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jueves, 30 de octubre de 2014

El papa Francisco y la Verdad (José Martí)

Nos encontramos con una serie de declaraciones y frases del papa Francisco pronunciadas en diferentes ocasiones (homilías, discursos, entrevistas, etc.) que nos dejan un tanto perplejos y confundidos. Nos gustaría que no hubiesen sido pronunciadas, pero la verdad está por encima de nuestros deseos. Y no debe ser ocultada. Lo que el Papa ha dicho lo ha dicho y no podemos decir que no lo ha dicho o que quería decir otra cosa diferente de la que dijo. Eso sería faltar a la verdad; y no nos lo podemos permitir pues, de hacerlo, estaríamos actuando contra el mismo Dios, a quien amamos, que en la Persona de su Hijo, afirmó: "Yo soy la Verdad" (Jn 14, 6). 

A continuación transcribo  sólo una pequeñísima muestra de algunas de las expresiones que ha pronunciado el Papa, en el año y medio que lleva de Pontificado, en lo que concierne básicamente a la idea de la Verdad y de su proclamación a las gentes. Tales frases -y muchas otras más, que van en la misma onda- están dando la vuelta al mundo. Raro es el día que no aparece una frase papal discutible, cuando menos:

"El proselitismo es una solemne tontería y no tiene sentido" 
"No estoy interesado en convertir a los evangélicos al 

catolicismo"
- "Debemos compartir nuestra experiencia  (...)  Que aquellos que sean cristianos lo hagan con la Biblia y aquellos que sean musulmanes lo hagan con el Corán."
- "Cada uno tiene su propia idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como lo concibe. Bastaría eso para cambiar el mundo"
- "Los males más graves que afligen al mundo en estos tiempos son la desocupación de los jóvenes y la soledad en que se deja a los viejos""¿Es posible continuar así? -se pregunta-. Esto, pienso yo, es el problema más urgente que la Iglesia tiene ante sí", etc, etc, ...

Si estos pensamientos significan algo, en ellos se niega que haya una verdad absoluta, lo que equivales a negar (aunque no se diga expresamente) la divinidad de Jesucristo, quien dijo de sí mismo: "YO SOY el Camino, LA VERDAD y la Vida" (Jn 14,6). Según el santo Padre si cada uno elige seguir el bien y combatir el mal COMO LO CONCIBE, con eso es suficiente para cambiar el mundo. ¿Cambiarlo? ¿En qué sentido? ¿Cómo pueden hacerse tales afirmaciones? Posiblemente cambiaría el mundo, pero no en el sentido de un mayor conocimiento de Jesucristo... ¿entonces? Es muy preocupante que tales palabras hayan salido de la boca del Papa. De lo que no cabe duda es de que se trata de opiniones que no tienen nada que ver con el sentir de la Iglesia de dos milenios de antigüedad. 

Aceptar esas expresiones como verdaderas supondría unas consecuencias catastróficas para la Iglesia, muchas de las cuales son ya hechos consumados. Entre ellas:

1. Las misiones y el mandato de ir por todo el mundo y de predicar el Evangelio a toda criatura, tal como dijo Jesucristo, habrían pasado al olvido.

2. Los católicos no podrían pretender ya el tener la Verdad absoluta Cada uno tendría su verdad; y su propia idea de lo bueno y de lo malo: la conciencia individual se convertiría en la regla esencial para distinguir entre el bien y el mal. Y eso que dijo Jesucristo sobre que Él es Dios y que Él es la Verdad  y que sólo sus palabras son palabras de vida eterna ... todo eso se quedaría en simples modos de hablar que acabarían quedando relegados también al olvido.




3. Y aplicando un poco de lógica, nos vamos a encontrar con declaraciones eclesiásticas en el sentido de rehabilitar a Lutero ... Y si no, al tiempo ... tal vez esto ocurra dentro de tan solo tres años, el 31 de octubre de 2017, fecha en la que se cumplen 500 años desde que fueron clavadas sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, tesis que fueron condenadas por la bula Exsurge Domine del papa León X el 15 de junio de 1520, quien exigió de Lutero que se retractara de ellas; pero el monje alemán, ya famoso en toda Europa, rechazó esta exigencia públicamente en la Dieta de Worms de 1521, de modo que fue excomulgado. Así se daba inicio a la Reforma protestante, que es la mayor catástrofe que ha sobrevenido a la Iglesia en toda su Historia hasta hoy, pues por primera vez la unidad de fe de la cristiandad quedó destruida, en clara contradicción con la voluntad de su Fundador: "Que todos sean uno" (Jn 17, 21). La influencia protestante está haciéndose sentir cada vez con más fuerza en el interior de la Iglesia católica actual. Ahí tenemos, si no, la falsa noción de ecumenismo, que tan extendida está hoy en día. 


4. Amistad, comprensión y misericordia para con los enemigos de la Iglesia: los judíos, los musulmanes, los masones, los protestantes, los ateos, etc, al mismo tiempo que se ridiculiza y se ataca a los que se mantienen fieles a la Tradición de la Iglesia de toda la vida: éstos son unos intolerantes, que no se avienen a los nuevos tiempos; y para ellos sólo hay palabras duras, como si fueran todos unos fariseos que se atienen sólo a la letra y a las normas. Me vienen a la mente las palabras de Jesús: "Se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 2)

5. Ya no será el pecado la causa de todos los males sino la corrupción, la cual es peor que los pecados, según dice el Papa ... Debería haber dicho que la corrupción es el peor de los pecados, dando así por sobreentendido que hay otros pecados, también condenables. Pero no. Condena al infierno a todos los corruptos, pero sólo a ellos. ¿Por qué? Pues porque, por lo visto, según el Papa (que no según la Iglesia) el único pecado, propiamente dicho, sería el pecado social. Los demás pecados serían pecadillos, a los que ni siquiera hay por qué condenar. No hay que darles tanta importancia. Para ellos l
a fórmula a seguir debe ser: ¿Quién soy yo para juzgar?. Y mientras tanto, la confusión en el pueblo cristiano es cada vez mayor, porque ésta no es la Iglesia que conocemos, ésta no es la Iglesia de siempre. Por supuesto que no nos podemos salir de ella, pues el papa Francisco sigue siendo el legítimo Papa, nos guste o no nos guste. Legalmente eso es así. Y así lo aceptamos. Cariño y respeto por la dignidad que supone el Pontificado. Ahora bien: de ahí a aceptar que todo lo que el Papa dice es poco menos que palabra de Dios hay un abismo. Lo que prima y debe primar siempre es la Verdad, por encima de cualquier otro razonamiento. Se impone aquí a todos los cristianos la necesidad del discernimiento a la luz de la fe de la Iglesia


6. Lo sobrenatural y los misterios, que son los puntos claves del Cristianismo, serán relegados a un segundo término, quedando sólo lo meramente natural. Dejará de explicarse lo natural a la luz de lo sobrenatural, para juzgar lo sobrenatural con criterios meramente humanos; y así se negarán los milagros y todo aquello que no se comprenda "racionalmente". La religión de Dios quedará reducida a la religión del hombre ... Claro que una religión sin Dios no es tal religión, sino un "engendro" humano, como se ha dado tantas veces en la historia. Estos "engendros" siempre acaban mal, pues se basan en la mentira. La verdadera Iglesia será de tipo catacumbal, como en los primeros siglos del cristianismo; aunque en este caso, los mayores enemigos serán aquellos que dirán llamarse cristianos, aunque realmente no lo sean.


El Papa no niega ningún dogma expresamente, pues eso supondría su destitución de Papa, como hereje; además, se produciría, probablemente, un cisma en el seno de la Iglesia. Sin embargo, hay que reconocer siempre la verdad. Y, en este caso concreto, lo cierto es que no se habla de los dogmas, como si se tratase de algo sin importancia e intrascendente, siendo así que son la base de la vida de la Iglesia: sin dogmas, la pastoral no tiene ningún sentido. Dios no permitirá que su Iglesia sea destruida, pero quedará reducida a su mínima expresión. Los verdaderos cristianos habrán de ser buscados con lupa. Estamos en una situación de apostasía generalizada a nivel mundial. Desconocemos si estamos ya en los últimos tiempos; pero no cabe duda de que los signos anunciados por Jesucristo y en el Nuevo Testamento acerca de esos tiempos, se están cumpliendo prácticamente todos. Desde luego, no podemos saber ni el día ni la hora. Pero sí que debemos despertar ya del sueño.

Como digo, lo que está ocurriendo es de una gravedad sin precedentes. Todo queda reducido a lo natural, a aquello que cabe en nuestro cerebro de mosquito; en cambio,  lo sobrenatural y los misterios del Cristianismo brillan por su ausencia. Nadie -o muy pocos- habla ya de ello. De modo que hay muchísima gente -muchos cristianos- que desconocen su fe; y no siempre sin culpa por su parte. Y, sin embargo, las palabras del Señor no pueden ser más claras: "Si alguno se avergüenza de Mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles" (Mc 8, 38).