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sábado, 28 de octubre de 2023

"Credo. Compendio de la fe católica", por Monseñor Athanasius Schneider


“ Yo creo. Compendio de la fe católica ” de Monseñor Schneider. Una guía segura y autorizada en este clima oscuro.

Al final de su discurso en el lanzamiento del Credo en Roma, Mons. Schneider dijo:

“Pedimos humildemente al Señor que nos conceda, por intercesión de Nuestra Señora, la gracia de poder decir: “Conozco mi fe católica. No permitiré que me confundan. Por esta Fe estoy dispuesto a morir." 

Encontré algunas apreciaciones autorizadas, que comparto:

Que esta obra resulte ser una gran herramienta para quienes buscan explorar más profundamente la verdad de Jesucristo . (+ Obispo Joseph Strickland)

El credo es una herramienta importante en la obra misionera esencial de la evangelización y la apologética al proclamar la verdad salvadora de Jesucristo a nuestro mundo que tan desesperadamente la necesita. (+ Cardenal Robert Sarah)

Mons. Schneider da voz a la tradición viva, mostrando que no sólo está viva, sino que tiene el poder de cambiar nuestras vidas, de hacernos santos. Creo que este libro hará mucho bien . (Dr. Scott Hahn)

“ Yo creo. Compendio de la Fe Católica” de Mons. Atanasio Schneider.


El libro Credo está siendo publicado estos días en inglés por la editorial católica Sophia Institute Press de Manchester (New Hampshire, Estados Unidos) . Compendio de la fe católica , por monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Santa María en Astana, Kazajstán.

Escrito para los pequeños y simples, en un lenguaje accesible y comprensible incluso para personas que no son expertas en cuestiones teológicas, siendo preciso y fiel a la doctrina de la Iglesia, este Compendio expone la verdad de la Fe y la Tradición católicas frente a de la complejidad del momento actual.

La completa transmisión de la fe, la moral y la Sagrada Liturgia recibidas de la Iglesia es deber y responsabilidad de todo obispo católico, y ello en virtud de la consagración episcopal. Ni el Papa, Vicario de Cristo, ni los obispos son propietarios del Depositum fidei ni de la Sagrada Liturgia, ni pueden disponer de ellos a su discreción. Ni siquiera tienen el poder de proponer nuevas formas de expresión de la doctrina católica, excepto en el mismo sentido que la Tradición. 

A este respecto es muy significativo el comentario de San Vicente de Lerins en el Commonitorio:

La autoridad del Apóstol se manifestó entonces con toda su severidad: "Si incluso nosotros mismos, o un ángel del cielo, os anunciare un evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gal 1, 8). . ¿Y por qué dice San Pablo “aunque nosotros mismos” y no “aunque yo mismo”? Porque significa que aunque Pedro, o Andrés, o Juan, o todo el colegio de los Apóstoles, anunciaran un Evangelio diferente del que os anunciamos, sea anatema. Tremendo es el rigor con el que, para afirmar la fidelidad a la fe primitiva, no excluye ni a sí mismo ni a los demás Apóstoles.

Nunca antes el pueblo católico había tenido a su disposición tal cantidad de textos del Magisterio. Sin embargo, nunca antes se había perdido la fe como hoy. Esta es una aparente contradicción. La fuerte disminución, en Occidente, en el período posterior al Concilio Vaticano II, de la asistencia a la Santa Misa, a los bautismos, a los matrimonios católicos, a las primeras comuniones, a las confirmaciones, a las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, a la pérdida de los obispos como autoridades morales en en todos los países, el enorme abandono tanto del ministerio sacerdotal como de los votos religiosos, todo esto sucedió por graves razones. Algunos atribuyen una situación tan dramática al Concilio Vaticano II, otros al llamado "espíritu del Concilio", otros a la situación mundial actual, otros a una combinación de estos factores, pero el hecho real está ahí, en frente a nosotros. Reconocerlo en toda su amplitud, profundidad y dramatismo, tanto en el seno de la Iglesia como en el estado caótico del mundo actual (elementos conexos), constituye el punto de partida para buscar una salida sobrenatural y natural a una crisis, la actual, que según para algunos es la más grande en la historia de la Iglesia.

Por otra parte, nadie puede negar que, dada la grave división del cristianismo debido a la desafortunada obra de Martín Lutero en sus diversos aspectos religiosos, políticos, sociales y culturales, el Concilio de Trento y el "movimiento de contrarreforma" tenía el poder, a diferencia del Concilio Vaticano II, de abordar la herejía y salvaguardar toda la fe católica dentro de la Iglesia, reconquistando muchos países con raíces católicas.

El Compendio del obispo Schneider , que expone claramente la fe, la moral y la liturgia católicas, aborda numerosos y complejos temas actuales marcados por una gran confusión . Los afronta sin temor a nadie, excepto a Dios -ante quien todos debemos rendir cuentas- y sin los condicionamientos mentales y comportamentales impuestos por el compromiso con el mundo civil y eclesiástico, que en muchos casos se traduce en un silencio sensacional.

Hoy contamos con el precioso testimonio [ aquí ], a favor de la verdad, del obispo de Tyler (Texas), monseñor Joseph Strickland, que todos debemos acompañar con la oración.

En el Compendio , en más de 400 páginas y con 607 citas de documentos de la Iglesia, el obispo Schneider aborda, entre otros, los siguientes temas:

Transhumanismo [ aquí ], Pentecostalismo, El significado de la persecución de la antigua Misa tradicional y el problema de la "obediencia" que genera esta persecución [ aquí ], El culto a la Madre Tierra [ aquí ], Los métodos asiáticos de meditación, El sacerdocio o el diaconado femenino, El uso de las redes sociales, Ciencia y evolución, La guerra justa, La pena de muerte [ aquí ], Ideología de género [ aquí ], Modestia, Vacunas y mandatos sanitarios [ aquí ], Religiones del mundo, Oración verdadera , La educación de los niños y la escuela, La compleja cuestión de la libertad religiosa [ aquí - aquí ] y la libertad de expresión, Escándalos en la Iglesia, La infalibilidad, los grados del Magisterio y el error, La pornografía y el error, la educación sexual, El trabajo dominical y la forma de adorar a Dios , Comunismo y Masonería, Globalismo, El movimiento carismático, El consumo de marihuana y drogas, El sentido de una auténtica renovación de la Iglesia y mucho más.

¿Era necesario otro Credo o Compendio de la Fe Católica , dado que tanto el Catecismo de la Iglesia Católica como su correspondiente compendio fueron publicados recientemente ?

Leyendo el Compendio del obispo Schneider encontramos, por primera vez en los últimos sesenta años, una exposición de la fe, la moral y la liturgia católicas que contiene numerosas citas del riquísimo magisterio anterior al Vaticano II. También hay buenos pasajes del Vaticano II, por ejemplo del Sacrosanctum Concilium , en relación con el Mediator Dei de Pío XII, la Quanta Cura de Pío IX, la Libertas Praestantissimus de León XIII, etc. La Iglesia no comenzó en 1962: este es un hecho que siempre hay que subrayar.

El Compendio del obispo Schneider también aborda implícitamente la cuestión de las causas de la crisis actual, revelando las ambigüedades inherentes al propio Vaticano II y a los documentos posteriores, incluido el Catecismo de la Iglesia Católica , además de citar las contribuciones del Magisterio actual cuando está en continuidad con la fe y la Tradición de la Iglesia. En la lectura frecuente de estos documentos, a menudo se nos escapan afirmaciones que, examinadas más de cerca y en su verdadero significado, no son compatibles con la doctrina de la Iglesia o la diluyen de manera casi imperceptible.

Agradecemos a Monseñor Schneider por el excelente trabajo realizado y animamos a los lectores a adquirir el Compendio ya disponible en la editorial Sophia Institute Press o en Amazon, en inglés. Esperamos poder tenerlo pronto también en otros idiomas. Oramos para que pronto vuelva a brillar en la Iglesia la pureza de su doctrina, de su moral y de su liturgia, para que podamos distinguir sin duda el trigo de la cizaña, para mayor gloria de Dios y salvación de las almas.

Terminamos estas líneas citando el final del prólogo del autor del Compendio :

“Que los santos Apóstoles, Padres y Doctores de la Iglesia intercedan por todos los que utilizan este Compendio, para que puedan recibir muchos beneficios espirituales. Que la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre tierna nuestra, dignamente invocada en la Iglesia como Destructora de todas las herejías y Trono de la Sabiduría, nos proteja con su manto materno y ruegue por nosotros para que seamos dignos de las promesas de su divino Hijo, el Verbo hecho carne, que está lleno de verdad y, estando en el Padre, nos ha revelado toda la verdad (cf. Juan 1, 14,18)”.

FUENTE: INFOCATÓLICA
Un Credo de cara a la apostasía de nuestro tiempo

martes, 20 de diciembre de 2022

Los viles ataques de Satanás al catolicismo tradicional señalan lo que más odia



“Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18)

Las palabras de Jesús reconfortan porque la Iglesia jamás será vencida, pero también advierten que las puertas del infierno intentarán derrotar a la Iglesia, y por momentos parecerán próximas a lograrlo. Cornelius A. Lapide abundó en las palabras de Nuestro Señor en su comentario sobre el evangelio de San Mateo:“Por tanto, con esta palabra Cristo anima primero a su Iglesia para que no se desanime al verse atacada por todo el poder de Satanás y de los hombres inicuos. En segundo lugar, Él, por así decirlo, toca una trompeta para ella, para que ella siempre mire con su armadura puesta contra tantos enemigos, que la atacan con tal odio.”

Cuando vemos a la Iglesia atacada por Satanás, no debemos desesperar, Nuestro Señor nos dijo que pasaría, por lo tanto, nuestra respuesta debería ser confiar en Dios y pelear como verdaderos cristianos.

Satanás siempre le hizo la guerra no solo a la Iglesia sino a toda la humanidad. Hoy percibimos que ataca con más intensidad que la que jamás hayamos visto, y sin necesidad de esconderse. Si bien todos podríamos identificar diversas maneras en las que estos ataques se han hecho más evidentes en los últimos años, los siguientes horrores muestran hasta qué punto Satanás ha aumentado su poder en la sociedad secular:
- La defensa del aborto, no solo como una última instancia a lamentar, sino como un derecho fundamental a valorar.

- El ataque a los niños, particularmente por medio de una pedofilia extendida.

- La promoción agresiva del transgénero y la identidad de género fluido como una verdad no negociable que todos debemos aceptar si deseamos participar en la sociedad.

- La insistencia en que debemos aceptar las mentiras más absurdas y malvadas de parte de nuestro gobierno, los medios de comunicación y los supuestos “educadores”.

- Una creciente tiranía médica que ensalza una “ciencia” auto contradictoria frente al sentido común y la realidad claramente observable.

- El aparente cumplimiento de la advertencia profética de Sor Lucía, que señalaba que “la batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del matrimonio y la familia”.

- El aumento del “Satanismo” explícito, con clubes satánicos en escuelas e inclusos mensajes satánicos en los espectáculos para niños.

Entonces tenemos esto y otros signos evidentes de la creciente influencia de Satanás en la sociedad. Podemos no saber por qué Satanás tiene una influencia más tangible hoy en día, pero no podemos cuestionar que evidentemente es así.

Dado que Satanás está ejerciendo una mayor influencia en la sociedad secular, esperaríamos encontrarlo en condiciones de intensificar su guerra contra la Iglesia. Y sin duda tenemos muchos indicios de su creciente ataque a la Iglesia Católica, incluyendo entre otros:
- La adoración de Francisco a la Pachamama.

- El apoyo del Vaticano a diversas iniciativas anticatólicas del Gran Reseteo, incluyendo la “vacuna”.

- El Sínodo de la Sinodalidad, abiertamente herético e inmoral.

- Los mayores ataques directos y viles de Francisco al catolicismo tradicional, mientras acoge a diversas religiones no católicas.
A la luz de estas realidades irreverentes y otras, podemos ver que las puertas del infierno parecen estar próximas a prevalecer contra la Iglesia. Tal como dijo el cardenal Gerhard Müller sobre el Sínodo de la Sinodalidad en su revolucionaria entrevista con Raymond Arroyo, “si triunfan, será el fin de la Iglesia Católica.”

Sin embargo, debemos reconocer que, a diferencia de los escándalos en las religiones no católicas, todas estas realidades blasfemas son ajenas a la naturaleza de la Iglesia. Satanás y sus seguidores han usado las manifestaciones del espíritu del Vaticano II para atacar a la Iglesia Católica de la misma manera en que un combatiente podría intentar envenenar a su enemigo. No podemos culpar a la Iglesia por estos males, así como no podríamos acusar a la víctima envenenada por el veneno que su enemigo le ha introducido en su cuerpo.

No obstante, para algunos pensadores poco críticos, estos crecientes escándalos provenientes de Roma sugieren que la Iglesia Católica no puede ser la verdadera Iglesia establecida por Nuestro Señor. Pero tal conclusión ignoraría totalmente, o malinterpretaría, las palabras de Nuestro Señor sobre las puertas del infierno — lejos de indicar que la Iglesia no es de Dios, los violentos ataques de las puertas del infierno echan luz sobre la institución que Satanás más odia. De hecho, si leemos las palabras de San Jerónimo, deberíamos concluir que la falta de persecución por parte de Satanás, especialmente hoy en día, sería una prueba concluyente de que la Iglesia no es de Dios: “Sabemos que la Iglesia será castigada por la persecución hasta el fin del mundo, pero no puede ser destruida; será probada, pero no vencida, porque esa es la promesa de un Dios omnipotente cuya palabra es como una ley de la naturaleza.”

Por eso tenemos esta realidad paradójica: como las puertas del infierno están atacando violentamente a la Iglesia, podemos estar seguros que hoy la Iglesia es el único lugar para nosotros. Si no fuera por la promesa de Jesús de que las puertas del infierno no prevalecerían contra la Iglesia, podríamos pensar que es mejor abandonar la Iglesia. Pero la promesa de Nuestro Señor solo se aplica a la Iglesia Católica, que es la única Iglesia que Él estableció — la Iglesia es el único “puerto seguro.” Tal como enfatizó Michael Matt en su reciente video de The Remnant, si abandonamos la fe católica perderíamos esta protección prometida por Nuestro Señor.

Todo esto debiera tranquilizar a los católicos que deciden permanecer en la Iglesia, pero debemos considerar otros dos aspectos para determinar “dónde plantarse” mientras las puertas del infierno intentan prevalecer contra la Iglesia: si debemos ser católicos tradicionalistas; y si los ataques de Satanás a la Iglesia nos imponen ciertas obligaciones específicas.

Primero, debemos reconocer que Satanás no está “atacando” a la Iglesia Conciliar (que Francisco ha apodado convenientemente Iglesia Sinodal). Es más, Satanás utiliza a la Iglesia Conciliar y sus perversiones para hacerle la guerra a la Iglesia Católica. En esta batalla, solo la inmutable fe católica y los católicos tradicionalistas están siendo atacados por los infiltrados. Como tal, debería ser desconcertante para los católicos sinodales encontrar que, si bien Satanás tiene más poder que nunca sobre el mundo y odia a la Iglesia Católica más que a nada en el mundo, sus pastores aplauden la nueva primavera en la que todos los credos (excepto el catolicismo tradicional) son acogidos. Les guste o no, los católicos sinodales están con Francisco, Cupich y el padre James Martin, mientras estos falsos sacerdotes atacan a los católicos tradicionalistas por creer y practicar lo que todos los santos creyeron y practicaron; y por eso Satanás se asegura que las puertas del infierno estén siempre al servicio de la Iglesia Sinodal.

Más aún, Nuestro Señor nos dijo que juzguemos por los frutos, y podemos observar claramente que los frutos del catolicismo tradicional son sencillamente íntegros y genuinamente católicos, mientras que los frutos de la Iglesia Sinodal son asombrosamente pútridos y anticatólicos. Ningún observador sensato puede pensar que la Iglesia Sinodal es la beneficiaria de la promesa de Nuestro Señor, que las puertas del infierno no prevalecerán — es mucho más lógico ver a la Iglesia Sinodal como una parte vital de las puertas del infierno. Por lo tanto, debemos ser “católicos tradicionalistas” sin queremos seguir siendo católicos.

Esta realidad advierte a nuestro análisis la segunda consideración sobre qué actitud adoptar: si la situación nos impone ciertas obligaciones específicas. Claramente, debemos defender el catolicismo tradicional y oponernos a la Iglesia Sinodal y todas sus pompas. Si bien todos podemos desempeñar un papel consistente con nuestro deber de estado, ciertamente los obispos tienen las mayores responsabilidades.

¿Es conveniente que los buenos pastores encuentren escondites cómodos y seguros mientras los lobos devoran el rebaño? ¿No es, acaso, que los pastores tienen la obligación de hacer todo lo posible por ahuyentar a los lobos? Los pastores no se pueden excusar de sus deberes lamentándose porque los lobos son sus compañeros obispos, incluyendo uno vestido de blanco: Nuestro Señor dijo que nos cuidáramos de los lobos con piel de oveja. Si Él hubiera querido decirnos que soportáramos pacientemente a los lobos con piel de oveja, obviamente habría encontrado las palabras para expresar esa idea.

Sobre este punto, debemos considerar los graves daños causados por soportar pacientemente a los lobos a medida que devoran al rebaño. León XIII dejó en claro que nos volvemos cómplices de los enemigos si permanecemos callados: “Estos son nuestros enemigos, cuyo plan es (y ni siquiera lo ocultan, pero lo hablan en el exterior) aniquilar en lo posible, la verdadera religión, la verdadera religión católica. Para lograrlo, no retroceden ante nada; saben bien que la intimidación de las almas buenas simplificarán su objetivo . . . Desistir o guardar silencio frente a tales clamores contra la verdad es debilidad pura o vacilación en la fe. En ambos casos, serían una gran deshonra a Dios. La salvación del alma propia y la de los demás sería puesta en grave peligro, pues tal acción actuaría en favor de los enemigos de la fe, porque no hay nada que avive más la audacia de los malvados que la debilidad de los buenos. . . Permítanme añadir: los cristianos han nacido para luchar.” (del P. A Roussel, Liberalismo y Catolicismo, p. 131).

Por eso tenemos el deber de defender la verdad, lo que significa que debemos defenderla por completo, en la medida de nuestras posibilidades.

También parece apropiado que cada uno de nosotros coopere con la gracia de Dios en la medida de nuestras posibilidades. Si defendiéramos un fuerte atacado por un enemigo que busca torturar y matar las almas inocentes en el interior, indudablemente haríamos todo lo posible por vencer al enemigo. Sabemos que en esta batalla espiritual somos fuertes en proporción a nuestra determinación por hacer la voluntad de Dios como santos. Tal como leemos de San Pablo al comenzar el Adviento, debemos ponernos las armas de la luz:

La noche está avanzada, y el día está cerca; desechemos por tanto las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. Andemos como de día, honestamente, no en banquetes y borracheras, no en lechos y lascivias, no en contiendas y rivalidades; antes bien, vestíos del Señor Jesucristo.” (Romanos 13: 12-14)

Si deseamos defender valientemente frente las puertas del infierno, debemos actuar como si realmente creyéramos lo que Jesús y sus santos enseñaron. Esto significa que debemos esforzarnos por llevar una vida santa.

¿Dónde nos paramos cuando las puertas del infierno parecen próximas a prevalecer contra la Iglesia? Si nos definimos como católicos tradicionales decididos a hacer todo lo posible por defender el Cuerpo Místico de Cristo, Satanás nos odiará. Pero si nos definimos así, podemos tener la confianza absoluta de que Dios jamás nos abandonará y que estaremos entre aquellos que Él utiliza para defender a Su Iglesia de los violentos ataques por parte de las puertas del infierno. 

¡Que la Santísima Virgen María nos ayude siempre a luchar como verdaderos cristianos! ¡Inmaculado corazón de María, ruega por nosotros!

Robert Morrison

Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original:

viernes, 20 de mayo de 2022

Catequesis para bárbaros: el primer mes (Padre Javier Olivera Ravasi)



Queridos amigos de QNTLC: ayer culminamos el primer mes de nuestra «Catequesis para bárbaros». Apenas cuatro clases de las 30 (treinta) que tenemos programadas, si Dios lo permite.

Les confieso que, cuando comenzamos con esta iniciativa que, más que una iniciativa fue una certeza (de esas que San Ignacio llama «sin dudar ni poder dudar»), pensábamos que iba a ser algo que podría atraer a un pequeño grupo de personas necesitadas de recordar -o ver por primera vez- el Catecismo desde cero, un catecismo militante y apologético. Pues bien: nos equivocamos.

Contra toda expectativa, la primera clase fue la más concurrida de todos los vídeos o entrevistas que, hasta el momento, hemos hecho: 1600 personas en vivo y en directo (hoy no bajan de los 1000 semanales en vivo y en directo también), con más de 150.000 reproducciones entre todas las clases.

Y, si contabilizamos esto no es para enorgullecernos ni envanecernos, sino para corroborar una realidad: no hace falta ser San Juan Crisóstomo, ni San Antonio de Padua, ni el máximo orador o genio del mundo para llegar a las almas; hace falta, lisa y llanamente, predicar la verdad pura y dura, como está en el Catecismo pues, si Sansón mató a 1000 filisteos con la quijada de un burro, ¿qué no podrá hacer con un burro entero?

Porque este mundo enfermo tiene sed de Dios, del Dios vivo (ps. 42).

Dejamos aquí las primeras cuatro clases.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE


Clase 1: La existencia de Dios y sus perfecciones https://youtu.be/tQHobfpFFDE

Clase 2: Dios Uno y Trino https://youtu.be/rfPBVjQ8UxE

Clase 3: La creación y los ángeles https://youtu.be/5J1aauKTfJs

Clase 4: Creación del hombre y caída: https://youtu.be/kgjhk3nPveo

domingo, 24 de abril de 2022

Catequesis para bárbaros. Curso introductorio y gratuito (Padre Javier Olivera Ravasi)



DURACIÓN 1:18 MINUTOS


– «Ah… ¡si hubiera estado allí con alguno de mis francos!» – decía el bárbaro Clodoveo mientras escuchaba el relato de la Pasión de Cristo.

– «Si hubieses estado allí también lo habrías crucificado -respondió el obispo San Remigio.

La catequesis en la antigüedad era el paso inicial, el primero y principal para comenzar la vida cristiana; una vida que, si no es alimentada o lo es, pero sin alimento sólido, poco a poco termina por morirse.

Porque, al final de cuentas, la vida cristiana es también una vida.

Respondiendo al pedido de muchos amigos y suscriptores de este sitio, comenzaremos a partir de este próximo jueves 28 de Abril de 2022 a dictar una serie de clases acerca de Catecismo básico, destinado, tanto a quienes ya han recibido su formación como a quienes nunca han oído hablar de la vida en Cristo. Pero un catecismo católico, eso sí.

Libre y gratuito

¿Para qué edades estará destinado? Estimamos que, desde los catorce años en adelante, estaría perfecto.

No espere el lector disquisiciones difíciles o comentarios sutiles allí; será algo así como lo que San Agustín planteaba en su «De catechizandis rudibus», es decir, un catecismo para lo que somos hoy en día: bárbaros bautizados. Por eso, un «catecismo para bárbaros».

Encomendamos a la Virgen, hoy «in albis», esta preciosa tarea.

Que no te la cuenten…

martes, 19 de octubre de 2021

El escandaloso nuevo currículo de religión católica (Alicia Beatriz Montes Ferrer)



Hace unos días se ha hecho público el borrador de lo que será el nuevo currículo de la asignatura de religión católica, que de católica tiene poco y de mundano, mucho.

¿Por qué hago tan tremenda afirmación? Pues porque más tremendo es aún el contenido de dicho borrador.

He tenido la santa paciencia de leer lo publicado sin quedarme sin uñas y la verdad es que ahora entiendo más claramente porqué la Conferencia Episcopal española (filtro por donde pasan todos los manuales de religión católica que se imparten en los centros educativos españoles) ignoró por completo el informe que publiqué hace dos años.

Para poner en contexto al lector, que quizá ignore a qué me refiero, expondré brevemente dicho informe para, a continuación, mostrar unas cuantas perlas del borrador del nuevo currículo de la asignatura de religión católica que miles de alumnos recibirán a partir del curso que viene 2022/23 en España.

Hace dos años, me llegaron los nuevos libros de la asignatura que imparto: religión católica de la editorial SM (editorial de obligatoria elección por parte del centro en el que trabajo). Era septiembre cuando comencé a elaborar las programaciones y conforme iba indagando en el contenido más perpleja me iba quedando. Así que con la costumbre que me caracteriza de llegar hasta el fondo, mi investigación minuciosa comenzó, analizando todos y cada uno de los personajes allí expuestos como referentes de consulta, sus artículos, las ONG, asociaciones, páginas webs… de esta manera me topé con nada más y nada menos que una enorme carga ideológica que nada en absoluto pinta en estos libros católicos.


Ideología de género, teología de la liberación marxista, inmigración, ecologismo y ecumenismo, son los temas principales que aparecen y que como bien sabemos, son precisamente los que están en boca de los políticos progresistas y en la Agenda 2030.

Tal fue la extensión de mi trabajo de investigación que quedó a modo de informe[1] y lo quise compartir entrado el curso siguiente, especialmente para los docentes y padres, con el fin de que estuviesen al tanto.

Han pasado dos años desde que se hizo público, nadie ha movido un dedo, los libros siguen igual, pero ahora me encuentro con que el contenido de este borrador del currículo de religión católica sigue la misma línea que los libros de SM. (¿Fueron adelantados a su tiempo?)

De esta manera, en el borrador, encontramos contenido propio de lo que debe estar en el contexto católico (no todo iba a ser tan malo), sin embargo, disfrazados con un lenguaje cristiano, sutil y familiar, objetivos y contenidos que sugieren que el alumno aprenda la lucha por erradicar la exclusión, la pobreza, la violencia y la injusticia, a la par que la denuncia de las desigualdades entre hombres y mujeres. Todo envuelto en un lenguaje inclusivo, pero que remiten a la protección de los colectivos más vulnerables (las mujeres: propio del feminismo radical; los LGTBI+ (ideología de género), inmigrantes (racismo), musulmanes (sincretismo religioso)… cuyo impulso viene de la mano del pensamiento de la teología de la liberación marxista (TLM) así como el de la ideología de género.

Temas como la construcción de la casa común (de la TLM y la ecoteología) o la convivencia hacia la diversidad y la fraternidad universal, son introducidos para que el alumno vaya concienciándose de que forma parte de un todo global, y que es parte de la ciudadanía universal sin barreras ni identidades propias. Y todo dentro del contexto de las claves del Reino de Dios, que, en la perspectiva de la TLM, remite a los pobres, rechazados, colectivos oprimidos… cuya expansión como modelo sería el ideal a lograr en la tierra, al ser el lugar sin discriminaciones ni injusticias.

Podemos también observar contenidos relacionados con el desarrollo de la multiculturalidad y la diversidad religiosa que nos llevan a un sincretismo religioso donde el cristianismo queda relegado a una religión más, vacía de su verdadero sentido y misión, y Cristo en igual nivel que otros dioses y figuras.

La creación de espacios de interdependencia, la sostenibilidad del planeta, la solidaridad intergeneracional, ecodependencia, igualdad, pluralidad… están presentes en este borrador del currículo, expresiones que nos remiten tanto al ecologismo donde el hombre se presenta como el causante del mal en el planeta por lo que sobran personas en este mundo y a la ciudadanía global, lo que viene siendo el Nuevo Orden Mundial.

Estas ideas se presentan a priori de un modo bastante convincente, como puede ser la adquisición de “hábitos saludables de vida y de consumo responsable” y “un proyecto vital que incluya los valores en relación con el bienestar propio”. En medio de acciones como el reciclaje, no desperdiciar el agua, no contaminar… se introduce esa idea cada vez más extendida de la “responsabilidad” de cuidar el planeta, y esto nos lleva tirando del hilo al evitar nuevos nacimientos. Pero para esto ya disponemos de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), la Agenda 2030, que no podía faltar en el currículo de Religión católica, pues algunas mentes pensantes, se ve que ven muy necesario que la Iglesia se actualice y vaya a la par de los grandes progresismos de nuestros tiempos. De esta manera, se une a la promoción del aborto, la eugenesia y la ideología de género, entre otras perlas preciosas de este entramado ideológico globalizador, cuyos promotores con tanto interés difunden para disminuir la población del planeta, pues ya sabemos, los recursos naturales se les agotan con tantas bocas consumiendo.

Animo, por lo tanto, a participar opinando en la propuesta del currículo de Religión Católica en la LOMLOE, abierto el plazo hasta el jueves 21 de Octubre.

Para participar o bien se hace mediate un formulario[2] o bien enviando un escrito a la dirección del correo[3] que viene en la pestaña de cada etapa educativa: infantil, primaria, secundaria (bachillerato aún en proceso de elaboración)

También se puede utilizar el escrito que la Asociación Enraizados ha elaborado para enviar a la Conferencia Episcopal española[4].

Yo como maestra de religión católica no impartiré estos contenidos, evidentemente, y me centraré en el verdadero sentido cristiano de la Iglesia católica. Pero ¿cuántos más lo harán? Me temo, querido lector, que la gran mayoría de docentes están ya totalmente ideologizados con estos postulados que se respiran hasta en el aire. Así que sálvese quien pueda, que con la Iglesia hemos topado y muchos padres están en la inocencia aún, pensando que sus hijos están recibiendo una verdadera educación cristiana…

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER




[4] https://enraizados.org/alertas/participa-con-tu-opinion-en-el-borrador-del-curriculo-de-religion-catolica/?smclient=03e1d9bc-d86e-11e8-ba89-3cfdfeb6e6ec&smconv=86e0bb3e-4696-46d4-816b-3ef3325400c8&smlid=3

viernes, 8 de enero de 2021

Tradicionalistas Vs Conservadores. Un artículo de Alberto Mensi

 MARCHANDO RELIGIÓN


En un reciente artículo de Roberto de Mattei(1), el autor hace algunas consideraciones acerca de divisiones generadas durante el 2020 en el llamémoslo así: campo tradicionalista.

Pareciera que existe una cierta unidad cuando se está en contra de, pero no se da la misma unidad cuando se está a favor de.

Esto me retrotrae a viejas conversaciones tenidas con buenos amigos en las cuales llegábamos a la conclusión de que los tradicionalistas somos conservadores, pero no todos los conservadores son tradicionalistas, aunque se pretendan denominar así.

El concepto de conservador viene de conservar, mantener. En política se denomina conservador a aquel “especialmente favorable a mantener el orden social y los valores tradicionales frente a las innovaciones y los cambios regulares”, también “que sigue las ideas del pasado”(2)

Vemos que en estas definiciones siempre se hace relación a cosas del pasado, consideradas buenas y que se tratan de mantener. Quizás de esto puede venir la confusión en algunas personas y pensar que ser tradicionalistas es simplemente conservar cosas del pasado, por ser del pasado, y como entonces eran aceptadas ahora deberían seguir vigentes tal cual, tan sólo por ser antiguas.

Es comprensible que cuando grupos de personas se encuentran en situaciones donde todo es arrasado (3) por una vorágine (4) de cosas novedosas y extrañas busquen, como un mecanismo de defensa, aferrarse al pasado, a aquellas cosas que les daban seguridad, o en las que podían confiar.

Es comprensible y, más aún, es una reacción saludable.

Pero justamente ese carácter de reacción ante el alud es lo que no puede perdurar, porque si bien es bueno en primera instancia, luego debe ser superada.

Pensemos en una reacción alérgica respiratoria frente a algo que nos arremete. Es algo bueno en primera instancia, pero no puedo vivir en base a reacción alérgica porque termino enfermándome.

Con pluma magistral Federico Wilhelmsen (5) habla, en política, de diversas reacciones que se han dado a principios del siglo XX y dice al respecto de la reacción que, “como tal, carece de personalidad propia, de suerte que su ideología se compone de una serie de negativas”.

Retomando el argumento y resumiendo: ante la avalancha de hechos revolucionarios acaecidos en la Iglesia desde los años 60 muchas personas han reaccionado saludablemente buscando aferrarse al pasado para tener doctrina y práctica ortodoxa, pero con el paso del tiempo se han quedado en ello solamente y siguen en perpetua reacción.

Quede bien aclarado que esa reacción inicialmente es buena y saludable, la cuestión es que no nos podemos quedar simplemente en una reacción, y aquí encontramos la diferencia entre tradicionalistas y conservadores.

Y para no equivocarnos debemos, en la Iglesia Católica, diferenciar la Tradición y las tradiciones, ya que estas existen y valen tan sólo en referencia a aquella.

El P. Julio Meinvielle en su magnífica obra “De la cábala al progresismo”(6) nos va a hablar de las dos grandes Tradiciones que marcan la historia de la Humanidad.

Por un lado la Tradición judeo cristiana comienza en el jardín del Edén. El texto sagrado del Génesis relata esta primera Revelación como una conversación que Dios tenía con Adán y Eva, donde les revelará los principales misterios del cristianismo: la Santísima Trinidad, la Encarnación del Verbo, la vida bienaventurada; no así la Redención pues dependía de la respuesta de ellos a la prueba de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Con el pecado original pierden la gracia y los dones preternaturales pero no la memoria y Dios acudirá en su ayuda suscitando hombres providenciales, luego los profetas y finalmente a Su propio Hijo. Tenemos así una primera y gran Tradición adámica judeo cristiana.

Desde el pecado original y luego con Caín y otros hombres rebeldes se va a ir formando otra tradición a la que se denomina Cábala cainista gnóstica. El pueblo elegido va a ser inficionado de ella en Egipto y principalmente en Babilonia, lo que los llevará al gran enfrentamiento con Cristo y la decisión de matar al Mesías. Desde entonces la Cábala cainista gnóstica sigue creciendo en el mundo con distintos nombres hasta el día de hoy, en que muchos de sus secuaces son los infiltrados en la Iglesia y que el Papa Pablo VI denunció como “el humo de Satanás entró en la Iglesia”.

Dada la presencia de la Tradición y la Cábala, dado su enfrentamiento irreconciliable, es importante conocer qué es la Tradición de la Iglesia y cuáles son solamente sus tradiciones.

La importancia de diferenciar claramente los principios tradicionalistas de los principios meramente conservadores se debe a la necesidad de mantener una verdadera fidelidad a esa Tradición original por encima de todas las cosas, y las distintas tradiciones tan sólo en la medida en que nos mantienen fieles a esa Tradición. Ciertamente hay muchas cosas en el pasado remoto o reciente que son verdaderos tesoros de esa Tradición y debemos conservarlos, pero lo que tenemos que tener en claro es que las conservamos porque forman parte sustancial de esa Tradición, no por el sólo hecho de ser algo bueno o muy bueno del pasado.

Por ejemplo el llamado Misal de San Pío V, obra maestra de teología católica y escuela profundísima para la formación de los santos debe ser cuidado, defendido y dado a conocer justamente porque transmite de la manera más perfecta posible el sentido de la Misa como renovación incruenta del Santo Sacrificio de la Cruz, y todas las palabras, los gestos, los silencios están marcando esto.

Lo defiendo porque es la Joya preciosísima de la Tradición y no solamente porque era el rito que había antes.

Quizás ahora se pueda entender mejor esa expresión del comienzo los tradicionalistas tenemos de conservadores pero no todos los conservadores son tradicionalistas.

No es una cuestión de tiempos sino de doctrina. No es una cuestión de fechas sino de escala de valores.

La Tradición está fundamentada en la Esperanza virtud teologal que me lleva a esperar de Dios la vida eterna bienaventurada. El conservadurismo está fundamentado principalmente en la añoranza de tiempos pasados, lo cual no basta en la lucha total que se desarrolla hoy día.

Que María Santísima Madre de Dios, y San José, nos conserven a todos fidelísimos a las enseñanzas y a la Iglesia de Su Divino Hijo Jesucristo nuestro Rey y Señor.

Alberto Mensi

1 https://www.corrispondenzaromana.it/lanno-di-san-giuseppe-una-grande-opportunita-per-la-chiesa/

2 Diccionario de la lengua española, Edición del Tricentenario, Real Academia Española

3 Arrasar: echar por tierra, destruir R.A.E.

4 Vorágine: aglomeración confusa de sucesos, de gentes o de cosas en movimiento R.A.E.

5 Federico D. Wilhelmsen, El problema de occidente y los cristianos, Sevilla 1964

6 P. Julio Meinvielle, De la cábala al progresismo. Les ponemos el link para que puedan leer esta maravillosa obra del gran pensador argentino: 

lunes, 25 de marzo de 2019

Acerca del limbo, intentando contestar a unas preguntas realizadas por niños de 12 y 13 años (José Martí)



Del 7 al 16 de septiembre de 2013 traté en este blog sobre el tema del limbo, como puede comprobarse en los siguientes enlaces: 

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Anexo

A modo de resumen se podría decir que la existencia del Limbo no es un dogma de fe; y, sin embargo, negar su existencia podría poner en peligro la existencia del pecado original y, por tanto, la necesidad de la Redención.

Si algo quedó claro es que en estado de pecado, aunque se trate del pecado de naturaleza (pecado original) con el que todos nacemos y no de pecados personales, es imposible la entrada en el Cielo. Los niños no bautizados se encuentran en esa situación. Por lo que, al menos, en el presente eón, debe de existir algún lugar, de felicidad natural, al que irían estos niños, dado que, al no haber cometido pecados personales, no irían al infierno, obviamente: si tal ocurriera Dios sería injusto, pero Dios es infinitamente justo. Pues bien: a ese lugar le llamamos limbo. El limbo no es lo mismo que lo que se conoce con el nombre de Seno de Abraham; la nota esencial de este último lugar es que es ahí donde se encontraban los justos del Antiguo Testamento, en una situación de espera de la venida de Jesucristo. Cuando se dice que Jesús descendió a "los infiernos", con la palabra "infierno" se designa el Seno de Abraham. Con la muerte y resurrección de Jesucristo, las puertas del cielo quedaron abiertas para ellos, viendo así cumplidas las promesas que Dios les hizo; y que se pueden leer en el Antiguo Testamento. El Seno de Abraham era un lugar existente previo a la muerte de Jesús, pero Cristo, muriendo en la Cruz, por su inmenso Amor, rescató de ese lugar a los justos que, ahora, están con Él en el Cielo. El Seno de Abraham ya no existe.

Hablando de este tema con dos jovencitos, de 12 y 13 años, me encontré con la "sorpresa" de que ellos piensan que el limbo es algo temporal, y que sólo durará hasta que llegue el final de los tiempos: una vez que todo acabe, el limbo dejará de existir, quedando sólo el Cielo y el Infierno ... pues Dios, en su infinita misericordia, haría partícipes de su gracia a quienes estuviesen entonces en el Limbo, dándoles así la posibilidad de entrar en el Cielo: esto ocurriría cuando se acabara la historia.

Escribo a continuación la respuesta que les di a las preguntas que me iban haciendo:

- En principio, les decía, está claro que, en estado de pecado, aunque sea el pecado original [ pecado de naturaleza, pero pecado, al fin y al cabo], no es posible entrar en el Cielo. Dicho esto -y puesto que nos encontramos en el terreno del Misterio y de la Misericordia de Dios- hay que añadir que -estrictamente hablando- sólo Dios sabe quién se salva y quién se condena ... o bien quien es salvado del Limbo.

- Me preguntaron: ¿se puede decir, con total seguridad, que no hay nadie, absolutamente nadie que pueda estar en el Cielo si no ha sido bautizado? ¿Ni siquiera los niños que no hay llegado a nacer porque han muerto antes, en el seno de su madre? Tal vez, si hubiesen nacido, lo más propio es que la mayoría de ellos habrían sido bautizados. Sin embargo, sin culpa alguna de su parte, no han tenido esa posibilidad. Pensamos que eso no es justo.

Les expliqué que Dios no está obligado a dar a todos su gracia: ésta es un puro don gratuito y no es exigible por nuestra naturaleza. Además, aunque no vayan al cielo, no sufrirán, sino que se encontrarán en un estado de felicidad natural. Les expliqué que una vez que pasamos de esta vida a la otra, nuestra situación, por toda la eternidad, será aquella en la que nos encontremos en el momento de la muerte. Las oportunidades se tienen sólo en esta vida. Y no hay otra. Después ya no se puede merecer. 

No obstante, no descarto que Dios, que es Todopoderoso y Misericordioso, pueda actuar en el sentido de conceder su gracia a algunos de ellos; o tal vez a todos, si lo preferimos así, pero esto es algo que no se puede saber. Nadie puede saberlo. Lo que sí es cierto es que no se puede negar "alegremente" que el limbo no exista, amparándose en la idea -por otra parte cierta- de que la existencia del limbo no es ningún dogma de fe. La razón ya se la había dicho al principio: su negación conllevaría la no existencia del pecado y la no necesidad de la Redención, lo que daría al traste con toda la Doctrina Cristiana.

No quedaron muy convencidos. Lo curioso del caso es que me dejaron también a mí en duda: ellos no discuten que el Limbo no exista. Lo que discuten es que sea eterno. Piensan que, al final de los tiempos, el limbo dejará de existir. Y a los habitantes del limbo Dios los llevará, entonces, consigo, al Cielo. De ese modo, no se pone en duda la existencia del pecado y la necesidad de la Redención por Jesucristo. Y, por otra parte, parecería que así el Amor de Dios y su Poder se manifestarían en toda su Plenitud.

La verdad es que me pusieron en un verdadero aprieto: Les dije que lo estudiaría mejor y que escribiría en el blog la respuesta a su pregunta. Ciertamente, es preciso dejar muy claro que siempre se da la posibilidad de la misericordia divina, la cual es infinita. En ese sentido, la idea de estos niños, ya adolescentes, podría considerarse como una hipótesis plausible y bastante probable ... pero no es algo que pueda afirmarse de un modo apodíctico: ¡sería peligroso hacerlo, como puede verse en lo que digo a continuación!

Es preciso llevar mucho cuidado con los términos que se utilizan cuando se habla. Y, en cualquier caso, hay que estar en todo momento a lo que la Iglesia siempre ha dicho. Éste es el patrón de conducta de un católico que lo quiera ser de veras: no debe anteponer sus opiniones personales a lo que la Iglesia ha establecido. Y esto en todos los casos. En este caso concreto, si se admite que Dios salvaría a todos los que se encuentran en el Limbo, no se entiende por qué no salvaría también entonces a los que se encuentran en el infierno ... e incluso al mismo Satanás y a toda su cohorte: es lo que se conoce como teoría de la apocatástasis, debida a Orígenes (184-254), que reaparece posteriormente en Escoto Eriúgena y Schleiermacher; y que fue condenada por la Iglesia en los siguientes documentos: 

(1) En el Sínodo de Constantinopla (a. 543);
(2) En el Concilio Constantinopolitano II (a. 553);
(3) En el Concilio IV de Letrán (a. 1215);
(4) En la Constitución Dogmática Benedictus Deus, de Benedicto XII (29 enero de 1336)


De manera que, sea de ello lo que fuere, y aceptando siempre lo que la Iglesia mantiene, sin sombra alguna de duda, hay que estar abierto en toda situación a aquello que es lo esencial; a saber, hay que dejar siempre abierta la puerta a la gracia y a la misericordia de Dios, que son las únicas que nos pueden salvar. Insisto: manteniendo siempre, con fuerza, y en primer lugar, lo que la Iglesia ha enseñado a lo largo de veinte siglos de Historia. Rebelarse contra la Iglesia, la Iglesia perenne, es rebelarse contra Dios. Esto no debe olvidarse (nos referimos, claro está, a la Iglesia de siempre, puesto que la Iglesia no nació ayer ni hace cincuenta o sesenta años, como algunos, ingenua o maliciosamente, piensan).

Antes de dar fin a esta entrada, consciente, como soy, de que no he conseguido la aquiescencia completa de mis estimados "jovencitos", me gustaría añadir algo más, pensando en voz alta. Y me voy a referir al tema de los infiernos.

Lo primero de todo es decir, cuando se habla de los "infiernos", que -según santo Tomás- los infiernos eran cuatro (ahora tres): el de los condenados, el purgatorio, el limbo de los justos (o Seno de Abraham) y el limbo de los niños. El seno de Abraham desapareció con la muerte de Jesús: esos son los infiernos a los que nos referimos cuando rezamos el Credo y decimos de Jesús que "descendió a los infiernos".

Por otra parte, tengo entendido -no recuerdo dónde lo he leído, creo que en la Suma- que tanto en el cielo como en el infierno hay bastantes moradas. Referente al cielo está claro, pues lo dijo el mismo Señor: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Jn 14, 2). En el caso del infierno es de lógica que, por extensión, sea también algo parecido (Dante así lo pensaba, en su Divina Comedia). En otras palabras, que no todos ocupan el mismo nivel, por así decirlo.

Sé que la pena de daño supone la ausencia de la visión beatífica. Sé también que en el purgatorio hay pena de daño y de sentido, pero con esperanza y en el infierno igual, pero sin esperanza. En el limbo de los niños sólo se da la pena de daño y no la de sentido. De ahí su estado de felicidad natural (que no sobrenatural, pues no poseen la gracia santificante).

Mi pregunta concreta -la que yo me hago a mí mismo- es si los que están en el limbo han llegado a ver a Dios antes de ir allí. Yo creo que no, pues entonces ya no podrían ser felices ni siquiera con una felicidad natural. Simplemente no poseen la visión beatífica, ni pueden poseerla (pues no están en gracia), pero tampoco la echan de menos (pues no cometieron pecados personales). Tienen una felicidad natural de conocimiento, como si conocieran el Bien Supremo aristotélico, por decirlo de alguna manera.

Lo que sigue a continuación son disquisiciones personales que yo me hago a mí mismo, razonando el porqué la pena de daño de los niños del limbo es diferente a la pena de daño de los demás.

La pena de daño de los moradores del purgatorio o del infierno sí produce un inmenso sufrimiento, puesto que han visto a Dios, en el juicio particular, y ahora ya no lo ven (con la diferencia de que quienes están en el purgatorio tienen la esperanza de volver a verlo. No así los condenados en la gehenna). A esta pena de daño se le sumará luego la de sentido, después de la resurrección de los muertos, cuando las almas recobren sus cuerpos.
Conclusión: los niños del limbo sufren la pena de daño (no así la de sentido) y no gozan, por lo tanto, de la visión beatífica ... pero esta pena de daño es diferente de la que sufren quienes están en el infierno o en el purgatorio. Estos últimos vieron a Dios y ahora no lo ven [penas de daño "iguales" en principio -y consecuencia de sus pecados personales concretos- pero con la gran diferencia de que los que están en el purgatorio saben que el tiempo en este lugar es pasajero y tendrá un final, de manera que viven con esperanza, lo que no ocurre con aquellos que están en el infierno].
La situación de los niños del limbo es diferente. No poseen la gracia santificante al no haber sido bautizados y no pueden, por lo tanto, gozar de la visión beatífica. Pero no han cometido ningún pecado personal de rebelión contra Dios. De modo que es lógico pensar en una pena de daño diferente a la de los casos anteriores. Pienso, como digo, que no gozarán nunca de la visión de Dios, pero -por otra parte- nunca deben de haberlo visto previamente, porque -de ser así- su sufrimiento (de pena de daño) sería exactamente igual al que sufren los condenados en el infierno (aunque los del limbo no tuviesen la pena de sentido). Y, es más: ni siquiera podrían gozar de una simple felicidad natural, pues ésta estaría empañada por la desesperación de que habiendo visto a Dios no podrán volver a verle nunca más, por toda la eternidad, que es lo que les ocurre a los condenados en el infierno. Dios, que es Justo, con mayúsculas, no puede tratar igualmente a quienes, de un modo definitivo y por voluntad personal, no han querido saber nada de Él que a aquellos otros que -por las circunstancias que sean- no le han negado explícitamente con su voluntad, aun cuando esta negación se encuentre en su propia naturaleza caída ... ¡pero no es igual! Lo propio [siempre según mi opinión, pues yo no soy Dios] sería que se mantuviesen en esa situación de "infierno", en cuanto que no poseen la gracia pero que, por otra parte, no fuesen conscientes de esta situación, al no haberse encontrado nunca cara a cara con Dios. Yo así lo veo.

Tengo la esperanza de que este tipo de consideraciones personales en torno al Limbo ayudará a mis queridos "jovencitos" a clarificar sus ideas. A mí, al menos, me ha ayudado.

José Martí