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sábado, 20 de mayo de 2017

A veces, es mejor no tener razón (Bruno Moreno)



Como dice mi mujer cuando discutimos por alguna cosa: “tú no te preocupes por tener o no razón que ya te lo diré yo si algún día la tienes”. Sabias palabras, ciertamente, y seguro que todas las lectoras del blog están de acuerdo con ella.

En cualquier caso, la verdad es que a veces es mejor no tener razón. Así ha sido en las últimas semanas. Escribí tres posts sobre temas diversos, advirtiendo sobre varios peligros graves, y, tristemente, los acontecimientos no tardaron en darme la razón.

(1) Por ejemplo, escribí un post titulado Budismo y cristianismo, como la noche y el día, diciendo que el budismo y el cristianismo no eran lo mismo, sino más bien lo contrario, y que era necesario recordarlo. Enseguida protestaron algunos, diciendo que “deberíamos vivir más las palabras del Señor y filosofar menos", cantando las alabanzas del budismo y de lo mucho que podíamos aprender del mismo, resaltando la importancia de todas las religiones “basadas en la paz y el amor” o incluso afirmando que reencarnación y purgatorio “vienen a ser sinónimos".

He aquí que, un par de días después, un sacerdote español, Pablo D’Ors, nombrado miembro del Pontificio Consejo de Cultura, presentó con grandes elogios un libro titulado “Sin Buda no podría ser cristiano

El autor del libro Paul F. Knitter, sacerdote secularizado, dice en su libro cosas como que “soy un cristiano budista, pero también un budista cristiano […] Tener a uno [Jesús] sin el otro [Buda] es no tener a ninguno de los dos”. Quizá no sorprenda a nadie que Knitter fuera uno de los firmantes en 1987 de una declaración de “teólogos” a favor de cambiar la postura de la Iglesia sobre el aborto. O que haya dado clase durante años en una universidad jesuita. O que en el libro dé las gracias a “Richard Bollman S. J. (mi antiguo sacerdote de la parroquia Belarmino, que predica sermones budistas de forma anónima)". O que su esposa abandonara el catolicismo para hacerse budista.

En el libro, según el copresentador José Tamayo, se considera a Cristo hijo de Dios… en el sentido de “el Despierto, el Iluminado” y, por supuesto, se reduce su resurrección a la “convicción de los discípulos” de que “Cristo estaba realmente vivo en ellos". El propio Pablo D’Ors aprovechó para decir que “no sólo no veo ninguna contradicción esencial entre el cristianismo y el budismo, sino una profunda afinidad” y que el hecho de “que el cristianismo tenga cosas que aprender del budismo, como el budismo del cristianismo, me parece muy bonito y necesario".

A mi juicio no solo el budismo y el cristianismo son cosas completamente distintas, sino que todo esto demuestra que, cuando se defiende lo contrario, se termina inevitablemente por convertir el cristianismo en budismo. O, con más frecuencia, en una especie de budismo light.

(2) También escribí sobre el principio del mal menor y las elecciones. El artículo estaba escrito en general, pero con aplicación obvia al caso español y a la sorprendente ceguera que hay que tener para no ver que, con la excusa del mal menor, llevamos medio siglo contribuyendo a males mayores gravísimos. Enseguida surgieron algunos lectores defendiendo esa forma de actuar (cosa poco sorprendente, por otra parte, porque la televisión y la radio de los obispos lo hacen constantemente).

He aquí que, gentilmente, el Partido Popular se digna confirmar públicamente (una vez más) lo que decía el artículo, apoyando unánimemente en el Senado una propuesta de Podemos de considerar el aborto como un derecho y, de paso, promover (todavía más) los anticonceptivos.

Algunos lectores dicen ahora que el PP les ha engañado, pero lo cierto es que no hace más que seguir haciendo lo que siempre ha hecho: 


Así mantuvo la ley del aborto (que en la práctica permitía el aborto libre) durante la mayoría absoluta del Presidente Aznar, 
así aprobó la píldora abortiva
así introdujo la experimentación con embriones (es difícil pensar en algo más horrible que hacer experimentos con niños pequeños, descuartizándolos y usándolos como material de laboratorio), 
así mantuvo el matrimonio de personas del mismo sexo
así ha estado financiando abortos y marchas del orgullo gay durante años en sus comunidades autónomas
así persigue con saña a los que se atreven a defender el matrimonio tradicional 
y así defiende hoy el aborto como un derecho

Y si quieren remontarse aún más atrás: 

así Fraga Iribarne (Dios le haya perdonado por ello) prometió hace 30 años que no cambiarían la ley del aborto si ganaban, pero, eso sí, que traerían bien de “liberalismo económico".


Supera a la imaginación que, después de décadas y décadas de todo esto, haya gente que siga defendiendo la idea de votar a un supuesto “mal menor” que defiende, aprueba e introduce orgullosamente en nuestro país males gravísimos y repugnantes. En fin, supongo que eso solo indica que mi imaginación es muy limitada.

(3) Hace dos meses, escribí un artículo titulado Alfa y Omega, quién te ha visto y quién te ve, señalando la tristísima decadencia del semanario, que se ha ido convirtiendo cada vez más en un panfleto obsesionado por todas las causas políticamente correctas y progresistas.

Resulta que, con gran oportunidad, Alfa y Omega publica esta semana un editorial en el que aseguran que la peregrinación del Papa a Fátima ha servido para “depurar la devoción mariana de elementos impropios o esotéricos”. El mismo título se refiere a eso: “El Papa actualiza y depura Fátima". Aparentemente, para Alfa y Omega, el Papa no va ante todo a Fátima para rezar, para escuchar a la Virgen y postrarse ante ella, sino para mostrar que los modernos sabemos mucho más que nadie y que la religiosidad tradicional hay que depurarla, actualizarla y cambiarla. Todo el artículo, en general, despide ese desagradable olorcillo a secularización y conversión del cristianismo en una ética políticamente correcta que se ha hecho característico del semanario en los tiempos más recientes.

En fin, en los tres casos me habría encantado estar equivocado.



Bruno Moreno

NOTA PERSONAL (para Bruno): El problema es que, por desgracia, en tu tercera apreciación con relación a lo que publica Alfa y Omega, me temo que, en este caso concreto de Fátima, todo parece indicar que algo de razón sí que tienen al decir eso de que el Papa depura Fátima. El mejor modo de explicarlo -yo no sabría hacerlo- es leyendo el artículo de Fray Gerundio, titulado "Fátima, recalificada" que he incluido en este Blog.

Fátima, recalificada (Fray Gerundio de Torres)



Recalificar un terreno, se convirtió hace años en una ocasión estupenda para enriquecimiento de políticos de todo pelaje. Una zona que estaba teniendo un uso rural, se recalificaba convenientemente para tener uso turístico, subía el precio de la tierra y en ese trayecto, nada por aquí, nada por allá… salían algunos milloncejos a distribuir entre los pillastres de turno, comisionistas, alcaldes o mediadores varios. Eso pasó en España durante todo el tiempo del boom turístico, aunque hay que reconocer que hoy en día este tipo de acciones se hacen con más descaro, más estilo y resultados de más volumen. En todo caso, la recalificación permitía dar un uso distinto al que se estaba dando hasta el momento, para lucrarse todo quisque.

Hoy día, en la Iglesia de Francisco (parece que él es el propietario) se está recalificando todo, sin prisa pero sin pausa
Siguiendo el calendario bergogliano y los estatutos de la mafia de Saint Gall que es la que parece ser que montó el negocio, probablemente con capital judío y otras aquiescencias multicolores. 

El caso es que la desmitologización propuesta por Bultmann fue un juego de niños, comparado con esto. El protestante Bultmann encandiló a todos los teólogos y jerarcas católicos de la época, al proponer desmitologizar los milagros y todo el contenido del Evangelio que se presumiera mito, o sea, no exactamente histórico. Con este método, se cargó los evangelios en su totalidad, pues se comprobó científicamente que todo era mito. Gracias a Bultmann y sus católicos monaguillos, babosos y corifeos varios, pudimos interpretar existencialmente lo que no era mas que una pura creencia mitológica, exagerada por el panolismo intelectual de la época y mantenida por los centro de poder interesados.

Ahora estamos en otros tiempos. Pasado el viejo Bultmann, hay que desmitificar de otra manera. Hay que recalificar, redefinir, redirigir, reordenar… eso que un post-moderno llamaría cambiar de paradigma. Sólo de esta forma se puede despertar al pueblo fiel de su sueño dogmático y hacerle ver que las cosas no son como se las habían contado antes del Concilio. Y como todavía quedan ciertos resquicios, atavismos y creencias en el tintero, pues se recalifican, se reinterpretan y se destruyen.

Hay que tener en cuenta que las apariciones de Fátima tuvieron lugar hace cien años, nada menos. En aquella época, la Iglesia era más bien madrastra. Todavía no se había determinado la Iglesia a poner la venda de la misericordia antes que el castigo de la intolerancia, y por eso no es de extrañar que estos niños hablaran de visiones del infierno, de almas que iban cayendo al abismo de fuego, o de castigos a este mundo ateo y descreído. Eran unos niños buenos, sin duda. Y por eso los canonizamos aprovechando el viaje

Pero habían estudiado el catecismo en el Astete seguramente y no habían conocido los Catecismos de las Conferencias Episcopales de ahora. Seguro que la catequesis de la Primera Comunión la hicieron con algún cura reaccionario que sólo pensaba en el castigo por el pecado y no en la misericordia. Y además, seguro que les enseñaron a ser rígidos a estos pobres niños. De hecho, parece que sí que lo eran, a juzgar por sus obsesiones por el infierno, por salvarse y por rezar por la conversión de los pecadores. Vamos a canonizarlos, pero nada de pensar que la Virgen vino a traer mensajes de castiguitos y llamaradas de fuego del infierno o de guerras para este mundo. Y mucho menos de que en la cúspide de la Iglesia se perdiera la fe.

El mensaje de Fátima ha sido sistemáticamente olvidado y despreciado por los Papas, de una u otra forma

Así, Juan XXIII no hizo caso de la Virgen y se negó a publicar el tercer secreto en la fecha que Ella había mandado a los niños videntes. Roncalli comprendió que la Virgen no estaba el tanto de los problemas de nuestro Mundo y que no se había percatado de que era altamente conveniente no publicarlo. La pobrecita de la Virgen exageraba un poco y era conveniente esperar.

Lo mismo hicieron sus sucesores. Aunque se dio un paso más al hacer público el tercer mensaje que, como han demostrado suficientes expertos en el tema, ha sido una especie de timo de la estampita. Un mensaje amañado, recortado, sesgado y censurado. Porque una vez más, había que reinterpretar a la Virgen, que no podía comprender que resultaba inadecuado, inconveniente y altamente desaconsejable publicarlo tal cual
Así, Juan Pablo II, con la ayuda de Bertone, Ratzinger y otros, elaboraron esta peculiar desdramatización, haciendo creer que todo se centraba en la persona de Juan Pablo II y su atentado. Mucho habría que hablar de todo esto, pero internet está poblado de informaciones sobre el tema.

Francisco, dando un paso más y en su más puro estilo destructor, ha recalificado y cambiado el paradigma de todo lo que Fátima representa

No sólo se mantiene en la línea de sus predecesores -¿a quién le interesa el tercer secreto, o si la segunda sor Lucía era auténtica o falsa?-, sino que, además, ha reinterpretado y recalificado el resto de mensajes de Fátima. Incluso los que no son secreto. La Virgen María, -dice Francisco-, no puede venir a darnos mensajes de avisos de castigos o de peligros, porque Ella es una Madre que nos ama.

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"Peregrinos con María… ¿Qué María? ¿Una maestra de vida espiritual, la primera que siguió a Cristo por el «camino estrecho» de la cruz dándonos ejemplo, o más bien una Señora «inalcanzable» y por tanto inimitable? ¿La «Bienaventurada porque ha creído» siempre y en todo momento en la palabra divina, o más bien una «santita», a la que se acude para conseguir gracias baratas? ¿La Virgen María del Evangelio, venerada por la Iglesia orante, o más bien una María retratada por sensibilidades subjetivas, como deteniendo el brazo justiciero de Dios listo para castigar: una María mejor que Cristo, considerado como juez implacable; más misericordiosa que el Cordero que se ha inmolado por nosotros?"
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Véase con cuidado las expresiones disyuntivas. Nada de una María retratada por sensibilidades subjetivas. Pobres pastorcillos de Fátima, que contaron los mensajes de la Virgen bajo su propia sensibilidad subjetiva de infierno, castigo y penitencia.

Yo creía que una verdadera Madre, también da avisos de peligros a sus hijos. Incluso a veces los castiga en directo y sin intermediarios. Cuanto mayor es el peligro, mayor es el aviso. Cuanto más insistente es el aviso, debe ser porque es mayor el peligro. No me imagino a una madre dándole palmaditas en la mejilla a su hijito mientras ve que se está hundiendo en una ciénaga. Pero bueno, ya se sabe que las comparaciones de Bergoglio no son exactamente las de un intelectual de altura. Pero sí que llevan su carga destructora

Se trata en este caso de que las visiones del infierno de los niños videntes estarían provocadas por un catolicismo que hoy día está superado. Nada de infiernos, nada de castigos.

Si acaso, el infierno estaría poblado de los hipócritas rígidos, de los que se niegan a la inmigración, de los que venden armas, de los que no creen en el cambio climático, de los que desean el poder a cualquier precio, de los que promueven la cultura del descarte. Y un largo etcétera.

Por cierto, ahora que lo pienso, la Virgen de Fátima también practicó la cultura del descarte. Mientras que permitió que Lucía y Jacinta escucharan sus mensajes, descartó a Francisco, a quien solamente le permitió verla, pero no escucharla. Como eso fue en 1917, se puede perdonar. Hoy día no haría eso la Virgen. Se habría aparecido a un niño blanco portugués de Lisboa, una niña negra portuguesa de Mozambique y un@ inmigrant@ musulmán@. Al fin y al cabo, Fátima es un nombre muy mahometano.

La imagen de Francisco recalificando Fátima, y la imagen del altar masónico (dentro de un templo masónico) con una custodia que más bien parece sacada de algún Gugenhein masónico, ha sido suficiente para celebrar con un nuevo paradigma este centenario. Por eso mismo quiso estar allí Francisco.

Fray Gerundio