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viernes, 13 de enero de 2023

NOTICIAS 12 y 13 de enero de 2022


CONTANDO ESTRELAS

El excelente plan provida de VOX contra el que la izquierda esgrime la ignorancia y la mentira

Vox se reafirma en su plan provida: esto es lo que dice la nota de Sanidad de Castilla y León

LA GACETA DE LA IBEROSFERA

La número dos de Irene Montero se ríe de la excarcelación de violadores: «¡Se van oleadas a la calle!»

CHIESA E POST CONCILIO
Índice de artículos : Sínodo sobre la sinodalidad


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EL ESPAÑOL DIGITAL: La verdad sin complejos

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INFOCATÓLICA

El cardenal Pell fue el autor del memorando que criticaba el pontificado de Francisco

INFOVATICANA


El vaticanista Sandro Magister ha confirmado que el difunto cardenal australiano, George Pell, fue el autor del memorando que circuló entre los cardenales  durante el año pasado.

El memorando fue publicado en el blog “Settimo Cielo” bajo el seudónimo de «Demos». El documento se divide en dos partes — “El Vaticano hoy” y “El próximo cónclave” — y enumera una serie de puntos que abarcan desde la “debilitada” predicación del Evangelio por parte de Francisco hasta la precariedad de las finanzas de la Santa Sede y la “falta de respeto por la ley” en la ciudad-Estado, incluyendo en el juicio por corrupción financiera en curso que Pell había defendido antes.

Según la agencia Reuters, el padre Joseph Hamilton, secretario personal de Pell, se negó a comentar sobre el informe de Magister y dijo en un mensaje de texto que estaba «más preocupado por mi dolor». Por otro lado, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que no tenía comentarios al respecto.

El memorando de Pell

Confirmada la autoría de ese texto, el purpurado australiano califica de «catastrófico» el pontificado de Francisco. Además, Pell cargó contra los silencios vaticanos del Papa y de la Congregación de la Doctrina de la Fe con respecto al Camino Sinodal alemán. «El sínodo alemán habla de homosexualidad, de mujeres sacerdotes, de Comunión para los divorciados que se han vuelto a casar. Pero el papado calla», se lee en el documento.

El difunto Pell también criticó algunas prácticas del Vaticano como despedir a trabajadores, a menudo sacerdotes, sin motivo, la práctica extendida de las escuchas telefónicas o el gobierno del Papa a golpe de decretos, como ya alertamos en InfoVaticana hace unos meses.

Además de criticar el lamentable estado de las finanzas vaticanas, el cardenal Pell lamentó que «no ha habido ningún apoyo público a los fieles católicos de China, que han sido perseguidos en forma ininterrumpida por su lealtad al papado durante más de 70 años» y también abogaba por «regularizar la situación de los tradicionalistas tridentinos (católicos)».

Debido a su interés, reproducimos a continuación el memorando completo que se publicó en marzo del año pasado y cuyo autor fue el cardenal Pell, según Sandro Magister:

(s.m.) Desde el inicio de la Cuaresma pasa de mano en mano este memorando entre los cardenales que elegirán al futuro Papa. Su autor, que firma con el nombre de Demos, “pueblo” en griego, es desconocido, pero es seguramente experto en el tema. No se puede excluir que él mismo sea un cardenal.


EL VATICANO HOY

Los comentaristas de todas las escuelas, aunque por diferentes razones, con la posible excepción del padre Spadaro, SJ, coinciden en que este pontificado es un desastre en muchos o más aspectos, una catástrofe.

1. El sucesor de San Pedro es la roca sobre la que se edifica la Iglesia, una fuente grande y causa de unidad mundial. Históricamente, a partir de San Ireneo, el Papa y la Iglesia de Roma han desempeñado un rol único en la preservación de la tradición apostólica, la regla de fe, en garantizar que las Iglesias continúen enseñando lo que Cristo y los apóstoles han enseñado. Anteriormente el lema era: “Roma locuta. Causa finita est”. Hoy es: “Roma loquitur. Confusio augetur” [Roma habla. La confusión aumenta].

(A) El sínodo alemán habla de homosexualidad, de mujeres sacerdotes, de Comunión para los divorciados que se han vuelto a casar. Pero el papado calla.

(B) El cardenal Hollerich rechaza la enseñanza cristiana sobre la sexualidad. Y el papado calla. Esto es doblemente significativo, porque el cardenal es explícitamente herético; no utiliza palabras en clave ni alusiones. Si el cardenal continuara sin la corrección romana, esto representaría otra ruptura más profunda de la disciplina, con pocos (¿o ninguno?) precedentes en la historia. La Congregación para la Doctrina de la Fe debe actuar y hablar.

(C) El silencio es todavía más evidente, cuando choca con la persecución activa en perjuicio de los tradicionalistas y de los monasterios contemplativos

2. La centralidad de Cristo en la enseñanza se debilita; Cristo es desplazado del centro. A veces Roma parece hasta confundida sobre la importancia de un monoteísmo riguroso, al aludir a un cierto concepto más amplio de divinidad; no precisamente panteísmo, sino como una variante del panteísmo hindú.

(A) La Pachamama es idolatría, aunque quizás no se la entendía inicialmente como tal.

(B) Se persigue a las monjas contemplativas y se intenta cambiar las enseñanzas de los carismáticos.

(C) La herencia cristocéntrica de San Juan Pablo II en materia de fe y moral es objeto de ataques sistemáticos. Muchos profesores del Instituto Romano para la Familia han sido despedidos; la mayoría de los alumnos se han marchado. La Academia para la Vida está en grave desorden, por ejemplo, algunos de sus miembros han apoyado recientemente el suicidio asistido. Las Academias pontificias tienen miembros y expositores invitados que apoyan el aborto.

3. La falta de respeto a la ley en el Vaticano corre el riesgo de convertirse en un escándalo internacional. Estos problemas se han hecho realidad en el juicio que se está celebrando en el Vaticano contra diez acusados de negligencia financiera, pero el problema es más antiguo y más amplio.

(A) El Papa ha cambiado la ley cuatro veces durante el juicio, para ayudar a la acusación.

(B) El cardenal Becciu no fue tratado con justicia porque fue destituido de su cargo y despojado de su dignidad cardenalicia sin ninguna prueba. No recibió un juicio justo. Todo el mundo tiene derecho a un juicio justo.

(C) Como jefe del Estado Vaticano y fuente de toda autoridad legal, el Papa se ha servido de este poder para interferir en los procedimientos judiciales.

(D) A veces, por no decir a menudo, el Papa gobierna con decretos pontificios, motu proprio, que eliminan el derecho de apelar de los afectados.

(E) Muchos miembros del personal, a menudo sacerdotes, han sido despedidos precipitadamente de la curia vaticana, con frecuencia sin una buena razón.

(F) Las escuchas telefónicas se practican habitualmente. No estoy seguro de la frecuencia con la que se autoriza esto.

(G) En el juicio inglés contra Torzi, el juez criticó duramente a los fiscales del Vaticano, quienes o bien son incompetentes y/o han sido condicionados, impidiéndoles proporcionar el cuadro completo.

(H) La irrupción de la gendarmería vaticana al mando del doctor Giani en 2017, en la oficina del auditor Libero Milone en territorio italiano, probablemente fue ilegal y en todo caso intimidatoria y violenta. Es posible que las pruebas contra Milone hayan sido fabricadas.

4. (A) La situación financiera del Vaticano es grave. Al menos en los últimos diez años ha habido casi siempre déficits financieros. Antes del COVID estos déficits eran de unos 20 millones de euros al año. En los últimos tres años han sido unos 30-35 millones de euros al año. Los problemas se remontan a antes del papa Francisco y del papa Benedicto.

(B) El Vaticano se enfrenta a un fuerte déficit en su fondo de pensiones. Alrededor de 2014, los expertos de COSEA estimaron que para 2030 el déficit podría llegar a ser de unos 800 millones de euros. Esto fue antes del COVID.

(C) Se calcula que el Vaticano ha perdido 217 millones de euros en el edificio de Sloane Avenue, en Londres. En los años 80, el Vaticano se vio obligado a desembolsar 230 millones de dólares después del escándalo del Banco Ambrosiano. A causa de la ineficiencia y de la corrupción, el Vaticano ha perdido al menos otros 100 millones de euros en los últimos 25-30 años, y probablemente varios más, quizá 150-200 millones.

(D) A pesar de la reciente decisión del Santo Padre, los procesos de inversión no han sido centralizados (como recomendó COSEA en 2014 e intentó la Secretaría de la Economía en 2015-16) y siguen sin el asesoramiento de expertos. Durante décadas, el Vaticano ha tenido que tratar con financistas de mala reputación, evitados por todos los banqueros que son respetados en Italia.

(E) El rendimiento de las 5261 propiedades del Vaticano sigue siendo escandalosamente bajo. En 2019 el rendimiento promedio (antes del COVID) fue de casi 4.500 dólares al año. En 2020 fue de 2.900 euros por vivienda.

(F) El rol cambiante del papa Francisco en las reformas financieras (progresos incompletos, pero sustancialmente en la reducción de la delincuencia mucho menos exitosos, excepto en el IOR, en términos de rentabilidad) es un misterio y un enigma.

Inicialmente, el Santo Padre apoyó firmemente las reformas. Después impidió la centralización de las inversiones, se opuso a las reformas y a la mayoría de los intentos de desenmascarar la corrupción y apoyó al (entonces) arzobispo Becciu, en el centro del establishment financiero del Vaticano. Luego, en 2020, el Papa se volvió contra Becciu y finalmente diez personas han sido sometidas a juicio y acusadas. A lo largo de los años, se han iniciado pocos procesos penales sobre la base de informes de violaciones por parte de la FIA.

Los auditores Price Waterhouse y Cooper fueron desplazados y el auditor general Libero Milone se vio obligado a dimitir en 2017 por acusaciones inventadas. Se estaban acercando demasiado a la corrupción en la Secretaría de Estado.

5. La influencia política del Papa Francisco y del Vaticano es insignificante. Intelectualmente, los escritos papales muestran una declinación respecto a los niveles de San Juan Pablo II y del Papa Benedicto. Las decisiones y las políticas son a menudo “políticamente correctas”, pero ha habido graves fallas en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, Hong Kong, China continental y ahora en la invasión rusa.

No ha habido ningún apoyo público a los fieles católicos de China, que han sido perseguidos en forma ininterrumpida por su lealtad al papado durante más de 70 años. No hay ningún apoyo público del Vaticano a la comunidad católica de Ucrania, especialmente a los greco-católicos.

Estos temas deberían ser revisadas por el próximo Papa. El prestigio político del Vaticano está ahora en un nivel bajo.

6. A un nivel diferente, menor, se debería regularizar la situación de los tradicionalistas tridentinos (católicos).

A un nivel aún más modesto, debería volver a permitirse la celebración de las Misas “individuales” y con pequeños grupos por la mañana en la Basílica de San Pedro. En este momento, esta gran basílica es de madrugada como un desierto.

La crisis del COVID ha encubierto el fuerte descenso del número de peregrinos que asisten a las audiencias y a las Misas papales.

El Santo Padre tiene escaso apoyo entre los seminaristas y los sacerdotes jóvenes y hay una desafiliación generalizada en la curia vaticana.

El próximo cónclave

1. El Colegio Cardenalicio se ha visto debilitado por los nombramientos excéntricos y no se ha vuelto a convocar desde el rechazo de las posiciones del cardenal Kasper en el consistorio de 2014. Muchos cardenales son desconocidos entre sí, lo que añade una nueva dimensión de imprevisibilidad al próximo cónclave.

2. Después del Vaticano II, las autoridades católicas han subestimado a menudo el poder hostil de la secularización, del mundo, de la carne y del diablo, especialmente en el mundo occidental, y han sobrestimado la influencia y la fuerza de la Iglesia católica.

Somos más débiles que hace 50 años y hay muchos factores que escapan a nuestro control, al menos a corto plazo, por ejemplo, la disminución del número de creyentes, la frecuencia de la asistencia a Misa, la desaparición o extinción de muchas Órdenes religiosas.

3. El Papa no tiene necesidad de ser el mejor evangelizador del mundo, ni una fuerza política. El sucesor de Pedro, como cabeza del colegio de obispos, que son también los sucesores de los apóstoles, tiene un rol fundamental para la unidad y la doctrina. El nuevo Papa debe comprender que el secreto de la vitalidad cristiana y católica proviene de la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y a las prácticas católicas. No proviene de la adaptación al mundo ni del dinero.

4. Las primeras tareas del nuevo Papa serán el restablecimiento de la normalidad, el restablecimiento de la claridad doctrinal en la fe y en la moral, el restablecimiento del debido respeto al Derecho y la garantía de que el primer criterio para el nombramiento de los obispos sea la aceptación de la tradición apostólica. La competencia y la cultura teológica son una ventaja, no un obstáculo para todos los obispos y especialmente para los arzobispos.

Estos son los fundamentos necesarios para vivir y predicar el Evangelio.

5. Si las reuniones sinodales continúan en todo el mundo, consumirán mucho tiempo y dinero, desviando probablemente las energías de la evangelización y del servicio en lugar de profundizar en estas actividades esenciales.

Si se da autoridad doctrinal a los sínodos nacionales o continentales, tendremos un nuevo peligro para la unidad de la Iglesia mundial, puesto que, por ejemplo, la Iglesia alemana ya tiene posiciones doctrinales que no son compartidas por otras Iglesias y no son compatibles con la tradición apostólica.

Si no hay una corrección romana de tales herejías, la Iglesia quedaría reducida a una vaga federación de Iglesias locales, con visiones diferentes, probablemente más cercana a un modelo anglicano o protestante que a uno ortodoxo.

Una de las primeras prioridades para el próximo Papa debe ser eliminar y prevenir un desarrollo tan peligroso, exigiendo la unidad en lo esencial y no permitiendo diferencias doctrinales inaceptables. La moralidad de la actividad homosexual será uno de estos puntos críticos.

6. Aunque el joven clero y los seminaristas son casi en su totalidad ortodoxos, a veces bastante conservadores, el nuevo Papa deberá ser consciente de los cambios sustanciales que se han producido en el liderazgo de la Iglesia desde 2013, quizá especialmente en América del Sur y Central. Hay un nuevo salto en el avance de los protestantes “liberales” en la Iglesia Católica.

Es poco probable que un cisma provenga de la izquierda, donde no suele haber drama por cuestiones doctrinales. Un cisma es más probable que venga de la derecha y siempre es posible cuando las tensiones litúrgicas se inflaman y no se amortiguan.

Unidad en las cosas esenciales. Diversidad en las no esenciales. En todo la Caridad.

7. A pesar de su peligrosa declinación en Occidente y de su inherente fragilidad e inestabilidad en muchos lugares, debería considerarse seriamente la viabilidad de una visita apostólica a la Orden de los jesuitas. Su descenso numérico es catastrófico, ya que han pasado de 36.000 miembros durante el Concilio a menos de 16.000 en 2017 (con probablemente el 20-25% de ellos mayores de 75 años). En algunos lugares, también hay una declinación moral catastrófica.

La Orden está altamente centralizada, susceptible de ser reformada o arruinada desde arriba. El carisma y la contribución de los jesuitas han sido y son tan importantes para la Iglesia, por eso no se debe permitir que desaparezcan sin más de la historia o que se reduzcan simplemente a una comunidad afroasiática.

8. Se debe afrontar el desastroso descenso del número de católicos y la expansión de los protestantes en Sudamérica. Esto se mencionó muy poco en el sínodo sobre la Amazonia.

9. Obviamente, se debe trabajar mucho en las reformas financieras del Vaticano, pero éste no debería ser el criterio más importante a la hora de elegir al próximo Papa.

El Vaticano no tiene deudas importantes, pero los continuos déficits anuales finalmente lo llevarán a la quiebra. Es obvio que se tomarán medidas para remediarlo, para separar al Vaticano de los cómplices criminales y equilibrar los ingresos y los gastos. El Vaticano tendrá que demostrar competencia e integridad para atraer donaciones consistentes que ayuden a resolver este problema.

A pesar del mejoramiento de los procedimientos y una mayor transparencia, las continuas dificultades financieras constituyen un gran desafío, pero son mucho menos importantes que los peligros espirituales y doctrinales que la Iglesia debe afrontar, especialmente en el Primer Mundo.

Demos

Memorando secreto de cardenal Pell arremete contra Francisco



Este es un artículo de Associated Press, Ene-12-2022, firmado por su corresponsal en el Vaticano, Nicole Winfield. El artículo se basa en un dato proporcionado ayer por Sandro Magister en su blog Settimo Cielo, el fallecido cardenal George Pell era el autor de un memorando que circuló entre los cardenales en Marzo de 2022, también publicado en ese entonces por Magister, en el cual expresaba las preocupaciones sobre la Iglesia actual y ofrecía unas sugerencias en vistas a un futuro cónclave; ese memorando estaba firmado simplemente “Demos”, ahora se sabe que el autor era Pell.


Memorando secreto de cardenal Pell arremete contra Francisco

Por NICOLE WINFIELD

CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa Francisco dará el último adiós al cardenal George Pell durante su funeral el sábado, dijo el Vaticano el jueves, mientras surgen revelaciones de la creciente preocupación del prelado australiano sobre lo que consideraba el “desastre” y la “catástrofe” de papado del argentino.

Según el Vaticano, el decano del colegio cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, oficiará el funeral de Pell en la basílica de San Pedro. Como es costumbre cuando fallece un cardenal, Francisco pronunciará un responso y un saludo final.

Pell, que fungió como el primer ministro de Finanzas del pontífice durante tres años antes de regresar a Australia para enfrentar acusaciones de abusos sexuales a menores, murió el martes en un hospital de Roma por problemas cardíacos tras una operación de cadera. Tenía 81 años.

Desde que en 2020 fue exculpado de las acusaciones de abusar de dos niños que formaban parte del coro cuando era arzobispo de Melbourne, Pell dividía su tiempo entre Roma y Sydney. La Corte Suprema australiana revocó la condena de un tribunal menor y el cardenal quedó libre tras pasar 404 días en aislamiento.

Pell habría tenido problemas con la burocracia italiana del Vaticano durante su etapa como prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, cargo que ocupó entre 2014 y 2017 y que Francisco creó para tratar de controlar las opacas finanzas del Vaticano. En su telegrama de pésame, Francisco le atribuyó el mérito de haber sentado las bases para las reformas en marcha, que han incluido la imposición de estándares internacionales para presupuestos y contabilidad.

Pero Pell, un conservador acérrimo, estaba cada vez más desilusionado con la dirección que tomó el papado del argentino, incluyendo su énfasis en la inclusión y en preguntar a los laicos sobre el futuro de la Iglesia.

Escribió un conocido memorando en el que esbozó sus preocupaciones y recomendaciones para el próximo papa en un futuro cónclave, que empezó a circular la pasada primavera y fue publicado bajo el pseudónimo “Demos” en el blog vaticano Settimo Cielo (séptimo cielo).

El bloguero Sandro Magister reveló el miércoles que Pell era el autor del reporte, que es una acusación extraordinaria contra el pontificado de Francisco por parte de quien en su día fue un estrecho colaborador. Pell siguió siendo una figura clave para los conservadores tanto durante su encarcelación como tras su exoneración.

El documento se divide en dos partes — “El Vaticano hoy” y “El próximo cónclave” — y enumera una serie de puntos que abarcan desde la “debilitada” predicación del Evangelio por parte de Francisco hasta la precariedad de las finanzas de la Santa Sede y la “falta de respeto por la ley” en la ciudad-Estado, incluyendo en el juicio por corrupción financiera en curso que Pell había defendido antes.

“Comentaristas de todas las escuelas, aunque por diferentes motivos (...) coinciden en que este pontificado es un desastre en muchos o en la mayoría de los aspectos; una catástrofe”, escribió Pell.

También el miércoles, la revista conservadora The Spectator publicó un artículo que dijo que había sido escrito por Pell en los días previos a su muerte. En el texto, Pell calificó de “pesadilla tóxica” los dos años de encuestas de Francisco entre los laicos católicos sobre cuestiones como las enseñanzas de la institución sobre sexualidad o el papel de la mujer.

Refiriéndose al informe del Vaticano sobre el sondeo, Pell se quejó de una “confusión cada vez mayor, el ataque a la moral tradicional y la inclusión en el diálogo de la jerga neomarxista sobre la exclusión, la alienación, la identidad, la marginación, los sin voz, lo LGBTQ, así como el desplazamiento de las nociones cristianas de perdón, pecado, sacrificio, curación y redención”.

El escrito anónimo de Pell, sin embargo, es aún más duro y se centra especialmente en Francisco. Mientras que otros conservadores han criticado la represión del papa hacia los tradicionalistas y la priorización de la misericordia sobre la moral, el cardenal fue más allá y dedicó una sección entera a la implicación del pontífice en una gran investigación de fraude financiero que derivó en la acusación de 10 personas, incluyendo quien en su día fue enemigo de Pell, el cardenal Angelo Becciu.

En un primer momento, Pell había celebrado la acusación, derivada de una inversión de 350 millones de euros realizada por el Vaticano en un negocio inmobiliario en Londres, dado que reivindicaba sus esfuerzos para destapar la mala gestión financiera y la corrupción en la Santa Sede. Pero en el transcurso del juicio se han planteado preguntas incómodas sobre el derecho a la defensa en un sistema legal en el que Francisco tiene un poder absoluto, y lo ha empleado.

Pell destacó que el papa emitió cuatro decretos secretos durante el curso de la pesquisa “para ayudar a la acusación” sin que los afectados tuviesen derecho a recurrir. La defensa ha alegado que los decretos violaban los derechos humanos de los sospechosos.

El cardenal salió también en defensa de Becciu, a quien Francisco destituyó en septiembre de 2020 antes de que fuese investigado. “No recibió el debido proceso”, escribió Pell, para quien el asunto era especialmente importante debido a su propia experiencia.

“La falta de respeto a la ley en el Vaticano corre el riesgo de convertirse en un escándalo internacional”, indicó el australiano.


Actualización Ene-12-2022 (15:18 UTC): Tres detalles que podemos agregar, desprendidos de un artículo de Philip Pullella, corresponsal en el Vaticano de agencia Reuters (nuestra traducción).


“Él [Pell] quería que yo lo publicara”, dijo Magister a Reuters el Jueves.

[...]

El padre Joseph Hamilton, secretario personal de Pell, se negó a comentar sobre el informe de Magister y dijo en un mensaje de texto que él estaba “más preocupado por mi dolor”.

El portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, dijo que no tenía comentarios.

jueves, 12 de enero de 2023

"La Iglesia debe liberarse de esta pesadilla tóxica". Las últimas palabras del cardenal Pell



Poco antes de morir el martes, el cardenal George Pell escribió el siguiente artículo para The Spectator, en el que definía los planes del Vaticano para el próximo "Sínodo sobre la Sinodalidad" como una "pesadilla tóxica". El cuadernillo elaborado por el Sínodo, que se celebrará en dos sesiones este año y el próximo, es "uno de los documentos más incoherentes jamás enviados por Roma", afirma Pell. No sólo está "redactado en jerga neomarxista", sino que es "hostil a la tradición apostólica" e ignora principios cristianos fundamentales como la creencia en el juicio divino, el cielo y el infierno.

El cardenal australiano, que sufrió la terrible experiencia de ser encarcelado en su país por falsas acusaciones de abusos sexuales antes de ser absuelto, fue muy valiente. No sabía que estaba a punto de morir cuando escribió este artículo; estaba preparado para enfrentarse a la furia del Papa Francisco y de los organizadores cuando se publicara. Así las cosas, su repentina muerte puede dar más fuerza a sus palabras cuando el sínodo se reúna en octubre.



El Sínodo de los Obispos católicos está ahora ocupado construyendo lo que ellos consideran "el sueño divino" de la sinodalidad. Por desgracia, este sueño divino se ha convertido en una pesadilla tóxica, a pesar de las buenas intenciones declaradas de los obispos.

Han elaborado un cuadernillo de 45 páginas que da cuenta de los debates de la primera fase de "escucha y discernimiento", celebrados en muchas partes del mundo, y es uno de los documentos más incoherentes jamás enviados desde Roma.

Mientras damos gracias a Dios porque el número de católicos en todo el mundo, especialmente en África y Asia, está aumentando, el panorama es radicalmente distinto en América Latina, con pérdidas tanto para los protestantes como para los laicistas.

Sin ningún sentido de la ironía, el documento se titula "Amplía el espacio de tu tienda", y el objetivo de hacerlo es dar cabida, no a los recién bautizados —aquellos que han respondido a la llamada a arrepentirse y creer—, sino a cualquiera que pueda estar lo suficientemente interesado como para escuchar. Se insta a los participantes a ser acogedores y radicalmente inclusivos: "Nadie queda excluido”.

El documento no insta ni siquiera a los participantes católicos a hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28:16-20), y mucho menos a predicar al Salvador a tiempo y a destiempo (2 Timoteo 4:2).

La primera tarea de todos, y especialmente de los maestros, es escuchar en el Espíritu. Según esta reciente actualización de la buena nueva, la "sinodalidad" como forma de ser de la Iglesia no debe definirse, sino simplemente vivirse. Gira en torno a cinco tensiones creativas, partiendo de la inclusión radical y avanzando hacia la misión en un estilo participativo, practicando la "corresponsabilidad con otros creyentes y personas de buena voluntad". Se reconocen las dificultades, como la guerra, el genocidio y la brecha entre clero y laicos, pero todo puede sostenerse, dicen los obispos, con una espiritualidad viva.

La imagen de la Iglesia como una tienda en expansión con el Señor en su centro procede de Isaías, y su objetivo es subrayar que esta tienda en expansión es un lugar donde la gente es escuchada y no juzgada, no excluida.

Así pues, leemos que el pueblo de Dios necesita nuevas estrategias; no peleas y enfrentamientos, sino diálogo, en el que se rechace la distinción entre creyentes e incrédulos. El pueblo de Dios debe escuchar realmente, insiste, el clamor de los pobres y de la tierra.

Debido a las diferencias de opinión sobre el aborto, la contracepción, la ordenación de mujeres al sacerdocio y los actos homosexuales, algunos consideran que no se pueden establecer ni proponer posturas definitivas sobre estas cuestiones. Lo mismo ocurre con la poligamia y el divorcio y segundas nupcias.

Además, el documento es claro sobre el problema especial de la posición inferior de la mujer y los peligros del clericalismo, aunque se reconoce la contribución positiva de muchos sacerdotes.

¿Qué pensar de este popurrí, de esta efusión de buena voluntad de la Nueva Era? No es un resumen de la fe católica ni de las enseñanzas del Nuevo Testamento. Es incompleto, hostil en aspectos significativos a la tradición apostólica y no reconoce en ninguna parte el Nuevo Testamento como la Palabra de Dios, normativa para toda enseñanza sobre la fe y la moral. Se ignora el Antiguo Testamento, se rechaza a los patriarcas y no se reconoce la Ley de Moisés, incluidos los Diez Mandamientos.

Inicialmente se pueden hacer dos observaciones. Los dos sínodos finales en Roma en 2023 y 2024 necesitarán clarificar la enseñanza sobre asuntos morales, ya que el Relator (redactor jefe y gestor) Cardenal Jean-Claude Hollerich ha rechazado públicamente las enseñanzas básicas de la Iglesia sobre sexualidad, alegando que contradicen la ciencia moderna. En tiempos normales, esto habría significado que su continuidad como Relator era inapropiada, incluso imposible.

Los sínodos tienen que elegir si son servidores y defensores de la tradición apostólica sobre la fe y la moral, o si su discernimiento les obliga a afirmar su soberanía sobre la enseñanza católica. Deben decidir si las enseñanzas básicas sobre cosas como el sacerdocio y la moral pueden arrumbarse en un limbo pluralista en el que algunos eligen redefinir los pecados con menos gravedad y la mayoría acuerda diferirlos completamente.

Más allá del sínodo, la disciplina se está relajando, especialmente en el norte de Europa, donde algunos obispos no han sido reprendidos, incluso después de afirmar el derecho de un obispo a disentir; ya existe un pluralismo de facto más generalizado en algunas parroquias y órdenes religiosas en cosas como la bendición de la actividad homosexual.

Los obispos diocesanos son los sucesores de los apóstoles, el maestro principal de cada diócesis y el centro de la unidad local de su pueblo y de la unidad universal en torno al Papa, sucesor de Pedro. Desde la época de San Ireneo de Lyon, el obispo es también el garante de la fidelidad permanente a la enseñanza de Cristo, la tradición apostólica. Son gobernantes y a veces jueces, así como maestros y celebrantes sacramentales, y no son meras flores de pared o sellos de goma.

Ampliar la tienda es consciente de los defectos de los obispos, que a veces no escuchan, tienen tendencias autocráticas y pueden ser clericalistas e individualistas. Hay signos de esperanza, de liderazgo efectivo y de cooperación, pero el documento opina que los modelos piramidales de autoridad deben ser destruidos y que la única autoridad genuina proviene del amor y del servicio. Hay que hacer hincapié en la dignidad bautismal, no en la ordenación ministerial, y los estilos de gobierno deben ser menos jerárquicos y más circulares y participativos.

Los principales actores en todos los sínodos (y concilios) católicos y en todos los sínodos ortodoxos han sido los obispos. De una manera suave y cooperativa, esto debería afirmarse y ponerse en práctica en los sínodos continentales para que las iniciativas pastorales se mantengan dentro de los límites de la sana doctrina. Los obispos no están allí simplemente para validar el debido proceso y ofrecer un nihil obstat a lo que han observado.

A ninguno de los participantes del sínodo —laicos, religiosos, sacerdotes u obispos—, les conviene que el sínodo decida que no se puede votar y que no se pueden proponer proposiciones. Transmitir al Santo Padre sólo las opiniones del comité organizador para que decida es un abuso de la sinodalidad, una marginación de los obispos que no se justifica ni por las Escrituras ni por la tradición. No es el debido proceso y es susceptible de manipulación.

Los católicos regulares de todo el mundo no aprueban las conclusiones del sínodo actual. Tampoco hay mucho entusiasmo en los altos niveles de la Iglesia. Las reuniones continuas de este tipo profundizan las divisiones y unos pocos avivados pueden explotar la confusión y la buena voluntad. Los ex anglicanos vueltos a la Iglesia tienen razón al identificar la confusión cada vez mayor, el ataque a la moral tradicional y la inserción en el diálogo de la jerga neomarxista sobre la exclusión, la alienación, la identidad, la marginación, los sin voz, LGBTQ, así como el desplazamiento de las nociones cristianas de perdón, pecado, sacrificio, curación, redención. ¿Por qué el silencio sobre un más allá de recompensa o castigo, sobre las cuatro postrimerías: muerte y juicio, cielo e infierno?

Hasta ahora, el método sinodal ha descuidado, e incluso degradado, lo trascendente, ha encubierto la centralidad de Cristo con apelaciones al Espíritu Santo y ha fomentado el resentimiento, especialmente entre los participantes.

Los documentos de trabajo no forman parte del magisterio. Son una base para la discusión; para ser juzgados por todo el pueblo de Dios y especialmente por los obispos con y bajo el Papa. Este documento de trabajo necesita cambios radicales. Los obispos deben darse cuenta de que hay trabajo por hacer, en nombre de Dios, más pronto que tarde.

El cardenal Pell lo dijo claramente: el rey está desnudo (Bruno Moreno)



Antes de fallecer, el cardenal Pell escribió un artículo para el diario británico The Spectator. Esto, en principio, no debería tener nada de especial. Los obispos y sus colaboradores escriben infinidad de artículos, cartas pastorales, sermones, planes pastorales, declaraciones, notas de prensa y todo tipo de documentos, que prácticamente nadie lee.

Este artículo, sin embargo, es diferente. En efecto, el cardenal, quizá sintiendo la muerte cercana, decidió expresarse sin los habituales eufemismos y circunloquios episcopales y escribió lo que gran cantidad de obispos no se atreven más que a susurrar a sus amigos y colaboradores cercanos: el rey sinodal está desnudo.

El artículo, de hecho, empieza con una fuerte descalificación: el sínodo “se afana en construir lo que consideran que es el “sueño de Dios” de la sinodalidad. Desgraciadamente, este sueño divino se ha convertido en una pesadilla tóxica a pesar de las aparentes buenas intenciones de los obispos”. Un lenguaje tan claro y negativo sobre una actividad oficial de la Iglesia es prácticamente desconocido en las declaraciones episcopales modernas.

Como prueba de lo que afirma, el cardenal presenta el folleto de 45 páginas en el que se resumen las discusiones de la primera etapa sinodal de “escucha y discernimiento” que ha tenido lugar en todo el mundo y que, en opinión del purpurado es “uno de los documentos más incoherentes que Roma ha emitido nunca”. El documento, titulado “Amplía el espacio de tu tienda” compara a la Iglesia con una tienda y pretende que en esa tienda ya no solo quepan los conversos, los bautizados que tienen fe y han cambiado su vida, sino “cualquiera que tenga el suficiente interés para escuchar”. En consecuencia, se urge a los participantes a dar la bienvenida a todos y a ser radicalmente inclusivos, de acuerdo con el lema “nadie está excluido”.

Este enfoque se basa, según el cardenal, en la idea de que hay que “escuchar en el Espíritu” y escuchar también “el grito de los pobres y de la Tierra”. De ese presupuesto surge el concepto de sinodalidad “como una forma de ser para la Iglesia que no se debe definir, sino solo vivir”. Por lo visto, la sinodalidad “gira en torno a cinco tensiones creativas, empezando por la inclusión radical y moviéndose hacia la misión con un estilo participativo, practicando la ‘corresponsabilidad con otros creyentes y personas de buena voluntad’”. Como consecuencia, hay que dejar atrás las disputas y pasar al diálogo, rechazando “la distinción entre creyentes y no creyentes”.

¿Qué significa esto? Que “debido a las diferencias de opinión sobre el aborto, los anticonceptivos, la ordenación de las mujeres y los actos homosexuales”, así como “la poligamia, el divorcio y los nuevos matrimonios”, “algunos sentían que no se puede establecer ni proponer ninguna postura definitiva sobre estas cuestiones”. En cambio, sí son males objetivos la posición inferior de la mujer en la Iglesia y el clericalismo. Esta actitud es especialmente peligrosa en un momento en que, “fuera del sínodo, la disciplina se está disolviendo, especialmente en el norte de Europa, donde unos pocos obispos no han sido corregidos” después de mostrar su rechazo de la doctrina de la Iglesia sobre temas como la homosexualidad.

Esto no debería sorprender a nadie, teniendo en cuenta que, como el propio cardenal Pell recuerda, el Relator del sínodo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, que es el principal redactor y gestor del proceso sinodal, “ha rechazado públicamente la enseñanza básica de la Iglesia sobre la sexualidad, afirmando que contradice la ciencia moderna”. No es extraño que el cardenal Pell, justamente indignado, afirme que “en una época normal, esto habría hecho que su permanencia en el puesto de Relator fuera inadecuada y, de hecho, imposible”.

Llegados a este punto, el cardenal abandona cualquier cautela y expresa con total claridad la opinión que le merece el proceso sinodal hasta el momento: “¿Qué debemos pensar de este popurrí, de esta sobreabundancia de buena voluntad New Age? No es un resumen de la fe católica ni de la enseñanza del Nuevo testamento. Es incompleto, hostil de modo significativo a la Tradición apostólica y no reconoce en ningún lugar el Nuevo Testamento como la Palabra de Dios, normativa para cualquier enseñanza sobre la fe y la moral. El Antiguo Testamento es ignorado, el patriarcado se rechaza y no se reconoce la Ley mosaica, incluidos los diez mandamientos”.

A esto se suma que el procedimiento sinodal tiende a dejar de lado la autoridad de los obispos y de los ministros ordenados. En primer lugar haciendo únicamente hincapié en un gobierno de la Iglesia “menos jerárquico y más circular y participativo”. En segundo lugar, porque no permite que los obispos voten y presenten propuestas, sino que solo pueden transmitir las opiniones del comité organizador al Santo Padre, lo que “no es el procedimiento debido y se presta a la manipulación”. Esta forma de organizar el sínodo, para el cardenal, “carece de justificación bíblica o tradicional”.

Las conclusiones actuales del sínodo “no cuentan con la aprobación de la gran mayoría de los católicos practicantes del mundo”, solo “ahondan las divisiones” y permiten que “unos pocos puedan aprovechar la confusión y la buena voluntad”. En esencia, además de guardar silencio sobre los novísimos (muerte, juicio, infierno y gloria), llevan al “aumento de la confusión, el ataque a la moral tradicional, la inserción en el diálogo de una jerga neomarxista sobre exclusión, alienación, identidad, marginalización, los sin voz y las cuestiones LGTBQ y el postergamiento de las nociones cristianas de perdón, pecado, sacrificio, sanación y redención”.

El cardenal Pell recuerda que “los principales actores de todos los sínodos (y concilios) católicos” han sido los obispos” y propone que “de forma amable y cooperativa esto se afirme y se ponga en práctica”, para que las “iniciativas pastorales se mantengan dentro del límite de la sana doctrina”. En su opinión, “los obispos deben darse cuenta de que hay que hacer algo, en el nombre de Dios, más pronto que tarde”.

Después de leer la opinión del cardenal acerca del proceso del sínodo sobre la sinodalidad, sin embargo, es legítimo preguntarse si algo que está tan viciado de raíz puede sanarse de alguna forma o sería mejor hacer borrón y cuenta nueva.

Bruno Moreno

El Cardenal Pell y la original muerte de los cardenales polémicos



Redacción (11/01/2023 13:41, Gaudium Press

El Cardenal George Pell, australiano y de línea conservadora, ha fallecido el 10 de enero de 2023, en el Salvator Mundi International Hospital de Roma. ¿La causa? Serias complicaciones cardíacas a raíz de una operación de cadera para cambio de prótesis. Con los avances médicos de nuestros días y tratándose de un personaje tan destacado, llama la atención esta triste circunstancia, que inscribe al purpurado en la lista de defunciones de cardenales controvertidos.

Pell era un cardenal sincero, tachado por sus adversarios de rudo, honesto defensor de la verdad y promotor del progreso homogéneo del dogma católico en continuidad con la tradición recibida. Sus posturas firmes y su actitud coherente frenaron hasta cierto punto la máquina de los que pretenden un cambio radical, una evolución o adaptación de la doctrina católica al pensamiento único que extravía hoy al mundo, hundiéndolo en una crisis moral sin precedentes causada por la más extravagante inversión de valores.

Quizás por eso fue falsamente acusado de pedofilia en Australia, y, quien sabe, también por eso estuvo injustamente preso allí durante un año en la cárcel de máxima seguridad. Finalmente, fue absuelto en instancias superiores de todos los cargos. Los jueces se rindieron ante la puerilidad de las acusaciones. En ese sentido, tenemos ante nuestros ojos un bienaventurado del Evangelio, alguien que sufrió persecución por amor a la justicia, y que ahora, seguramente, ha conquistado el Reino de los Cielos. Un prelado que merece pasar a la historia como un valiente, como un héroe de Cristo.

Los periódicos en general han resaltado el hecho de que Pell fue condenado. Y eso, sobre todo, en sus titulares. Afirman haber sido él “el mayor cargo de la Iglesia condenado por abusos sexuales”, y sólo a lo largo de los sendos artículos se puede percibir que fue condenado sí, pero injustamente, aunque ese dato se deje caer de forma soslayada. Pero más allá de las tristes y múltiples manipulaciones de la información, Pell no deja de tener un fallecimiento prototípico de esta clase de cardenales que haciendo justicia a su sotana roja han estado dispuestos a jugarse la vida por defender el Evangelio en su integridad.

Otro caso semejante de una larga lista, lo encontramos en la muerte del Cardenal Merry del Val. Los lectores que deseen más detalles sólidamente fundamentados de su historia pueden hacer clic aquí. El Cardenal Merry del Val fue el brazo derecho de San Pío X, el Papa Sarto, gran protagonista de la denuncia al modernismo, esa herejía con múltiples tentáculos, que envenenaba a la Iglesia con sus falacias y falsas doctrinas. Merry del Val fue una pieza esencial en la política del Papa Sarto en su lucha contra la infiltración en la Iglesia.

Pues bien, pocos años habían pasado del fallecimiento de San Pío X, cuando el Cardenal Merry del Val, que se conservó siempre un intrépido defensor de la Fe, encontró su muerte en una banal operación de apendicitis. Tenía sesenta y cinco años, gozaba de óptima salud. La causa fue investigada a instancias de diversos curiales, pero jamás del todo esclarecida. Algunos dicen haber sido el exceso de cloroformo usado en la anestesia, el que envió al Cardenal – hoy venerable – a la otra vida. Otros, el hecho de haberse desprendido su dentadura, causándole la muerte por asfixia. El médico no habría podido hacer nada por faltarle las pinzas adecuadas al caso. Otro detalle: el anestesista de su operación murió de modo imprevisto pocos meses tras la desaparición del Cardenal.

Hay ciertos episodios históricos, como este de las muertes de los cardenales polémicos, que están lejos de ser sencillos y van dejando detrás de sí sombras de incertidumbre.

Por Ricardo González

miércoles, 30 de marzo de 2022

El cardenal Pell cree que “no se ha logrado nada” con el pacto con Pekín (Carlos Esteban)



El cardenal George Pell, que desde su exoneración judicial se expresa con una libertad inusual entre sus colegas, ha concedido al periodista británico Damian Thompson, de The Spectator, una amplia entrevista en la que se muestra crítico con el acuerdo del Vaticano de 2018 con Pekín y especialmente con el secretismo que lo rodea.

«Sé que la alta jerarquía vaticana está muy insatisfecha con la forma en que está funcionando”, asegura el exprefecto de Economía de la Curia. El cardenal australiano se refiere a los resultados del pacto secreto firmado por el Vaticano con las autoridades comunistas chinas en 2018, por el que el Partido Comunista Chino elige a los obispos, cuyos nombramientos luego son aprobados por el Papa Francisco.
“El acuerdo existe para tratar de conseguir un poco de espacio para los católicos. Obviamente eso es más que deseable de elogio”, asegura Pell. “Pero no creo que hayamos ganado nada. Las persecuciones parecen continuar. En algunos lugares han empeorado. Nadie fuera de un pequeño círculo conoce los detalles del acuerdo, lo que me parece bastante irregular”.
El cardenal fue encarcelado en su Australia natal acusado falsamente de abusos sexuales antes de ser absuelto por el Tribunal Supremo del país. Se cree que sus enemigos en el Vaticano jugaron un papel en incriminarlo. En la entrevista, Pell no habla de su propia experiencia, pero expresa su preocupación por la falta de transparencia en el juicio en curso en el Vaticano del cardenal Angelo Becciu, exjefe de gabinete del Papa, y sus asociados, acusados de cometer grandes -fraude de venta.

Mientras afirma su lealtad al Papa Francisco, Pell también deja en claro su descontento con la decisión repentina del año pasado de restringir las celebraciones de la misa tradicional en latín. «Creo que fue una decisión muy desafortunada y también un poco inexplicable», dice. . Pero aconseja a los tradicionalistas que mantengan la calma, porque hay señales de que la línea dura adoptada por el jefe de la liturgia del Vaticano, el arzobispo Arthur Roche, nacido en Yorkshire, ya se está reconsiderando.

El mes pasado, el Papa Francisco le dijo a la tradicionalista Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP) que podría continuar celebrando la Misa y otros sacramentos usando el antiguo Misal, otorgándoles un mayor grado de libertad que el que Roche favorecía. El cardenal Pell dice que ‘la hipótesis de trabajo’ debería ser que los derechos reconocidos a la FSSP también se extiendan a otras fraternidades sacerdotales tradicionalistas, como el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (ICKSP).

Carlos Esteban

lunes, 8 de noviembre de 2021

EL CARDENAL PELL SIGUE VIVO

SPECOLA




Noticias sobre el cardenal Pell. Información recogida de Specola



Pell aparece de nuevo en los medios: “Siempre hubo resistencia en la Secretaría de Estado. Pero si el Auditor o nosotros de la Secretaría de Economía hubiéramos podido intervenir antes, hubiéramos ahorrado muchísimo dinero destinado al edificio de Londres y también a otros lugares ”. No se resiste al silencio a pesar de no contar con muchas simpatías en la curia. Esta tarde presenta en el Senado su libro ‘Diario del encarcelamiento’. Seguiremos la noticia y las posibles declaraciones.


Guerra en los medios entre las declaraciones de Pell y las de Becciu a cuenta de la «resistencia» dentro de la secretaría de Estado: «El Cardenal Becciu también dijo que el Auditor no tenía autoridad para entrar en la Secretaría de Estado. Esto era absolutamente falso. Estaba escrito que el Auditor tenía autoridad, nosotros también teníamos autoridad para controlar como Secretaría de Economía «. «Pero siempre hubo resistencia. Si el Auditor o nosotros hubiéramos podido entrar antes, habríamos ahorrado mucho, mucho dinero en Londres y en otros lugares». Becciu contesta a esto y alas insinuaciones de Pell sobre las conexiones del Vaticano con Australia y «lamenta las palabras atribuidas hoy al cardenal Pell de las imaginativas conexiones, aunque en forma de duda, entre sumas de la Secretaría de Estado del Vaticano y los acusadores del juicio al que fue sometido en Australia por un excéntrico énfasis en el pensamiento sobre la autonomía financiera de la Secretaría.


El cardenal Pell, en su libro Diario de una prisión, relata que: «También ha llegado una fotocopia misteriosa de una carta del Vaticano, sin firma. Fue muy alentadora “en este momento difícil, todo el tiempo, me mantuve cerca de ella con mis oraciones y mi apoyo espiritual”. El autor dice que lamenta mi condena, luego, para mi sorpresa, escribe: 
«Has ayudado a la Iglesia católica en Australia a salir de un liberalismo destructivo, guiándola nuevamente hacia la profundidad y la belleza de la fe católica … me temo que ahora tendrás que pagar también por tu catolicidad inquebrantable, pero así estarás muy cerca del Señor». 
 Concluyó con la promesa de «cercanía continua en la oración». El autor anónimo de esa carta que llegó a la prisión australiana fue revelado por primera vez por el propio Pell: «Esa carta era de Benedicto XVI».


Seguimos con artículos sobre las últimas intervenciones del cardenal Pell
«Las opiniones sobre mi inocencia o culpa estaban divididas; como en muchos sectores de la sociedad australiana, los medios, con algunas espléndidas excepciones, fueron violentamente hostiles». 
Llama la atención que en ese dramático período de encarcelamiento el tono, la mansedumbre que brilla en una narrativa en la que es víctima inocente de un juicio injusto y apresurado, desprovisto de referencias a hechos reales. y más viniendo de una persona de un carácter nada fácil. 
“El odio de los presos hacia quienes abusan de un niño es universal y es un ejemplo interesante de la ley natural que emerge entre las tinieblas”, “Todos tenemos la tentación de despreciar a quienes definimos como peores que nosotros. Incluso los asesinos comparten la indignación de quienes violan a los jóvenes. Por irónico que sea, esta indignación no es en absoluto negativa, ya que revela una fe en la existencia del bien y del mal, del derecho y del error, que a menudo emerge de manera sorprendente en la cárcel ”.
La soledad es difícil de aceptar y vivir sin el apoyo de una vida de profunda piedad: 
«Traté de rezar mi rosario habitual para volver a dormirme … Dios Padre nuestro, concédeme la fuerza para superar todo esto, que mi sufrimiento esté asociado a la redención de tu Hijo Jesús, por la venida del Reino, por la reparación de todos los que han sido víctimas de la plaga de la pedofilia, por la fe y por el bien de nuestra Iglesia… ”.

El caso Pell no ha terminado y los que en el Vaticano lo han querido dar por muerto y enterrado se equivocan. Pell ha aprendido y está utilizando las armas sutiles de sus enemigos, tan lejanas de sus instintos de pugilista con golpes directos. Mide sus palabras y dosifica sus apariciones, sigue con una gran actividad discreta que está aglutinado versos sueltos. Su olfato de estratega y la formas aprendidas a palos en el Vaticano se notan. 

Siempre hemos defendido la inocencia de Pell; parece que no hemos sido los únicos y que Benedicto XVI también lo tenía claro. Pell siempre ha sido cuestionado por el mundo eLeGeBeTe por sus posiciones muy críticas sobre la homosexualidad y por las batallas libradas contra el reconocimiento de las uniones homosexuales. En el corto mensaje de Benedicto XVI se repite tres veces en unas pocas líneas «Iglesia católica, fe católica, catolicidad».

Se dice que al Papa Emérito le encanta expresarse «en código»: “Me temo que ahora tendrá que pagar también por su catolicidad inquebrantable”. 
El término «católico» es el más prohibido por la Iglesia ‘francisquista’ y gusta mucho más el «cristiano» más neutral siguiendo las enseñanzas de Rahner con sus cristianos ateos y su «cristianismo anónimo», en el fondo un cristianismo sin Cristo. «No hay Dios católico» fueron palabras del Papa Francisco a su amigo ateo Eugenio Scalfari e incluso ha utilizado despectívamente el término católico: «ser católico no significa tener hijos como conejos», o «ser católico para muchos significa ser sectarios» y muchos más. 
En este contexto la catolicidad inquebrantable que Benedicto XVI coloca como medalla a Pell tiene un significado muy preciso: 
«Ayudaste a la Iglesia católica en Australia a salir de un liberalismo destructivo, guiándola hacia la profundidad y belleza de la fe católica …»
 ¿Está haciendo colapsar la Iglesia su catolicidad ?
SPECOLA

domingo, 16 de mayo de 2021

El deseado reinicio del Papa Francisco, Pell sigue creciendo, los tres jueves.



Ya tenemos mediado el mes de mayo y la presión mediática sigue su curso. El Vaticano no consigue salir de la maraña de casos sin resolver que le persiguen desde hace decenios y el pontificado del Papa Francisco añade a esta lista más problemas que soluciones. La vieja táctica de ocultar, de manipular los medios para que no se sepan las cosas, de destruir a los mensajeros que no se integran en el sistema, ya no da resultado. En estos últimos años ha cambiado la forma en que recibimos la información y es muy complicado controlarla. Los medios oficiales, los financiados con pólvora del rey, o los que viven de vender favores a los poderes de turno, no sobreviven en un mundo libre.

Por hablar de lo que nos toca de cerca, un blog como el nuestro era impensable hace muy poco tiempo y , visto el malestar que provoca, entendemos que estamos en el camino justo. Hoy buscamos información de calidad y de primera mano, las opiniones son otra cosa y cada uno tenemos la nuestra, pero no podemos llegar a una opinión acertada si no contamos con la información adecuada. Este es un mundo en el que la iglesia tiene que aprender a vivir y empezar a considerar la inutilidad de tantos medios carísimos e ineficaces que pueblan nuestras mortecinas instituciones.

Nos intentan vender el reinicio como única salida posible a la profunda crisis social y económica que estamos sufriendo, cuyas consecuencias veremos con más profundidad en poco tiempo. Todos queremos reiniciar y bien está dejarnos de tantas tonterías que no sirven para nada, pero nos pretenden vender un reinicio fijado en la agenda 2030 como único reinicio posible y mucho nos tememos que nos arrastrará a un precipicio del que será más complicado reiniciar. El Papa Francisco, y la actual administración del Vaticano, solo quieren reiniciar, en este caso lo entendemos muy bien, por qué el panorama que se viene arrastrando es irrespirable e insoportable. Los dos temas estrella, los abusos a menores y la perpetua crisis financiera con sus escándalos continuos, hacen soñar en un reinicio, pero los sueños, sueños son y los castillos en el aire tienden a caerse.

El diario de presión de Pell ya está a la venta en italiano y este hecho está haciendo proliferar artículos sobre las reformas económicas en las que Pell intentó tener un papel decisivo y que fueron abortadas sin que estemos retomando el ritmo previsto. El papel de Pell es mucho más importante de cara al futuro inmediato de la iglesia, puede ser un aglutinador en el próximo cónclave, no tanto como candidato, ni incluso como elector, sino como autoridad creciente dentro del sacro colegio. Pell es un ratzingeriano preocupado por el relativismo que está socavando las certezas de occidente: «La necesidad de preservar la dimensión vertical de la comunidad adoradora es una de las razones por las que estoy también a favor de que el sacerdote recite la Plegaria Eucarística de espaldas al pueblo, lo que serviría para aclarar de una vez por todas el hecho de que el sacerdote no es el centro de la atención, ni de la acción». «El ser humano ya no tiene la dignidad innata por el simple hecho de ser a imagen de Dios; la naturaleza humana no existe. Como no hay ley moral que deba ser respetada para el crecimiento armónico de la humanidad solo queda mejorar la salud física y proteger el medio ambiente».

(...)

El quijote recomienda los refranes: «Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas» y el día de la Ascensión es especialmente rico: "De todos los santos a la Ascensión, no te quites el faldón, y después quita y pon". «Hasta que no llega la Ascensión, no se cambia de estación». Hoy se celebra en muchos lugares la fiesta de la Ascensión uno de esos «tres jueves que tiene el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión». Feliz jueves de la Ascensión aunque sea en domingo.

«El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado».

Buena lectura.

Specola

viernes, 30 de abril de 2021

Cardenal George Pell: “Cristianismo liberalizado” es aburrido



La situación de la Iglesia en Alemania parece “ominosa”, con un porcentaje que va decididamente en la dirección equivocada, dijo el 27 de abril el cardenal George Pell, de 79 años, en el sitio web EWTN.com.

Para Pell está claro que -lo que él llama- un “cristianismo liberalizado”, ya sea catolicismo o protestantismo, “en una generación más o menos se fusiona con el agnosticismo”.

“Si adoptas las políticas del mundo y te limitas a seguir la corriente para que te aprueben, a nadie le va a interesar”, afirmó Pell, lo que implica que el “cristianismo liberalizado” es aburrido.

Él recuerda a los obispos alemanes su deber de mantener las enseñanzas de la Iglesia: “No tienen poder para cambiarlas, ninguno de nosotros lo tiene”.

martes, 5 de enero de 2021

“Annus horribilis” para la Secretaría de Estado del Vaticano. Pero no ha terminado



Sobre lo que queda de la mítica y omnipotente Secretaría de Estado cayó el golpe de gracia entre Navidad y Año Nuevo, con el “motu proprio” del papa Francisco que le ha quitado la caja fuerte con todo lo que contenía, es decir, buena parte de esos 1.400 millones de euros que el cardenal George Pell – en los pocos meses en los que, al comienzo del pontificado, pudo actuar con el pleno mandato del Papa para hacer limpieza – había rastreado más allá de los balances vaticanos oficiales.

De ahora en adelante, entonces, lo que era el centro máximo de poder de la curia vaticana no dispondrá más ni de dinero ni de inmuebles, que pasan todos a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), y bajo el control de la Secretaría para la Economía. De la oficina administrativa de la Secretaría de Estado sobreviven solamente la enseña y un par de escritorios, los cuales llevan las pocas cuentas de la caja con dinero para pedir cada vez a quién está a cargo. También el fondo discrecional que está a disposición del Papa no estará más custodiado por la Secretaría de Estado, sino por la APSA.

Respecto a la que ha estado en el apogeo de su historia, entonces, la Secretaría de Estado toca hoy el punto más bajo de la parábola. Pero no ha terminado, porque en los próximos meses su reputación y su poder podrían caer todavía más

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Fue Pablo VI, en los años ’60 del siglo pasado, quien le confirió el máximo de los poderes a la Secretaría de Estado, de la que él mismo provino y a la que continuó gobernando de hecho.

Y fue Juan Pablo II, en 1979, quien nombró como secretario de Estado a un cardenal de primera magnitud: Agostino Casaroli, el artífice de la Ostpolitik más allá de la Cortina de Hierro, pero también el hombre que en 1984 logró salvar a la Santa Sede y al Instituto para las Obras de Religión (IOR) de la caída del Banco Ambrosiano, con un desembolso “voluntario” de 250 millones de dólares a los bancos acreedores.

A Casaroli lo sucedió en 1991 el cardenal Angelo Sodano y en el 2006 el cardenal Tarcisio Bertone. Con los cuales la autoridad de la Secretaría de Estado se embarcó en una parábola descendente tan marcada que en el cónclave de 2013 Jorge Mario Bergoglio fue elegido con el pedido de su drástica reducción, en el marco de una reforma integral de la Curia.

De hecho, el nuevo Papa comenzó llamando a sí, como sus consejeros en la reforma de la Curia y en el gobierno de la Iglesia universal, a ocho cardenales de los cinco continentes, de los cuales excluyó deliberadamente al secretario de Estado. Y creó una nueva Secretaría para la Economía, dotada de plenos poderes y como prefecto al cardenal Pell, que ya desde el nombre hacía presagiar la sustracción de las actividades financieras a la Secretaría de Estado.

Pero este “incipit” fue rápidamente contrarrestado por los hechos. A los ocho cardenales consejeros el papa Francisco volvió rápidamente a agregar al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado desde el 31 de agosto del 2013. Y contra la labor de depuración del cardenal Pell y del auditor Libero Milone la contraofensiva fue muy violenta, sobre todo por obra del entonces número dos de la secretaría de Estado, el sustituto Giovanni Angelo Becciu, y por el cardenal presidente de la APSA, Domenico Calcagno, ambos – en esa etapa – en gracia con el Papa, quien inesperadamente se puso de su lado.

El resultado fue que en el 2006 Francisco le quitó a Pell los poderes que le había dado inicialmente y desde allí en adelante dejó de recibir en audiencia a Milone. Al año siguiente el cardenal tuvo que dejar cada uno de sus cargos, para volver a Australia presionado por acusaciones de abuso sexual que al final se reconoció que eran infundadas – pero después de 404 días de prisión –, mientras que Milone fue obligado a renunciar, basándose en la acusación – en realidad ni siquiera sometida a investigación judicial – de haber querido violar, con su análisis de las cuentas, “la vida privada de exponentes de la Santa Sede”.

Rechazado el ataque y protegida de cualquier control, la Secretaría de Estado pudo así continuar con sus negocios y malos negocios, en algunos casos – como en la compra del Instituto Dermopático de la Inmaculada Concepción, un hospital en Roma propiedad de una Orden religiosa y que terminó en la quiebra – con el apoyo financiero de la APSA y de la estadounidense American Papal Foundation, todavía patrocinada en esa época por el cardenal Theodore McCarrick.

Funcionaba la oficina administrativa dirigida por monseñor Alberto Perlasca. Pero siempre bajo la supervisión del cardenal Parolin y bajo el mando del sustituto Becciu, quien a su vez se reunía a diario con el papa Francisco y lo mantenía informado de todo.

Francesco lo sabía y lo aprobaba. Pero en el verano de 2019 el Papa se puso imprevistamente del lado de quienes se oponían a las importantes transacciones financieras en curso en la Secretaría de Estado – donde mientras tanto el venezolano Edgar Peña Parra había sucedido a Becciu, promovido a cardenal, en el rol de sustituto -: la compra de un gran edificio en un prestigioso distrito de Londres, en el no. 60 de Sloane Avenue.

La operación, mal realizada por medio de operadores externos poco confiables, tuvo una pérdida desastrosa, y para remediar la situación la Secretaría de Estado había pedido ayuda al IOR. Donde el papa Francisco tuvo y tiene en roles cruciales a dos hombres nombrados por él y de estricta obediencia: el director general Gian Franco Mammì, en el pasado curador de los clientes del Banco del Vaticano en América Latina y desde entonces cercano a Bergoglio, y el «prelado” Battista Ricca, ex diplomático de carrera llamado a Roma por sus intemperancias homosexuales, pero absuelto públicamente por el papa Francisco, al comienzo de su pontificado, con la famosa frase: “¿Quién soy yo para juzgar?”.

El hecho es que el IOR no solo se negó a socorrer a la Secretaría de Estado con un préstamo, sino que consideró que toda la operación de Londres era incorrecta y presentó una denuncia ante el tribunal del Vaticano, involucrando también a la Autoridad de Inteligencia Financiera, AIF, entonces presidida por el financista suizo René Brüelhart y dirigida por Tommaso Di Ruzza, yerno del ex gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio.

Hoy, a más de un año de distancia, las investigaciones judiciales vaticanas parecen todavía en alta mar y el proceso está lejos de llegar a una conclusión. Mientras tanto Francisco ha emitido una avalancha de condenas, totalmente arbitrarias.

El 1 de octubre de 2019 hizo allanr las oficinas por parte de la gendarmería pontifica y suspendió del servicio al director de la AIF, Di Ruzza, y a cuatro funcionarios de la Secretaría de Estado, entre ellos el ex secretario de Becciu, monseñor Mauro Carlino.

Pocos días después despidió al comandante de la gendarmería, Domenico Giani, para confesar posteriormente, el 26 de noviembre, en el vuelo de regreso de su viaje a Tailandia y Japón, haber ordenado él, el Papa, el allanamiento.

El 18 de noviembre puso en la puerta a Brüelhart y recibió las dimisiones de la AIF de otros dos miembros del consejo directivo, el suizo Marc Odendall y el estadounidense Juan Carlos Zárate, indiferente, el Papa, al hecho que a posteriori de los allanamientos del 1 de octubre el Grupo Egmont – la red de las “inteligencias” de 164 Estados y del que la Santa Sede forma parte – había excluido a la AIF de este circuito por la acontecida violación de informaciones reservadas.

El 20 de enero despidió definitivamente, después de haberlo suspendido, a Di Ruzza, ex director de la AIF.

En febrero del 2020 removió como director de la oficina administrativa de la Secretaría de Estado a monseñor Perlasca, trasladándolo provisoriamente a promotor de justicia adjunto del tribunal supremo de la Signatura Apostólica.

El 30 de abril sacó a Perlasca también de allí, enviándolo a su diócesis de origen, Como, y despidió definitivamente también a otros tres de los suspendidos el 2 de octubre: monseñor Carlino y a los dos laicos, Vincenzo Mauriello y Fabrizio Tirabassi, éste último ex brazo derecho de Perlasca.

El 24 de setiembre, por último, removió a Becciu como prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y lo despojó nada menos que todos sus “derechos” de cardenal, incluida la participación en un cónclave.

Inútil agregar que esta explosión de condenas emitidas por el papa Francisco, no sólo antes de cualquier proceso, sino también sin ni siquiera formular alguna acusación específica ni asegurar el mínimo derecho a la defensa, estuvo acompañada – en la Secretaría de Estado y entre los mismos golpeados por estas medidas – una guerra de todos contra todos, en particular de Perlasca contra Becciu.

¿Y el cardenal Parolin? cos, visto el desastre en las oficinas del Vaticano bajo su mando.

Que Francisco ya haya tomado nota de esta pérdida de autoridad de Parolin lo prueba al menos un indicio reciente: la destitución del secretario de Estado, por primera vez, de la comisión de cardenales que supervisa el IOR, renovada por el Papa el 21 de septiembre pasado. .

Pero además de esta llamativa expulsión, también cuentan en la mencionada comisión los “nuevos ingresos”, en particular las de tres cardenales privados de cualquier competencia en materia financiera: el polaco Konrad Krajewski, limosnero apostólico, el italiano Giuseppe Petrocchi, arzobispo de Aquila, y el filipino Luis Antonio Gokim Tagle, prefecto de “Propaganda Fide”.

Su llamada a formar parte de la comisión está ligada simplemente al hecho de ser estimados por el papa Francisco.

Así como para Ricca en el IOR, también él para nada familiarizado con las finanzas.

Así como para el arzobispo Nunzio Galantino en la presidencia de la APSA. Seguramente no han sido sus estudios juveniles sobre los teólogos Dietrich Bonhoeffer y Romano Guardini, sino solamene su cercanía al Papa para habilitarlo a ser ante todo el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana – que ciertamente no lo lamenta –, ni mucho menos, desde el 2018, para presidir lo que es el Banco central y la caja fuerte de la Santa Sede.

Así como para el cardenal Kevin Farrell a la cabeza del neonato organismo vaticano para las “materias reservadas”, es decir, las operaciones financieras que hay que mantener en secreto. Su promoción no ha derivado ciertamente por haber cohabitado desde el 2002 al 2006 con el entonces arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, sin haber tenido jamás “algún motivo para sospechar” algunos de los desórdenes sexuales de su superior, sino por ser un discípulo de Francisco.

Y así como para el obispo argentino Gustavo Óscar Zanchetta, muy amigo de Bergoglio e increíblemente llamado a Roma por el Papa en su rol inédito de “asesor” de la APSA, a pesar de que en su patria haya dado de sí un pésimo ejemplo de administrador de su diócesis y ahora tenga en curso también un proceso por abusos sexuales con seminaristas.

La paradoja es que con tales personajes el papa Francisco ha estado poniendo en movimiento desde hace algunos meses ese proceso de limpieza y reorganización de las finanzas del Vaticano que inicialmente y durante un tiempo había confiado al cardenal Pell, contradiciendo luego sus directrices durante mucho tiempo.

Afortunadamente, hay que destacar que junto a Ricca y Zanchetta también hay personalidades de probada competencia financiera en anteriores puestos de alto nivel, como el secretario de la APSA, Fabio Gasperini, el nuevo presidente de la ASIF (Autoridad de Supervisión e Información Financiera), Carmelo Barbagallo, el presidente del IOR, Jean-Baptiste Douville de Franssu, y el auditor general Alessandro Cassinis Righini.

Pero de Francisco se puede esperar todo y todo lo contrario. Si pasamos de la gestión financiera a una visión más general de la economía, la contradicción también triunfa en él. Se ha visto esto con motivo de la reciente iniciativa pontificia titulada «Economía de Francisco«, en la que el Papa, vistiendo el hábito de su santo homónimo de Asís, propuso al mundo «un pacto para cambiar la economía actual», de hecho, para derrocarla radicalmente sobre la ola de los “movimientos populares”, excepto para inmediatamente después elegir al “Concejo para el Capitalismo Inclusivo” como su socio en la empresa, es decir, a los magnates de la Fundación Ford, Bank of America, British Petroleum, Fundación Rockefeller y similares.

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Volviendo a la Secretaría de Estado, de ahora en adelante so queda un terreno sobre el que operar: el de la diplomacia.

Donde en estos últimos años ciertamente no ha cosechado ningún éxito, visto el resultado hasta aquí decepcionante del acuerdo secreto firmado en 2018 con Beijing sobre el nombramiento de obispos en China.

Pero sus tribulaciones tampoco han terminado en el ámbito financiero. Le han robado la caja fuerte, pero aún tendrá que responder por las operaciones realizadas hasta el momento.

Y hay una que es particularmente caliente. Se trata de esa enorme masa de dinero que desde la Secretaría de Estado habría partido hacia Australia, antes y durante la dolorosa repatriación del cardenal Pell.

En un principio había salido a la luz el monto transferido por un total de 800 mil euros, luego se cuantificó en casi 2 millones, pero en los últimos días el Australian Transaction Reports and Analisys Center, la agencia que se ocupa de delitos financieros, lo certificó en 2.300 millones de dólares australianos, equivalentes a mil 400 millones de euros, transferidos desde el Vaticano a Australia en los últimos seis años, con más de 47.000 transacciones.

El presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el arzobispo de Brisbane, monseñor Mark Coleridge, al expresar su asombro por “la asombrosa dimensión de las transferencias”, afirmó que los obispos australianos nunca supieron nada de todo esto y mucho menos saben a quién se habria devuelto ese dinero y por qué.

Incluso en el Vaticano, fuentes anónimas manifiestan incredulidad. Pero la Secretaría de Estado no podrá eludir el deber de aclararlo. 2021 será otro año de cardos y espinas.

Sandro Magister