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jueves, 30 de agosto de 2018

El Latín y el Magisterio de la Iglesia (Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa)



Tras el Concilio Vaticano II la decadencia del latín ha sido imparable, ¿pero acaso animada por los documentos conciliares? Una lectura a estos documentos nos ayudará a comprender que no. 

Pero la realidad es que el latín ha desaparecido prácticamente de la liturgia parroquial, viéndose su uso cono algo trasnochado, desfasado, que pertenece a una “iglesia” ya superada. 

Se produce una verdadera exasperación entre obispos, sacerdotes, e influenciados por éstos, entre algunos fieles cuando se les plantea el uso de la lengua latina. Es verdaderamente sorprendente e incomprensible el ataque, cuando no verdadero desprecio, al uso del latín en la liturgia.

Magisterio y latín

Poco antes del inicio del Concilio Vaticano II, Juan XXIII en 1962 escribió la Constitución apostólica Veterum Sapientia, insistiendo en el uso de la lengua latina en la Iglesia

El Concilio y el Magisterio posterior insistió en la importancia del latín, aun cuando permitía el uso de la lengua vernáculo. 

El Código de Derecho canónico de 1983 establece en el canon 249:
Ha de proveerse en el Plan de formación sacerdotal a que los alumnos no sólo sean instruidos cuidadosamente en su lengua propia, sino que dominen la lengua latina[…].
Este canon refleja el contenido del Decreto del Concilio Vaticano II, Optatam totius, sobre la formación sacerdotal que dice en el apartado nº 13:
Han de adquirir el conocimiento de la lengua latina, que les capacite para entender y utilizar las fuentes de no pocas ciencias y los documentos de la Iglesia. Considérese necesario el estudio de la lengua litúrgica propia de cada rito; foméntese mucho el adecuado conocimiento de las lenguas de la Sagrada Escritura y de la Tradición.
EL canon 928:
La celebración eucarística hágase en lengua latina, o en otra lengua con tal que los textos litúrgicos hayan sido legítimamente aprobados.
Concerniente a la liturgia la Constitución Sacrosanctum Concilium insiste en nº36:
Se conservará el uso de la lengua latina con los ritos latinos, salvo derecho particular.
En cuanto a la lengua del Oficio divino para los clérigos, dice en nº101:
De acuerdo con la tradición secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clérigos la lengua latina. Sin embargo, para aquellos clérigos a quienes el uso del latín significa un gran obstáculo en el rezo digno del Oficio, el Ordinario puede conceder en cada caso particular el uso de una traducción vernácula.
Y en el nº 54:
Procúrese que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.
Este mismo apartado añade: 
Si en algún sitio parece oportuno un uso más amplio de la lengua vernácula en la Misa, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta constitución.
Estos documentos mantienen una enseñanza anterior:

Papa Pío XI, Carta apostólica Officium ómnium(1922): 
Para la Iglesia, precisamente porque acoge a todas las naciones y está destinada a permanecer hasta el fin de los tiempos… por su propia naturaleza necesita una lengua que sea universal, inmutable, y no vernácula.
Papa Pío XII, Encíclica Mediator Dei (1947): 
El empleo de la lengua latina vigente en una gran parte de la Iglesia, es un claro y noble signo de unidad y un eficaz antídoto contra la corrupción de la pura doctrina.
Pablo VI, Carta apostólica sobre la celebración del Oficio divino, Sacrificum Laudis(1966): 
El oficio coral en latín, lejos de ser despreciado, manténgase animosamente siendo como es fuente ubérrima de cultura humana y tesoro riquísimo de piedad.
Juan Pablo II recuerda en la Carta Apostólica Dominicæ Cenæ (1980): 
La Iglesia romana tiene una especial obligación hacia el latín, la espléndida lengua de la antigua Roma, y debe manifestarlo siempre que se presente ocasión. La Congregación para la Educación Católica en su Instrucción Inspectis dierum (1989) sobre el estudio de los Santos Padres enfatizó la necesidad de mantener el estudio del latín y griego en los seminarios con el fin de que los seminaristas puedan leer los texto patrísticos en su lengua original.
El Papa Benedicto XVI retomó el tema del latín en la formación del sacerdote en la Exhortación postsinodal Sacramentum Caritatis (2002) nº 62: 
Pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; se procurará que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten gregoriano algunas partes de la liturgia.
En el año 2012 el papa Benedicto XVI con el Motu Propio Lingua Latina, remplaza la Fundación Latinitas creada por el papa Pablo VI, y establece la Pontificia Academia Latinitas con el fin de una mayor promoción de la lengua latina.

La introducción de la lengua vernácula

El artículo 40, que aparece señalado en el nº 54 de la Constitución Sacrosanctum Concilium, da normas sobre el papel de las Conferencias Episcopales y la sede apostólica sobre una materia tan delicada. Esto dio lugar a que no se diera a esperar solicitudes del uso de la lengua vernácula mucho más amplias. 

Sobre la urgente solicitud de algunas Conferencias Episcopales, el papa Pablo VI autorizó la celebración del Prefacio de la Misa en lengua vernácula, más tarde el canon entero

El 14 de junio de 1971, la Congregación para el Culto Divino mandó una comunicación en la cual se afirmaba que las Conferencias Episcopales podrían autorizar el empleo de la lengua vernácula en todos los textos de la Misa, y cada Obispo en su Diócesis podría dar la misma autorización para la celebración coral o privada de la Liturgia de las Horas. La lengua se introdujo rápidamente, el latín quedo arrinconado.

¿Qué podemos hacer?

Tendríamos que poner lo mejor de nosotros para apreciar y respetar la lengua latina en la liturgia. 
El latín es la lengua que une a los fieles católicos
que los identifica como tales ante quienes no lo son, 
que los entronca con la Tradición milenaria de la Iglesia, 
que les hace vivir y sentir la catolicidad 
que “habla” del misterio del Cordero de Dios que se inmola en el altar 
que les mantiene en la verdad de la fe, pues no permite desviaciones de ésta, 
que remite a la unidad y universalidad de la Iglesia católica.
El latín litúrgico es el idioma santo que la Iglesia especialmente ha purificado para alabar y dar gloria a Dios.

Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa

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Nota: Sobre la importancia del conocimiento del latín para los sacerdotes y también para el pueblo cristiano, podemos leer, en este blog, las siguientes entradas:

Veterum Sapientia, Constitución Apostólica del papa Juan XXIII, relegada al olvido más completo (José Martí)

El Concilio Vaticano II como FALSO pretexto para desterrar la misa en latín (Gloria TV) [comentado]

José Martí

NOTICIAS VARIAS 29 DE AGOSTO DE 2018 (más sobre el testimonio de Viganò y análogos)



ADELANTE LA FE

Caso McCarrick: La implosión de la secta conciliar (Miguel Ángel Yáñez)

«No voy a decir ni una palabra sobre el asunto» [26 de agosto] (De Mattei)

Bergoglio no descansa (Hemos visto)

Reflexión sobre el “Testimonio” del Arzobispo Carlo Maria Viganò del 22 de agosto de 2018 (Correspondencia romana) Monseñor Schneider

INFOCATÓLICA

Mons. Rick Stika cree que el pueblo merece oír algún comentario del Papa sobre la carta de Viganó



El escándalo infinito, la extinción de las dos iglesias, la Iglesia conocía y escondió, la justicia Americana (SPECOLA)

ACLAMACIONES A VIGANÓ EN LA AUDIENCIA PAPAL DE HOY EN LA PLAZA DE SAN PEDRO (Vicente Montesinos)

IOTA UNUM

BORGIA EN LA PICOTA, NADA QUE CELEBRAR (I) (Capitán Ryder)

GLORIA TV

Petición reclama a Francisco que “dé el ejemplo"

Haciendo humo: negación de Gänswein de las falsas noticias es una falsa noticia

Dos cardenales confirman: cardenales pro-homosexuales siguen encubriendo abusos

LIFE SITE NEWS

BREAKING: Vatican Source: Pope dismissed Cdl. Müller for following Church rules on abuse cases

BREAKING: Pope ignored warning from top Vatican cardinal not to reinstate defrocked serial abuser

Online media declaring war on conservative speech: Report

KATHOLISCHES

El Papa invita Arzobispo de Milán el Sínodo de Jóvenes

CRUX

Story of bombshell charges against Pope more surreal by the minute

Selección por José Martí

Estos son los obispos americanos que piden investigar las acusaciones de Viganò (Carlos Esteban)



En el momento de escribir este artículo, son ya ocho los obispos americanos que han dado un paso al frente, exigiendo que se tome en serio el Informe Viganò y que el Papa dé una respuesta a los cargos.

Al inexplicable silencio de Su Santidad a las duras acusaciones que contra él y su Curia vierte el ya famoso Informe Viganò se suma un extraño, casi sonoro, silencio por parte de sus hermanos en el episcopado.

Es, si cabe, más ominoso que el primero, al que, al fin, se le pueden encontrar algunas explicaciones lógicas, malintencionadas o no. Pero los escasos y titubeantes apoyos episcopales al Santo Padre en estos momentos cruciales han deconcertados a los más acérrimos partidarios de la ‘primavera eclesial’ que supuestamente ha de traer Francisco.

En Estados Unidos, los críticos del documento han sido, sobre todo, parte interesada, como ya hemos informado en otra parte, precisamente los mismos que aparecen citados en el informe y retratados de un modo poco halagüeño, como Tobin, Cupich o Wuerl, y no puede tampoco decirse que hayan sido muy afortunados en sus comentarios.

En España, el silencio episcopal desanima hasta tal punto a los forofos de la renovación que uno de los más señalados, Jesús Bastante, de Religión Digital, llega a dar como “respaldo al Papa” en estos difíciles momentos una carta del Cardenal Blázquez … del 23 de agosto. Todo clarividencia, el cardenal veía lo que se le venía encima al Papa antes de que ocurriera.

Por el contrario, sí han empezado a oírse voces, entre algunos prelados norteamericanos, que piden explicaciones y se niegan a aceptar la negativa papal a responder a las acusaciones. Se ve que en ese país, la célebre ‘parresia’ -libertad de expresión, básicamente- que nos pedía el Papa en el pasado viene de serie.

El primero en abrir fuego fue Monseñor Joseph Strickland, obispo de Tyler, en Texas, en una nota dirigida a todos los fieles de su diócesis y publicada en la página web de la misma. En ella afirma que, “aunque todavía se trata de alegaciones, yo, como pastor vuestro, las encuentro creíbles”. Pide a continuación que se aplique con ellas la misma vara de medir que cualquier otra acusación verosímil de esta naturaleza, es decir, que se inicie una investigación. “No tengo autoridad para lanzar una investigación así, pero prestaré mi voz del modo que sea necesario para solicitar esta investigación y urgir a que sus resultados exijan responsabilidades a todos aquellos a los que se halle culpables, incluso al más alto nivel en la Iglesia”.

Para bien o para mal, al de Tyler hay que reconocerle un valor innegable, de ‘Solo ante el peligro’ (muy de Texas, si se me permite el tópico). Pero no permaneció mucho tiempo solo. El titular de una de las diócesis de más rápido crecimiento en la Unión, Phoenix, Arizona, Monseñor Thomas Olmsted, salió a romper una lanza a favor de Viganó. Su caso tiene el mérito añadido de que Olmsted colaboró largos años con el propio Viganò en Roma y le conoce bien.

“Conozco al Arzobispo de Carlo Maria Viganò desde hace 39 años”, dice Olmsted en su nota pública para dar peso a sus palabras. Añade que, si bien no puede dar personalmente fe de la veracidad de sus acusaciones, “puedo darla de su veracidad personal; siempre le he apreciado como a un hombre veraz, íntegro y fiel”.

“Por esta razón”, concluye Olmsted, “pido que todos tomen en serio el testimonio del arzobispo Viganò y que se investigue a fondo cada alegación que hace”.

Sigue el obispo de Tulsa, Oklahoma, Monseñor David A. Konderla, en su página de Facebook, donde recuerda que fue Viganò quien le comunicó su ascenso al episcopado. Y añade: “Las alegaciones que detalla marcan un buen lugar desde donde iniciar las investigaciones que deben llevarse a cabo para restaurar la santidad y responsabilidad de los dirigentes de la Iglesia”.

En otra diócesis del mismo estado, Oklahoma City, su titular, Mons. Paul S. Coakley, se une a la demanda de su paisano: Aunque carezco de conocimiento o experiencia personal sobre los detalles contenidos en su «testimonio», siento el más profundo respeto por Mons. Viganò y su integridad personal. Sus afirmaciones, que aún no han sido investigadas o demostradas, confirman la urgencia de una investigación exhaustiva del progreso del arzobispo McCarrick en la jerarquía eclesiástica, dado su historial de presuntos abusos, que involucraron a seminaristas y jóvenes”.

Robert C. Morlino, de la Diócesis de Madison, destaca entre todos ellos por la audacia y desparpajo de su nota, donde dispara contra más de un blanco. Morlino fue el primero que se atrevió, en el episcopado americano, a decir que la presente crisis está causada principalmente por la homosexualidad rampante en el clero, que compara con la pedofilia y culpa a la “subcultura gay” de que tantos sacerdotes hayan abusado de menores.

En cuanto al escrito de Viganó, asegura que “cumple sobradamente los criterios de una acusación creíble, y desde luego se impone una investigación de acuerdo a los procedimientos canónicos adecuados”.

Morlino le da un especial ‘repaso’ a la prensa de su país en la nota: “El Papa Francisco dijo expresamente que las conclusiones habría que confiarlas a la “madurez profesional” de los periodistas. En Estados Unidos y otras partes, de hecho, pocas cosas hay más cuestionables que la madurez profesional de los periodistas. El sesgo de los medios mayoritarios no podría ser más evidente, como casi todo el mundo advierte. Nunca achacaría madurez profesional al periodismo del National Catholic Reporter, por ejemplo. (Y, como era de prever, dirige la carga en la campaña de descrédito contra el arzobispo Viganò)”.

El obispo auxiliar de Los Angeles Robert Barron es un popularizador habitual de las redes, fundador de Word on Fire, dedicada a la propagación y explicación de la palabra. Ha publicado un artículo en el que defiende la necesidad de tomarse en serio el informe y demanda que se dé una respuesta a las graves acusaciones.
A continuación se ha sumado Monseñor Thomas Paprocki, obispo de Springfield, Illinois. En una nota, califica la respuesta del Papa a las acusaciones presentados por Viganò como “inadecuada” y urge a una investigación en profundidad en la que la Santa Sede ponga a la disposición de sus responsables todos los archivos disponibles a fin de que la situación “se revise por completo y se estudie con atención”.

Y, ‘last but not least’, el Gran Ignorado por Su Santidad, el Cardenal Raymond Burke, que en entrevista concedida a LifeSiteNews ha insistido, entre otras cosas, en que “cada declaración [del informe] debe someterse a una investigación según el derecho procesal eclesiástico consagrado por el tiempo”.

Carlos Esteban

Viganò se defiende de las calumnias de los ‘defensores del Papa’ (Vicente Montesinos)



Adoración y Liberación ofrece la traducción de la entrevista que Aldo María Valli ha realizado al arzobispo que está siendo perseguido por contar la verdad sobre el Papa Francisco y el cardenal McCarrick. A continuación, la entrevista:

Monseñor, ¿cómo está?

Gracias a Dios muy bien, con gran serenidad y paz de conciencia, las cuales son el premio de la verdad. La luz siempre gana sobre la oscuridad, y no puede ser eliminada, especialmente para aquellos que tienen fe. Es por ello que tengo mucha confianza; y albergo grandes esperanzas para la Iglesia.

¿Cómo valora las reacciones a la publicación de su memorándum?

Como sabe hay reacciones opuestas.

Hay quienes ya no saben de donde sacar el veneno para destruir mi credibilidad. Hay hasta quién ha escrito escribió que he sido hospitalizado dos veces para tratamiento obligatorio por consumo de drogas; hay quienes imaginan conspiraciones, complots políticos, complots de todo tipo, etc…

Pero también hay muchos artículos de agradecimiento, y he visto mensajes de sacerdotes y fieles agradeciéndome este testimonio; que ha sido para ellos un destello de nueva esperanza para la Iglesia.

¿Qué responde a quién en estas horas objetan que tendría razones de rencor personal contra el Papa y por esta razón habría decidido escribir y difundir el memorándum?

Tal vez sea ingenuo, y piense siempre lo mejor de la gente, pero confieso que es un regalo que me hizo el Señor, y que nunca he tenido sentimientos de venganza durante todos estos años en que he sido puesto a prueba de tanta calumnia y falsedad contra mí.

Como escribí al comienzo de mi testimonio, siempre creí que la jerarquía de la Iglesia encontraría en sí misma los recursos para sanar tanta corrupción. También lo escribí en mi carta a los tres cardenales enviados por el Papa Benedicto para que investigaran el caso Vatileaks. En una carta que acompañaba el informe que les entregué, les dije: “Ustedes lo sabían, pero guardaron silencio. Al menos ahora que tienen esta orden del Papa Benedicto, tengan el coraje de informar fielmente sobre lo que han descubierto relativo a tantas situaciones de corrupción “.

¿Por qué decide publicar y difundir su testimonio?

Hablé porque la corrupción ha llegado a lo alto de la jerarquía de la Iglesia. Y apelo a los periodistas: ¿por qué no preguntan qué pasó con el caso de los documentos que, como todos sabemos, fueron entregados en Castelgandolfo por el Papa Benedicto XVI al Papa Francisco? ¿Todo fue inútil? Hubiera sido suficiente seguir mi informe y el informe que fue puesto a mi disposición antes del de los tres cardenales a cargo de la investigación del caso Vatileaks (Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi) para empezar a hacer algo de “limpieza” en la curia.

¿Pero saben lo que el Cardenal Herranz me respondió cuando le llamé desde Washington, dado que había pasado mucho tiempo desde que el Papa Benedicto nombró a esta Comisión, sin haber sido informado de nada por ellos? Le dije: “¿No crees que tengo algo que decir sobre la cuestión de mis cartas, publicadas sin mi consentimiento?” Él respondió: “Ah, si realmente quieres”.

¿Qué responde a quién afirma que usted sería el “cuervo”, o uno de los “cuervos”, en el origen del caso Vatileaks?

¿Yo el cuervo? Como has visto con mi testimonio, ¡suelo hacer cosas a la luz del día! Estuve en Washington un tiempo y ciertamente tenía otras cosas en qué pensar. Por otro lado, siempre he tenido la costumbre de sumergirme por completo en mi nueva misión. Así lo hice cuando fui enviado a Nigeria: ya no leí las noticias italianas. Tanto es así que cuando, después de seis años, fui llamado a la Secretaría de Estado por Juan Pablo II me tomó unos meses darme cuenta de dónde estaba metido antes, a pesar de que ya estuve en la Secretaría de Estado once años entre 1978 y 1989.

¿Qué responde a los que dicen que habrían sido expulsado ​​de la Gobernación y que esto también provoca sentimientos de rencor y deseo de venganza en usted?

Como ya dije, el rencor y la venganza son sentimientos que no me pertenecen. Mi resistencia a dejar mi trabajo en la Gobernación fue motivada por un profundo sentimiento de injusticia por una decisión que sabía que no correspondía a la voluntad que el Papa Benedicto XVI me había manifestado.

El cardenal Bertone sólo para alejarme había cometido una serie de graves abusos de autoridad; en relación a la comisión inicial de tres cardenales que el Papa Benedicto había designado para investigar las graves acusaciones hechas por mí como Secretario General y por el Secretario General Adjunto, monseñor Giorgio Corbellini, por los abusos cometidos por Monseñor Paolo Nicolini. 

En lugar de esta comisión, el cardenal había creado una comisión disciplinaria alterando en su composición la institucional de la Gobernación; y antes incluso de crear esta comisión, me había convocado para decirme que el Santo Padre me había nombrado nuncio en Washington; y a pesar de que dicho comité disciplinario había decidido el 16 de julio de 2011 el despido de Monseñor Paolo Nicolini, Bertone había manipulado abusivamente dicha decisión para evitar su publicación. Al hacerlo, me había impedido continuar el trabajo de lucha contra la corrupción en la administración de la Gobernación.


¿Qué responde a quién habla de su fijación por convertirse en cardenal y afirma que ahora ataca al Papa también porque no ha recibido el cardenalato?

Puedo decir con toda sinceridad ante Dios que en realidad he renunciado a ser cardenal.

Después de mi primera carta al cardenal Bertone, que le envió al papa porque hizo lo que él pensaba que era más apropiado, el Papa Benedicto me llamó y me recibió en audiencia el 4 de abril de 2011, e inmediatamente me dijo estas palabras: “Creo que sé que con su nombramiento podría servir mejor a la Santa Sede como presidente de la Prefectura para asuntos económicos, en lugar del cardenal Velasio De Paolis”.

Le agradecí al Papa la confianza que me mostró y agregué: “Santo Padre, ¿por qué no espera seis meses o un año? Porque si ahora me promociona, el equipo que ha confiado en mí para sanar la situación en la Gobernación será inmediatamente dispersado y perseguido" (como de hecho sucedió).

También agregué algo más: Al final de la audiencia, el Papa me dijo nuevamente: “Sin embargo, sigo opinando que el lugar donde mejor puedes servir a la Santa Sede es como presidente de la Prefectura para asuntos económicos”. El Cardenal Re puede confirmar esta noticia. Entonces renuncié al cardenalato por el bien de la Iglesia.

¿Qué responde a quienes involucran a su familia hablando de “saga” bajo la bandera de grandes intereses económicos?

El 20 de marzo de 2013 mis hermanos prepararon un comunicado de prensa, y yo me opuse a la publicación para evitar involucrar a toda la familia. Puesto que ahora se sigue repitiendo la acusación a mi hermano Lorenzo, a saber, que le habría mentido al Papa Benedicto escribiendo sobre mi necesidad de irme porque tenía que cuidar a mi hermano enfermo, he decidido hacer pública ahora la declaración. De su lectura se hace evidente que sentí la grave responsabilidad moral de cuidar y proteger a mi hermano.

Vicente Montesinos

Cupich desdeña el informe Viganò porque el Papa “tiene una agenda más amplia” (Carlos Esteban)



En lo que quizá sea la entrevista más torpe e inconscientemente reveladora de los últimos días, el Cardenal Blase Cupich, Arzobispo de Chicago, ha desdeñado el demoledor testimonio del Arzobispo Carlo María Viganò -en el que se le critica- alegando que el Papa tiene “una agenda más amplia”.

El Cardenal Cupich ha calificado las revelaciones del Informe Viganò -descrito en otras informaciones como una ‘bomba nuclear’- como una ‘madriguera de conejo’, es decir, una compleja distracción conspiranoica, añadiendo que el Papa tiene “una agenda más amplia”, como el medio ambiente o la inmigración.

Para acabar de arreglarlo, Cupich insinuó que quienes insisten en que el Papa debe responder a las acusaciones vertidas por Viganò actúan por ceguera ideológica y porque “francamente, no les gusta porque es latino”. Es lo que en el argot del debate político se llama “sacar la carta racial”.

Es difícil acumular tanta torpeza -y tan alarmante- en tan pocas palabras. Políticamente, por ir primero al aspecto menor desde un punto de vista cristiano, es un verdadero prodigio de insensibilidad irresponsable despreciar como “un asunto menor” el abuso sexual de miles de menores o la amenaza judicial que pende sobre toda la Iglesia americana tras la lectura del informe del gran jurado de Pensilvania y la creciente probabilidad de que otros estados emprendan acciones similares.

Por lo demás, Cupich, además de ser citado en el informe como uno de los obispos que fue elegido a dedo por el depredador McCarrick, junto a Tobin, Farrell y Wuerl, y definido como “arrogante”, preside una archidiócesis, Chicago, que será en el futuro investigada por la oficina de la Fiscal General de Illinois. Va a entrar en esa ‘madriguera’, le guste o no.

Como en las declaraciones de todos los obispos americanos afectados que han criticado el documento -Tobin, Weurl, McElroy-, Cupich habla más como un directivo en plena operación de contención de daños que como un pastor de la Iglesia católica, como puede verse por la absoluta ausencia de toda referencia a Dios en su mensaje.

Es solo una palabra, quizá, pero resulta casi deprimente pensar que el Papa tiene, como cualquier líder político o empresarial, una ‘agenda’ en lugar de tener una misión o un ministerio, pero lo devastador es lo que su cardenal, nombrado por él, cite como asuntos más importantes de esa misma ‘agenda’ el medio ambiente y la inmigración, es decir, dos asuntos ajenos por completo a la fe, dos problemas políticos sobre los que el sucesor de Pedro no tiene jurisdicción, ni medios para solucionarlos, ni capacidad.

Es como si Cupich -precisamente Cupich- estuviera confirmando las peores sospechas de quienes recelan de la ‘renovación’ que se prepara, y que por las palabras del cardenal parece una rendición total a los intereses de la opinión política dominante -¿hay un dogma más rígidamente moderno que el Cambio Climático, un asunto tan caro a la opinión progresista mundial que la inmigración masiva?- y un alejamiento de la pretensión sobrenatural de la fe.

Cupich parece, con sus candorosas palabras, confirmar la opinión del Padre Rosica cuando afirmó en un arrebato de adulación que Francisco había llevado a la Iglesia a “una nueva fase” y que sus decisiones no tenían que atenerse a la Tradición o la Escritura.

Carlos Esteban