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miércoles, 19 de febrero de 2025

Europa frente al espejo (Fernando del Pino Calvo Sotelo)


El histórico discurso del vicepresidente de EEUU en la Conferencia de Seguridad de Múnich ha alborotado el gallinero del apparatchik político-periodístico europeo, cuyos miembros andan de aquí para allá tropezando unos con otros, cacareando plañideros cosas sin sentido y reuniéndose «de emergencia» (¡nos atacan!) convocados por Macron en su desesperado afán de protagonismo sólo para hacerse una foto.

Debemos tomarnos todo este teatro con sentido del humor: parafraseando a un sabio del s. XVI, las farsas del contubernio político-periodístico «son como las moscas, que no son molestas por su fuerza, sino por su multitud».

En realidad, y como suele ocurrir, la histérica reacción que ha producido el discurso de Vance es proporcional a las verdades que éste contiene. En efecto, el norteamericano se ha limitado a poner a Europa frente al espejo, iluminando las hipocresías y cinismos que inundan esta UE que se desliza hacia la tiranía y cuyo modelo es, como queda cada vez más patente, la URSS.

La verdad a veces duele, pero siempre libera; la mentira, por el contrario, siempre esclaviza, aunque parezca atractiva. El sabor de la verdad es en ocasiones amargo, pero cura; la mentira parece dulce, pero envenena. Así, no debe sorprender que, en una Europa entregada al Lado Oscuro y plagada de mentiras cada vez más grotescas, la libertad sea atacada, y la verdad, perseguida.

UE: si no me gusta el resultado, anulo las elecciones

En definitiva, el pecado imperdonable que cometió Vance fue decir la verdad: la mayor amenaza para los ciudadanos de Europa no está fuera de sus fronteras sino dentro, en la forma del preocupante retroceso en libertades personales que estamos sufriendo.

Habló de Rumanía, cuyas elecciones fueron alucinantemente anuladas por su Tribunal Constitucional ―controlado por el gobierno― cuando las encuestas apuntaban a una victoria del candidato opositor, que había quedado en cabeza en la primera ronda. El argumento esgrimido, escasamente original (recuerden la primera victoria de Trump en 2016), fue una supuesta injerencia rusa en la campaña: algunos informes de inteligencia desclasificados se limitaban a crear un halo de «endebles sospechas» en medio de «una enorme presión de sus vecinos europeos», en palabras de Vance, sin aportar una sola prueba (como reconoció hasta el New York Times).[1]

Naturalmente, la razón real es que el probable ganador de las elecciones era euroescéptico y, lo que es aún peor ―pobre diablo―, de derechas (para periodistas: de ultraderecha). El escándalo en Rumanía ha sido tan mayúsculo que, tras multitudinarias manifestaciones y la unánime repulsa de todos los partidos de la oposición, el presidente rumano se ha visto obligado a dimitir la víspera de que se votara su cese en el Parlamento.

Lo más grave es que este golpe de Estado en Rumanía ―no merece otro nombre― ha contado con el apoyo de la UE. Por un lado, el ideologizado Tribunal Europeo de Derechos Humanos (no confundir con el Tribunal de Justicia de la UE de Luxemburgo) ha rechazado amparar al candidato al que habían robado las elecciones. Por otro, la presidenta de la Comisión ha mantenido un silencio cómplice mientras el lenguaraz y zoquete excomisario Thierry Breton, conocido por su escaso amor a la libertad, ha aceptado implícitamente el papel de la UE: «Lo hicimos en Rumanía y, obviamente, tendremos que hacerlo en Alemania si es necesario». Es decir, que, si los resultados de las elecciones en un país miembro no convencen a Bruselas, la UE hará lo posible por neutralizar la amenaza.

En Europa es delito rezar en silencio

El vicepresidente norteamericano también habló de legislaciones liberticidas aprobadas en el seno de Europa. Mencionó, por ejemplo, el caso de un hombre de 51 años detenido y condenado en Reino Unido por rezar en silencio a 50 metros de una clínica de abortos vulnerando una ley que prohíbe hacerlo a menos de 200. Esta persona «no había obstaculizado el paso a nadie ni interactuado con persona alguna, sino que se había limitado a rezar en silencio» ―aclaró Vance― arrepentido por el aborto del hijo que él y su entonces novia esperaban años atrás.

Vance también denunció que Escocia había aprobado una ley que advertía a quienes vivieran dentro del «área prohibida» de un centro de abortos que no podían rezar dentro de su propia vivienda si ello era visible o audible desde el exterior, y animaba a quienes creyeran que se estaba vulnerando la ley a denunciar a sus vecinos (como en el covid). Vance insinuó que estas leyes recordaban más a las de regímenes totalitarios nazi y comunista que a las de una democracia liberal, pero ¿acaso no es así?

Utilizando una vez más referencias implícitas o explícitas a la creciente similitud de la UE con la Unión Soviética, el vicepresidente norteamericano también lamentó que los «komissars» de la Comisión Europea hubieran amenazado con cerrar el acceso de los ciudadanos a las redes sociales en caso de desorden civil si detectaban «contenidos de odio», eufemismo totalitario que sólo funciona unidireccionalmente, es decir, para perseguir al disidente cuando critique las consignas impuestas por el poder.

El doble rasero de la UE

En esta deriva totalitaria la UE aplica un doble rasero que desnuda su sesgo ideológico. En efecto, la UE persiguió sin descanso al anterior gobierno de Polonia acusándole de socavar el Estado de Derecho y querer controlar su Tribunal Constitucional. Casualmente, el partido entonces en el poder en Polonia era euroescéptico, de derechas y, encima —Dios nos libre—, católico.

En España, sin embargo, la UE no hace absolutamente nada con Sánchez, que ataca constantemente la independencia del poder judicial, intenta aprobar una ley de impunidad para las presuntas corruptelas de su familia (lo que entiendo como un reconocimiento tácito de culpabilidad) y controla férreamente un Tribunal Constitucional absolutamente politizado, desprestigiado y pervertido por su presidente, un personaje sin escrúpulos que parece bordear peligrosamente la prevaricación (como ya le ha advertido el Supremo). ¿Y por qué no hace nada la UE? Porque Sánchez es uno de los suyos.

Desinformación

El vicepresidente norteamericano también denunció el uso de «feas palabras de la época soviética» como «desinformación», detrás de las cuales «se esconden intereses» ocultos destinado a coartar la libertad de expresión. En este sentido, puso como ejemplo la censura sufrida durante años en medios y redes de cualquier mención a un origen no zoonótico del covid, con aquel ridículo pangolín que aún sigue en busca y captura. Hoy la idea de que la epidemia del covid surgió como consecuencia de un escape biológico en un laboratorio de Wuhan es aceptada mayoritariamente, aunque fuera bastante obvia (como defendió este blog en su día)[2]. Lo mismo ha pasado con la inmensa mayoría de las «teorías de la conspiración» del covid, que han resultado ser ciertas.

La libertad es justo lo contrario que censurar una opinión o un dato tachándolo de desinformación: significa respetar la verdad, aunque nos incomode o pruebe que estábamos equivocados, y defender el derecho del otro a expresarse libremente, aunque estemos en desacuerdo. En este sentido, debemos advertir una vez más sobre la alianza liberticida entre la política y el periodismo[3].

La imperdonable crítica a Davos

Un perro ladra cuando atacan a su amo. Quizá por ello, probablemente el mayor pecado cometido por Vance a ojos de los medios haya sido su crítica a los mesiánicos megalómanos de Davos que controlan la agenda de la UE, a la que quieren convertir en el primer experimento real de su despótico gobierno mundial.

El vicepresidente norteamericano había manifestado su incredulidad por el modo en que la UE despreciaba y censuraba la opinión de sus propios ciudadanos, recordando que «la democracia se apoya en el principio sagrado de que la voz de los pueblos importa» y añadiendo: «no hay lugar para firewalls: o bien se defiende el principio o no se defiende», pues «creer en la democracia implica comprender que cada ciudadano tiene una voz».

Es en este contexto en el que Vance criticó a Davos: «Contrariamente a lo que puedan escuchar un par de montañas más allá en Davos, los ciudadanos de nuestros países no se ven a sí mismos como animales educados o como engranajes intercambiables de la economía global». Qué quieren que les diga: no se puede definir mejor la descomunal soberbia de los líderes europeos y sus titiriteros de Davos, que sienten un enorme desdén hacia el ciudadano corriente.

Que la UE «huye de sus propios votantes» no es nuevo. Recuerden lo ocurrido hace 20 años con el proyecto de Constitución Europea. Al principio se quiso someter el texto a referéndum en cada uno de sus países miembros. Sin embargo, tras la contundente victoria del «no» en Francia y Países Bajos (a pesar de la sesgada campaña mediática), la UE decidió cancelar bruscamente la celebración de más referéndums y cambió de táctica: copió gran parte del texto en el «Tratado» de Lisboa (eliminando el término «Constitución») y limitó su ratificación a los Parlamentos, evitando preguntar de nuevo su opinión a los ciudadanos.

El elefante en la habitación

Vance también habló de uno de los mayores problemas de Europa: la inmigración desbocada, «una decisión consciente tomada por políticos» sin que jamás se haya consultado a los ciudadanos europeos: «Ningún votante de este continente dio su consentimiento en las urnas para abrir las compuertas a millones de inmigrantes incontrolados».

En realidad, este es sólo un ejemplo de cómo la UE funciona completamente a espaldas de sus ciudadanos, paradigma del gobierno mundial soñado por los chicos de Davos. ¿Cuándo hemos votado los ciudadanos europeos dar este inmenso poder a una opaca organización dirigida por burócratas no electos que nos defecan —perdonen la metáfora— regulaciones absurdas y tiránicas de forma incontinente?

¿Cuándo hemos votado la imposición de ideologías enormemente dañinas que afectan a nuestras más preciadas creencias y a la educación de nuestros hijos? ¿Cuándo hemos votado que la Unión Europea maneje un presupuesto de 300.000 millones de euros que salen de nuestros impuestos en un ambiente de penumbra que posiblemente haya convertido a Bruselas en una de las capitales mundiales de la corrupción? ¿Cuándo hemos votado estar sometidos a los diktats de una burocracia formada por 200.000 personas y dado poder a esta sedicente élite para prohibirnos comprar coches de gasolina o diésel a partir de 2035 y obligarnos a comprar coches eléctricos, muchos más caros, contaminantes e ineficientes, que nos impedirán viajar por carretera?

Ésta es la realidad de la UE, una decepción gigantesca y una peligrosa dictadura en ciernes que ha secuestrado a nuestra querida Europa y está robando nuestra libertad por la puerta de atrás. Que haya tenido que venir alguien del otro lado del océano a sacudirnos el hechizo como un soplo de aire fresco en este sofocante desierto europeo resulta elocuente.

La claustrofóbica falta de libertad en Europa

Por último, el vicepresidente norteamericano ha reivindicado «las extraordinarias bendiciones que trae consigo la libertad, la libertad de sorprender, de equivocarse, de inventar, de construir», mientras denunciaba las opuestas políticas que rigen Europa, con sus asfixiantes regulaciones y sus imposiciones ideológicas: «No se puede imponer la innovación o la creatividad, de igual modo que no se puede forzar a las personas qué deben pensar, que deben sentir o qué deben creer».

Naturalmente, supongo que la católica osadía de Vance al citar a Juan Pablo II habrá exacerbado la crítica de la clase dirigente europea, nihilista y atea, la misma que decidió borrar cualquier mención histórica al cristianismo en su malhadada Constitución como si no hubiera sido la piedra angular de nuestra gran civilización.

Sin duda, a Vance puede criticársele que divinice el concepto de democracia y lo confunda con el de libertad, algo habitual en la retórica política, o que confunda la psicología del individuo y la inquebrantable dignidad intrínseca de la persona, sujeto de derechos inalienables, con la psicología de la masa manipulada por la propaganda, pero no que haya dicho ninguna mentira.

«No tengáis miedo», nos recuerda Vance que dijo Juan Pablo II. Como pensador católico que soy, permítanme otro guiño cómplice a aquel gran pensador que fue santo: no tengamos miedo nunca de defender el esplendor de la verdad, pues sólo la verdad nos puede hacer verdaderamente libres (Jn 8, 32).


lunes, 17 de febrero de 2025

EEUU denuncia la deriva ideológica y autoritaria de la UE: el discurso completo de J. D. Vance en Múnich



Tras la conversación telefónica entre Vladimir Putin y Donald Trump este miércoles, así como las declaraciones de Pete Hegseth en Bruselas, el vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance acudió a la Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania. con los ministros de defensa de la UE. Podría haber centrado su intervención en Ucrania. Sin embargo, optó por un discurso esencialmente identitario y político, reafirmando de manera implícita una línea que cada vez se perfila con mayor claridad. J. D. Vance, expuso por primera vez la visión de la Casa Blanca de Donald Trump para Europa: la deriva ideológica de la Unión Europea, atrapada por la cultura woke, que ha desembocado en la eliminación de la libertad de expresión, la imposición de la censura, la promoción de la inmigración masiva y la difusión de valores contrarios a los principios de Occidente. Un discurso impensable ante los ministros de Defensa de la UE, pero que todos los españoles y europeos deberían leer. Se trata de uno de esos discursos que marcan un punto de inflexión. Por ello, Adelante España ha decidido publicarlo en una traducción de Le Grand Continent.

«Gracias a todos los delegados, autoridades y profesionales de los medios de comunicación reunidos, y gracias especialmente a nuestro anfitrión de la Conferencia de Seguridad de Múnich por haber podido organizar un evento tan increíble. Estamos, por supuesto, encantados de estar aquí. Una de las cosas de las que quería hablar hoy son, por supuesto, nuestros valores comunes. Es fantástico estar de vuelta en Alemania. Como han oído antes, estuve aquí el año pasado como senador de los Estados Unidos. Me encontré con el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, que bromeaba diciendo que los dos teníamos puestos diferentes el año pasado de los que tenemos ahora. Pero ahora es el momento, en nuestros países, para que todos aquellos que han tenido la suerte de que nuestros respectivos pueblos les confíen poder político, lo utilicen sabiamente para mejorar sus vidas. Y quiero decir que he tenido la suerte, durante mi estancia aquí, de pasar un poco de tiempo fuera de las paredes de esta conferencia en las últimas 24 horas. Y me ha impresionado mucho la hospitalidad de la gente, que todavía está conmocionada por el horrible atentado de ayer. La primera vez que vine a Múnich fue con mi mujer, que hoy está aquí conmigo en un viaje personal. Siempre me ha gustado la ciudad de Múnich y siempre me han gustado sus habitantes.Quiero decir que estamos muy conmocionados y que nuestros pensamientos y oraciones están con Múnich y con todas las personas afectadas por el daño infligido a esta hermosa comunidad. Pensamos en ustedes, rezamos por ustedes y, por supuesto, los apoyaremos en los próximos días y semanas.Espero que este no sea el último aplauso que reciba. Pero, por supuesto, estamos reunidos en esta conferencia para hablar de seguridad.

Normalmente hablamos de las amenazas que pesan sobre nuestra seguridad exterior y veo a muchos altos cargos reunidos aquí hoy. Pero aunque la administración Trump está muy preocupada por la seguridad europea y cree que podemos llegar a un acuerdo razonable entre Rusia y Ucrania, también creemos que es importante que Europa tome medidas importantes en los próximos años para garantizar su propia defensa. Porque la amenaza que más me preocupa en Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Y lo que me preocupa es la amenaza desde dentro: el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales. Valores compartidos con los Estados Unidos. Me sorprendió que un excomisario europeo se expresara recientemente en televisión para alegrarse de que el gobierno rumano anulara unas elecciones presidenciales. Advirtió de que, si las cosas no salían como estaba previsto, lo mismo podría ocurrir en Alemania. Estas declaraciones temerarias son chocantes para los oídos estadounidenses.Durante años, se nos ha dicho que todo lo que financiamos y apoyamos se hace en nombre de nuestros valores democráticos comunes. Todo, desde nuestra política hacia Ucrania hasta lo digital, se presenta como una defensa de la democracia. Pero cuando vemos a los tribunales europeos anular elecciones y a altos funcionarios amenazar con anular otras, debemos preguntarnos si nos imponemos normas lo suficientemente altas. Y digo «nosotros» porque creo fundamentalmente que estamos en el mismo equipo. Debemos hacer algo más que hablar de valores democráticos. Debemos vivirlos ahora, en la memoria viva de muchos de ustedes en esta sala.

La guerra fría enfrentó a los defensores de la democracia con fuerzas mucho más tiránicas en este continente. Consideren el bando en esta lucha que censuró a los disidentes, que cerró iglesias, que anuló elecciones: ¿eran los buenos? Desde luego que no. Y gracias a Dios, perdieron la Guerra Fría. Perdieron porque no apreciaron ni respetaron todos los beneficios extraordinarios de la libertad. La libertad de sorprender, de cometer errores, de inventar, de construir. Resulta que no se puede imponer la innovación o la creatividad, al igual que no se puede obligar a la gente a pensar, sentir o creer. Y estas dos cosas están sin duda relacionadas. Por desgracia, cuando miro a Europa hoy, no siempre está muy claro qué ha pasado con algunos de los vencedores de la Guerra Fría. Miro a Bruselas, donde los commissars europeos advierten a los ciudadanos de que tienen la intención de cerrar las redes sociales en tiempos de disturbios civiles tan pronto como detecten lo que han considerado, cito, contenido de odio. O en este mismo país, donde la policía ha realizado redadas contra ciudadanos sospechosos de haber publicado comentarios antifeministas en línea, siempre en el marco de la lucha contra la misoginia en Internet. Pienso en Suecia, donde el gobierno condenó hace dos semanas a un activista cristiano por participar en incendios de Coranes, que provocaron la muerte de su amigo. Como señaló de manera aterradora el juez en su caso, las leyes suecas, que se supone que protegen la libertad de expresión, no conceden, y cito, «un salvoconducto» para hacer o decir cualquier cosa sin correr el riesgo de ofender al grupo que posee ese credo.

Quizás aún más preocupante, me dirijo a nuestros queridos amigos del Reino Unido, donde el retroceso de los derechos de conciencia ha puesto en peligro las libertades fundamentales de los británicos, en particular de los creyentes. Hace poco más de dos años, el gobierno británico acusó a Adam Smith Connor, un fisioterapeuta de 51 años y veterano de guerra, del odioso delito de rezar en silencio durante tres minutos a 50 metros de una clínica de abortos. No molestó a nadie, no interactuó con nadie; simplemente rezó en silencio. Después de que las fuerzas británicas del orden lo detectaran y le preguntaran por qué rezaba, Adam respondió simplemente que rezaba por el hijo que podría haber tenido con su exnovia y que habían abortado años antes. Los agentes se quedaron impasibles y Adam fue declarado culpable de infringir la nueva ley gubernamental sobre «zonas de seguridad», que penaliza el rezo en silencio y otras acciones que puedan influir en la decisión de una persona en un radio de 200 metros alrededor de un centro de abortos. Fue condenado a pagar miles de libras por violar la designación judicial.

Me gustaría poder decir que fue una casualidad, un ejemplo único y descabellado de una ley mal redactada, promulgada contra una sola persona, pero no. El pasado octubre, hace apenas unos meses, el gobierno escocés comenzó a distribuir cartas a los ciudadanos cuyas casas se encontraban en zonas denominadas de «acceso seguro», advirtiéndoles que incluso rezar en privado en sus casas podía constituir una infracción de la ley. Naturalmente, el gobierno exhortó a los lectores a denunciar a cualquier ciudadano sospechoso de delitos de opinión en Gran Bretaña y en toda Europa. Me temo que la libertad de expresión está retrocediendo.Y, queridos amigos, en aras del humor, pero también de la verdad, estaré dispuesto a admitir que, a veces, las voces más fuertes a favor de la censura no provienen de Europa, sino de mi propio país, donde la administración anterior amenazó e intimidó a las redes sociales para que censuraran lo que ella llamaba desinformación. Desinformación, como por ejemplo la idea de que el coronavirus probablemente se había escapado de un laboratorio en China. Nuestro propio gobierno animó a las empresas privadas a silenciar a las personas que se atrevían a decir lo que resultó ser una verdad evidente. Así que vengo hoy aquí no solo con una observación, sino también con una propuesta. La administración de Biden parecía dispuesta a todo para silenciar a las personas que expresaban su opinión: la administración de Trump hará exactamente lo contrario. Y espero que podamos trabajar juntos en Washington. Hay un nuevo sheriff en la ciudad. Bajo el liderazgo de Donald Trump, podemos estar en desacuerdo con sus opiniones, pero lucharemos para defender su derecho a expresarlas en público. ¿Están de acuerdo? Estamos en un punto en el que la situación se ha vuelto tan crítica que, el pasado diciembre, Rumanía anuló los resultados de unas elecciones presidenciales basándose en las vagas sospechas de una agencia de inteligencia y en la enorme presión de sus vecinos continentales.Si entendí bien, el argumento era que la desinformación rusa había infectado las elecciones rumanas. Pero les pediría a mis amigos europeos que se distanciaran: pueden pensar que está mal que Rusia compre anuncios en las redes sociales para influir en sus elecciones. Nosotros pensamos lo mismo. Incluso pueden condenarlo en la escena mundial. Pero si su democracia puede ser destruida con unos cientos de miles de dólares de publicidad digital procedente de un país extranjero, entonces no era muy sólida desde el principio.

La buena noticia es que creo que sus democracias son mucho menos frágiles de lo que muchos temen. Y creo que, en el fondo, permitir que nuestros ciudadanos expresen su opinión los hará aún más fuertes. Lo que, por supuesto, nos lleva de vuelta a Múnich, donde los organizadores de esta conferencia prohibieron a los legisladores que representan a los partidos populistas de izquierda y derecha participar en estas conversaciones. Ahora bien, tampoco estamos obligados a estar de acuerdo con todo o parte de lo que dicen las personas, pero cuando las personas, cuando los líderes políticos representan a un distrito importante, al menos tenemos la responsabilidad de dialogar con ellos. Sin embargo, para muchos de nosotros, al otro lado del Atlántico, todo esto se parece cada vez más a viejos intereses bien establecidos que se esconden detrás de palabras horribles de la era soviética como desinformación y mala información, y que simplemente no les gusta la idea de que alguien con un punto de vista diferente pueda expresar una opinión distinta o, Dios no lo quiera, votar de manera diferente o, peor aún, ganar una elección.

Estamos en una conferencia sobre seguridad. Y estoy seguro de que todos ustedes han venido aquí dispuestos a hablar de la forma exacta en que planean aumentar el gasto en defensa en los próximos años, de acuerdo con un nuevo objetivo que se han fijado. Y eso está muy bien porque, como ha dejado claro el presidente Trump, considera que nuestros amigos europeos deben desempeñar un papel más importante en el futuro de este continente. Creemos que no entienden bien el término «reparto de la carga», y creemos que es importante, en el marco de una alianza común, que los europeos tomen el relevo mientras Estados Unidos se concentra en las regiones del mundo que están en gran peligro. Pero déjenme también preguntarles cómo van a empezar siquiera a pensar en cuestiones presupuestarias si no sabemos qué estamos defendiendo. He tenido muchas conversaciones interesantes con muchas personas reunidas aquí en esta sala. He oído hablar mucho de lo que necesitan para defenderse, y, por supuesto, eso es importante. Pero lo que me pareció un poco menos claro, y sin duda a muchos ciudadanos europeos, es la razón exacta por la que se defienden: ¿cuál es la visión positiva que anima este pacto de seguridad compartida que todos consideramos tan importante? Pues creo profundamente que no hay seguridad si se teme a las voces, a las opiniones y a la conciencia que guían a su propio pueblo. Europa se enfrenta a muchos desafíos, pero la crisis a la que se enfrenta actualmente este continente, la crisis a la que nos enfrentamos todos juntos, creo, es una crisis que nosotros mismos hemos provocado. Si temen a sus propios votantes, Estados Unidos no puede hacer nada por ustedes. Además, ustedes tampoco pueden hacer nada por el pueblo estadounidense que me eligió a mí y que eligió al presidente Trump. Necesitan mandatos democráticos para lograr algo que valga la pena en los próximos años. ¿No hemos aprendido nada? ¿Que los mandatos débiles producen resultados inestables? Pero se pueden lograr tantas cosas útiles con el tipo de mandato democrático que, creo, vendrá de una mayor atención a las voces de sus ciudadanos. Si quieren beneficiarse de economías competitivas, si quieren beneficiarse de una energía asequible y de cadenas de suministro seguras, entonces necesitan mandatos para gobernar, porque deben tomar decisiones difíciles para beneficiarse de todas estas cosas. En Estados Unidos lo sabemos muy bien: no se puede obtener un mandato democrático censurando a los adversarios o encarcelándolos, ya sea el jefe de la oposición, un humilde cristiano rezando o un periodista que intenta informar sobre la actualidad.

Tampoco se puede conseguir ignorando a su electorado de base en cuestiones tan fundamentales como quién puede formar parte de nuestra sociedad común. Y de todos los retos urgentes a los que se enfrentan los países aquí representados, creo que no hay nada más urgente que la inmigración masiva.Hoy en día, casi una de cada cinco personas que viven en este país ha venido del extranjero. Por supuesto, es un récord histórico. Es una cifra similar, por cierto, a la de Estados Unidos, también un récord histórico. La cantidad de inmigrantes que han entrado en la Unión procedentes de países no miembros de la Unión se ha duplicado solo entre 2021 y 2022. Y, por supuesto, ha seguido aumentando desde entonces. Y conocemos esta situación. No ha surgido de la nada. Es el resultado de una serie de decisiones conscientes tomadas por políticos de todo el continente y de otros lugares del mundo durante el período de una década. Ayer mismo vimos en esta misma ciudad los horrores que estas decisiones han generado. No puedo hablar de ello sin pensar en las terribles víctimas que vieron cómo se arruinaba un hermoso día de invierno en Múnich. Nuestros pensamientos y oraciones están y estarán siempre con ellos. Pero, ¿por qué ha ocurrido esto? Es una historia terrible, pero que hemos escuchado con demasiada frecuencia en Europa y, por desgracia, también en Estados Unidos. Un solicitante de asilo, a menudo un joven de unos veinte años, ya conocido por la policía, se lanza con su coche contra una multitud y destruye una comunidad. ¿Cuántas veces tendremos que sufrir estos terribles reveses antes de cambiar de rumbo y dar una nueva dirección a nuestra civilización común? Ningún votante de este continente ha acudido a las urnas para abrir las compuertas a la entrada incontrolada de millones de inmigrantes. Los ingleses votaron por el Brexit. Estén de acuerdo o no, votaron a favor. Y cada vez más, en toda Europa, la gente vota por líderes políticos que prometen poner fin a la inmigración incontrolada. Resulta que comparto muchas de estas preocupaciones, pero no tienen por qué estar de acuerdo conmigo. Simplemente creo que a la gente le preocupan su hogar, sus sueños, su seguridad y su capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus hijos. Y son inteligentes. Creo que es una de las cosas más importantes que he aprendido durante mi breve paso por la política. Al contrario de lo que se oye en Davos, los ciudadanos de todos nuestros países no se consideran, por lo general, animales domesticados o engranajes intercambiables de una economía mundial. Y no es de extrañar que no quieran que sus dirigentes los zarandeen o los ignoren sin piedad. La democracia tiene la función de decidir estas grandes cuestiones en las urnas. Creo que rechazar a la gente, rechazar sus preocupaciones o, peor aún, cerrar los medios de comunicación, interrumpir las elecciones o excluir a la gente del proceso político no protege nada. De hecho, es la forma más segura de destruir la democracia. Expresarse y expresar sus opiniones no es una intromisión electoral, incluso cuando la gente expresa opiniones fuera de su propio país, e incluso cuando esas personas son muy influyentes.

Y créanme, lo digo con humor, si la democracia estadounidense puede sobrevivir a diez años de reprimendas de Greta Thunberg, ustedes pueden sobrevivir a unos meses de Elon Musk. Pero lo que ninguna democracia, ya sea alemana, estadounidense o europea, sobrevivirá es decirle a millones de votantes que sus pensamientos y preocupaciones, sus aspiraciones, sus peticiones de ayuda son inválidas o ni siquiera merecen ser tomadas en consideración. La democracia se basa en el principio sagrado de que la voz del pueblo cuenta. No hay lugar para las barreras sanitarias. O defiendes el principio o no lo haces. El pueblo europeo tiene voz. Los líderes europeos tienen la opción. Estoy firmemente convencido de que no debemos tener miedo del futuro. Pueden aceptar lo que su pueblo les diga, aunque sea sorprendente, aunque no estén de acuerdo. Y si lo hacen, pueden afrontar el futuro con certeza y confianza, sabiendo que la nación los apoya a todos. Y para mí, ahí radica la gran magia de la democracia. No se encuentra en esos edificios de piedra o en esos hermosos hoteles. Ni siquiera se encuentra en las grandes instituciones que hemos construido juntos como sociedad compartida. Creer en la democracia es comprender que cada uno de nuestros ciudadanos tiene sabiduría y voz. Y si nos negamos a escuchar esa voz, incluso nuestras luchas más fructíferas no llegarán a ninguna parte. Como dijo una vez el papa Juan Pablo II, que en mi opinión es uno de los mayores defensores de la democracia en este continente y en cualquier otro, no tengan miedo. No debemos tener miedo de nuestro pueblo, incluso cuando expresa opiniones que no están de acuerdo con sus líderes. Gracias a todos. Buena suerte a todos. Que Dios los bendiga.»

domingo, 4 de diciembre de 2022

La esterilización de los niños (Mons. Aguer)



Estados Unidos es un país desconcertante, del que proceden últimamente noticias oficiosas del avance de posiciones tradicionales: reconocimiento del derecho a la vida (abolición del fallo Roe vs. Wade por la Corte Suprema), recuperación del sentido de la naturaleza en la cultura social, crecimiento de las comunidades eclesiales ajenas a los aires progresistas que vienen de Roma, la formación de jóvenes en los principios católicos. En el Estado de Florida, por caso, se ha prohibido a los menores de edad recibir hormonas o los llamados “tratamientos de afirmación de género”. Los miembros de la Junta Médica de Florida y la Junta de Medicina Osteopática, organismos estatales, dejaron sin efecto esos tratamientos y los procedimientos quirúrgicos para tratar en menores de 18 años la disforia de género. La intención ha sido expresada claramente: “la nueva regla protegerá a nuestros niños de cirugías irreversibles y tratamientos altamente experimentales”. Prohibiciones similares rigen en Arkansas, Oklahoma y Alabama. Se reconoce que la medida de las Juntas de Florida fue tomada en medio de “una tremenda presión”, lo cual se explica teniendo en cuenta que el país del norte es pionero en la propaganda a favor de la perspectiva de género. Florida -se dice- “seguirá luchando para que los niños sean niños” y aprendan a manejarse en este mundo sin presiones dañinas.

El contraste con lo que ocurre en Argentina es de terror. En nuestro país se ha impuesto, en nombre de la democracia y la “inclusión”, el llamado “matrimonio igualitario”, la denominada “igualdad de género”, la legalización del aborto, el documento no binario, la imposición del cupo de personas trans en la Administración Pública Nacional y una presión constante para que la sociedad civil incorpore todas las reivindicaciones de la agenda LGBTQ. Estas leyes son promovidas por el gobierno y asumidas personalmente por el Presidente de la Nación, que ha llamado imbéciles y energúmenos a quienes no están de acuerdo. Es decir, a la inmensa mayoría de los 47.327.407 habitantes que constituyen la población del país. El reciente censo da cuenta de que sólo el 0,12% (56.793 personas) se percibe como “no binarios”, pertenecientes a ninguno de los dos sexos. El Dr. Fernández se empecina en hacer el ridículo empleando el “lenguaje inclusivo”, que nadie usa, salvo la ínfima minoría de “los no binarios”. En su discurso con ocasión del ciclo “Nos mueve el orgullo”, dijo orgullosamente “todos, todas y todes”, para no excluir a nadie. La ignorancia y el ideologismo le impiden reconocer cómo se habla en castellano. El masculino es un “género no marcado”, que incluye la designación del femenino.

La malicia del gobierno de los Fernández en su ataque al orden natural, se colma ahora con el programa de esterilización de los adolescentes desde los 16 años. Igualmente, se ha decretado que los niños, a partir de los 13 años pueden decidir -sin intervención de un adulto, de sus padres- información sobre los métodos anticonceptivos. Según tratados internacionales incorporados a la Constitución Nacional, se es niño hasta los 18 años; este es un valor constitucional. La campaña de esterilización lo contradice con una iniciativa perversa; se pretende que los niños, que no están por su inmadurez en condiciones de decidir sobre el futuro de sus vidas, renuncien a ser padres biológicos, una función esencial de la vida humana que podrían luego, ya crecidos y plenamente responsables, desear ejercer. Las consecuencias familiares y sociales son fabulosas. Varias voces se han alzado, con argumentos de peso, para señalar la intromisión totalitaria del Estado y su gravedad al descartar la patria potestad y la responsabilidad irrenunciable de los adultos. En mi artículo “Una campaña criminal” me he referido al problema político implicado en medidas que conducen a perpetuar y empeorar las condiciones demográficas negativas de la Argentina por la adhesión ideológica al credo de un Nuevo Orden sostenido por la gran finanza internacional.

Otra consecuencia de la campaña de esterilización de los niños -aunque no haya sido expresamente buscada con un objetivo- es la liberación de las conductas sexuales. Al respecto se puede recordar que esta consecuencia figuraba en la encíclica Humanae vitae del Papa Pablo VI como posible derivación de una aprobación moral de los métodos anticonceptivos, que fue descartada en aquel célebre documento. Lo cierto es que en la cultura actual los jóvenes no reconocen el valor de la castidad, condición que asegura la seriedad del amor. Estas conductas, generalizadas, se inscriben en un contexto cultural en el que la familia, transformada en su constitución esencial; ya no es la célula básica de la sociedad. La invitación a esterilizarse quirúrgicamente es un recurso extremo del pansexualismo que ha invadido a las personas desde la infancia. Los planes de “Educación Sexual Integral”, como se los llama, oficialmente formulados, constituyen una perversión de la sexualidad humana y de sus dimensiones plurales que se extienden en los órdenes biológico, psicológico-afectivo y espiritual. No puede comprenderse como un valor personal si se niega el concepto metafísico de naturaleza, o se lo excluye formalmente de la concepción de la sexualidad. Este error antropológico es un factor integrante de una cultura atea. Los gobiernos que se suceden, expresiones de la casta política difieren en cuestiones económicas y en la adhesión a las relaciones internacionales divergentes, pero coinciden en la negación de la verdad antropológica y en el ateísmo práctico.

La campaña a favor de la esterilización expresa además una ignorancia absoluta de la psicología de infancia y de la transición a la adolescencia. El estado atropella la libertad de los niños mediante un engaño que seduce precipitando situaciones propias de la edad adulta; los niños no están en condiciones de comprender plenamente la realidad a la que renuncian. El descarte de la patria potestad es un signo característico del totalitarismo.

La referencia a la cultura atea y al ateísmo práctico se justifica plenamente; se desprecia la realidad y el concepto metafísico de naturaleza y la bondad de la creación, que es obra de la sabiduría de Dios. Resulta patética esta intrusión estatal de un gobierno que tiene postrada en la pobreza a casi la mitad de la población y a los niños en el desastre del sistema educativo. Estas iniciativas “progresistas” son ajenas a las convicciones y sentimientos de la mayoría de la población, que profesa la fe, o tiene sentido común ajeno a la ideología minoritaria del 0,12%, que se impone dictatorialmente.

Concluyo invocando a Dios, “fuente de toda razón y justicia” (según reza nuestra Constitución), Creador y Señor de la vida. A su Providencia debemos encomendar esta gravísima circunstancia, el presente y el futuro de la sociedad argentina.

+ Héctor Aguer

Arzobispo Emérito de La Plata

martes, 28 de junio de 2022

Declaración del obispo Viganò sobre la sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América



La CORTE SUPREMA de los Estados Unidos de América, al revocar el fallo Roe v Wade del 22 de enero de 1973, sanó un vulnus constitucional y al mismo tiempo restauró la soberanía a los estados federados después de casi cincuenta años. 

El fallo de la Corte Suprema no se pronunció sobre el "derecho al aborto", como afirma la narrativa dominante- sino sobre su "legalización obligatoria en todos los estados", haciendo que la decisión sobre la "profunda cuestión moral del aborto" vuelva "al pueblo y sus representantes electos", a quienes Roe v. Wade lo había robado contra la constitución

El intento de intimidar a los jueces de la Corte Suprema, que comenzó con la difusión maliciosa de los borradores de la sentencia por parte de los miembros del lobby abortista, fracasó así. Así como la retórica de muerte de la izquierda democrática, alimentada por movimientos y grupos extremistas financiados por la Sociedad Abierta de George Soros, ha fracasado estrepitosamente. Y es significativo ver cuáles son las reacciones violentas e intolerantes de los autodenominados liberales, desde Barack y Michelle Obama hasta Hillary Clinton, desde Nancy Pelosi hasta Chuck Schumer,

En realidad, esto sería suficiente para que la gente comprendiera la importancia de esta sentencia: los ataques de grupos pro derecho a decidir , los ataques a asociaciones pro vida , la profanación de iglesias, las escenas de histeria de los partidarios del derecho a matar. la vida inocente del niño por nacer reúne de forma emblemática a los exponentes del partido democrático financiado por Planned Parenthood a su vez financiado por el gobierno, la Woke Left , los seguidores del globalismo de Klaus Schwab, los exponentes de la masonería internacional, los teóricos del cambio verde y reducción demográfica, los propagandistas del género , la ideología LGBTQ+ y las banderas del arcoíris, los adeptos de la iglesia de Satán que consideran el aborto como su "rito", los mercaderes de fetos humanos en las clínicas de la muerte, los vendedores de "vacunas" producidas con fetos humanos, los simpatizantes de la farsa pandémica y su grotesco codazzo de expertos todos coinciden en ver amenazada su hegemonía, que desde 1973 ha provocado la muerte de 63 millones de niños en Estados Unidos, ofrecidos en sacrificio humano al políticamente correcto Moloch.

El mundo globalista, que ha hecho de la violación sistemática del cuerpo humano su bandera ideológica, al imponer una terapia génica experimental contra toda evidencia científica, se rasga hoy las vestiduras al reivindicar la autonomía corporal de la mujer y su derecho a matar la vida que lleva en su vientre. Este mundo globalista, en el que una élite de criminales subversivos ha tomado el poder y se ha elevado a lo más alto de naciones e instituciones internacionales, ha perdido a los Estados Unidos de América, gracias a una sentencia histórica dictada por sabios jueces, entre los que se encuentran los últimos nominado por el presidente Donald Trump, cuyo compromiso en defensa de la santidad de la vida ha logrado hoy una gran victoria para Estados Unidos y para quienes lo ven como un modelo a imitar. 

Muchos estados ya han declarado ilegal la práctica del aborto y gracias a la sentencia de la Corte Suprema por fin podrán reconocer y proteger los derechos del niño por nacer.

Los órganos de prensa del Vaticano y la Conferencia Episcopal Americana evocan este día histórico con sospechosa moderación, como si fuera un deber embarazoso para ellos. Bergoglio guarda silencio, pero fue muy hablador a la hora de atacar a Donald Trump o dar apoyo a Clinton, Biden y los candidatos demócratas. Su silencio ante la victoria del Bien sobre la ideología de la muerte del mundo sin Dios aún tiene eco en la propaganda de la iglesia bergogliana de las llamadas vacunas y el apoyo a la Agenda 2030 de la ONU, que es uno de los principales defensores de la "salud reproductiva" impuesta a las naciones desde la sentencia de 1973. Sin olvidar cómo la Pontificia Academia para la Vida, encargada por Juan Pablo II, ha sido desfigurada en los últimos diez años incluyendo a personas notoriamente a favor del aborto y la anticoncepción.

El odio a Trump y la red de relaciones e intereses de la iglesia profunda con el estado profundo han sacado a la luz, entre otras, esta gran contradicción de la iglesia bergogliana, comprometida con hacer negocios con las altas finanzas globales y con las compañías farmacéuticas, mientras económicamente y surgen escándalos sexuales que involucran a políticos y prelados.
En el día en que la Iglesia celebra la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús, el Señor quiso conceder a los Estados Unidos de América la posibilidad de redimirse, haciendo que las leyes humanas sean consecuentes con la Ley de la naturaleza impresa por el Creador en el corazón del 'hombre. Y esta es la única premisa necesaria para que una nación sea bendecida por el Cielo.
Espero que el pueblo estadounidense sepa atesorar esta oportunidad histórica, y que entienda que no puede haber justicia donde se reconoce el derecho al aborto, no puede haber paz y prosperidad en una sociedad que masacra a sus propios hijos, no puede haber libertad donde el libertinaje, el vicio y el orgullo subvierten los Mandamientos de Dios.


+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
24 de junio de 2022
Sacratísimo Corazón de Jesús

domingo, 26 de junio de 2022

Puerta a la vida: ¡No al aborto en los EEUU!



Esta benemérita web ha dedicado al execrable crimen del aborto numerosos artículos propios y de otros, desarrollando una labor encomiable dentro de sus posibilidades.

Al caso Roe v. Wade (1973) –hay otra sentencia más del Tribunal Supremo, Planned Parenthood v. Casey (1992), vetando ambas en síntesis hasta ahora prohibir el aborto en todo el país hasta la viabilidad del feto, es decir, cuando puede vivir fuera del útero, lo que, según el Supremo estaba entre 23 y 24 semanas– con el cual se abrió la caja de Pandora de tan brutal crimen le dedicó dos interesantísimos AQUÍ y AQUÍ.

Pues bien, como seguro que muchos saben, el Tribunal Supremo estadounidense, es decir y a la sazón su tribunal constitucional, ha fallado por cinco votos (tres de ellos jueces designados en su día por Trump) contra tres lo siguiente:
“Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo (…) [La sentencia] Roe era escandalosamente incorrecta y contraria con la Constitución desde el día que se decidió”.

“Consideramos que [las sentencias] Roe y Casey deben ser anuladas. La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y tal derecho no está protegido implícitamente en ninguna provisión constitucional (…) Esta provisión se ha utilizado para garantizar algunos derechos que no se mencionan en la Constitución, pero estos deben estar profundamente arraigados en la historia y tradición de la nación e implícitos en el concepto de libertad ordenada”

“El derecho al aborto no cae en esta categoría. Hasta la última parte del siglo XX, tal derecho era totalmente desconocido para la legislación estadounidense. De hecho, cuando se aprobó la enmienda número 14 de la Constitución, tres cuartas partes de los estados consideraban el aborto como un crimen en todas las fases del embarazo”.

“[La sentencia] Roe estaba claramente mal desde su inicio. Su razonamiento era excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias dañinas. Lejos de traer un acuerdo nacional sobre el aborto, Roe y Casey han inflamado el debate y aumentado la división”.
Lo que significa esta nueva sentencia del Supremo norteamericano, en síntesis, es lo siguiente:

- Cada Estado será libre de regular sobre el aborto.

- Se cree que hasta 26 Estados, la mitad del país, podrían prohibirlo en breve.

Ya había 13 Estados con leyes aprobadas que prohibían el aborto pero que estaban a la espera de esta nueva sentencia y que anuncian que entrarán en vigor ya.

Otros nueve Estados tienen leyes aprobadas desde antes de Roe v. Wade que prohíben el aborto y que habían quedado anuladas por aquella sentencia del Supremo por lo que ahora también entrarán en vigor.

Doce Estados tienen leyes aprobadas que prohíben el aborto a partir del segundo mes o antes y que ahora se refuerzan.

Hay cuatro Estados que prohíben el derecho al aborto en sus constituciones saliendo así ahora también reforzados.
Así pues, puede que poco a poco el crimen del aborto en los EEUU si bien no desaparezca, sí que disminuya notablemente y, en cualquier caso, es un paso positivo y firme hacia la extinción de semejante abominación, al tiempo que un triunfo, aunque no definitivo, de cuantos con valentía y tenacidad viene luchando contra tal lacra.
A ver si ahora el indigno Tribunal Constitucional español, que lleva más de una década retrasando el penoso y cobarde recurso del PP, dicta por fin sentencia y se da también aquí un primer paso para acabar con esta industria asesina; aunque, dado como estamos en España, queda mucho, muchísimo por hacer.

Enrique de Aguilar

miércoles, 4 de mayo de 2022

EEUU: llega la abolición de una atrocidad tan arraigada e inhumana como lo fue la esclavitud



En 1857, Estados Unidos, que ya era una democracia desde muchos años atrás, vio dictarse una de las sentencias judiciales más escandalosas de la historia.



Los abolicionistas eran vistos como extremistas y fanáticos religiosos

La sentencia abordó un tema que por entonces era objeto de encendidos debates en ese país, un tema que se consideraba un derecho y que era defendido abiertamente por el Partido Demócrata: el “derecho” a poseer esclavos. Hay que señalar que, por aquel entonces, el citado partido era el mayoritario en los estados esclavistas del sur. En esos estados, los abolicionistas de la esclavitud eran vistos como extremistas y fanáticos religiosos, pues eran en su mayoría cristianos devotos (ya en los siglos IV y V, San Agustín de Hipona había condenado la esclavitud). La literatura abolicionista llegó a estar prohibida y los profesores abolicionistas estuvieron vetados en las escuelas durante años.

1857: una sentencia que negó su condición de personas a los esclavos negros

La sentencia en cuestión, aprobada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, abordó el caso Dred Scott contra Sandford, privó de la ciudadanía estadounidense y de los derechos derivados de ella a todos los descendientes de africanos, tanto esclavos como libres, lo que significaba que por el simple motivo de su origen, carecían de derechos como personas.

Además, la sentencia prohibió al Congreso de EEUU abolir la esclavitud en los territorios federales (los que aún no eran estados), y también prohibió revocar el “derecho” a la propiedad de esclavos cuando su propietario en los estados que ya habían abolido la esclavitud, y afirmó: “el derecho de propiedad en un esclavo está distinta y expresamente afirmado en la Constitución. El derecho a traficar con él, como un artículo ordinario de mercancías y propiedades, se garantizó a los ciudadanos de los Estados Unidos, en todos los Estados que lo desearan, durante veinte años. Y el Gobierno en términos expresos se compromete a protegerlo en todo tiempo futuro, si el esclavo se escapa de su dueño“.

Un escándalo que fue corregido con dos enmiendas constitucionales

Esta sentencia provocó un escándalo y acabó aumentando las tensiones entre esclavistas y abolicionistas. Cuatro años después, esta cuestión fue uno de los motivos del estallido de una Guerra Civil en EEUU, que enfrentó a los estados esclavistas del sur (dominados por el Partido Demócrata) y a los estados abolicionistas del norte (dominados por el Partido Republicano). Unos meses antes de concluir la guerra con la victoria de los abolicionistas, se propuso en el Congreso la Decimotercera Enmienda de la Constitución de EEUU para abolir la esclavitud en todo el país, que fue aprobada en diciembre de 1865.

Así mismo, en 1866 se aprobó una Decimocuarta Enmienda, que otorgaba la ciudadanía estadounidense a todos los nacidos en el país, fuese cual fuese su raza. Esta enmienda afirmaba: “tampoco podrá ningún estado privar a una persona de su vida, libertad o propiedad, sin un debido proceso legal“. 
Con esta sentencia, Estados Unidos puso fin a una institución socialmente muy arraigada, la esclavitud, que de forma aberrante había sido calificada como “derecho”. 
No obstante, el Partido Demócrata siguió apoyando la discriminación y la segregación radical de los negros hasta bien entrado el siglo XX, con el mismo fanatismo con el que antes había apoyado el mal llamado “derecho” a la posesión de esclavos.

1973: una sentencia que negó su condición de personas a los niños por nacer

En 1973, el Tribunal Supremo de EEUU dictó una nueva sentencia escandalosa: la del caso Roe contra Wade. Como ya había ocurrido en 1857, en esta sentencia el tribunal volvió a negar la condición de personas a ciertos seres humanos, negándoles incluso el derecho a vivir. Lo hizo retorciendo el significado de la citada Decimocuarta Enmienda, con el siguiente argumento: 
“La palabra “persona”, tal como se usa en la Decimocuarta Enmienda, no incluye el no nacido“.
Esa sentencia provocó la muerte de más de 63 millones de inocentes

Así mismo, el tribunal hacía una afirmación que chocaba con la evidencia científica: “la ley se ha mostrado renuente a respaldar cualquier teoría de que la vida, tal como la reconocemos, comienza antes del nacimiento vivo o a otorgar derechos alegales a los no nacidos”. Ese párrafo terminaba con una afirmación que disociaba la condición humana de la categoría de persona, igual que se hizo en los años de la esclavitud: “los no nacidos nunca han sido reconocidos en la ley como personas en el sentido completo“. Como consecuencia de esta sentencia, tan aberrante como la de 1857, entre 1973 y 2021 62,5 millones de niños y niñas por nacer fueron asesinados en EEUU, según un estudio publicado en enero del año pasado. Teniendo en cuenta el promedio anual de abortos en EEUU, ahora ya serán más de 63 millones y medios de inocentes asesinados.

El Partido Demócrata, que apoyó la esclavitud, ahora apoya el aborto

Como ya ocurrió con la esclavitud y con la segregación racial, el Partido Demócrata es el gran defensor de esa usurpación de derechos a los niños por nacer en EEUU. Los sucesivos presidentes del Partido Demócrata han favorecido el perverso negocio del aborto con subvenciones milmillonarias a los lobbys proaborto, que se utilizan a su vez para para apoyar las campañas de los candidatos demócratas y también para comprar el apoyo de medios de comunicación, políticos y todo tipo de organizaciones.

La escandalosa filtración de la sentencia que corregirá la del caso Roe contra Wade

Ayer, el medio izquierdista Politico.com filtró el borrador de la sentencia del Tribunal Supremo que revocará la escandalosa sentencia del caso Roe contra Wade. Se trata de una filtración gravísima, la primera que sufre esa institución en toda su historia, y todo apunta a que la filtradora es una magistrada afín al Partido Demócrata. Esa filtración ha dado lugar a una campaña de acoso al Tribunal Supremo para intentar torpedear esa sentencia, una campaña de agitación promovida por Joe Biden, el actual presidente de EEUU, miembro del Partido Demócrata y defensor del aborto. Su partido incluso ha dado pasos en defensa de la legalización del infanticidio de recién nacidos.

El aborto: una institución tan arraigada y tan inhumana como lo fue la esclavitud

Hay que señalar que la Constitución de EEUU no dice por ninguna parte que matar a los hijos por nacer sea un derecho. Eso fue una interpretación muy discutible de la sentencia de 1973, basada, como hemos visto, en la idea anticientífica de que la vida humana empieza en el parto. Es intolerable que una institución, por muy arraigada que esté, atente contra la dignidad humana, y más aún si lo hace sobre la base de una mentira como afirmar que los niños por nacer no son seres humanos y por tanto no merecen ser personas. Una mentira tan criminal como la que negó la condición de personas a los esclavos negros.

A día de hoy, los partidarios del “derecho” a matar a inocentes se han puesto tan histéricos como lo estuvieron en su día los partidarios del “derecho” a poseer esclavos, pero en un Estado de Derecho, en una sociedad civilizada, la histeria no puede ser más poderosa que la razón, y negar la condición humana de ciertos seres humanos es una atroz irracionalidad, tanto si las víctimas son esclavos negros, como si las víctimas son niños y niñas por nacer. 

Ya va siendo hora de abolir el aborto igual que fue abolida la esclavitud.

Elentir

jueves, 14 de octubre de 2021

Encontramos un obispo católico!: Arzobispo castrense de EEUU dice claramente que “no se puede obligar a nadie a recibir una vacuna COVID-19 si ello viola la santidad de su conciencia”


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Ocasiones como ésta son las que avivan la esperanza: la Iglesia no solamente está compuesta por clericalistas obispos serviles, doblegados, arrodillados, conniventes, complacientes con la dictadura sanitaria, como muy probablemente y desgraciadamente le haya tocado a usted; también hay excepciones, como es este caso. Se trata del Arzobispo castrense de EEUU, Mons. Timothy Broglio (no confundir con Bergoglio), quien emitió ayer una declaración en la cual afirma claramente, “no se puede obligar a nadie a recibir una vacuna COVID-19 si ello viola la santidad de su conciencia”.

Esta es una información de Gaudium Press, Oct-13-2021.


Mons. Broglio: No se puede obligar a vacunarse a quien manifieste serios problemas de conciencia. El Arzobispo Castrense americano habló sobre el respeto a la conciencia de quienes hallan moralmente inaceptable algunas vacunas anti Covid

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Redacción (13/10/2021 08:55, Gaudium Press) Después de manifestar que – siguiendo las directrices de la Congregación de la doctrina de la Fe vaticana y las de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE.UU. – él ya declaró que era moralmente permitido recibir las vacunas disponibles contra el Covid 19, ahora Mons. Timothy Broglio, el Arzobispo castrense americano, analiza en comunicado circunstancias planteadas por la orden de vacunación obligatoria contra el coronavirus decretada a todos los militares en servicio por el gobierno.

Desde que fue decretada esa vacunación obligatoria, “algunos miembros del servicio se han negado a recibir la vacuna y han solicitado un acuerdo [accommodation] a través de la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa [Religious Freedom Restoration Act]”.
“Esta circunstancia plantea la cuestión de si la permisibilidad moral de la vacuna impide que una persona forme una creencia religiosa sincera [en el sentido] de que recibir la vacuna violaría su conciencia. No es así”, expresa Mons. Broglio.
Recuerda el Arzobispo la constatación de que “las vacunas Pfizer y Moderna contra el Covid 19 fueron testadas usando un línea celular derivada del aborto”, algo que ha sido considerado tradicionalmente como “una cooperación material remota con el mal”, que “nunca es pecaminosa”.

En sentido diverso, la “vacuna de Johnson & Johnson fue desarrollada, testada, y es producida, con líneas celulares derivadas del aborto. Esa vacuna es por tanto, más problemática. Si fuera la única vacuna disponible, sería moralmente permisible, pero el católico fiel debe hacer conocer su preferencia por un tratamiento más aceptable moralmente”.

La conciencia sigue siendo un santuario

No obstante, y a pesar de la permisibilidad de aplicación de todas las vacunas a pesar de su relación con líneas celulares de niños abortados, “la Iglesia atesora su enseñanza sobre la santidad de la conciencia. ‘La conciencia es el más secreto núcleo y santuario del hombre. Allí esta solo con Dios, cuya voz resuena en sus profundidades’ ”, dice el Arzobispo castrense citando a Pablo VI.

Y continúa repitiendo al Papa Montini, quien así habla en Dignitatis Humanae:

“En toda su actividad, un hombre está obligado a seguir su conciencia para que pueda venir a Dios, fin y propósito de la vida. De ello se deduce que no se le debe obligar a actuar de manera contraria a su conciencia. Tampoco, por otro lado, debe ser restringido de actuar de acuerdo con su conciencia, especialmente en materia religiosa”.

Teniendo estos principios en vista, Mons. Broglio sentencia que “nadie debería ser obligado a recibir una vacuna COVID-19 si esto violase la santidad de su conciencia”, afirmación que también sustenta en doctrina pontificia presente en Dignitates Humanae, cuando Pablo VI dice que los individuos poseen el “derecho civil a no verse obstaculizados en la conducción de sus vidas de acuerdo a sus conciencias”.

Incluso, expresa el Arzobispo, “si la decisión de un individuo parece errónea o inconsistente a los demás, la conciencia no pierde su dignidad. Esta creencia permea la teología moral católica así como la jurisprudencia de la Primera Enmienda” americana, que protege derechos a la libertad de religión y de expresión en los EE.UU.
“Negar acuerdos religiosos, o tomar acciones personales punitivas o adversas contra aquellos que plantean objeciones serias y basadas en la conciencia, sería contrario a la ley federal y moralmente represensible”, afirma oponiéndose de esta manera a la vacunación compulsoria de quienes plantean auténticos problemas de conciencia por la relación de las vacunas con líneas celulares de niños abortados.
“Aquellos que rechacen la vacuna COVID-19 deben continuar actuando en caridad hacia sus vecinos y por el bien común mediante la adopción de medidas para mitigar la propagación de COVID-19 a través del uso de cubiertas faciales, distanciamiento social, someterse a pruebas de rutina, cuarentenas y permanecer abiertos a recibir un tratamiento en caso de que esté disponible uno que no se deriva ni se prueba con líneas celulares derivadas del aborto”, concluye.

viernes, 7 de mayo de 2021

Los obispos no sancionarán al ladrón de las elecciones en Estados Unidos

 ES NEWS


Los obispos estadounidenses no harán cumplir el Derecho Canónico contra el ladrón electoral y militante del aborto Joe Biden, predice George Neumayr en The Spectator. Los obispos estadounidenses carecen de la voluntad de negar la Comunión a Biden, a pesar de que el Canon 915 “obliga al ministro de la Sagrada Comunión a rechazar el Sacramento” a aquéllos que están en “pecado grave manifiesto”. Neumayr pregunta: “Si la facilitación directa de Biden de la matanza de niños no nacidos no entra en esa categoría, ¿qué lo hace?”

Neumayr observa que la Iglesia del Vaticano II ha engendrado a muchos de sus propios destructores. Llama a Biden un “católico” anticatólico que persigue a su propia Iglesia. Los obispos podrían haber aplastado a esta serpiente en su caparazón, pero debido a su laxitud y heterodoxia declinaron hacerlo. Biden es para Neumayr el producto de la pasividad de los obispos, la culminación de un catolicismo secularizado que los obispos permitieron que se extienda durante décadas.

Estos obispos explican por qué no aplican el derecho canónico contra los enemigos de la Iglesia, diciéndonos que “no somos guardianes de la Eucaristía”. Neumayr observa que tal afirmación habría sorprendido a los primeros obispos de la Iglesia. “Al negarse a controlar el sacramento de la Sagrada Comunión, los obispos han permitido que los enemigos de la Iglesia lo controlen”. Biden y sus amigos exigen autonomía para sí mismos en la esfera política, mientras se reservan el derecho de burlar las reglas de la Iglesia.

Todos los prelados influyentes de Francisco están en el tanque para Biden. Neumayr nombra a McElroy de San Diego, Gregory de Washington, Cupich de Chicago y Tobin de Newark. El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, un supuesto “conservador” que dijo que “las cuestiones incendiarias son cosa del pasado”, no es mejor. Ellos dicen que la Iglesia debe buscar el “diálogo” por encima de la confrontación. Neumayr observa que “por supuesto, ese diálogo nunca se produce”. Identifica esto como el llamado “enfoque pastoral” que ha vaciado los pastos de la Iglesia y expuesto el rebaño a los lobos.

viernes, 12 de febrero de 2021

Muerte en el Estado de Virginia



La noticia es de la semana pasada. Virginia es el primer Estado del sur de los Estados Unidos (y el 23º de la Unión) en abolir la pena de muerte. El Senado local aprobó la medida con una mayoría de 21 a 17 votos, mientras que la Cámara la aprobó con una mayoría de 57 a 41. El gobernador demócrata Ralph Northam anunció de inmediato que firmará el proyecto de ley correspondiente. Una vez aprobada, la ley tendrá el efecto de que no habrá más ejecuciones a partir de julio, mientras que las penas de muerte ya dictadas se conmutarán por cadenas perpetuas.

Al mismo tiempo, con mayorías similares, la Cámara y el Senado de Virginia han legalizado el uso de la marihuana con fines recreativos, y este también es un récord que la Virginia se adjudica entre los Estados del sur. Esta simultaneidad debería hacernos reflexionar sobre una cierta confusión moral del legislador virginiano (en lugar de legalizar la marihuana, ¿no habría sido mejor cuestionar la posible conexión entre las drogas y los crímenes atroces sancionados con la pena de muerte?). Pero el punto más doloroso es otro.

En la breve declaración que comenta el pasaje del proyecto de ley de abolición de la pena de muerte en el Senado, el gobernador dijo que «esta práctica es fundamentalmente injusta. Es deshumana. Es ineficaz. Y sabemos que, en algunos casos, hubo personas condenadas a la pena capital, de las que después se probó la inocencia».

¿Pero no es este el mismo Gobernador Northam quien, hace dos años, había suscitado gritos de horror por su comentario sobre la relajación de las restricciones a los abortos en el tercer trimestre? En una entrevista radial, el gobernador (de quien, siendo neurólogo pediatra de profesión, se presume que sabe lo que dice, al menos sobre estos temas) declaró: «Los abortos en el tercer trimestre se realizan cuando pueden existir deformaciones graves … Cuando una madre está en trabajo de parto, puedo decirle exactamente lo que sucede … El bebé es dado a luz y se mantiene en un estado confortable.. Luego, el bebé es resucitado si este es el deseo de la madre y su familia. Y después la madre y los médicos mantienen una conversación».

Ahora bien, como suele suceder, los llamados sites que pretenden restablecer los hechos discutiendo las declaraciones de los políticos, en realidad terminan ofuscando estos mismos hechos con fines políticos. El “fact-checking” -la verificación de los hechos- de la declaración del gobernador Northam es un ejemplo claro (ver, por ejemplo, de cómo, en defensa del gobernador, se trepa a los espejos).:Sin embargo, sea como sea, las palabras del gobernador (y de los Demócratas en general) no dejan lugar a dudas: una vez dado a luz (por lo tanto, ya ni siquiera es un aborto), la suerte del niño, es decir, si se le permite vivir o se le deja morir, es decidida en una afable charla entre la madre y los médicos, mientras que el bebé (¡nunca!) es mantenido en un estado confortable.

En pocas palabras, si se comparan las dos declaraciones del Gobernador Northam, por un lado están la inequidad y la inhumanidad de la pena capital, mientras que la posibilidad de no atender a un bebé nacido obviamente no sería ni injusta ni inhumana; y por otro, el horror de la ejecución de un condenado, presuntamente culpable, pero después juzgado inocente, mientras que el niño sin duda inocente puede ser dejado morir sin suscitar ningún horror.

Por otro lado, incluso si solo se verifican los números, alrededor de 1.300 personas han sido ejecutadas en Virginia en más de cuatro siglos a partir de 1608 y 111 a partir de 1976. Los datos relacionados con el aborto, en Virginia, son de una magnitud decididamente diferente: solo en el 2018, los abortos (al menos los registrados) superaron los 16 mil. Y si se tiene la paciencia de consolidar los datos (paciencia que hay que encontrar, dada la enormidad del crimen), se puede hacer una comparación entre el número de condenas a muerte (111) desde 1976 y el número de abortos en el mismo período (aproximadamente 4 millones), por lo tanto, 40 mil abortos por cada ejecución.

¿La moraleja de todo esto? Independientemente de lo que se piense de la pena de muerte y de su abolición, sería quizás conveniente tener el sentido de las proporciones. Si se guarda silencio sobre los abominables crímenes del aborto y del infanticidio (ante los cuales, por gravedad y número, todos los demás palidecen), cualquier alarde sobre la abolición de la pena de muerte tiene un sabor de hipocresía que sólo una parte de los Estados Unidos, la Demócrata de Biden y Northam, no advierte. Y sería oportuno que los legisladores abolicionistas de la pena de muerte pusieran al día sus conocimientos (o echaran un vistazo por primera vez) sobre la obra de Beccaria, quien, aunque portaestandarte de la crítica a la pena de muerte, no vacilaba en expresar el «justo horror» que merecen delitos como el infanticidio (Dei delitti e delle pene (De los delitos y de las penas, cap. 31), y presumiblemente el aborto (en la nota 7 del capítulo 31, los editores de una de las ediciones en inglés escriben que «aquí Beccaria probablemente se refiere a ambos delitos, el de infanticidio y el del aborto«: Cesare Beccaria, On Crimes and Punishments (5ta. edición Newman y Marongiu, 2009), pág.141).


sábado, 23 de enero de 2021

Su arzobispo recuerda a Pelosi que ningún católico puede ser abortista (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA



Tras la extraña diatriba de la ‘católica’ Nancy Pelosi contra los católicos que votaron a Trump por su postura provida, el arzobispo de San Francisco, la archidiócesis de la ‘speaker’, le ha respondido que “ningún católico puede en buena conciencia favorecer el aborto”.

“Nuestra tierra está empapada de la sangre de los inocentes y hay que pararlo”, declaró Salvatore Cordileone, arzobispo de San Francisco, en una declaración respondiendo a la presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi.

Parece evidente que es Pelosi, y no los presuntos votantes católicos de Trump, la que ostenta una postura incoherente, siendo una ardiente abortista mientras se declara devota católica, pero el arzobispo ha hecho bien en dejarlo claro: “Nancy Pelosi no habla en nombre de la Iglesia”.

“Y sobre la cuestión de la igual dignidad de la vida humana en el vientre materno, [Pelosi] también habla en contradicción directa a un derecho humano fundamental que la doctrina católica ha defendido de forma consistente durante dos mil años”, añade Cordileone, quien dijo, asimismo, que el uso que hace Pelosi de la expresión “derecho a decidir” para referirse al aborto “es una pantalla de humo para perpetuar toda una industria que se aprovecha de uno de los males más repugnantes imaginables”.

No es la primera vez para Pelosi. El predecesor de Cordileone, George Niederauer, calificó en su día el apoyo de Pelosi al aborto de “completamente incompatible con la doctrina católica”.

Carlos Esteban