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jueves, 26 de julio de 2018

SANTÍSIMA TRINIDAD (Símbolo Atanasiano)



Atribuido a Atanasio de Alejandría (+373) se trata de un resumen de la doctrina cristiana centrado en el dogma de la Santísima Trinidad. Meditando en este símbolo Santa Teresa de Avila encontró ayuda para comprender este misterio: "Estando una vez rezando el Quicumque vult -escribe la santa-, se me dio a entender la manera de cómo era un solo Dios y tres personas tan claramente, que yo me espanté y me consolé mucho. Hízome tan grandisímo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas..." (Vida, 25, 39. 1).


Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya).


1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica.
2. Pues quien no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente.
3. Y ésta es la fe católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la unidad.
4. Sin confundir las personas, ni separar la substancia.
5. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
6. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna.
7. Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo.
8. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
9. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
10. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
11. Y sin embargo no son tres eternos, sino un solo eterno.
12. De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.
13. Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
14. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino un omnipotente.
15. Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios.
16. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios.
17. Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor.
18. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor.
19. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, la religión católica nos prohibe que hablemos de tres Dioses o Señores.
20. El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado.
21. El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
22. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente.
23. Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
24. Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí.
25. De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad.
26. Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad.
27. Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo.
28. La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; Hijo de Dios, es Dios y Hombre.
29. Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.
30. Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana.
31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad.
32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo.
33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios.
34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre.
36. Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos.
37. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
38. Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos.
39. Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno.
40. Esta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar.


Gloria al Padre...

Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya).

V. Señor, escucha mi oración.
R.Y llegue a Ti mi clamor.

Los sacerdotes añaden:

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos

Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R. Amén.

Vivimos una crisis eclesial que afecta a las mismas venas de la Iglesia



Hace varios días leía un artículo de un sacerdote alertando del peligro de cisma y sedevacantismo en esas personas que se atreven a criticar el magisterio del papa Francisco y de criticar ciertos errores que pudieron cometerse durante los pontificados posteriores al concilio vaticano II. [No olvidemos que para esta Iglesia del siglo XXI, en el que la mayoría del clero y movimientos eclesiales han sido cómplices en mayor o menos medida de la demolición de la fe, el CVII - por unanimidad - no se toca; todos y cada uno de los desmanes doctrinales que de él salieron hay que bendecirlos con las dos manos, prueba de ello es la canonización de todos sus papas]

Como decía, me llamaba la atención que, para este sacerdote, ante una situación de crisis eclesial sin precedentes en la historia de la Iglesia, crisis que afecta no sólo a la cabeza sino a la raíz y cual veneno recorre todas las venas de la Iglesia sólo le preocuparan las críticas al magisterio de este papa en particular y a los anteriores en general.


La herejía del modernismo afecta a casi la mayoría del clero, salvo honrosas excepciones, los abusos sexuales a menores, cual escándalo que pide justicia, amenaza el redil de Cristo, la homosexualidad en la Iglesia, en sacerdotes que se les dejó entrar por la puerta de atrás, la masonería eclesiástica, los escándalos financieros, los ataques a la eucaristía desde fuera y desde aquellos que están llamados a protegerla, la demolición del sacramento del matrimonio en un sínodo nefasto, del que, cual fruto corrompido salió un capítulo VIII en el que defiende una moral que siempre fue condenada por la Iglesia pero que, a partir del CVII y a través de teólogos heréticos, se fue infiltrando en la mente de tantos sacerdotes incluido el papa Francisco. La crisis de vocaciones y de paralización de las misiones después de poner en práctica un ecumenismo absolutamente demencial y suicida, pero en el que siguen empecinados, la protestantización de la Iglesia a través de la liturgia, entre otras cosas, para la que los curas, ellos solitos se han encargado de demolerla, no han necesitado ayuda de fuera.  Podríamos seguir y seguir enumerando.

Me gustaría decirle a este sacerdotes y a otros cómo él que se ve que no hemos aprendido nada de la historia de la Iglesia, Con su forma de pensar hubieran censurado también a un San Atanasio, a una Santa Catalina de Siena y a una Santa Brígida de Suecia, entre otros muchos santos que han sabido afrontar las crisis de la Iglesia con la doctrina católica y con la Verdad en la mano y no con la papolatría. La papolatría es un problema muy grave que afecta a no pocos sacerdotes y seglares.


La historia de la Iglesia nos ofrece una larga lista de papas, antipapas y no pocos de ellos herejes, pusilánimes y apóstatas, papas que durante épocas no se ha sabido si eran papas o antipapas. 

Este sacerdote -y otros como él- nos piden que elijamos entre fe y razón, nos están diciendo que si utilizamos la razón perderemos la fe y que por eso es lo mejor que nos volvamos sordos, mudos y ciegos. En lugar de asumir los errores de este papado y de los anteriores, haciendo una crítica sana para reafirmar la fe de los creyentes, nos piden que obedezcamos como cadáveres. 

Irónicamente sólo se les ocurre pedir perdón de la Inquisición, si cabe un poco más, para echar leña al fuego sobre la leyenda negra de la historia de la Iglesia, por no hablar de lo que opina el papa Francisco sobre el indigenismo y la conquista de América, que también podría contribuir a la leyenda negra.

No hay nada más frustrante para un creyente que encontrarte con un sacerdote al que quieres transmitir tus inquietudes y te quiere convencer que son todo imaginaciones y que todo va muy bien y que el papa Francisco es impecable.

Estos sacerdotes han sido tentados por el autoritarismo, a imitación de nuestros gobernantes que prefieren tener borregos como súbditos, para así manejarlos mejor. Tenemos un amplio número de sacerdotes y pastores que prefieren tener un rebaño aborregado, que no piense y que dócilmente sea conducido al desfiladero.

Últimamente, cuando me cruzo por la calle con un sacerdote, me pregunto: ¿en qué creerá? ¿Se habrá dejado embaucar por todos esos documentos sobre ecumenismo, libertad religiosa, libertad de cultos que han pretendido hacer borrón y cuenta nueva de todo el Magisterio anterior, o seguirá creyendo en el reinado social de Cristo, en la confesionalidad del Estado, en que fuera de la Iglesia católica no hay salvación, en que los musulmanes no adoran al mismo Dios que los cristianos por mucho que Pablo VI redactara un documento puramente naturalista sobre este tema (Nostra Aetate) y que el papa Francisco se haya apresurado a reafirmar?.

Entiendo que si creen en el Símbolo Atanasiano no pueden creer que lo que ponga en Nostra Aetate sea cierto.

Antes, cuando veías a un sacerdote vestido de sacerdote podías pensar que creía en toda la fe de la Iglesia católica, pero ahora -por desgracia- ya no es así.

Continuará…