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sábado, 29 de febrero de 2020

Carta de Mons. Viganò al cardenal Zen


CARDENAL ZEN

(NOTA: ESTÁ TRADUCIDO DEL ITALIANO CON EL TRADUCTOR DE GOOGLE)

La carta, retomada más tarde por la correspondencia romana [ aquí ], está vinculada a la reciente comunicación sensacional del decano del Colegio de Cardenales, cardenal Giovanni Battista Re, quien ataca con dureza al arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Zen, culpable de criticar el Acuerdo. secreto entre China y la Santa Sede, que está costando el aumento de la persecución de los católicos. Como señala Riccardo Cascioli: "La carta mezcla juicios engañosos - afirmando una continuidad inexistente entre la línea de este pontificado y la de los papas anteriores - con declaraciones muy serias: a Benedicto XVI se le atribuye la autoría del Acuerdo actual y se afirma un cambio doctrinal sobre la posibilidad de iglesias independientes" .

Puede consultar aquí los artículos anteriores sobre el asunto China / Vaticano.

Carta de Mons. Viganò al cardenal Zen
Querida Eminencia,

Soy el arzobispo Carlo Maria Viganò, ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América.

He seguido con profunda participación, compartiendo su sufrimiento en oración, sus numerosas y sinceras apelaciones al Papa Bergoglio, por la dramática situación de la Iglesia Mártir en China, que él mismo ha agravado con el traicionero y desafortunado Acuerdo Secreto firmado por la Santa Sede con el gobierno comunista chino.

Sus apelaciones sinceras, querido hermano en Cristo, han sido sistemáticamente desatendidas e incluso ridiculizadas de manera hipócrita y perversa. En cuanto al cardenal Parolin, actuó como un simple ejecutor imprudente de una orden superior malvada.

Leí esta mañana la carta ignominiosa y vergonzosa que el cardenal Giovanni Battista Re dirigió a todos los cardenales en su contra. Estoy profundamente entristecido e indignado, y deseo expresarles todo mi afecto, mi oración y mi fraternal solidaridad en el episcopado.

¡Es usted un valiente confesor de la fe a quien va toda mi veneración y admiración! 

Desafortunadamente, la mentira en el Vaticano se erige en un sistema, la verdad está totalmente distorsionada, el engaño más perverso se practica descaradamente incluso por los más insospechados, que ahora se prestan a actuar como cómplices del oponente. Incluso llegó a decir que el "Papa Benedicto XVI aprobó el borrador del Acuerdo" firmado en 2018, cuando, en cambio, todos sabemos de su resistencia extenuante y su repetida reprobación de las condiciones impuestas por un régimen perseguidor y sanguinario.

El Vaticano ha hecho todo y más para entregar a la Iglesia mártir China en manos del Enemigo: lo ha hecho al firmar el Pacto secreto; lo hizo legitimando a los "obispos" excomulgados, agentes del régimen; lo hizo con la deposición de obispos legítimos; lo hizo exigiendo a los sacerdotes fieles que se registraran en la iglesia dominada por la dictadura comunista; lo hace a diario, guardando silencio sobre la furia persecutoria que, desde ese desafortunado Acuerdo, ha entrado en un in crescendo sin precedentes. Lo está haciendo ahora con esta misiva a todos los cardenales, con el objetivo de acusarlo, denigrarlo y aislarlo.

Nuestro Señor nos asegura que nada ni nadie podrá arrancar de su mano a los que resisten al enemigo infernal y sus acólitos, triunfando sobre ellos "a través de la Sangre del Cordero y gracias al testimonio de su martirio" (Ap. 12, 11).

Su ejemplo, querido cardenal, y el alto precio que está pagando por defender la Causa de Dios y su Iglesia, nos provocan una sacudida saludable, nos arrancan de la inercia y la habituación con la que ayudamos a la supina rendición de la Iglesia Católica en sus niveles más altos y en su jerarquía, a la herejía y la apostasía, por haber seguido al Príncipe de este mundo, mintiendo y asesinando desde el principio.

Parce, Domine, parce populo tuo, quem redemisti, Christe, sanguine tuo, ne en aeternum irascaris nobis.

+ Carlo Maria Viganò
Arzobispo Titular de Ulpiana, nuncio apostólico

La Iglesia en China, obligada a ‘bendecir’ el aborto (Carlos Esteban)



No sé cómo a nadie se le ocurrió que pudiera salir bien. El cardenal Joseph Zen que, como arzobispo emérito de Hong Kong, conoce bien el paño, no se ha cansado ni se cansa de alertar de que no se puede sacar nada bueno negociando con una brutal tiranía totalitaria como la china, oficialmente atea. Y el resultado le da la razón.

La idea era superar un cisma y reanudar relaciones entre China y el Vaticano. Para eso, lo primero que se hizo fue levantar la excomunión a los miembros de la Iglesia Patriótica, controlada por la administración comunista, y reconocer sus órdenes, obispos y sacerdotes. Lo siguiente, forzar a algunos obispos fieles a renunciar a su sede en favor de sus homólogos elegidos por los comunistas. Finalmente, se animó discretamente al clero fiel a integrarse en la asociación patriótica.

El resultado es que el Gobierno no solo no ha detenido su persecución y acoso de fieles y su demolición de iglesias y santuarios, sino que ahora obliga a los clérigos católicos a predicar las líneas programáticas del Partido Comunista, es decir, de una agrupación atea.

En una entrevista concedida a Raymond Arroyo, de la cadena católica de televisión americana EWTN, Steven Mosher, experto en la política de control de la población china, dejó claro que el acuerdo entre China y el Vaticano ha provocado la persecución y la disolución de las enseñanzas católicas.

Mosher dice respecto a la iglesia patriótica que todos sus clérigos afirman que se debe poner al país sobre Cristo y que ser un buen ciudadano chino leal al Partido Comunista es lo primero; la fe católica viene en segundo lugar. “La iglesia patriótica no puede desviarse de la posición del Partido, porque está controlada por el Partido” dijo Mosher al portal de noticias LifeSiteNews . “Y la posición del partido es que la anticoncepción, el aborto y la eutanasia son moralmente aceptables”.

Carlos Esteban

Actualidad comentada׃ Escenario antes de la batalla Padre Santiago Martin F M


Duración 7:41 minutos

NOTICIAS VARIAS 29 de febrero de 2020




ADELANTE LA FE

Sobre la cuestión del verdadero Papa a la luz de la opinión de la pérdida automática del oficio petrino por herejía, y sobre las conjeturas relativas a la dimisión de Benedicto XVI  (Mons. Athanasius Schneider)


SPECOLA

El Papa Francisco no tiene coronavirus, el fin de la Mater et Magistra, Re ataca a Zen, las catacumbas de Vaticano.


GLORIA TV NEWS

Familia Christi ha sido matada

Monseñor Schneider: hay obispos que usan el coronavirus como pretexto para difundir la desacralización



Nadie puede ser obligado a recibir la Comunión en la mano, escribe el 28 de febrero monseñor Athanasius Schneider en el sitio web Rorate-Caeli.Blogspot.com.

Al comentar sobre obispos que utilizan el coronavirus “como pretexto” para abolir la Comunión en la lengua, él explica que desde un punto de vista higiénico, recibir la Comunión en la lengua “es ciertamente menos peligroso y más higiénico” que la Comunión en la mano: “a través de las manos se transmiten muchos gérmenes patógenos”.

“Muchas personas que viene a la iglesia y luego reciben la Santa Comunión en sus manos han tocado antes las manijas de una puerta o pasamanos y barras de apoyo en el transporte público o en otros edificios”.

En consecuencia, prohibir la Comunión en la boca “constituye un abuso de autoridad” para difundir “más y más el proceso de trivialización y desacralización” del sacramento de la Eucaristía.

Schneider resalta que en los 2000 años de historia de la Iglesia no hubo casos probados de contagio a causa de a recepción de la Hostia.

jueves, 27 de febrero de 2020

Arzobispo Carlo Maria Viganò de vuelta en Italia: la confesión ya no está disponible



Actualmente, el arzobispo Carlo Maria Viganò se desplaza por el norte e Italia, le dijo el 26 de febrero a Robert Moynihan, del sitio web InsideTheVatican.com.

Viganò informa que los italianos tienen miedo del coronavirus y que las góndolas en los supermercados se están vaciando.

Fue a confesarse y fue recibido solamente porque es sacerdote. Para los fieles, las puertas de las Iglesias están cerradas.

Personalmente, está cada vez más atraído por el latín y celebra Misa a las 7:30 horas, después de las oraciones de Maitines y Laudes, según el Rito Ambrosiano original de la arquidiócesis de Milán, donde él nació.

Él reza para que Francisco “sea Pedro” [extraña redacción], se arrepienta de toda deficiencia y confirme a sus hermanos en la fe de todos los tiempos.

NOTICIAS VARIAS 27 de enero de 2020






“No es posible confesarse”: la Iglesia italiana exagera las precauciones por el coronavirus (Carlos Esteban)



El cartel, fijado a la puerta de una iglesia de la Diócesis de Padua, es desolador: “No es posible confesarse”. La foto la ha colgado en Twitter la autora Hilary White, quien ha traducido el texto que, por la mala calidad de la imagen, no es fácil leer:
“En este tiempo, la Iglesia en Padua quiere recomendar la oración en familia o a nivel personal, e invitar a que se rece por una mejora de las condiciones sanitarias, especialmente para las personas que han contraído el virus y para todos los que están sufriendo la emergencia”.
Mientras, el metro, ese medio de transporte donde se hacinan multitudes que, en hora punta, hacen inútil cualquier intento de conservar el mínimo espacio personal, está funcionando con normalidad, como todo el transporte público. Tampoco se han cerrado hipermercados y grandes superficies, que desde luego atraen muchedumbres mucho más considerables que casi cualquier iglesia.

Pero las iglesias se cierran, las misas se suspenden y esto, en plena Cuaresma, cuando somos específicamente llamados a la conversión; en ocasiones incluso se cierra el acceso al Sacramento de la Reconciliación. ¿Tiene algún sentido?

El único que se nos ocurre es que los prelados dan más importancia al cuerpo que al alma, a la salud física que a la espiritual, y que no es casual que obispo tras obispo de la Iglesia universal ande más ocupado y obsesionado por el futuro del planeta que por el de las almas, siendo el primero efímero a ojos de Dios y las segundas, eternas.

Carlos Esteban

FÁTIMA Y EL CORONAVIRUS: Extraña coincidencia


Strange Coincidence: Coronavirus and Fatima

Cristina Siccardi pointed out on Correspondenza Romana a strange coincidence. While the world is fighting the coronavirus, on February 20, the centenary of the death of Saint Jacinta Marto was celebrated, one of the seers of Fatima. She died at the age of ten because of the Spanish flue, the coronavirus of her time. Her brother Francisco had died ten months earlier also at the age of 10.

A Pandemia

Between 1918 and 1920, the virus of the Spanish flue infected about 500 million people, including some inhabitants of remote islands in the Pacific Ocean and the Arctic Ocean, causing the deaths of 50 to 100 million people, three to five percent of the world population at the time. It caused more victims than the 14th century Black Plague. Before Jacinta died she spent almost seven months in hospital.

Dramatic Words

Speaking about the people who are far away from God, the ten-year-old Jacinta exclaimed: “If they only knew that the acts of this earthly life have eternal value.” She said that this is the big problem of modern man, “He no longer knows what he is doing in this world, and thus searches hard for the meaning of things, without ever finding it.” Jacinta died completely alone in a Lisbon hospital.

Signs of Times

The centenary of Jacinta’s death coincides with a time when Mass is suspended in big parts of Italy, the country where the Vatican is located. Italy is among the countries most infected by the coronavirus. Lent begins with the quarantine of many. Never before as now, the Church keeps speaking about the signs of the times, and never before it was so unwilling to see and listen to them.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Preparándonos para la Cuaresma ... tiempo de alegría, en el Señor (José Martí)


Comienza la Cuaresma y son muchos quienes la consideran como sinónimo de tristeza: grave error ... sobre todo si los que así piensan son cristianos. Deberían adquirir, en este caso, un mayor conocimiento de su fe, porque el contacto amoroso con el Señor sólo puede producir alegría. Nuestros pecados son reconocidos como tales pecados. Sentimos, en lo más profundo de nuestro ser, el haber ofendido a Jesús tantas veces a lo largo de nuestra vida. Pero, al mismo tiempo, y como fruto de ese arrepentimiento, experimentamos la misericordia y el amor de Dios, quien hace borrón y cuenta nueva ... y nos devuelve la alegría que el pecado nos había arrebatado ... haciendo de nosotros "criaturas nuevas". Todo esto no es causa de tristeza.

Pero es necesario ser humildes. Esta virtud de la humildad, al decir de santa Teresa de Jesús, supone un "andar en la verdad". El humilde, por definición, es aquél que ama la verdad, empezando por la verdad acerca de sí mismo. Y reconoce que él no es Dios sino una criatura, reconoce que todo lo ha recibido y que nada tiene como propio. Y este reconocimiento le lleva a la gratitud, le lleva a decir: "Gracias, Señor, por todo". ¿Por todo? Sí, por todo. ¿También por los momentos difíciles de nuestra vida? También. ¿Y por nuestros pecados? También, en la medida en que nos han servido para darnos cuenta de que esos pecados son la verdadera causa de todos los males que el mundo padece ... y -arrepintiéndonos de ellos- nos han conducido al conocimiento de Aquél que es la causa de todo bien. La humildad, el reconocimiento de la verdad, aunque nos cueste, nos libera y nos llena de inmensa alegría.

Cuando las cosas no salen como uno quisiera, cuando ante las contrariedades nos ponemos tristes o de mal humor, si bien se piensa, en el fondo lo que hay, en cierto modo, es falta de humildad, falta de aceptación de nuestra realidad concreta y un gran desconocimiento de lo que verdaderamente somos, por nosotros mismos. Es evidente que a nadie que esté en su sano juicio le puede gustar el tener contrariedades y el que las cosas salgan de modo contrario a lo que él ha previsto. Esto sería masoquismo; y sería, por lo tanto, algo enfermizo. 


El humilde no es un masoquista: Humilde es aquel que se sabe muy poca cosa, que es consciente de su realidad ante Dios, que sabe que sólo una cosa es necesaria y que todo lo demás es secundario.  Por eso, las contrariedades no pueden derrumbarlo. 

El humilde sufre ante los acontecimientos adversos (dolor, enfermedad, etc.), como cualquier otra persona ... pero no se pone triste. La tristeza (si es un estado de ánimo habitual) conduce a la muerte  y en el fondo de toda tristeza no hay sino una actitud nihilista, de fatalismo, de falta de esperanza.

La tristeza -y la consiguiente desesperación ante la vida- equivale a un "tirar la toalla". Viene a decir: todo es inútil. No hay nada que hacer. Sólo queda morir

Es un grave pecado contra la virtud de la Esperanza el pensar que Dios nos ha dejado solos y nos ha abandonado... ¡eso es una gran mentira con la que el Diablo nos quiere envenenar! 

La maravillosa verdad es que Dios nunca nos deja solos... ¡porque nos quiere!: "¿Puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues aunque ellas se olvidaran, Yo no te olvidaré!" (Is 49, 15).

Ante la realidad del sufrimiento y ante las contrariedades (del tipo que sean) tenemos que actuar como hizo Jesús, nuestro Maestro y Señor, nuestro Modelo y nuestro Amigo ... que se postró en tierra, mientras oraba, diciendo: "Padre mío, si es posible, aleja de Mí este cáliz; pero que no sea como Yo quiero, sino como quieres Tú" (Mt 26,39). "Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya" (Lc 22, 42).

El masoquismo y la humildad están reñidos. El humilde no es un bicho raro. 
No es una persona que odie la vida y que le guste pasarlo mal. Todo lo contrario: Es la persona más normal del mundo. El humilde ama la vida, porque ésta es un Don de Dios; y por ello disfruta intensamente y es feliz, en la medida en la que eso es posible en este mundo. No busca ni ama las contrariedades. Eso es absurdo.

Sin embargo, y éste es su auténtico distintivo, las soporta sin tristeza ... porque sabe que en este mundo todo pasa. Sabe que sólo una cosa es necesaria; sabe, pues, lo más importante.  El hombre humilde es el verdadero sabio, el que conoce el secreto de la felicidad, que no es otro sino el de estar junto a Jesús y vivir su propia Vida: "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas: porque Mi suyo es suave y Mi carga ligera" (Mt 11, 29)

Y precisamente porque ama a Jesús y desea vivir como Él y junto a Él, no persigue otro objetivo que el de parecerse a su Maestro. Y esto es lo que puede llevarle -y de hecho le lleva- a desear padecer por Jesús, no por el padecimiento, en sí mismo, sino porque ésa es la señal cierta de que el amor que dice tenerle es verdadero ... y no un mero sentimiento. 

La Cruz es el único camino para estar verdaderamente cerca del Señor: "Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí" (Mt 10, 38). "Quien no carga con su cruz y viene tras de Mí, no puede ser mi discípulo" (Lc 14, 27).


Esto es algo que el Apóstol Pablo entendió muy bien: "Por eso -decía- me complazco en las flaquezas, en las afrentas, en las necesidades, en las angustias, por Cristo: pues cuando soy débil entonces es cuando soy fuerte" (2 Cor 12, 10). Y poco antes había dicho: "Con mucho gusto me gloriaré en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo" (2 Cor 12, 9b).


San Pablo se tomó muy en serio la vida cristiana. Y pudo decir lo que muy pocos serían capaces de decir, con verdad: "Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo" (1 Cor 11, 1). Esto demuestra hasta qué punto se había identificado con Jesús, haciéndose uno con Él, lo que se puso de manifiesto en todo momento de su existencia, pudiendo llegar a decir: "Para mí la vida es Cristo" (Fil 1, 21).


Pobreza, humildad, amor verdadero, felicidad ... todo eso y mucho más confluye en beneficio de aquéllos que han descubierto que Jesús es el Camino y lo toman como guía para toda su vida. Merece la pena ser cristiano. Es un gran don y un regalo inmerecido, por el que tenemos que estar continuamente agradecidos.


José Martí

(Nota: esta entrada es la misma que colgué hace dos años, el 14 de febrero de 2018, en mi otro blog, Il trovatore]

Sobre el cardenal Pell



En marzo, la Corte Suprema de Australia examina la vergonzosa condena del cardenal Pell. Desde aquí hemos defendido desde el primer momento su inocencia y la trastienda relacionada con su pretensión de trasparencia en las finanzas del Vaticano. Existe una esperanza razonable de que este proceso político, una especie de linchamiento que condenó al cardenal George Pell, tenga una solución positiva el próximo mes. La Corte Suprema de Australia ha establecido una audiencia para la apelación presentada por la defensa del Cardenal para el 11 y 12 de marzo, pero la sentencia no llegará hasta después de unas semanas. En agosto pasado, el cardenal vio su apelación desestimada con dos votos contra uno. Pero el juez minoritario escribió una memoria de más de doscientas páginas para demostrar la inocencia posible, de hecho probable de Pell.

Debe recordarse que Pell fue condenado sobre la base del mero testimonio de una presunta víctima. La segunda presunta víctima murió de una sobredosis antes de que explotara el caso, y le había dicho a su madre que nunca había sido abusada. George Weigel habló de «vergüenza» del sistema judicial australiano. Andrew Bolt, un periodista de Sky Australia, ha reconstruido la línea de tiempo del presunto delito en un servicio de televisión cronometrado para demostrar la imposibilidad física que podría llevarse a cabo de acuerdo con las circunstancias descritas por la presunta víctima. ¿Cómo puede ser creíble una condena, basada únicamente en la declaración de la víctima, ante tal acumulación de contradicciones, olvidos e imposibilidades físicas y cronológicas? Desde aquí deseamos que la inocencia, que para nosotros es evidente, se demuestre en su esplendor.

martes, 25 de febrero de 2020

Jean Vanier y la tentación gnóstica (Carlos Esteban)



Jean Vanier, laico, tuvo relaciones sexuales con al menos seis mujeres, algunas consagradas, pero eso no es excesivamente relevante. Es, sin más, un pecado mortal del que, en su gravedad, podemos decir lo que Cristo con ocasión de la mujer adúltera: quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

El segundo escalón, el que le hubiera llevado a la cárcel y el que más escándalo causa en el siglo, es que estas relaciones fueran coaccionadas, valiéndose de su posición de autoridad. Pero hay un tercer escalón que a los católicos debería preocuparnos y ocuparnos más que todos los anteriores, y es el uso de la propia religión, de la misma fe, para lograr el objetivo lascivo de Vanier, aprendido de su mentor, el dominico padre Thomas Philippe.

“El acompañamiento espiritual se transformó en tocamientos sexuales”, leemos en el testimonio de una de las víctimas, en el informe que ha hecho público la propia organización El Arca. “Le dije que tenía una relación amorosa. Él me dijo que era importante distinguir [lo que pasaba entre nosotros], refiriéndose al Cantar de los Cantares. Duró tres o cuatro años; yo me quedaba paralizada, era incapaz de distinguir lo que estaba bien de lo que estaba mal. Me decía que formaba parte del acompañamiento». Y una frase más: «No somos nosotros, son María y Jesús. Eres elegida, eres especial. Es un secreto”.

Es la tentación gnóstica, vieja como la propia Iglesia. La idea de que, a partir de cierto grado de acercamiento a Dios, las normas comunes para los mortales ya no rigen, y que los ‘puros’ no solo no pueden pecar, hagan lo que hagan, sino que todo, incluso acciones moralmente malas para el resto, son en ellos fuente de aumento de gracia, es común a muchas herejías a lo largo de la historia. Y, probablemente no por casualidad, es especialmente frecuente que tengan esta misma tendencia o fijación en los pecados de la carne, los primeros de los que se dispensan a sí mismos.

Es la Gran Dispensación, y pocas veces ha sido tan fácil ‘venderla’ como ahora, cuando los mandamientos sexto y noveno parecen derogados tácitamente, por ‘silencio administrativo’. Pero no son ellos lo más grave, con mucho, de todo esto. Podría haber sido enriquecimiento o venganza o cualquier otra cosa. Lo extraordinariamente, lo monstruoso, es la instrumentalización de lo sagrado, del mismo Dios.

Hay también en todo esto dos características muy de nuestro tiempo, aunque de modo algo menos exagerados son de siempre: el afán de novedades y el culto a la personalidad. Lo segundo es deformación de algo bueno en sí, la necesidad de tener ante los ojos ejemplos que nos ayuden a avanzar, que es la razón por la que la Iglesia nos propone a los santos como modelo, pero que se convierte en peligroso vicio cuando somos nosotros mismos o los medios quienes ‘canonizan’ y cuando preferimos la interpretación de la Escritura y la Tradición que hacen estos ‘ídolos’ a la que enseña la Iglesia desde siempre.

En cuanto a lo primero, estamos siempre como esperando que el mensaje eterno de salvación tenga ‘nuevos capítulos’, giros de guión, revelaciones novedosas, como si nos resistiésemos a la idea de que la Revelación está ya cerrada. Contemplamos, por ejemplo, esa ‘Revuelta de las Mujeres en la Iglesia’ cuyo único alcance real está en cómo lo jalean ciertos medios, especialmente clericales. Una de sus líderes, la teóloga Pepa Torres, hace unas declaraciones que Religión Digital convierte en titular: “Sin cambios profundos, la Iglesia no será nunca la iglesia de Jesús”.

Los cambios profundos se refieren, naturalmente, a ese seguidismo del feminismo secular que pretende que la Iglesia apruebe lo que ha dicho claramente que no puede hacer: la ordenación de mujeres. Pero el contenido es aquí menos importante que el marco mental del que parte. ¿La Iglesia no será nunca la Iglesia de Jesús? ¿No lo es ahora, no lo ha sido estos dos mil años? Es la perpetua tentación inmanentista de que lo que en cada momento se considere lo perfecto se culmine aquí abajo, una Sociedad de Perfectos, y que mientras no se dé eso no existe verdaderamente la Iglesia, sino algo así como su germen.
Carlos Esteban

¿Cómo adquirir el libro "La poesía olvidada"? (José Martí)




Este libro trata fundamentalmente del amor personalísimo y único que Dios nos tiene así como de la respuesta de amor que espera recibir también de cada uno de nosotros. Y nada mejor para hablar del amor que la poesía: esa poesía que hoy en día son pocos los que la conocen. Se nos pasa por la mente Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa Teresita de Lisieux, Gustavo Adolfo Bécquer, Amado Nervo, Lope de Vega, Manuel Machado, etc... En el libro hay una selección de poesías de estos grandes autores y otros semejantes, así como también he añadido una pequeña aportación personal. Más de la mitad del libro son comentarios a poesías. 


El libro se lee con facilidad y nos trae a la memoria poesías de gran valor literario y espiritual. Son muchos, para desgracia suya, los que no han leído ninguna de estas poesías. Les haría bien el leerlas, con tranquilidad y sosiego, en un ambiente de silencio. Tal vez así le llegara alguna de ellas al corazón, pues si no en todas, sí en la mayoría, ése es el objetivo que se pretende: que el lector se encuentre con Dios y que vea que Dios está enamorado de él, realmente enamorado, hasta el punto de haber entregado su vida para salvarnos. Y que, como consecuencia, se decida a responder con el mismo amor con el que es amado a Aquél que es su Dios y también su amigo.


El texto puede conseguirse como libro y como e-book en la página web de Diego Marín, que es el editor del libro. Coloco más abajo los links correspondientes así como el precio, en cada caso:

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e-book (4,13 €)


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Libro (14,25 €)


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Por supuesto, lo mejor -si se puede- es pasarse directamente por la librería González Palencia y pedir allí el libro; pero si alguien no puede hacerlo, por las razones que sean, siempre le queda la posibilidad de hacerse con el libro o el e-book, a través de internet. El precio es muy asequible; y, sinceramente, pienso que sería una buena compra y que su lectura serviría de consuelo a muchas personas que viven confundidas y desanimadas; todo eso desaparece cuando caemos en la cuenta de que somos valiosos realmente, puesto que somos valiosos para Dios. Somos importantes: su amor nos hace ser importantes. Y todo esto es un puro regalo del amor que nos tiene; un amor inmerecido, pero real. Ser conscientes de esta realidad nos hace vivir con más tranquilidad y con una mayor paz interior.  Merece la pena el pequeño esfuerzo que se haga para comprar el libro. 

Como ya habrá comprobado el lector, estoy hablando de un modo aséptico, como si yo no fuese parte interesada, por más que sea el autor de dicho libro. Bueno, pienso que a todos nos viene bien, a veces, un poco de ironía sana que, al menos, nos haga sonreír. Pues eso.


José Martí

lunes, 24 de febrero de 2020

Noticias varias 24 de febrero de 2020


IL SETTIMO CIELO

Elogio de la libertad, la verdadera. Diálogo entre un cardenal y un pensador laico (Sandro Magister)

THE WANDERER

Sancta Sanctorum

FRAY GERUNDIO

Cartas desde el Purgatorio: de Dios nadie se ríe

SPECOLA

Un nuevo ruego a Su Santidad (Carlos Esteban)




El primero sería un ruego, una súplica filial y respetuosa: háblenos de Dios, de la fe, de la Vida Eterna, de la Salvación. También, por supuesto, puede intervenir en las polémicas internacionales del momento, pero si insiste tanto en lo que, al final, es una visión política personalísima y aprovecha para que se amplifique y extienda su condición de Sumo Pontífice, la confusión está servida, y la decepción de muchos espíritus débiles, también. Los católicos nunca vamos a oír a un Papa como si hablara un particular, de modo que cuando el núcleo de su mensaje, cuando sus mensajes más repetidos e insistentes, se refieren a opiniones personales sobre medidas políticas, el resultado solo puede ser el desánimo y la pérdida de autoridad moral entre quienes, manteniéndose fieles al magisterio, no tienen, sin embargo, la misma visión que el Papa sobre estos y otros problemas mundanos.

Lo más peligroso, a nuestro juicio, es la mezcla en estos asuntos del lenguaje evangélico, que a veces hace pasar unas soluciones prudenciales y discrecionales del ámbito político como las únicas aceptables en la perspectiva evangélica. Y no, no es así. Los Papas y doctores de la Iglesia hasta Francisco no han estado necesariamente equivocados cuando declaraban deber de los gobiernos el control de sus fronteras en función del beneficio de sus conciudadanos. Que el católico tenga que tratar al extranjero, y más al extranjero pobre y desasistido, como a un hermano no significa en absoluto que haya que abrir de par en par nuestras fronteras.

Y ese sería nuestro segundo motivo para disentir. Santidad, si cree que el choque de civilizaciones es una “retórica”, entonces no sé qué pensar del epígrafe “Mediterráneo, Frontera de Paz”. Me temo que hay muchísima más ‘retórica’ en el otro sentido, y que si el ‘populismo’ puede ciertamente incubar en su seno el odio y la violencia, estos se han dado con desesperante frecuencia cuando las civilizaciones han chocado, sin necesidad alguna de ‘retóricas’.

Las culturas son reales; no son formas distintas de cocinar, o bailes exóticos o maneras diferentes de vestir. No, son visiones diferentes de entender la sociedad y al hombre. Son creencias arraigadas sobre cómo se debe gobernar, sobre el papel de la mujer, sobre el espacio debido a la libertad, sobre la legitimidad de la violencia. Es la lealtad a la tribu por encima de la lealtad a la comunidad política. No hay nada ‘retórico’ en eso, es muy, muy real, y la historia y la geografía están preñadas de ejemplos desastrosos. Las vallas hacen buenos vecinos; podrá no ser un refrán muy optimista con la naturaleza humana, pero la naturaleza humana es la que es, no la que desearíamos.

Porque esta es una derivada interesante, no de la opinión de Francisco sobre este asunto en concreto, sino sobre su visión acerca de muchos otros: que parece ignorar el dogma del Pecado Original. Los buenos cristianos pueden hacer un esfuerzo constante para acoger a todos los refugiados y para tratarles como lo haría Jesús, pero no todos los cristianos somos buenos cristianos, y ni siquiera todos los pueblos de la tierra son cristianos. Y el gobernante prudente no puede partir de situaciones irreales, sino de la realidad de nuestra naturaleza caída.

Hemos superado un siglo, el XX, en el que han medrado las utopías, no en su concepción, sino en el intento de hacerlas realidad desde el poder político. Creo que no es exagerar señalar que los resultados no han sido óptimos. El comunismo esperó -sigue esperando- que el hombre pierda su apego a las propiedades materiales y viviera como lo hacían los cristianos primitivos. No salió muy bien el experimento, porque la propiedad privada está en nuestra naturaleza, para bien y para mal. El nuevo globalismo que parece predicar el Santo Padre postula una humanidad que supere la preferencia de lo propio sobre lo ajeno, lo familiar sobre lo extraño, lo cercano sobre lo lejano. No va a suceder. Y las consecuencias de imponerlo por las bravas pueden ser exactamente la peor de las pesadillas del Papa Francisco.

Carlos Esteban

sábado, 22 de febrero de 2020

El coronavirus y los milagros en China




Tomado de Specola, 22 de febrero de 2020

Monseñor Joseph Zhu Baoyu, de noventa y ocho años, chino, obispo y católico, se ha curado del coronavirus y ya son muchos los que proclaman el «milagro». La terquedad de un casi centenario, ante una patología que parece imparable, termina por sazonar un debate, el de lo que la Iglesia Católica debe hacer en China, que está en constante evolución. Puede que no se crean los milagros, pero lo sucedido al prelado asiático es ciertamente singular, así como la fe del pueblo católico chino, ya sea subterránea o no, es única.
 

jueves, 20 de febrero de 2020

Monseñor Schneider refuta a Francisco: La Virgen no es “madre de todas las creaturas”



Hay “ambigüedades y errores doctrinales” en Querida Amazonia (QA), escribió monseñor Athanasius Schneider en el sitio web LifeSiteNews.com el 19 de febrero.

Él destaca que QA avala una espiritualidad pagana, al llamar a la tierra un “misterio sagrado”, al bioma amazónico un “lugar teológico”, al río Amazonia “la eternidad oculta”, y al hablar de “comunión con la selva” y al afirmar que “sólo la poesía podrá salvar a este mundo”.

QA designa erróneamente a la Virgen como la “madre de todas las creaturas”, pero Schneider enfatiza que ella es madre de Cristo y la madre espiritual de todos los hombres redimidos, mientras que “madre de la creación o de las creaturas” es utilizado por el culto de la Pachamama.

Él advierte que QA promueve el naturalismo, al exaltar las realidades naturales mientras se debilita la misión sobrenatural de la Iglesia y observa que Cristo no dijo “Dios nos dio a su Hijo único, para que este planeta y sus numerosas partes como el bioma amazónico no perezcan sino que tengan vida natural abundante”.

Ni tampoco dijo: “Vayan y proclamen que el reino de la Madre Tierra está cerca, a la mano”.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Entra en vigor en Australia la ley que obliga a violar el secreto de confesión en casos de pederastia (Carlos Esteban)



La ley –Children Legislation Amendment Act (CLAA)- se aprobó en septiembre en medio de las protestas del episcopado australiano, pero no ha entrado en vigor hasta esta semana para “incluir a las personas en ministerios religiosos como informantes obligados”, y especificar que, cualquiera de estas personas obligadas a la denuncia, no podrán ya ampararse en el privilegio del secreto de confesión para eludirla.

La ley recoge así la recomendación de un informe previo, en el que se alega que en algunos casos los perpetradores de abusos los han declarado en el confesionario sin que esto llevara a su detención, permitiendo al delincuente continuar con sus crímenes.

Por otra parte, el Derecho Canónico prevé la pena de excomunión latae sententiae para cualquier sacerdote que revele cosa alguna oída en confesión. En declaraciones con motivo de la polémica provocada por esta ley, el arzobispo emérito de Melbourne, Denis Hart, aseguró que los sacerdotes preferirían morir antes de revelar lo oído en confesión. “No dudo en asegurar que los sacerdotes protegerán con sus vidas la santidad del secreto de confesión. Sin duda sufrirán prisión antes que violarlo”, declaró en 2011.

El actual ordinario, Peter Comensoli, declaró asimismo en septiembre que él mantendría el secreto de confesión por encima de cualquier ley secular. Añadió que urgiría al penitente a entregarse a la justicia o a volver a contarle su crimen fuera del confesionario.

En circunstancias normales, la ley sería de escasa aplicación. Tratándose de una falta que conlleva cárcel, se rige por los duros criterios de prueba de la ley penal, y es poco probable que se dé el caso. Pero en una sociedad recientemente enardecida por un anticlericalismo ambiental que ha contribuido a la sentencia condenatoria del cardenal Pell basada solo en el testimonio del denunciante y a pesar de las dudas sobre el caso de numerosos juristas, no es imposible que un periodista o un ‘activista’ pudiera ‘confesar’ un delito ficticio y grabarlo para incriminar a algún sacerdote.


Carlos Esteban

Nueva investigación: Sábana Santa de Turín muestra signos de resurrección




Los signos de la resurrección son visibles en la Sábana Santa de Turín, escribe el médico español Bernardo Hontanilla Calatayud en la revista Scientia et Fides, en su edición Número 1 del 2020).

La Sábana Santa muestra signos de muerte como sangrados post mortem, pero también – y ése es el descubrimiento de Hontanilla – signos de movimientos y presencia de rasgos faciales incompatibles con una persona muerta.

Él sugiere que la imagen del sudario fue impresa por una persona viva. Esa imagen muestra que el cuerpo está en el proceso de levantarse y no refleja las etapas del rigor mortis.

Hontanilla excluye un origen medieval del sudario, pues su creador hubiese necesitado información médica, forense y de imagen no conocida antes del siglo XX.

Francisco y el cisma de Alemania. Crónica de una pesadilla




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El de la Amazonia es el segundo sínodo consecutivo en el que Francisco desilusionó las expectativas de quienes esperaban las innovaciones que él mismo, el Papa, había hecho presagiar.

En el sínodo del 2018 sobre los jóvenes, la cuestión sobre la que se habían concentrado las expectativas y las controversias fue la homosexualidad. El documento base de la discusión, en su parágrafo 197, admitía explícitamente un posible cambio de paradigma en el juicio sobre las “parejas homosexuales”.

Pero no pasó nada. Con el sínodo reunido, Francisco impuso y obtuvo el silencio sobre el argumento. No se habló una sola palabra, ni en las discusiones en el aula ni en el documento final, ni mucho menos en la exhortación pontificia postsinodal “Christus vivit”. Así, el de los jóvenes – vaciado de su único ingrediente picante – se convirtió en el sínodo más inútil y aburrido de la historia.

Al año siguiente, con el sínodo sobre la Amazonia y sobre todo con lo que siguió a continuación, la decepción de los innovadores ha sido todavía más fuerte.

Porque esta vez hubo discusión en el sínodo sobre el cambio más esperado y confrontado, que era la ordenación de los varones casados. En el documento final la propuesta se aprobó con más de dos tercios de los votos. Y todavía en los primeros días de enero muchos estaban seguros de que Francisco la iba a hacer propia y la iba a autorizar, en la exhortación postsinodal que se esperaba de un día para otro.

Pero después llegó, en una valiente defensa del celibato sacerdotal, el libro bomba del Papa emérito Benedicto XVI y del cardenal Robert Sarah, recibido por los innovadores como un presagio funesto.

Y de hecho ha caído poco después como uno un gélido imprevisto la exhortación postsinodal “Querida Amazonia”, con el silencio total de Francisco sobre el tema. Para tener encendida una luz tenue, a los innovadores no les quedó sino aferrarse a las pocas líneas introductorias en las que el Papa invita a “leer íntegramente” también el documento final del sínodo, del cual “Dios quiera que toda la Iglesia se deje enriquecer e interpelar”, y recomienda que “los pastores” de la Amazonia “se empeñen en su aplicación”.

Pero aparte de este último resquicio descascarado dejado por Francisco a disposición de los innovadores, ¿qué impulsó al Papa a estas reiteradas frenadas en materias sobre las que se había mostrado previamente dispuesto a innovar?

La respuesta hay que buscarla en Alemania.

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El pasado 1 de diciembre comenzó en Alemania un “camino sinodal” que apunta declaradamente, en el transcurso de dos años, a dejar de lado la norma del celibato, a conferir el Orden Sagrado a las mujeres, a bendecir las uniones homosexuales y a democratizar el gobierno de la Iglesia.

Con respecto a los sacerdotes casados y a los ministerios femeninos, el sínodo alemán se había enfocado en el Sínodo de la Amazonia como pionero. Si las aperturas, aunque fueran mínimas, sobre ambos temas hubieran venido desde allí, el camino habría sido pavimentado para replicarlas y expandirlas también en el corazón de Europa.

El papa Francisco lo sabía. Y había hecho mucho, el año pasado, para llamar al orden a la Iglesia Católica de Alemania. Pero sin éxito. El doble silencio mantenido por él sobre los sacerdotes casados y sobre las mujeres diáconos en la Amazonia fue visto en Alemania y en otras partes como un paso ulterior llevado a cabo por el Papa para frenar el trayecto de la Iglesia alemana hacía una autonomía cada vez más acentuada.

Las primeras reacciones en Alemania frente a este doble silencio del Papa han sido de decepción, pero también de reconfirmación desafiante de la voluntad de avanzar. El cardenal Reinhard Marx (en la foto), arzobispo de Múnich y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, volvió a apreciar las aperturas del sínodo amazónico a los sacerdotes casados y a la ordenación de las mujeres, dijo que el Papa no tomó “decisiones concretas” en la materia – es decir, no ha prohibido, sino sólo ha callado – y en consecuencia “esta discusión continúa”.

Entre los obispos alemanes Marx es el cabecilla de los innovadores. Pero hay que tener presente que en el sínodo participan, con igual derecho de voto, no sólo los 69 miembros de la Conferencia Episcopal, sino también otros exponentes del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZDK), mas varios representantes de las órdenes religiosas, de los diáconos, de las facultades de teología, de los movimientos, constituyendo un total de 230 miembros.

Y a favor de los cambios hay una mayoría abrumadora. Entre las poquísimas voces laicas disidentes estaba la teóloga Marianne Schlosser, condecorada en el 2018 con el Premio Ratzinger, quien renunció al sínodo el pasado 21 de diciembre. Mientras que entre los obispos los opositores se cuentan con los dedos de una mano. El más visible es el cardenal Rainer Maria Voelki, arzobispo de Colonia, que muchas veces denunció el peligro de un cisma.

Ciertamente, entre los opositores hay también otros tres cardenales alemanes. Pero por razones de edad o de rol ellos no participan en el sínodo. Son los cardenales Gerhard Müller, Walter Brandmüller y Paul Josef Cordes. Sobre todo los dos primeros no se cansan de denunciar las derivaciones cismáticas del sínodo en curso. Hace pocos días, en una entrevista publicada en “Die Tagespost”, íntegramente traducida al inglés en “LifeSite News”, Brandmüller lo ha acusado de querer crear una nueva Iglesia regional protestante, sobre las huellas de Lutero.

Pero ninguno de estos tres cardenales jamás ha sido particularmente apreciado y escuchado por Francisco. Pero el que puso en alerta al Papa ha sido otro purpurado alemán, residente en Roma, éste sí muy estimado por él y con fama de reformador, el cardenal Walter Kasper, de 87 años, protagonista entre el 2014 y el 2016 de la operación con la que – a través de un consistorio cardenalicio y dos sínodos bien manipulados – Francisco le ha dado el nihil obstat a la Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar.

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El intento del papa Jorge Mario Bergoglio de domesticar al sínodo alemán se llevó a cabo en muchas etapas, las primera de las cuales fue cuidadosamente reconstruida por Lucas Wiegelmann en un artículo publicado a finales del 2019 en Alemania en “Herder Korrespondenz” y en Italia en “Il Regno”.

La primera etapa se manifiesta en la primavera pasada. Los belicosos anuncios provenientes de los Alpes y los preocupantes informes del nuncio en Alemania, Nikola Eterovic, inducen a algunos jefes de curia de alto nivel a hacer presión sobre el Papa para convencerlo de la gravedad de lo que está en juego y de la necesidad de ponerle remedio.

Los que se mueven en esta dirección son los cardenales Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero y Pietro Parolin, secretario de Estado.

Se confió a Ladaria la tarea de reunirse con el Papa y sugerirle que escribiera una carta de advertencia a la Conferencia Episcopal Alemana. Francisco recibe la propuesta, pero en vez de escribirle solamente a los obispos decidió redactar una carta abierta a todo “el pueblo de Dios que está en Alemania”.

Y llegamos a la segunda etapa. Para escribir esta carta, en junio el Papa le pide ayuda al cardenal Kasper. El encuentro entre los dos – como Kasper lo ha contado después en una entrevista publicada en “Herder Korrespondenz” – es de un horizonte amplio, sobre la situación general de la Iglesia en Alemania. Bergoglio redacta la carta en su propia lengua nativa, el español, y la confía al cardenal Ladaria para que la haga traducir al alemán. El 29 de junio se hace pública la carta, en la que se insiste muchísimo sobre la exigencia primaria de “evangelizar”, en vez de seguir modernizaciones “funcionales” que poco o nada tienen que ver con la misión propia de la Iglesia.

Pero el efecto no es el esperado, como el mismo Kasper reconoció con preocupación: “En Alemania la carta ha sido muy apreciada, pero después se la puso aparte y se continuó como ya se preveía. Pero sin la renovación de la fe cualquier reforma estructural, no importa cuán bien intencionada sea, no va a ninguna parte”.

El Papa no se rinde y – tercera etapa – vuelve a la carga a través del cardenal Ouellet. Habiendo leído con preocupación el borrador de los estatutos del sínodo, preparado en Alemania en el verano, el prefecto de la Congregación para los Obispos, con el transparente mandato de Francisco, dirige al cardenal Marx - como presidente de la Conferencia Episcopal Alemana – una carta muy severa, fechada el 4 de setiembre, pero que llega a destino el 13 de ese mes.

Para que la reprimenda fuera menos eludible, la carta de Oullet es acompañada por un “Parere” jurídico del Pontificio Consejo de los Textos Legislativos, en el que entre otras cosas se especifica que las cuestiones en discusión en el sínodo se refieren no sólo a Alemania, sino a la Iglesia universal, y en consecuencia “no pueden ser objeto de deliberaciones y de decisiones de una Iglesia particular, sin contradecir a cuanto ha expresado el Santo Padre”.

En respuesta, Marx y Thomas Stenberg, el presidente del ZDK, se limitan a agradecer públicamente al Papa por su carta del 29 de junio. El 20 de setiembre Marx es recibido en audiencia, en Roma, tanto por Francisco como por el cardenal Oullet, y declara que “en ambos casos las conversaciones se desarrollaron en el marco de un diálogo constructivo”. En realidad, el estatuto del sínodo se ajusta un poco. Todos tendrán igualdad de voto, pero la decisión última corresponderá únicamente a los obispos. Y en cuanto a las “deliberaciones cuyos temas son de competencia normativa de la Iglesia universal, ellas serán transmitidas a la Sede Apostólica”.

Pero en Roma continúan desconfiando. Antes y durante el sínodo amazónico de octubre, dos de los cuatro altos dignatarios de la curia que fueron los primeros en haber alarmado al Papa, los cardenales Ouellet y Stella, se pronuncian públicamente para que se mantenga intacta la norma del celibato, dando a entender que tienen a Francisco de su parte.

Y así ocurrió. En la exhortación postsinodal “Querida Amazonia” el Papa calla totalmente respecto a este argumento explosivo. Es la cuarta y hasta ahora última andanada de su bombardeo contra las temidas derivaciones del sínodo alemán.

Pero no será la última, vista la tendencia para nada tranquilizadora – para Roma – de la primera sesión del sínodo, llevada a cabo en Frankfurt, desde el 30 de enero al 1 de febrero.

Que la preocupación de Francesco sigue siendo seria lo prueba también la amistosa tarjeta autógrafa que escribió el 12 de febrero a Müller, el cardenal con quien tuvo reiterados conflictos - hasta despedirlo en el 2017 como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe - y que jamás ha escatimado críticas a este pontificado, pero que también es uno de los censores más implacables del sínodo alemán.

“Querido hermano”, escribió el Papa a Müller, “muchas gracias por el libro ‘Il papa, missione e dovere’ [El Papa. Misión y deber] y por el documento sobre la exhortación ‘Querida Amazonia’, que me ha gustado”.

El “documento” que tanto “gustó” a Francisco es un comentario publicado el 12 de febrero en el “National Catholic Register”, en el que el cardenal aprecia vigorosamente la reconfirmación de la norma del celibato hecha por el Papa, totalmente opuesta a las expectativas de los innovadores alemanes.

En cuanto a la tormenta" title="https://www.diakonos.be/settimo-cielo/le-silence-de-francois-les-larmes-de-ratzinger-et-sa-declaration-jamais-publiee/\">tormenta" target="_blank">https://www.diakonos.be/settimo-cielo/le... que estalló en torno al libro del Papa emérito Benedicto XVI y del cardenal Sarah, de apología del celibato, cabe señalar que la furiosa agresión contra los dos autores fue conducida por hombres y periódicos del área de Bergoglio, pero ha recibido solamente un comentario oficial atribuible al papa Francisco, que es la nota firmada por Andrea Tornielli en "L'Osservatore Romano" del 14 de enero, destinada en su totalidad a evidenciar una perfecta armonía, en materia del celibato, entre el Papa emérito y el Papa reinante.

Aquí también con el cisma germánico de fondo, que no se lo menciona pero que es siempre inminente.