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martes, 18 de octubre de 2011

SEGUNDA CARTA A MARIANO RAJOY (I)

Estimado señor  Rajoy:

Antes de las elecciones municipales del 22 de mayo de este año escribí en mi blog lo que títulé “Carta abierta a Mariano Rajoy”. Al día de hoy me ratifico en todo lo que dije entonces, por lo que no lo voy a repetir ahora, aunque haga alguna referencia a lo más significativo de dicha carta.

Sinceramente, si usted habla de decir la verdad a su electorado, me gustaría que dijese toda la verdad, que se definiera con toda claridad; y de una manera muy especial en aquellos temas relacionados con la sanidad y la educación, que son aquellos en los que más hacen hincapié los socialistas, pero que no brillan, precisamente, por su ortodoxia.

Tal vez usted piense que no es conveniente hablar de esos temas, por miedo a perder el voto de determinadas personas. Creo que es un error. Y que es, en realidad, todo lo contrario.

- Los que han decidido no votarle así lo harán, porque no se atienen a razonamientos, a saber: todos los partidarios del aborto, el lobby gay y, en general, las personas que odian la Religión.
- Hay muchos que tienen claro votar al PP. Pero dentro de este conjunto están también aquellos que votan PP sólo por razones de tipo económico.
- En cuanto a los indecisos, esperan que usted se pronuncie con claridad respecto a temas fundamentales que no son, precisamente, los económicos, con ser éstos muy importantes.

Ciertamente el desempleo es hoy un gravísimo problema en España, así como lo va a ser el gran agujero económico con el que se van a encontrar cuando los socialistas salgan del Gobierno de la Nación, lo que espero que se produzca.

En cualquier caso, pienso que los problemas hay que atajarlos en su raíz. Y la raíz de todos los problemas que padecemos actualmente es que el hombre de hoy ha dado la espalda al único Dios, encarnado en Jesucristo, quien afirmó de Sí mismo que era “el Camino, la Verdad y la Vida”. 

Esto ocurre a nivel mundial, pero de una manera muy especial en España.  Seguramente me dirá, y con razón, que todo eso pertenece al ámbito religioso. Y que un político no debe inmiscuirse en Religión; y estará en lo cierto.

Sin embargo, eso es precisamente lo que han estado haciendo los socialistas durante estos siete años y medio que llevan “gobernando” la “Nación”: inmiscuirse en Religión descaradamente (cuando no es ese un terreno de su competencia como políticos) y, además, desde el primer día de su mandato, con el odio que les caracteriza y con el propósito, claro a todas luces, de que la Religión se relegue a la vida privada y desaparezca de la vida pública: ellos son los únicos que deben de controlarlo todo; de modo que Jesucristo y todo lo que es cristiano, es ridiculizado cínicamente, desde el propio gobierno y desde programas y obras de teatro que todos pagamos;  aduciendo, además, como causa de esa actuación, el respeto a la libertad de expresión. 

No deja de ser curioso que esa libertad de expresión se niega a todo aquel que no piense como ellos y que intente educar a sus hijos en el amor a Dios.

Bajo la palabra “democracia” tenemos actualmente un gobierno “tiránico” que, además, se vanagloria de serlo. Mienten descaradamente, diciendo un día una cosa y otro día otra, como si eso fuese lo normal. Ha sido mucho lo que han destrozado en el poco tiempo que han estado; se han dado mucha prisa en hacerlo, caiga quien caiga, y no importando las clarísimas contradicciones en las que han incurrido a lo largo de toda su legislatura. Y es que esas aparentes contradicciones, que lo son objetivamente, forman parte de su estrategia para desconcertar a la gente.

Habría que restituir todo lo que ellos han destruido. Y, además, con carácter de verdadera urgencia. Si algo negativo achaco al gobierno de Aznar es, precisamente, la lentitud en sus decisiones que dio lugar a que pasaran ocho años y que gran número de hermosos proyectos no se llevaran a cabo, lamentablemente.

Tenemos mucho que aprender de los socialistas, en ese sentido: ellos han sido mucho más astutos (hay que reconocérselo, porque es la pura verdad); han logrado en poco tiempo la destrucción de España en casi todos los ámbitos, “curiosamente” comenzando por el ámbito religioso y “curiosamente también”, acabando en dicho ámbito: no hay más que oír lo que dice Rubalcaba en sus propuestas con relación a la Iglesia, si gana las próximas elecciones.

¿Por qué ese odio a lo religioso; y en concreto, a la Religión Católica? Habrá infinidad de “razones”, pero una es segura: la Iglesia Católica es garante de la libertad del ser humano, de su verdadera libertad. La Iglesia defiende la razón y la verdadera ciencia, favorece el desarrollo de las personas como tales personas. Y esto es algo que les molesta horrores.

¿Por qué? Podríamos decir que es un "misterio"; pero, por otra parte, si hay algo que no admite lugar a discusión, es el hecho de la ambición de los socialistas por conseguir el control absoluto de la sociedad, un deseo que es propio de todos los regímenes totalitarios. 

Claro que para eso es necesario que la gente esté adormecida, y no piense. Y aquí es precisamente donde aparece el problema con la Religión, en concreto con la Religión católica, porque ésta hace pensar a la gente; enseña a las personas su valor auténtico como personas, que no son un número más dentro de una masa de individuos; que cada una de ellas es importante, porque por cada una ha derramado Jesucristo su sangre en la cruz.

Esa realidad acerca de la auténtica valía del ser humano, que sólo es posible conocer plenamente a través de la religión católica, es algo que los socialistas no pueden soportar. 

Mientras exista la Religión católica, ellos no podrán tener el control total de las mentes, que es a lo que aspiran: esa es su finalidad, mejor o peor confesada. 

Y para conseguir sus propósitos, no importan los medios usados, según la conocida frase, atribuida a Maquiavelo, de que “el fin justifica los medios”.

En este sentido, digo, en el sentido de proteger las libertades de los ciudadanos, el nuevo Gobierno debe de intervenir necesariamente; y eso no significa que sea un gobierno confesional. 

El gobierno es aconfesional, pero debe defender siempre el bien de las personas que tiene a su cargo. Todo atentado contra la libertad de los ciudadanos debe de ser combatido por un Gobierno que aspira a ser un verdadero Gobierno de la Nación.  A esto me refiero, precisamente, cuando digo que es la raíz de los problemas lo que hay que atacar prioritariamente: se debe facilitar a la gente la posibilidad de ser cristianos sin ser, por ello, desprestigiados; máxime cuando, como sabemos, es la Religión católica, se reconozca o no, la causa del auténtico progreso de la sociedad. 

Aunque sólo fuera por consideraciones meramente humanas, la religión católica debería ser conocida y enseñada en los colegios (asignatura optativa, si se quiere) y debería valorarse este conocimiento cultural con su correspondiente nota, al igual que se valora el conocimiento de las matemáticas, la lengua, los idiomas, etc…, dada la enorme importancia que tiene este conocimiento (¡hoy más que nunca!)

La incultura religiosa y, en particular, el desconocimiento de la religión católica en toda su integridad, eso -más que ninguna otra cosa- es lo que va a acarrear graves problemas a este  mundo nuestro: ya los está acarreando, pero los problemas que se avecinan serán mucho peores, si no ponemos todos los medios por salir de esta incultura religiosa que existe. La religión católica es manipulada y muchos católicos desconocen los maravillosos misterios del cristianismo. Así es, por desgracia y por obra y gracia, entre otras cosas, del "gobierno" actual que padecemos. 

El verdadero progreso  va siempre unido a la verdad y no a la modernidad, que es cambiante; y requiere, entre otras cosas, poseer una cultura mínima acerca de lo que es en verdad la religión católica. 

Hoy se están dando pasos de gigante "hacia atrás" en este sentido, engañando a la gente con una idea de progreso completamente falsa, basada a su vez en un mal entendido concepto de libertad. Es un hecho que el hombre de hoy no es feliz, en su inmensa mayoría, aunque no sea suficientemente consciente de ello, debido a que está siendo estafado desde las más altas esferas, tanto políticas como también religiosas, por desgracia (en algunos casos).

Es completamente cierto que hoy padecemos una tremenda crisis económica, social y moral: cinco millones de parados, los ERES, el caso faisán, etc. El “talante” del “gobierno” que tenemos se ha caracterizado, durante estos años, por la incompetencia, el robo y el uso de las arcas del Estado para fines de eficacia más que dudosa, por no decir palabras mayores, todo lo cual ha colocado a España en la situación en la que actualmente se encuentra.

Pero siendo verdad todo esto, en realidad no es sino una consecuencia, esperada por otra parte, debido a la inmoralidad y el cinismo de este gobierno. Y, como ya he dicho, y me reitero, eso es lo que hay que atacar como prioritario: tenemos que volver a recuperar los valores que se han perdido; la gente está cada vez más confundida y desanimada debido, básicamente, a su alejamiento de Dios, un alejamiento promovido, en gran parte, por este gobierno y manifestado en forma de “leyes”, unas “leyes” injustas, por otra parte, y que no merecen, por lo tanto, el calificativo de “leyes”, por muy rubricadas que estén en el BOE. Con respecto a dichas "leyes" es preciso actuar como lo hizo San Pedro en su momento, cuando le prohibieron que predicaran en nombre de Jesús: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5, 29)

Algunos ejemplos reales nos hablan de esta enorme pérdida de Dios, que es Camino, Verdad y Vida. Y así:

- Se han legalizado “aberraciones” que van contra el derecho natural, como el mal llamado “matrimonio” homosexual (pérdida del Camino, confundiendo a la gente)

- Se ha legalizado la “asignatura” de “educación para la ciudadanía”, que es cualquier cosa menos educación, con el grave daño que produce a los niños, a quienes se les engaña vilmente, mediante la imposición (obligatoria) de la ideología de género, en contra del deseo de sus padres, que son los verdaderos responsables de la educación de sus hijos. ¿Acaso no saben los gobernantes que la función del Estado es meramente subsidiaria? (pérdida de la Verdad, sustituida por la mentira)

- Vivimos, además, en lo que se ha denominado, con razón, la “cultura” de la muerte. Ahí tenemos, sin ir más lejos, la legalización del aborto como un “derecho” de la mujer; y el anteproyecto de ley de eutanasia. Bajo capa de compasión, lo que hay detrás es la supervivencia del más fuerte, o ley de la selva (pérdida de la vida de miles de personas).

En definitiva: nos han robado a Dios, hemos perdido a Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y por eso andamos tan desorientados y tan necesitados de buenos pastores y de buenos gobernantes. No deberíamos olvidar la lección que nos da la Historia: un pueblo corrompido está al borde de su extinción, tal y como ocurrió, por ejemplo, con el Imperio Romano.
(Continuará)