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martes, 20 de octubre de 2020

Ciencia, verdad, gobierno, mass media, mascarillas, PCRs y sentido común [José Martí] (3 de 4)



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¿Qué se sabe sobre el Covid-19?

¿Hay algo que sepamos con certeza acerca de este virus? Falta mucho por conocer, pero algo se sabe. Por ejemplo, en la información científica acerca del SARS-CoV-2 (virus que causa la enfermedad del Covid-19) se nos ha dicho - aquí con toda razón- que este virus se transmite, principalmente, a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose o estornuda. Estas gotículas son demasiado pesadas para permanecer suspendidas en el aire y caen rápidamente sobre el suelo u otras superficies. La infección puede darse (¡y se da sólo en un pequeño porcentaje de gente!) al inhalar el virus, si se está cerca de una persona con Covid-19 o si, tras tocar una superficie contaminada, se tocan los ojos, la nariz o la bocaPor eso se recomienda que haya una distancia mínima de un metro  (según la OMS) entre las personas (otros hablan de 1,5 m o incluso de 2 m; pero no es eso lo que dice la OMS).

En resumen: La enfermedad del Covid- 19 puede cogerse por contaminación si se tiene contacto físico con una persona que esté infectada por el SARS-COV-2.  Y hay que saber también que, aun cuando esto ocurra, no siempre se coge la enfermedad. Eso sí, como medida de prevención y de prudencia, se  impone una cuarentena a estas personas que han estado en contacto con otra persona que tenía el Covid-19.

A tener presente para no contagiarnos

Dicho lo cual, es evidente que tenemos que extremar los cuidados, pero sin  llegar a obsesionarse sobre el tema. Sólo es preciso tener "in mente"  unas pocas ideas y luego llevarlas a la práctica. A saber:

(1) Tiene que haber personas cerca de nosotros. Si no las hay, es decir, si uno se encuentra aislado, bien en su casa, bien dentro del coche, paseando al aire libre, en solitario, etc... ahí no hay posibilidad alguna de contagio. Esto es de sentido común

(2) Supongamos ahora que hay personas a nuestro alrededor:

2a) En este caso es preciso guardar las distancias que se nos indican, a saber, un metro (según la OMS) o bien 1,5 metros. Estas distancias son suficientes. 

2b)  Al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes de que la mayoría de esas personas que nos rodean, son personas sanas ... ¡y las personas sanas no transmiten ninguna enfermedad a nadie!. En el caso poco probable, pero posible, de que una persona estuviese infectada, podemos afirmar, casi con toda seguridad, que esa persona no estaría allí cerca de nosotros, sino que se quedaría en su casa, guardando cuarentena, o bien acudiría a un hospital. Esto no quita para que tengamos siempre la precaución de guardar las distancias ... pero sin agobios. ¿Por qué? Pues porque la probabilidad de contagiarse es mínima, dado que es muy grande el porcentaje de personas sanas que nos rodean, las cuales no pueden transmitirnos ninguna enfermedad. Dicho esto, tengo en cuenta que la condición humana es tal que, con demasiado frecuencia, da lugar a que muchos se dejen llevar por un exceso de imaginación y, obsesionados, vean virus por todas partes. Sería bueno que tales personas controlaran su imaginación enfermiza, que les lleva  a ver donde no hay, pues sufren innecesariamente. La realidad es que es muy difícil contagiarse, máxime si se cumplen las normas de distancia.

2c) Pero es más: incluso si hubiera mucha proximidad entre personas ... y para colmo, tuviésemos a nuestro lado a alguien infectado (altamente improbable, como digo) sería necesario que dicha persona tosiera o estornudara hacia nosotros ... ¡Y ni siquiera así podríamos tener la seguridad de haber sido contagiados! ... aunque, lógicamente, en este caso sería aconsejable, por prudencia y responsabilidad -y ante la duda- que nos acercáramos a un hospital, para que nos examinaran ... y, con toda probabilidad tendríamos que guardar la cuarentena de 14 días que se exige.

(3) ¿Y qué ocurre si somos contagiados?

En este caso, debemos de tener en cuenta, para no ser dominados por el pánico, que el Covid-19 de ahora no es, ni con mucho, como el de marzo, el cual sí que era letal. Si alguien sufriera ahora esta enfermedad, es muy difícil que de ella se siguiera la muerte (excepción hecha de personas muy mayores y con patologías previas ... y no necesariamente). Para que nos hagamos una idea: lo que ocurriría es como si cogiésemos el virus de la gripe ... y, aunque los hay, como se sabe, sin embargo son pocos los que mueren por una gripe. Ésa es la idea que deberíamos de tener "in mente", a mi entender:  La pandemia, propiamente dicha, es la que tuvo lugar en marzo, abril y parte de mayo, en donde fueron muchos los que se contagiaron y muchos -también- los que murieron ... debido, en parte, a la negligencia del Gobierno quienes, estando avisados, permitieron, sin embargo, la concentración feminista del 8-M. La situación ahora (en lo que se ha venido a llamar segunda ola) es diferente. Si nos expresamos con rigor, en estos momentos no existe una pandemia, como en la primera ola, sino una epidemia. La diferencia entre ambas es que en una epidemia son muchos menos los que se infectan, el virus es más débil y son muy pocos los que mueren por esta causa: casi todos se recuperan ... Y de los pocos que mueren, una gran mayoría se debe  a que sufrían de patologías previas, de las cuales han muerto (y no del virus). Conviene tener clara esta idea, porque, quieras que no, tranquiliza un poco. 

Lo que sí sabemos que no es el Covid-19

De momento no se sabe mucho más sobre este virus (como no se sabe todo de casi nada) aunque sí lo suficiente como para poder evitar ser contagiados; y es siguiendo las instrucciones que se nos den; pero haciendo siempre uso del sentido común, como hemos dicho.

Tendría que ser radioactivo el Coronavirus ... ¡y sólo entonces estarían justificadas muchas de las medidas que se están tomando ahora ... porque, efectivamente, la radioactividad sí que se transmite a largas distancias ... ¡Pero no es el caso! Y de esto sí que podemos estar seguros: ¡El famoso coronavirus no es radioactivo! Es muy importante tener en cuenta esta afirmación, pues se corresponde con la realidad. De ahí que la imposición de la mascarilla obligatoria, en todo momento, incluso cuando uno se encuentra en espacios libres, no tiene ninguna razón de ser. ¡Es un absurdo y un sinsentido! Además, tan solo tenemos que ver lo que ocurre cuando varios amigos se acercan a un bar a tomar un piscolabis: ¡se quitan todos las mascarillas mientras están sentados, hablando sanamente ... y, por cierto, sin guardar las distancias! ¡Y no pasa nada! Me explico: yo estoy de pie, con la mascarilla puesta (se supone que para evitar contagios). Entro en un bar y me siento. Acto seguido me quito la mascarilla y eso está permitido. ¿Acaso el virus desaparece cuando me siento? Es una hipocresía la que estamos viviendo. ¿Por qué no se le dice a la gente que el virus no está en el aire?   

Porque hay mucha gente que piensa que el virus está en el aire, como si tuviera vida propia ... y por eso van por la calle todos con su mascarilla, con cierto miedo, cuando no pánico. Y hay un pequeño detalle, que suele olvidarse; y no debería ... y es que EL VIRUS NO ESTÁ EN EL AIRE. ¡Y esto sí que está demostrado científicamente! No hay ninguna duda, en este sentido, en toda la comunidad científica. esta información, que es tan importante, se le oculta a la gente ... en prácticamente todos los medios de "comunicación" de masas: ¿por qué? Hay países en los que la gente va sin mascarilla cuando sale de paseo y camina, bien en solitario o bien con personas con las que convive habitualmente. Si el virus, que se supone que es el mismo, estuviese en el aire, eso sería cierto siempre, en todos los casos y en todas partes. Eso no ocurre por la sencilla razón de que no existe evidencia científica que avale esa desinformación. No debemos olvidarlo: EL CORONAVIRUS NO ES RADIOACTIVO Y NO SE TRANSMITE POR EL AIRE.

Sería bueno que la gente hiciera uso de los conocimientos científicos de los que ya se dispone ... lo que lleva consigo una labor de "búsqueda". Cuando se tengan dudas hay que acudir a sitios de confianza para intentar resolverlas ... y al decir sitios de confianza no me refiero a la tele, que es, por desgracia, la única información de la que dispone la mayoría de la gente ... una tele de la que sabemos muy bien que, estando pagada por el Gobierno Social Comunista que tenemos, no vamos a encontrar verdades científicas y sanitarias, sino tan solo "políticas". 

Ya hemos hablado de que la transmisión de este virus se da sólo entre personas. Y, por razones obvias, las personas sanas no transmiten el virus: no pueden transmitirlo puesto que no lo tienen. Y, en cuanto a aquello que se dice de que aunque las personas sean asintomáticas podrían, sin embargo, transmitirlo pienso, sinceramente, lo siguiente: primero, que los llamados asintomáticos, en un porcentaje elevadísimo de casos, lo son, precisamente, porque están sanos ... y por eso no presentan síntomas ni pueden presentarlos. Segundo, no está demostrado que aquellos asintomáticos que tuvieran el virus puedan transmitirlo a otros. Son meras especulaciones. Y en cualquier caso, ¿cómo puede saberse que el asintomático en cuestión tiene el virus? ¡Podría tratarse, perfectamente, de una persona sana! La inmensa mayoría de los que nos rodean son sanos y, por lo tanto, asintomáticos. ¿Cómo puedo yo diferencia entre un asintomático con virus y otro sin virus?  Lo que no se puede hacer es vivir con ese miedo en el cuerpo, un miedo que el Gobierno desea que tengamos, para que no podamos manifestarnos en masa contra él. Sabemos que no hay pandemia, pues son muy pocos los muertos por este virus de la "segunda ola". ¿Por qué no podemos prescindir ya del uso de la mascarilla (salvo en casos muy concretos, como hospitales, etc), cuando se sabe, además, que no existe evidencia científica de su eficacia, según la OMS? 

Estoy convencido -y como yo, hay muchos- de que la razón de fondo por la que se obliga a llevar mascarillas en todo momento es puramente política y no sanitaria. El Gobierno tiene miedo de que la gente se manifieste en las calles con toda libertad ... y para evitarlo se está sirviendo de este virus, cuya tasa de mortalidad es casi nula (pensemos en una gripe normal). Y esto es algo que no lo digo yo, sino el mismo Pablo Iglesias, como se ha dicho ya en este blog: "Tenemos que politizar el dolor" "Hay que aprovecharse de esta situación, ahora que podemos" ... y otras expresiones por el estilo. ¿Cómo podemos seguir fiándonos de un Gobierno comunista, como el que padecemos, sabiendo que nos engaña y que sólo aspira a conseguir el poder absoluto, estando por encima de la justicia, de la verdad y del bien común?

José Martí (continuará

La extraña pareja (Carlos Esteban)

Pedro Sánchez viaja por primera vez a Roma para hacerse la foto con Su Santidad, ya es casualidad, coincidiendo con la moción de censura presentada por Vox contra su ejecutivo recosido de retazos. El Papa, Vicario de Cristo, no puede hacer acepción de personas, en imitación de su Maestro. Eso hace que no se le pueda juzgar como a cualquier otro líder mundial ni reprocharle que se reúna con dictadores, tiranos o personajes de dudosa moralidad.

Otra cosa es Sánchez, por supuesto. Nuestro Maquiavelo de baratillo no da puntada sin hilo, y quiere la foto junto a un sonriente líder de los católicos para dejar claro que también el voto de los creyentes es suyo.

Vox no es un partido confesional, por más que la vicepresidente Calvo haya querido reconminarle en el Parlamento recordándoles la encíclica -que, por supuesto, no ha leído- ‘Fratelli tutti’, la tercera y más reciente de Francisco. Pero a nadie se le escapa que, en un país tradicionalmente católico, abundan los fieles entre los votantes del partido verde.

El problema es que Francisco sí hace acepción de personas. Mike Pompeo, por referirnos a un ejemplo reciente, secretario de Estado norteamericano y, por tanto, representante de la primera potencia mundial, estuvo en Roma y, pese a su deseo, Su Santidad no le recibió. El ‘Papa de los gestos’ ha sido igualmente transparente con el presidente norteamericano, Donald Trump, de quien dijo que “no era cristiano” por su intención de construir un muro con México. Lo dijo en el interior del único Estado del mundo completamente circundado por un muro, aunque es posible que un pontífice que menciona elogiosamente en cuatro ocasiones al líder del Islam suní en su última encíclica no le negase a Trump la condición de cristiano como un reproche. Todos hermanos, al final, lo que nos recuerda que Caín y Abel eran hermanos.

Esta última encíclica, ‘Fratelli tutti’, es significativa a este respecto. Ha sido calificada como la más ‘social’, ese piadoso eufemismo que en la jerga eclesiástica significa ‘política’, pero no lo es mucho más que la anterior, ‘Laudato Sì’, y ambas en una misma dirección, que coincide con esa temprana entrevista en la que se calificó de izquierdas por oposición (“nunca he sido de derechas”). Por qué un representante de Cristo en la tierra crea necesario definirse políticamente, con el consiguiente efecto divisivo entre sus hijos espirituales, es un misterio, pero un misterio que ha planeado poderoso sobre todo su pontificado.

Hablábamos antes de las cuatro menciones que aparecen en la encíclica del imán Al Tayyeb, pero también es curioso observar que la ONU aparece 26 veces, frente a las cero veces que aparecen “sacramentos”, “matrimonio”, “sacerdocio” o “Misa”. Cristo es mencionado seis veces; María, dos. Como documento doctrinal resulta, digamos, bastante excepcional.

Todo esto dibuja un panorama ciertamente inquietante para los fieles, de un Papa que parece más interesado en el panorama político con una línea marcadamente similar a la de las élites intelectuales mundialistas y que se aparta visiblemente de la defendida por los pontificados anteriores.

Las condenas papales al socialismo han sido numerosas pero, en cualquier caso y aunque no hubiera habido una sola, es una evidencia histórica que el socialismo ha considerado desde el principio a la Iglesia como enemiga a destruir. Esa es una de las tragedias de los católicos de izquierda, que su ideología les convierte en camaradas de quienes sueñan con destruirles.

Y que lo han intentando con notable testarudez a lo largo de la historia. Sin ir más lejos, el pasado 29 de noviembre el propio Francisco aprobaba la beatificación de 16 españoles mártires de la Guerra Civil. ¿Quién supone Su Santidad que martirizó y mató a estos 16 -entre muchísimos otros- durante la contienda; con qué visión del mundo cree que justificaban su crimen?

El propio partido de Sánchez -no uno parecido, no uno con ideas parejas: el mismo- tuvo un innegable protagonismo en la represión de los católicos y en la destrucción de las iglesias antes y durante nuestra guerra civil, por más que pronto sea ilegal, por virtud de la orwelliana Ley de la Memoria Histórica y Democrática, reconocer este frío dato histórico.

La izquierda que representa Sánchez y que reivindica el Papa es una ideología utópica y completa, rival, por tanto, de la fe, de cualquier fe. No se puede servir a dos señores, y menos cuando uno de ellos quiere borrar al otro de la faz de la tierra.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 20 de octubre de 2020



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