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sábado, 16 de septiembre de 2023

Bergoglio promueve las falsas religiones



Bergoglio en el encuentro interreligioso de Mongolia el 03/09/2023


El domingo 3 de septiembre, en el teatro Hun de Ulán Bator, Mongolia, Bergoglio[1] llevó a cabo un acto interreligioso junto a otras comunidades religiosas, tanto cristianas como budistas -mayoritarias en Mongolia-, además de musulmanes, chamanes, hindúes, judíos y baha’is. Seguidamente transcribo algunos pasajes relevantes de su discurso[2]:

(…) Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un formidable potencial de bien al servicio de la sociedad.

(…) Quien nos ofrece hoy la oportunidad de estar juntos para conocernos y enriquecernos mutuamente es el amado pueblo mongol, que puede presumir de una historia de convivencia entre representantes de diversas tradiciones religiosas. Es hermoso recordar la virtuosa experiencia de la antigua capital imperial Karakórum, donde se albergaban lugares de culto pertenecientes a diferentes «credos», que daban testimonio de una armonía admirable.

(…) Hermanos, hermanas, por el modo en que logremos la armonía con los demás peregrinos sobre la tierra y en la forma que consigamos transmitir armonía, allí donde vivimos, se mide el valor social de nuestra religiosidad. Cada vida humana, en efecto, y con mayor razón cada religión, tiene que «medirse» en base al altruismo; no a un altruismo abstracto, sino concreto, que se traduzca en la búsqueda del otro y en la colaboración generosa con el otro, porque “el sabio se regocija dando”.

(…) Las religiones están llamadas a ofrecer al mundo esta armonía, que el progreso técnico por sí solo no puede dar, porque, apuntando sólo a la dimensión terrena y horizontal del hombre, corre el riesgo de olvidar el cielo para el cual hemos sido creados. Hermanas y hermanos, hoy estamos aquí juntos como humildes herederos de antiguas escuelas de sabiduría. Al reunirnos hoy, nos comprometemos a compartir todo ese bien que hemos recibido, para enriquecer a una humanidad que, en su caminar, a menudo se encuentra desorientada por miopes búsquedas de lucro y bienestar; y a menudo también es incapaz de volver a encontrar el hilo conductor.

(…) Mongolia, que se encuentra en el corazón de este continente, custodia un gran patrimonio de sabiduría, que las religiones que aquí se difundieron han contribuido a crear, y que quisiera invitar a todos a redescubrir y valorar.


Encuentro interreligioso por la paz en Dhaka, Bangladesh el 01/12/2017

(…) La humanidad reconciliada y próspera, que como representantes de diferentes religiones ayudamos a promover, está representada simbólicamente por ese estar juntos, armonioso y abierto a lo trascendente, donde el compromiso por la justicia y la paz encuentran su inspiración y su fundamento en la relación con lo divino.

(…) en las sociedades pluralistas que creen en los valores democráticos, como Mongolia, cada institución religiosa, reconocida normativamente por la autoridad civil, tiene el deber y, en primer lugar, el derecho de ofrecer aquello que es y aquello que cree, respetando la conciencia de los otros y teniendo como fin el mayor bien de todos. En ese sentido, quiero confirmarles que la Iglesia católica desea caminar así, creyendo firmemente en el diálogo ecuménico, en el diálogo interreligioso y en el diálogo cultural. (…)

Hagamos florecer esta certeza de que nuestros esfuerzos comunes para dialogar y construir un mundo mejor no son vanos. Cultivemos la esperanza. (…) Que las oraciones que elevamos al cielo y la fraternidad que vivimos en la tierra alimenten la esperanza; que sean el testimonio sencillo y creíble de nuestra religiosidad, de nuestro caminar juntos con la mirada elevada hacia lo alto, de nuestro habitar este mundo en armonía, como peregrinos llamados a proteger el medio hogareño.

Comentario personal: Todo esto es modernismo puro e indiferentismo religioso en su más prístina expresión, condenados por la Iglesia innumerables veces de manera inequívoca. Huelga añadir que toda esta inmudicia interreligiosa que practica el apóstata caracterizado y blasfemador serial argentino no constituye en absoluto una particularidad suya, puesto que se basa en los documentos heréticos del CVII -en especial, “Dignitatis humanae”, “Nostra aetate” y “Unitatis redintegratio”-, así como en el pseudo magisterio ecuménico de sus predecesores concilares: los aquelarres multiconfesionales de Asís, organizados por JPII[3] y BXVI[4] en varias ocasiones, son una prueba fehaciente de ello.

Además, el mismo día, luego de la Misa, Bergoglio citó e hizo una apología del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, uno de los modernistas más influyentes del siglo pasado[5]:

La Misa es acción de gracias, “eucaristía”. Celebrarla en esta tierra me ha hecho recordar la oración del padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin, elevada a Dios hace exactamente cien años, en el desierto de Ordos, no muy lejos de aquí. Dice así: “Me prosterno, Dios mío, ante tu Presencia en el Universo, que se ha hecho ardiente, y en los rasgos de todo lo que encuentre, y de todo lo que me suceda, y de todo lo que realice en el día de hoy, te deseo y te espero”. El padre Teilhard trabajaba en investigaciones geológicas. Deseaba ardientemente celebrar la Santa Misa, pero no tenía consigo ni pan ni vino. Fue entonces cuando compuso su “Misa sobre el mundo”, expresando su ofrenda de este modo: “Recibe, Señor, esta Hostia total que la Creación, atraída por Ti, te presenta en esta nueva aurora”. Y una oración similar había nacido ya en él durante la Primera guerra mundial, mientras estaba en el frente, ejerciendo como camillero. Este sacerdote, a menudo incomprendido, había intuido que “la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo” y que es “el centro vital del universo, el foco desbordante de amor y de vida inagotable” (Laudato Si’, 236), incluso en un tiempo de tensiones y de guerras como el nuestro. Recemos hoy, por tanto, con las palabras del Padre Teilhard: “Verbo resplandeciente, Potencia ardiente, Tú que amasas lo múltiple para infundirle tu vida, abate sobre nosotros, te lo ruego, tus manos poderosas, tus manos previsoras, tus manos omnipresentes.”

Transcribo seguidamente el Monitum del Santo Oficio del 30/06/1962 sobre la obra del sacerdote francés:

Varias obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron publicadas en forma póstuma, están siendo editadas y están obteniendo mucha difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina católica. Por esta razón, los eminentísimos y reverendísimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, así como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores.[6]

He aquí una breve síntesis de sus errores[7]:

L’Osservatore Romano del 30 de junio/1 de julio de 1962 publicaba ese monitum, acompañándolo de un extenso artículo sin firma titulado “Pierre Teilhard de Chardin e il suo pensiero sul piano filosofico e religioso”. En ese artículo se afirma que Teilhard incurre en una indebida transposición al plano metafísico y teológico de términos y conceptos tomados del evolucionismo, incurriendo así en diversos graves errores. Concretamente se indican: 1. Un defectuoso concepto de creación, que no salva la gratuidad del acto creador ni la ausencia de un sujeto preexistente. 2. Puntos débiles en la descripción de las relaciones entre Dios y el cosmos, no dejando clara la trascendencia divina. 3. Una extraña presentación de Cristo, como parte del cosmos, que no salva la gratuidad de la Encarnación. 4. Ignorancia de los límites entre la materia y el espíritu. 5. Una concepción insuficiente del pecado, que queda reducido más bien a algo de carácter colectivo. 6. Una concepción naturalista de la ascesis y del sentido de la vida cristiana.

El Padre Leonardo Castellani enumera las fallas de su pensamiento desde una perspectiva católica[8]:

– El transformismo darwiniano dado como verdad cierta.
– La negación de la parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la Iglesia.
– La negación de la redención por la obra personal de Cristo.
– La negación del pecado original, a la manera de Pelagio.
– Monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel.
– Panteísmo sutil a la manera de Bergson.
– Interpretación modernista de todos los sacramentos, empezando por la eucaristía, a la manera de Guenther.
– Negación del fin primario del matrimonio y constitución del fin primario del matrimonio en la “ayuda espiritual mutua de los esposos”.
– Aprobación de los medios contraconceptivos en el matrimonio, a la manera de Malthus.
– Negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir, a la manera de Loisy, Tyrrel y otros.

Extraordinariamente reveladora es la carta escrita a un ex dominico que, a raíz de la encíclica Humani generis, había abandonado la Iglesia para unirse a los “viejos católicos”, y que escribió a Teilhard invitándolo a seguirlo[9]:

Esencialmente considero como usted que la Iglesia (como toda realidad viviente al cabo de cierto tiempo) llega a un periodo de muda o reforma necesaria. Al cabo de dos mil años, es inevitable. La humanidad está en trance de mudar. ¿Cómo no debería hacerlo el cristianismo? Más precisamente, considero que la Reforma en cuestión (mucho más profunda que la del siglo XVI) no es simple cosa de instituciones o de costumbres, sino de Fe. De alguna manera, nuestra imagen de Dios se ha desdoblado: transversalmente (si se puede decirlo así) al Dios tradicional y trascendente de lo En Alto, surge para nosotros una especie de Dios de lo En Adelante, desde hace un siglo, en dirección a algún ‘ultra-humano’. A mi juicio, todo está ahí. Se trata para el hombre de repensar a Dios en términos, no ya de Cosmos, sino de Cosmogénesis: un Dios que no se adora y que no se alcanza más que a través del acatamiento de un Universo que él ilumina y “amoriza” (e irreversibiliza) desde dentro. Sí, lo En Alto y lo En Adelante se sintetizan en un Por-Dentro.

Ahora bien, ese gesto fundamental de engendrar una nueva Fe para la Tierra (Fe en lo En Alto combinada con la fe en lo En Adelante), sólo, yo creo (e imagino que usted es de mi parecer), sólo el cristianismo puede hacerlo, a partir de la asombrosa realidad de su Cristo-Resucitado: no entidad abstracta, sino objeto de una amplia corriente mística, extraordinariamente adaptable y viva. Estoy convencido: es de una Cristología nueva extendida a las dimensiones orgánicas de nuestro nuevo Universo de donde se apresta a salir la Religión de mañana.

Esto establecido (y es aquí donde nosotros diferimos: pero ¿no procede la vida por buenas voluntades titubeantes?), esto establecido, yo no veo en ningún caso medio mejor para mí, para promover eso que anticipo, que trabajar en la reforma (tal como antes la he definido) desde dentro: es decir, en adhesión sincera al phylum del que espero su desarrollo. Muy sinceramente (¡y sin querer criticar su gesto!) sólo en el tallo romano, tomado en su integridad, veo el soporte biológico suficientemente vasto y diferenciado para obrar y soportar la transformación esperada. Y esto no es pura especulación. Desde hace cincuenta años, he visto de demasiado cerca, en torno a mí, revitalizarse el pensamiento y la vida cristiana -a pesar de toda Encíclica- para no tener una inmensa confianza en los poderes de reanimación del viejo tallo romano. Trabajemos cada uno por nuestra parte. Todo lo que sube converge. Muy cordialmente suyo, Teilhard de Chardin.

Inquietantes palabras que hacen pensar en otras pronunciadas nada menos que por el entonces Cardenal Giovanni Battista Montini, en una conferencia dada en Turín, el 27 de marzo de 1960 -tres años antes de convertirse en “Pablo VI”-, intitulada “Religión y trabajo”, las que muestran una notable coincidencia con las elucubraciones “teológicas” del jesuita francés:

¿Acaso el hombre moderno no llegará un día, a medida que sus estudios científicos progresen y descubran leyes y realidades ocultas bajo el rostro mudo de la materia, a prestar oídos a la maravillosa voz del espíritu que palpita en ella? ¿No será ésa la religión del mañana? El mismísimo Einstein previó la espontaneidad de una religión del universo.[10]

Por todo esto es que el Padre Philippe de la Trinité O.C.D. pudo decir respecto al pensamiento de Teilhard de Chardin que[11]:

el teilhardismo es, en el fondo, una deformación del cristianismo, metamorfoseado en evolucionismo monista y panteísta.

Conclusión.

Pues bien, es a ese siniestro personaje que Bergoglio ha elogiado en público -dando a entender que el Monitum del Santo Oficio es fruto de una desafortunada “incomprensión”-, luego de celebrar misa en uno de sus subversivos viajes “apostólicos”. Sin olvidar la mención que hizo en la encíclica Laudato Si’, como él mismo ha recordado expresamente ante su auditorio en Mongolia, con lo que no quedan dudas acerca de su pertinacia en el error. Me parece que no hace falta abundar en comentarios: las conclusiones caen de su peso. Cuando menos, para cualquiera que no haya perdido completamente el uso natural de la lógica ni la virtud teologal de la fe…

ANEXO

Como lo he dicho antes, estos despropósitos de Bergoglio no son en absoluto exclusividad suya. A continuación suministraré un elenco de citas de JPII y de BXVI que prueban la continuidad del discurso y de la praxis modernista de los “papas conciliares”. Todo lo dicho en este artículo acerca del “ecumenismo”, la “interreligiosidad” y la adhesión a la gnosis teilhardiana se aplica con total propiedad a sus antecesores conciliares, lo cual resulta particularmente manifiesto en los “conservadores” Wojtyla y Ratzinger. Estimo indispensable establecer este hecho de manera contundente, a fin de poner en evidencia la profunda incoherencia -amén del absurdo rayano en lo grotesco-, de aquellos que se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo por los desmanes y los atropellos bergoglianos -con toda razón-, pero luego proponen como prototipos de ortodoxia y modelos a imitar a quienes en realidad no han sido más que sus precursores inmediatos en la ejecución de la apostasía eclesial a la que asistimos azorados desde el aciago CVII.[12]

I. Con respecto al “ecumenismo” y a la “interreligiosidad”.[13]

A. Juan Pablo II.

1. “Ante todo, es preciso tener presente que toda búsqueda del espíritu humano en dirección a la verdad y al bien, y, en último análisis, a Dios, es suscitada por el Espíritu Santo. Precisamente de esta apertura primordial del hombre con respecto a Dios nacen las diferentes religiones. No pocas veces, en su origen encontramos fundadores que han realizado, con la ayuda del Espíritu de Dios, una experiencia religiosa más profunda. Esa experiencia, transmitida a los demás, ha tomado forma en las doctrinas, en los ritos y en los preceptos de las diversas religiones. En todas las auténticas experiencias religiosas la manifestación más característica es la oración. Teniendo en cuenta la constitutiva apertura del espíritu humano a la acción con que Dios lo impulsa a trascenderse, podemos afirmar que toda oración auténtica está suscitada por el Espíritu Santo, el cual está misteriosamente presente en el corazón de cada hombre. En la Jornada mundial de oración por la paz, el 27 de octubre de 1986 en Asís, y en otras ocasiones semejantes de gran intensidad espiritual, hemos vivido una manifestación elocuente de esta verdad.”[14]

2. “[…] hay que aplicar lo que se ha dicho [sobre el ecumenismo] a la actividad que tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas, y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que -como bien sabemos- no faltan tampoco a los miembros de estas religiones. ¿No sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones no cristianas, –creencia que es efecto también del Espíritu de verdad, que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico- haga quedar confundidos a los cristianos […], tan propensos al relajamiento de los principios de la moral y a abrir el camino al permisivismo ético?”[15]


El ecumenismo, cuyos actos emblemáticos son las reuniones interreligiosas de Asís -convocadas por los últimos tres papas-, es incompatible con el Magisterio de la Iglesia y con la Revelación Divina

3. “Que estas palabras, y otras expresiones de los libros sagrados de las grandes tradiciones religiosas presentes en el suelo fecundo de la India, sean fuente de inspiración para todos los pueblos, y para sus líderes, en la búsqueda de la justicia entre los pueblos y la paz entre todas las naciones del mundo. Mahatma Gandhi enseñó que si todos los hombres y mujeres, independientemente de las diferencias entre ellos, se aferran a la verdad, con respeto por la dignidad única de cada ser humano, se puede lograr un Nuevo Orden Mundial, una Civilización del Amor. Y hoy todavía lo escuchamos suplicar al mundo: vencer el odio por el amor, la falsedad por la verdad, la violencia por el sufrimiento. ¡Que Dios nos guíe y nos bendiga mientras nos esforzamos por caminar juntos, tomados de la mano, y construir juntos un mundo de paz!”[16]

4. “El acontecimiento de Asís puede ser considerado, pues, como una ilustración visible, una lección de hechos, una catequesis inteligible para todos, de lo que presupone y significa el compromiso ecuménico y el recomendado diálogo interreligioso promovido por la Concilio Vaticano II.”[17]

5. “A este Dios confiesa el trapense o el camaldulense en su vida de silencio. A Él se dirige el beduino en el desierto, cuando llega la hora de la oración. Y tal vez también el budista que, concentrado en su contemplación, purifica su pensamiento preparando el camino hacia el nirvana. (…) La Iglesia del Dios viviente congrega a todos los hombres que, en cualquier forma, toman parte de esta maravillosa trascendencia del espíritu humano. Y todos ellos saben que nadie logrará colmar sus deseos más profundos. La manifestación de esta trascendencia de la persona humana la constituye la oración de fe, pero en ocasiones también el profundo silencio. Este silencio, que a veces parece separar al hombre de Dios, es no obstante un acto especial de la unión vital entre Dios y el espíritu humano. La Iglesia de nuestro tiempo se ha hecho particularmente consciente de esta verdad y, por ello, a su luz ha logrado redefinir, en el Concilio Vaticano II, su propia naturaleza.”[18]

Nota aclaratoria: La cita anterior está tomada de los Ejercicios espirituales de Cuaresma del año 1976 predicados a Pablo VI y a la Curia Romana, posteriormente compilados en forma de libro. Wojtyla reconoce que la nueva eclesiología del CVII constituye una ruptura respecto al magisterio tradicional. Por tanto, la manida “hermenéutica de la continuidad” pregonada por Ratzinger no es sino una impostura destinada a ocultar este hecho de una gravedad inaudita. Veamos la nueva definición:

Esta Iglesia [de Cristo], establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, si bien, fuera de su estructura, se encuentran muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.[19]

Esto fue ratificado por la declaración Dominus Iesus, de la Congregación para la doctrina de la fe del 06/08/2000, n. 16/17:

Con la expresión subsistit in el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado, que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y, por otro lado, que fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad, ya sea en las Iglesias como en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica […] Las Iglesias (esto es herético, porque existe una única Iglesia fundada por Cristo, a saber, la Iglesia Católica) que no están en perfecta comunión (como si existiera una “comunión imperfecta”, noción completamente contradictoria) con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica (no es cierto, pues la sucesión apostólica implica el poder de jurisdicción sobre los fieles –potestas iurisdictionis-, no basta con la transmisión válida del poder de orden –potestas ordinis-; un sucesor de los apóstoles es, por definición, miembro de la Iglesia católica) y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares (esto es mentira: son sectas heréticas y cismáticas, las iglesias particulares son las diferentes diócesis católicas). Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo […].[20]

Esto es muy diferente de lo que enseñaba Pío XII al respecto:
Algunos no se consideran obligados por la doctrina -que, fundada en las fuentes de la revelación, expusimos Nos hace pocos años en una encíclica [Mystici Corporis]-, según la cual el Cuerpo místico de Cristo y la Iglesia católica romana son una sola y misma cosa.[21]
B. Benedicto XVI.

1. Distinguidos huéspedes, queridos amigos: Os acojo esta mañana en el palacio apostólico y os agradezco una vez más vuestra disponibilidad a participar en la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, que celebramos ayer en Asís, veinticinco años después de aquel primer encuentro histórico (…) Mirando hacia atrás, podemos apreciar la clarividencia del Papa Juan Pablo II al convocar el primer encuentro de Asís, y la necesidad continua de hombres y mujeres de distintas religiones de testimoniar juntos que el viaje del espíritu siempre es un viaje de paz.[22]

2. Lugares de culto, como esta estupenda mezquita de Al-Hussein Bin Talal (…) se alzan como joyas sobre la superficie de la tierra. Desde las antiguas a las modernas, desde las espléndidas a las humildes, todas hacen referencia a lo divino, al Único Trascendente, al Omnipotente (…) Musulmanes y cristianos (…) tienen que comprometerse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio de todo lo que es justo y bueno, recordando siempre el origen común y la dignidad de cada persona humana, que constituye la cumbre del designio creador de Dios para el mundo y la historia.[23]


Benedicto XVI en la reunión interreligiosa de Asís en 2011[24]

3. Queridos hermanos y hermanas, en el Mensaje para la Jornada de la Paz de hoy subrayé que las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana, y recordé, al respecto, que en este año 2011 se celebrará el 25° aniversario de la Jornada mundial de oración por la paz que el venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986. Por esto, el próximo mes de octubre, iré como peregrino a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a todos los hombres de buena voluntad, con el fin de recordar ese gesto histórico querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede menos de transmitir paz; quien construye paz no puede menos de acercarse a Dios. Os invito a acompañar esta iniciativa desde ahora con vuestra oración.[25]

4. En todo país democrático corresponde a las autoridades civiles garantizar la libertad efectiva de todos los creyentes y permitirles organizar libremente la vida de su propia comunidad religiosa. Como es obvio, deseo que los creyentes, independientemente de la comunidad religiosa a la que pertenezcan, sigan beneficiándose de esos derechos, con la certeza de que la libertad religiosa es una expresión fundamental de la libertad humana y de que la presencia activa de las religiones en la sociedad es un factor de progreso y de enriquecimiento para todos […] Seguramente el reconocimiento del papel positivo que desempeñan las religiones dentro del cuerpo social puede y debe impulsar a nuestras sociedades a profundizar cada vez más su conocimiento del hombre y a respetar cada vez mejor su dignidad, poniéndolo en el centro de la acción política, económica, cultural y social.[26]

C. Un ejemplo en nuestro país


¡Recemos a Buda, a Alá o a Krishna y se hará la paz en el mundo!

La Conferencia Episcopal Argentina, la Acción Católica Argentina y la Comisión Nacional de Justicia y Paz invitan a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a la iniciativa “un minuto por la paz”. La misma busca sumar nuestro compromiso y oración por la paz, todavía quebrada o amenazada en distintas regiones del mundo. Convocado en todo el mundo por el Foro Internacional de Acción Católica y la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, la idea es que ese día, a las 13.00 hs, cada uno de nosotros nos detengamos un momento, durante un minuto, rezando cada uno según su propia tradición. Podremos hacerlo solos o en grupo, en nuestros hogares o lugares de trabajo o estudio, o compartiendo una celebración en el templo.[27]

D. La verdadera enseñanza católica.

[…] Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión. […] Tales empresas no pueden ser aprobadas por los católicos de ninguna manera, ya que se basan sobre la teoría errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la verdadera religión, la repudian […] La conclusión es clara: solidarizarse con los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse completamente de la religión divinamente revelada[28]. Pío XI, encíclica Mortalium Animos n. 2 y 3, 06/01/1928.

II. Con respecto al evolucionismo panteísta de Teilhard de Chardin.

A. Juan Pablo II.

1. Cuando pienso en la Eucaristía, mirando mi vida de sacerdote, de Obispo y de Sucesor de Pedro, me resulta espontáneo recordar tantos momentos y lugares en los que he tenido la gracia de celebrarla. Recuerdo la iglesia parroquial de Niegowic donde desempeñé mi primer encargo pastoral, la colegiata de San Florián en Cracovia, la catedral del Wawel, la basílica de San Pedro y muchas basílicas e iglesias de Roma y del mundo entero. He podido celebrar la Santa Misa en capillas situadas en senderos de montaña, a orillas de los lagos, en las riberas del mar; la he celebrado sobre altares construidos en estadios, en las plazas de las ciudades… Estos escenarios tan variados de mis celebraciones eucarísticas me hacen experimentar intensamente su carácter universal y, por así decir, cósmico.¡Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación. […] Verdaderamente, éste es el mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.[29]

2. La Encarnación de Dios-Hijo significa asumir la unidad con Dios no sólo de la naturaleza humana sino asumir también en ella, en cierto modo, todo lo que es ‘‘carne’’ toda la humanidad, todo el mundo visible y material. La Encarnación, por tanto, tiene también su significado cósmico y su dimensión cósmica. El ‘‘Primogénito de toda la creación’’, al encarnarse en la humanidad individual de Cristo, se une en cierto modo a toda la realidad del hombre, el cual es también ‘‘carne’’, y en ella a toda ‘‘carne’’ y a toda la creación.[30]

B. Benedicto XVI.

1. [Dios] Pudo así crear también en la resurrección una nueva dimensión de la existencia, pudo colocar, como dice Teilhard de Chardin, más allá de la biosfera y de la noosfera, una esfera nueva en la que el hombre y el mundo llegan a la unidad con Dios.[31]

2. La función del sacerdocio es consagrar el mundo para que se transforme en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo paralelo a la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se transforme en hostia viva, que se convierta en liturgia. Es la gran visión que tuvo también Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva.[32]

3. La creación con todos sus dones aspira, más allá de sí misma, hacia algo todavía más grande. Más allá de la síntesis de las propias fuerzas, y más allá de la síntesis de la naturaleza y el espíritu que en cierto modo experimentamos en ese trozo de pan, la creación está orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo.[33]

4. Un teólogo alemán dijo una vez con ironía que el milagro de un cadáver reanimado -si es que eso hubiera ocurrido verdaderamente, algo en lo que no creía- sería a fin de cuentas irrelevante para nosotros porque, justamente, no nos concierne. En efecto, el que solamente una vez alguien haya sido reanimado, y nada más, ¿de qué modo debería afectarnos? Pero la resurrección de Cristo es precisamente algo más, una cosa distinta. Es -si podemos usar por una vez el lenguaje de la teoría de la evolución- la mayor mutación, el salto más decisivo en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia.[34]

C. Raniero Cantalamesa.

Para finalizar, no encuentro nada más adecuado que hacerlo transcribiendo un muy esclarecedor pasaje del sermón dado por el Padre Raniero Cantalamessa -predicador oficial de la Casa Pontificia-, en la basílica de San Pedro, durante el oficio de Vísperas de la Jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, instituida por Francisco el 06/08/2015[35]:

¡Cuánto ha tenido que esperar el universo, qué gran carrera tuvo que tomar para llegar a este punto! Miles de millones de años, durante los cuales la materia a través de su opacidad, avanzaba hacia la luz de la conciencia, como la linfa que del subsuelo sube con esfuerzo hacia la cima del árbol para expandirse en hojas, flores y frutos. Esta conciencia se alcanzó finalmente cuando apareció en el universo, lo que Teilhard de Chardin llama “el fenómeno humano”. Pero ahora que el universo ha alcanzado su objetivo, exige que el hombre cumpla su deber, que asuma, por así decirlo, la dirección del coro y entone en nombre de toda la creación: “¡Gloria a Dios en lo alto del cielo!”[36]

Alejandro Sosa Laprida



[1] Artículo publicado acá: https://gloria.tv/post/iQjRW1QPHgGZ4GyYNdMcr4hLW – Recomiendo acerca de esta cuestión la lectura del libro “Apostasía vaticana”, publicado en marzo, en venta en las librerías Vórtice y Club del Libro Cívico, Buenos Aires. Para más información ver en mi blog “Novedad editorial: Apostasía vaticana”: https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn


[3] “Juan Pablo II profesaba la herejía de la salvación universal”: https://gloria.tv/post/6zthWmGbzH4c1khnBxDXRbRGf

[4] “Benedicto XVI: ¿Doctor de la Iglesia?”: https://gloria.tv/post/QWAHiwPvTe3y1Fy9RnHPNGYb4




[8] Dinámica Social n. 63, Buenos Aires, noviembre de 1955 – http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/teilhard_obr.htm

[9] Carta publicada en “Le Concile et Teilhard, l’Éternel et l’Humain”, M. Gorce, Neuchâtel, 1963, pp. 196-198. Recomiendo sobre el tema la lectura de “La cosmovisión de Teilhard de Chardin”, R. P. Julio Meinvielle, 1960: https://gloria.tv/post/VG8ivVrFnYBg2qmyRptVrM7sD

[10] “Francisco, Teilhard de Chardin y el panteísmo”: https://gloria.tv/post/kpjo9SAYhnqn1YM7HScvWZNZE

[11] “Rome et Teilhard de Chardin”, París, 1964, p. 38.

[12] “El Concilio Vaticano II inició la Pasión de la Iglesia”: https://gloria.tv/post/h9BNFYZP1fZX3ch72xV8np9nd

[13] “Ecumenismo y apostasía”: https://gloria.tv/post/RsfJFXSNoWkV666xPZ94u8VTL – “Apostasía en el Vaticano”: https://gloria.tv/post/bGpgetbcHdif6j2WsvcyisVwU – “El Vaticano promueve la apostasía y una religión global”: https://gloria.tv/post/bUsSsFR763PH42N9dkudYoCLQ – “Superar el egoísmo con Buda y Jesús”: https://gloria.tv/post/8BqX4JeSsmMC3PGUX8CQ4obSK – “La apostasía vaticana continúa”: https://gloria.tv/post/jovVg1X7jr8q1QrNENDTXHPUk – “El Vaticano promueve la religión de la masonería”: https://gloria.tv/post/hmTvG6Bj2QTy2GkwbhUqqgPEf – “Bergoglio pide religiosidad auténtica en un congreso interreligioso”: https://gloria.tv/post/eGxWLgdTKqJB63aWU8vHxdsNG – “Ayudemos al Santo Padre”: https://gloria.tv/post/RWaWjDfKZhxC4Bayz7T78chTH – “Crónicas de un falso profeta”: https://gloria.tv/post/7sBzz3NToDs4BBxzRWmxP8BQn





[18] Cardenal Wojtyla, Cuaresma de 1976. – Cardenal Wojtyla, Signo de contradicción, BAC, Madrid, 1978, p. 22 a 24.




[22] Discurso del 28/10/2011 a los representantes de las religiones que se reunieron en Asís el día anterior para participar en el encuentro interreligioso: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/october/documents/hf_ben-xvi_spe_20111028_religious-delegations.html


[24] “El pasado 1 de enero, después de la oración del Angelus, Benedicto XVI anunció su deseo de solemnizar el XXV aniversario del histórico encuentro que tuvo lugar en Asís, el 27 de octubre de 1986, por voluntad del venerable Siervo de Dios Juan Pablo II. Con motivo de dicha conmemoración, el Santo Padre tiene la intención de convocar, el próximo 27 de octubre, una Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, acudiendo como peregrino a la ciudad de san Francisco e invitando nuevamente a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los exponentes de las tradiciones religiosas del mundo e, idealmente, a todos los hombres de buena voluntad.” – https://opusdei.org/es-es/article/asis-2011-peregrinos-de-la-verdad-peregrinos-de-la-paz/https://www.focolare.org/espana/es/news/2015/10/27/el-espiritu-de-asis/





[29] Encíclica Ecclesia de Eucharistia n. 8, 17/04/2003:







[35] Compartiendo con el amado hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico, la preocupación por el futuro de la creación (…) he decidido instituir también en la Iglesia Católica la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que, a partir del año en curso, será celebrada el 1 de septiembre, tal como acontece desde hace tiempo en la Iglesia Ortodoxa. Como cristianos, queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad. (…) La crisis ecológica nos llama por tanto a una profunda conversión espiritual: los cristianos están llamados a una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. De hecho, vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2015/documents/papa-francesco_20150806_lettera-giornata-cura-creato.html – Sobre este asunto ver “La eco-encíclica Laudato Si”: https://gloria.tv/share/VY3JfB9otNjE21LJ73LEL7Y1W – “Bergoglio, apóstol ecologista”: https://gloria.tv/post/E8F1K8BoD4Fj6hbffjjQBxSqQ#15 – “Un estilo de vida eco-sostenible”: https://gloria.tv/post/1BvVGjCGukshDthgu71mPvyDe#5


Para más información:

“Diez años con Francisco”

NOVEDAD EDITORIAL

“Apostasía vaticana”

domingo, 6 de agosto de 2023

Juan Pablo II y la Teología del cuerpo – Un estudio del Modernismo



Al igual que Blondel y de Lubac descubrieron el “auténtico cristianismo” con 2000 años de retraso, así Karol Józef Wojtyla (el papa Juan Pablo II) descubrió la “auténtica sexualidad cristiana” para la Iglesia a los 2000 años de su existencia.(1)

Introducción a la Serie de artículos

La «Teología del cuerpo» es una invención de Karol Józef Wojtyla, conocido por la historia como el papa Juan Pablo II. (2)

Los temas principales de la nueva filosofía y teología propias de Wojtyla acerca de la dimensión corporal del amor humano, el sexo, la sexualidad, el matrimonio y el celibato se gestaron y tomaron su forma concreta a través de un largo período que empezó incluso antes de su ordenación sacerdotal en 1946 y continuó cuando fue hecho obispo auxiliar y luego el Cardenal Obispo de Cracovia, Polonia (1958-1978).

El 5 de septiembre de 1979, cuando no llevaba todavía un año de pontificado, Juan Pablo II, en su audiencia general de los miércoles, pronunció el primero de ciento veintinueve discursos basados en los textos revisados de un libro suyo, ya publicado, acerca de la Teología del Cuerpo(TDC). Seis discursos basados en el Cantar de los Cantares se habían preparado, pero nunca vieron la luz del día por ser considerados demasiado delicados para un público juvenil. El último discurso del papa acerca de la Teología del Cuerpo se pronunció cinco años más tarde, el miércoles, 28 de noviembre de 1984.

Como obra catequética, la Teología del Cuerpo es antropocéntrico, esto es, centrado en el hombre, a la vez que personalista, acorde al tema central del Concilio Vaticano Segundo y el estilo filosófico personalista y fenomenológico propio de Wojtyla.

Desde un punto de vista católico, el mismo nombre «teología del cuerpo» es problemático.

Teología [del griego theós, que significa Dios, y logos que significa discurso], en todas sus formas, se centra en Dios y sus atributos, en todo lo divino, las verdades reveladas y temas de fe, pero no, propiamente, en el hombre.

En lo que se refiere al cuerpo humano, el hombre es uno. Está compuesto tanto por un alma espiritual y racional como por un cuerpo material que da al hombre su identidad corporal. El alma inmortal e intelectual, infundida al cuerpo en el momento de la concepción, es el principio substancial que informa al cuerpo y le da vida. El cuerpo sin el alma es inerte, un cadáver.

¿Cómo puede existir, entonces, una «Teología del Cuerpo»?

Es una pregunta difícil, aunque sólo es uno de tantas preguntas que el autor (Wojtyla) y sus partidarios se han esforzado en responder en defensa de un «nuevo» «desarrollo» «revolucionario» en la enseñanza sexual católica al que llaman la «Teología del Cuerpo».

El hecho de que la Teología del Cuerpo sea difícil de leer y aun más difícil de entender es algo en que están de acuerdo tanto los adeptos como los detractores de la obra de Wojtyla.

De hecho ha dado lugar a un pequeño negocio de alcance mundial que tiene como su única finalidad la de explicar y divulgar esta nueva teología entre los laicos tanto católicos como no católicos, el clero y los religiosos. Aun no ha llegado el día en que los que rinden culto a Juan Pablo II se den cuenta de que la razón por la que los escritos de Juan Pablo II son difíciles de comprender probablemente sea porque no son católicos, o quizá sea más justo y más preciso decir que en lo que sus escritos tienen de originales, no son católicos y en lo que tienen de católicos, no son originales.

Dadas ciertas complejidades inusuales y la naturaleza multifacética de la controversia de la Teología del Cuerpo (TDC), el autor ha elegido un formato de pregunta y respuesta para proporcionar una visión más clara de los temas críticos que se han de tratar.

Iª Parte

Los orígenes de la Teología del Cuerpo

¿Cuándo se hizo pública, por primera vez, la Teología del Cuerpo (TDC) de Wojtyla?

El manuscrito original que versa sobre la TDC y recopila el trabajo de Wojtyla se publicó en italiano bajo el título Uomo e donna lo creó: Catechesi sull’amore umano (Hombre y mujer los creó: una catequesis sobre el amor humano) antes de su elevación al papado en 1978. (3) Después de que fue nombrado papa, Juan Pablo II dio una versión revisada de sus propias charlas, en pequeños fragmentos, en las audiencias generales de los miércoles desde el otoño de 1979 hasta el otoño de 1984, con tan sólo unas pocas interrupciones, muy oportunas. El título alternativo de su obra, Teología del Cuerpo, lo puso el mismo papa.

El primer ciclo de charlas acerca de la TDC de Juan Pablo II, que llevaba por título «Lo que se quiere decir con ´Comienzo,´» basado en los dos relatos del Génesis y que versaba sobre la indisolubilidad del matrimonio, se dio el 5 de septiembre de 1979, un año antes del inicio de Sínodo de obispos en Roma acerca del Papel de la familia cristiana en el mundo moderno de 1980.

¿Existe más de una traducción de la TDC al inglés?

Sí. La primera traducción al inglés la publicaron las Hijas de San Pablo en el año 1997. Esta traducción se hizo a partir de un texto obtenido en las oficinas del periódico vaticano L’Osservatore Romano en las que se traducen y publican la versión inglesa de los discursos del papa después de las pronuncie. En el caso de la TDC, el gran número de traductores, cada uno en un estilo distinto, dio lugar a muchas inconsistencias entre las versiones.

En el año 2006, Michael Waldstein trajo a la luz una traducción inglesa, nueva y mejorada, del libro Hombre y mujer los creó – Una teología del cuerpo basada en el texto en lengua polaca de Wojtyla que contenía un sistema de títulos originales de cada capítulo además de seis charlas adicionales que nunca se habían publicado más que en lengua polaca. (4) Waldstein es un personaje central en cualquier conversación sobre la TDC. Es el presidente y fundador del Instituto Teológico Internacional para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en Gaming, Austria. Se creó este centro de estudios a petición de Juan Pablo II.

¿La TDC hunde sus raíces en las primeras ideas y escritos de Wojtyla sobre la sexualidad humana?

El 11 de Mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI, dirigiéndose a los que formaban parte del Instituto para Estudios sobre el Matrimonio y Familia, reconoció que:La idea de "enseñar a amar" ya era propia de Karol Wojtyla cuando era un sacerdote joven y después le llenaba de vigor, como joven obispo, cuando se enfrentaba a los momentos difíciles que llegaron al publicar la profética encíclica, que llegó justo a tiempo, de mi predecesor Pablo VI, "Humanae Vitae". Esa fue la circunstancia que le hizo comprender la necesidad de emprender un estudio sistemático de este tema.

En su ensayo «El misterio del ‘Amor Justo'», John T. Crosby, profesor de filosofía en la Universidad Franciscana de Steubenville, Ohio, y un proponente de la TDC, afirma que «Karol Wojtyla ha albergado una afinidad especial hacia el amor entre el hombre y la mujer desde los primerísimos días de su ministerio sacerdotal» y que «demostró una habilidad inusual para reflexionar» sobre este amor. (5) Crosby cita del libro de Juan Pablo II Cruzando el umbral de la esperanza:Como sacerdote joven aprendí a amar al amor humano [esto es, el amor entre el hombre y la mujer]. Este ha sido uno de los temas fundamentales de mi sacerdocio. . . . Si uno ama el amor humano, naturalmente surge la necesidad de dedicarse completamente al servicio del 'amor justo,' pues el amor es justo, es bello. (6)

Crosby afirma que el primer libro de Wojtyla, Amor y Responsabilidad, nacido de su experiencia pastoral con parejas jóvenes, es un estudio profundo y original del «amor justo». (7)

¿Cuándo se escribió Amor y responsabilidad?

Amor y responsabilidad se tomó de una serie de charlas, dirigidas a universitarios, que se centraban en la moral sexual católica, relaciones conyugales, castidad y ética sexual dadas por Wojtyla en 1958 y 1959 en la Universidad Católica de Lublin (KUL), siendo obispo auxiliar de Cracovia. En 1960, se publicó la primera edición de Amor y responsabilidad en lengua polaca con el título Matos I Odpowiedzialnosc por el TNKUL (Sociedad Intelectual de la Universidad Católica de Lublin). Las ediciones en francés e italiano se publicaron en 1965, pero la versión inglesa no vio la luz hasta 1981. (8)

¿Cuál fue el impacto que tuvo Amor y responsabilidad sobre la TDC?

Tuvo un impacto grande en la TDC. Como afirmó Juan Pablo II, la filosofía y los temas básicos de la TDC vieron su origen en Amor y responsabilidad, además de algunos de sus escritos anteriores como Persona y acto. (9) Amor y responsabilidad incluye las ideas iniciales de Wojtyla acerca del valor sexual del cuerpo, el matrimonio, el adulterio, la castidad, la continencia, el celibato y, por encima de todo, el valor y la supremacía de la «persona». El mismo título que escogió Wojtyla para la obra, Amor y responsabilidad, preconizó la naturaleza radical de sus futuras catequesis sobre el sexo y el matrimonio, esto es, la Teología del cuerpo.

El título, Amor y responsabilidad, señaló, además, el inicio de un ataque encubierto a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia acerca de los fines primarios del matrimonio, a saber, la procreación y la educación de los hijos y la formación de una familia (un principio que Wojtyla no veía con buenos ojos puesto que estimaba que tal elemento devaluaba el amor conyugal) para dar mayor importancia a las «relaciones interpersonales,» la «integración», «amor» y «responsabilidad.»

¿Cuál es el fundamento filosófico de Amor y responsabilidad?

Amor y responsabilidad representa uno de los primeros intentos de Wojtyla de «casar» la escolástica tradicional de Santo Tomás de Aquino con las filosofías seculares modernas(modernistas), en particular la de Max Scheler, un discípulo de Edmund Gustav Albrecht Husserl, el padre de la fenomenología. (10) Es un secreto a voces que aun cuando era un joven seminarista, Wojtyla encontró carencias en la escolástica y mantenía la esperanza de desarrollar un sistema filosófico y ético nuevo que incorporara la objetividad del tomismo con el personalismo y el subjetivismo humano del Schelerismo — un sistema que era más adecuado para las exigencias y problemas de esa criatura mítica salido de Gaudium et Spes, a saber, «el hombre moderno». (11)

¿Salió bien este intento de «casar» tales ideas?

¡De ninguna manera! ¿Cómo podría salir bien?

Las pasiones intelectuales de Wojtyla se decantaban claramente a favor de Scheler en detrimento de Santo Tomás.

En este cruce de caminos, viene a la mente el aviso de San Pablo acerca de los que «cerrarán sus oídos a la verdad y se volverán a los mitos», (12) y la de San Pío X, quien, en su encíclica Pascendi de 1907, relacionó la afinidad de los modernistas por las novedades filosóficas y teológicas con su odio a la escolástica, y señaló que «no hay señal más segura de que un hombre está en camino hacia el modernismo que cuando empieza a mostrar su aversión por este sistema». (13)

Wojtyla sabía que no debía atacar directamente al tomismo, pero sí intentó eludirlo.

Estas observaciones y críticas a Wojtyla y a sus primeros escritos son validadas, aunque indirectamente, incluso por los promotores de sus obras.

El P. Richard N. Hogan, discípulo de Juan Pablo II, aunque reconoce la contribución de las tradiciones tomista y agustiniana que parten de la existencia de Dios y son «objetivas, deductivas y basadas en principios«, sin embargo cree que nuestra «cultura moderna» exige que, ahora, las verdades de la fe deben ser reveladas por nuevos caminos que son «principalmente subjetivos, inductivos y experienciales«. (énfasis añadido) (14) Hogan destaca la contribución de Wojtyla en este sentido:La dificultad, sin embargo, estriba en tomar las "joyas" de la fe... y presentarlas de un modo nuevo a través de un nuevo sistema filosófico, sin cambiar el contenido de estas "joyas". Necesitamos otro genio, otro San Agustín, otro Santo Tomás, que haga por nuestra era lo que cada uno de estos santos hizo por la suya. Juan Pablo II es otro Santo Tomás, otro San Agustín.

Wojtyla vio que la fenomenología proporcionaba una manera de volver a vincular las normas éticas a la realidad.... A pesar de las críticas que Wojtyla hizo a la obra de Scheler, vio que el uso que éste hacía de la fenomenología proporcionaba una poderosa herramienta para el estudio de la ética cristiana. Si las normas cristianas enseñadas por la Revelación pudieran entenderse como normas interiores, es decir, si estas normas pudieran percatarse a través de la experiencia, dejarían de tener el carácter de leyes externas impuestas desde fuera (el énfasis es nuestro). Además, se podría hablar de estos valores de una manera subjetiva, adecuada al mundo moderno. (15)

Como informó Zenit News, el 22 de marzo de 2003, unos cuarenta y tres años después de escribir Amor y responsabilidad, Juan Pablo II elogió tanto a Husserl como a Scheler en una recepción en el Vaticano para los delegados del Instituto Mundial de Fenomenología, con sede en Estados Unidos. El Papa dio gracias a Dios por haberle permitido participar en la «fascinante empresa» que supuso la investigación y el desarrollo de las obras de Scheler, desde sus años de estudio y enseñanza e incluso más tarde, «en las sucesivas etapas» de su vida y de su ministerio pastoral.

Al perfilar la fenomenología como «sobre todo, un estilo de pensamiento, una relación intelectual con la realidad, cuyos rasgos esenciales y constitutivos se espera captar, evitando prejuicios y esquematismos«, el Papa terminó su discurso describiendo la fenomenología como «una actitud de caridad intelectual hacia el hombre y el mundo y, para el creyente, hacia Dios, el principio y fin de todas las cosas» (el énfasis es nuestro). (16)

¿Fue muy leído en Estados Unidos Amor y responsabilidad cuando se publicó en inglés en 1981?

Al aparecer más de veinte años después de la edición polaca, el libro probablemente pasó desapercibido para la mayoría de los laicos católicos, aunque es posible que gozara de cierta popularidad en ciertos círculos académicos católicos y entre clérigos, religiosos y seminaristas.

¿Cuándo se leyó Ud. Amor y responsabilidad?

Lo leí por primera vez en el año 1981, poco después de que se tradujera al inglés. La nueva edición incluía algunos elementos adicionales que no estaban presentes en el texto original de Lublin de 1960, como una nueva introducción de Karol Wojtyla, ahora sentado en la Cátedra de San Pedro como Juan Pablo II; algunas referencias a la encíclica Humanae Vitae publicada por el Papa Pablo VI el 25 de julio de 1968; un estudio adicional sobre sexología y ética sexual; y unas «notas» en las que el Papa remite a sus obras anteriores, especialmente Persona y acto.

El libro fue un «regalo» de un amigo de muchos años, un sacerdote tradicionalista, que se sintió tan angustiado después de leerlo que lo tiró a la papelera, pero, pensándoselo mejor, lo sacó y me lo envió. Al igual que a él, a mí también me inquietaron muchos aspectos del libro.

Brevemente, ¿qué aspectos concretos de Amor y responsabilidad le inquietaron?

Pues, incluso para un profano, estaba claro desde el principio que el autor de Amor y Responsabilidad se había adentrado en aguas filosóficas muy extrañas y peligrosas.

En su introducción original, escrita en 1960, Wojtyla afirma que su obra «no es una exposición de doctrina». (17) Más bien, refleja en toda ella «un carácter personalista». (18) Atribuye el origen del libro a la «incesante confrontación de la doctrina con la vida», es decir, con la experiencia vivida por las personas, por él mismo y por los demás. (19) «La moral sexual pertenece al ámbito de la persona. … El nivel personal es el único plano adecuado para todo debate sobre cuestiones de moral sexual», explica Wojtyla. (20)

También afirma que su libro «nació principalmente de la necesidad de establecer las normas de la moral sexual católica sobre una base firme, una base lo más definitiva posible, apoyándose en las verdades morales más elementales e incontrovertibles y en los valores o bienes más fundamentales», en particular, el bien de la persona en el contexto del «amor y la responsabilidad» (el énfasis es nuestro). (21) Lo que implica esta afirmación es patente: la Iglesia tuvo que esperar casi 2000 años para que Wojtyla pusiera «la moral sexual católica sobre una base firme», como si para tal tarea la Ley Natural, las Escrituras, el Magisterio de la Iglesia y la Tradición hubieran demostrado ser inadecuados.

En su nueva introducción a la traducción inglesa de Amor y responsabilidad, escrita después de que fuera nombrado papa, Juan Pablo II reafirma la primacía de la «experiencia» en el ámbito de la moral sexual.

La intención del libro es ofrecer una oportunidad de ‘confrontación’ continua e ininterrumpida; una oportunidad de ‘poner a prueba la experiencia con la experiencia'», explica el Papa. (22) Punto seguido, amplía su tesis sobre el valor de la experiencia:“ Esta obra está abierta a todo vestigio de experiencia, venga de donde venga, y es al mismo tiempo un llamamiento permanente a todos para que dejen que la experiencia, su propia experiencia, se haga oír, en toda su extensión, en toda su amplitud, y en toda su profundidad. ... Si los omitimos [es decir, los contenidos de la experiencia], estaremos restando valor y empobreciendo la experiencia, y privándola así de su validez, siendo, como es, la única fuente de información y la base de todo conocimiento fiable sobre cualquier tema. Amor y responsabilidad, con esta suerte de metodología, no teme ni debe temer nada que pueda ser legitimado por la experiencia. La experiencia no tiene por qué temer a la experiencia. La verdad sólo puede salir ganando de tal confrontación". (23)

¿Puede citar un ejemplo concreto de Amor y responsabilidad que ilustre cómo las desventuras filosóficas de Wojtyla afectaron a su capacidad de comunicar las verdades objetivas que sustentan las enseñanzas perennes de la Iglesia sobre la moral sexual?

Uno de los ejemplos más extraños se encuentra en el capítulo V, «Sexología y ética», que, como se ha señalado anteriormente, fue escrito en una fecha posterior por Wojtyla como un suplemento a los cuatro capítulos anteriores. (24) Contiene la única referencia al aborto en el libro.

En una sección titulada “El problema del control de la natalidad”, Wojtyla introduce la cuestión del aborto provocado, al que se refiere eufemísticamente como «el acto de interrumpir artificialmente el embarazo». (25)

Wojtyla afirma que moralmente, “‘la interrupción del embarazo’ es una ofensa muy grave”, pero en su escrito tan sólo se centra en la experiencia de la persona que aborta, no en el niño que es asesinado:“Es [el aborto], de hecho, una interrupción artificial del ritmo biológico natural con consecuencias muy profundas. No hay analogía para el enorme sentimiento de resentimiento que deja en la mente de una mujer. No puede olvidar el hecho del aborto y tampoco librarse del resentimiento que alberga contra el hombre que le llevó a ello. Aparte de sus efectos físicos, el aborto artificial provoca una neurosis de ansiedad con sentimientos de culpa hasta la médula, y a veces incluso una profunda reacción psicótica. En este contexto, podemos destacar la importancia de las declaraciones de las mujeres que sufren depresión durante el climaterio y que, a veces, una década después del suceso, recuerdan el embarazo interrumpido con pesar y sienten una culpa tardía por ello. ...(26)

Ahora bien, la realidad objetiva es que el aborto provocado es el asesinato deliberado de un niño no nacido con la cooperación al menos tácita de su madre. Es el asesinato más vil, porque no sólo se priva al niño no nacido de su vida física, sino también de su vida espiritual, ya que se le priva del Sacramento del Bautismo, la llave de la puerta del cielo.

Sin embargo, en ningún lugar hace mención Wojtyla del niño no nacido cuando habla del aborto. Además, si bien es cierto que matar al propio hijo es un crimen antinatural que provoca una grave «neurosis» y «psicosis» -así como la virtud es su propia premio, el pecado es su propio castigo-, habría sido más apropiado, que Wojtyla, como pastor de almas, recordara a sus lectores del peligro de la muerte eterna si la mujer y sus cómplices no se arrepintieran y son absueltos de su grave pecado.

Luego, como para echar sal en la herida (y más desde una perspectiva provida), Wojtyla concluye su declaración anterior con la observación de que «no hay motivos para discutir el aborto en relación con el control de la natalidad. Hacerlo sería bastante impropio (el subrayado es nuestro)».

Una vez más, la realidad objetiva es que el aborto inducido es la íntima servidora de la anticoncepción y la esterilización. Ambos se estimulan mutuamente y compiten entre sí. Parafraseando a Planned Parenthood, el aborto siempre es necesario como respaldo a la anticoncepción defectuosa u omitida.

Wojtyla cometió un grave error cuando negó la conexión inherente entre el aborto y el control de la natalidad. [En la segunda parte de esta serie volveremos a examinar este punto concreto en relación con la Comisión de Cracovia].

En los dieciocho años que transcurrieron entre la publicación de Amor y responsabilidad y la finalización de TDC, ¿qué acontecimientos influenciaron el punto de vista de Wojtyla acerca del sexo y el matrimonio?

Se me ocurren al menos tres:La participación de Wojtyla en el Concilio Vaticano II, especialmente su influencia en Gaudium et Spes;
La creación por Wojtyla, en 1966, de un grupo especial de investigación, conocido como la «Comisión de Cracovia», con el fin de volver a examinar las enseñanzas de la Iglesia sobre el amor conyugal;
La contribución del cardenal Wojtyla a la encíclica Humanae Vitae, publicada por el Papa Pablo VI el 25 de julio de 1968.

¿Desempeñó Wojtyla un papel importante en el Concilio Vaticano II?

Al principio no, pero su influencia creció lentamente durante la segunda mitad del Concilio, tras su nombramiento como arzobispo de Cracovia el 13 de enero de 1964. Hay que recordar que Wojtyla no recibió el birrete rojo de manos del Papa Pablo hasta el 26 de junio de 1967, mucho después de la clausura del Concilio. (28)

Del 31 de enero al 6 de abril de 1965, Wojtyla participó en la redacción del Esquema XIII, Gaudium et Spes, la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, pero no fue uno de los principales artífices del documento, tal como se llegó a decir. (29)

Sin embargo, su influencia, así como la de los padres conciliares que compartían algunas de sus ideas revolucionarias sobre el matrimonio, como el Cardenal Leo Jozef Suenens de Malines-Bruselas y el Cardenal Paul-Émile Léger de Montreal, puede verse en Gaudium et Spes, Parte I, Capítulo 1 «La dignidad de la persona humana», y Parte II, Capítulo I «Fomentar la nobleza del matrimonio y de la familia», con sus connotaciones fuertemente «personalistas»; en la descripción del amor conyugal como «una forma primaria de comunión interpersonal»; y en la ausencia clamorosa de los términos “primario” y “secundario” en lo que se refiere a los fines del matrimonio en el texto del decreto. (30)

Llegados a este punto, puede ser útil recordar que en la apertura de la segunda sesión del Concilio, el 6 de octubre de 1963, ya se hablaba entre los padres conciliares de que se acercaba un cambio de paradigma sobre el matrimonio y sus fines.

Este rumor se alimentó aún más cuando el Papa Juan XXIII, en marzo de 1964, sólo unos meses antes de su muerte, con la aprobación del Cardenal Giovanni Battista Montini, su heredero, encargó la creación de una Comisión Pontificia especial para estudiar los recientes avances de la anticoncepción hormonal y para reexaminar la oposición de la Iglesia a la anticoncepción a la luz de las nuevas tendencias demográficas. (31)

El Papa Pablo VI eliminó el tema del «control de la natalidad» del orden del día del Concilio, ¿verdad?

Sí. El 23 de junio de 1964, un año después de la muerte del Papa Juan XXIII, el Papa Pablo anunció la reformulación y reorganización de la Comisión Pontificia para el Estudio de los Problemas de la Familia, la Población y la Natalidad que, en efecto, eliminó las bombas de relojería que eran el «control de la natalidad» y el «control de la población» de los puntos a deliberar por los Padres del Concilio.

Cuando Pablo VI promulgó Gaudium et Spes el 7 de diciembre de 1965, incluía la famosa nota 14 a pie de página en la que el Papa Pablo VI afirmaba: “Por orden del Sumo Pontífice, se han confiado a una comisión algunas cuestiones que requieren una investigación más profunda y cuidadosa para que lleve a cabo un estudio sobre la población, la familia y los nacimientos, a fin de que, una vez terminado, el Sumo Pontífice pueda emitir un juicio. Con la actual doctrina del Magisterio sobre estos asuntos, este santo sínodo no pretende proponer soluciones concretas en este momento”. (32)

¿Seleccionó el Papa Pablo al arzobispo Wojtyla para formar parte de la Comisión Pontificia para el control de la natalidad?

El Papa Pablo nombró a Wojtyla para que se uniera a las deliberaciones de la Comisión durante su quinta, última y más importante, reunión en junio de 1966, pero Wojtyla decidió no asistir, bien por las delicadas complicaciones políticas que atañían al Cardenal Primado Stefan Wysznski y al régimen comunista, bien porque ya había desarrollado una vía de comunicación más directa y eficaz con el Papa.

Randy Engel

Notas a la Parte I

Esta paráfrasis del autor es un juego de palabras de una serie de nueve partes de Si Si No No (Sociedad San Pío X) titulada «Creen que han ganado» de autor anónimo, «Hirpinus» y traducida de Courrier de Rome. Está disponible en http://www.sspxasia.com/Documents/SiSiNoNo/1993_August/They_Think_Theyve_Won.htm. Para un incomparable TAC de la mente modernista de Maurice Blondel y el P. Henri de Lubac, véase la encíclica de San Pío X, Pascendi Dominici Gregis (1907).

Nacido el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Cracovia), Polonia, Wojtyla perdió a su madre y a su hermano Edmund antes de alcanzar la mayoría de edad. Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía, literatura y humanidades, escribió poesía y se unió al Grupo de teatro rapsódico de vanguardia «Studio38». Con la guerra llegó la ocupación nazi y luego el dominio soviético. En octubre de 1942, fue aceptado como candidato a las órdenes sagradas en el seminario clandestino organizado en Cracovia bajo el arzobispo Adam Sapieha. Fue ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946. Dos semanas más tarde, tras obtener el permiso de Stalin para abandonar Polonia, partió a Roma para estudiar en el Angelicum. Dos años más tarde regresó a Cracovia, y en 1954 obtuvo el título de profesor de grado y postgrado en la Universidad Católica de Lubin (KUL). Incluso después de su nombramiento como obispo auxiliar de Cracovia en 1958, la afición de Wojtyla por la novedad filosófica siguió floreciendo, como lo demuestra su sensacional ciclo de conferencias sobre el sexo, la sexología y la ética sexual en Lubin entre 1958 y 1959.

Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò: Catechesi sull’amore umano. Roma: Città Nuova y Libreria Editrice Vaticana, 1985. Como señala Michael Waldstein, el original polaco tiene el mismo título, pero no el subtítulo.

Juan Pablo II, Man and Woman He Created Them: A Theology of the Body, traducido por Michael Waldstein, Pauline Books & Media, Boston, 2006.

El Papa Benedicto XVI, «Authentic and the Authentic Theology of the Body», traducido por Michael Waldstein, Pauline Books & Media, Boston, 2006. Benedicto XVI, «El amor auténtico se transforma en luz», (Zenit News) enhttp://www.zenit.org/article-15995?l=english

John F. Crosby, «The Mystery of ‘Fair Love'» en http://www.catholic.net/rcc/Periodicals/Igpress/cwr4-99/essay.html.

Juan Pablo II, Crossing the Threshold of Hope, editado por Vittorio Messori; traducido del italiano por Jenny McPhee y Martha McPhee, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1994, p. 123.

Karol Wojtyla (Papa Juan Pablo II), Amor y responsabilidad, traducción inglesa, Farrar, Strausand Giroux, Inc., Nueva York, 1981.

Para una breve descripción del estudio (incompleto) de Karol Wojtyla de 1969 Osoba y Czyn (Persona y Acto), que ha sido retitulado The Acting Person: A Contribution to Phenomenological Anthropology (Analecta Husserliana), véase http://www.amazon.com/Acting-Person-Contribution-Phenomenological-Anthropology/dp/9027709858/ref=sr_1_1?ie=UTF8&s=books&qid=1202238403&sr=8-1

Para más información sobre Person and Act, véase «Wojtyla’s Walk Among the Philosophers», de George Weigel, en http://www.eppc.org/publications/pubID.2779/pub_detail.asp.

En septiembre de 1951, el arzobispo Eugeniusz Baziak, administrador apostólico de Cracovia, concedió al joven Wojtyla un permiso para realizar los exámenes de acceso a la universidad. Del 1 al 3 de diciembre de 1953, Wojtyla completó esa tarea presentando su tesis sobre el sistema ético de Max Scheler. En 1960, el mismo año en que se publicó Amor y responsabilidad, la Academia de Ciencias de la Universidad Católica de Lublin publicó la tesis del obispo auxiliar Wojtyla, «Evaluación de la posibilidad de construir una ética cristiana basada en el sistema de Max Scheler». Véase «Biografía (Pre-Pontificado) de Su Santidad Juan Pablo II», disponible en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 13 de febrero de 2001.
11. Gaudium et Spes [Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual] promulgada por el Papa Pablo VI, 7 de diciembre de 1965. Disponible en http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vatii_cons_19651207_gaudium-et-spes_en.html.

«Porque se acerca el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo deseos de oír, se amontonarán maestros a su medida, y, dejando de escuchar la verdad, se desviarán hacia los mitos» (II Tim 4, 3-4).
Papa Pío X, Pascendi Dominici Gregis, 8 de septiembre de 1907, «El modernista como reformador» (38).
Ibid.

«La fenomenología representa una ‘caridad intelectual’, dice Juan Pablo II», Zenit News, Vatican City, 24 de marzo de 2003.

Wojtyla, Amor y responsabilidad, 1981, p.15.

Ibid, p.18.
Ibídem, p. 15.
Ibídem, p. 18.
Ibídem, p. 16.
Ibídem, p. 10.
Ibid., Véase también «En la raíz de la filosofía de Karol Wojtyla», Zenit News, 19 de febrero de 2006, que contiene lo más destacado del congreso de tres días celebrado en Madrid sobre «La filosofía personalista de Karol Wojtyla». Según Jaroslaw Merecki, «la experiencia, primera fuente de la filosofía del hombre, y el encuentro con la fenomenología son las fuentes de la filosofía de Karol Wojtyla».
Todo el capítulo 5, «Sexología y ética», empezando por el uso poco riguroso que hace Wojtyla de términos como «sexología» y «control de la natalidad», y después por su lenguaje sexual explícito, es muy problemático, no sólo el ejemplo del aborto que se cita.

Ibídem, p. 284.
Ibídem, 284-285.
Ibid. 285.

Tras la muerte del cardenal Adamo Stefano Sapieha, el 21 de julio de 1951, Eugeniusz Baziak, arzobispo de Lviv (Ucrania), fue nombrado administrador apostólico de Cracovia, cargo que ocupó hasta su muerte, el 15 de junio de 1962. El 16 de julio de 1962, Wojtyla fue nombrado Vicario Capitular, y en diciembre del año siguiente fue designado Obispo Metropolitano de Cracovia.

El P. Ralph M. Wiltgen no menciona el nombre de Wojtyla en su obra clásica The Rhine Flows dInto The Tiber, Tan Books, Rockford, Il., 1985.

Véanse las notas a pie de página de Donald R. Campion, en The Documents of Vatican II (Walter M. Abbott,S.J., General Editor, American Press, 1966, pp. 249, 250, 252, 254 y 256), que coincide enérgicamente en esta apreciación sin mencionar a Wojtyla por su nombre.

Los seis miembros de la Comisión original se reunieron en octubre de 1963 en Lovaina. Los seis miembros de la Comisión original se reunieron en octubre de 1963 en Lovaina. Una Comisión ampliada, de tres niveles, creada por el Papa Pablo VI, se reunió en Roma en abril y junio de 1964, una vez en 1965, y celebró su última reunión en abril de 1966 con la presencia de 72 miembros
Gaudium et Spes, parte II, capítulo 1, nota a pie de página nº 14.

Tomado de “Catholic Family News