Duración 15:32 minutos
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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jueves, 22 de abril de 2021
viernes, 26 de abril de 2019
Los cuatro principios ‘no negociables’ de Benedicto XVI y los programas de los partidos (Julio Llorente)
Durante su pontificado, Benedicto XVI se refirió en ingentes ocasiones a la necesidad de que la vida pública y la vida privada del católico constituyan un todo, una amalgama coherente. En su exhortación postsinodal Sacramentum caritatis, el Pontífice lo expresa abiertamente: ‘El culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe’.
Es por eso que, a continuación, enumera una serie de principios que deberían inspirar la acción de quienes – por su posición – gozan de influencia social y política. Los denomina ‘valores no negociables’: el respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas.
A escasos dos días de la celebración de las elecciones, InfoVaticana analiza la adecuación de los programas electorales de los cinco principales partidos a esos cuatro principios ‘no negociables’ que, según Benedicto XVI, deberían inspirar el voto católico.
Vida
Familia y matrimonio
Libertad de educación
Bien común
Una conclusión
Vida
Al tradicional debate sobre el aborto se ha añadido en estos meses el de la eutanasia, eufemísticamente conocida como ‘muerte digna’. Pero analicemos con sosiego las propuestas de cada partido.
La postura del PSOE sobre el aborto es bien conocida. Aboga por mantener la presente legislación, con un leve matiz: eliminar la cláusula que impide que las jóvenes de 16 y 17 años aborten sin consentimiento paterno previo. Si a esto se le suma su intención de legalizar la eutanasia (“aprobaremos una ley para regular la eutanasia y la muerte digna”) y la de impulsar los métodos anticonceptivos, queda un programa electoral inasumible para el católico.
Igual de inasumible es el programa de Unidas Podemos, que comparte con el PSOE tanto la voluntad de extender el derecho al aborto – “favorecer el acceso, asimismo, a los últimos métodos anticonceptivos, a la anticoncepción de urgencia y a la interrupción voluntaria del embarazo de todas las mujeres” – como la de legalizar la eutanasia.
Alguno podría pensar que Ciudadanos, siendo un partido al que los medios motejan de ‘derechista’, propone algo sustancialmente distinto a las dos formaciones ya citadas. Pero no, ciertamente: es tan escrupulosamente progresista como ellas; comparte tanto sus apriorismos como sus objetivos. Así, no cuestiona la legitimidad del aborto y se muestra proclive a la legalización de la eutanasia: “Regularemos el derecho a la eutanasia con control y garantías para que las personas que padezcan situaciones degenerativas e incurables puedan elegir libre, voluntaria y dignamente el final de su vida”.
Por su parte, el PP, que encarna aquello de ‘ni una mala palabra ni una buena acción’, no se refiere explícitamente ni a la eutanasia ni al aborto. Sí dice, no obstante, lo siguiente: “Fomentamos y defendemos la cultura de la vida, la maternidad y las familias, posicionándonos del lado de las mujeres y evitando dejar solas a las que reclaman asistencia de las instituciones”. Bueno. Quien sea lo suficientemente ingenuo para confiar, que confíe.
VOX parece hacer suyo, asumir como propio, el principio ‘no negociable’ de Benedicto XVI. Casi utiliza las mismas palabras: “Defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Es fundamental que las mujeres con embarazo inesperado tengan información veraz, asistencia y alternativas. Reforma de la ley de adopción nacional”.
Si a los continuos ataques contra la sacralidad de la vida humana les sumamos una malintencionada agresividad hacia la institución matrimonial, nos queda un contexto desolador. Examinemos los programas de los partidos.
En este ámbito, las propuestas del PSOE están encaminadas a avanzar en la agenda progresista de erosión de la familia natural: “Aprobaremos una nueva Ley de Familias, que contemple todo tipo de familias. En esta ley se modificará la consideración de familia numerosa especial para que puedan adquirirla las familias con cuatro o más hijos”. Éste es el único punto de su programa en que los socialistas se refieren a la ‘familia’. Paralelamente, propone un ‘Pacto de Estado contra la Violencia de Género’ y un puñado de medidas basadas en la ideología de género.
Unidas Podemos, y sabemos que no descubrimos la pólvora, tampoco sugiere nada mejor. Su escueto “reconocer la diversidad familiar” (medida 56) es peor que un arsenal de medidas concretas, pues amparará cualquier clase de atropello. De ese sintagma se puede inferir, por ejemplo, una acuciante necesidad de legalizar la poligamia. Por otra parte, el partido de Pablo Iglesias habla de equiparar los permisos de paternidad y maternidad y de integrar plenamente a las mascotas en las familias, así como presenta las archiconocidas propuestas ‘LGTBI friendly’.
El programa de Ciudadanos, de nuevo, es el más manifiestamente incompatible con las enseñanzas de Benedicto XVI (y de la Iglesia en general). Además de prometer la legalización de los vientres de alquiler – que tanto PSOE como Podemos rechazan –, presenta una batería de compromisos hechos a medida del lobby LGTBI (entre ellos, blindar el matrimonio gay). A la primera cuestión se refiere en los siguientes términos: “Aprobaremos una Ley de Gestación Subrogada altruista y garantista para que las mujeres que no pueden concebir y las familias LGTBI puedan cumplir su sueño de formar una familia”. Todo desprende el viciado hedor de lo emotivo, ese hedor que disfraza de altruismo las causas más innobles o putrescentes.
El PP, por su parte, sólo menciona en una ocasión el término ‘matrimonio’. Y lo hace en este contexto: “Aprobaremos, en la Conferencia Sectorial de Igualdad, un protocolo contra los matrimonios forzados”. Un partido pegado a la realidad de la España contemporánea. ¡Matrimonios forzados! En fin.
De nuevo, acercarse al programa de VOX supone inhalar el fresco aroma del sentido común: oposición a los vientres de alquiler (“prohibición de los vientres de alquiler y de toda actividad que cosifique y utilice como producto de compra venta a los seres humanos”), defensa de la familia natural (¡sólo ellos osan emplear esta expresión!) a través de un Ministerio de Familia y rechazo de la ideología de género (“derogación de todas las leyes que, desde la llamada perspectiva de género, generan desigualdad y discordia social”).
Libertad de educación
Educar a tus hijos según tus convicciones, y no según las convicciones del Poder, parece un derecho fundamental. Así lo recoge la Constitución Española. Sin embargo, cada vez está más cuestionado en nuestro país.
Ninguno de los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria disimula su vocación adoctrinadora. Así, todos demuestran, en palabra u obra, una voluntad de imponer la ideología de género. En el bloque izquierdista, el PSOE apuesta por una ley educativa que eduque en la ‘igualdad de género’ y fomente las vocaciones científicas y tecnológicas; y Podemos se compromete a crear una asignatura de ‘feminismos’ en la educación pública con contenidos transversales. En el derechista, las obras son más elocuentes que las palabras: aunque Ciudadanos asegure que garantizará ‘el derecho de las familias a elegir la educación de sus hijos’ y el PP se comprometa a buscar ‘un marco regulatorio flexible que otorgue la mayor libertad de elección a las familias y facilite la conciliación laboral’, ambos han apoyado leyes que violentan ese derecho.
Sólo VOX, en este sentido, parece distinto. En su programa electoral propone dos medidas que, de aplicarse, brindarían una libertad de educación – real – a los padres: por un lado, implantar un sistema de cheque escolar; y, por otro lado, instaurar el pin parental, de tal modo que ‘se necesite el consentimiento expreso de los padres para cualquier actividad con contenidos de valores éticos, sociales, cívicos, morales o sexuales’.
Bien común
De los cuatro principios no negociables, quizá el del bien común sea el más difícil de delimitar, de definir. Esto no quiere decir que no exista o que consista en la suma de intereses individuales, como asegura el liberalismo. Quiere decir, simplemente, que no es tan evidente.
En la ya citada exhortación postsinodal, Benedicto XVI se refiere al ‘bien común en todas sus formas’. Parece evidente que partidos políticos que, como Ciudadanos, proponen la legalización de los vientres de alquiler, la consolidación del derecho al aborto y del ‘matrimonio homosexual’ o la imposición de la ideología de género (que erosiona los vínculos familiares) no promueven ‘el bien común en todas sus formas’.
Si nos centramos en la cuestión económica, hemos de partir de premisa concreta: ningún partido que abrace abiertamente el capitalismo o el socialismo es, stricto sensu, una opción legítima para los católicos. De este modo, ambos modelos económicos han sido condenados en ingentes encíclicas papeles, y su incompatibilidad con la Doctrina Social de la Iglesia resulta manifiesta.
Lo cierto, sin embargo, es que casi ningún partido abraza abiertamente el capitalismo o el socialismo. Por eso, en este ámbito, nos hemos de limitar a juzgar las intenciones y – muy prudentemente – los medios para alcanzarlas. Así, a priori, cualquier partido que aspire a edificar una sociedad económicamente justa – esto es, cohesionada y próspera – y no se sirva de medios manifiestamente inicuos para lograrlo será aceptable para los católicos.
En principio, los cinco partidos aspiran a cierta justicia social. Difieren, eso sí, en los métodos que contemplan para alcanzarla: el Partido Socialista y Podemos enfatizan el rol del Estado y abogan por un incremento impositivo; el PP y Ciudadanos parecen cómodos con el statu quo y no plantean grandes cambios; y VOX, por su parte, propone una rebaja impositiva y afirma la primacía de lo privado sobre lo público. Quizá sean los postulados de este último los que más se adecuan al principio de subsidiariedad que tradicionalmente ha defendido la Iglesia.
Una conclusión
Los principios ‘no negociables’ de Benedicto XVI no son la única referencia de la que gozamos los católicos para decidir nuestro voto. En el año 2000, la Conferencia Episcopal publicó una nota en que recogía una serie de factores que debemos tener en cuenta para votar: ‘respeto sin fisuras a la vida, desde su inicio a su fin natural’; ‘apoyo claro y decidido a la familia fundada en el verdadero matrimonio, monogámico y estable’; ‘garantía efectiva del derecho de los padres a escoger el modelo de educación integral que desean para sus hijos’; ‘promoción de una cultura dignificadora de la persona’; ‘aplicación de políticas que favorezcan la libre iniciativa social, el trabajo para todos, la justa distribución de las rentas y la moralidad económica’; y, por último, ‘la búsqueda sincera de la paz’.
Si nos atenemos a la totalidad de los factores – es decir, tanto a los principios ‘no negociables’ de Benedicto XVI como a las recomendaciones de la Conferencia Episcopal –, descubrimos que el programa de VOX es el único tolerable para el católico; el único, en fin, que no contraviene abiertamente ninguno de los principios y que llega incluso a comprometerse con su defensa.
Al tradicional debate sobre el aborto se ha añadido en estos meses el de la eutanasia, eufemísticamente conocida como ‘muerte digna’. Pero analicemos con sosiego las propuestas de cada partido.
La postura del PSOE sobre el aborto es bien conocida. Aboga por mantener la presente legislación, con un leve matiz: eliminar la cláusula que impide que las jóvenes de 16 y 17 años aborten sin consentimiento paterno previo. Si a esto se le suma su intención de legalizar la eutanasia (“aprobaremos una ley para regular la eutanasia y la muerte digna”) y la de impulsar los métodos anticonceptivos, queda un programa electoral inasumible para el católico.
Igual de inasumible es el programa de Unidas Podemos, que comparte con el PSOE tanto la voluntad de extender el derecho al aborto – “favorecer el acceso, asimismo, a los últimos métodos anticonceptivos, a la anticoncepción de urgencia y a la interrupción voluntaria del embarazo de todas las mujeres” – como la de legalizar la eutanasia.
Alguno podría pensar que Ciudadanos, siendo un partido al que los medios motejan de ‘derechista’, propone algo sustancialmente distinto a las dos formaciones ya citadas. Pero no, ciertamente: es tan escrupulosamente progresista como ellas; comparte tanto sus apriorismos como sus objetivos. Así, no cuestiona la legitimidad del aborto y se muestra proclive a la legalización de la eutanasia: “Regularemos el derecho a la eutanasia con control y garantías para que las personas que padezcan situaciones degenerativas e incurables puedan elegir libre, voluntaria y dignamente el final de su vida”.
Por su parte, el PP, que encarna aquello de ‘ni una mala palabra ni una buena acción’, no se refiere explícitamente ni a la eutanasia ni al aborto. Sí dice, no obstante, lo siguiente: “Fomentamos y defendemos la cultura de la vida, la maternidad y las familias, posicionándonos del lado de las mujeres y evitando dejar solas a las que reclaman asistencia de las instituciones”. Bueno. Quien sea lo suficientemente ingenuo para confiar, que confíe.
VOX parece hacer suyo, asumir como propio, el principio ‘no negociable’ de Benedicto XVI. Casi utiliza las mismas palabras: “Defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Es fundamental que las mujeres con embarazo inesperado tengan información veraz, asistencia y alternativas. Reforma de la ley de adopción nacional”.
Familia y matrimonio
Si a los continuos ataques contra la sacralidad de la vida humana les sumamos una malintencionada agresividad hacia la institución matrimonial, nos queda un contexto desolador. Examinemos los programas de los partidos.
En este ámbito, las propuestas del PSOE están encaminadas a avanzar en la agenda progresista de erosión de la familia natural: “Aprobaremos una nueva Ley de Familias, que contemple todo tipo de familias. En esta ley se modificará la consideración de familia numerosa especial para que puedan adquirirla las familias con cuatro o más hijos”. Éste es el único punto de su programa en que los socialistas se refieren a la ‘familia’. Paralelamente, propone un ‘Pacto de Estado contra la Violencia de Género’ y un puñado de medidas basadas en la ideología de género.
Unidas Podemos, y sabemos que no descubrimos la pólvora, tampoco sugiere nada mejor. Su escueto “reconocer la diversidad familiar” (medida 56) es peor que un arsenal de medidas concretas, pues amparará cualquier clase de atropello. De ese sintagma se puede inferir, por ejemplo, una acuciante necesidad de legalizar la poligamia. Por otra parte, el partido de Pablo Iglesias habla de equiparar los permisos de paternidad y maternidad y de integrar plenamente a las mascotas en las familias, así como presenta las archiconocidas propuestas ‘LGTBI friendly’.
El programa de Ciudadanos, de nuevo, es el más manifiestamente incompatible con las enseñanzas de Benedicto XVI (y de la Iglesia en general). Además de prometer la legalización de los vientres de alquiler – que tanto PSOE como Podemos rechazan –, presenta una batería de compromisos hechos a medida del lobby LGTBI (entre ellos, blindar el matrimonio gay). A la primera cuestión se refiere en los siguientes términos: “Aprobaremos una Ley de Gestación Subrogada altruista y garantista para que las mujeres que no pueden concebir y las familias LGTBI puedan cumplir su sueño de formar una familia”. Todo desprende el viciado hedor de lo emotivo, ese hedor que disfraza de altruismo las causas más innobles o putrescentes.
El PP, por su parte, sólo menciona en una ocasión el término ‘matrimonio’. Y lo hace en este contexto: “Aprobaremos, en la Conferencia Sectorial de Igualdad, un protocolo contra los matrimonios forzados”. Un partido pegado a la realidad de la España contemporánea. ¡Matrimonios forzados! En fin.
De nuevo, acercarse al programa de VOX supone inhalar el fresco aroma del sentido común: oposición a los vientres de alquiler (“prohibición de los vientres de alquiler y de toda actividad que cosifique y utilice como producto de compra venta a los seres humanos”), defensa de la familia natural (¡sólo ellos osan emplear esta expresión!) a través de un Ministerio de Familia y rechazo de la ideología de género (“derogación de todas las leyes que, desde la llamada perspectiva de género, generan desigualdad y discordia social”).
Libertad de educación
Educar a tus hijos según tus convicciones, y no según las convicciones del Poder, parece un derecho fundamental. Así lo recoge la Constitución Española. Sin embargo, cada vez está más cuestionado en nuestro país.
Ninguno de los cuatro partidos políticos con representación parlamentaria disimula su vocación adoctrinadora. Así, todos demuestran, en palabra u obra, una voluntad de imponer la ideología de género. En el bloque izquierdista, el PSOE apuesta por una ley educativa que eduque en la ‘igualdad de género’ y fomente las vocaciones científicas y tecnológicas; y Podemos se compromete a crear una asignatura de ‘feminismos’ en la educación pública con contenidos transversales. En el derechista, las obras son más elocuentes que las palabras: aunque Ciudadanos asegure que garantizará ‘el derecho de las familias a elegir la educación de sus hijos’ y el PP se comprometa a buscar ‘un marco regulatorio flexible que otorgue la mayor libertad de elección a las familias y facilite la conciliación laboral’, ambos han apoyado leyes que violentan ese derecho.
Sólo VOX, en este sentido, parece distinto. En su programa electoral propone dos medidas que, de aplicarse, brindarían una libertad de educación – real – a los padres: por un lado, implantar un sistema de cheque escolar; y, por otro lado, instaurar el pin parental, de tal modo que ‘se necesite el consentimiento expreso de los padres para cualquier actividad con contenidos de valores éticos, sociales, cívicos, morales o sexuales’.
Bien común
De los cuatro principios no negociables, quizá el del bien común sea el más difícil de delimitar, de definir. Esto no quiere decir que no exista o que consista en la suma de intereses individuales, como asegura el liberalismo. Quiere decir, simplemente, que no es tan evidente.
En la ya citada exhortación postsinodal, Benedicto XVI se refiere al ‘bien común en todas sus formas’. Parece evidente que partidos políticos que, como Ciudadanos, proponen la legalización de los vientres de alquiler, la consolidación del derecho al aborto y del ‘matrimonio homosexual’ o la imposición de la ideología de género (que erosiona los vínculos familiares) no promueven ‘el bien común en todas sus formas’.
Si nos centramos en la cuestión económica, hemos de partir de premisa concreta: ningún partido que abrace abiertamente el capitalismo o el socialismo es, stricto sensu, una opción legítima para los católicos. De este modo, ambos modelos económicos han sido condenados en ingentes encíclicas papeles, y su incompatibilidad con la Doctrina Social de la Iglesia resulta manifiesta.
Lo cierto, sin embargo, es que casi ningún partido abraza abiertamente el capitalismo o el socialismo. Por eso, en este ámbito, nos hemos de limitar a juzgar las intenciones y – muy prudentemente – los medios para alcanzarlas. Así, a priori, cualquier partido que aspire a edificar una sociedad económicamente justa – esto es, cohesionada y próspera – y no se sirva de medios manifiestamente inicuos para lograrlo será aceptable para los católicos.
En principio, los cinco partidos aspiran a cierta justicia social. Difieren, eso sí, en los métodos que contemplan para alcanzarla: el Partido Socialista y Podemos enfatizan el rol del Estado y abogan por un incremento impositivo; el PP y Ciudadanos parecen cómodos con el statu quo y no plantean grandes cambios; y VOX, por su parte, propone una rebaja impositiva y afirma la primacía de lo privado sobre lo público. Quizá sean los postulados de este último los que más se adecuan al principio de subsidiariedad que tradicionalmente ha defendido la Iglesia.
Una conclusión
Los principios ‘no negociables’ de Benedicto XVI no son la única referencia de la que gozamos los católicos para decidir nuestro voto. En el año 2000, la Conferencia Episcopal publicó una nota en que recogía una serie de factores que debemos tener en cuenta para votar: ‘respeto sin fisuras a la vida, desde su inicio a su fin natural’; ‘apoyo claro y decidido a la familia fundada en el verdadero matrimonio, monogámico y estable’; ‘garantía efectiva del derecho de los padres a escoger el modelo de educación integral que desean para sus hijos’; ‘promoción de una cultura dignificadora de la persona’; ‘aplicación de políticas que favorezcan la libre iniciativa social, el trabajo para todos, la justa distribución de las rentas y la moralidad económica’; y, por último, ‘la búsqueda sincera de la paz’.
Si nos atenemos a la totalidad de los factores – es decir, tanto a los principios ‘no negociables’ de Benedicto XVI como a las recomendaciones de la Conferencia Episcopal –, descubrimos que el programa de VOX es el único tolerable para el católico; el único, en fin, que no contraviene abiertamente ninguno de los principios y que llega incluso a comprometerse con su defensa.
Julio Llorente
sábado, 20 de abril de 2019
A propósito del voto católico en las elecciones generales del 28 de abril de 2019 (José Martí) [3: Ciudadanos]
No nos podemos extender demasiado en nuestro análisis. Es de interés, a este propósito, la lectura del libro "A la caza del voto católico", de José Francisco Serrano Oceja.
CIUDADANOS
Los partidos PSOE y Podemos, de los que he hablado antes, son claramente de izquierdas. Ciudadanos se presenta a algunos como de derechas. Pero nada más lejos de la realidad, si eso es lo que de veras piensan. Tomo nota a continuación de parte de lo que escribe José Francisco Serrano en el citado libro [lo que va entre corchetes es mío]:
Por las mismas razones a las que hemos aludido anteriormente, parece que queda también claro que "un católico, en recta conciencia, no puede votar a un partido anticatólico como lo es Ciudadanos". Y digo lo mismo que dije en las anteriores entradas: y es que hay mucha gente que desconoce estas realidades en lo que concierne a Ciudadanos y, por eso, les vota. Deberían enterarse bien de su programa electoral antes de proceder al voto. Su ignorancia es vencible. Y de los 175 puntos de su programa, hay algunos, de especial relevancia, en los que, sin embargo, no se hace hincapié, con fines electoralistas. Cito tan solo unos cuantos:
- Punto 8 (subapartado 8) se habla de Blindar el matrimonio entre personas LGTBI e incluir el derecho a la no discriminación por razón de orientación o condición sexual (Blindar significa proteger al máximo)
- Punto 93 se afirma: Aprobaremos una Ley de Parejas de Hecho que promueva su equiparación a los matrimonios.Extenderemos los derechos reconocidos a los matrimonios a las parejas de hecho: podrán hacer la declaración conjunta de la renta, acceder en iguales condiciones a la pensión de viudedad, ser reconocidas como familias numerosas, etc., en las mismas condiciones que los matrimonios.
- Punto 99 se dice: Aprobaremos una Ley de Gestación Subrogada altruista y garantista para que las mujeres que no pueden concebir y las familias LGTBI puedan cumplir su sueño de formar una familia. Nuestro modelo, similar al de Canadá y Reino Unido, garantizará los derechos de todas las personas intervinientes en el proceso, en especial los de las mujeres gestantes y los de los menores nacidos mediante esta técnica de reproducción asistida.
- Punto 104 se puede leer: Promoveremos una nueva Ley de igualdad real para el colectivo LGTBI. Queremos acabar con cualquier discriminación por razón de su identidad, orientación o condición sexual. Facilitaremos el acceso a un alojamiento transitorio a las personas LGTBI, especialmente los jóvenes, que se ven forzados a irse de su casa por el rechazo familiar a su orientación sexual. Atenderemos las necesidades específicas de las personas mayores LGTBI.
- Punto 113 se declara: Regularemos el derecho a la eutanasia con control y garantías para que las personas que padezcan situaciones degenerativas e incurables puedan elegir libre, voluntaria y dignamente el final de su vida. Despenalizaremos esta práctica para los profesionales sanitarios que participen de la misma, garantizando en todo caso el respeto a su derecho a la libertad de conciencia.
CIUDADANOS
Los partidos PSOE y Podemos, de los que he hablado antes, son claramente de izquierdas. Ciudadanos se presenta a algunos como de derechas. Pero nada más lejos de la realidad, si eso es lo que de veras piensan. Tomo nota a continuación de parte de lo que escribe José Francisco Serrano en el citado libro [lo que va entre corchetes es mío]:
"Ciudadanos se presenta como un partido laico. Su propuesta ha sido la de proponer una escuela laica en la que solamente se imparta la asignatura de Historia de las Religiones, mostrándose abierto a revisar la situación de la Iglesia, a la que tilda de privilegiada, especialmente por el trato fiscal que recibe" (...)
"El profesor Juan Carlos Jiménez Redondo señala que, en relación a sus planteamientos de moral pública, Ciudadanos se presenta como un partido en contradicción con los valores defendidos por la Iglesia católica."
"Por ejemplo, este nuevo partido se muestra favorable y participa del consenso mayoritario de los países de nuestro entorno que regula que las personas sean ayudadas en el morir en caso de enfermedad no tratable con consecuencia irreversible de muerte o siendo pacientes en fase terminal"
[Ciudadanos es partidario de la Eutanasia]
"Igualmente considera necesario incrementar los esfuerzos públicos para evitar los embarazos no deseados y, por ello, aumentar las actuaciones orientadas a mejorar la educación sexual de hombres y mujeres y el acceso y utilización de los anticonceptivos, incluida la píldora postcoital o del día después"
[Ciudadanos es partidario de la Píldora del Día Después, la PDD, que es abortiva]
"En el tema específico del aborto, la posición de Ciudadanos es la de adecuarse a las prescripciones legales existentes en los los países de nuestro entorno (...) Y, en cualquier caso, "parte del supuesto de que el aborto sea ejercido en la santidad pública y garantizado por la administración sanitaria"
[Ciudadanos es partidario de que el aborto sea considerado como un derecho ejercido en la sanidad pública y pagado por todos los españoles]
En cuanto a Educación "propone una educación en valores que, desde la Educación Infantil, explique la diversidad afectivo sexual" ... "eliminando los estereotipos de 'normalidad' basados en la heterosexualidad como la única orientación sexual válida y admitida".
Según ellos, "la transexualidad, entendida como disconformidad con el sexo asignado al nacer, es una circunstancia natural"En definitiva: lo que es intrínsecamente malo, como el aborto, la eutanasia y las aberraciones sexuales, se pretende legalizar, como si así se transformase en bueno. Y todo ello en una clara oposición a todo cuanto sostiene la Iglesia católica.
Por las mismas razones a las que hemos aludido anteriormente, parece que queda también claro que "un católico, en recta conciencia, no puede votar a un partido anticatólico como lo es Ciudadanos". Y digo lo mismo que dije en las anteriores entradas: y es que hay mucha gente que desconoce estas realidades en lo que concierne a Ciudadanos y, por eso, les vota. Deberían enterarse bien de su programa electoral antes de proceder al voto. Su ignorancia es vencible. Y de los 175 puntos de su programa, hay algunos, de especial relevancia, en los que, sin embargo, no se hace hincapié, con fines electoralistas. Cito tan solo unos cuantos:
- Punto 8 (subapartado 8) se habla de Blindar el matrimonio entre personas LGTBI e incluir el derecho a la no discriminación por razón de orientación o condición sexual (Blindar significa proteger al máximo)
- Punto 93 se afirma: Aprobaremos una Ley de Parejas de Hecho que promueva su equiparación a los matrimonios.Extenderemos los derechos reconocidos a los matrimonios a las parejas de hecho: podrán hacer la declaración conjunta de la renta, acceder en iguales condiciones a la pensión de viudedad, ser reconocidas como familias numerosas, etc., en las mismas condiciones que los matrimonios.
- Punto 99 se dice: Aprobaremos una Ley de Gestación Subrogada altruista y garantista para que las mujeres que no pueden concebir y las familias LGTBI puedan cumplir su sueño de formar una familia. Nuestro modelo, similar al de Canadá y Reino Unido, garantizará los derechos de todas las personas intervinientes en el proceso, en especial los de las mujeres gestantes y los de los menores nacidos mediante esta técnica de reproducción asistida.
- Punto 104 se puede leer: Promoveremos una nueva Ley de igualdad real para el colectivo LGTBI. Queremos acabar con cualquier discriminación por razón de su identidad, orientación o condición sexual. Facilitaremos el acceso a un alojamiento transitorio a las personas LGTBI, especialmente los jóvenes, que se ven forzados a irse de su casa por el rechazo familiar a su orientación sexual. Atenderemos las necesidades específicas de las personas mayores LGTBI.
- Punto 113 se declara: Regularemos el derecho a la eutanasia con control y garantías para que las personas que padezcan situaciones degenerativas e incurables puedan elegir libre, voluntaria y dignamente el final de su vida. Despenalizaremos esta práctica para los profesionales sanitarios que participen de la misma, garantizando en todo caso el respeto a su derecho a la libertad de conciencia.
Continuará
NOTA: Añado el siguiente artículo de Carlos Esteban, sobre Ciudadanos
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