcleo de la herejía luterana a la que Francisco ha rendido homenaje público  hasta la indecencia.
Lastimoso es que utilice la palabra “apocalíptico” como adjetivo descalificante, rozando así dos herejías, la del socinianismo y la del dominionismo; e incurriendo en la torpeza vulgar de sinonimizar al Apocalipsis con la maldad. 

Ridículo, además -si no fuera trágico- que el caballero de la triste pantalla carezca del discernimiento básico para no advertir la distancia que hay entre un “proceso sistemático de negación de la autoridad pontificia” y el  proceso desgarrador que vivimos los católicos genuinos, teniendo que señalar este tránsito del Iscariotismo a la Apostasía que conduce hoy el Cardenal Bergoglio.
En dos cosas no obstante acierta  el bermudo, y me place reconocérselo

- La una es que no soy un comentarista católico.

¡Válgame la Virgen Santa si lo fuera! Para oficio de tan poca monta están el morcón y sus socios. A Dios le pido que me haga apóstol, misionero, testigo, apologeta, el último de sus bautizados fieles o el ignoto confesor de la Fe, la ínfima semilla caída en el surco. Pero comentarista católico, no.
- El acierto segundo es que el Espíritu Santo gobierna a la Iglesia (Catecismo, 811)

De ahí la magnitud de la osadía de Francisco cuando sostiene que “el Paráclito parece como si fuera un apóstol de Babel” (15-3-2013); cuando lo llama “calamidad y desastre” (4-5-2018); cuando lo pone como artífice de la unidad con los pastores evangelistas pentecostalistas (25-5-2015); cuando cree que antes de su gestión aperturista y sincretista la Tercera Persona ha “vivido en una jaula”, que habría sido la misma Iglesia (23-2-2018); o cuando incurre en bromas zafias contra la Santa Trinidad (25-3-2017), faltando ostensiblemente al Segundo Mandamiento.
Mientras escribimos este descargo, llega desde Roma la infausta noticia de que este destratador serial del Espíritu Santo acaba de conferirle el rango de beato y mártir a Monseñor Angelelli, agente mil veces documentado de la subversión marxista, traidor contumaz a la Fe Católica y operador activo de una de las principales agrupaciones armadas terroristas en los años setenta del siglo XX. 

No sabemos qué subterfugio, eufemismo, elipsis o sandez sacará a relucir ahora el papólatra Bermúdez de su sotobarba o de su bandullo.
De mi parte diré, a secas y con dolor, una vez más, que este tipo de felonías prueba que la cabeza actual de la Iglesia está en manos de un personaje contumazmente siniestro, dispuesto a todo para ultrajar a la Esposa

Bergoglio sabe muy bien que Angelelli no murió por causa de la Fe Católica, sino que militó en su contra desde el partisanismo rojo, hasta que un simple accidente automovilístico se lo llevó de la tierra. 

Bergoglio sabe muy bien que los verdaderos mártires en aquella contienda que ensangrentó a la Argentina, no son el obispo zurdo con sus compañeros de malandanzas. Son las víctimas de  su despliegue criminal, análogo en lo esencial con las perrerías del bolchevismo.
El Diccionario de la Real Academia Española registra con propiedad entre sus páginas el término caradura, para aludir a la persona que actúa con desvergüenza, descaro o falta de respeto. Más propiamente aún –añade- al sinvergüenza o desfachatado. De ahí que Alejandro Bermúdez le haría un favor inmenso a su teleaudiencia si trocara el nombre de su programa por éste aún más castizo y veraz que venimos a sugerirle: CARADURA.
Me dicen algunos amigos que morigere mis palabras, puesto que Alejandro Bermúdez Rosell –apellido este último de presumibles raíces hebreas- sería un hombre poderoso, conductor y director de una diversidad de medios de comunicación sedicentemente católicos o integrantes activos del oficialismo clerical vaticano.  Agradezco de corazón a mis consejeros, pero si algo me mueve a no mitigarme es, precisamente, la relevancia que parece tener tal inverecundo mentiroso.
En esta semana que concluye ya padecí otro caso de un relumbrón nativo del show business; de la especie de los neo guapos que amenazan con su poderío en las redes sociales. “Te espero en el facebook”, es la consigna estulta y pusilánime de todos estos nuevos ricos de la intelligentzia. Hombres cuyo estilo es no tener aristocracia sino redes sociales. Para desgracia de ellos, pertenezco a la generación que prefiere la bala marxista a la palmadita liberal. Porque como decía José Antonio Primo de Rivera, prefiero morir fusilado que de náuseas. Prefiero la derrota en la Cruz a la victoria en los blogs.
Ignoro si alguna vez podré estar cara a cara con este caradura de Bermúdez. El cual –para que ninguna patraña estuviera ausente de su relato- lanzó la especie de que soy entrevistado “en forma constante, una y otra vez”, por el Dr. Hugo Verdera; cuando en los largos años del programa televisivo que éste dirige, sólo he asistido a dos ( 8-11-2013 y 21-3-2015), tocándose en ambos asuntos absolutamente ajenos a la crisis de la Iglesia.
Ignoro, lo reitero, si se me dará la ocasión de estar cara a cara con este turiferario de encumbrados apóstatas y difamador de bautizados fieles. Quisiera saber si entonces puede sostener cuanto de ruin ha dicho.

Pero mejor pensadas las cosas, Dios me preserve  de la proximidad de torvos semblantes, y me conceda la dicha de alcanzar algún día la gracia de estar perennemente ante Su Santa Faz.
Bajo el icono del Cristo Yacente renuevo mi promesa de intransigencia en la desigual batalla:
Tendido, horizontal, sangrante y plano,
te recibió el sepulcro, entre estertores;
eran todos los rostros pecadores
y el tuyo, yerto, bonaventurano.
Todavía llevabas en la mano
de la llaga manante, los dolores.
Todavía eran tuyos los sabores
del vinagre y la sed: la trilla al grano.
Yaces, Señor, en esta tierra impía,
alguna vez  alcázar de Tu nombre,
mudada en la más ruín alevosía.
Regresa a dar la última reyerta;
seremos puños que la patria escombre,
lanza que pugna, aunque la vieron muerta.
Antonio Caponnetto

Vaticano busca que se otorgue un “ministerio oficial” a las mujeres



La sala de prensa del Vaticano dio a conocer el 8 de junio el documento preparatorio para el Sínodo de la Amazonia, el cual consta de 16 páginas.

El documento pide “nuevos ministerios y servicios para los diferentes agentes de pastoral” y quiere “identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer”.

Abolir el celibato sólo se menciona implícitamente, cuando el documento pide “nuevos caminos” para que el Pueblo de Dios tenga “mejor y frecuente acceso a la Eucaristía, centro de la vida cristiana”.

El texto da la impresión de que los sacerdotes casados ya son una conclusión inevitable, al recordar que “todo el Pueblo de Dios participa del sacerdocio de Cristo, aunque distinguiendo sacerdocio común y sacerdocio ministerial”.

Según el documento, hay una “necesidad urgente” de evaluar y “repensar” los ministerios que hoy se requieren.

Ya es claro que esta iniciativa llevará a un desastre.

Divisiones entre obispos alemanes con relación a la comunión para los protestantes


No nos asusta enfrentar a la dictadura del pensamiento único – por Lorenzo Fontana


Lorenzo Fontana, Ministro de Familia - Italia

Carta de Lorenzo Fontana, Ministro de la Familia, al director de Il Tempo

“Estimado director,

le agradezco a usted, a Il Tempo, a su redacción y a todos los que me han expresado su apoyo en los días en los que está en acción un fuerte intento de ataque no sólo en lo que a mí respecta, sino contra los valores en los que se refleja la mayoría silenciosa y apaciguada.

Todo lo que se ha visto recuerda amargamente las previsiones de Gilbert Keith Chesterton: 

«Las espadas serán desenvainadas para demostrar que las hojas son verdes en verano», una profecía que ya no parece tan remota.

Es lo que ha sucedido. Hemos afirmado cosas que pensábamos que eran normales, casi descontadas: que para crecer, un país necesita tener hijos, que la mamá se llama mamá (y no progenitor 1) y que el papá se llama papá (y no progenitor 2).

Hemos dicho que los últimos y los únicos que deben tener la palabra sobre la educación, crecimiento y cuidado de los bebés son precisamente mamá y papá, principio sacrosanto de libertad.

La reacción – de ciertos ambientes que hacen del relativismo su bandera – ha sido violentísima. Comenzó un feroz aluvión de insultos, ofensas, también personales, amenazas (que serán elevadas a la atención de los oficinas que le competen).

Los medios de comunicación social han amplificado la importancia de esta acción, llevada a la mesa por algunos. Vivimos en tiempos extraños. La furia de cierta ideología relativista excede los límites de la realidad, llegando también a poner en duda algunas evidencias indudables, que encuentran plena confirmación en nuestra Constitución: «La República reconoce los derechos de la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio», recita el artículo 29, que será el principio de acción ministerial.

Dicho esto: la revuelta de las élites no nos asusta y no nos asusta enfrentar la dictadura del pensamiento único. Avanzamos, con gran motivación, tenemos muchos proyectos para llevar a cabo. Lo hacemos con muchísimos que – como ustedes – nos han manifestado su solidaridad.

Ustedes han sido y son numerosísimos, y a todos les dirijo un sincero y sentido agradecimiento. La historia nos consuela. «A ustedes los llamarán papistas, retrógrados, intransigentes, clericales: ¡enorgullézcanse por eso!», decía san Pío X.

Y nosotros estamos orgullosos de no tener miedo de decirnos cristianos, de decirnos madres, padres, de ser para la vida. Tenemos las espaldas bastante anchas para resistir los ataques gratuitos, respondiendo con la evidencia de los hechos, la fuerza de las ideas y el carácter concreto de las acciones.

Honor a un diario liberal que tiene la valentía de expresar posiciones contrarias a la corriente. Jamás como en este momento batirse por la normalidad se ha convertido en un acto heroico”.

Con estima

Lorenzo Fontana, Ministro de la Familia

Publicado originalmente en italiano en In Non ci spaventa affrontare la dittatura del pensiero unico - da Lorenzo Fontana

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

Intercomunión para protestantes: la cólera de Walter Kasper ... y otros obispos alemanes


Lo dijimos: "La Iglesia con rostro amazónico" pasa por la ordenación de hombres casados



En Ucrania, entre ortodoxos y católicos, Francisco tomó partido por Moscú (Sandro Magister)



*
Las palabras dirigidas por el papa Francisco a la delegación del patriarcado de Moscú, recibida en audiencia el miércoles 30 de mayo (ver foto), evidentemente debían permanecer reservadas.
Pero el 2 de junio la sala de prensa de la Santa Sede dio a conocer la transcripción textual del discurso. Que en ese punto no podía mantener más en secreto, porque imprevistamente la página web Rome Reports había difundido un video con los pasajes claves, y sobre todo el sitio oficial del patriarcado de Moscú había informado ampliamente, con plena satisfacción, lo que había declarado el Papa.
Satisfacción comprensible, visto como Francisco abrazó las tesis del patriarcado de Moscú y, por el contrario, condenó con palabras muy ásperas las posiciones de la Iglesia greco-católica ucrania.
A continuación, transcribimos lo que dijo Francisco a la delegación del patriarcado de Moscú, encabezada por su poderoso “ministro de Asuntos Exteriores”, el metropolitano Hilarion, de Volokolamsk:
"Frente a ustedes quiero confirmar – en modo especial frente a ti, querido hermano, y frente todos ustedes – que la Iglesia Católica jamás permitirá que desde los suyos nazca una actitud de división. Jamás permitiremos hacer esto, no lo quiero. En Moscú – en Rusia – hay un solo patriarcado: el de ustedes. Nosotros no tendremos otro. Y cuando algún fiel católico, sea laico, sacerdote u obispo, toma la bandera de los uniatas, que ya no tiene vigencia, que ha terminado, para mí es un dolor. Se deben respetar a las Iglesias que están unidas a Roma, pero el uniatismo como camino de unidad hoy no va".
Y más adelante dice:
"La Iglesia Católica, las Iglesias católicas no deben inmiscuirse en las cuestiones internas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ni siquiera en las cuestiones políticas. Ésta es mi actitud, y la actitud de la Santa Sede hoy. Y aquéllos que se inmiscuyen no obedecen a la Santa Sede".
A un no especialista estas palabras de Francisco pueden parecer escritas en clave. Pero se tornan clarísimas apenas se describen los antecedentes.
En primer lugar, hay que despejar un malentendido. Cuando el Papa parece decir que no pretende crear algún "patriarcado" católico alternativo al patriarcado ortodoxo de Moscú, él no piensa en Rusia – donde los católicos de rito oriental llegan a duras penas a 2000 y son atendidos por un obispo de rito latino – sino en Ucrania, donde la Iglesia greco-católica tiene 4 millones de fieles y aspira fuertemente, desde hace tiempo, a constituirse en patriarcado, más aún, ahora con frecuencia se considera y actúa como tal.
En el 2003, la elevación a patriarcado de la Iglesia greco-católica ucraniana parecía casi hecha. Y curiosamente, como promotor en Roma tenía al cardenal – hoy ultrabergogliano – Walter Kasper, quien en esa época era presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los  Cristianos y fue el que envió al patriarca de Moscú una carta para anunciarle el giro inminente.
Se desencadenó la tormenta. Cuando también el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, vio esa carta, escribió a Roma una respuesta incendiaria, amenazando con una ruptura total del diálogo ecuménico. La carta de Bartolomé al Papa, fechada el 29 de noviembre de 2003, se hizo pública en el mensuario católico internacional "30 Giorni" y el Vaticano dio marcha atrás.
Pero también el campo ortodoxo tiene sus conflictos internos, con el epicentro en Ucrania.
Ucrania es la tierra natal de la Rusia ortodoxa y es allí que el patriarcado de Moscú tiene gran parte de sus fieles y recoge muchas vocaciones y una gran parte de su propio sostén económico.
Pero hoy la Iglesia ortodoxa ucraniana que forma parte del patriarcado de Moscú es solamente una de las tres facciones ortodoxas presentes en este país y es la única en ser reconocida canónicamente por toda la ortodoxia, con el metropolitano Onufry.
En efecto, han surgido en Ucrania, en las décadas pasadas, en primer lugar, un patriarcado rival de Moscú y declarado cismático por éste último, con un patriarca que fue un alto jerarca de la Iglesia rusa, Filarete, y después otra Iglesia ortodoxa ucraniana auto céfala, con el metropolitano Metodio.
Ahora bien, desde hace algún tiempo crece el impulso – también político, con el gobierno de Kiev muy activo – de unificar estas tres Iglesias en una nueva realidad autónoma, bajo la égida de Bartolomé, el patriarca ecuménico de Constantinopla.
Quien se ha comprometido mucho en esta dirección. Y ha informado personalmente al papa Francisco, con quien se encontró en Roma el pasado 26 de mayo.
La solución ideada por Bartolomé es similar a la que puso fin en el Medioevo al cisma de Occidente, cuando los tres Papas en el cargo presentaron sus renuncias para llegar a la elección de un nuevo Papa reconocido por todos.
En el plan de Bartolomé, las tres Iglesias ortodoxas hoy presentes en Ucrania deberían renunciar a la jurisdicción que ejercen actualmente para permitir la creación de un nuevo sujeto eclesial ortodoxo en el que confluyan los respectivos obispos, sacerdotes y fieles.
Esta nueva Iglesia ortodoxa ucraniana unificada no sería necesariamente un patriarcado, sino que gozaría de todas maneras de su autonomía y autocefalía.
Y para el patriarcado de Moscú esto costaría muy caro, porque perdería su presencia en Ucrania, actualmente asegurada por la Iglesia ortodoxa sometida a su jurisdicción.
En Moscú, el patriarca Cirilo e Hilarión, su brazo derecho, han sido muy desconfiados frente a esta operación. Y todavía más hostil es el presidente ruso Vladimir Putin, quien está en guerra con Ucrania y no quiere para nada ver disminuir su dominio sobre la región, por obra de corrientes autonomistas religiosas y políticas.
Pero no se excluye que el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, quiera de todos modos llevar la operación a buen puerto, aunque con la oposición de Moscú. Se reproduciría, en este caso, lo que sucedió en el 2016 con el Concilio pan-ortodoxo, fuertemente querido por Bartolomé y finalmente celebrado a pesar de la defección del patriarcado de Moscú.
¿Y la Iglesia greco-católica ucraniana que rol quiere desempeñar en esta situación?
Ciertamente esta Iglesia está muy activa en el respaldo a la reunificación de las tres Iglesias ortodoxas, incluida la Iglesia más anti-rusa que tiene en Filarete a su autodenominado patriarca. Pero los dirigentes del patriarcado de Moscú la acusan de algo mucho más grave: querer reconducir subrepticiamente este reunificado mundo ortodoxo ucraniano a la unidad también con los greco-católicos y, en consecuencia, a la obediencia a la Iglesia de Roma.
Éste es el "uniatismo" que también el papa Francisco ha condenado sin términos medios, en su discurso del 30 de mayo a la delegación del patriarcado de Moscú. Para los ortodoxos, el "uniatismo" es lo más intolerable que existe. Significa el mimetismo de los que muestran asemejarse en todo a ellos, en las liturgias greco-bizantinas, en las costumbres, en el calendario, en el clero casado, pero además obedece – y quiere hacer obedecer – al papa de Roma.
A la cabeza de la Iglesia greco-católica ucraniana, con el título de arzobispo mayor, está Sviatoslav Shevchuk, de 48 años, personalidad dinámica y de gran inteligencia, que Jorge Mario Bergoglio conoce personalmente a causa de un período transcurrido por él en Buenos Aires, al cuidado de los emigrados ucranianos en Argentina.
Esto no quita que el papa Francisco haya dirigido precisamente contra él, sin dar el nombre, las palabras más duras de su discurso del 30 de mayo, ordenándole "no inmiscuirse en las cuestiones internas" de la ortodoxia.
Entre Shevchuk, Cirilo y Bartolomé, entonces, en estas circunstancias, el Papa se distancia claramente del primero, como hizo también a propósito de la agresión rusa a Ucrania.
Mientras que entre Cirilo y Bartolomé busca ser amigo de ambos. Con mayor preferencia por el patriarca ruso, en caso de tener que elegir entre los dos.
*
Se puede destacar, confirmando esta última preferencia del Papa, la inexistente concesión por parte de Francisco de un lugar de culto en Roma para los fieles ortodoxos de tradición rusa que están bajo la jurisdicción de Bartolomé.
El patriarcado ecuménico de Constantinopla incluye, efectivamente, un exarcado para los rusos ortodoxos que viven en Europa occidental, exarcado que tiene su sede en París, en el célebre instituto teológico de Saint-Serge.
Una comunidad de tradición rusa que pertenece a este exarcado se encuentra también en Roma, pero allí – a diferencia de otras Iglesias ortodoxas, entre las cuales se cuenta el poderoso patriarcado de Moscú – no tiene su iglesia.
El arzobispo Job, de Telmessos, de origen ucraniano y de apellido Getcha, ex exarca patriarcal en París y desde fines del 2015 número uno del patriarcado de Constantinopla para las relaciones ecuménicas, co-presidente de la Comisión mixta para el diálogo teológico católico-ortodoxo, ha pedido al papa Francisco el otorgamiento de una iglesia en Roma, exactamente la de San Basilio en los Jardines de Salustio.
Pero el pedido no ha sido escuchado. Sustraída a los monjes basilianos de Grottaferrata, la iglesia de San Basilio ha sido confiada a los monjes de la Iglesia católica greco-melquita, cuyo patriarca es el de Antioquía.
Sandro Magister

Un obispo brasileño oficia una misa para la Masonería en la Amazonía (Carlos Esteban)



La Masonería es la institución humana que más condenas ha recibido de la Iglesia, en parte porque ella misma ha tenido la destrucción de la Iglesia como una de sus prioridades. Hasta hace poco, hasta que lo cambió Juan Pablo II, pertenecer a la Masonería suponía excomunión ‘latae sententiae’, automática, sin necesidad de que se proclamase. Hoy ya no es así, aunque siga estando condenada, y es por eso que choca ver a todo un obispo oficiando una misa para la Masonería.

Hablamos del Arzobispo Metropolitano de Manaos [capital de Amazonas], Mons. Sergio Castrini, coincidiendo casualmente con el inicio del Sínodo de la Amazonía

La misa se celebró como parte de los fastos por la fundación de los Preceptorios Templarios y Prioratos de Malta del Amazonas Castelo de Tomar Nº 61 y de Rondonia Estrela de Porto Velho Nº 62, el pasado 6 de mayo, en la iglesia Sagrada Familia del Tarumã.

Armando Corrêa Junior, Gran Maestre del GOB Amazonas, señaló que esta misa venía a romper un gran paradigma y que van a intentar convertirla en una tradición anual en el Estado de Amazonas. 
Y, a juzgar por las palabras de Su Ilustrísima en la homilía, no suena tan descabellado como podría parecer:
"Lo que nos une es mucho más grande que lo que nos separa. Estamos en vísperas de Pentecostés, cuyo tema es ‘En la fuerza del Espíritu, somos todos hermanos y hermanas´, lo que muestra que lo que nos une es el Espíritu de Dios"
Eso sí que es renovación, aggiornamento y encuentro con el mundo, y casa maravillosamente con la presencia del secretario de Estado, Pietro Parolin, en la tenida de este año del Club Bilderberg en Turín que, como probablemente sepan, no es exactamente un grupo de oración.

Llámenlo ‘la Gran Confluencia’, o “conjunción cósmica”, pero todo apunta a que, efectivamente, el programa de la Nueva Iglesia que nos están preparando se compadece muy bien con los fines fraternales y universalistas de la Masonería.

No tanto, en cambio, con siglos de Iglesia Católica, pero eso es algo que ya hemos apuntado demasiadas veces. 
Se ve que durante dos mil años no nos hemos enterado de casi nada de lo que significaba el cristianismo de verdad, hasta que ha llegado este luminoso pontificado, que desde el Cambio Climático a la inmigración masiva o su ambigua actitud frente al mundo LGBTI, parece más cómodo en un foro de la ONU que en una Iglesia.
Carlos Esteban