BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



Mostrando entradas con la etiqueta últimos tiempos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta últimos tiempos. Mostrar todas las entradas

viernes, 1 de mayo de 2020

Espera y esperanza

 

Dos palabras que hacen temer un futuro dramático, no solo para la Europa cristiana con Roma, sede del Papado y centro mundial del catolicismo – actualmente en fase de apostasía, que es el preludio de la manifestación del anticristo – sino también a causa de la guerra en Medio Oriente y en Palestina, donde, hace dos mil años surgió al Civilización Católica, la única verdadera, comenzando con la predicación de Jesús de Nazaret, que dividió en dos partes la historia: antes y después de Cristo.

Estamos asistiendo a una guerra entablada por los enemigos de Dios en los santos lugares, con el fin de desencadenar una catástrofe de dimensión planetaria para involucrar a todos los pueblos y que induce a temer que sea una conflagración destinada a destruir no solo la Civilización Cristiana, sino la humanidad entera, por medio de la formación de dos bloques de naciones contrapuestas, dotadas de armas nucleares.

Hemos entrado en una guerra global construida ad hoc para cancelar la civilización cristiana.

La Iglesia católica, querida indestructible por su Fundador, Jesucristo, nuestro Señor, muy atacada por sus enemigos, está destinada a sobrevivir a todas las adversidades, aunque aparentemente parece sucumbir bajo los golpes mortales de los adversarios, ocultos por todas partes, tanto fuera como dentro de las instituciones públicas, también eclesiásticas.

La Biblia, inspirada por Dios, resume la historia del pueblo judío, del que proviene el Mesías, nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, pero habla también de las naciones cristianas como Italia, con Roma, sede del Papado y caput mundi, hasta que hayan difundido en todo el mundo la Buena Noticia del Reino, la única Religión revelada por Dios por medio de los Evangelios y válida para la salvación de la humanidad. Dice Jesús: “Id a todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura: el que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea será condenado” (Mt 16, 15-16).

La Iglesia católica, la única verdadera, fundada por Jesucristo, perseguida desde siempre, no podrá ser destruida nunca: en efecto, es una Institución que resiste tras dos mil años, asistida y protegida por el Espíritu Santo, no obstante todas las guerras y las insidias que durante los siglos sus enemigos, externos e internos, han tramado para destruirla: hoy nos encontramos en los compases conclusivos.

Es probable que en este siglo se concluya un gran capítulo de la historia humana, no porque termine el mundo, sino porque acabará una época con los problemas de su aventura terrena, con la derrota de Satanás, el eterno enemigo de quien poco se habla, pero que pretende dominar en todas partes.

No se puede obedecer a dos señores

Si fuera posible definir con una palabra nuestra época, la más apta podría ser la de tiempo de hipocresía: en efecto, gran parte de la población, a causa del extraordinario desarrollo de los medios de comunicación y del cotilleo, llega al conocimiento de acontecimientos de interés político, mundano, deportivo, frívolo, etc., pero que excluye o casi los de interés espiritual.

Pero hay una dimensión que no debemos pasar por alto, además de las noticias difundidas por los medios de comunicación: ¿estamos seguros de que las noticias importantes de orden espiritual que nos son propinadas, no están “filtradas, seleccionadas y corregidas” por las agencias que presiden el dominio del poder mundialista que domina en todas partes?

Con motivo de los precedentes históricos registrados en el pasado – como en el caso de Pearl Harbour; de las Torres Gemelas, de la elección de los últimos Papas, del texto “incompleto” del Tercer Secreto de Fátima, etc. – la credibilidad de algunos personajes ha sido muy contestada a causa de las revelaciones, incluso póstumas y documentadas, de otros exponentes.

Por esto la honestidad de algunos protagonistas ha sido puesta en duda, sin pasar por alto los muchos secretos de Estado, conservados celosamente en los archivos: cuando se quieren “corregir” los diseños de Dios, negando a la humanidad el verdadero tercer secreto de Fátima, ¡se comete un pecado de omisión!

La situación actual, a nivel mundial, si no fuera por la notoriedad y el prestigio de algunos personajes, que exigen la reserva, podría ser definida de “omertà”, de silencio cómplice: un término despreciativo, tomado de la jerga mafiosa, que debe usarse solo en los casos en los que los protagonistas actúan conscientemente para ocultar la verdad.

Frente a las noticias negativas o sospechosas sobre los personajes de primer plano, para remediarlo de algún modo, los cronistas resaltan las noticias positivas, oscureciendo las negativas, cuando ello es posible, por la incertidumbre de juicio de los expertos, de los medios de comunicación o de los adversarios declarados: en dichos casos brota a menudo la simpatía o la antipatía que los personajes reciben a nivel público.

Si después el personaje en cuestión es un exponente de la Iglesia católica, entonces el juicio provoca mayor interés, porque implica a menudo ser amigos o enemigos de la Verdad, un elemento siempre de primer plano, incluso en una sociedad de inspiración laica.

El Evangelio nos invita a no juzgar a los demás, “para no ser juzgados”, y es ciertamente el criterio más oportuno para los verdaderos seguidores del Evangelio: Jesucristo dio el ejemplo máximo, soportando la traición de Judas, hasta la muerte en Cruz, esperando su arrepentimiento.

Al final vence la Verdad

Hoy el elemento decisivo que debería brotar de nuestro comportamiento es el de la verdad, porque es el único que vence al final y supera a todos los demás, especialmente en este periodo histórico en el que la Verdad del Evangelio es voluntariamente ignorada con el fin de olvidarla y finalmente negarla del todo, a corto plazo.

Todo parece programado por grados: primero el indiferentismo religioso, después la equivalencia o la paridad entre las diferentes religiones y finalmente la negación de la Verdad ultraterrena, anunciada por el Evangelio.

Desde hace años ya hemos superado la fase de la indiferencia religiosa y estamos navegando en el gran mar de la paridad de todas las religiones, decretada por el Concilio Vaticano II; estamos cerca ya de la negación de la Verdad, que ya no es clara y evidente, sino que se confunde a menudo con el error, en el mare magnum de las falsas religiones, de las sectas y de las supersticiones, no suficientemente denunciadas y combatidas por las Autoridades. ¿Qué significado hemos de dar entonces al Evangelio de San Mateo, donde dice: “El que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea será condenado”?

La evolución de la religión católica hacia la indiferencia y hacia la negación de la Verdad que debía desarrollarse entre las naciones cristianas en el curso de algunas generaciones – como ha sido programado por las logias masónicas – se está realizando quizá antes de lo previsto, como se puede ver por la apostasía difundida en acto, por lo que los tiempos se abrevian con motivo del gran desarrollo de los network.

El enorme desarrollo de los medios de comunicación contribuye quizá también a anticipar los tiempos de la intervención de Dios en los asuntos humanos, nunca tan “controlados” por los servicios secretos de los gobiernos masónicos, pero especialmente por los políticos ateos, precursores del anticristo, dispuestos de manifestarse a la señal de los agentes secretos, ansiosos de salir al descubierto para dominar.

En paralelo a las fuerzas infernales del maligno, que actúa hoy especialmente por medio de la masonería y las sociedades secretas anticristianas – agregadas a varias asociaciones, aparentemente benéficas – actúa ciertamente el ejército de los Ángeles de Dios que mantienen a raya a las fuerzas de Satanás, que ha desplegado a todos los espíritus infernales, en vista a la próxima batalla decisiva.

Varios elementos nos ponen en aviso de que nos estamos acercando a los últimos tiempos.

Luteranismo, comunismo, relativismo


Tres momentos de un mismo proceso destructivo que han llevado a la Europa cristiana y a Occidente en los últimos siglos al desastre religioso, político y social por el camino de la auto-destrucción.

En el origen de la devastación moral, del proceso de rechazo de Dios y del retroceso civil, está el rechazo de la unidad de la Fe, comenzada con la herejía de Lutero (1483-1546), solemnemente condenada por el Concilio de Trento (1545-1563), con la separación de Roma, sede del Papado, elegida por San Pedro, el primer Papa, desdeñada además, más recientemente, con el silencio inexplicable sobre las herejías de la masonería y del comunismo, como resulta claramente de los documentos del Concilio Vaticano II (11.19.1962-7.12.1965). ¡Un silencio culpable en tiempos muy sospechosos!

El último Concilio, además, no favoreció la unidad de los Cristianos, sino que dejó a la Iglesia en la ambigüedad, en la incertidumbre y en el desconcierto, sin condenar ni el comunismo, ni la masonería, ¡como si estas nefastas ideologías fueran “inocuas” para la integridad de la Fe!

Una situación que ha dado origen al relativismo que todavía domina incuestionable entre los bautizados.

La Iglesia católica, hoy, recoge los frutos del Concilio, comenzando en los años sucesivos a su conclusión, con el abandono de miles de vocaciones religiosas, con el vaciamiento de los seminarios y hoy con la escasa participación de los bautizados en la Santa Misa festiva.

Tras los actos nefastos de Lutero en 1517, del flagelo del comunismo desde hace más de un siglo y, más recientemente, del relativismo religioso como consecuencia del Concilio Vaticano II (según el cual una religión vale lo mismo que la otra) y después de que los Estados europeos, con raras excepciones, han decretado el ateísmo de Estado, todas las falsas religiones son acogidas con igual favor: el islam, el budismo, el hinduísmo, el sintoísmo, los testigos de Jehová, las diferentes sectas, aunque algunas de ellas son intolerantes hacia los cristianos. En todo el mundo hay un incremento, a menudo infravalorado, de la persecución a los católicos.

En la variedad de razas y de religiones, impuestas por los dueños del mundo y de la política monetaria – dominante hoy e identificable con Mammona – nosotros católicos confiamos en el gran proyecto predispuesto por Dios para salvar al mundo de la perdición eterna, en el momento oportuno: es decir, el de permitir la confrontación con la verdadera Religión católica, la única capaz de salvar a la humanidad redimida por Cristo, con el sacrificio de la Cruz.

Tampoco pueden perderse las miles de maravillosas catedrales, basílicas, abadías, monasterios, santuarios, etc. y los innumerables y sublimes testimonios de obras de arte sacro esparcidas por los siglos en las naciones cristianas, no pueden perderse porque son signos extraordinarios de una civilización de origen divino.

Está claro ya que en el mundo la clase dominante está de de la parte de los enemigos de la Iglesia católica, constreñida a jugar a dos bandas, a la espera de la manifestación del anticristo. El maligno domina en todas partes, especialmente en el campo político y financiero, pero también en el campo religioso, porque la Iglesia católica, custodia de la Verdad, desde hace mucho tiempo, está ocupada en las sedes más prestigiosas por sus enemigos más insidiosos, para poder actuar con gran perfidia y seguridad.

Deberemos de estar también cerca de la manifestación del anticristo, preparada por sus agentes ocultos. Después del papa Francisco es probable que se revele un personaje muy diferente de lo habitual… La actual situación religiosa parece preceder al anticristo con su breve reinado de persecución sanguinaria: le seguirá imprevista la intervención de Jesucristo, Rey del Universo, que fulminará al maligno con su mirada para eliminarlo definitivamente de la faz de la tierra.

Preparémonos, con una vida cristiana y con la oración, a la Segunda venida de Jesús: Él renovará la faz de la tierra, por medio del Espíritu Santo. Será el triunfo de Jesús y de María y la derrota definitiva de Satanás y de su reino.

Marco
(Traducido por Marianus el eremita)

domingo, 11 de noviembre de 2018

Misericordia y justicia

(Sí, sí; no, no)


Son dos atributos de Dios que admiramos y nos esforzamos por imitar, mientras que Jesucristo, en su Evangelio, nos los propone con insistencia. Dos virtudes que nos interpelan a cada paso de nuestro vivir cotidiano: según respondemos a estos principios, nos jugamos nuestro destino eterno, porque la misericordia y la justicia son dos matices del amor del Padre Celestial.
Son también dones de inmenso valor, que nos aproximan al misterio de Dios, expresión de su Bondad infinita, en perfecto equilibrio sobre los dos platillos de la balanza, que nos permiten aproximarnos a Él con confianza y esperanza. ¡Cuántos problemas podríamos confiar a Dios para un juicio ecuánime y resolutivo, cuando, por nuestra pobreza, no sabemos cómo resolverlos! Sólo Dios podría sugerir una solución ecuánime a nuestras situaciones más controvertidas. Basta pensar en cuando estamos en pecado: si, humildes y arrepentidos, nos acercamos a la Confesión, obtenemos el perdón y recuperamos la alegría de su amistad. Incluso en estos casos, la divina justicia coincide con su misericordia.
A este propósito, es triste constatar cómo los protestantes, seguidores de Lutero, separados desde hace más de cinco siglos de la Iglesia de Roma, han podido renunciar, no sólo a los Sacramentos de la Eucaristía (esto es, a la presencia real, por medio de la transubstanciación) y al de la Confesión (o Reconciliación), sino también a una debida y noble devoción hacia la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia.
¡Las consecuencias negativas de la Reforma luterana son todavía hoy desoladoras! No serán los encuentros ecuménicos o las buenas intenciones las que reunifiquen a las iglesias separadas, sino que serán los grandes acontecimientos guiados por el Espíritu Santo los que trastornarán los planes de satanás y reunirán a todos los cristianos en la única Iglesia de Cristo.
La Virgen Santísima tiene, hoy, un papel autorizado como guía espiritual, demostrando un gran amor por sus hijos: profetisa de los últimos tiempos, elegida por Dios para preparar al mundo incrédulo a la segunda venida de Jesús a la tierra. Sus apariciones en diferentes partes del mundo – característica exclusiva de la Iglesia católica – indican claramente que la única Iglesia verdadera es la fundada por Jesucristo, confiada a Pedro y a sus sucesores, después de su Pasión, Muerte y Resurrección.
La persecución en acto 
Hoy, la persecución contra la Iglesia católica está en una fase avanzada – 105.000 cristianos muertos en el mundo, en un solo año – pero los perseguidores consiguen a menudo pasar inobservados e incluso justificados por los líderes políticos, los medios de comunicación y la publicidad, imponiendo a todos los gobiernos leyes contra los Diez Mandamientos, presentados en el plano de la propaganda como ¡importantes conquistas sociales y de progreso civil! ¡Una persecución legalizada!
Desde la Revolución francesa en adelante, por medio de las Logias masónicas, los enemigos de Dios han trabajado siempre para destruir la Iglesia, consiguiendo, con la capilar propaganda de los medios de comunicación, conquistar a los últimos indiferentes para el pensamiento único relativista y anticristiano y someter a gran parte de la humanidad ¡a la esclavitud de satanás! Se explica así, hoy, cómo pueden conciliarse leyes aberrantes, como el matrimonio homosexual y la acogida “misericordiosa” de millones de inmigrantes musulmanes en la Europa “cristiana”. 
La opinión pública mundial está desinformada y desprevenida acerca de las profecías, mientras que los enemigos de la Iglesia conocen el significado del “texto auténtico” del tercer secreto de Fátima y el proyecto para destruir la Iglesia católica y facilitar así el camino a la manifestación del hombre inicuo.
De todos modos, poca gente está preparada para acoger al anticristo, por lo que muchas conciencias adormecidas tendrán que despertarse y plantearse las preguntas fundamentales: será el inicio de la sanguinaria persecución y de la gran tribulación (cfr. Mt 24, 9 s).
Considerando, además, que el anticristo es producido por los poderes ocultos, preparado por la masonería, podemos estar seguros de que se manifestará solamente con las condiciones establecidas por Dios: su duración será breve y condicionada por el proyecto inescrutable de su Providencia.
Cuando las circunstancias sean tales que satisfagan los requisitos exigidos, todo se cumplirá, según las antiguas profecías bíblicas y los más recientes mensajes de la Virgen, mensajera privilegiada de la Voluntad de Dios para salvar a la humanidad de la desesperación eterna.
Quien intenta vivir según el Decálogo y el Evangelio, muy despreciados hoy, pero siempre en vigor, y reza el Rosario, meditando los mensajes de la Madre de Dios, aunque arrastrado por acontecimientos dramáticos, no tiene nada que temer, porque saldrá indemne y podrá ayudar también a otros a superar las fases más dolorosas de la dictadura del anticristo.
El periodo actual, marcado por nuestra impaciencia y establecido por Dios para preparar a la humanidad a los últimos tiempos, podría ser el inicio de la gran prueba para introducirnos en los acontecimientos decisivos, aplazados siempre para completar el número de los elegidos, esto es, de aquellas personas elegidas por Él para el diseño de la salvación: aumentar los espacios de la misericordia y reducir los tiempos de la justicia.
“La misericordia sin la justicia es la madre de la disolución” 
El genio de Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII, expresó esta sentencia y nosotros, hoy, vemos la disolución – la disgregación y la corrupción que llevan a la muerte – extenderse ante nuestros ojos, querida y programada por los exponentes de la política, de las finanzas y del pensamiento único, dejando espacio libre a la locura, como, por ejemplo, la inmigración salvaje del Islam, proveniente del Medio Oriente, de África y de Asia, causada por guerras, miseria, persecuciones y graves injusticias sociales.
En base a esta profética sentencia de Santo Tomás (S. Th., I, q. 21, aa. 3-4), podemos decir que la disolución está penetrando en la sociedad y se manifiesta especialmente en las naciones europeas post-cristianas, como preparación a la manifestación del anticristo:
  • con el rechazo cada vez más manifiesto de la divinidad de Cristo y de su Evangelio;
  • con la declaración universal de la equivalencia de todas las religiones existentes:
  • con la declaración de la plena libertad del hombre acerca de la fe y la filosofía;
  • con el vacío espiritual creado de forma deliberada para llenarlo con la gran mentira.
Los exponentes políticos europeos, que hoy se ven obligados a afrontar las emergencias migratorias, son cómplices de la situación inestable que se ha creado en Europa: pueden presentar todas las excusas posibles, pero no pueden negar la realidad.
Pero hay que decir una cosa: estamos todos conmocionados por los muchos centenares de víctimas de las lanchas precarias hundidas en la travesía, desesperados que huyen de su propia tierra en busca de paz y seguridad en Europa. ¿Cómo es que los políticos de izquierda, desde siempre indiferentes hacia la caridad evangélica, se han vuelto tan acogedores, premurosos y “misericordiosos” hacia los musulmanes? ¿No viene la duda de que semejante situación se haya creado deliberadamente, para inducir a los musulmanes a ocupar la Europa post-cristiana? ¡Meditad, gente, meditad!
Pueden dorar la píldora lo que quieran, pero es cada vez más difícil tragársela, especialmente cerca de las consultas electorales. Los políticos pueden hacer muchas bonitas promesas, pero en un cierto momento la situación general se hará insostenible: entonces se darán las condiciones favorables para hacer intervenir al anticristo para que aplaque la tempestad, el “salvador infernal” de la humanidad.
La situación social y política se está erosionando día a día y pronto se volverá explosiva, precisamente como consecuencia de la invasión de Europa por parte de poblaciones extranjeras, “Y cuando se diga: “Paz y seguridad”, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y nadie escapará. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón…” (1 Ts 5, 3-4).
Es probable que esta profecía de sabor apocalíptico se refiera prevalentemente a las poblaciones de la cuenca del Mediterráneo – Europa, Norte de África, Medio Oriente – en torno a la Tierra Santa donde nació Jesucristo, nuestro único Salvador, y donde actualmente se están concentrando las fuerzas de la disolución previstas por la intuición profética de Santo Tomás de Aquino.
María, Madre de Misericordia 
Más allá de los dolorosos y trágicos acontecimientos que la humanidad y la Iglesia tendrán que sufrir, durante el breve reinado del anticristo, sabemos que “al final” vendrá el triunfo del Corazón Inmaculado de María, predicho en Fátima, que inaugurará un periodo de paz y de prosperidad.
Actualmente, la Iglesia y la humanidad, oprimidas por fuerzas ocultas infernales, están sufriendo mucho a la espera de la llegada de Jesús para liberarnos del anticristo: la Virgen nos está preparando a estos acontecimientos, aunque por ahora los vemos sólo con los ojos de la fe, porque no todos los especialistas están de acuerdo y la Iglesia todavía no se pronuncia. Estamos todavía en la fase de preparación a la manifestación del hombre inicuoy no podemos prever cuándo sucederá; observamos los acontecimientos en la tierra y los signos del Cielo, que nos harán conocer el acercarse de los acontecimientos decisivos.
Tendremos que prepararnos a acontecimientos extraños y a hechos clamorosos, inexplicables, como elementos preparatorios a la aparición del anticristo; tratándose de un hecho inesperado de manera absolutamente desprevenida, ¡tendrá que presentarse ante el mundo como un personaje extraordinario!
San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), misionero y predicador, escribió un Tratado sobre la verdadera devoción a María, en el que se inspiraron muchos creyentes y almas elegidas. Escribe Montfort en su Tratado“La salvación del mundo tuvo su inicio por medio de María; por medio de María debe tener también su cumplimiento. En la primera venida de Jesucristo, María casi no apareció, para que los hombres, todavía poco instruidos e iluminados sobre la persona de su Hijo, no se alejaran de la verdad apegándose a Ella… Pero, en la segunda venida de Jesucristo, María debe ser conocida y revelada por el Espíritu Santo, para que, por medio de Ella, Jesucristo sea conocido, amado y servido… es la aurora que precede y anuncia al Sol de justicia, Jesucristo… porque, al ser el camino por el que Jesucristo vino a nosotros por primera vez, es también el camino que Él seguirá en su segunda venida, aunque de manera distinta… María debe brillar cada vez más en estos últimos tiempo en misericordia, en fortaleza y en gracia…”.
En el ámbito de la devoción a María, San Luis María Grignion de Montfort escribió una Consagración a Jesús que sigue siendo un ejemplo y una inspiración para las sucesivas Consagraciones, válida para todos los tiempos. Un medio precioso y al alcance de todos para seguir unidos a la Iglesia y a la Madre de Dios, nuestra única salvación. La ofrecemos aquí, como compromiso personal:
“Consciente de mi vocación cristiana, yo renuevo hoy en tus manos, oh María, los compromisos de mi Bautismo. Renuncio a satanás, a sus seducciones, a sus obras, y me consagro a Jesucristo para llevar con Él mi cruz en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre. 
En la presencia de toda la Iglesia, te reconozco como mi Madre y Soberana. A ti te ofrezco y te consagro mi persona, mi vida y el valor de mis buenas obras, pasadas, presentes y futuras. Dispón de mí y de lo que me pertenece para la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.”. 
Marco
(Traducido por Marianus el eremita/Adelante la Fe)

viernes, 26 de octubre de 2018

Carta abierta a los simpatizantes de los “tradicionalistas” (Stefanie Nicholas)





Es difícil saber cómo empezar esta carta. Quizá ya te estás encogiendo por mi uso de calificativos católicos “divisivos”, lamentando el hecho de que no puedo simplemente llamarnos a ambos “católicos” y seguir con lo que tengo que decir. Odio este lenguaje categórico. Sin embargo, siento que no tengo más remedio que usarlo, del mismo modo que no tengo más remedio que llamarme una “cristiana católica” sin disculpas, en vez de sólo una “cristiana” porque el protestantismo ha usurpado la Iglesia como el administrador fiel del significado de cristianismo.

Somos ambos católicos en el sentido de que creemos en la única fe verdadera. El catolicismo no puede ser dividido y no puede enseñar dos verdades diametralmente opuestas. El catolicismo, como a menudo recuerdo a mis amigos protestantes, no es y nunca puede ser una denominación. Pero ¿y los católicos como tú y como yo, el elemento humano de la Iglesia? Con toda certeza, podemos caer en nuestras propias divisiones en cuanto a lo que creemos. Esto ha sido verdad desde los tiempos más tempranos de la Iglesia. Incluso la Sagrada Escritura habla de esta realidad. Nuestro Señor y Salvador Jesucristo rezó por nuestra unidad. Ese tipo de división no es nuevo.

Lo que es nuevo, sin embargo, es lo que te ha traído a leer esta carta. Lo que te ha llevado a leer One Peter Five en general. Lo que te ha llevado a engancharte a leer sobre la falsedad de Pablo VI, a la una de la mañana de un día de vacaciones… bueno, puede que esa fuera sólo yo.

Steve Skojec llama a esta cosa nueva y sin precedentes en la Iglesia “La gran fealdad”. Yo la llamo La pasión de la Iglesia, la brutal crucifixión de la esposa de Cristo. La llamemos como la llamemos y sean cuales sean las diferencias doctrinales que quedan entre tú y yo, confío en que podemos estar de acuerdo en una cosa: esta situación de la Iglesia no se parece a nada de lo que hayamos experimentado nunca, y es profundamente aterrador, incluso con la promesa de que al final venceremos.

Históricamente, cuando se desgarró en trozos el Cuerpo de Cristo, fue siempre virtualmente a causa de varios individuos o grupos que se oponían al único espíritu de la Iglesia. No nos confundamos: este pecado ya es bastante horroroso. Hiere a Nuestro Señor en la cruz. Ciega a los que están en el error y escandaliza a los católicos ortodoxos que son testigos de ello.

Hoy hay una verdad más difícil de tragar: el espíritu de la Iglesia (en su elemento humano), desde el papa Francisco hasta la mayoría de los obispos, sacerdotes y laicos, está obstruido por la desorientación diabólica sobre la que la hermana Lucia de Fátima advirtió a Pablo VI.

Se ha escrito tanto sobre el tema de qué es lo que ha ido mal en la Iglesia, que no estoy segura de qué más puedo añadir en esta breve carta que no se haya dicho ya. Si estás leyendo esto, espero y rezo porque hayas prestado un oído sincero a esos locos tradicionalistas radicales a los que quizá has descartado toda tu vida. Espero que hayas pensado en las críticas al Concilio Vaticano II. Espero que hayas leído sobre la brillante encíclica del papa san Pío X contra el modernismo. Espero que hayas investigado los cambios de la misa realizados con la creación del Novus Ordo.

Espero, sobre todo, que hayas rezado el rosario todos los días, considerando las bellas promesas que Nuestra Santísima Madre nos dio a cambio, particularmente la promesa de que el rosario “será una poderosa armadura contra el infierno; destruirá el vicio, disminuirá el pecado y destruirá las herejías”.

Si una persona de verdad quiere aprender la verdad completa de la fe católica, la fe católica tradicional que ha permanecido como un puerto seguro para las almas durante 1900 años, la información está ahí. Las ayudas espirituales están ahí, también, la mayoría de ellas disponibles incluso para aquellos de nosotros que todavía asistimos normalmente a parroquias del Novus Ordopor necesidad (yo) o por elección (quizá tú).

Lo que quiero que sepas es simplemente esto: tendrás que elegir un lado. Vendrá un tiempo, y siento que ese tiempo está cercano, en que se abrirá el terreno medio de debajo de tus pies. En el que tendrá un fin el lenguaje calificativo católico, por necesidad y de un modo muy doloroso. En el que no podré llamarnos a los dos católicos incluso en un sentido amplio. En el que cada uno de nosotros será o hijo de la Iglesia o hijo de la Antiiglesia.

No sé cómo pasará esto, pero no tengo duda de que pasará. No disfruto de esta realidad más que tú. No me gusta tener que afirmar que, sí, nosotros los católicos tradicionales somos de hecho “más católicos que el papa” por todas las evidencias disponibles.

Sabemos que hemos de ser cándidos como palomas. Pero igualmente debemos recordar siempre ser astutos como serpientes.

El tiempo de aplacar al dragón se terminó antes de que empezara. Nunca es demasiado tarde para pisar fuerte, tomar tu cruz y decidir caminar todo el camino del catolicismo que existió desde el principio. No pedir disculpas por defender toda la verdad, incluso las partes que la mayoría de la Iglesia militante ha ignorado durante medio siglo o más. Es lo que se nos mandó hacer y, aunque la tarea no es fácil, podemos contar con la gracia de Dios para que nos dé toda la fuerza que necesitamos para hacer su voluntad.

“La verdad os hará libres” no es un simple dicho. El sentimiento de liberación en saber que, por primera vez en mi pecadora vida, descanso en la verdad no se parece a nada de lo que he experimentado antes. Quiero eso para cada católico, cada uno de nosotros los que hemos sido adoptados por el bautismo como hijos de Dios. Es nuestro derecho de nacimiento y necesitamos luchar por él con todo lo que tenemos.

Si no por nosotros, tenemos que encontrar la voluntad de luchar por nuestros hijos. Tengo un hijo de tres años. No fue bautizado hasta que tuvo dos por mi ignorancia y mi pecado. El Señor, en su increíble misericordia, protegió a esta pequeña criatura que me dio para que yo cuidara, velando por él hasta esa gloriosa vigilia pascual en que finalmente fue traído a las aguas seguras del bautismo. La lucha no ha terminado para su alma, pero yo haré lo que sea para ayudarle a ir al Cielo.

No sé si vendrás a nuestro lado, el lado de la Tradición. Quizá aún estás pensándote las cosas, aún cuestionándolo todo, aún intentando encontrar un modo de hacer una “hermenéutica de continuidad”. Pero espero que considerarás tomar esta decisión con el mismo nivel de temor de Dios que tuve yo cuando me di cuenta de la gravedad del hecho de que mi hijo no estuviera bautizado. Tu alma y las almas de tus hijos dependen de seguir a Cristo en su Iglesia, en sus enseñanzas verdaderas y perennes, en la totalidad de sus sacramentos, en la belleza de sus devociones y sacramentales.

Querido simpatizante de los tradicionalistas, ten por seguras mis oraciones. Ten por seguro mi amor por tu alma, pues es preciosa sin medida. Estáte seguro de que, incluso si nos has desechado en las últimas horas, te daré la bienvenida con alegría, como harán muchos, muchos católicos de ideas afines. No te engañes. No desesperes: después de todo, el primer papa abandonó a Cristo el mismo día en que fue crucificado. Si no fue demasiado tarde para san Pedro, no es demasiado tarde para ninguno de nosotros. Por la gracia de Dios, aún respiramos y, mientras respiremos, tenemos la oportunidad de elegir lo correcto.

Reza el rosario, agárrate a nuestra Santísima Madre, y elige. Puede que no tengamos mucho tiempo.

Stefanie Nicholas

(Traducido por Natalia Martín. Artículo original)

lunes, 27 de agosto de 2018

Siete trompetas (The wanderer)



[Nota previa: escribí este post el sábado por la mañana. A la tarde de ese día, Mons. Carlo Maria Viganò se subió al Enola Gay y dejó caer la bomba atómica sobre el Vaticano. Lo mío es apenas un chasquiboom mojado]


Es este uno de los post más difíciles que me ha tocado escribir. No sé por dónde empezar y mucho menos cómo terminar.
No sé si hemos terminado de caer en la cuenta del pesadísimo bloque de piedra que ha caído sobre nosotros. Hemos sido aplastados. La magnitud y la gravedad de los abusos sexuales cometidos por los miembros del clero ha puesto a la Iglesia en una de las peores situaciones por las que ha debido atravesar a lo largo de su historia. Digámoslo aunque resulte duro: buena parte de la Iglesia está gobernada por una mafia de homosexuales que la ha utilizado para conseguir efebos a fin de satisfacer sus pasiones, y dinero para vivir cómodamente. Y por “gobierno de la Iglesia” me refiero a sacerdotes, obispos y cardenales. Y destaco que no se trata de un par de pecadores: se trata de un sistema perfectamente organizado que aún continúa operando. Esta es la magnitud y el horror de lo ocurrido.
El informe del Gran Jurado de Pennsylvania que se conoció hace pocos días es demoledor. Son mil páginas en las que se reportan detalladamente los abusos sexuales cometidos por trescientos sacerdotes de las seis diócesis que integran ese estado. En un primer momento pensé que estaría inflado; que arrumbarían allí dimes y diretes y cotilleos periodísticos. Pues no. Están los documentos que prueban cada una de las afirmaciones que se hacen con detalles tan escabrosos que la lectura es casi imposible. No sólo se detallan los métodos de seducción a niños, adolescentes y jóvenes que utilizaran estos sacerdotes y lo que hicieron con ellos, sino también se prueba la existencia, incluso, de una verdadera red, en la que, por ejemplo, algunos se dedicaban a la producción de pornografía infantil, y otros “marcaban” a las víctimas consideradas “accesibles” dándoles determinadas medallitas a fin de que pudieran ser identificadas por otros sacerdotes pervertidos. Como ya lo había demostrado hace algunos años un documental brasileño que es mejor no mencionar, la mafia de sacerdotes gay que operaba en el mundo compartía no solamente datos sino también contactos y personas.
Lo que también muestra el informe del Gran Jurado de un modo contundente es el encubrimiento sistemático por parte de los obispos que protegieron incomprensiblemente a los sacerdotes abusadores, trasladándolos a diferentes destinos, desoyendo las denuncias, entorpeciendo la investigación de la justicia, etc. 
Y esto no es algo que sucedió hace décadas. Esto está sucediendo. El sitio Church Militantdenunció la semana pasada la existencia de una red integrada por sacerdotes y obispos -presumiblemente comandados todos por el excardenal McCarrick- que suministraba seminaristas homosexuales colombianos a seminarios de varias diócesis de Estados Unidos donde prestaban sus servicios sexuales a los superiores de esas casas de formación a cambio de cobijo y posterior imposición de manos. Puede leerse aquí el reporte. La traducción al castellano pueden encontrarla en este sitio.
La pregunta que asoma necesariamente es hasta dónde llega esta gangrena, cuál es su extensión hacia los costados y hacia arriba. El informe se refiere solamente a lo ocurrido en seis diócesis americanas. Estados Unidos tiene 198 diócesis. ¿Habrá permanecido el resto inmune a este flagelo? No parece verosímil. Y ya sabemos lo ocurrido en otros países americanos: Chile, con seis obispos renunciados por, al menos, encubrimiento y un manto de sospecha sobre el resto; Honduras, con una carta de seminaristas denunciando las extendidas prácticas homosexuales en el seminario nacional y el escándalo del también renunciado obispos auxiliar de Tegucigalpa por cuestiones sexuales, y si cruzamos el Atlántico, la situación no mejora, y si cruzamos el Pacífico ya vemos lo que está ocurriendo en Australia con un obispo en prisión por encubrimiento.
En nuestro país tenemos el caso emblemático de Mons. Juan Carlos Maccarone sobre cuyas refocilaciones no solamente hay testimonios sino también filmaciones. Ya hemos hablando del tema en este sitio. ¿Fue el único? No lo creo. No vamos a dar aquí publicidad a comentarios sin pruebas, pero todos sabemos que son varios obispos más, muchos curas y sabemos también de la existencia pasada y presente de seminarios gay friendly
La discusión pasa ahora por el modo de salir de este pantano, y en esto el rol primero y fundamental lo tiene el Santo Padre. Y lo primero que me pregunto es si Francisco puede o quiere hacer algo al respecto. La respuesta obvia debería ser rotundamente afirmativa, pero no creo que sea tan fácil. El Papa Benedicto XVI hizo mucho pero se dio cuenta ya no podía hacer más y por eso renunció. Cada vez me convenzo más que ésta -la infiltración de la mafia lavanda en la Iglesia- fue el factor determinante que forzó su lamentada renuncia. Es un problema que viene de lejos y este tipo de cosas, como los árboles, hunden sus raíces cada vez más profundamente y cada vez resulta más difícil arrancarlas. Las casi tres décadas del pontificado de Juan Pablo II fueron catastróficas en este sentido. Bajo sus propias narices se extendía un reguero que no puede ser ya detenido. Y no me refiero solamente al caso de Marcial Maciel. Por esos años corrían en Roma rumores que los incrédulos consideraban maledicencias pero que ahora aparecen como muy verosímiles y que es mejor no ventilar. ¿Cómo extirpar ahora un tumor tan grande? No es tarea fácil para el Papa “hacer algo”, aunque después de cinco años de pontificado algo hizo, muy poco y no sirvió para nada. Este problema no se resuelve con una Carta al Pueblo de Dios; se necesitan que muchas cabezas rueden y no solamente la de un cardenal octogenario y la de seis obispos chilenos. Se necesitan que rebane muchas más cabezas y, según el Washington Post, un antiguo defensor a ultranza del pontificado bergóglico, debe rodar la suya propia, la del mismo Papa.

¿Afilará el Papa Francisco la urgente y necesaria guillotina? Veamos algunos hechos de su historial que podrán darnos una pista:
  1. Cuando se destapó el caso Maccarone, el entonces cardenal Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, emitió un comunicado en el que manifestaba su “agradecimiento” al ex obispo de Santiago del Estero por la labor cumplida en aquella diócesis “al servicio de los pobres y de quienes tienen la vida y la fe amenazadas” y le expresaban su “afecto, comprensión y oración”, y su vocero afirmó que el video difundido con escenas de una relación sexual entre el obispo y su chofer correspondía a “la vida privada” de Mons. Maccarone.
  2. Son varios los casos que reportan los sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires relativos al encubrimiento de pedófilos por parte de Bergoglio. Por ejemplo, uno que está documentado periodísticamente: Gabriel Ferrini, abusado cuando tenía 15 años por el sacerdote Rubén Pardo, de la diócesis de Quilmes. Cuando el caso fue denunciado a su obispo y luego a la justicia, el sacerdote se fugó y fue recibido y encubierto por el cardenal Bergoglio en el Hogar Sacerdotal de Condarco 581 del barrio porteño de Flores. Con la ayuda del mismo cardenal, huyó cuando su escondite finalmente fue descubierto por la justicia, y finalmente  murió de HIV, escondido en una ciudad del nordeste argentino. Aquípueden encontrar los detalles del caso.
  3. Apenas llegado al Solio, nombró a Mons. Battista Ricca, uno de los iconos más relevantes de la mafia gay enquistada en la Curia Romana, en un altísimo puesto relativo al control de las finanzas vaticanas.
  4. Aupó y dio sobradas muestras de afecto al cardenal Daneels, encubridor serial de sacerdotes y obispos abusadores belgas y concede todo tipo favores y resarcimientos al cardenal Mahony, acusado también de encubridor por la justicia americana quien es, además, uno de sus cercanos consejeros.
  5. Nombró y aún mantiene en el famoso e inútil G-8 al cardenal Madariaga, encubridor del obispo Juan José Pineda y último responsable del escandaloso seminario de Honduras.
  6. Creó cardenales a personajes estrechamente relacionados al cardenal McCarrick, como Farrell, Cupich y Tobin, los tres profundamente comprometidos con las políticas gay friendely y con las reformas francisquistas, y que necesariamente debieron estar al tanto de las denuncias contra el “Tío Ted” y conocido sus andanzas con muchachitos. Y a otros como Sergio Obeso Rivera, en el último consistorio, que acaba de declarar que “las víctimas deberían de avergonzarse de hablar”.
  7. Contrariamente, ha ninguneado y relegado a obispos que se han distinguidos por la lucha contra la pedofilia. El caso más emblemático es el de Mons. Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia, que realizó la investigación y depuración de los Legionarios de Cristo y que hace años debería ser cardenal.
  8. Acerquemos la lupa a un caso más cercano aunque seamos repetitivos.El P. Carlos Miguel Buela, fundador del Instituto del Verbo Encarnado, es “para la Iglesia, y desde hace tiempo, culpable”. Así lo admitió a los medios gráficos el vocero del obispado de San Rafael, y es culpable de abuso psicológico y abuso sexual perpetrado contra seminaristas y jóvenes sacerdotes. Después de muchas vueltas, el “castigo” que le infligió el Papa Francisco fue residir en un cómodo departamento de la ciudad de Génova, y asistido por tres jovencitos. (Aquí pueden leer una reciente síntesis del accionar de este personaje). A fin de poner orden en el IVE, cuya cúpula sabía de las andanzas del fundador y las justificaban como producto de una enfermedad, la Santa Sede decidió intervenir el capítulo general que tuvo lugar el año pasado, y nombró como interventor a uno de los favoritos del Santo Padre, el cardenal Francesco Coccopalmerio. Casualmente, hace unos meses la gendarmería vaticana detuvo al secretario de este purpurado en su departamento vaticano, en medio de una orgía de drogas y sexo homosexual.
Podríamos seguir pero estos indicios bastan para convencernos de que el Papa Francisco no hará nada más que palabras, cartas y alguna lágrima perdida. No esperemos que corte las cabezas que tiene que cortar. Por todo esto, no veo yo salida alguna del pantano, y por eso mismo no sé cómo va a terminar esta historia. 
Repitámoslo: existe hoy en la Iglesia católica una red internacional organizada de activismo homosexual y cuya existencia amenaza no solamente al sacerdocio y a la vida religiosa sino a toda la Iglesia Universal. 
Sub umbra alarum tuarum protege nos.

Para quienes les interese profundizar en este tema es de lectura imprescindible del libro de la periodista de investigación Randy Engel, católica devota, The Rite of Sodomy. Homosexuality and Roman Catholic Church. Son más de mil trescientas páginas de datos e investigaciones en las que, hace trece años, relataba lo que en esos momentos parecía una fantasía y hoy se revela como verdadero. Puede bajarlo desde aquí.


[Después de las revelaciones de Mons. Viganò, lo que yo solamente me animaba a sugerir entre líneas, ha quedado claro: el Papa Francisco integra la red de protección a una enorme e impensada cantidad de cardenales, obispos y sacerdotes homosexuales que practicaron y practican su vicio entre ellos y con seminaristas, jóvenes y adolescentes. Esta es la estremecedora realidad. 
¿Todos estos personajes, incluido el Sumo Pontífice, tienen fe? Viganò relata, como un ejemplo entre tantísimos que le tocó conocer, que McCarrick junto con otros dos sacerdotes luego de una noche de desenfreno orgiástico del que también participaban seminaristas, al día siguiente concelebraban la Santa Misa. No es posible que gente de esta calaña tenga fe. Y es a ellos y a muchos como ellos, y a sabiendas de lo ocurrido, a quienes protegió el Santo Padre. ¿Por qué lo hizo? Uno de los motivos que da el nuncio apostólico es porque McCarrick operó antes del cónclave para que resultara elegido. ¿Fue ese el único motivo? Desde hace años se escuchan algunos más que por ahora no pasan de rumores, pero no que me sorprendería que Stiuso tenga grabaciones comprometedoras.
¿Qué hacer ahora para salir del lodazal? No lo sé, y no sé si alguien lo sabe. Algo va a ocurrir. Como dice Ludovicus, Bergoglio chocó la calesita. ¿Renunciará? Supongamos que lo hace. Será un enorme alivio para todos pero no será la solución del problema. ¿Qué candidato querrá hacerse cargo de una papa tan caliente? Y aquí no es sólo cuestión de querer; es ser capaz de sacar a la Iglesia de esta situación. Supongamos que pide la renuncia a todos los obispos del mundo. ¿A quién nombra? ¿Es que los sacerdotes son mucho mejores que los obispos y garantizarán una transición de retorno a la fe? No lo creo. Ciertamente que hay muchos sacerdotes buenos y santos, mucho mejores que los obispos, pero ¿son esas condiciones suficientes?
¿No será, acaso, llegada la hora de mirar con más atención a la higuera y prepararnos para escuchar el metálico y estridente sonido de siete trompetas?]

The Wanderer

NOTICIAS VARIAS 27 de Agosto de 2018 (relacionadas con la denuncia al Papa Francisco por Monseñor Viganò)


LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA


VIDEO: El Papa a los medios de comunicación: 'no va a decir una palabra' sobre el encubrimiento McCarrick 

El cardenal Burke responde a la carta explosiva ex nuncio de Estados Unidos sobre Francisco


Bishop Schneider’s to-do list to renew Church in wake of Viganò revelations


Is Abp. Vigano the agent of a cleansing fire for the Church?

RORATE CAELI

(UPDATED) More US Bishops speak up in support of Abp. Viganò: "I ask that Archbishop Viganò’s testimony be taken seriously by all"

THE WANDERER

Siete trompetas

INFOVATICANA

Rome Reports le hace el trabajo sucio a la corrupción


HILARY WHITE

“Vigano is the most honest prelate in Rome; he is telling the truth.” – Msgr. Lantheaume

How to resist Vatican criminals like a boss…


CATHOLISCHES