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miércoles, 19 de junio de 2019

SOLO EXISTE UN ENEMIGO… (Capitán Ryder)


…para un buen número de pastores, y no es Satanás.
En épocas de confusión, esta lo es especialmente, es importante analizar adecuadamente lo que dicen y hacen los líderes de distinto tipo. También cobra importancia detenerse en aquello de lo que no hablan y a lo que no señalan.
Es evidente que hacer especial hincapié en una cosa puede deberse a múltiples razones, y entre ellas no tiene porque estar la de la sinceridad. De hecho, puede deberse a la necesidad de evitar poner los focos en otros temas que serían especialmente incómodos. Así, cual trileros, van escondiendo la bolita al incauto.
Este actuar, típico de la política actual, es evidente también entre los hombres de Iglesia. Y haría bien el fiel en estar alerta, nunca el campo católico ha estado tan minado como ahora.
Viene esto a cuenta de unas declaraciones del Cardenal Ravasi en las que dirige unas cuantas andanadas al político italiano Matteo Salvini.
Pongámonos en contexto; mitin de Matteo Salvini rosario en mano:
“Amamos la Madonnina (la virgen del Duomo) que nos mira desde ahí arriba”, “Nos entregamos a las mujeres y a los hombres de buena voluntad, a los seis patronos de Europa: San Benito de Nursia, San Cirilio y San Metodio, Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz”, “Os entregamos nuestro destino, nuestro futuro y nuestros pueblos. Y yo entregaré personalmente vuestra vida y la mía al corazón inmaculado de María, que estoy seguro que nos llevará a la victoria”.  Estas frases las acompaña de una defensa de su política migratoria frente a la del Papa Francisco, que al ser nombrado recibe abucheos por parte de los asistentes.
Rápidamente encuentra respuesta desde el Vaticano, a través de filtraciones y de declaraciones, nada menos, que del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin.
El último en sumarse a la fiesta es el Cardenal Ravasi, quien en declaraciones al Corriere de la Sera manifiesta:
“fe y religión no son sinónimos, incluso aunque están conectadas. La fe es una experiencia existencial, una elección radical. La religión es la manifestación exterior. Blandir el Evangelio, mostrar el Rosario, besar el crucifijo no necesariamente te hace un creyente».
«son signos que en sí mismos no representan la autenticidad de la creencia. Cristo condena a quienes toman los primeros lugares en la sinagoga, a quienes extienden el filattèri, los pergaminos con los versos de la Torá. Cristo perdona todos los pecados, pero no puede soportar la hipocresía. La auto-salvación no existe. Uno no se salva por manifestaciones externas, sino por una profunda adhesión a las elecciones morales y existenciales. No es el gesto ritual lo que salva. El sacramento es opus operatum, un acto objetivo marcado por la presencia divina, pero también opus operantis, un acto subjetivo, una elección vital y moral. De lo contrario es un ritual mágico. Magia».
Podríamos responderle que ser Cardenal tampoco obedece necesariamente a que profeses la fe católica. Su caso es una manifestación evidente.
Así, en el año 2016, se publicaba la siguiente noticia en Infocatólica:
El cardenal dice en el artículo -cuyo título no es atribuible a él sino al medio en que ha sido publicado- que la Masonería tienen una visión del hombre «basada en la libertad de conciencia y el intelecto y en la igualdad de derechos» y, por otro, «un deísmo, que reconoce la existencia de Dios, pero deja abierta la definición de su identidad». 
El cardenal Ravasi reflexiona en su artículo sobre la relación entre la Masonería y otras iglesias cristianas. Recuerda que muchas Respetables Logias inglesas se nutren del clero de la Comunión eclesial Anglicana y que fue un pastor presbiteriano quien redactó las Constituciones de la Masonería Regular, en las que se afirma que un masón «no sera nunca un ateo estúpido ni un libertino irreligioso».
El artículo no cuestiona las diversas declaraciones de incompatibilidad por parte de la Iglesia Católica de una doble membresía, pero añade que estas «no impiden, sin embargo, el diálogo». El cardenal Ravasi hace un llamamiento a superar las actitudes de «ciertos ambientes católicos integristas» y pide «ir más allá de la hostilidad, los insultos, y los prejuicios recíprocos».
El Gran Maestro del Grande Oriente de Italia, Stefano Bisi, ha realizado ya una valoración del artículo del purpurado, que sólo ha sido difundido hasta ahora en italiano:
«Me alegra saber que ha hablado de la Masonería sin prejuicios y con la amplia visión cultural que lo caracteriza, y que, más allá de las aclaraciones y de la posición oficial y escrita de la Iglesia ampliamente conocida, ha reconocido, sin ideas preconcebidas, que entre estas dos realidades existen también valores comunes que nos unen y que, sin embargo, no anulan los diferentes puntos de vista y las marcadas diferencias».
Dicen que antes se pilla al mentiroso que al cojo.
Aquí tenemos a la Iglesia post-Vaticano II en todo su esplendor. Hay que dialogar y abrazarse a todos: comunistas, socialistas, liberales, masones, nadie queda excluido. Tampoco sus ideas, que son respetables y a las que la Iglesia debe prestar la debida escucha.
Las condenas de otras épocas han pasado a la historia, eran fruto del integrismo, nada que no se pueda superar a través del diálogo. Todo eso nos dicen día y noche.
Pero, ¡oh cielos!, ahora llega Salvini, del que por ahora me reservo la opinión, y con este no hay diálogo posible, ni escucha, hay que lanzarse al ataque. Un cardenal, y otro, y otro…
Se ve que la apertura al mundo era como el discernimiento; caso por caso. Como este, no responde a los parámetros de lo que está bien o mal, barreras ya superadas, sino a coordenadas exclusivamente ideológicas.
Y así se va destruyendo la Iglesia, y cambiando la Fe por un naturalismo sin ninguna transcendencia, justo lo que es la masonería. No es extraño que este Cardenal la vea con tanta simpatía, su fe es muy cercana a la enseñada en las logias.
Lo dicho, sólo hay un enemigo para estos pastores, los políticos denominados populistas. No el comunismo chino, muy cercano a la doctrina social de la Iglesia según comentó otro Cardenal, no las políticas Neo Maltusianas, promotoras del aborto disfrazado de ecologismo, esas políticas representadas en Jeffrey Sachs pueden asesorar al Papa en la redacción de la Laudato Sí, no la Teología de la Liberación que será rehabilitada a través de beatificaciones de risa o levantamiento de sanciones  a los Ernestos Cardenales de turno, no a los sacerdotes, obispos o cardenales abusadores que encontrarán defensa y protección hasta que ya sea demasiado evidente.
No, centremos nuestros esfuerzos en Matteo Salvini. Lo dicho, en épocas de confusión seguir el rastro de migas que van dejando algunos ayuda mucho a encontrar la salida.
Capitán Ryder
http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=26032

lunes, 17 de junio de 2019

Cardenal Ravasi: “Besar un crucifijo no te convierte en creyente” (Carlos Esteban)



Blandir un rosario o besar un crucifijo no te convierte en creyente, ha declarado al Corriere della sera el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Pontifico Consejo para la Cultura, en la enésima crítica al líder de la Liga, Matteo Salvini.

“Son signos que por sí mismos no representan la autenticidad de la creencia”, señala el cardenal Ravasi en la larga entrevista concedida al diario italiano Il Corriere de la sera. “Cristo condena a quienes ocupan los primeros puestos en la sinagoga, a quienes alargan las filacterias […] Uno no se salva por manifestaciones externas, sino por una profunda adhesión a las elecciones morales y existenciales”.

Por supuesto, el cardenal tiene toda la razón del mundo. Besar un rosario no te hace católico. Matteo Salvini, presumiblemente, está bautizado, y eso sí te hace católico mientras no apostates, aunque seas un pésimo católico. Naturalmente, tampoco vestir de rojo te convierte en cardenal, ni de púrpura en obispo.

La disonancia cognitiva en la cúpula eclesial empieza a ser alarmante, bajo esta ‘renovación’ que ya ha acelerado la ‘fuga’ de católicos a ritmos desoladores y que parece decidida a continuar hasta quedarse solos. Oímos casi cada mes cómo nos piden que hablemos y callemos, en días alternos; cómo el silencio es bueno y es malo, según y cómo. Y después de asegurarnos una y otra vez que la maledicencia es lo peor de lo peor, al nivel del terrorismo, llega un curial para insinuar que Salvini no es verdaderamente católico, que es sólo un hipócrita, o al menos que su invocación a los símbolos católicos, raíz de la nación que pretende gobernar, lo es.

Claro que Ravasi sigue en este ‘doblepensar’ al propio pontífice, que en una reciente entrevista concedida a Televisa insinuó que Carlo Maria Viganò había denunciado por dinero la connivencia vaticana con el ex cardenal McCarrick, condenándose a una vida de fugitivo, y que perder en un juicio de herencias sin ninguna relación -ni interés- probaba de algún modo que su testimonio no era fiable, pese a que no ha hecho más que confirmarse desde que fue publicado.

Pero si el signo no es la cosa, si besar un rosario no te hace necesariamente católico, lo contrario es más dudoso. De la abundancia del corazón habla la boca, dice la Escritura. Tener gestos de cariño con alguien puede ser hipocresía; que el amor no se exprese en signos visibles, aparentes, es ya más raro.

Como es raro representar una fe que cree que cada uno de nosotros ha sido redimido y tiene en su mano aceptar esa redención y vivir por toda la eternidad en la Casa del Padre o, por el contrario, rechazarla y elegir una eternidad de tormento, y apenas hablar de ello, prefiriendo insistir en cuestiones políticas del momento que ya cuentan con sus activistas y representantes.

Puede haber manifestación exterior sin adhesión interior, naturalmente; pero es mil veces más raro que haya adhesión interior, fe, sin manifestación exterior. Cuesta creer en la convicción de personas que dicen creer en el vertiginoso dilema que es la vida de todas las almas en este mundo pero que no lo predican ‘a tiempo y a destiempo’, enredados en problemas mundanos de cuestionable solución.

Carlos Esteban

martes, 4 de diciembre de 2018

Cardenal Ravasi: muchos clérigos ignoran que somos una minoría (Carlos Esteban)



Muchos clérigos siguen viviendo como si estuvieran “en el pueblecito todo los domingos por la mañana, cuando suenan las campanas, todos se apresuran hacia la iglesia”, ironiza el cardenal Gianfranco Ravasi presidente del Consejo Pontificio para la Cultura. Lo que domina en Occidente, dice Ravasi, no es ni siquiera verdadero ateísmo, sino una especie de apatía religiosa.

El cardenal Gianfranco Ravasi presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, ha querido recordar a los católicos y muy especialmente al clero que los fieles somos desde hace tiempo una minoría en medio de una cultura que, dice en un entrevista concedida al diario italiano Il Corriere de la Sera, está dominada no tanto por un ateísmo real como por “una especie de apatía religiosa: no importa si Dios existe o no”.

Ravasi, que acaba de concluir en la Universidad Gregoriana de Roma una conferencia internacional sobre el destino de los inmuebles destinados al culto que la Iglesia se ve obligada a vender -“¿Dios ya no habita aquí?”-, hace referencia a esta realidad pareja a la descristianización de nuestra cultura y que afecta potencialmente a un patrimonio, solo en Italia, de más de 65.000 iglesias para un número cada vez menor de fieles y pastores.

La descristianización no ha llevado, dice Ravasi, a una cosmovisión coherente rival, sino a un ateísmo práctico en el que cada individuo debe construirse su propio sistema moral, según lo vea conveniente y ajustado a sus preferencias personales.

Ni siquiera las encuestas sobre las que se basan las estadísticas oficiales tienen mucho sentido. Uno puede denominarse a sí mismo cristiano a efectos de una encuesta, dice Ravasi, pero eso a veces significa muy poco. En relación a esto recuerda cómo, hace algún tiempo, escribió en la red social Twitter: “Fui extranjero y me acogiste”. El comentario causó un considerable revuelo en medio del encendido debate sobre la inmigración masiva pero, recuerda el cardenal, la mayor parte de los que le respondieron “ni siquiera entendieron que estaba citando el Evangelio según San Mateo, 25:43”.

Ravasi plantea que existen dos alternativas como reacción a este entorno. La primera la detecta en el comportamiento de muchas iglesias protestantes: ceder a la tendencia, retirarse y limitar al mínimo las declaraciones religiosas y morales. El cardenal considera que esta postura es un error. “La presencia de los creyentes, aunque sean pocos, debe ser un grito, no un susurro”, dice Su Eminencia. Es mejor preservar el núcleo del mensaje cristiano: “los Diez Mandamientos, el Sermón de la Montaña, la Verdad, la Vida y la Muerte”.

Sin embargo, añade Ravasi, estas verdades deben proclamarse de modo que se entiendan hoy en día, en un lenguaje y unos medios adecuados. El Papa Francisco es ejemplo de ello, dice, “cuando habla en frases cortas y sencillas, usando imágenes creativas como hace Jesús, describiendo cosas tangibles en el mundo virtual”.

Carlos Esteban