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miércoles, 10 de julio de 2019

La Repubblica presenta al Papa como ‘oposición política’ a Salvini (Carlos Esteban)



El diario italiano fundado por Eugenio Scalfari, amigo personal del Papa Francisco, abría el lunes con un provocativo titular de primera: ‘Católicos en la encrucijada: el Papa o Salvini’.

No estamos hablando de una publicación menor, sin importancia; tampoco, pese a la línea agresivamente izquierdista y anticlerical del diario fundado por Scalfari, de un órgano de prensa hostil con Su Santidad. De hecho, ambos hombres, Francisco y el anciano periodista ateo hacen gala de una estrecha amistad. No en balde Francisco le ha dedicado a Scalfari cinco entrevistas personales publicadas en La Repubblica, la última de ellas causa de una extraña aclaración por parte del Vaticano.

Naturalmente, es un disparate y una provocación: el Papa no es un político, no lidera un partido, no se presenta a las elecciones (ni podría hacerlo a las italianas, siendo el monarca de un Estado extranjero). Pero la extrema politización de los mensajes de Su Santidad, muy especialmente desde las elecciones que llevaron a la Liga de Matteo Salvini al gobierno de Italia, hace que, aunque indignante, el titular no suene del todo absurdo en el panorama nacional.

El primero en indignarse ha sido el propio líder de la Liga y ministro del Interior, en su cuenta de Twitter, donde ha replicado: “¿Pero qué pregunta es ésta?”.

Para el diario de Scalfari, el tema clave es la inmigración. Tanto la Liga como su improbable socio de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, se alzaron con una mayoría de los votos en las pasadas elecciones generales después de un largo interregno de jefes del Ejecutivo nombrados directamente por el presidente de la República, sin paso por las urnas, en el que se ha permitido que en solo dos años desembarcasen en Italia 700.000 subsaharianos, desbordando los servicios sociales y provocando una situación crítica en el aspecto de seguridad y orden público.

No hay politólogo que explique la victoria de dos partidos ajenos al espectro ‘respetable’ de la vida política italiana sino como una reacción desesperada para detener la avalancha. La Unión Europea ya había sobornado a Turquía, de modo que Grecia dejó de ser el punto de llegada para los traficantes de personas y sus socios de las ONG, de modo que pateras y barcos ‘de rescate’ pusieron rumbo a Italia, con consecuencias imaginables.

Las medidas de urgencia adoptadas por Salvini, sobre todo el cierre de los puertos a los barcos de las ONG con subsaharianos ilegales a bordo, encontraron una entusiasta respuesta popular, que luego habría de reflejarse en las elecciones europeas, ganadas holgadamente por la Liga. Pero también encontraron una fortísimamente oposición en el Vaticano, donde el Papa ha hecho de la acogida a los recién llegados, sin que importe el número, la motivación o la legalidad de su entrada, un leit motiv de su pontificado en los últimos años.

Su Santidad no sólo ha hecho de la apertura de fronteras un tema obsesivamente recurrente en sus alocuciones públicas, a menudo en detrimento de otros puntos de la doctrina católica, sino que ha ‘inspirado’ a toda la jerarquía católica, muy especialmente a la italiana, para que lo repitan sin cesar, a menudo con consignas muy poco disimuladas contra Salvini.

La pugna se ha hecho francamente desagradable, con alegaciones personales en uno y otro sentido, y con Su Santidad negándose a recibir al ministro en audiencia, algo que ha ofrecido a líderes políticos de legitimidad bastante más cuestionable.

Pero si el asunto de las fronteras es el núcleo, no es el único punto ideológico que suele desgranar un Papa que empezó definiéndose de izquierdas (por descarte) y que no deja de repartir gestos de cariño con los líderes más progresistas, mientras que su evidente expresividad deja claras sus antipatías por los gobernantes conservadores.

Y el problema es que el pueblo de Dios, los católicos practicantes, no parecen seguir al Papa en sus veleidades políticas: de hecho, la Liga es el partido más votado en Italia por los fieles de práctica, al menos, dominical, una pauta que se repite prácticamente en todo el mundo.

Carlos Esteban

lunes, 1 de julio de 2019

El Papa declara la guerra a Salvini (Carlos Esteban)



Justo cuando Italia vive la enésima crisis mediática, tras detener a la alemana Carola Rakete, la Santa Sede anuncia una misa por los inmigrantes “y para alentar a aquellos que, cada día, se esfuerzan en sostener, acompañar y acoger a migrantes y refugiados”.

Alessandro Gisotti, portavoz interino de la Santa Sede, anuncia: “Con motivo del VI aniversario de su visita a Lampedusa, el lunes 8 de julio, el Santo Padre Francisco celebrará una Misa por los Migrantes, a las 11.00, en la Basílica de San Pedro. Participarán alrededor de 250 personas entre migrantes, refugiados y aquellos que se han comprometido para salvar sus vidas”.

Los que “se han comprometido para salvar vidas” son las ONG que actúan como servicios de ferry, poniéndose de acuerdo con los traficantes de personas que extraen fortunas de estos subsaharianos deseosos de una vida mejor en Europa, atraídos a menudo por un espejismo, como señala en cardenal guineano Robert Sarah, que algo sabe de África.

De hecho, el servicio funciona tan bien que multiplica los embarques, multiplicando con ello la cantidad de balsas que se lanzan al mar y, con ello, la probabilidad de esas muertes en el mar que todos convierten el ‘leit motiv’ de la demanda de apertura de fronteras cuando, como se ha cansado de repetir el Gobierno italiano, desanimar el desembarco es lo que reduce las muertes en el mar.

Pero da igual, las muertes dan igual, las vidas de los subsaharianos dan igual, la situación de los países africanos que pierden a su población más dinámica es igual, y lo que importa es el efecto ideológico y la sustitución demográfica y la imagen y el buenismo, para poder hacerse eternamente la foto de la acogida.

“En la Misa, presidida por el Papa en el Altar de la Cátedra, estarán presentes solo las personas invitadas por la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al cual el Santo Padre ha confiado la preparación del evento”.

¿Qué significa ‘desarrollo humano integral’? ¿Qué tiene que ver con el mensaje evangélico?

“La Misa será transmitida en directo por Vatican Media, pero no está prevista la presencia de periodistas en la Basílica. El Santo Padre desea que este sea lo más posible un momento de recogimiento, en recuerdo de todos los que han perdido la vida escapando de la guerra y la miseria y para alentar a aquellos que, cada día, se esfuerzan en sostener, acompañar y acoger a migrantes y refugiados”.

Estos a quienes quiere “alentar” el Papa son los mismos a los que el Gobierno italiano considera infractores de la ley, de su ley nacional, de la legislación aprobada por unas autoridades legítimamente elegidas en urnas y con una acción que apoya una mayoría holgada del pueblo italiano, y muy especialmente los católicos practicantes.

¿Realmente es labor de Su Santidad ‘alentar’ a los que el Estado que le rodea por todas partes y en cuya vida política opina e influye continuamente considera delincuentes? Cuando Su Santidad alaba a estas ONG y condena contundente a los traficantes de personas, ¿cómo piensa que actúan los primeros, sino en connivencia y acuerdo con los segundos? ¿Cuánto tiempo tendremos que soportar los católicos este constante pronunciamiento político por parte del Vicario de Cristo, del que esperamos exactamente lo que nos niega, que confirme a sus hermanos en la fe?

Carlos Esteban

miércoles, 19 de junio de 2019

SOLO EXISTE UN ENEMIGO… (Capitán Ryder)


…para un buen número de pastores, y no es Satanás.
En épocas de confusión, esta lo es especialmente, es importante analizar adecuadamente lo que dicen y hacen los líderes de distinto tipo. También cobra importancia detenerse en aquello de lo que no hablan y a lo que no señalan.
Es evidente que hacer especial hincapié en una cosa puede deberse a múltiples razones, y entre ellas no tiene porque estar la de la sinceridad. De hecho, puede deberse a la necesidad de evitar poner los focos en otros temas que serían especialmente incómodos. Así, cual trileros, van escondiendo la bolita al incauto.
Este actuar, típico de la política actual, es evidente también entre los hombres de Iglesia. Y haría bien el fiel en estar alerta, nunca el campo católico ha estado tan minado como ahora.
Viene esto a cuenta de unas declaraciones del Cardenal Ravasi en las que dirige unas cuantas andanadas al político italiano Matteo Salvini.
Pongámonos en contexto; mitin de Matteo Salvini rosario en mano:
“Amamos la Madonnina (la virgen del Duomo) que nos mira desde ahí arriba”, “Nos entregamos a las mujeres y a los hombres de buena voluntad, a los seis patronos de Europa: San Benito de Nursia, San Cirilio y San Metodio, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz”, “Os entregamos nuestro destino, nuestro futuro y nuestros pueblos. Y yo entregaré personalmente vuestra vida y la mía al corazón inmaculado de María, que estoy seguro que nos llevará a la victoria”.  Estas frases las acompaña de una defensa de su política migratoria frente a la del Papa Francisco, que al ser nombrado recibe abucheos por parte de los asistentes.
Rápidamente encuentra respuesta desde el Vaticano, a través de filtraciones y de declaraciones, nada menos, que del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin.
El último en sumarse a la fiesta es el Cardenal Ravasi, quien en declaraciones al Corriere de la Sera manifiesta:
“fe y religión no son sinónimos, incluso aunque están conectadas. La fe es una experiencia existencial, una elección radical. La religión es la manifestación exterior. Blandir el Evangelio, mostrar el Rosario, besar el crucifijo no necesariamente te hace un creyente».
«son signos que en sí mismos no representan la autenticidad de la creencia. Cristo condena a quienes toman los primeros lugares en la sinagoga, a quienes extienden el filattèri, los pergaminos con los versos de la Torá. Cristo perdona todos los pecados, pero no puede soportar la hipocresía. La auto-salvación no existe. Uno no se salva por manifestaciones externas, sino por una profunda adhesión a las elecciones morales y existenciales. No es el gesto ritual lo que salva. El sacramento es opus operatum, un acto objetivo marcado por la presencia divina, pero también opus operantis, un acto subjetivo, una elección vital y moral. De lo contrario es un ritual mágico. Magia».
Podríamos responderle que ser Cardenal tampoco obedece necesariamente a que profeses la fe católica. Su caso es una manifestación evidente.
Así, en el año 2016, se publicaba la siguiente noticia en Infocatólica:
El cardenal dice en el artículo -cuyo título no es atribuible a él sino al medio en que ha sido publicado- que la Masonería tienen una visión del hombre «basada en la libertad de conciencia y el intelecto y en la igualdad de derechos» y, por otro, «un deísmo, que reconoce la existencia de Dios, pero deja abierta la definición de su identidad». 
El cardenal Ravasi reflexiona en su artículo sobre la relación entre la Masonería y otras iglesias cristianas. Recuerda que muchas Respetables Logias inglesas se nutren del clero de la Comunión eclesial Anglicana y que fue un pastor presbiteriano quien redactó las Constituciones de la Masonería Regular, en las que se afirma que un masón «no sera nunca un ateo estúpido ni un libertino irreligioso».
El artículo no cuestiona las diversas declaraciones de incompatibilidad por parte de la Iglesia Católica de una doble membresía, pero añade que estas «no impiden, sin embargo, el diálogo». El cardenal Ravasi hace un llamamiento a superar las actitudes de «ciertos ambientes católicos integristas» y pide «ir más allá de la hostilidad, los insultos, y los prejuicios recíprocos».
El Gran Maestro del Grande Oriente de Italia, Stefano Bisi, ha realizado ya una valoración del artículo del purpurado, que sólo ha sido difundido hasta ahora en italiano:
«Me alegra saber que ha hablado de la Masonería sin prejuicios y con la amplia visión cultural que lo caracteriza, y que, más allá de las aclaraciones y de la posición oficial y escrita de la Iglesia ampliamente conocida, ha reconocido, sin ideas preconcebidas, que entre estas dos realidades existen también valores comunes que nos unen y que, sin embargo, no anulan los diferentes puntos de vista y las marcadas diferencias».
Dicen que antes se pilla al mentiroso que al cojo.
Aquí tenemos a la Iglesia post-Vaticano II en todo su esplendor. Hay que dialogar y abrazarse a todos: comunistas, socialistas, liberales, masones, nadie queda excluido. Tampoco sus ideas, que son respetables y a las que la Iglesia debe prestar la debida escucha.
Las condenas de otras épocas han pasado a la historia, eran fruto del integrismo, nada que no se pueda superar a través del diálogo. Todo eso nos dicen día y noche.
Pero, ¡oh cielos!, ahora llega Salvini, del que por ahora me reservo la opinión, y con este no hay diálogo posible, ni escucha, hay que lanzarse al ataque. Un cardenal, y otro, y otro…
Se ve que la apertura al mundo era como el discernimiento; caso por caso. Como este, no responde a los parámetros de lo que está bien o mal, barreras ya superadas, sino a coordenadas exclusivamente ideológicas.
Y así se va destruyendo la Iglesia, y cambiando la Fe por un naturalismo sin ninguna transcendencia, justo lo que es la masonería. No es extraño que este Cardenal la vea con tanta simpatía, su fe es muy cercana a la enseñada en las logias.
Lo dicho, sólo hay un enemigo para estos pastores, los políticos denominados populistas. No el comunismo chino, muy cercano a la doctrina social de la Iglesia según comentó otro Cardenal, no las políticas Neo Maltusianas, promotoras del aborto disfrazado de ecologismo, esas políticas representadas en Jeffrey Sachs pueden asesorar al Papa en la redacción de la Laudato Sí, no la Teología de la Liberación que será rehabilitada a través de beatificaciones de risa o levantamiento de sanciones  a los Ernestos Cardenales de turno, no a los sacerdotes, obispos o cardenales abusadores que encontrarán defensa y protección hasta que ya sea demasiado evidente.
No, centremos nuestros esfuerzos en Matteo Salvini. Lo dicho, en épocas de confusión seguir el rastro de migas que van dejando algunos ayuda mucho a encontrar la salida.
Capitán Ryder
http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=26032