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martes, 26 de septiembre de 2023

Sánchez amenaza al Rey con un referéndum consultivo, entre monarquía y república si no le otorga la investidura (Eulogio López)



Juan Carlos I está en España y La Moncloa ha prohibido al pacato y timorato jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín, que la fiesta familiar con motivo del juramento de la Constitución por parte de la futura Reina, Leonor de Borbón, se celebre en Zarzuela. Por tanto, se celebrará en el Pardo. En definitiva, Moncloa teme a Juan Carlos I y prohibe que entre en Zarzuela. Entró en su primer viaje y no ha vuelto a hacerlo.

La mera presencia de Juan Carlos I en España estos días demuestra el miedo que le tiene el PSOE: prohíbe a Alfonsín que Juan Carlos I pise La Zarzuela

Sánchez amenaza al Rey con un referéndum consultivo, entre monarquía y república si no le otorga la investidura.

Pero mucho más relevante es que el nuevo viaje de Juan Carlos I a España coincida con el debate de investidura de Alberto Núñez Feijoó. Felipe VI sopesa, por primera vez, no nominar a Pedro Sánchez para formar Gobierno. Sí, ya sé que resulta difícil de creer, dada la historia acomodaticia del actual monarca. Ahora bien, Felipe VI puede no ser el rey más osado pero no es tonto, sabe que esta vez el Frente Popular que plantea Pedro Sánchez es aún más radical que el que lleva gobernando desde hace cinco años.

El anterior monarca asistirá a la fiesta familiar de su nieta ... en El Pardo, no en Zarzuela
Felipe VI podría, por ejemplo, dejar pasar los dos meses de plazo hasta que resulte preceptivo convocar elecciones.
Sánchez lo sabe. Por eso ha vuelto a cruzar la línea roja. En otras palabras, el Gobierno socialista ha dado un paso más hacia el abismo y ahora amenaza al Rey con que, o bien nomina a Sánchez para formar gobierno, o promulgará un referéndum entre monarquía y república. Un referéndum consultivo, naturalmente, pero que no deja de ser un ataque en toda regla a la dinastía borbónica, pues pone en solfa el sistema monárquico.

Eulogio López

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Si Felipe VI se atreviera a plantarle cara a Pedro Sánchez, los españoles le estaríamos muy agradecidos; y entonces - y sólo entonces- en caso de que Sánchez cumpliera con su amenaza del referendum ... se encontraría con unos ciudadanos cansados de sus mentiras que, aunque no fueran demasiado monárquicos, se decantarían por votar Monarquía antes que República ... con tal de quitarse a Sánchez de en medio; y, sobre todo, porque habrían visto que, aunque tarde, el Rey habría salido de su comodidad y habría dado la cara. No se puede olvidar que Felipe VI es Capitán General de todas las Fuerzas Armadas del Ejército de España. Ahora mismo tiene en sus manos el futuro de España como nación y el fin o la continuidad de la Monarquía en España.

Tal vez deberíamos de rezar, con fuerza, por el Rey, para que tome la decisión justa, sin miedo de ninguna clase. Se trata de una situación excepcional que requiere adoptar medidas excepcionales.

¿Poder al pueblo o monarquía absoluta? Las contradicciones de Francisco (por Sandro Magister)



Están aflorando muchas contradicciones en la Iglesia Católica. Por un lado, se celebra un Sínodo sobre la sinodalidad, que extiende la participación en el gobierno de la Iglesia mucho más allá del Papa y de los obispos, también a sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres. Pero, por otro lado, se asiste a un ejercicio de los poderes papales por parte de Francisco, más autoritario y monocrático que nunca.

Con una novedad adicional extemporánea, anunciada el 11 de septiembre por el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Manuel Fernández, quien, respondiendo por escrito a las preguntas de Edward Pentin para el “National Catholic Register”, asignó a Francisco “un carisma particular para salvaguardar el depósito de la fe, un carisma único, que el Señor dio sólo a Pedro y a sus sucesores”, pero del que nadie jamás había tenido noticias.

Se trata de “un don vivo y activo”, explicó Fernández, “que actúa en la persona del Santo Padre. Yo no tengo este carisma, ni lo tiene usted ni tampoco el cardenal Burke. Hoy sólo lo tiene el papa Francisco. Ahora bien, si usted me dice que algún obispo tiene un don especial del Espíritu Santo para juzgar la doctrina del Santo Padre, entramos en un círculo vicioso (en el que cada uno puede decir que posee la verdadera doctrina) y esto sería herejía y cisma. Recuerde que los herejes siempre creen conocer la verdadera doctrina de la Iglesia. Lamentablemente, hoy caen en este error no sólo algunos progresistas, sino también, paradójicamente, algunos tradicionalistas”.

Es difícil pensar en una extensión aún más desmesurada de la infalibilidad del Papa en materia de fe, afirmada por el Concilio Vaticano I dentro de límites extremadamente estrictos. Y, de hecho, el nuevo dogma inesperadamente enunciado por Fernández termino rápidamente bajo el fuego de una avalancha de críticas.

La más argumentada y estridente provino del campo conservador, en el blog “Caminante Wanderer”, escrito por un anónimo y culto erudito argentino.

Pero también en el bando opuesto, el progresista, el muy singular “carisma” del que, según Fernández, sólo estaría dotado Francisco fue rechazado sin apelación, precisamente porque es incompatible con los límites de la infalibilidad papal reafirmados por el Concilio Vaticano II. en la constitución dogmática “Lumen gentium”. Massimo Faggioli, profesor de teología en la Universidad de Villanova, escribió sobre esto en [la revista estadounidense] “Commonweal”.

Es por eso que sigue siendo aún más incomprensible la contradicción entre los poderes monocráticos ilimitados -de los que Francisco se considera cada vez más investido desde arriba, con el sello de su teólogo cortesano- y la contemporánea “democratización” de la Iglesia deseada por él con la nueva sinodalidad.

También en esta nueva forma del Sínodo Francisco cambió de ritmo durante su pontificado.

Volviendo al Concilio Vaticano II, en “Lumen gentium”, la Constitución dogmática del Vaticano II expresamente dedicada a la Iglesia, la palabra “Sínodo” aparece una sola vez y es sinónimo de la palabra “Concilio”, el cual reúne exclusivamente al Papa y a los obispos

Mientras que en los escasos documentos papales de las décadas siguientes en los que se repite la palabra “sinodalidad”, se refiere a cómo se practica en las Iglesias ortodoxas, es decir, el colegio de obispos reunidos con su patriarca o arzobispo mayor para ejercer la autoridad jerárquica sobre su respectiva Iglesia.

Peter Anderson, el erudito de Seattle que es un agudo observador de lo que ocurre en las Iglesias orientales y difunde las notas informativas más puntuales y bien documentadas sobre el tema, ha constatado que desde el Concilio hasta finales de 2013 sólo ha habido doce apariciones de la palabra “sinodalidad”: seis con Juan Pablo II, dos con Benedicto XVI y cuatro con Francisco.

De esto se deduce que, incluso en el primer año después de su elección como Papa, Francisco no se inclinaba en absoluto, al menos en sus pronunciamientos públicos, hacia una “democratización” de los Sínodos.

La primera vez que habló de “sinodalidad” fue el 28 de junio de 2013, dirigiéndose a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Y se refirió a la “reflexión de la Iglesia católica sobre la colegialidad episcopal”, para la que era bueno “aprender” de la “tradición de la sinodalidad tan típica de las Iglesias ortodoxas”.

La segunda vez fue en la homilía del día siguiente, festividad de los santos Pedro y Pablo, para augurar “armonía” entre el Sínodo de los Obispos y el primado del Papa.

La tercera fue en la entrevista de septiembre de 2013 con Antonio Spadaro, el director de “La Civiltà Cattolica”. Allí planteó por primera vez la idea de que “quizás sea hora de cambiar la metodología del Sínodo, porque la actual me parece estática”. Pero para repetir inmediatamente que es “de nuestros hermanos ortodoxos” que “se puede aprender más sobre el significado de la colegialidad episcopal y sobre la tradición de la sinodalidad”.

La cuarta vez fue en la exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del 24 de noviembre de 2013, el documento programático de su pontificado, pero en el que nuevamente se limitó a decir que “en el diálogo con nuestros hermanos ortodoxos los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre sobre el significado de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad”.

Pero esto fue sólo el comienzo. En los años siguientes, para Francisco hubo todo un crescendo de anuncios y de decisiones que condujeron a la actual mutación de la forma del Sínodo, ahora tan alejado del modelo plurisecular todavía vigente en las Iglesias orientales como para motivar, de ese lado, la protesta de la que informó el anterior post de Settimo Cielo:

> El sínodo de Francisco no aprendió nada de los sínodos de las Iglesias orientales. Las objeciones de un obispo greco-católico

Al dar poder al “pueblo de Dios”, es decir, al ampliar la participación en los Sínodos, con derecho a voto, incluso a los simplemente bautizados, Francisco ha realizado ciertamente una innovación importante.

Pero una vez más en completa contradicción. Pues no fue un sínodo el que decidió el cambio, como pretende el nuevo curso “popular”, sino él solito, el Papa.

jueves, 19 de marzo de 2020

Lo que hace el Gobierno mientras pide ‘unidad política’ para acallar toda crítica a su ineptitud (Elentir)



Además de que este gobierno social-comunista es anti-católico y pone todas las pegas posibles, habidas y por haber, a los cristianos; además de que, ideológicamente hablando y haciendo uso de términos como "democracia", "solidaridad",  "xenofobia", "machismo", etc ... no va a dejar títere con cabeza, si se lo permitimos,  como vemos que ya está sucediendo y a un ritmo vertiginoso: imposición de la ideología de género en los colegios, arrogándose la educación de los niños (en contra de la voluntad de sus padres); derecho al aborto y a la eutanasia, legalización de "matrimonios" entre personas del mismo sexo (pseudomatrimonios); control absoluto de los medios de comunicación, al objeto de que no exista en la sociedad más que un único "pensamiento" válido, el de la ideología marxista, sistema liberticida y anti-Dios y no sólo ateo... 

... Además de esto, si descendemos al terreno "práctico", el relativo al bien común de tipo material, la gestión de este "gobierno" es ineficaz y está corrompida desde su misma base, hasta el punto de que, por su ineptitud, está poniendo en peligro de muerte a miles de españoles,  con las correspondientes repercusiones económicas negativas, sobre todo en los más necesitados. 

Elentir hace aquí un estudio de la irresponsabilidad con la que se está gestionando este asunto del coronavirus, que tanto preocupa a los españoles. A continuación, su artículo, que no tiene desperdicio, pues dice verdades como templos.

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El Gobierno socialista-comunista de Pedro Sánchez ha hecho una exhibición de incompetencia, imprevisión y negligencia con esta crisis sanitaria. Y ahora pretende que nadie le critique.


Una mala gestión política que ha agravado esta crisis sanitaria

Lo que ha pasado en España es algo bastante grave, y que no tiene punto de comparación con lo ocurrido en otros países. Por ejemplo, mientras en Polonia su Gobierno se dedicaba a tomar medidas contra el coronavirus antes de que se registrase ningún contagio, aquí el ejecutivo de Sánchez posponía toda media hasta después del 8 de marzo, a fin de no desmovilizar la manifestación feminista que el PSOE, Podemos e Izquierda Unida pretendían capitalizar. Incluso después de esa fecha las medidas del Gobierno han llegado con cuentagotas, declarando el estado de alarma cuando nuestro país ya llevaba 5.603 contagiados y 193 muertos.

Sigue poniendo sus intereses políticos por encima de los españoles

Las medidas para paliar los efectos económicos de esta crisis sanitaria también han sido decepcionantes. Por un lado, el Gobierno ha dejando en la cuneta a los autónomos, desoyendo sus peticiones de una rebaja fiscal y una suspensión de cuotas mientras dure esta situación, y por otra parte ha anunciado medidas que son una pura farsa, como atribuirse una moratoria de hipotecas que en realidad se debe al cierre de los juzgados que son necesarios para ejecutar los desahucios. En medio de todo este despropósito, el Gobierno ha usado el decreto de medidas económicas para colar a Pablo Iglesias en el consejo que fiscaliza el CNI, saltándose abiertamente la legalidad y demostrando que, en unos momentos tan difíciles como éstos, sigue poniendo sus intereses políticos por encima de los españoles, igual que hizo antes del 8M.

No pide perdón y reclama ‘unidad política’ para acallar las críticas

El Gobierno está recibiendo un críticas a su mala gestión desde dentro y fuera de nuestras fronteras. Este lunes, ABC publicaba una encuesta de GAD3 que señala que ocho de cada diez españoles ven “irresponsable” que el Gobierno promoviera la manifestación del 8-M. Los graves efectos que ya está teniendo esta crisis sanitaria en nuestra economía y la insuficiente reacción del Gobierno podrían poner en un serio aprieto a los partidos que lo forman: el PSOE, Podemos e Izquierda Unida. A eso hay que añadir que en 2014, con un solo contagio de ébola en España, esos mismos partidos montaron una sonada bronca política. Tal vez por miedo al creciente descontento, ayer en el Congreso Pedro Sánchez pidió “unidad política, y eso en medio de una nueva sesión de autobombo en la que no hubo ni la más mínima autocrítica hacia su mala gestión de esta crisis. El objetivo de Sánchez con ese llamamiento es evidente: pretende acallar toda crítica de la oposición política y de los ciudadanos a su ineptitud, con la excusa de combatir el coronavirus.

Las maniobras del Gobierno para culpar a otros de los resultados de su mala gestión

El caso es que el propio Gobierno no predica con el ejemplo. Y es que mientras evita toda autocrítica y no asume ninguna responsabilidad política por la situación que ha contribuido a crear –es realmente pasmoso que con más de 13.700 contagiados y casi 600 muertos aún no haya dimitido ninguno de los responsables políticos de este desastre-, los medios afines al Gobierno (entre ellos el canal público de Televisión Española) se han dedicado a propagar bulos para intentar presentar a la Comunidad de Madrid (en manos del PP y Cs) como la culpable. En vista del fracaso de esos bulos, que TVE tuvo que rectificar, ayer la sección más extremista del Gobierno se lanzó a atacar a una de las instituciones del Estado para usarla como chivo expiatorio y culparla de esta crisis. Una estrategia burda y sólo apta para los seguidores más fanáticos de la izquierda, que ciertamente no son pocos y que están dispuestos a tragarse cualquier cosa.

Rastrera campaña de Podemos e IU para usar a la monarquía como chivo expiatorio

Ayer, antes del discurso del Rey Felipe VI sobre esta crisis sanitaria, los comunistas de Izquierda Unida, organización a la que pertenecen los ministros Alberto Garzón y Yolanda Díaz, lanzaron una campaña contra la monarquía titulada “Ni virus ni corona”, convocando una cacerolada a la hora a la que se emitía el discurso del Jefe del Estado:

💸 No queremos #NiVirusNiCorona 🦠👑

🥁 Esta noche a las 21:00h, únete a la cacerolada popular desde tu balcón durante el discurso del ciudadano Felipe pic.twitter.com/HT5nfYvNwg

— Izquierda Unida🔻 (@iunida) March 18, 2020

Ya pasadas las nueve de la noche, la formación de extrema izquierda tachaba a la monarquía de “intrínsecamente corrupta” y reclamaba la “abdicación” del Rey, un llamamiento cargado de cinismo, si tenemos en cuenta que IU viene apoyando a dictaduras como Cuba y Venezuela, que son las campeonas de la corrupción política y de las violaciones de derechos humanos en todo el continente americano:

No es cosa de una manzana podrida, sino que la monarquía es una institución intrínsecamente corrupta. La única solución, abdicación y referéndum #NiVirusNiCorona #QuerellaBorbón pic.twitter.com/RjWTZbEN9B

— Izquierda Unida🔻 (@iunida) March 18, 2020

En otro de sus mensajes publicados anoche, IU presentaba a la monarquía como “una infección”, y eso mientras esa formación de extrema izquierda defiende una ideología comunista que ha matado a más de 100 millones de seres humanos, sembrando el mundo de sangrientas dictaduras:

Con jabón prevenimos el coronavirus, con la República superaremos el virus de la corona. #NiVirusNiCorona pic.twitter.com/vkEwZ6Pk7G

— Izquierda Unida🔻 (@iunida) March 18, 2020

Podemos, otro de los partidos del Gobierno, también acabó sumándose a este ataque contra el Rey, señalando que le “emociona” la cacerolada republicana (un verbo desafortunado, si tenemos en cuenta que hace unos años Pablo Iglesias también dijo que le “emociona” ver como encapuchados patean a un policía):

En tiempos de crisis y combate se toma conciencia del valor de lo común, de lo público, de la res publica. Emociona escuchar las cacerolas que dicen #CoronaCiao

— PODEMOS (@PODEMOS) March 18, 2020

Sánchez sabía bien con qué gente se juntaba cuando pactó con Podemos e IU

El PSOE no puede lavarse las manos alegando que esos mensajes han sido firmados por sus socios y no por los socialistas. Pedro Sánchez sabía perfectamente qué clase de extremistas eran los de Podemos e IU cuando decidió formar un gobierno de coalición con ellos. Es tan responsable como ellos de estos ataques contra el Rey, al que el propio Sánchez no ha ahorrado toda clase de desplantes. Obvia decir que lo que pretende el Gobierno con estos ataques a la monarquía es distraer la atención de la incompetencia del ejecutivo, ofreciendo a sus seguidores más fanáticos un falso culpable de una forma tan indecente y miserable como cuando los nazis culpaban a los judíos de cualquier fatalidad, a fin de dirigir contra ellos la ira de sus seguidores.

No hay ninguna tregua política que dar a este Gobierno ruin y desleal

En vista de esto, queda claro que a este Gobierno ruin y desleal no se le puede conceder ninguna tregua política: hay que exigirle responsabilidades políticas ya, y hay que reclamárselas también por la vía judicial en cuando los tribunales vuelvan a estar operativos. Es imperdonable que unos incompetentes y desaprensivos hayan desencadenado esta situación, ya con cientos de muertos, porque el Gobierno se negó a poner la salud de los españoles por encima de sus intereses partidistas. Con este ejecutivo de cínicos y extremistas no hay “unidad política” que valga. La meta de la oposición debería ser, desde ahora, no dar respiro a este gabinete de miserables hasta conseguir su renuncia y la convocatoria de una nuevas elecciones. Los españoles nos merecemos un Gobierno que no nos mienta y que no ponga en peligro nuestras vidas con sus mentiras.
Elentir