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sábado, 2 de febrero de 2019

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La Celestina, el Quijote y la Inquisición (Pío Moa)



Sobre la progresiva acumulación literaria y artística anterior, el gran siglo cultural de España empieza con La Celestina (Tragicomedia de Calisto y Melibea) y culmina con El Quijote. Son seguramente las mayores obras literarias españolas y se cuentan entre las realmente grandes de la literatura universal.

El tema de La Celestina es el amor sexual, tratado en tres niveles o facetas: el sublime (Melibea) el vulgar (Calisto) y el sórdido (de la prostitución en torno a la hechicera y “puta vieja” Celestina): los tres terminan en tragedia. Su crudeza se disfraza como lección moral contra “el loco amor”, pero recuerda más bien las frases no moralizantes del coro de Antígonasobre “el amor invencible que enloquece a aquel a quien posee”.

Celestina es un personaje muy sugestivo. Completamente cínica, entiende que la sociedad funciona por el vicio y la mentira, lo cual no impide desenvolverse en ella a una persona hábil y sin falsas ilusiones éticas. Su aguda penetración psicológica, un tanto demoníaca, le permite captar y explotar los motivos reales de mucha gente bajo declaraciones hipócritamente moralistas. Entiende además la verdad como un mal, como algo dañino y peligroso. Para ella el amor es (o encubre) simplemente un deseo instintivo de placer, cuya explotación le permite ganarse la vida; y su vida consiste en eso. Será precisamente su codicia la causa de su perdición, al morir asesinada.

Calisto es un chisgarabís bien parecido, arrogante, inescrupuloso y algo estúpido. La belleza de Melibea le suscita en algún momento sentimientos elevados, pero “se vuelve loco” por ella, por poseerla sexualmente en realidad, como un trofeo halagüeño para su ego. En suma, su visión se parece a la de Celestina, solo que, al ser rico, no precisa ganarse la vida con las miserias de la vieja: esta resulta más simpática por vivir en la necesidad y por su agudeza, aunque perversa, ausente en Calisto. La muerte de este no es trágica sino trivial como su vida: se descalabra al caer de una escalera.

Melibea viene a ser lo contrario de Celestina y también de Calisto. Es inteligente, culta y posee una delicadeza espiritual y moral en su concepción del amor, incluso cuando acepta la eventual posición de barragana. ¿Por qué, entonces, se enamora de un sujeto como Calisto, y lo hace hasta el punto de que la vida sin él le parece vacía y sin sentido y le lleva al suicidio? Son cosas que ocurren realmente, difíciles de explicar, por eso se dice que el amor es ciego, o que enloquece. Tendemos inconscientemente a asociar la belleza exterior, que posee Calisto, con una belleza interior que no posee. Seguramente el tiempo la haría desengañarse, pero no hay tiempo porque Calisto se cae de la escalera, y con él todas las ilusiones de Melibea.

Las grandes obras literarias lo son porque nos obligan a acercarnos o entrever problemas de nuestra condición humana que normalmente rehuimos o apenas percibimos en la preocupaciones de la vida corriente. No somos como esos personajes ficticios y no obstante sentimos que sus destinos nos afectan en algo profundo.

El Quijote, primera novela moderna, pertenece también a esa clase de obras geniales. Hace reír, y en el fondo de nosotros mismos. El ser humano anhela una vida elevada, “plena”, o feliz, cuyo sentido intuimos sin comprenderlo racionalmente. Anhelo esencial, frustrado en mayor o menor grado por la dureza de la vida y la relación con los demás; dureza propia de tiempos de desgracia general, pero también de los pacíficos y tranquilos, y pese a que el individuo no puede sobrevivir sin la compensación de la sociedad. Ante el choque con la realidad, la aspiración va perdiendo fuerza, llevando a la depresión o al cinismo. O más a menudo a un conformista “ir tirando”, no forzosamente mortecino, pues la mediocridad puede ser “áurea” según Horacio. La experiencia dolorosa nos induce a burlarnos de las ilusiones por lo común concebidas en la adolescencia o expresadas candorosamente. Pero “ilusión” tiene en español un doble sentido, como idea falsa e ingenua de la realidad, propia de “ilusos”; pero también como impulso a superar la mezquindad de la vida limitada a las pequeñas ocupaciones utilitarias. Ahí están los políticos parloteando de “ilusionarnos”

Don Quijote se parece en eso a Melibea, aunque sus anhelos sigan muy distinto derrotero. Él no se resigna a la existencia anodina de mediano hidalgo de pueblo, cree que tiene que haber “algo más” y aspira a una vida heroica arrostrando los peligros, sufrimientos y sacrificios anejos. En ese heroísmo, definible como una lucha épica por el bien, quiere encontrar la plenitud y el sentido. Pero no lo consigue: el ambiente social rechaza con mofas y golpes su rebeldía contra la mediocridad, aunque no consigue doblegar al caballero, que insiste una y otra vez.

Parte del genio de Cervantes consiste en diseñar dos personajes arquetípico, con Sancho de servidor realista que acaba contagiándose en parte de las ideas de su amo, personajes los dos que van evolucionando en su interacción. Incluso en sus empresas más disparatadas, Don Quijote combina los rasgos de persona sensata e inteligente con los del loco, que interpreta la realidad de acuerdo con sus deseos. Y una y otra vez recibe escarmientos que no lo escarmientan, porque el anhelo de una vida superior es demasiado fuerte en él y le domina. Y ahí radica su peculiar grandeza: hay belleza en sus acciones y fealdad en las reacciones que provoca.

Se trata, como La Celestina, de una obra melancólica sobre la condición humana. Incluso depresiva: el crítico inglés J. Ruskin le achacó ser una mofa de los más nobles sentimientos humanos, y Lord Byron vio en ella el final del heroísmo español. Pero la mofa es solo aparente, y la parodia de las novelas de caballerías solo un pretexto. También es probable que Cervantes se esté burlando, con humor sin amargura, de su vida llena de avatares y aventuras, y de ansia de gloria, para terminar en un ambiente poco glorioso, del que solo podía evadirse por su afición literaria y sus amigos quizá de taberna: “Adiós donaires, adiós regocijados amigos, que yo me voy muriendo…”. Sea cual fuere el motivo concreto de una obra genial, esta desborda siempre la intención del autor. Pocas, si alguna, expresan con mayor acuidad un rasgo definitorio de la condición humana: el misterioso anhelo psíquico de sublimidad frente a la oposición a ella, también misteriosa, del mundo real.

Entre la publicación de La Celestina a finales del siglo XV y la del Quijote media algo más de un siglo, el de mayor potencia de España en todos los órdenes, y es forzoso citar al menos a algunos de los escritores más conocidos, Garcilaso, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Boscán Fray Luis de León, los pensadores de la Escuela de Salamanca, y tantos más. y tantos más. En esa época nacen géneros originales como la picaresca o la poesía mística y se cultivan otros como la literatura pastoril, amorosa, de caballerías… La intensa actividad tanto artística como intelectual compone el original Renacimiento español. Una eclosión que se prolongaría por gran parte del siglo XVII. Aunque según los distinguidos críticos hispanófobos actuales ni España existía o era un país enfermo, ni su cultura tenía mayor relevancia.

Cabe señalar que este fue también el período de mayor actividad de la Inquisición, lo cual evidencia la falsedad de la acusación de haber paralizado por el terror la cultura y el pensamiento. Pese a lo cual lo repiten impertérritos mil personajes. La Inquisición es parte esencial de la leyenda negra, propiciada ante todo por los protestantes.

Conviene, pues poner las cosas en su punto: la Inquisición fue un tribunal político-religioso que duró tres siglos largos, con mucha actividad en el primero y escasa o muy escasa después. Nació cuando en toda Europa se estimaba la disidencia religiosa un grave peligro para la estabilidad social, lo cual se acentuó con el protestantismo. Toda Europa sufrió persecuciones y tribunales, ninguno tan longevo como el español, lo que compensaban con un carácter mucho más sanguinario. En sus tres siglos, la Inquisición causó la muerte documentada a unas 1.000 personas, y posiblemente de otro millar o dos millares en las etapas no documentadas. En los países protestantes las víctimas fueron muchas más en mucho menos tiempo. Contra las leyendas, la Inquisición era más garantista que los tribunales civiles europeos y practicaba mucho menos la tortura. No se olvide que la idea de la tolerancia nace mucho más tarde en Inglaterra (Locke), para frenar las persecuciones entre protestantes, pero manteniéndolas contra los católicos. Y recuérdese que en nuestros ilustrados días las policías políticas de muchos estados han causado más víctimas en breve tiempo y empleado mucho más la tortura.

Aunque la idea de la Inquisición no sea hoy aceptable debe contemplarse dentro de las condiciones de su tiempo. Y a su favor pueden decirse al menos dos cosas s: que evitó a España la masiva quema de brujas (se han estimado en más de 100.000 víctimas) de otros países, en especial protestantes; y contribuyó a impedir en España las guerras civiles que solían acompañar a la expansión protestante.

Pío Moa

¿Por qué la Iglesia pierde fieles a espuertas? (Carlos Esteban)



Cuando, en la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Panamá, se le planteó al Santo Padre la ‘pregunta del millón’ -por qué tantos católicos se alejan de la Iglesia-, Francisco dio una respuesta perfectamente plausible, pero extrañamente sesgada.

Ciertamente, somos los católicos la principal razón de que la gente no se acerque a la Iglesia, y el Papa empezó con los pastores y siguió con los fieles que van a misa y dan escándalo con su conducta, como los fariseos de la sinagoga en la parábola evangélica.
“El pastor debe estar con la gente, para indicar el camino, en medio de la grey, para sentir el olor de la gente, y comprender qué siente la gente, qué necesita, y detrás de la grey, para custodiar”, dijo. “Pero, si un pastor no vive con pasión, la gente se siente abandonada… o se siente huérfana. He subrayado los pastores, pero también los cristianos, los católicos hipócritas, ¿no? Que van todos los domingos a misa y luego no pagan aguinaldo, pagan en negro, explotan a la gente, luego se van al Caribe de vacaciones, con la explotación de la gente… “Pero, yo soy católico, ¡voy todos los domingos a misa!”. Si tú haces esto, das un contra-testimonio. Esto es, en mi opinión, lo que más aleja a la gente de la Iglesia. También los laicos. Pero yo haría esto: no digas que eres un católico, si no das testimonio. Di “Yo tengo educación católica, pero soy tibio, soy mundano, pido perdón, no me vean a mí como modelo”. Esto hay que decirlo. Yo tengo miedo de los católicos así. ¡Que se creen perfectos! Pero la historia se repita, el mismo Jesús con los doctores de la ley, ¿no? “Te doy las gracias, Señor, porque no soy como este… pobre pecador…”. Esta es la falta de testimonio”.
La semana pasada, el gobernador del Estado de Nueva York, el católico confeso Mario Cuomo, aprobó -entre vítores y sonrisas- una ley del aborto que permite acabar con la vida del niño hasta un minuto antes del parto, una monstruosidad ante la que su obispo, el cardenal Timothy Dolan, se muestra contrario a excomulgar al político, asegurando que no puede usarse la excomunión “como un arma”. Nos preguntamos para qué casos extraños servirá la excomunión.

En Virginia, el furor infanticida se he encarnado en la delegada Kathy Tran y ha contado con el fervoroso apoyo del gobernador Ralph Northam, que ha llegado a abogar públicamente por dejar morir al niño ya nacido si es esa la voluntad de la madre. Northam no es católico, pero sí lo son varios legisladores del Estado que han hablado a favor de una abominación así.

Y es difícil no preguntarse si casos tan flagrantes de defensa del aborto, esa plaga con ya millones de víctimas, por parte de ‘católicos públicos’ no es una de esas razones que alejan de la Iglesia y que Su Santidad tenía tan a mano comentar. ¿Aleja más el empresario católico que paga bajo cuerda que el gobernante que avanza la masacre de los no nacidos, de verdad? ¿Es peor ‘irse de vacaciones al Caribe’ que aplaudir la silenciosa matanza legal de niños en el vientre de sus madres?

En cuanto a los pastores, ¿no aleja que no se atrevan a presentarse ante el pueblo y decir: “este hombre no es católico” sobre un político que aprueba semejante aberración, y decirlo con la fuerza de una sanción canónica? ¿No da escándalo que el pueblo fiel concluya que su pastor no quiere arriesgar las bicocas que vienen con el compadreo con el poder ni para clarificar la doctrina y tratar de salvar el alma del sancionado?

El encuentro que tendrá lugar este mes en Roma para tratar el tema de los abusos también ofrecía un magnífico caso de comportamiento que aleja a tantos. Que el obispo de Dongola huela más o menos a oveja puede enfriar el fervor de los católicos de su diócesis, pero el escándalo no va más allá. Pero si los pastores cierran los ojos ante el abuso de menores, o si ellos mismos se prevalen de su influencia para abusar de seminaristas y jóvenes sacerdotes, la noticia llega al último rincón de la Cristiandad y desmoraliza y desanima a todos.

No tengo el menor problema para aplicarme las palabras del Papa y declarar, como nos pide, que confiese que soy tibio, soy mundano y que ruego que nadie me tenga como modelo. Muy sinceramente. Pero no entiendo muy bien la relación con ir a misa, una referencia que no es la primera vez que usa, y menos aún que pida que, siendo así, no vayamos a misa.

Decir al empresario que paga bajo cuerda que mejor no vaya a misa el domingo es decir que la misa es para perfectos, al contrario de como lo expresa el Papa. Es decir, que la misa no tiene un efecto en el alma pecadora. Es decir, que el mundo se alejará de la Iglesia mientras los católicos sigamos siendo pecadores.

Pero la pregunta se refiere a un caso flagrante, a una huida masiva de muy larga data, pero con una aceleración perceptible y datable a finales de los años sesenta. Es improbable, por decir poco, que los fieles hubieran esperado hasta entonces para darse cuenta de que su pastor no olía a oveja o que su compañero de banco en misa se iba de vacaciones al Caribe. 

En ese sentido, y aunque hay mucho de verdad en la respuesta del Papa, mucho que meditar, su réplica no deja de ser un modo de esquivar la pregunta.

Carlos Esteban

DOLAN (Capitán Ryder)



El Cardenal Dolan ha pasado durante muchos años por uno de los cardenales “conservadores”. Añadía, a esa supuesta virtud, la campechanía y simpatía, que lo hacían alguien muy del gusto del católico medio. Supuestamente recto en temas de bragueta y con una presencia moderna-amigable frente al mundo moderno.

Siempre me ha llamado la atención la necesidad en el mundo moderno de ser percibido como alguien agradable. Especialmente, cuando representas a una institución con un objetivo sobrenatural. Y llama la atención doblemente cuando ese esfuerzo se hace en un mundo que hace tiempo se salió de su eje.

Me comenta un amigo de un escritor español al que se le tiene por alguien que “canta las verdades del barquero” y que al mismo tiempo es muy popular:

Capitán, alguien que es popular en este mundo tan descompuesto no puede estar diciendo muchas verdades. Si las dijese estaría condenado al más profundo ostracismo.

Y la verdad es que siempre ha sido así.

Y así ha sido en el caso del Cardenal Dolan, si es popular…La carrera del Cardenal de dos años a esta parte es realmente repugnante.

1- Publicamos aquí las fotos del Cardenal con el Primer Ministro irlandés cuando ya estaba fijado en ese país el referéndum para legalizar el aborto. Las risotadas son totalmente antinaturales, forzadas, casi se diría que buscadas.

2- Su participación en el desfile de San Patricio el año que este desfile se sumaba a la ideología de género vía asociaciones pro-homosexualismo.

3- Este proceso se ha culminado hace unos días con la Ley aprobada en New York sobre el aborto. El pavor del Cardenal para no enfrentarse al Gobernador Cuomo llama la atención incluso para quienes no esperamos gran cosa de quienes nos pastorean.

Antes un inciso:

No creo que la ley haya aprobado nada novedoso; de hecho, creo que el aborto ya era legal hasta los 9 meses.

En Doe vs Bolton, en 1973 ya se establece que: “que el juicio clínico debe ejercerse ejercer a la luz de todos los factores (físicos, emocionales, psicológicos, familiares y de edad de la mujer) relevantes para el bienestar del paciente”.

Es decir, ya era un coladero confirmado por la sentencia Roe vs Wade que permite a cualquier médico practicar un aborto más allá de las 24 semanas dictaminando daño psicológico para la madre.

¿Cuáles son esos casos que pueden suponer daño?

1. Peligro para la vida de la madre o perjuicio grave para su salud física o mental

2. Defecto físico o mental grave del niño.

3. Embarazo resultado de violación o incesto, o de relación ilícita con una niña la edad de 16 años.

¿Cuál es pues la novedad?

Principalmente dos:

-Deroga las normas penales que condenaban el aborto, salvo en los casos citados.

-Permite que enfermeras, practicantes y médicos asistentes practiquen abortos

Es decir, no cambia esencialmente lo que ya había pero, probablemente, se trate de una jugada exclusivamente política.

Terminado el inciso vuelvo con el “valor” del Cardenal.

En una entrevista, concedida poco después, afirmaba:
“Le diría: mire gobernador, usted y yo hemos trabajado mucho por el bien común (1), y ésta es un área en la que podemos hacerlo (2)… pero esto es horrible. No se ufane por haber convertido al estado de Nueva York en la capital mundial del aborto. Ésta no es una postura iluminadora progresista (3)”
(1) Curioso que un gobernador que promueve el aborto desde siempre, la ideología de género, etc ... haya trabajado mucho por el bien común. Parece que es la maldita costumbre de muchos obispos que afirman: “este político saca un cero en aborto pero un 10 en acogimiento de inmigrantes. La media es un 5, ¡uff, se salva por los pelos!”

(2) Curioso también que pretenda colaborar con el diablo; Cuomo lo es, en el cuidado de la infancia. Más bien parece que a Cuomo le traería a cuenta atarse una rueda de molino a la cabeza y tirarse al río. Probablemente, Dolan se tiraría detrás gritándole ¡colaboremos gobernador, podemos hacerlo!

(3) El lenguaje. Decía Nicolás Gómez Dávila aquello de “quien acepte el léxico del enemigo se rinde sin saberlo”. Para el Cardenal Dolan el progresismo es iluminador y todo lo que tiene que oponer a esta barbaridad es decir simplemente “que no es progresista”. El Evangelio no tiene cabida.

Un horror, declaraciones para salvar la cara ante los católicos. Son más políticos que pastores.

Capitán Ryder

P.D: En la foto, el gobernador Cuomo “defendiendo el bien común”