BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



Mostrando entradas con la etiqueta Cardenal Braz de Aviz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cardenal Braz de Aviz. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de septiembre de 2020

"Ecclesia Dei" a punto de ser disuelta



La anterior comisión Ecclesia Dei, que fue instituida en 1988 para la Liturgia Antigua y fue convertida en una sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe en enero de 2019, está a punto de desaparecer definitivamente en octubre, escribe el 10 de setiembre el sitio web MarcoTosatti.com.

La sección es dirigida actualmente por el monseñor francés Patrick Descourtieux. Tosatti considera esto un paso hacia el desmantelamiento del Motu Proprio Summorum Pontificum.

Una consecuencia será que las comunidades del Rito Antiguo terminarán bajo la autoridad de la Congregación para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica dirigida por el cardenal João Braz De Aviz, quien es conocido como matador de comunidades religiosas.

miércoles, 17 de julio de 2019

La Iglesia de hoy, cultura y tradición (Carlos Esteban)



El cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ha concedido una entrevista en la que parece desconocer qué signifiquen las palabras ‘tradición’ y ‘cultura’. Entre otras cosas.

Uno podría pensar que ser prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica bajo un Papa no especialmente entusiasta de la vida consagrada y con evidenciado recelo hacia el apostolado como se ha entendido durante tanto tiempo no es precisamente una bicoca, pero se equivocaría de parte a parte.

El cardenal João Braz de Aviz, que cumple este encargo, ha demostrado sobradamente que entiende a la perfección cuál es su cometido, a juzgar por las ‘muescas’ que acumula su historial de órdenes tocadas y hundidas. La vida religiosa languidece, desapareciendo las vocaciones a monjes, frailes o consagrados a mayor ritmo que cualquier otra. Pero si por las viejas congregaciones no tiene que preocuparse, que llevan ya décadas vaciándose a toda velocidad y a un ritmo que promete, en muchos casos, su desaparición a décadas vista, las nuevas son otra cosa.

Me refiero, naturalmente, a las que nacen llenas de vitalidad y abundantes en frutos que, para desesperación de nuestra más alta jerarquía, parecen ser las que enraizan con la más perenne tradición de la Iglesia, en fondo y forma. Y es misión de Braz de Aviz frustrarlas antes de que puedan hacer algún daño: Hermanitas de María, Sociedad de los Santos Apóstoles, Franciscanos de la Inmaculada, Familia Christi … Ya conocen el marcador.

Braz de Aviz, de visita en Paraguay, ha concedido una entrevista al diario Última Hora en la que nos deja vislumbrar un atisbo de esos ‘nuevos aires’ eclesiales que, siempre que se puede, se definen en vagas metáforas o, mejor, en negaciones de lo que no son.

Una parte importante, clave, de los malentendidos en el debate público moderno, ya se trate de política, religión o cualquier asunto lo bastante amplio, es la confusión del lenguaje, el uso de las palabras atendiendo a las emociones que provocan y las asociaciones espurias que suscitan, sin atender a su significado estricto o, en el caso de que tenga varios, a aclarar a cuál se refiere, beneficiándose de la ambigüedad.

En las respuestas de Braz de Aviz hay una verdadera fiesta de este lenguaje ambiguo, pero nos quedaremos solo en su empleo de dos palabras: tradición y cultura. Dice el cardenal: “Muchas cosas de la tradición, muchas que son de la cultura pasada, ya no sirven más”.
‘Tradición’, en el lenguaje católico esperable en un curial, tan preciso, es clave, es una de las fuentes de la Revelación, de lo que creemos, junto con la Escritura. Pero cuando el periodista pide al brasileño que aclare a qué se refiere, responde: “Por ejemplo, tenemos formas de vida que son ligadas a nuestros fundadores que no son esenciales: Una forma de rezar, una forma de vestir, dar más importancia a ciertas cosas que no son tan importantes y a otras que sí son importantes, dejarlas un poco”. Esto no es lo que se conoce como Tradición, aunque es evidente que existe una relación íntima entre fondo y forma y que esta última no es baladí. Volveremos luego a eso.

La otra palabra es ‘cultura’, como cuando dice: “Que mi cultura es más importante que la cultura del otro, eso ya no es verdad porque las culturas son todas iguales”. Dan ganas de preguntarle algo más por ese “ya”. ¿Quiere decir que hubo un momento en que una cultura era más importante que otra? ¿Cuándo ha dejado de serlo? ¿Por qué? ¿En qué sentido ‘importante’?

Estamos ante otra palabra por la que se entienden cosas distintas. En un sentido popular, ‘cultura’ suele asociarse con ‘alta cultura’, con las principales obras en arte, literatura, filosofía y otros frutos del espíritu humano; más amplio, ‘cultura’ se refiere a la expresión concreta de cómo un pueblo ve el mundo, de sus valores, sus creencias, sus esperanzas y temores.

En ninguno de los dos sentidos nos parece cierta la frase del cardenal. Por supuesto que hay culturas más ‘importantes’ que otras, y por eso unas culturas se imitan y otras no. Pero, en su segunda acepción, la cosa es mucho más grave, cuanto más en boca de un prelado, porque viene a decir que los valores cristianos no son más importantes que los musulmanes o los animistas, que viene a ser lo mismo que decir que el cristianismo no es la verdad, como mucho una interpretación alternativa, tan válida como cualquier otra, de la verdad. Una concepción, por otra parte, que empapa el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía, el sínodo-trampa, y que ha sido calificado de ‘herejía’, ‘apostasía’, ‘estupidez’ y ‘cristianismo biodegradable’.

Pero Braz de Aviz no cree en lo que dice. La alta jerarquía no cree en lo que dice cuando habla de dejar atrás fórmulas y tradiciones -con minúsculas- viejas que “ya no sirven”. Porque la paradoja de esta revolución es que nos llega de manos de quienes ya no cumplen 70, y a menudo han pasado ya de los 80. Y son sus fórmulas, más que antiguas, desfasadas, las que quieren imponer, pese a que, si el criterio es ‘servir’, deberían ser las primeras en desaparecer porque el pueblo cristiano ha reaccionado ante ellas con un creciente y alarmante abandono de la práctica de la fe.
Carlos Esteban

domingo, 11 de noviembre de 2018

Vaticano destruye otra comunidad [religiosa]: 90% de las Hermanas se van [por ser demasiado contemplativas y no adaptarse a los tiempos modernos]




34 de las 39 religiosas de las Pequeñas Hermanas de María pidieron ser dispensadas de sus votos. Fundada en 1949, ellas administran cuatro hogares para ancianos en la diócesis de Laval y Tolosa (Francia). Las Hermanas utilizan el Novus Ordo en latín. En el 2012 volvieron a su viejo hábito.

La comunidad sufrió dos visitas canónicas en el 2016 y en el 2018 al ser acusadas de “excesos sectarios”. [¿?] 


Las Hermanas calificaron como “caricatura” y “juicio prejudicial” al informe emitido después de la segunda visita.

La Madre Superiora y la Maestra de novicias fueron exiladas a monasterios lejanos y reemplazadas con tres comisarias modernistas.


Todas las apelaciones y pedidos de misericordia fueron ignorados.

Una comisaria, la hermana Geneviève Médeviellem, enseña en el Instituto Católico de París y afirma que se puede justificar la fornicación.

El 17 de setiembre, el cardenal Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Religiosos, ordenó a las hermanas que aceptaran “sin reservas” a las comisarias, porque en caso contrario serían expulsadas.

34 Hermanas anunciaron el 7 de noviembre que habían decidido en conciencia pedir que sean anulados sus votos.

En el pasado, el Vaticano ya destruyó a las Hermanas de Auerbach (Alemania), a las Hermanas contemplativas de San Juan (Francia) y a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada (Italia)


Todos ellas habían sido bendecidas con muchas vocaciones.


-------

Queda claro que el VATICANO no está por la vida contemplativa, por más que se hable de "oración" y de "silencio". Todas estas atrocidades no quedarán sin castigo, pues de Dios nadie se burla. Me alegro por la decisión de prácticamente todas las Pequeñas Hermanas de María, que prefieren servir a Dios antes que a los hombres (pues el mandato del cardenal de aceptar sin reservas a las comisionarias implica aceptar, entre otras cosas, que la fornicación puede justificarse, lo cual es contrario a la doctrina católica)