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miércoles, 7 de febrero de 2018

¿Miente Collins, mintió O’Malley o miente el Papa? (Carlos Esteban)



Hay crisis y crisis de comunicación en la Santa Sede. Hasta ahora, las iniciativas, declaraciones, comentarios, escritos, omisiones y silencios del Santo Padre, cuando han causado estupor lo han hecho invariablemente en un sector, y han ido en una dirección concreta.

Para no andarnos por las ramas, la ‘progresía mundial’, la opinión dominante, no ha tenido apenas motivos para apenarse por lo que este Papa pueda aportar de distinto a los anteriores. Pueden, naturalmente, lamentar la posición intransigentemente provida del Pontífice o sus (escasas) declaraciones contra la teoría de género. Pero en eso no ha aportado nada nuevo, y si acaso ha rebajado considerablemente el tono con respecto a pontificados anteriores.
Por eso es verdadera noticia de primera el hecho de que el romance de Francisco con el sector progresista y mundano haya hecho aguas con motivo de los abusos sexuales en Chile.
Ya informamos en su momento que, en su visita a Chile, el Papa provocó las protestas de las presuntas víctimas del Padre Karadima al apoyar resueltamente a uno de sus supuestos principales protectores y cómplices, Juan Barros, al que hizo obispo y ha confirmado en su puesto, en lo que a muchos sonó como una desviación de su expresa política de ‘tolerancia cero’ en esta cuestión. Terminó complicando las cosas al llamar ‘difamadores’ a quienes acusaban al obispo en cuestión.

Abundando sobre el asunto, Su Santidad declaró que, pese a las protestas, ninguna supuesta víctima se había dirigido a él nunca para denunciar los hechos. Y según recientes informaciones, hay razones para dudar de que eso sea cierto.

El pasado día 5 se supo que el Papa había recibido en 2015 una carta en la que “se detallaba gráficamente el abuso sexual a manos de un sacerdote y cómo taparon el asunto las autoridades eclesiásticas chilenas”. Pero Francisco insiste obstinadamente en negar que haya visto jamás esa carta.

Problema: fue el Cardenal Seán O’Malley, arzobispo de Boston y responsable de la Comisión Pontificia para la Defensa de los Menores quien, al parecer, se la entregó en mano.

Precisamente O’Malley fue la respuesta de Francisco a la crisis de los abusos sexuales por parte del clero, el encargado de que nunca se volviesen a ocultar casos de este tipo.

Según las fuentes, la carta llegó a la Comisión en abril de 2015, poco después de que el Papa promocionara a Barros contra la opinión de la mayoría de la Conferencia Episcopal Chilena, convencida de que ciertamente Barros había sido testigo de abusos de Karadima y los había ocultado.

En declaraciones a Associated Press, Marie Collins, de la Comisión, asegura: “Cuando le dimos [a O’Malley] la carta para el Papa nos garantizó que se la entregaría y que le haría partícipe de nuestras preocupaciones. Y en una fecha posterior nos aseguro que lo había hecho”.

¿Miente Collins? ¿Mintió O’Malley? ¿Miente el Papa?

La versión de Collins la confirma el propio autor de la carta, Juan Carlos Cruz: “El Cardenal O’Malley me llamó tras la visita del Papa aquí a Filadelfia y me dijo, entre otras cosas, que le había dado la carta al Papa, en mano”.

Ahora bien, los medios convencionales pueden aplaudir hasta pelarse las manos cualquier medida papal para acercarse a Lutero, promover la inmigración masiva, premiar a abortistas, comparar los chismorreos de monjas con los asesinatos terroristas, permitir la comunión a los divorciados vueltos a casar, pasar por alto que su fiel Cardenal Marx permita ‘bendiciones’ clericales de parejas homosexuales o proclamar “perverso” el cuestionar el Cambio Climático, pero esto no. Esto, de ninguna manera.

Valga de sismógrafo de la opinión pública la cuenta en Twitter del jesuita Padre James Martin, el mediático autodenominado ‘apóstol de los LGTBI’, privilegiado por los nuevos tiempos y declarado fan del nuevo estilo introducido por Francisco. “Muy malas noticias”, escribe en un tuit. “Solo puedo preguntarme si la leyó y quizá olvidó haberla leído. Pero, ¿cómo olvida uno algo así?”.

El Papa Francisco siempre ha tenido comiendo de su mano a los que importan en el mundo, a la opinión publicada, y en ese sentido sí se podía y se puede presentar a la legión de perplejos con su pontificado como una exigua minoría. Pero la inmensa mayoría de esa mayoría está fuera de la Iglesia, y su apoyo al Papa es meramente táctico, mientras que muchos de quienes, como Martin, le han apoyado hasta ahora, le abandonarán en lo que se tarda en decir una jaculatoria si se confirma esta noticia.

Carlos Esteban

Noticias varias 7 de febrero de 2018


¿Un punto de ruptura en el papado? (One Peter Five)

El cardenal Zen reprende al secretario de Estado del Vaticano por China: es un "hombre de poca fe" (Life Site News)


El arzobispo del Vaticano elogia a China comunista como 'el mejor' para implementar la doctrina social de la Iglesia(Life Site News)


Zen: ‘Quien necesita consuelo es el portavoz del Vaticano’ (Infovaticana)


Abortar la Humanae Vitae: ¿Puede la Iglesia lidiar con el salto cuántico bergogliano? (Christopher A. Ferrara)


Catecismo sobre la crisis en la Iglesia: ¿Hay crisis? (I) (Adelante la Fe)


Cinco años después, su renuncia sigue siendo impactante (Catholic Herald)


Décimo obispo en firmar ‘Profesión de Verdades Inmutables’ en defensa del Matrimonio (Dominus est)



SECRETUM MEUM MIHI


Pablo VI es santo. Los cardenales aprueban el milagro


El papa Francisco es como todos los demás: sobreviviente de abuso eclesiástico en Chile


¿Cómo informa un progresista sobre el cierre de la única abadía trapense alemana que implementó Summorum Pontificum? Como era de esperar: ¡con saña!


"Estoy en peregrinación hacia casa", escribe Benedicto XVI a Corriere Della Sera


Marie Collins, sorprendida por respuesta de Francisco a carta de víctima chilena de abuso


Ya que sobreponderan todo lo que dice y hace Francisco, háganle caso: "¡La homilía debe de estar bien preparada, debe de ser breve, breve!"


GLORIA TV


Francisco hizo “concesiones sustanciales” al régimen comunista

Obispo vaticano cree que China es el “mejor implementador” de la doctrina social católica

Cardenal de Lisboa permite la Comunión a los adúlteros
Benedicto XVI revela sus sentimientos a diario anti-Iglesia
Cardenal Zen llama al cardenal Parolin un “hombre de poca fe”


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La lucha entre el Carnaval y la Cuaresma por Pieter Bruegel  (Corrispondeza Romana)


Iglesia, el problema no es la pedofilia sino la homosexualidad (La Nuova Bussola Quotidiana)

HOMBRES SIN CONVICCIÓN, IGLESIAS SIN PERSONAS (First Things)



Despiden a una profesora de instituto de Nueva Jersey por criticar en su Facebook una campaña LGTBQIA+ (Infocatólica)

La dictadura comunista china envía a más de cien cristianos a campamentos de «reeducación» (Infocatólica)


Entrevista: Obispo Marian Eleganti sobre Amoris Laetitia y los Pequeños (One Peter Five)

Cardenal Cordes: La idea del cardenal Marx de bendecir a las parejas homosexuales es "sacrílega" (One Peter Five)

Katholisches

El Papa exige un cambio de curso de Amoris laetitia en toda la iglesia

¿Será Pablo VI canonizado y eliminado de Humanae vitae?

"Espero que muchos sean liberados de la falsa papolatría por mi "caso"


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La transición se avecina en la potencia católica africana mientras la leyenda se prepara para ir (Crux)

Disculpe, monseñor Sorondo, ¿de qué está hablando la doctrina social de la Iglesia? (Chiesa e post Concilio)

Prato 16 de febrero. En memoria de Mons. Brunero Gherardini ((Chiesa e post Concilio)
Selección por José Martí

¿El Vaticano vende la Iglesia Católica china entregándola al régimen comunista? (Roberto de Mattei)



El vídeo correspondiente puede visualizarse haciendo clic aquí (italiano)

Queridos amigos, quisiera llamarles la atención hacia un suceso que nos ayuda a entender la gravedad de la situación que enfrentamos.

Un cardenal chino conocido por su fidelidad a Roma ha acusado al Vaticano de vender la Iglesia Católica china al régimen comunista de Pekín. El cardenal es el arzobispo emérito de Hong Kong Joseph Zen Ze-kiun. Para entender la situación, hay que retroceder un poco. Hay que remontarse a cuando Mao Tse Tung se hizo con el poder en los años cincuenta e inició una brutal represión de los católicos. El Papa, a la sazón Pío XII, protestó enérgicamente contra la persecución, y animó a los fieles a dar testimonio de su fe. La resistencia católica obligó al régimen chino a cambiar de estrategia.

Así pues, en 1957 creó una asociación patriótica con miras a atraer a los católicos con lisonjas para que se adhirieran al régimen. Y a los que seguían fieles al Papa los esperaban la cárcel y los trabajos forzados. De ese modo surgieron dos iglesias, cada una con sus propios obispos y sacerdotes. Por un lado, la patriótica, controlada por el gobierno comunista, que empezó a consagrar obispos, excomulgados por Roma. Por otro, los sacerdotes y laicos fieles a Roma, considerados subversivos por las autoridades.

Y todavía hoy la ley sigue prohibiendo en China toda actividad religiosa ajena a las asociaciones patrióticas por subversiva contra el poder del Estado. Los católicos no cismáticos, fieles a Roma, incurren por su oposición en graves sanciones penales.

Así que en China hay dos jerarquías: la legítima, reconocida por Roma pero perseguida, obligada a operar en total clandestinidad, y otra cismática e ilegítima que no reconoce la autoridad del Papa y obedece al régimen comunista.

La postura de Benedicto XVI y su consejero el cardenal Zen consistió en apoyar a los católicos que no transigían con el régimen. Sin embargo, Francisco ha cambiado de estrategia. Ha adoptado una política de distensión hacia Pekín, análoga a la Ostpolitik de Pablo VI hacia los países del Este europeo, con la idea de llegar a un acuerdo, en este acuerdo la unificación de ambas iglesias.

Pero el cardenal Zen no está dispuesto a aceptarlo. Vino a Roma hace diez días y habló con el papa Francisco. Trascendieron algunas cosas que se dijeron en el encuentro pero con mucha transparencia el cardenal contó a la agencia Asia News el contenido de la conversación.

El Papa, tras escuchar las preocupaciones del purpurado le habría respondido: “Sí, sí, he pedido a mis colaboradores que eviten otro caso Mindszenty”. La alusión al cardenal József Mindszenty viene muy al pelo. Recordemos que Mindszenty era arzobispo de Budapest y primado de Hungría y pasó muchos años encarcelado por los comunistas. Durante la revolución y la insurrección de 1956 fue puesto en libertad, y antes de que el Ejército Rojo retomara el poder en Budapest se refugió en la embajada de EE.UU. Pero, presionada por las autoridades comunistas, la Santa Sede le ordenó abandonar Hungría y nombró un sucesor grato al régimen. Mindszenty nunca fue sacrificado en aras de una Ostpolitik que después fracasó estrepitosamente.

La suerte de Mindszenty y de otros prelados chinos legítimos corre el riesgo de parecerse mucho: obispos católicos fieles a Roma pero de los que Roma reniega. Reniega de ellos porque son fieles a Roma. Una Roma que prefiere tratar con obispos excomulgados. Es paradójico, pero desgraciadamente es la dramática realidad.

Quiero leerles las palabras textuales escritas por el cardenal Zen:
 «Hay quienes que todo esfuerzo por llegar a un acuerdo entre China y la Santa Sede tiene por objeto evitar un cisma en la Iglesia. Esto es ridículo. El cisma ya existe en la iglesia independiente. Los papas han evitado la palabra cisma porque sabían que muchos fieles de la iglesia oficial no estaban en ella por voluntad propia sino bajo una fuerte presión. La propuesta unificación obligará a cualquiera a entrar en esa comunidad. Así, el Vaticano bendeciría una nueva iglesia cismática más fuerte lavando la mala consciencia de los que ya son renegados voluntarios y de otros que están dispuestos a unírseles.»

Prosigue el cardenal Zen:

«¿Es que se puede tener algo en común con un régimen totalitario? O te rindes, o aceptas la persecución siendo fiel a tus convicciones. ¿Cabe imaginar un acuerdo entre San José y el rey Herodes?»

Y añade:

«¿Está vendiendo el Vaticano a la Iglesia Católica china? Sí. Sin ninguna duda, si avanzan en la dirección claramente indicada por todo lo que han hecho en los últimos meses y años. ¿Seré yo el mayor obstáculo al acuerdo entre el Vaticano y China? Si es un acuerdo malo, me alegro muchísimo de ser un obstáculo.»

Hasta aquí las palabras del cardenal Zen.

Otra voz valerosa se une a las que se alzan últimamente por todos lados para denunciar la situación actual de la Iglesia Católica, cada vez más confusa, contradictoria y plagada de cismas y herejías que alcanzan lo más alto de la jerarquía.

Aceptamos la invitación del cardenal Zen a rezar la oración tradicional que dice: Oremus pro pontifice nostro. Dominus conservet eum et vivificet eum et beatum faciat eum in terra et non tradat eum in animam inimicorum eius.

Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)

OTRA VEZ EL PACTO DE METZ (VI) (Capitán Ryder)



La entrevista a Parolin no tiene desperdicio, sobre todo cuando se nos ha querido vender durante bastante tiempo que este Cardenal era el elemento moderado del equipo de Francisco.

Vamos con algunas preguntas y respuestas

Eminencia, ¿qué puede decirnos en relación con el diálogo entre la Santa Sede y la República Popular China?

El Papa Benedicto XVI representó muy bien el espíritu de este diálogo en la Carta a los católicos chinos de 2007: «La solución de los problemas existentes no puede ser perseguida mediante un permanente conflicto con las legítimas Autoridades» (n. 4). En el Pontificado del Papa Francisco, las negociaciones se mueven exactamente siguiendo esta línea: apertura constructiva al diálogo y fidelidad a la genuina tradición de la Iglesia.
Nota del Capitán: Ya he comentado en entradas anteriores que muchas de las barrabasadas de Francisco tienen antecedentes en pontificados anteriores. No es el caso que cita el Cardenal Parolin. A la cita sobre Benedicto XVI le “falta” esta parte que se “le olvidó” al pícaro Cardenal “al mismo tiempo, sin embargo, no es aceptable una docilidad a las mismas cuando interfieran indebidamente en materias que conciernen a la fe y la disciplina de la Iglesia. Las Autoridades civiles son muy conscientes de que la Iglesia, en su enseñanza, invita a los fieles a ser buenos ciudadanos, colaboradores respetuosos y activos del bien común en su País, pero también está claro que ella pide al Estado que garantice a los mismos ciudadanos católicos el pleno ejercicio de su fe…”. Es una constante en este pontificado embarrar a los Papas anteriores si la necesidad lo requiere.
¿Qué es lo que espera concretamente la Santa Sede de este diálogo?

Vea usted, en China no existen dos Iglesias, sino dos comunidades de fieles que están llamadas a cumplir un camino progresivo de reconciliación hacia la unidad. Por ello, no se trata de mantener un conflicto perenne entre principios y estructuras contrapuestas, sino de encontrar soluciones pastorales realistas que permitan a los católicos vivir su fe y proseguir juntos la obra de evangelización en el contexto chino específico.
Nota del Capitán: Pues sí, existen dos Iglesias, una fiel a Cristo y otra al Partido Comunista. Es decir, una Iglesia católica y otra que no lo es. No juzgo las debilidades de los “fieles” de la segunda Iglesia, nadie sabe cómo responderíamos nosotros ante esa prueba, pero comparar e igualar a quien ha aceptado el martirio con quien ha apostatado es algo contrario a la Fe Católica.
La comunión a la que se refiere tiene que ver con la delicada cuestión de los nombramientos de los obispos, que está suscitando tantas polémicas. ¿Un eventual acuerdo sobre este punto podría resolver correctamente los problemas de la Iglesia en China?

Es necesario tener tiempo y paciencia para que se puedan curar todas las heridas personales infligidas recíprocamente dentro de las comunidades.
Nota del Capitán: Más estiércol. El que acepta libremente el martirio para no apostatar de su Fe infringiendo heridas personales al verdugo que le martiriza. Diplomacia fina, fina.
Entonces, ¿cuál es la verdadera actitud de la Santa Sede hacia las Autoridades chinas?

Claro, todavía hay muchas heridas abiertas. Para curarlas se necesita el bálsamo de la misericordia. Y si a alguien se le pide un sacrificio, pequeño o grande, debe quedarle claro a todos que este no es el precio de un intercambio político, sino que forma parte de la perspectiva evangélica de un bien mayor, el bien de la Iglesia de Cristo. Lo que se espera es llegar, cuando Dios quiera, a ya no tener que hablar de obispos «legítimos» e «ilegítimos», «clandestinos» y «oficiales» en la Iglesia china, sino a encontrarse entre hermanos, aprendiendo nuevamente el lenguaje de la colaboración y de la comunicación. Sin esta experiencia vivida, ¿cómo podría la Iglesia en China volver a impulsar el camino de la evangelización y llevar a los demás a la consolación del Señor? Si no estamos listos para perdonar, significa, desgraciadamente, que hay otros intereses que defender: pero esta no es una perspectiva evangélica.
Nota del Capitán: No se detienen ante nada. En la primera parte manifiesta abiertamente que el fin justifica los medios. Esta idea sí que es ajena al Evangelio. En la segunda parte trata, indirectamente, de resentidos a los mártires chinos. No quieren perdonar, no son tan misericordiosos como Parolin y sus muchachos. No sólo eso, sino que desliza abiertamente que lo que les mueve son intereses políticos. ¡A quienes llevan padeciendo años de secuestros, torturas o asesinatos! Habría que ver cómo responden los Parolin de la vida a 3 meses de calabozo.
Si es esta la actitud, ¿no existe el peligro de borrar, de un solo golpe, los sufrimientos del pasado y también los del presente?

Volviendo a su pregunta, aquí no se trata de borrar de golpe que ignore o, casi como por arte de magia, anule el sufrido camino de muchos fieles y pastores, sino de invertir el capital humano y espiritual de muchas pruebas para construir un futuro más sereno y fraterno, con la ayuda de Dios. El Espíritu que ha custodiado hasta ahora la fe de los católicos chinos es el mismo que los sostiene hoy en el nuevo camino emprendido.
Nota del Capitán: No se ha enterado Parolin de que Cristo “no vino a traer la paz sino la espada” y de que “bienaventurados seremos cuando nos persigan, nos insulten por causa suya”Sólo los peces muertos van a favor de corriente, en una serenidad que encanta al CardenalCreo que la causa de tanta inquina sólo puede ser el recordatorio que esos mártires suponen. A Cardenales como Parolin les recuerdan que todavía hay católicos que están dispuestos a morir por la Fe, y eso tiene que ser insufrible para quien la perdió hace tiempo.
¿Tiene algún consejo, alguna petición particular que en este momento la Sede Apostólica podría dirigir a los fieles chinos? A los que están contentos ante los posibles nuevos escenarios, pero también a los que están confundidos o a los que tienen objeciones…

Por lo tanto, a los católicos chinos les digo, con gran fraternidad: estamos cerca de ustedes, no solo con la oración, sino también con el compromiso cotidiano de acompañarles y apoyarles en el camino hacia la plena comunión. Por ello les pedimos que ninguno se aferre al espíritu de contraposición para condenar al hermano o que use el pasado como un pretexto para fomentar nuevos resentimientos y cerrazones. Al contrario, esperamos que cada uno vea con confianza el futuro de la Iglesia, más allá de cualquier límite humano.
Nota del Capitán: Nuevamente la equidistancia, todos tienen que caminar hacia la plena comunión. Esta frase sólo puede ser calificada como una blasfemia. Por alguna razón que desconozco Parolin entiende que quien está dispuesto a aceptar el martirio y quien ha apostatado se tienen que mover hasta un punto de encuentro. No se ha enterado aún que la “sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”.No entiende el martirio, es un tema que le supera, está claro.
¿El Papa está informado de lo que sus colaboradores hacen en las negociaciones con el gobierno chino?

Sí, el Santo Padre sigue personalmente las negociaciones actuales con las Autoridades de la República Popular China. Todos sus colaboradores actúan en sintonía con él. Nadie toma iniciativas privadas. Sinceramente, cualquier otro tipo de razonamiento me parecería fuera de lugar.

En los últimos tiempos han surgido expresiones críticas, incluso dentro de la Iglesia, ante el enfoque que ha adoptado la Santa Sede en el diálogo con las Autoridades chinas. Algunos incluso han llegado a afirmar que este diálogo es una verdadera «rendición» por razones políticas. ¿Qué opina?

Se lo digo francamente: estoy convencido de que una parte de los sufrimientos que ha vivido la Iglesia en China no se debe tanto a la voluntad de cada una de las personas, sino a la complejidad objetiva de la situación.

Para descubrir juntos el plan de Dios para la Iglesia en China se necesitan más humildad y un mayor espíritu de fe, cautela y moderación por parte de todos, para no caer en polémicas estériles que dañen la comunión y que roben las esperanzas de un futuro mejor.
Nota del Capitán: Cómo en los Amores de Leticia, que se producen situaciones complejas sin quererlo, aquí también se le tortura a la gente porque la situación es muy compleja, no porque quiera el régimen chino.Que no falte otro garrotazo, los torturados necesitan más humildad.
¿A qué se refiere?

Me refiero a que todos estamos llamados a distinguir más adecuadamente la dimensión espiritual y pastoral de la dimensión política. Comencemos, por ejemplo, con las palabras que utilizamos todos los días. Expresiones como «poder», «traición», «resistencia», «rendición», «enfrentamiento», «ceder», «compromiso» deberían dejar sitio a otras, como «servicio», «diálogo», «misericordia», «perdón», «reconciliación», «colaboración», «comunión». Si no estamos dispuestos a cambiar este enfoque, surge un gran problema: pensar y actuar solamente en clave política. Al respecto, la Santa Sede espera para todos una sincera conversión pastoral inspirada en el Evangelio de la misericordia, para aprender a acogerse entre hermanos, así como tantas veces ha aconsejado el Papa Francisco.
Nota del Capitán: No se trata de cambiar el enfoque como dice el Cardenal, se trata de cambiar el lenguaje para que no se note la traición.
Capitán Ryder