BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



viernes, 4 de diciembre de 2015

Necesitamos un papa "mártir" que quiera reconstruir la casa (Michael Lofton)

Una posible solución al tremendo problema que asedia a la Iglesia actual, escrito por Michael Lofton, de la revista Remnant. El original, pinchando aquí

San Clemente, papa mártir 

Se han propuesto muchas teorías acerca del modo en que la Iglesia Católica podría salir de la actual crisis en que se encuentra. Me referiré a algunas de ellas y luego propondré la mía.

Reformar el laicado

Algunos sugieren que si el laicado estuviera mejor catequizado la Iglesia podría salir de la crisis actual, ya que podría brindar mejores candidatos a la Iglesia para la formación sacerdotal. Éstos luego se convertirían en sacerdotes ortodoxos, obispos y hasta papas

Si bien una mejor catequización del laicado y mejores candidatos para el sacerdocio son muy importantes, esto solo no solucionaría la situación en que se halla la Iglesia¿Por qué? Porque la Iglesia necesita sobre todo la Ecclesia Docens (la Iglesia docente, es decir, los obispos) para que la Ecclesia Discens (la iglesia que aprende, es decir, el laicado) sea bien catequizada. Hay muchas cosas que algunos laicos podrían enseñar sobre la fe a otros laicos, pero se necesita el Magisterio para sopesar aspectos actuales de doctrina y práctica, que no se han tratado en el pasado, pero que son de vital importancia para permanecer firmes en la fe (de aquí la necesidad de un Magisterio vivo).

Además, el laicado puede producir candidatos ortodoxos dignos de ingresar en el seminario, pero si el seminario tiene gente que rechaza a los candidatos ortodoxos, y sólo acepta a los candidatos disidentes, esta teoría no funcionaría. Evidentemente, para que se produzca un cambio serio es crucial una reforma en la Jerarquía.

Reformar a los sacerdotes

Esta teoría sostiene que el saneamiento de la crisis actual sería posible mediante sacerdotes ortodoxos

Como mencionamos antes, existe el problema de la admisión de los candidatos ortodoxos al seminario; pero suponiendo que se produjera esta reforma con sacerdotes ya ordenados, aún no sería suficiente. Si un sacerdote se pusiera a “reconstruir la casa” en su parroquia, es decir, no permitiera al laicado llevar la batuta, celebrara la misa tradicional, predicara acerca de la conversión y de la necesidad de creer en Cristo y su Iglesia Católica como único medio de salvación, recibiría un llamado al día siguiente y sería silenciado o reducido al estado laical. Esto no significa que no tengamos necesidad de mejores sacerdotes; significa que no es suficiente con reformar a los sacerdotes.

Reformar a los obispos

Algunos creen que si los obispos fuesen más ortodoxos la iglesia podría salir de la crisis actual en que se encuentra

Esto es controvertido porque tan pronto como un obispo intente reformar la iglesia en su diócesis, de acuerdo con los parámetros de ortodoxia normales, sería apartado por sus hermanos obispos, quienes rápidamente se dirigirían al Santo Padre y pedirían su remoción del cargo.

Imagínense: Si un obispo les dijera a todos sus sacerdotes disidentes que se vayan a casa, retornara a la liturgia tradicional y comenzara a predicar la fe católica (que, inevitablemente, incluye un llamado al arrepentimiento del pecado y la exclusividad de la salvación sólo en la Iglesia Católica), se notificaría al Papa inmediatamente y se presionaría para removerlo de su puesto ( y hasta el momento los disidentes han obtenido todo lo que querían en este aspecto). Está visto que ésta no sería tampoco la solución del problema de la crisis actual.

Un Papa mártir

Parecería que la única esperanza real para un cambio serio (con excepción de una intervención divina) es que un Papa “reconstruya la casa”

¿Por qué un Papa? Porque el Papa tiene el poder de hablar claramente sobre la doctrina y la práctica sin la posibilidad de ser removido, puede definir dogmas infaliblemente, excomulgar a los disidentes, reducir al estado laical a los clérigos rebeldes, etc. Sin embargo sin un Papa que quiera implementar cambios de radicales con mano firme, la Iglesia permanecería atrapada en la crisis actual por los motivos ya mencionados.

¿Cómo podría un Papa reconstruir la casa en forma eficaz? 

Se podría lograr de la siguiente manera: El Papa podría encerrarse en una habitación con un fuerte dispositivo de seguridad y un catador de alimentos, redactar una lista de obispos disidentes del mundo y reducirlos a todos al estado laical inmediatamente. Luego podría reunir a un grupo selecto de clérigos bien ortodoxos, conocidos por oponerse férreamente al error, y emplearlos en encontrar nuevos candidatos para reemplazar a los obispos recientemente reducidos al estado laical.

Luego podría redactar una carta para todos los obispos que queden en el mundo para informarles que tienen una semana para reducir al estado laical a todos los sacerdotes disidentes en sus diócesis.

El Papa podría establecer un grupo selecto de clérigos, sumamente ortodoxos, para recibir cualquier queja contra herejías por parte de clérigos. Si existiera suficiente evidencia para demostrar que aún quedan obispos o sacerdotes disidentes en una diócesis, esto se llevaría ante el Papa quien, inmediatamente, reduciría al estado laical a tal obispo o sacerdote disidente.

Posteriormente el Papa podría escribir un nuevo Syllabus de errores, condenando todos los errores de la iglesia moderna. También podría establecer una ley que obligue a todos los obispos y sacerdotes a celebrar exclusivamente la Misa Tridentina bajo pena de pecado mortal y reducción al estado laical (este Papa podría considerar la reforma de la Misa determinada por el Concilio Vaticano Segundo nula y sin efecto). Se podría otorgar un cierto tiempo para que aprendieran latin los sacerdotes que no lo conocieran. Mientras tanto se les permitiría decir la Misa Tridentina en su lengua vernácula pero sólo dentro del tiempo estipulado para el aprendizaje del idioma.

El Papa podría entonces crear otra comisión compuesta enteramente por clérigos verdaderamente ortodoxos para determinar qué actos de los anteriores Papas post conciliares necesitan ser declarados nulos. Después de esto se podría dirigir a todo el mundo con un documento llamando a todo el mundo a arrepentirse de sus pecados, a creer sólo en Cristo y a convertirse a la Iglesia Católica como la única esperanza de salvación.

Es cierto que, aun con el mejor dispositivo de seguridad, dicho Papa sufriría el martirio, pero antes habría puesto en marcha cambios serios, que permitirían a la Iglesia superar la crisis actual

Es seguro que si tuviera lugar tal reforma, la Iglesia se haría más pequeña de la noche a la mañana. Pero ¿no sería mejor tener una Iglesia más pequeña compuesta, casi en su totalidad, por católicos con temor de Dios que una iglesia grande que arrastra mayormente peso muerto -que prácticamente la ha paralizado en su capacidad para llevar a cabo su misión? 

Quizás éste sólo sea un sueño imposible de un laico católico naif, pero todavía espero, contra toda esperanza, que Dios algún día nos envíe un Papa así.

Michael Lofton

Después de décadas pidiéndonos un ‘voto útil’ toca preguntarse: ¿es útil para quién? (ELENTIR)

RENUNCIAR AL VOTO EN CONCIENCIA SÓLO HA SIDO BENEFICIOSO PARA EL PROGRESISMO


Desde la medianoche de ayer, jueves, 3 de diciembre, en España estamos en campaña electoral. Otra vez nos toca escuchar los manoseados argumentos de siempre. Y uno de los más manoseados es el del “voto útil”.

Un mapa político con cada vez menos diferencias entre partidos

No me ocuparé del voto de izquierdas porque no soy de izquierdas. Como votante liberal-conservador me preocupan una serie de cuestiones que se han quedado sin representación en el Congreso y el Senado: el derecho a vivir desde la concepción, la libertad de educación, la libertad de idioma, la firmeza contra el terrorismo, el rechazo a la imposición de la ideología de género y la igualdad de los españoles ante la ley, entre otros. 


PP, PSOE, C’s, Podemos e IU tienen algunas cosas en común:

- Defienden o aceptan el aborto como “derecho”. En el caso del PP, incluso traicionando su compromiso electoral de cambiar la todavía vigente Ley del Aborto de 2010.

- Defienden o aceptan diversos recortes de la libertad de educación, especialmente en lo relativo al derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones religiosas.

- No respetan la libre elección de lengua en las escuelas, en el caso de C’s y del PP poniendo en su lugar una educación trilingüe, y en el caso de los demás asumiendo la inmersión lingüística que se practica en Cataluña.

- Han asumido como algo normal la presencia de marcas electorales de ETA en nuestras instituciones, sin que la banda terrorista se haya disuelto, ni haya entregado las armas, ni haya pedido perdón a sus víctimas, ni tan siquiera se haya molestado en ayudar a aclarar los numerosos atentados de ETA cuyos autores aún no han sido juzgados.

- Promueven o asumen la ideología de género, incluso su imposición por medio de las leyes y en las escuelas.

- Ninguno de ellos se cuestiona el Estado de las Autonomías, que ha sembrado la desigualdad entre los españoles, convirtiendo a nuestra Nación en 17 taifas.

Consenso progresista: el nuevo pensamiento único

Después de casi 40 años, un mapa político con posiciones muy diferenciadas ha dado paso a un mapa político cada vez más dominado por el consenso progresista. Este consenso sirve para excluir a todo el que se atreve a cuestionar dogmas progresistas como el aborto, la ideología de género, el matrimonio gay, el apaciguamiento de los terroristas y que los políticos decidan por ti la educación que han de recibir tus hijos

Además, se han aceptado sin rechistar planteamientos nacionalistas como la exigencia de un cada vez mayor grado de autogobierno para las regiones (aunque eso redunde en mayores perjuicios para los ciudadanos) y que las lenguas tengan derechos (en lugar de tenerlos las personas). Hemos llegado a un punto en que da la sensación de que si no asumes ese consenso progresista, no tienes cabida en nuestra democracia.

¿Cuánto tardarán en desaparecer las pocas diferencias que quedan?

A este panorama se le puede y se le debe plantear una objeción obvia: ¿qué clase de democracia es una en la que todo acaba sometido a una sola ideología? 

Además, esa asimilación se da, en muchos casos, de espaldas a los votantes. El caso del PP y de Mariano Rajoy en esta legislatura es un ejemplo claro de ello: llegaron al poder con unos compromisos electorales y los han traicionado para acabar asumiendo, sin rechistar, el discurso ideológico del PSOE y la práctica totalidad de su tinglado legislativo. Se prometió un “cambio” pero cuesta encontrar cambios reales, más allá de una mayor tolerancia al hecho religioso y de una actitud más favorable a los conciertos educativos. A esto, prácticamente, se han reducido las diferencias entre la izquierda y la derecha parlamentarias, al cabo de varias décadas apelando al “voto útil” frente a la izquierda

Pero ¿cuánto tardará en reducirse a la nada esa diferencia tan escasa? Hace diez años pocos imaginaban que el PP acabaría asumiendo las tesis más abortistas del PSOE, la ideología de género e incluso las consecuencias de los pactos entre Zapatero y ETA, pero lo ha hecho. La claudicación de la derecha parlamentaria ante las tesis progresistas ha sido profunda y no parece que vaya a detenerse.

¿Aún quieres dar voz a tus principios en las instituciones?

Así pues, ¿qué quieren decir con el “voto útil”? Renunciar a votar en conciencia nos ha llevado a tener una derecha parlamentaria sometida a las tesis progresistas, y una izquierda cada vez más radicalizada en sus discursos, en su afán por distinguirse de sus rivales políticos. 

Tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbamiento del comunismo, las ansias de verganza de la ultraizquierda contra el Occidente cristiano, el libre mercado y la democracia liberal se han topado con una derecha tibia y pusilánime que renuncia a defenderlos, por miedo a que los nostálgicos de la URSS y sus portamaletas de la socialdemocracia la señalen como “facha”. 

El resultado es un Estado que cada vez se apropia de una mayor porción de nuestra riqueza, una educación que cada vez es menos libre, una mayor intolerancia a la religión y un cada vez más estrecho margen para discrepar del pensamiento único progresista. 

Estas décadas de “voto útil” han acabado siendo útiles sólo para la izquierda y para esa derecha dispuesta a someterse a los dictados progresistas. Para los demás españoles esa utilidad se limita a defender, con una creciente incertidumbre, unos espacios de libertad que cada vez son más pequeños. 

Ya va siendo hora de que esa derecha social pase a la ofensiva en el ámbito electoral, rompiendo con los políticos que prefieren apaciguar a la izquierda doblegándose ante sus dictados. Tú decides: emitir un voto útil para la izquierda, o un voto en conciencia que dé voz a tus principios en las instituciones.

ELENTIR

NOTA: Como señalo en una entrada posterior, el voto en conciencia (entendiendo por tal la recta conciencia) ha quedado reducido tan solo a Partido FAmilia y Vida, que presenta su candidatura únicamente en Baleares. En un principio, VOX parecía una alternativa posible. Un análisis en profundidad me ha llevado a la conclusión de que no es así. Y lo lamento realmente, pues quedan entonces sólo dos posibilidades: voto en blanco o abstención ... pues aunque existe también un partido de izquierdas que apuesta por la vida y la familia, llamado SAIn, su programa está incompleto y no tengo datos suficientes como para tomar la decisión de votarles.
No tengo suficientes conocimientos de estadística pero me informan de que según el sistema D'Hont no es conveniente el voto en blanco para los partidos que son poco votados ... Y tal vez hubiese por ahí alguno que desconozco con ideas buenas para la nación española. Y ese es el motivo por el que he optado finalmente por la abstención en estas elecciones del 20 de Diciembre, según explico con más detalle en una entrada posterior.