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miércoles, 18 de octubre de 2023

¿Los “dubia” son un arma contra el Papa o una defensa de los fieles? Una respuesta razonada




*

No hay paz para el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Manuel Fernández.

A poco de haber asumido el cargo se encontró lidiando con un par de cuestiones abiertas incómodas, que creyó que podría cerrar rápidamente con la aprobación del papa Francisco, pero en cambio obtuvo el resultado opuesto.

La primera cuestión estaba constituida por los cinco “Dubia” remitidas el 10 de julio y luego el 21 de agosto a él y al Papa por cinco cardenales, referidos a otros tantos puntos críticos de la doctrina y de la práctica, entre ellos la bendición de las parejas homosexuales.

La segunda cuestión fue planteada, también en julio, por el cardenal Dominik Jaroslav Duka, arzobispo emérito de Praga, y se refería a la Comunión eucarística para los divorciados vueltos a casar.

Satisfecho con la aprobación firmada el 25 de septiembre por el papa Francisco, el 2 de octubre Fernández hizo públicos en el sitio web del dicasterio dos bloques de respuestas a ambas preguntas.

Pero en ambos casos las respuestas prácticamente fueron devueltas al remitente.

Respecto a la cuestión planteada por Duka, el cardenal y teólogo Gerhard Ludwig Müller tomó providencias para derribar las respuestas dadas por Fernández. Un rechazo no menor, teniendo en cuenta que Müller fue también, de 2012 a 2017, prefecto del mismo Dicasterio para la Doctrina de la fe:


Mientras que, en cuanto a los “Dubia” de los cinco cardenales, las respuestas proporcionadas por Fernández -en forma de carta enviada por el Papa Francisco el 11 de julio- fueron por ellos para nada esclarecedoras mucho antes de que el propio Fernández las hiciera públicas, tanto es así que plantearon las mismas preguntas al Papa por segunda vez en una forma más estricta.

A este relanzamiento de los “Dubia”, realizado el 21 de agosto, los cinco cardenales nunca recibieron respuesta, como luego decidieron documentar públicamente el 2 de octubre, pocas horas antes de que Fernández hiciera públicas las respuestas anteriores del 11 de julio como si fueran las definitivas:


Pero el problema no ha terminado. Porque no sólo los cinco cardenales protestaron contra el forzamiento llevado a cabo por Fernández, sino que uno de ellos, el chino Joseph Zen Ze-kiun, retomó las respuestas del Papa a la primera formulación de los “Dubia” y las criticó una a una, mostrando cómo eran cualquier cosa, incapaces de aportar claridad.

Zen publicó su acusación el 13 de octubre en su blog personal, en chino, inglés e italiano:


Por otra parte, en el bando de los apologistas del actual pontificado, los “Dubia” con las cuestiones que plantean han sido ignorados o, peor aún, acusados de ser un arma impropia esgrimida contra el Papa para obligarle a decir lo que se quiere.
¿Pero esto es necesariamente así? ¿O si, por el contrario, se tratara de una justa iniciativa de obispos y cardenales para proteger la fe del pueblo cristiano de las dudas sobre puntos importantes de la doctrina y de la moral, dudas generadas por expresiones poco claras de las máximas autoridades de la Iglesia?
Y si esta segunda respuesta es válida, ¿cómo justificar entonces los silencios o las respuestas evasivas por parte de las autoridades llamadas a aportar claridad?

La siguiente intervención ofrece una respuesta razonada precisamente a estas preguntas. El autor de la carta es bien conocido en Settimo Cielo, pero pide ser identificado simplemente como “un sacerdote que durante muchos años ha colaborado con la Santa Sede”. ¿Por qué? Evidentemente por razones opuestas a aquellas por las que el cardenal Zen, de 91 años, firma lo que publica: “Viejo como soy, no tengo nada que ganar, nada que perder”.

*

Estimado Magister,

La presentación de preguntas al papa Francisco sobre expresiones presentes en los textos que llevan su firma, que los autores de los llamados “Dubia” consideraban de interpretación poco clara, sigue suscitando interés y avivando un debate “intra et extra Ecclesiam catholicam”.

No pretendo afrontar aquí la formidable lista de cuestiones, algunas inéditas al menos en la historia reciente de la Iglesia, planteadas por los “Dubia”, sino sólo hacer algunas consideraciones respecto a algunos puntos, en primer lugar el que se centra sobre la posición (sin duda incómoda) de sus firmantes.

Lo hago inspirándome en una sospecha que circula entre el clero, los fieles católicos y algunos no creyentes. Es la que sugiere que detrás de los “Dubia” se esconde el deseo de “forzar la mano” del papa Francisco a “retractarse” o “corregir” algunas de sus declaraciones que entrarían en conflicto con la supuesta “inmutabilidad de la doctrina” en materia de fe y moral.

Pero antes quisiera detenerme en una distinción que me parece apropiada: la que existe entre “dubium unius fidelis vel pastoris” y “dubium gregis vel collegii pastorum”, es decir, entre la duda de un creyente o pastor individual y la duda de la grey o del colegio de pastores.

En cuanto al primer género de “dubium”, el del individuo, el deseable logro de una inteligencia adecuada y de una conciencia recta respecto de lo que el Santo Padre enunció puede ser perseguido práctica y fácilmente mediante la comparación del creyente individual (o de grupos limitados de fieles), de un obispo o de un presbítero (o incluso de una conferencia episcopal o de un presbiterio secular o regular) con un guía espiritual, teológica o pastoral de fe comprobado y de sólida moral, o -en particular, en los dos últimos casos- recurriendo de manera confidencial a los Dicasterios competentes de la Curia Romana, designados para entrar en el fondo de determinadas cuestiones doctrinales o canónico-legislativas. Dado que no concierne a todos o a la mayoría de los fieles y pastores, normalmente no es necesario ni apropiado que el propio Papa responda personalmente a los “dubia unius fidelis vel pastoris”.

En el segundo género de “dubium” las cosas son diferentes. Por razones práctico-pastorales, no es posible que un gran número de fieles o pastores, en todas partes del mundo, tengan acceso a una conversación con creyentes autorizados, bien formados espiritual, teológica y pastoralmente, y que estén razonablemente seguros del significado auténtico de las afirmaciones del Magisterio pontificio que han dado lugar a los “dubia gregis vel collegii pastorum”, para poder resolverlos de manera convincente.

Debe ser así, ya que, por su naturaleza, la enseñanza del Santo Padre que trata temas de carácter universal en materia de fe y de moral es pública (ya sea oral o escrita) y llega a creyentes y no creyentes en todas partes, también la respuesta a los “Dubia” sobre cómo deben interpretarse algunas declaraciones y traducirse en la práctica algunas normas debe hacerse pública, porque la incertidumbre de muchos puede ser la de todos o de la mayoría de los fieles y pastores. Al no existir una norma canónica ni una costumbre “ab immemorabilis” que prevea una iniciativa “anónima” de los fieles católicos o incluso del clero que pueda formular y presentar una pregunta al Papa sobre sus declaraciones, corresponde a quienes tienen el mandato eclesial de cuidar de los laicos y del clero -los cardenales y los obispos- y sienten ellos mismos la urgencia de ser “confirmados” en la fe y en la moral recoger los “Dubia” y someterlos filialmente al Supremo Pontífice.

Al proceder de este modo, cardenales y obispos no se arrogan un derecho -que no tienen- de “juzgar” al Papa o “presionarlo” para que corrija sus afirmaciones como les plazca, sino que solicitan la “caridad pastoral de la verdad” que es ” munus et virtus ” de un Papa, llamando a él mismo (y no sustituyéndolo) a ejercerla personalmente, ofreciendo públicamente una interpretación auténtica de su enseñanza pública. Esta “solicitud” del trono pontificio nace de la preocupación de cardenales y obispos por la “salus animarum” en la que se resume el “bonum Ecclesiae”.

En cuanto a la modalidad a través de la cual el Papa puede hacer público el “responsum” a los “dubia gregis vel collegii pastorum”, depende de las circunstancias y de las oportunidades: puede ser mediante su publicación directa por parte de la Santa Sede (como ha ocurrido recientemente), o bien autorizando a los firmantes de los “Dubia” a dar a conocer el “responsum” que les haya sido enviado.

UN EJEMPLO

Para que quede claro lo que intento decir, consideremos este ejemplo.

Un suboficial de un cuerpo de policía, plenamente disciplinado con sus superiores, cuyas órdenes ha obedecido constantemente, tiene como principio deontológico de su profesión el de rechazar cualquier forma de coacción física para conseguir que un delincuente confiese haber cometido un delito, y siempre ha prohibido a sus subordinados que lo hagan. Pero un día oye a su Comandante regional afirmar públicamente -en referencia a un hombre detenido por estar acusado de cometer una serie de asesinatos- lo siguiente: “Le mantendremos bajo presión. No le dejaremos en paz hasta que admita su culpabilidad”.

No se trató de un exabrupto privado del Comandante susurrado al oído de alguno de los oficiales, suboficiales o agentes, sino de una afirmación hecha delante de todo el cuerpo de policía y recogida por los medios de comunicación, de modo que hasta los ciudadanos de a pie pudieron enterarse.

El propio suboficial queda perplejo por el significado de la afirmación de su superior y percibe que entre los demás suboficiales y los mismos agentes surgen diferentes interpretaciones de estas palabras. Algunos de ellos empiezan a hacer circular la idea de que el comandante pretende autorizar – en el caso en cuestión y en otros similares – además de interrogatorios intensos, prolongados y repetidos, también el uso de la violencia física para arrancar una confesión. El suboficial, a pesar de ser inflexible en que ninguna forma de tortura es admisible en ningún caso, para evitar que la interpretación favorable se difunda entre los agentes y se arraigue esta práctica inaceptable, se dirige por escrito al Comandante Regional pidiéndole que aclare, disipando cualquier duda, de qué quiso decir con esa expresión. “Sí, es correcto que en casos de delitos especialmente brutales lleguemos incluso a inducir una confesión mediante presión física sobre el presunto culpable, a fin de que, para que lo dejen en paz, confiese el delito cometido”. O: “No, bajo ninguna circunstancia es correcto utilizar la violencia física para obtener la confesión de una persona arrestada, por muy grave que haya sido su delito”.

La firme certeza de que la tortura de un presunto delincuente es siempre un mal que debe evitarse, porque no respeta la vida y la dignidad que es propia de todo hombre y mujer, no invalida la legítima y debida petición de aclaración sobre la declaración de un Superior que se presta (y así fue, en el ejemplo denunciado) a diferentes interpretaciones. El “dubium” del suboficial no se refiere a su conciencia, que es cierta, sino a la aplicación de las normas (o reglamentos) del cuerpo de policía al que pertenece, a partir de la reciente declaración del Comandante. Y ello para evitar que los agentes cuya conciencia no esté adecuadamente formada para discernir el bien del mal sigan su propia “interpretación permisiva” de la afirmación del Comandante y, en consecuencia, cometan un mal creyéndolo un bien (por ejemplo, para prevenir delitos posteriores o impartir justicia a las víctimas) como si se lo permitiera la autoridad a la que están sometidos.

Los otros suboficiales, aunque también permanecían perplejos respecto al significado de la expresión de su Comandante Regional, para poder vivir en paz y no querer enemistarse con él molestándolo con una pregunta incómoda (se sabe que rara vez un subordinado que molesta a un Superior con peticiones atrevidas podrá hacer carrera) no presentan ningún pedido de aclaración, ni firman la carta con el dubium que envió su colega.

¿Cuál de ellos -el valiente autor del “dubium” o sus compañeros suboficiales que se mostraron dudosos pero temerosos frente el Comandante- prestó realmente un servicio a los oficiales bajo su mando, ayudándoles a ser “buenos policías” y no “agentes depravados”? ¿Quiénes han mostrado concretamente que se preocupan por la dignidad, el honor y la función pública del cuerpo policial al que pertenecen, promoviendo su respeto y estima entre los ciudadanos? ¿Quién ha protegido mejor a los ciudadanos acusados ​​de un delito, evitando que sean sometidos a actos de tortura durante un interrogatorio policial?

Obviamente, la Iglesia no es un cuerpo de policía, el Papa no es su Comandante y sus afirmaciones a interpretar no se refieren -en el caso de los “Dubia” presentados a Francisco- a la práctica de los interrogatorios. Los cardenales y obispos no son oficiales ni suboficiales, y los fieles no son agentes ni acusados. Pero tal vez este ejemplo tenga algo que decirnos respecto a la discusión sobre los “Dubia”.

Estar personalmente seguro de las verdades reveladas por Dios y de la fe de la Iglesia, del bien que se debe hacer y del mal que se debe evitar, no convierte de por sí en “insinceros” o “incorrectos” a aquellos pastores que están preocupados por la difusión entre otros pastores o entre los fieles de interpretaciones arbitrarias de algunas expresiones del Magisterio pontificio que nacen de la evidencia no inmediata de las mismas a los ojos de la fe y de la razón, o que a primera vista parecen estar en conflicto con la enseñanza anterior de la Iglesia. Al decidir recurrir al Santo Padre para obtener su interpretación auténtica no buscan algo para ellos mismos, sino para la tarea que les ha confiado el mismo Papa: colaborar con él para cuidar del rebaño que les ha sido confiado por Cristo.

RESPUESTAS Y SILENCIO

¿Pero qué puede suceder si el Papa decide no responder a los “Dubia”? ¿Y si el “responsum” proporcionado no es considerado por quienes lo presentaron como suficiente para disipar las dudas y proporcionar una interpretación auténtica y completa que cierre la cuestión de una vez por todas?

En su libertad soberana (que implica una responsabilidad “coram Deo et coram Dei populo”), el Sumo Pontífice puede ciertamente no responder a los “Dubia”.

Los motivos que eventualmente le llevan a esta decisión pueden ser de diferente naturaleza: desde el vinculado a su tiempo y a las energías físicas y mentales de que dispone, considerando los numerosos y onerosos compromisos de un Papa, su edad y su salud, hasta el que surge de la convicción de haber sido suficientemente claro e inequívoco al pronunciarse sobre una determinada cuestión; o puede surgir del deseo de dejar la cuestión “abierta” a ulteriores profundizaciones teológicas y morales o a “discernimientos” en el interior de la Iglesia universal o particular, sin definirla de una vez para siempre.

Tampoco se puede excluir la preocupación por fuertes desacuerdos que surjan entre pastores o laicos sobre el objeto de la afirmación del Papa, contrastes que podrían socavar la unidad de la Iglesia. Y ni siquiera el miedo a una reacción de los medios de comunicación y de los no creyentes que podría desencadenarse en el caso de una interpretación que consideran inaceptable, en detrimento del diálogo con las diferentes culturas, religiones y sociedades o comprometiendo las oportunidades de presencia de la Iglesia en ciertos ambientes. Y otros motivos más todavía.

Ciertamente, sólo tenemos lo que el papa Francisco escribió en la carta, fechada el 10 de julio de 2023, dirigida a los cardenales Walter Brandmüller y Raymond Leo Burke, con la que acompaña su “responsum”: “Aunque no siempre me parece prudente responder las preguntas dirigidas directamente a mi persona (ya que sería imposible responderlas a todas), en este caso creo es adecuado hacerlo debido a cercanía del Sínodo”. En la expresión “no siempre me parece prudente” se puede vislumbrar una alusión a diferentes motivos de oportunidad para el silencio, de la misma manera que en la referencia a la “cercanía del Sínodo” se escucha el eco de los muy animados debates y controversias que lo precedieron y lo acompañan.

Nada autoriza a interpretar una “falta de respuesta” a los “Dubia” como expresión de la voluntad del Papa de acreditar una u otra de las interpretaciones que circulan sobre lo que ha dicho o escrito sobre un tema. Hay otras vías por las cuales, eventualmente, uno puede aproximarse a una supuesta “interpretación plausible” que se acerque lo más posible a la “auténtica” que no se proporcionó.

Finalmente, la situación más embarazosa para los fieles y los pastores, así como (podemos suponer) para el mismo Santo Padre, es el caso en el que quien extendió y presentó los “Dubia” no se declara satisfecho con lo contenido en el “responsum” y hace pública esta insatisfacción.

Es lo que ocurrió con la serie de los “Dubia” a los que Francisco respondió con la citada carta del 10 de julio. Los cardenales interpelantes reformularon los “Dubia” y los volvieron a presentar, sin haber recibido más respuesta. Si el objetivo de los “Dubia” -como debería ser- no es resolver una duda personal de conciencia de los redactores (escuchando sus declaraciones públicas en diferentes fechas y lugares, todos parecen demostrar una conciencia certera sobre las cuestiones a las que se refieren los “Dubia”), sino disipar las dudas presentes en un gran número de pastores y fieles (“mentis et cordis confusio”) respecto al significado de las expresiones del Santo Padre y encaminarlos por el camino de la verdad y del bien, este objetivo ha fracasado y el riesgo de acrecentar la “confusión” es grave.

¿De quién es la responsabilidad de este fracaso y de sus consecuencias, que son especialmente graves para los pastores y fieles más “frágiles” en la fe y en la moral? Considero que no corresponde a ningún hombre establecerlo: será el Señor de la historia (incluida la de la Iglesia) quien dictará la sentencia cuando “vendrá otra vez, en gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos y su reino no tendrá fin”.

Carta firmada

Roma, 14 de octubre de 2023

viernes, 5 de mayo de 2023

Carta abierta a todos los Cardenales de la Santa Iglesia Católica



 
El Papa Francisco -lo digo con el corazón roto- no es el «garante de la fe», sino que constantemente destruye cada vez más los fundamentos de la fe y la moral.



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Carta abierta a todos los Cardenales de la Santa Iglesia Católica (que se dirige también a todos los Patriarcas, Arzobispos y Obispos que tienen un alto grado de corresponsabilidad)

30 de abril Fiesta de Santa Catalina de Siena

Eminencias, Reverendísimos Cardenales, Arzobispos y Obispos de la Iglesia Católica,

Hace dos años y medio escribí la siguiente carta a un cardenal con el que mantengo una relación amistosa desde hace años y que poco antes, al igual que muchos otros obispos y cardenales, dijo en una entrevista publicada que las críticas al Papa Francisco son un gran mal que debería erradicarse. El cardenal al que me dirigí respondió a mi carta muy afectuosamente, pero que yo sepa no se ha tomado ninguna medida.

Ante el fallecimiento del Papa Benedicto XVI y la noticia de que el Papa Francisco ya ha firmado una carta de renuncia a su cargo que se hará efectiva en caso de un deterioro significativo de su salud y, por tanto, ante un cónclave que podría convocarse próximamente, creo que el contenido de esta carta concierne a todos los cardenales y también a los arzobispos y obispos. Por tanto, dirijo esta carta, de la que he eliminado todo signo sobre qué cardenal fue escrita originalmente, como una carta abierta a todos los cardenales, de hecho a todos los que tienen responsabilidades en la Iglesia en diversos grados. Quiera el Espíritu Santo que todo el contenido de esta carta, que corresponde a la verdad y a la voluntad de Dios, sea fecundo para el bien de la Santa Iglesia y de muchas almas, y que ni una sola palabra en ella perjudique a la Iglesia, Esposa de Cristo.

He elegido la festividad de Santa Catalina de Siena para su publicación, porque ella combinó de manera única la más íntima reverencia hacia el Papa como Vicario de Cristo en la tierra con una crítica implacable a dos Papas muy diferentes. Pasemos ahora al texto de la carta, que cada uno de vosotros puede leer como dirigida personalmente a él.

Eminencia, Reverendo Cardenal ...

Debo confesar que me preocupa y entristece una declaración supuestamente hecha por usted sobre las críticas al Papa Francisco. Usted ha dicho en una entrevista, si hemos de fiarnos de los medios de comunicación, que las críticas al Papa son un «fenómeno decididamente negativo que debería erradicarse lo antes posible» y subraya que el Papa es «el Papa y garante de la fe católica».

¿Cómo puede decir que criticar al Papa es un mal? ¿Acaso el apóstol Pablo no criticó dura y públicamente al primer Papa Pedro? ¿No criticó Santa Catalina de Siena a dos papas con más dureza aún?

Usted no parece entender por qué muchos católicos critican al Papa Francisco, a pesar de que es «el Papa». Al contrario, no entiendo cómo todos los cardenales, excepto los cuatro de las Dubia, permanecen en silencio y no hacen preguntas críticas al Papa. Porque hay muchas cosas que el Papa Francisco dice y hace que deberían provocar no sólo preguntas críticas sino también críticas caritativas. Recordemos la Declaración sobre la Fraternidad de Todos los Pueblos firmada por el Papa Francisco junto con el Gran Imán Ahmad Mohammad Al-Tayyeb, que dice:

«El pluralismo y la diversidad de religiones, color, sexo, etnia y lengua son queridos por Dios en Su sabiduría, a través de la cual creó a los seres humanos». (Aún más molesta es la versión inglesa: «The pluralism and the diversity of religions, colour, sex, ethnicity and language are willed by God in His wisdom, through which He created human beings»).

¿No sería una herejía y una terrible confusión afirmar que Dios -del mismo modo que quiso la diferencia de los dos sexos, es decir, con su voluntad positiva- también quiso directamente la diferencia de religiones y, por tanto, toda idolatría y herejía? Sí, ¿no es la Declaración de Abu Dhabi mucho peor que la herejía, es decir, la apostasía? ¿Cómo puede Dios, con Su voluntad creadora positiva, haber querido religiones que rechazan la divinidad de Jesús, niegan la Santísima Trinidad, rechazan el bautismo y todos los sacramentos y el sacerdocio? ¿O cómo ha podido querer el politeísmo o el culto al ídolo Baal o a la Pachamama? ¿No contradice esto totalmente el mensaje del profeta Elías y de todos los demás profetas y las palabras de Jesús?

¿No deberían todos los cardenales y obispos pronunciar su firme «non possumus» cuando Francisco exija que este «documento» sea la base de la formación de los sacerdotes en todos los seminarios y facultades de teología?

Dios ni siquiera puede haber querido o aprobado directa y positivamente las confesiones cristianas heréticas, en lugar de simplemente permitirlas, ya que éstas niegan pilares de la fe bíblica y católica como la enseñanza bíblica de que nuestra salvación eterna no se realiza sólo por la gracia de Dios, sino que requiere nuestra libre cooperación y buenas obras. ¿Cómo puede entonces, con su voluntad directa y positiva, querer religiones que rechazan todo el fundamento de la fe cristiana y a Cristo mismo?

Por muy cierto que sea en sí mismo «que el Papa es el Papa y garante de la fe», esta afirmación no puede aplicarse a un Papa que ha firmado la Declaración de Abu Dhabi y la ha difundido por todo el mundo, y que ha dicho y hecho muchas otras cosas contrarias a la doctrina constante de la Iglesia.

Su afirmación de que hay que promover las alianzas civiles/uniones civiles de homosexuales contradice directamente las claras afirmaciones del Magisterio de la Iglesia (cf. las consideraciones publicadas bajo el pontificado de San Juan Pablo II sobre los proyectos de reconocimiento legal de la convivencia entre personas homosexuales del 3 de junio de 2003), ¡pero sobre todo la Sagrada Escritura y toda la tradición de la Iglesia! ¿No deberían hacer todos ustedes, los cardenales, como hizo maravillosamente el obispo Athanasius Schneider: realizar un verdadero acto de amor al Papa y decirlo públicamente y con la misma franqueza que él, con toda la claridad debida?[1]

El Papa Francisco -lo digo con el corazón roto- no es el «garante de la fe», sino que constantemente destruye cada vez más los fundamentos de la fe y la moral con esta y otras muchas declaraciones y pronunciamientos. Que yo sepa, no ha habido ningún Papa en la historia de la Iglesia que haya afirmado monstruosidades semejantes... ¿Cómo debo responder a un querido y profundamente creyente amigo luterano, por cuya conversión rezo desde hace años, cuando me escribe que con esta Declaración de Abu Dhabi la Iglesia católica ha abandonado el suelo del cristianismo?

¿No está claro que un próximo Papa debe condenar como apóstata esta enseñanza de Abu Dhabi que Francisco envía a todos los seminarios de sacerdotes y facultades católicas? ¿Cómo puede justificar la Iglesia anatematizar al Papa Honorio por una desviación infinitamente menor de la Fe y condenarlo, si no condena unas declaraciones tan escandalosas? No tendrían que escribir todos los cardenales al Papa como un solo hombre y pedirle que retire esta declaración apóstata?

¿No temblarán los cardenales ante el momento en que Cristo les pregunte cómo podrían haber cumplido el solemne mandato misionero de Jesús si no hubieran protestado contra la Declaración de Abu Dhabi, que dice lo diametralmente opuesto a las palabras de Jesús?

«Por último, estando los once sentados a la mesa, se manifestó... Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará; pero el que no crea se condenará». (Marcos 16:14).

¿Cómo habéis podido callar también todos vosotros sobre las más que justificadas dubia del cardenal Caffarra -que aún me llamó en vísperas de su muerte y al que tuve que prometer que seguiría defendiendo la verdad- y de los otros tres cardenales posteriores a Amoris Laetitia, o incluso criticar estas dubia? De los cardenales, sólo los cuatro cardenales dubia han formulado preguntas caritativas sobre la herejía moral-teológica en Amoris Laetitia denegar implícitamente acciones intrínsecamente malas. El esplendor del bien y la existencia siempre y en todas partes (ut in omnibus) de actos malos ha sido reconocido como piedra angular de toda ética desde Sócrates y fue enseñado por San Juan Pablo II como fundamento inamovible de la ética y de las enseñanzas morales de la Iglesia.[2]

¿No deberían todos los cardenales haber estado de acuerdo con el cardenal Carlo Caffarra y los otros tres cardenales de las Dubia y haber exigido esta aclaración, ayudando así al Papa a proclamar la verdad?[3] ¿No deberían todos los cardenales haberse levantado como un solo hombre y haber apoyado la fraterna correctio que el cardenal Burke anunció pero nunca llevó a cabo?

Sólo tuvimos el anuncio del Cardenal Burke de que los cuatro Cardenales practicarían una «correctio fraterna» sobre el Papa en caso de silencio del Papa sobre esta cuestión moral central, pero esta correctio fraterna hace años que no la han practicado ni el Cardenal Burke ni otros Cardenales; solo unos pocos laicos y sacerdotes han criticado esta perversión de la doctrina en varias declaraciones[4] y, por así decirlo, se han puesto en la brecha para que ustedes los cardenales defiendan la verdad y el depositum fidei, como ya hicieron los laicos frente a la herejía arriana junto con San Atanasio y otros pocos cardenales todavía fieles, contra el Papa Liberio y la mayoría de los obispos se mostraron blandos.

Pero en lugar de nosotros miseri laici (nosotros miserables laicos), como (entonces el todavía Monseñor) Carlo Caffarra me llamaba con afectuoso humor (con verdadero corazón), ¿no os corresponde a vosotros, cardenales que deberíais estar dispuestos a dar vuestra sangre por la verdadera fe, alzar la voz contra las herejías de las que los críticos del Papa han demostrado que el Papa Francisco ha cometido algunas o al menos las ha sugerido? En lugar de una prohibición de criticar las declaraciones del Papa, ¿no hay aquí más bien una exigencia de reprensión fraterna o filial?

¿Y ahora levanta usted la voz, no por defensio fidei, sino para acallar a esos críticos, es más, para querer «erradicar» toda crítica?

¿No deberían protestar también todos los cardenales en muchos otros casos, por ejemplo cuando el Papa introduce arbitrariamente una enmienda teológica y eclesiásticamente errónea en el Catecismo Católico, que contradice las claras palabras de Dios en las Sagradas Escrituras (ya en el Libro del Génesis)[5] y muchas declaraciones doctrinales de papas sobre la pena de muerte formuladas en la tradición ininterrumpida y también hechos históricos, o cuando -contra muchas palabras contundentes de Jesús y dogmas de la Iglesia católica- habla de un infierno vacío o incluso, como los Testigos de Jehová, afirma que las almas de los pecadores incurables no van al infierno sino que son destruidas?

Querido amigo, este escenario de un Papa que negó la existencia de la única y verdadera Iglesia y la fe in unam sanctam, catholicam et apostolicam ecclesiam, si no explícitamente sí ciertamente implícitamente en Abu Dhabi, y se comporta como un señor por encima de las enseñanzas de Jesucristo y de la Iglesia, y de tantos Cardenales silenciosos, resulta irritante para muchos creyentes como yo, pone en peligro nuestra fe y hace un daño incalculable a la Iglesia y a las almas.

Os pido que alcéis vuestra voz en favor de la verdad sin ambages y que persuadáis a otros cardenales para que digan la verdad oportuna e inoportunamente, aunque esto pueda revelar la terrible crisis y cisma de la Iglesia en medio de la cual nos encontramos, y aunque algunos pusillae animae puedan ver erróneamente en ello un scandalum.

No se trata de una cuestión cultural de un Papa latinoamericano. No es una cuestión de gusto, estilo o temperamento. No, es el sí o el no a Cristo que nos dijo que predicáramos el Evangelio a todos los pueblos y naciones; quien crea en él se salvará, pero quien no crea en él se condenará? ¿Puede el Papa derogar de facto este mandato misionero mediante la Declaración de Abu Dhabi?

¿Puede nombrar e incluso honrar personalmente y premiar en la Academia Pontificia para la Vida a teólogos morales que contradicen el núcleo de la enseñanza moral bíblica y de la Iglesia y las encíclicas Humanae Vitae, Evangelium Vitae y Veritatis Splendor? ¿Cómo pueden los cardenales (y especialmente ustedes, que durante años trabajaron a las órdenes de San Juan Pablo II y del Papa Benedicto XVI) permanecer en silencio ante ésta y muchas otras «desolaciones del santuario» en lugar de hacer todo lo posible, mucho más que los laicos y teólogos críticos, para proclamar esas muchas verdades de la fe que el Papa contradice abierta o tácitamente con palabras y también con hechos (como la celebración de la Reforma, la erección de la estatua de Lutero en el Vaticano, el sello que celebra la Reforma, el culto a la Pacha Mama en los Jardines Vaticanos y en la Basílica de San Pedro, etc.)) y suplicarle que encuentre la brújula segura de su enseñanza únicamente en la verdad de las Sagradas Escrituras y en los dogmas inmutables de la Iglesia y que no se permita cambiar ni un ápice de ellos, por no hablar de la sustancia de la fe?

Con profundo dolor por las muchas heridas de la Iglesia, la Esposa de Cristo, y con amor a Jesús y a la Iglesia fundada por Él sobre la Roca de Pedro

En Cristo

Tuyo,

José

P.D. Espero desde lo más profundo de mi alma vuestra respuesta de palabra y de obra, que sería un acto de amor a Jesús, a María, a la Santísima Trinidad, a la Iglesia, al alma del Papa y a muchas otras almas. Con San Juan Pablo os grito: ¡corraggio! Luchad con valentía y sin reservas por la verdad, por Cristo y por la Iglesia, por las almas, incluidas las del Papa Francisco, y por la unidad de todos los cristianos, que sólo es posible en la verdad.

Profundamente unidos a ti en Cristo,

Tuyo

José

Profesor Dr.phil. habil. Dr. h.c. Josef M. Seifert, actualmente profesor de filosofía en la LMU, la Universidad de Múnich.







[1] He aquí la declaración verdaderamente clásica y maravillosa del obispo Schneider: https://www.lifesitenews.com/opinion/bishop-schneider-calls-faithful-to-pray-for-pope-francis-to-convert.

[2] Escribí un libro sobre esto El esplendor del bien y los actos intrínsecamente malos . La piedra angular de la ética y la moral de Karol Wojtyìa/Papa Juan Pablo II (1920-2020): una defensa filosófica. Cf. también mi ensayo . "Amoris Laetitia. Alegrías, tristezas y esperanzas". Aemaet vol. 5, n.º 2 (2016) 160-249, http://aemaet.de urn:nbn:en:0288-2015080654.

130b. "La alegría del amor: alegrías, aflicciones y hoffnungen", Aemaet Scientific Journal of Philosophy and Theology http, vol. 5, n.º 2 (2016) 2-84, http://aemaet.de urn:nbn:es:0288-2015080660.

[3] Con esta intención de ayudar al Papa escribí en mi breve ensayo ¿La lógica pura amenaza con destruir toda la doctrina moral de la Iglesia católica? ("¿Amenaza la lógica pura con destruir toda la doctrina moral de la Iglesia católica?", Aamaet, Revista científica de filosofía y teología http://aemaet.de, Vol. 2 (2017), 10-20/ " ¿Amenaza la lógica pura con destruir toda la doctrina moral de la Iglesia católica?" Aemaet, Wissenschaftliche Zeitschrift für Philosophie und Theologie http://aemaet.de, Vol. 6 (2017), 2-9) formuló la misma pregunta y también, con elogio de algunos pasajes de Gaudete et Exsultate el libro Revolution der Moraltheologie: Neues Paradigma oder alte ethische Irrtümer? (que le envío al mismo tiempo que esta carta). Más recientemente, Don Tullio Rotondo, en su libro Tradimento della sana dottrina attraverso "Amoris Laetitia", también ha expresado esta crítica de manera fundada y respetuosa. (Fue suspendido a divinis de forma totalmente injusta por su obispo por no retirar este libro, lo que habría ido en contra de su conciencia y del principio apostólico de que debemos obedecer a Dios más que a los hombres).

[4] Yo mismo no firmé estas declaraciones porque no estaba de acuerdo con todos los puntos ni con el tono de todo el asunto.

[5] Quien derrame sangre de hombre, su sangre también será derramada por el hombre; porque Dios hizo al hombre a su imagen. (Génesis 9:6)

viernes, 24 de febrero de 2023

Aborto. Carta abierta al señor Feijóo (y II): El núcleo duro de los votantes provida del PP podrían sumar 3 millones de votos




Estimado señor Feijó y demás votantes del Partido Popular.

Hace unos días escribí otra carta manifestando la consternación que muchos votantes del PP tenían respecto a las declaraciones del Señor Feijó sobre la ley de plazos.

La respuesta de la dirección del partido, ha tranquilizado un poco pero no del todo.

Querría hacer referencia a dos expresiones que han salido en los medios y que no producen ninguna confianza: la primera es que el PP “reivindica su derecho a evolucionar” y la segunda es llamar “núcleo duro” a los votantes que se ponen nerviosos con las últimas declaraciones del presidente Feijóo y de su portavoz, Borja Sémper.

Respecto a la primera, me gustaría decir que no es ninguna evolución favorecer la muerte del no nacido. Evolución es facilitar las cosas para que ninguna mujer tenga que decidir acabar con la vida de su hijo. Esto supone poner muchos medios y cabeza para favorecer la natalidad. Además, en España no se puede hablar mucho de superpoblación; se habla más bien de la España vacía. En el centro del país y en Aragón tenemos cada vez más pueblos deshabitados.

Respecto al “núcleo duro”, que son nada menos que cuatro millones de habitantes, me gustaría decir que esas personas son las que cuando les cedes el paso en una puerta te sonríen y te dan las gracias, en el metro ceden el sitio cuando entra una persona de cierta edad, los fines de semana no pueden hacer planes demasiado sofisticados, porque hay que atender a los abuelos, y hacer planes con los hijos son su mayor tesoro. Y por último, no toman las calles sino que incluso -¡asómbrense!- rezan por sus gobernantes, para que cambien.

De esos cuatro millones, tres siguen votando, por ahora, al Partido Popular y un millón, junto con otra gente que no votaba a nadie, son los que forman el electorado de Vox.

No seamos ingenuos: esos “duros” que votan al PP son la representación del humanismo cristiano, que fue el origen de la Unión Europea.

Como decía un filósofo, Europa no se entiende sin el cristianismo y, si no existiera, habría que inventarlo.

José María Sagunto

Aborto. Carta abierta al señor Feijóo: ese podría haber sido mi hijo



Estimado señor Feijóo: me encantaría enviar esta carta a usted, con el respeto que le tengo, y como reflexión para todos los españoles.

La semana pasada me acosté francamente preocupado por sus últimas declaraciones respecto al aborto: es la primera vez que en el PP de forma institucional se declara, a través de su cabeza, partidario de esa barbaridad.

Desde las primeras elecciones, creo que en el 77, he votado siempre al PP, partido que estimo, donde caben muchos, de corte liberal y respetuoso con la tradición cristiana europea y defensor de una economía de mercado; respetuoso también con ayudar a los más vulnerables. La palabra libertad es importante en este partido, y bajo ella gobierna en Madrid Isabel Diaz Ayuso, a la que aprecio, al tiempo que valoro lo que hace por España.

Sin embargo, creo no equivocarme si digo, que muchos de sus votantes, no vemos el aborto como un tema secundario, sino como algo capital, que impediría votar a su partido, si tomara “de forma institucional” posición a favor de él. Considerar al aborto un derecho no debe de ser. Es una gran desgracia.

Sin usar eufemismos: hace muchos años, en este país salieron algunos carteles que decían: “si el aborto es interrupción del embarazo, el canibalismo es gastronomía” esto suena brutal, pero la comparación es muy real.

Un ovulo y un espermatozoide no son más que células. La unión de ambos, es el inicio de una vida. ¿Qué diferencia hay entre el embrión y un niño de quince años? Pues nada más que dejar pasar el tiempo y que se desarrolle, sin matarlo en tal desarrollo.

Un pensamiento: ¿qué diferencia hay entre destruir un embrión o matar a un crio de 1 año? Pues solo varía su edad, su tiempo de vida. Ahora bien, matar a un niño de un año lo veríamos cruel, a un embrión no porque lo vemos como una masa informe, pero no es así: es un futuro niño de un año: ojos que no ven, corazón que no siente. ¡No podemos cerrar los ojos a la realidad! Con esto no criminalizo a las madres, son quizá las más afectadas, pero… ¿un derecho?

Pero seamos realistas ¿Qué tiene el aborto, para que haya gente que lo defienda? Pues simplemente que hay más de cuatro millones de personas en el mundo que viven con desahogo gracias al aborto. Es el gran negocio cruel del siglo XX y XXI.

Por último, querría decir que no conozco a ninguna madre que, habiendo abortado, no haya sufrido un gran desasosiego. A los 5 años de un aborto, toda mujer, al ver a un niño de esa edad por la calle, piensa: mi hijo sería como este. ¿Pobres madres, verdad?. Y es que el instinto maternal en la mujer es de los más grandes y bonitos de este mundo. Todos nos sentimos queridos por nuestras madres.

Señores del Partido Popular: no apoyen un negocio tan oscuro como este, por favor, y entonces les seguiremos votando los más de cuatro millones de personas que lo hacemos y no queremos perder el espíritu y que tenemos un espíritu de humanismo cristiano... que fue la raíz que hizo posible la Unión Europea.

José María Sagunto

jueves, 11 de noviembre de 2021

Carta abierta del teólogo dominicano P. Wojciech Gołaski: "Debo dar testimonio del tesoro de los santos ritos de la Iglesia"



En nuestra traducción de Rorate Caeli , quien proporciona el texto en inglés, propongo la siguiente carta abierta al Papa Francisco del P. Wojciech Gołaski OP, ya publicado en polaco. Independientemente de dónde se encuentre el tema de la FSSPX, merece una lectura cuidadosa por su formidable crítica de las " Traditionis Custodes ". Aquí el índice de los precedentes sobre el TC.


Jamna, 17 de agosto de 2021
Su Santidad el Papa Francisco
Domus Sanctae Marthae
La Santa Sede
Ciudad del Vaticano

A la atención de:
Rev. Maestro General de la Orden, Gerard Francisco Timoner III OP
Rev. Provincial de la Provincia de Polonia, Paweł Kozacki OP
SE Obispo de la Diócesis de Tarnów, Andrzej Jeż
Rev. Superior de la Casa Jamna, Andrzej Chlewicki OP
Hermanos y Hermanas de la Orden,
Superior Rev. del Distrito Polaco de la Fraternidad de San Pío X, Karl Stehlin FSSPX
Omnes quos res tangit

Santísimo Padre,

Tengo 57 años y me uní a la Orden Dominicana hace 35 años. He hecho votos perpetuos durante 29 años y he sido sacerdote durante 28. Solo tenía vagos recuerdos de mi primera infancia de la Santa Misa en la forma anterior a la reforma de 1970. Dieciséis años después de mi ordenación, dos amigos laicos (desconocidos entre sí) me instaron a aprender a celebrar la tradicional Santa Misa. Los escuché.

Fue un shock para mí. Encontré que la Santa Misa en su forma clásica:

dirige toda la atención del sacerdote y de los fieles hacia el Misterio,
expresa, con gran precisión de palabras y gestos, la fe de la Iglesia en lo que sucede aquí y ahora en el altar,
fortalece, con un poder igual a su precisión, la fe del celebrante y del pueblo,
no induce ni al sacerdote ni a los fieles a ninguna invención o creatividad personal durante la liturgia,
al contrario, los coloca en un camino de silencio y contemplación,
Ofrece al número y naturaleza de sus gestos la posibilidad de incesantes actos de piedad y amor a Dios,
une al sacerdote y a los fieles, colocándolos en el mismo lado del altar y volviéndolos en la misma dirección: versus Crucem , versus Deum .
Me dije a mí mismo: ¡esto es la Santa Misa! ¡Y yo, sacerdote desde hace 16 años, no lo sabía! Fue un eureka poderoso , un descubrimiento, después del cual mi idea de la Misa no pudo seguir siendo la misma.

Desde el principio me llamó la atención que este ritual era lo opuesto al estereotipo. En lugar de formalismo, libre expresión del alma ante Dios. En lugar de apatía, el fervor del culto divino. En lugar de distancia, proximidad. En lugar de extrañeza, intimidad. En lugar de rigidez, seguridad. En lugar de la pasividad de los laicos, su conexión profunda y viva con el misterio (fue a través de los laicos, después de todo, que fui conducido a la Misa tradicional). En lugar de un abismo entre sacerdote y fieles, una estrecha unión espiritual entre todos los presentes, protegida y expresada por el silencio del Canon. Al hacer este descubrimiento, me quedó claro: esta misma forma es nuestro puente hacia las generaciones que vivieron antes que nosotros y nos transmitieron la fe.

Desde el principio experimenté la poderosa atracción espiritual de la Misa en su forma tradicional. No fueron los signos en sí mismos lo que me atrajo, sino su significado, que el alma puede leer. El solo pensamiento de la próxima celebración me llenó de alegría. Busqué todas las oportunidades para celebrar con entusiasmo y ganas. Muy pronto maduró en mí la certeza absoluta de que, si hasta el final de mis días hubiera celebrado la Misa (así como todos los sacramentos y ceremonias) sólo en su forma tradicional, no me hubiera faltado la forma postconciliar en lo más mínimo.

Si alguien me hubiera pedido que expresara en una palabra mis sentimientos sobre la celebración tradicional en el contexto del rito reformado, habría respondido "alivio". Porque fue un verdadero alivio, de una profundidad indescriptible. Era como el de quien, habiendo caminado toda su vida con zapatos con un guijarro que roza e irrita los pies, pero que no tiene otra experiencia de caminar, ofrece, 16 años después, un par de zapatos sin guijarros y las palabras: "Aquí", "Póntelos", "¡Pruébatelos!". No solo redescubrí la Santa Misa, sino también la sorprendente diferencia entre las dos formas: la que se usa desde hace siglos y la posconciliar. No conocía esta diferencia porque no conocía la forma anterior. No puedo comparar mi encuentro con la liturgia tradicional con un encuentro con alguien que me adoptó y se convirtió en mi padre adoptivo. Fue un encuentro con una Madre que siempre ha sido mi Madre, pero no la había conocido.

En todo esto me acompañó la bendición de los Supremos Pontífices. Habían enseñado que el misal de 1962 " nunca había sido derogado legalmente y, por lo tanto, ha permanecido, en principio, siempre permitido ", y agregaron que " lo que había sido sagrado para las generaciones anteriores ha permanecido sagrado y grande incluso para nosotros, y no podría convertirse de repente en completamente prohibido, ni siquiera considerado dañino. A todos nos corresponde preservar las riquezas que se han desarrollado a través de la fe y la oración de la Iglesia y darles el lugar que merecen ”(Benedicto XVI, Carta a los obispos , 2007). A los fieles también se les enseñó: “Por su venerable y antiguo uso, el forma extraordinariaser mantenido con el honor que le corresponde "; se ha descrito como “un tesoro precioso que debe guardarse” ( Instrucción Universae Ecclesiae , 2011). Estas palabras siguieron a documentos anteriores que permitieron a los fieles utilizar la liturgia tradicional después de las reformas de 1970, la primera de las cuales Quattuor abhinc annos de 1984. La base y fuente de todos estos documentos sigue siendo la Bula de San Pío V, Quo primum tempore (1570).

Santo Padre, si, sin olvidar el solemne documento del Papa Pío V, tenemos en cuenta el marco temporal que abarca las declaraciones de sus inmediatos predecesores, tenemos una duración de 37 años, de 1984 a 2021, durante los cuales la Iglesia ha dicho a los fieles, con respecto a la liturgia tradicional, y cada vez con más fuerza: “Hay un camino. Puedes caminar por él ".

Por tanto, me embarqué en el camino que me ofrece la Iglesia.

Quien sigue este camino, quien quiere que este rito, que es el vaso de la divina Presencia y de la divina Oblación, dé fruto en su propia vida, debe abrirse enteramente para encomendarse a sí mismo y a los demás a Dios, presente y obrando en nosotros a través del recipiente de este sagrado rito. Y eso es lo que hice, con total confianza.

Luego llegó el 16 de julio de 2021.

Por sus documentos, Santo Padre, supe que el camino que había recorrido durante 12 años había dejado de existir.

Tenemos declaraciones de dos Papas. Su Santidad Benedicto XVI había afirmado que el Misal Romano promulgado por San Pío V " debe ser considerado la expresión extraordinaria de la lex orandi de la Iglesia católica de rito romano ". Sin embargo, Su Santidad el Papa Francisco afirma que " los libros litúrgicos promulgados por los Papas San Pablo VI y San Juan Pablo II (...) son la única expresión de la lex orandi del rito romano ". Por lo tanto, el reclamo del sucesor contradice el de su predecesor aún vivo.

¿Puede una cierta forma de celebrar la Misa, confirmada por la Tradición inmemorial y secular, reconocida por cada Papa, incluido usted, Santo Padre, hasta el 16 de julio de 2021, y santificada por haber sido practicada durante tantos siglos, dejar de repente de ser la lex orandi? del rito romano? De ser así, significaría que esta característica no es intrínseca al rito sino que es un atributo externo, sujeto a las decisiones de quienes ocupan cargos de alta autoridad. En realidad, la liturgia tradicional expresa la lex orandi del rito romano con cada gesto y cada frase y con el todo que la compone. También la expresión de la lex orandi también está garantizada, como siempre ha sostenido la Iglesia, por su uso ininterrumpido desde tiempos inmemoriales.Debemos concluir que la primera afirmación papal [de Benito] tiene bases sólidas y es verdadera y que la segunda [de Francisco] es infundada y falsa. Pero a pesar de ser falso, todavía se le otorga el poder de la ley. Esto tiene consecuencias sobre las que escribiré a continuación.

Las concesiones sobre el uso del Misal de 1962 tienen ahora un carácter diferente a las anteriores. Ya no se trata de responder al amor con el que los fieles se adhieren a la forma tradicional, sino de dar a los fieles tiempo -cuánto no nos dicen- para "volver" a la liturgia reformada. Las palabras del Motu Proprio y su Carta a los Obispos dejan bien claro que se ha tomado, y ya está en marcha, la decisión de eliminar la liturgia tradicional de la vida de la Iglesia y arrojarla al abismo del olvido: no se puede En las parroquias, no se deben formar nuevos grupos, se debe consultar a Roma si hay que decirlo nuevos sacerdotes. Los obispos ahora deben ser verdaderamente Traditionis Custodes, “Custodios de la Tradición”, y no en el sentido de guardianes que la protegen, sino más precisamente en el sentido de guardias de prisión.

Permítanme expresar mi creencia de que esto no sucederá y que la operación fallará. ¿Cuáles son las razones de esta creencia? Un análisis cuidadoso de ambas cartas del 16 de julio destaca cuatro componentes: hegelismo , nominalismo , fe en la omnipotencia del Papa y responsabilidad colectiva . Cada uno es un componente esencial de su mensaje y ninguno se reconcilia con el depósito de la fe católica. Dado que no pueden reconciliarse con la fe, no se integrarán en ella ni en la teoría ni en la práctica. Examinémoslos en orden.

1) Hegelismo . El término es convencional: no significa literalmente el sistema del filósofo alemán Hegel, sino algo que se deriva de este sistema, es decir, la comprensión de la historia como un proceso bueno, racional e inevitable de cambio constante. Esta forma de pensar tiene una larga historia, desde Heráclito y Plotino, hasta Joaquín de Fiore, Hegel, Marx y sus herederos modernos. La característica de este enfoque es dividir la historia en fases, de manera que el inicio de cada nueva fase se une al final de la anterior. Los intentos de "bautizar" el hegelismo no son más que intentos de dotar a estas supuestas fases históricas de la autoridad del Espíritu Santo.Se supone que el Espíritu Santo le comunica a la siguiente generación algo que no le habló a la generación anterior, o incluso que imparte algo que contradice lo que dijo antes. En el último caso, debemos aceptar una de tres cosas: o en ciertas etapas la Iglesia no ha obedecido al Espíritu Santo, o el Espíritu Santo está sujeto a cambios, o lleva consigo contradicciones.

Otra consecuencia de esta cosmovisión es un cambio en la forma en que entendemos la Iglesia y la Tradición. La Iglesia ya no se ve como una comunidad que une a los fieles trascendiendo el tiempo, como sostiene la fe católica, sino como un conjunto de núcleos pertenecientes a las distintas fases. Estos grupos ya no tienen un lenguaje común: nuestros antepasados ​​no tenían acceso a lo que el Espíritu Santo nos dice hoy. La tradición en sí misma ya no es un mensaje estudiado continuamente; más bien consiste en recibir siempre cosas nuevas del Espíritu Santo.Luego llegamos a escuchar, como en su Carta a los Obispos, Santo Padre, de la "dinámica de la Tradición", a menudo con una aplicación a eventos específicos. Es un ejemplo de ello cuando escribe que "la última etapa de esta dinámica es el Concilio Vaticano II, durante el cual los obispos católicos se reunieron para escuchar y discernir el camino indicado a la Iglesia por el Espíritu Santo". Este razonamiento implica que una nueva fase requiere nuevas formas litúrgicas, porque las primeras eran adecuadas para la fase anterior, que ha terminado. Dado que esta secuencia de etapas es sancionada por el Espíritu Santo, a través del Concilio, quienes se aferran a las formas antiguas y tienen acceso a las nuevas se oponen al Espíritu Santo.

Sin embargo, tales opiniones son contrarias a la fe. La Sagrada Escritura, norma de la fe católica, no proporciona ningún fundamento para tal comprensión de la historia. Más bien, nos enseña una comprensión completamente diferente. El rey Josías, al enterarse del descubrimiento del antiguo libro de la Ley, ordenó que la celebración de la Pascua se llevara a cabo de acuerdo con él, a pesar de una interrupción de medio siglo (2 Reyes 22-23). Asimismo, Esdras y Nehemías a su regreso del cautiverio babilónico celebraron la Fiesta de los Tabernáculos con todo el pueblo., estrictamente según los documentos antiguos de la Ley, aunque habían pasado muchas décadas desde la celebración anterior (Ne 8). En cualquier caso, los antiguos documentos de la ley sirvieron para renovar el culto divino después de un período de desorden. Nadie pidió un cambio en el ritual debido a que habían llegado nuevos tiempos.

2) nominalismo. Mientras que el hegelianismo afecta la comprensión de la historia, el nominalismo afecta la comprensión de la unidad. El nominalismo implica que la introducción de la unidad externa (a través de una decisión administrativa de arriba hacia abajo) equivale a lograr una unidad real. Esto se debe a que el nominalismo suprime la realidad espiritual al tratar de captarla y regularla con medidas materiales. Escribe, Santo Padre, que: "Para defender la unidad del Cuerpo de Cristo me veo obligado a cancelar la facultad concedida por mis predecesores". Pero para lograr este objetivo, la verdadera unidad, sus antecesores tomaron la decisión contraria, y no sin razón. Cuando se entiende que la verdadera unidad incluye algo espiritual e interno y, por lo tanto, difiere de la mera unidad externa, ya no se busca simplemente en la uniformidad de los signos externos. De esta manera no se logra la verdadera unidad, sino el empobrecimiento, y lo contrario de la unidad: la división.

La unidad no resulta de la revocación de las facultades, la revocación del consentimiento y la imposición de limitaciones. El rey Roboam de Judá consultó a dos grupos de consejeros antes de decidir cómo tratar con los israelitas, que deseaban mejorar su suerte. Los mayores recomendaron clemencia y reducción de cargas: la edad, en la Sagrada Escritura, a menudo simboliza la madurez. Los jóvenes, que fueron contemporáneos del rey, recomendaron aumentar sus cargas y el uso de palabras duras: la juventud, en las Escrituras, a menudo simboliza la inmadurez. El rey siguió el consejo de los jóvenes. Esto falló en asegurar la unidad entre Judá e Israel. Por el contrario, comenzó la división del país en dos reinos (1 Reyes 12). Nuestro Señor sanó esta división con mansedumbre,

Antes de Pentecostés, los apóstoles valoraban la unidad según criterios externos. Este planteamiento fue corregido por el mismo Salvador, quien, en respuesta a las palabras de San Juan: "Maestro, vimos a un hombre echar fuera espíritus malignos en tu nombre y no se lo permitimos, porque no era uno de los nuestros". , él respondió: "No se lo prohibáis, porque el que no está contra nosotros, está con nosotros" (Lc 9, 49-50, cf. Mc 9, 38-41). Santo Padre, tenía muchos cientos de miles de fieles que "no estaban en su contra". ¡E hizo tanto para ponerles las cosas difíciles! ¿No hubiera sido mejor haber seguido las palabras del Salvador que, en unidad, indican un fundamento espiritual más profundo? El hegelismo y el nominalismo a menudo se convierten en aliados,

3) Cree en la omnipotencia del Papa . Cuando el Papa Benedicto XVI otorgó mayor libertad al uso de la forma clásica de la liturgia, se refirió a una costumbre secular y usus . Estos proporcionaron una base sólida para su determinación. La decisión de Su Santidad no se basa en tales fundamentos. Al contrario, revoca algo que ha existido y ha perdurado durante mucho tiempo.Escribe, Santo Padre, que encuentra apoyo en las decisiones de San Pío V, pero aplicó criterios exactamente opuestos al suyo. Según él, lo que había existido y durado durante siglos seguiría intacto; sólo se ha derogado lo más reciente. La única base que queda para su decisión es, por tanto, la voluntad de una persona dotada de autoridad papal. ¿Puede esta autoridad, por grande que sea, impedir que los antiguos usos litúrgicos sean una expresión de la lex orandi de la Iglesia Romana? Santo Tomás de Aquino se pregunta si Dios puede asegurarse de que algo que alguna vez existió nunca existió. La respuesta es no, porque la contradicción no pertenece a la omnipotencia de Dios ( Summa Theologiae , p. I, qu. 25, art. 4). Del mismo modo, la autoridad papal no puede hacer que los rituales tradicionales que han expresado la fe de la Iglesia durante siglos ( lex credendi ) de repente un día ya no expresen la ley de oración de la Iglesia misma ( lex orandi ). El Papa puede tomar decisiones, pero no las que violen una unidad que se extiende al pasado y al futuro, mucho más allá de la duración de su pontificado. El Papa está al servicio de una unidad mayor que su propia autoridad. Porque es una unidad dada por Dios y no de origen humano. Por tanto, es la unidad la que prevalece sobre la autoridad y no la autoridad sobre la unidad.

4) Responsabilidad colectiva . Indicando los motivos de su decisión, Santo Padre, hace diversas y graves acusaciones contra quienes ejercen las facultades reconocidas por el Papa Benedicto XVI. Sin embargo, no se especifica quién perpetra estos abusos, ni dónde ni en qué número. Solo existen las palabras "a menudo" y "muchos". Ni siquiera sabemos si es la mayoría. Probablemente no. Sin embargo, no la mayoría, sino todoslos que se acogen a las facultades antes mencionadas han sido castigados con una pena draconiana. Se les ha privado de su camino espiritual, ya sea inmediatamente o en un momento no especificado en el futuro. Ciertamente hay personas que abusan de los cuchillos. Por tanto, ¿debería prohibirse la producción y distribución de cuchillos? Su decisión, Santo Padre, es mucho más grave que el hipotético absurdo de una prohibición universal de la fabricación de cuchillos.

Santo Padre: ¿por qué lo haces? ¿Por qué atacó la santa práctica de la antigua forma de celebrar el Santísimo Sacrificio de Nuestro Señor? Los abusos cometidos en otras formas, generalizadas o universales, no provocan más que palabras, declaraciones expresadas en términos generales. Pero cómo enseñar con autoridad que "la desaparición de una cultura puede ser tan grave, o incluso más grave, que la desaparición de una especie vegetal o animal" ( Laudato Sì 145), y luego unos años después, con un solo acto , ¿destinar la extinción de una gran parte del patrimonio espiritual y cultural de la Iglesia? ¿Por qué las reglas de la "ecología profunda" que formuló no son aplicables en este caso?¿Por qué no se preguntó si el número cada vez mayor de fieles que asisten a la liturgia tradicional podría ser un signo del Espíritu Santo? No siguió el consejo de Gamaliel (Hechos 5). En cambio, los golpeó con una prohibición sin siquiera una vacatio legis .

El Señor Dios, modelo para los gobernantes terrenales y, en primer lugar, para las autoridades eclesiásticas, no usa su poder de esta manera. Así habla la Sagrada Escritura a Dios: "Porque tu fuerza es el principio de la justicia: y como eres Señor de todo, eres indulgente con todo (...): para que ejerzas tu poder cuando quieras" (Sab. 12: 16-18). El verdadero poder no necesita probarse a sí mismo con dureza. Y la dureza no es un atributo de ninguna autoridad que siga el modelo divino. Nuestro propio Salvador nos ha dejado una enseñanza precisa y confiable sobre esto (Mt 20, 24-28). No solo se rasgó la alfombra, por así decirlo, de debajo de los pies de la gente que caminaba hacia Dios; se ha intentado privarlos del mismo suelo sobre el que caminan. Este intento no tendrá éxito.Nada que entre en conflicto con el catolicismo será aceptado en la Iglesia de Dios.

Santo Padre, es imposible experimentar la tierra bajo sus pies durante 12 años y de repente afirmar que ya no existe. Es imposible concluir que mi propia Madre, encontrada después de muchos años, no sea mi Madre. La autoridad papal es inmensa. ¡Pero incluso esta autoridad no puede hacer que mi Madre deje de ser mi Madre!Una sola vida no puede soportar dos rupturas mutuamente excluyentes, una de las cuales abre un tesoro mientras que la otra sostiene que este tesoro debe abandonarse porque su valor ha expirado. Si aceptara estas contradicciones, ya no podría tener vida intelectual y, por lo tanto, ni siquiera vida espiritual. Cualquier afirmación, verdadera o falsa, puede surgir de dos afirmaciones contradictorias. Esto significa el fin del pensamiento racional, el fin de cualquier noción de realidad, el fin de la comunicación efectiva de cualquier cosa a cualquiera. Pero todas estas cosas son componentes fundamentales de la vida humana en general y de la vida dominicana en particular.

No tengo dudas sobre mi vocación. Estoy firmemente decidido a continuar mi vida y mi servicio en la Orden de Santo Domingo. Pero para hacer eso tengo que ser capaz de razonar correcta y lógicamente. Después del 16 de julio de 2021, esto ya no es posible para mí dentro de las estructuras existentes. Veo con toda claridad que sigue existiendo el tesoro de los santos ritos de la Iglesia, la tierra bajo los pies de quienes los practican y la madre de su piedad. Me ha quedado igualmente claro que tengo que testificar .

Ahora no me queda más remedio que dirigirme a aquellos que desde el comienzo de los cambios radicales (cambios, hay que señalar, que van mucho más allá de la voluntad del Concilio Vaticano II) han defendido la Tradición de la Iglesia, junto con la respeto a la Iglesia por la razón, y que continúan transmitiendo a los fieles el depósito inmutable de la fe católica: la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. La FSSPX se ha mostrado disponible para acogerme, en pleno respeto a mi identidad dominicana. . Me está proporcionando no solo una vida de servicio a Dios y a la Iglesia, un servicio no obstaculizado por contradicciones, sino también una oportunidad para oponerme a esas contradicciones que son enemigas de la Verdad y que han atacado a la Iglesia con tanta fuerza.

Existe un estado de controversia entre la FSSPX y las estructuras oficiales de la Iglesia. Es una disputa interna dentro de la Iglesia y concierne a asuntos de gran importancia. Los documentos y decisiones del 16 de julio unieron mi posición sobre este tema con la de la FSSPX. Como cualquier disputa importante, esta también debe resolverse. Estoy decidido a dedicar mis esfuerzos a este fin. Considero que esta carta es parte de este esfuerzo. Los medios utilizados solo pueden ser un humilde respeto por la verdad y la mansedumbre, los cuales provienen de una fuente sobrenatural. Por tanto, podemos esperar la resolución de la controversia y la reconstrucción de una unidad que abarque no solo a los que viven ahora, sino también a todas las generaciones, pasadas y futuras.

Le agradezco la atención a mis palabras e imploro, Santo Padre, su bendición apostólica.

Con devoción filial en Cristo,
BR. Wojciech Golaski, OP

[Traducción de la Iglesia y postconcilio]

lunes, 29 de marzo de 2021

Cardenal Sarah: Altares de la basílica de San Pedro están condenados a muerte



El cardenal Sarah pide a Francisco que retire su reciente decreto contra las Misas en la basílica de San Pedro. Al escribir en el blog de Sandro Magister, Sarah se suma explícitamente a las voces de los cardenales Burke, Müller y Brandmüller.

Para él, las normas “violan tanto el sentido común como las leyes de la Iglesia”. Sarah apoya la evidente posición teológica de que una Misa concelebrada reduce el don de la gracia en comparación con varias Misas individuales.

Él advierte “violencia” en la redacción del ukase de Francisco que exige brutalmente que se “supriman” las celebraciones individuales. Sarah no nota un “espíritu de acogida” para los sacerdotes que antes, durante siglos, pudieron celebrar en San Pedro.

El cardenal observa que el coronavirus hace menos prudente la concelebración, y resalta el carácter provincial de la decisión que impone que todas las concelebraciones se realicen sólo en italiano y siguiendo el Novus Ordo.

Sarah recuerda que todos los altares en la basílica de San Pedro contienen las reliquias de santos, pero que ahora ya no es posible celebrar en esos altares: “En este sentido, esos altares están casi condenados a muerte” y reducidos a “meras obras de arte”.

“Esos altares, en cambio, deben vivir, y su vida es la celebración diaria de la Santa Misa”, enseña Sarah lo obvio.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Protesta de 100 académicos contra los sacrílegos actos del Papa Francisco



El siguiente texto se publica simultáneamente en siete idiomas en varias plataformas internacionales.

Los eruditos "piden respetuosamente al Papa Francisco que se arrepienta pública e inequívocamente de estos pecados objetivamente graves y de todas las transgresiones públicas que ha cometido contra Dios y la religión verdadera, y que enmiende estos ultrajes" y "a todos los obispos de la Iglesia Cattolica para que se dirijan a un corrección fraterna al Papa Francisco por estos escándalos, y para amonestar a sus rebaños que, según lo afirmado por la enseñanza divinamente revelada de la fe católica, si siguen al Papa actual en la ofensa contra el Primer Mandamiento, corren el riesgo de la condenación eterna " .

Aquí está el enlace (en la parte inferior de la página del sitio de referencia) para aquellos que quieran suscribirse a Contra Recentia Sacrilegia . Aquí el índice de los artículos publicados sobre el Sínodo para la Amazonía

Nosotros, los clérigos, académicos e intelectuales católicos abajo firmantes, protestamos y condenamos los actos sacrílegos y supersticiosos cometidos por el Papa Francisco, Sucesor de Pedro, durante el reciente Sínodo sobre la Amazonía celebrado en Roma.Estos actos sacrílegos son los siguientes:

- El 4 de octubre, el Papa Francisco participó en un acto de adoración idólatra de la diosa pagana Pachamama [ aquí ].
- Permitió que este culto tuviera lugar en los Jardines del Vaticano, profanando así la proximidad de las tumbas de los mártires y la iglesia del Apóstol Pedro.
- Participó en este acto de adoración idólatra al bendecir una imagen de madera de la Pachamama.
- El 7 de octubre, el ídolo de la Pachamama fue colocado frente al altar mayor de San Pedro y luego llevado en procesión a la Sala del Sínodo. El Papa Francisco recitó oraciones durante una ceremonia que involucraba esta imagen y luego se unió a esta procesión [ aquí ].
- Cuando las imágenes de madera de esta deidad pagana fueron retiradas de la iglesia de Santa María en Traspontina [ aquí - aquí ], donde habían sido colocadas sacrílegamente [ aquí ], y arrojadas al Tíber por algunos católicos indignados por esta profanación de la iglesia, El Papa Francisco, el 25 de octubre, se disculpó por su remoción [ aquí ], y una nueva imagen de madera de la Pachamama fue devuelta a la iglesia [ aquí ]. Así comenzó una nueva profanación.
- El 27 de octubre, en la misa de clausura del Sínodo, recibió un cuenco utilizado en el culto idólatra de la Pachamama y lo colocó sobre el altar [ aquí ].

El propio Papa Francisco confirmó que estas imágenes de madera son ídolos paganos. En su disculpa por la eliminación de estos ídolos de una iglesia católica, los llamó específicamente Pachamama [ aquí ], el nombre de una falsa diosa de la madre tierra según la creencia religiosa pagana en América del Sur.

Varias características de estas ceremonias han sido condenadas como idólatras o sacrílegas por el cardenal Walter Brandmüller [ aquí - aquí ] por el cardenal Gerhard Müller [ aquí - aquí ] por el cardenal Jorge Urosa Savino [ aquí ], por el arzobispo Carlo Maria Viganò [ aquí ]. por el obispo Athanasius Schneider [ aquí ], por el obispo José Luis Azcona Hermoso [ aquí ], por el obispo Rudolf Voderholzer [ aquí ] y por el obispo Marian Eleganti[ aquí ]. Finalmente, el cardenal Raymond Burke [ aquí ] también dio la misma interpretación en una entrevista.

Esta participación en la idolatría fue precedida por la declaración titulada " Documento sobre la fraternidad humana ", firmada por el Papa Francisco y Ahmad Al-Tayyeb, el Gran Imán de la Mezquita Al-Azhar, el 4 de febrero de 2019 [ aquí - aquí ]. Esta declaración declaró que:

“El pluralismo y la diversidad de religiones, color, sexo, raza e idioma son queridos por Dios en su sabiduría, a través de la cual creó a los seres humanos. Esta sabiduría divina es la fuente de la que se deriva el derecho a la libertad de creencia y la libertad de ser diferente ”.

La participación del Papa Francisco en ceremonias idólatras indica que tenía la intención de darle a esta declaración un significado heterodoxo, que permite que la adoración de ídolos paganos sea considerada una buena voluntad de Dios en un sentido positivo.

Además, a pesar de que informó en privado al obispo Athanasius Schneider que "Usted [el obispo] puede decir que la frase en cuestión sobre la diversidad de religiones significa la voluntad permisiva de Dios ...", Francisco nunca ha corregido la afirmación de Abu Dhabi en este sentido. En su posterior discurso en audiencia pública del 3 de abril de 2019, Francisco, respondiendo a la pregunta "¿Por qué Dios permite que haya tantas religiones?", Se refirió a la "voluntad permisiva de Dios" como explica la teología escolástica, pero le dio un sentido positivo al concepto, declarando que "Dios quiso permitirlo" porque, a pesar de que "hay muchas religiones", "todavía miran al cielo, miran a Dios" (énfasis nuestro). No hay la más mínima referencia al concepto de que Dios permite la existencia de religiones falsas, de la misma manera que permite la existencia del mal en general.aquí - aquí - aquí ].

Peor aún, el Papa Francisco ha confirmado desde entonces la declaración nunca negada de Abu Dhabi al establecer un "Comité Interreligioso", más tarde llamado oficialmente el " Comité Superior ", con sede en los Emiratos Árabes Unidos, para promover los "objetivos" del documento; y promover una directiva del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso [ aquí ] dirigida a los directores de todos los institutos católicos de educación superior, e indirectamente a todos los profesores universitarios católicos, pidiéndoles que den "la mayor difusión posible" al documento, incluido el afirmación, nunca correcta, de que Dios quiere la "diversidad de religiones" así como quiere la diversidad de color, sexo, raza e idioma.

La autorización para adorar a alguien o cualquier cosa que no sea el único Dios verdadero, la Santísima Trinidad, es una violación del Primer Mandamiento. Ciertamente, cualquier participación en cualquier forma de adoración de ídolos está condenada por este Mandamiento y es un pecado objetivamente grave, independientemente de la culpa subjetiva, que solo Dios puede juzgar.
San Pablo enseñó a la Iglesia primitiva que el sacrificio ofrecido a los ídolos paganos no se ofrecía a Dios sino a los demonios cuando dijo en su Primera Carta a los Corintios:

“¿A qué me refiero entonces? ¿Que la carne sacrificada a los ídolos es algo? ¿O que un ídolo es algo? No, pero digo que los sacrificios de los paganos se hacen a los demonios y no a Dios, ahora no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios; no puedes beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no se puede participar en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios ". (1 Corintios 10, 19-21)

Con estas acciones el Papa Francisco incurrió en la reprimenda emitida por el Segundo Concilio de Nicea:

“Muchos pastores han destruido mi viña, han contaminado mi territorio. Porque siguieron a hombres impíos y, confiando en sus propias locuras, calumniaron a la santa Iglesia, que Cristo nuestro Dios tomó por esposa suya, y no pudieron distinguir lo santo de lo profano, alegando que los íconos de nuestro Señor y sus santos eran no es diferente de las imágenes de madera de los ídolos satánicos ".

Con inmenso dolor y profundo amor por la Cátedra de Pedro, imploramos al Dios Todopoderoso que evite a los miembros culpables de Su Iglesia en la tierra el castigo que merecen por estos terribles pecados.

Le pedimos respetuosamente al Papa Francisco que se arrepienta pública e inequívocamente de estos pecados objetivamente graves y de todas las transgresiones públicas que ha cometido contra Dios y la religión verdadera, y que repare estos ultrajes.

Pedimos respetuosamente a todos los obispos de la Iglesia Católica que dirijan la corrección fraternal al Papa Francisco por estos escándalos, y que amonesten a sus rebaños que, según la enseñanza divinamente revelada de la fe católica, si siguen al Papa actual en ofensa contra el Primer Mandamiento. , corren el riesgo de la condenación eterna.

9 de noviembre de 2019

En Festus dedicationis Basilicae Lateranensis
“ Terribilis est locus iste: hic est domus Dei
et porta caeli; et vocabitur aula Dei "

Lista de signatarios:

Dr. Gerard JM van den Aardweg, Países Bajos Dr. Robert Adams, médico en Medicina de Emergencia y Familia Donna F. Bethell, JD Tom Bethell, editor senior de The American Spectator y autor del libro Dr. Biagio Buonomo, PhD en Cristianismo Antiguo Columnista de historia y cultura (1990-2013) de L'Osservatore Romano François Billot de Lochner, presidente de Liberté politique, Francia Rev. Diácono Andrew Carter B.Sc. (Hons.) Líder ARCS DipPFS, Comisión de Matrimonio y Vida Familiar, Diócesis de Portsmouth, Inglaterra Sr. Robert Cassidy, STL Dr. Michael Cawley,

PhD, Psicólogo, Ex Instructor Universitario, Pensilvania, EE . UU. Dr. Erick Chastain, PhD, Asociado de Investigación Postdoctoral, Departamento de Psiquiatría, Universidad de Wisconsin-Madison P. Linus F Clovis Lynn Colgan Cohen, MA, OFS Dr. Colin H. Jory, MA, PhD , Historiador, Canberra, Australia Rev.Edward B. Connolly, Pastor Emérito, Parroquia St. Joseph Parroquia St. Vincent de Paul, Girardville PA Prof.Roberto de Mattei, Ex profesor de Historia del Cristianismo, Universidad Europea de Roma, ex Vicepresidente del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR) José Florencio Domínguez, filólogo y traductor Diácono Nick Donnelly,

Maestría en Estudios Pastorales y Educativos Católicos (Formación Espiritual), Inglaterra P. Thomas Edward Dorn, párroco de la Parroquia Holy Redeemer en New Bremen OH en la Arquidiócesis de Cincinnati P. Stefan Dreher FSSP, Stuttgart, Alemania Dr. Michael B. Ewbank, PhD en Filosofía, Loras Universidad, jubilado, EE. UU. P. Jerome Fasano, pastor, Iglesia de San Juan Bautista, Front Royal, Virginia, EE . UU. Dr. James Fennessy, MA, MSW, JD, LCSW, Matawan, Nueva Jersey, EE. UU. Christopher A. Ferrara, JD, Presidente Fundador de la Asociación Americana de Abogados Católicos P. Jay Finelli, Tiverton, RI, EE.UU. Prof. Michele Gaslini, Profesora de Derecho Público, Universidad de Udine, Italia

Dra. Linda M. Goulash, MD Dra.Maria Guarini STB, editora del sitio web Chiesa y postconciliar Fr Brian W. Harrison, OS, STD, profesor asociado de teología de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (jubilado), Académico -Casa, oblatos de la sabiduría Study Center, St. Louis, Missouri, EE.UU. Sarah Henderson DCHS MA (RE & Catequética) BA (Mus) Prof. Robert Hickson PhD, profesor retirado de la Literatura y de la Cultura estratégica-Estudios Dr. Maike Hickson PhD, Escritor y periodista Prof., Dr.rer.pol., Dr.rer.nat. Rudolf Hilfer, profesor de física teórica en la Universität Stuttgart P. John Hunwicke, ex investigador principal, Pusey House, Oxford

P. Edward J. Kelty, OS, JCD, Defensor Vinculi, SRNC rota romana 2001-19, Ex Vicario Judicial, Arquidiócesis de Ferrara, Juez, Arquidiócesis de Ferrara Dr. Ivo Kerže, prof. phil. Dr. Thomas Klibengajtis, ex profesor adjunto de Teología Sistemática Católica, Instituto de Teología Católica, Universidad Técnica de Dresde, Alemania Dr. Peter A. Kwasniewski, PhD, EE . UU. Dr. John Lamont, DPhil (Oxon.) Dra. Dorotea Lancellotti, catequista, cofundadora de el sitio web: https://cooperatores-veritatis.org/ Dra. Ester Ledda, laica consagrada, cofundadora del sitio web https://cooperatores-veritatis.org/ P. Patrick Magee,

FLHF Franciscano de Nuestra Señora de la Sagrada Familia, ermitaño canónico en la Diócesis de Fall River, Massachusetts Dr. Carlo Manetti, jurista y conferenciante, Italia Dr. Christopher Manion, PhD, KM, Coalición Humanae Vitae, Front Royal, Virginia, EE. UU. Antonio Marcantonio , MA Michael J. Matt, Editor, The Remnant, EE. UU. Jean-Pierre Maugendre, delegado general, Renaissance catholique, Francia Mons. John F. McCarthy, JCD, STD, profesor retirado de teología moral, Pontificia Universidad Lateranense Prof. Brian M. McCall , Orpha y Maurice Merrill Profesora de derecho, Asesora especial del Rector de Educación en Línea, Universidad de Oklahoma Patricia McKeever,

Cama. M.Th., Editor, Catholic Truth, Escocia Mary Angela McMenamin, MA en Teología Bíblica de la Universidad Católica John Paul the Great P. Cor Mennen, profesor de derecho canónico en el Seminario diocesano de 's-Hertogenbosch y miembro del capítulo de la catedral Rev Michael Menner, Pastor Dr. Stéphane Mercier, Ph.D., STB, ex becario de investigación y profesor de la Universidad de Lovaina David Moss, Presidente, Asociación de Católicos Hebreos, St. Louis, Missouri Dr. Claude E Newbury, MBBCh., DTM & H ., DPH, DOH, MFGP, DCH, DA, M. Prax Med. Prof. Giorgio Nicolini, escritor, Director de “Tele Maria” P. John O'Neill,

STB, Dip TST, sacerdote de la diócesis de Parramatta, miembro de la Sociedad Australiana de Autores P. Guy Pagès, Arquidiócesis de París, Francia Prof. Paolo Pasqualucci, profesor de Filosofía (jubilado), Universidad de Perugia, Italia P. Dean P. Perri, Diócesis de Providence, Iglesia Nuestra Señora de Loreto Dr. Brian Charles Phillips, MD Dr. Mary Elizabeth Phillips, MD Dr. Robert Phillips, Profesor (emérito) Filosofía: Universidad de Oxford, Universidad Wesleyan, Universidad de Connecticut Prof.Claudio Pierantoni, Profesor de Filosofía Medieval, Universidad de Chile; ex profesor de Historia y Patrología de la Iglesia en la Pontificia Universidad Católica de Chile

Prof. Enrico Maria Radaelli, Profesor de Filosofía Estética y Director del Departamento de Filosofía Estética de la Asociación Internacional de Ciencia y Sentido Común (ISCA), Roma, Italia Dr. Carlo Regazzoni, Filósofo de la Cultura, Therwill, Suiza Prof. John Rist, Profesor emérito de Clásicos y Filosofía, Universidad de Toronto Dr. Ivan M. Rodríguez, PhD P. Luis Eduardo Rodríguez Rodríguez, Pastor, Sacerdote Católico Diocesano, Caracas, Venezuela. John F. Salza, Esq. P. Timothy Sauppé, STL, párroco de St. Mary's (Westville, IL.) Y St. Isaac Jogues (Georgetown, IL.) P. John Saward, sacerdote de la Arquidiócesis de Birmingham, Inglaterra

Prof. Dr. Josef Seifert, Director del Instituto de Filosofía Dietrich von Hildebrand, en la Gustav Siewerth Akademie, Bierbronnen, Alemania Mary Shivanandan, Autora y consultora Dra.Cristina Siccardi, Historiadora de la Iglesia y autora Dra.Anna M. Silvas, adjunta de investigación senior, Universidad de Nueva Inglaterra NSW Australia. Jeanne Smits, periodista, escritora, Francia Dr. Stephen Sniegoski, PhD, historiador y autor de libros Dr. Zlatko Šram, PhD, Centro Croata de Investigación Social Aplicada Henry Sire, historiador de la Iglesia y autor de libros, Inglaterra Robert J. Siscoe, autor Abbé Guillaume de Tanoüarn , Doctor en Literatura

Rev Glen Tattersall, párroco, Parroquia de St. John Henry Newman, Australia Prof. Giovanni Turco, profesor asociado de Filosofía del Derecho Público, Universidad de Udine, Italia P. Frank Unterhalt, Pastor, Arquidiócesis de Paderborn, Alemania José Antonio Ureta, autor Adrie AM van der Hoeven, MSc, físico Dr. Gerd J. Weisensee, MSc, Suiza John-Henry Westen, MA, Co-Fundador y Editor en Jefe de LifeSiteNews.com Dra. Elizabeth C. Wilhelmsen, Doctora en Literatura Hispánica , Universidad de Nebraska-Lincoln, jubilado Willy Wimmer, Secretario de Estado, Ministerio de Defensa, (retirado), Alemania Prof. em. Dr. Hubert Windisch,

Sacerdote y teólogo, Alemania Mo Woltering, MTS, Director, Holy Family Academy, Manassas, Virginia, EE.UU. Miguel Ángel Yáñez, editor de Adelante la Fe 12 de noviembre Arciv. Carlo Maria Viganò Prof. Dr. Heinz Sproll - Universidad de Augsburg Edgardo J. Cruz Ramos , Presidente Una Voce Puerto Rico Rev. Br. Felice Prosperi Prof. Growuo Guys PhD Rev. Nicholas Fleming STL Drs. NAL van der Sluis pr . , Pastoorparochie Maria, Moeder van de Kerk Bisdom 's-Hertogenbosch Rev. P. Alfredo Maria Morselli Marco Paganelli , periodista y escritor Diácono Eugene G. McGuirk , EE. UU.

Dr. Lee Fratantuono , AB, AM, PhD

Rev. Br. Paolo D'Angona , Diócesis de Roermond, Holanda

13 de noviembre

Obispo Robert Mutsaerts , obispo auxiliar de 's-Hertogenbosch, Holanda

Marco Tosatti , Stilum Curiae

Enza Pasquali

Don Michiele Chimienti

Rev Patrick Fenton

P. Peter Klos

Paul King , Esq.

Prof. Dr. Felix Fulders

P. Richard McNally ss.cc

Sac. Bernardo M. Trelle

Dr. Quintilio Paolozzi Ph.D.

Dr. Stefano Gizzi , Comm. S. Gregorio Magno

P. Bernward Van der Linden FSSP

Mag, Philipp Erdinc , MA

De Christian Behrendt

Rev. Peter John Dang

Leo Kronberger , MD, MSC

José Narciso Barbosa Soares

Joao Luiz da Costa Carvalho Vidigal

P. Louis Guardiola

P. Roberto J. Perez, O. Carm.

P. Bob Boomer

P. Jason Charron

P. P. Edwin Wagner FSO

P. Fabian Adindu

P. Frank Watts

P. David M. Chiantella

P. Daniel Becker

P. Fidelis Moscinski

P. John Boughton

P. Kenneth Bolin

P. Matthew DeGance , SDB

P. Vince Huber

P. Arnis Suleimanovs

P. James Mawdsley

P. John Osman , MA, STL

P. Scott Lemaster , MA, M. Div.

P. Mark Desser

P. Vincenzo Fiore

P. Michael Magiera

P. John Fongemie , FSSP

P. Alex Anderson

P. Pablo Ormazabal Albistur

P. Brian Geary

P. James Gordon

P. David Kemna

P. Steven Scherrer , MM, Th. D Scherrer

P. Andrew Szymakowski , JCL

P. Terence Mary Naughtin , OFM Conv

14 de noviembre

P. Tullio Rotondo , doctor en Teología Sagrada y Jurisprudencia

Philippe Pichot Bravard , Maître de conférences HDR, écrivain

Dr. James P. Lucier, PhD , ex director de personal, Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos

P. Aleksandrs Stepanovs

P. Andrew Benton

P. Tim Meares

P. Vaughn Treco

P. Edmund Castronovo

P. Pat Scanlan Cloyne, sacerdote diocesano

H. Johannes Elisa de la Cruz OCDS ter Veer

15 de noviembre

P. Luis Marja de la SS. Trinidad y de la Santa Cruz

P. Kazimierz Stefek , párroco

William Melichar , OCDS, JD, MA

Mirella Sacilotto Sharkey , Ph. D.

P. Peter Masik

Pichot Bravard Philippe

Sonja JH Hissink MA , Haarlem, Países Bajos