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sábado, 14 de marzo de 2020

"Serás un hombre, hijo mío”, de Rudyard Kipling


 
Original en inglés: (Obsérvese la rima)

«If»

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don’t deal in lies,
Or being hated, don’t give way to hating,
And yet don’t look too good, nor talk too wise:

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you’ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build ’em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: ‘Hold on!’

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with Kings—nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds’ worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that’s in it,
And—which is more—you’ll be a Man, my son!

Rudyard Kipling

TRADUCCIÓN LIBRE (PERSONAL)

 "Si ..."
 
Si puedes mantener tu cabeza cuando todos a tu alrededor 
la han perdido y te culpan por ello, 
si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti 
pero siendo, también, indulgente con sus dudas; 
si puedes esperar y no cansarte por la espera,
o siendo engañado no engañar
o siendo odiado no dar lugar al odio
y además, no apareces como demasiado bueno 
ni hablas como demasiado sabio.

Si puedes soñar - y no hacer de los sueños tu maestro;
si puedes pensar - y no hacer de los pensamientos tu objetivo, 
si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre
y tratar por igual a los dos impostores;
si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por granujas que engañan a los tontos,
o ver rota la obra de tu vida
y agacharte y reconstruirla con viejas herramientas.

Si puedes amontonar todas tus victorias
y arriesgarlas, en un solo turno, a la rayuela, 
y perder y comenzar otra vez desde el principio,
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, tus nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de lo pasado,
y mantenerte así cuando nada hay en tí,
salvo la voluntad que les dice: “¡resiste!”

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes, sin perder el sentido común,
si ni enemigos ni fieles amigos pueden dañarte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes rellenar el inexorable minuto
con los sesenta segundos de trabajo que lo recorren,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella;
y -lo que es más- serás un hombre, ¡hijo mío!


Rudyard Kipling