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domingo, 20 de agosto de 2023

RETRATO ROBOT del falso católico




Habla de todo.
Dialoga con todos(pero sin ánimo de evangelizar a nadie).
Tolera todo (especialmente lo intolerable).
Siempre acoge a los "migrantes", especialmente si no son cristianos.
Es "misericordioso" a su manera.
Cree que la Misa es una hermosa celebración donde la gente se reúne para cantar.
No cree en el infierno.
Y si cree, lo cree vacío.
No cree en el diablo.
Y si lo cree, lo cree inofensivo.
Argumenta que no ha habido papas antes del "buen" Papa Juan XXIII
Cree que todos los papas (afines a él) son santos e infalibles y que expresan solemnemente el magisterio, incluso estornudando.
"Nadie puede juzgar" ni siquiera las atrocidades que hay que condenar.
Se atreve a afirmar que las palabras de Jesús no están exactamente escritas en el Evangelio, porque en ese momento no había grabadora.
Se avergüenza de las cruzadas.
Cree que la Iglesia "católica" es una opción entre muchas y en todo caso no la mejor.
No considera al Vaticano II un Concilio, sino EL CONCILIO.

Y SIENDO CLARO:

¡No acepta que es dueño de la verdad!
No dialoga con aquellos que son fieles a la Tradición Católica Romana.
No tolera a los católicos demasiado convencidos por considerarlos "fariseos".
Nunca, nunca da la bienvenida a nadie que se atreva a "balbucear" sobre cosas con un sabor verdaderamente católico.
No es misericordioso con los que son fieles a la Tradición.
No soporta que la gente siga creyendo que la Santa Misa es el sacrificio de Cristo ... ¡Arruinaría la fiesta!
Sólo cree en el infierno para la mafia, los corruptos, los evasores de impuestos y los tradicionalistas.
Cree que el infierno está vacío de pecadores (¡¡Dios es misericordioso!!) pero está lleno de los que contaminan, maltratan a los animales, son mafiosos, etc. y claramente hay un grupo especial para los tradicionalistas...
Afirma que el diablo no tendrá cuernos, pero es un reparador "preconciliar"
Que el diablo sería inofensivo si no se cabreara cuando se quiere la Santa Misa en latín, la comunión de rodillas y en la lengua, la sotana y la Doctrina Católica (en fin, es un "diablo infernal" y hasta un poco al revés)
Cree que "respetar las reglas" es obligatorio, especialmente si se refieren al Covid y al clima y siempre que no se refieran a los preceptos de la Iglesia.

Roberto Buenaventura

jueves, 20 de julio de 2023

Último intento, votemos como católicos (Sonia Vázquez)



Queridos lectores, permítanme un artículo más sobre el voto católico antes de las elecciones en mi país, España. Comentaba el otro día una persona que siempre publicamos estos artículos antes de las elecciones y yo creo que es normal y necesario reforzar en estos períodos, que lejos de ser algo negativo pienso que es positivo ¿Podemos revertir las urnas o, por lo menos, conseguir la mejor opción política para los católicos? ¡Hay que intentarlo! ¡Por favor, mediten, estamos a pocos días y el cambio es posible!

Según los datos del CIS en noviembre del 2022, en España quedan un 55,4% de católicos. Hecho este apunte, pregunto, ¿A quién vota este 55,4%? Díganmelo con sinceridad porque en ese porcentaje están ustedes y estoy yo
¿Buscamos los 55,4% con nuestro voto lo mejor para la Iglesia Católica? Si esto fuera así es imposible que estuviera gobernando en España el señor Sánchez y compañía.
Efectivamente no somos muchos y cada vez somos menos pero lo que está claro es que el porcentaje de católicos que quedamos podríamos dar un giro inesperado a las urnas, pero cabe pensar que estamos durmiendo, pasando de todo o lo que puede ser peor, que muchos que se llaman “católicos” no tengan claro lo que esto implica. Precisamente estaba leyendo las declaraciones de un ex diputado socialista que dice lo siguiente: “el derecho a legislar sobre la interrupción del embarazo o sobre el derecho a una muerte digna tiene que ver con el cristianismo y no con esas ideas ultracatólicas pestilentes”. Podríamos tratar en otro artículo a qué se llama “ultracatólico” pero centrándonos en el tema, lo que este señor llama “interrupción del embarazo” hace referencia al asesinato de bebés en el vientre materno y hasta la fecha, eso de cristiano no tiene nada. Es posible que este hombre esté bautizado y que se educara en la fe católica pero está claro que a día de hoy debe de practicar una variante a la que él sigue llamando “cristianismo”. Es algo así como cuando uno compra “leche de soja” y desconoce que la soja no produce leche.

Les quiero animar a que entren en la página de los distintos grupos políticos y lean con detenimiento sus programas. Sí, sé que es tedioso y que uno está mejor en la playa con un daikiri pero háganlo, no se dejen manipular por la basura televisiva para tomar una decisión, ni mucho menos por el periódico, el yerno listo o la hija bien informada y no sean de los que dicen “siempre voté a…”. Toda la vida tomando helado de vainilla y pasados 40 años descubres que hay algo maravilloso que se llama “mantecado” que es un sabor tradicional e insuperable. La política es como la heladería, hay variedad de sabores aunque todos sean helado.

Pues yo me he sumergido en las web de los principales partidos que optan a escaños y voy a mencionar algunos aspectos que nos pueden interesar tanto positivamente como para ponernos los pelos de punta. No voy a transcribir aquí los programas electorales del PSOE, PP y VOX al completo, pero sí que destacaré las líneas rojas en las que tenemos que fijarnos. No añado a SUMAR porque en su web sólo he podido encontrar la opción de “súmate y dona” y como no entra en mis intereses “donar”, sumo y sigo…

El partido socialista en su programa político habla sin medias tintas sobre la regulación de la eutanasia y los derechos y garantías de las personas en el proceso final de su vida. Resumiendo, adiós papá, adiós mamá y así me ahorro pensiones. Sobre la educación de nuestros hijos desde su más tierna infancia nos propone: “Fortaleceremos los programas para la promoción de la salud afectivo-sexual en todos los niveles educativos haciendo hincapié en que reflejen la realidad actual de nuestra sociedad huyendo de estigmas y tabúes sexuales”, el que quiera entender que entienda pero después no se asusten si su pequeña María llega a casa diciendo que ahora es Manolo. Esa realidad actual de nuestra sociedad que se menciona en el programa socialista es la que nos han impuesto ellos con su gobierno, no la ideal ni la deseada por muchos de nosotros, los ciudadanos.
Sepan también que si este individuo y su séquito son elegidos otra vez, continuarán fomentando la vida sexual activa de nuestros adolescentes garantizando el acceso a anticonceptivos de forma gratuita y si no funcionan…ya se sabe la solución, aborto y vía que además ahora ya no hace falta el permiso de los papis.
Sobre los asuntos referidos a la familia no voy a entrar en detalle porque en el partido socialista hay más modelos de familias que variedad de champús en el mercado. Para finalizar el mini resumen, en las últimas páginas nos recuerdan que continuarán con la memoria histórica para borrar todo lo que queda de la España Católica…Les dejo con este pildorazo recogido en la página 246 y que es un compendio de todo lo que llevan dentro: “En las leyes y normativas promovidas y aplicadas por Gobiernos socialistas sobre divorcio, interrupción voluntaria del embarazo, muerte digna, matrimonio entre personas del mismo sexo, igualdad entre mujeres y hombres, violencia de género… son expresión de espacios de laicidad conquistados por y para la ciudadanía, que siempre han tenido que vencer democráticamente la oposición de sectores conservadores, como ha sido el del Partido Popular. Ahora, además, asistimos a un renacimiento de movimientos ultranacionalistas y supremacistas en España y en toda Europa, que alimentan el odio a quien tiene otra cultura u otra religión distinta de la que ha sido tradicional en nuestro país”. Aquí los únicos que fomentan el odio, señor Sánchez, son ustedes enterrando y desenterrando cadáveres.

Mis queridos lectores, ¿es el PSOE su partido? Si es así permítanme animarles a un cambio de vida porque se están desviando de nuestra meta, la santidad y se lo digo porque para mi, aún siendo usted socialista, es un querido lector y deseo lo mejor para usted.

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Voy con el turno del partido popular, dirigido por el sr. Feijoo. Si partimos de la base de que el otro día en televisión dijo que no tendría inconveniente en pactar con el partido socialista, podríamos parar aquí mismo porque quiere decir que sus programas se encuentran en algún punto, en varios o en todos. ¿Está el PP a favor de la eutanasia y del aborto, además de otro tipo de atrocidades? Vigilemos esto porque la vida de los más débiles merece toda nuestra atención. Si algo nos debe caracterizar a los católicos es la caridad pero no la de la monedita al que está en la puerta del Templo. CARIDAD en mayúsculas, doliéndonos por cada vida segada de manera violenta y luchando por la vida de los más indefensos. Abortar no es delito pero es pecado mortal y lo mismo colaborar en esta masacre.

¿Puede el PP mejorar la situación económica de nuestro país, el trato a los empresarios, a los autónomos y disminuir el paro? Seguramente que sí y que eso sería favorable para España es incuestionable pero no nos podemos conformar, no es suficiente. El señor Feijoo hace unos meses fue el primero en plantear que se debería abrir un debate para regular las barrigas de alquiler y nos ha recordado también que el aborto es un “derecho” de la mujer que el PP ha mantenido siempre durante sus mandatos. Esto es contrario a nuestra Fe.

¿Es el PP su partido? Mediten con calma si la santidad es el adorno de la casa de estos señores. No se queden ustedes sólo en la economía, no esperen simplemente mejorar su cartera, aspiren también a que su alma descanse en paz. Aspiremos a lo alto. Queremos opciones políticas que nos representen a los católicos.

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Si han llegado hasta aquí saben que me queda un partido por comentar y yo no voy a aplicar la censura como en los medios de comunicación. Voy a darle su espacio a VOX en mi artículo. Antes de avanzar les adelanto que yo no les incito a votar a un partido en concreto porque ni soy afiliada ni tengo intereses en ninguno y desafortunadamente ya sabemos que cualquier político de cualquier partido miran primero por ellos mismos y a los demás nos venden por dos duros.

En el punto 360 del programa electoral del partido VOX se puede leer lo siguiente: 
“Defenderemos el derecho a la vida desde su concepción hasta la muerte natural y acabaremos con la cultura de la muerte. Para ello, comenzaremos por la derogación de la Ley de la Eutanasia y la Ley del aborto libre.” 
Sólo leyendo esto he pensado que a Dios gracias, aún hay quién mira por los más débiles. Verdad o mentira que lo hagan pero por lo menos se han atrevido a proponerlo con lo que ello conlleva, que es ni más ni menos que sean tachados de partido “ultra”. Esta agrupación política no se queda en el papel. Hace unos meses, el vicepresidente de la junta de Castilla y Leon, Juan García-Gallardo hablaba de las medidas antiabortistas que pondrían en marcha: “obligar a los sanitarios a ofrecer tres opciones a las embarazadas que pretendan interrumpir su embarazo: la posibilidad de escuchar el latido del feto, que los progenitores puedan tener una ecografía en 4D y un apoyo a la atención psicológica”, así como proteger a los sanitarios que sean perseguidos.

Señores, señoras, VOX no es un partido católico pero sí que aquí se aúna con lo que nos enseña la iglesia: Quinto mandamiento: “no matarás”, aspecto que aparece recogido también en el actual catecismo de la iglesia católica, en el punto 2258, “Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”

Les invito a pensar en este punto, es más, les animo a leerlo en la web del partido VOX porque ahí es donde lo reflejan, no me he inventado nada. Si lo que digo no es cierto, no tengan inconveniente en comentarlo en nuestras redes sociales.

Podría seguir enumerando aspectos tales como que 

- van a proteger a los menores frente a cambios de género en edades que hasta los médicos están en desacuerdo de iniciar tratamientos hormonales o cirugías, 

-  la defensa de toda persona por maltrato, sea hombre o mujer,

- derogación de la ley de “solo sí es sí” por la cual han sido rebajadas las condenas de tantos maltratadores ....

pero como les dije, es mejor que lo lean ustedes mismos para que comprueben que no lo estoy inventando, es el programa electoral de estos señores que sin ser un partido católico se aúnan en algunos puntos con nuestros intereses como católicos.

A mi no me gusta ningún partido al cien por cien y con todos hay cosas en las que difiero y mucho ... pero para votar el próximo domingo 23 de Julio tendré en cuenta principalmente aquellos aspectos que puedan beneficiar a la Iglesia Católica, a mi Fe y al reinado de Cristo, ¿a quién voy a votar? Al que considere que cumple esta premisa y ustedes, al igual que yo, no se dejen manipular ni permitan que nadie les diga las siglas de su partido, búsquenlas en su interior, en su corazón.

Gracias por haber leído hasta aquí y recuerden que somos un 55,4% de católicos pero si somos pasivos, negligentes, acomplejados, pusilánimes y bobalicones seguiremos juntando nuestro voto al 45% restante de la población española lo que implica que seguiremos tragando como borregos y colaboraremos en la desaparición de nuestros símbolos, en el recuerdo de nuestros mártires que fueron vilmente asesinados por defender su Fe. 

No tengan miedo a que les llamen “ultras” porque yo misma me considero “ultra”…ultra normal

Sonia Vázquez

martes, 15 de noviembre de 2022

Los críticos contra la FSSPX no siguen a la Santa Sede




OnePeterFive publica la respuesta a un texto, que forma parte de una serie de debates sobre la FSSPX. Lo retomamos, en nuestra traducción, por las interesantes ideas que ofrece.

Durante cuarenta años, los enemigos de la Tradición han presentado una demanda canónica de cisma contra los Obispos y Sacerdotes de la Fraternidad San Pío X y los fieles que los apoyan.

Sin embargo, el pontificado del Papa Francisco anuló estas pretensiones canónicas; El Santo Padre otorgó al Superior General de la Fraternidad permiso para ordenar sacerdotes, nombró al obispo Fellay ministro canónico de segundo grado, otorgó facultades globales para escuchar confesiones y ordenó a los obispos del mundo asistir a bodas en las capillas de la FSSPX (o delegar facultades de otro modo, según corresponda). la mayoría lo ha hecho).

En consecuencia, la crítica de la Fraternidad ha pasado del fundamento canónico al moral. Por un lado, los amigos de la Tradición y los partidarios de la obra del santo arzobispo Lefebvre tienen motivos para alegrarse; las estrategias cambiantes parecen un reconocimiento implícito de que la campaña de cuatro décadas contra la FSSPX finalmente se ha resuelto.

Por otro lado, los argumentos que se acaban de utilizar parecen todavía destinados a difamar a los sacerdotes de la FSSPX, y quizás incluso a los fieles que asisten a sus liturgias, y a asustar a aquellos católicos que de otro modo podrían sentirse atraídos por la belleza de la misa tradicional en latín y la doctrina ortodoxia de la FSSPX. .

El nuevo argumento, presentado por mi oponente del debate, Andrew Bartel, es esencialmente este: la FSSPX es culpable de cisma, incluso si no es estrictamente un cisma canónico. Su historial de actos cismáticos significa que son peligrosos.

Se sigue, por supuesto, que si son culpables de cisma, ningún católico puede acercarse a ellos para recibir los sacramentos. (No creo que Andrew haya dicho esto explícitamente, pero cualquier católico estaría de acuerdo en que no podemos adorar o estar en comunión con los cismáticos). Que el Vaticano haya declarado repetidamente que los católicos pueden asistir a misas y recibir los sacramentos de los sacerdotes de la FSSPX debería ser suficiente para resolver el problema de una vez por todas.

Andrew afirma que la FSSPX rechaza la "sumisión al Papa en la fe, el culto y el gobierno", aunque es claramente lo contrario. ¿Monseñor Fellay, como Superior General, se negó a someterse al Papa Francisco en 2017 cuando le pidió que instituyera un proceso para reconocer los matrimonios en las capillas de la Fraternidad? ¿Es un niño que busca la ayuda de un padre y acepta con gratitud esa ayuda el tipo de conducta que ahora constituye un rechazo a la sumisión?

Cuando el Santo Padre ordenó a los obispos del mundo colaborar con los sacerdotes de la FSSPX para que los matrimonios en las capillas de la Fraternidad fueran incuestionablemente lícitos y válidos, la Fraternidad rechazó estos nuevos procedimientos canónicos, ¿como haría un cismático? Cuando los sacerdotes de la FSSPX trabajan con los Vicarios Generales en cientos de diócesis alrededor del mundo para obtener facultades matrimoniales en sus capillas, ¿representa una negativa a someterse a la regla del Papa?

Cuando el Superior General y los tres Obispos de la FSSPX anunciaron su deseo de unirse al Santo Padre en la consagración de Rusia, ¿constituye esto un rechazo a la sumisión en la fe?

Andrew también afirma que el ministerio continuo de los Sacramentos por parte de los sacerdotes de la FSSPX representa actos de desobediencia continua, pero esto es objetivamente falso; ¿Cómo puede ser 'suspendido' un sacerdote que ha recibido facultades directamente del Santo Padre cuando la naturaleza misma de una suspensión canónica es la privación de facultades?

Mi oponente del debate argumenta que las ordenaciones anuales de hombres al sacerdocio por parte de los obispos de la FSSPX son "ilícitas", a pesar de que el obispo Fellay anunció al mundo en 2015 que el Santo Padre, de hecho, había dado su permiso para tales órdenes. ¿Cómo podría ser ilegal un acto cuando el legislador supremo de la Iglesia ha otorgado permiso para realizar ese acto?

¿Quién es, en realidad, el culpable que se niega a aceptar la autoridad del Santo Padre en estos asuntos?

Como muchos críticos de la FSSPX, Andrew argumenta que la FSSPX es culpable de "rechazar un concilio ecuménico". Sin embargo, la FSSPX no niega que el concilio fuera ecuménico ni que el papa que lo convocó tuviera derecho a hacerlo. De hecho, el fundador de la Fraternidad, el arzobispo Marcel Lefebvre, participó personalmente en el concilio e incluso firmó los documentos conciliares.

La verdad sobre la posición de la Fraternidad sobre el Concilio Vaticano II es que han expresado reservas con respecto a las nuevas ideas sobre la libertad religiosa, el ecumenismo y la colegialidad. Los sacerdotes de la Fraternidad advierten que, dada la confusión sobre lo enseñado por el Concilio, es mejor servir a los fieles aferrándose a las doctrinas tradicionales de la Iglesia.

En un momento de confusión, ¿cómo podría considerarse polémico incluso repetir la instrucción de San Pablo [1]?

El Concilio mismo, en efecto, no pretende haber promulgado nuevos dogmas que requieran el asentimiento de la fe, ni anatematiza a los que se niegan a someterse a las disposiciones pastorales del Concilio.

Además, la voluntad de la Iglesia bajo los pontificados del Papa Juan Pablo II y Benedicto XVI de entablar discusiones doctrinales con la FSSPX a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe [2] demuestra que las preguntas sobre las novedades del Concilio son admisibles , y que los sacerdotes de la FSSPX son católicos (ya que el diálogo con los cismáticos lo llevaría a cabo el Dicasterio para la promoción de la unidad de los cristianos).

De hecho, como muestra Maike Hickson (aquí y aquí), fue la posición de reserva legítima de la FSSPX en el Vaticano II lo que oficialmente permitió la Santa Sede como un punto de vista legítimo para los católicos, lo que llevó al levantamiento de las excomuniones de la FSSPX (anulando implícitamente el razonamiento contenida en la Ecclesia Dei Adflicta de Juan Pablo II). [3]

Curiosamente, el Papa Francisco ha decidido que ya no es necesario siquiera celebrar estas discusiones doctrinales. Si el Santo Padre no ve las reservas de la Fraternidad sobre las noticias del Concilio dignas del juicio del Vaticano, y si recordamos que el Vaticano I enseñó infaliblemente que es deber del papado guardar y proteger la Fe, como entonces un crítico de la Fraternidad concluye que ¿Las reservas sobre tales novedades implican pecado, y mucho menos cisma? [4]

¿Es posible que aquellos que usurpan la autoridad única del Vicario de Cristo y los fieles católicos para encenderse con gas se arriesguen al cisma al negarse a someterse al sucesor de San Pedro en estos asuntos?

En su artículo y en sus entrevistas con otros opositores de la FSSPX, Andrew dio mucha importancia a mi decisión de no responder a cada una de sus declaraciones en el debate. Me gustaría señalar que, en primer lugar, era su deber probar su argumento. Al ver que no podía hacerlo, no vi la necesidad de continuar con todos los temas sueltos, sino de ceñirme a la cuestión central del cisma.

Además, el argumento de Andrew parece, a veces, estar basado en la paráfrasis de sacerdotes anónimos que se supone que dijeron esto o aquello. Un participante en el debate no puede comprometerse con tales afirmaciones. ¿Quién es el sacerdote? ¿Qué dijo realmente? ¿Cuál fue el contexto? ¿Este sacerdote representa con precisión la posición de la FSSPX? Sin forma de concluir nada con certeza, el debate entra en el terreno de los chismes y las conjeturas. Tales tácticas no merecen una respuesta cuando hay tan poco tiempo y tantos temas sustantivos para discutir.

Andrew también insinúa que al ofrecer Misa, asistir a bodas y escuchar confesiones, los sacerdotes de la FSSPX están involucrados en actos que son, en esencia, malvados. Escribe: "el fin nunca justifica los medios".

Por supuesto, lo que enseña la Iglesia es que los malos medios nunca se justifican, por buenas que sean las intenciones. Parece que Andrés concede que la ley suprema de la Iglesia (el bien de las almas) es la intención, pero ¿cómo es posible que los mismos sacramentos instituidos por Cristo para la salvación de los hombres sean malos? ¿Cómo podrían ser malvados los sacramentos ofrecidos por los sacerdotes católicos, con el permiso del Vicario de Cristo?

Este dilema teológico y eclesiológico profundamente problemático demuestra los riesgos morales que implica que los laicos que no tienen la preparación y la autoridad para juzgar la conciencia de los sacerdotes lo hagan de todos modos y en un foro público.

En su conclusión escrita, Andrew le pide que responda dos preguntas. Primero, me pregunta si he probado que sus argumentos son erróneos o falaces. En segundo lugar, pregunta si por mi compromiso o falta de él en ciertos temas, he renunciado al tema. Estas son las preguntas equivocadas, por supuesto.

Fue el trabajo de Andrew, al argumentar afirmativamente, probar que la FSSPX está en cisma. El editor de OnePeterFive ahora le ha dado amablemente otra oportunidad de probar su argumento. Solo usted decidirá si ha ganado la discusión, pero debe aceptar que no es mi trabajo discutir en el estilo que él quiere de mí, seguir los argumentos que él desea abordar o tomarme el poco tiempo que tengo disponible para perseguir cualquier pista falsa.

No digo esto para defender mi propia actuación, que sin duda podría mejorarse, sino para recordarles que la defensa de la Tradición no saldrá victoriosa si caemos presa de los trucos retóricos o de la tentación de responder a todas las acusaciones posibles, independientemente del mérito.

Tampoco prevaleceremos en nuestra defensa de la Tradición si tememos ad hominems, ridiculización, doxing, discriminación, difamación o anulación de la cultura eclesiástica. Sí, a veces los enemigos de la Tradición utilizarán estos métodos para asustar a quienes contemplan una entrada en la apologética -quizás seas tú- en un intento de disuadirte de contribuir a la defensa de nuestra liturgia y nuestra fe.

En cambio, debemos dejar de lado el miedo por completo y considerar que el hombre y la mujer son razonables y de buena voluntad en su búsqueda de la verdad. Pueden ver un debate de YouTube, leer artículos aquí en OnePeterFive o reflexionar sobre las publicaciones en las redes sociales. Es probable que hablen con familiares y amigos y busquen sacerdotes que tengan reputación de sabiduría y ortodoxia.

Confío en que ellos, como ustedes, concluirán por sí mismos, con la ayuda del Espíritu Santo, que adherirse a la liturgia y la fe de nuestros antepasados ​​durante veinte siglos no es un delito canónico ni moral.

Dios, en su infinita sabiduría, ha tenido a bien colocarnos a ti y a mí en este tiempo y lugar, para no escondernos detrás del teclado, no rehuir los bochornosos escándalos de nuestro tiempo ni apartarnos de la defensa pública de la Iglesia, sino abrazar esta difícil y torpe lucha contra clérigos rebeldes y laicos presuntuosos que os decretarían a vosotros ya vuestros antepasados ​​culpables de pecado, herejía o cisma por haber emulado siglos de santos.

No temas. No huyas de la lucha. No te quejes. Cumple con tu deber, con alegría.

Jeff Cassman *
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[1] “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8).
[2] Para una introducción básica a esto, vea el artículo de Wikipedia.
[3] “Me gustaría recordar a los teólogos y otros expertos en ciencias eclesiásticas que deben sentirse llamados a responder en las circunstancias actuales. De hecho, la amplitud y profundidad de la enseñanza del Concilio Vaticano II exige un renovado compromiso de estudio para revelar claramente la continuidad del Concilio con la Tradición, especialmente en puntos de doctrina que, quizás por ser nuevos, aún no han sido abordados. sido bien comprendida por algunas partes de la Iglesia» Juan Pablo II, Ecclesia Dei Adflicta (1988), 5.
[4] “Y como ante todo tiene el deber de defender la verdad de la fe, si surgen dudas sobre la fe, es con su juicio que deben ser resueltas” Pastor Aeternus, cap 4, part 2.

* Jeff Cassman es un ex analista de inteligencia de la Fuerza Aérea y experto en modelos de comportamiento predictivo para una agencia de publicidad en Nashville, TN. Es católico de cuna y asistió por primera vez a una misa tradicional en latín en 2000. Más tarde estudió teología en el Colegio de los Santos Apóstoles en Connecticut. Jeff es cofundador de Catholic Men of America, la única cofradía profesional nacional de hombres católicos en nuestro país. Es un granjero caballero, cría cerdos, conejos, gallinas y codornices y ha diseñado y construido ambientes acuapónicos para el cultivo en invernadero de tilapia y productos orgánicos. Jeff ha estado casado con su novia de la escuela secundaria, Sarah, durante 28 años y han educado en casa a sus 14 hijos (11 niños y tres niñas), que ahora tienen entre 3 y 26 años. En su tiempo libre, a Jeff le encanta comer y dormir.

jueves, 13 de enero de 2022

Católicos: la película e introducción de Jack Tollers



Cuando descubrí que alguien había subido la película Catholics a Youtube en HD, me resolví a subtitularla (sin saber lo que me pescaba—más de 120 horas de trabajo, aunque confieso que lo hice con mucho gusto, y quedé bastante conforme con el resultado).

Lo primero que hay que destacar es que la novela de Brian Moore que la inspiró, fue escrita un año antes, en 1972, hace exactamente medio siglo. Al año siguiente, 1973, se rodó esta película que presentamos a nuestros lectores, asombrados como estamos ante su actualidad y lo bien tratados que están todos los tópicos que se tratan, sobre todo el principal, que es el afán procedente de Roma de suprimir de una vez y para siempre la celebración de la misa según el Rito de San Pío V. Como si Traditiones Custodes hubiese sido redactado hace 50 años (pensado, seguro que sí).

El argumento consiste básicamente en una “visita” de un inspector de una Orden contemplativa ficticia (los Albaneses) a un monasterio del s. XII, perdido en una de esas pequeñas islas frente a la península del Dingle, en Irlanda. El inspector, el P. James Kinsella, está magníficamente retratado por Martin Sheen, un cura secularizado, moderno, perfectamente ideologizado, ecuménico, a tono con el “Concilio Vaticano IV” y cuya misión es prohibirle al Abad que se continúe celebrando la misa tridentina que se había hecho mundialmente famosa por culpa de… la televisión, atrayendo multitud de peregrinos del mundo entero y para gran disgusto del Superior General de la Orden que lo envía al P. Kinsella con toda la autoridad necesaria para terminar con eso de una buena vez. Y allí va.

Con característica inteligencia, Moore no presenta a este inspector como un ogro, sino como un simpático cura que no quiere molestar a nadie, que se interesa por todo… aunque quiere cumplir a rajatabla lo que se le manda. Aún así, no se entiende enteramente con los viejos campesinos del lugar, se enoja en un pub cuando se entera de que en esa parte del mundo la gente todavía se confiesa en privado y en otra oportunidad pierde los estribos defendiendo a los curas subversivos que van a Sudamérica para morir mártires en su lucha por la justicia social (“compañeros de ruta de los marxistas” como entonces se decían). Pero en general, se muestra cordial y no parece enteramente a gusto con su misión, por mucho que la liturgia en latín y todo lo demás le molesta en sumo grado.

La fotografía de aquella Irlanda gaélica (la que salvó a la civilización, como demostró Thomas Cahill en su imperdible libro), la típica voz aflautada de los viejos monjes, las comidas en el refectorio, la abadía medieval, las costumbres monacales, los variopintos personajes que allí conviven pacíficamente, el humor reinante… está todo retratado a la perfección.

Ahora, lo más importante de la película, a mi juicio, son las cuatro discusiones que el inspector Kinsella mantiene, una con el Abad (sobre los estudios eclesiásticos en Boston sobre los curas guerrilleros en Sudamérica), otra con un monje pescador (Father Manus) que tiene todas las trazas de un santo y que defiende místicamente a la Eucaristía en términos tan elocuentes como conmovedores. Las otras dos discusiones no carecen de interés, sobre todo la que tiene con el portero acerca de la participación del clero en las luchas por la justicia social. En una parte de eso, el joven le explica a Kinsella que si él hubiese creído tener esa vocación, se habría metido en el IRA, no hacerse monje. Y sonreímos ante la referencia que, claro, simpatizamos más con los descendientes de Eamon de Valera que con Camilo Torres).

Pero también quedamos retratados casi todos en la figura del Maestro de Novicios (Fr. Matthew), un típico “tradi” enfurecido con la represión romana, destacando con vehemencia el carácter misterioso y, sobre todo, milagroso de la transubstanciación en la misa. Y no lo podemos negar: también a nosotros, las más de las veces, todo esto nos pone de mal humor.

Pero todo esto está muy bien dicho, porque todos estos monjes se oponen al Novus Ordo más que nada porque más o menos explícitamente se niega el carácter milagroso—y por tanto eminentemente misterioso—de la misa. Lo demás, la misa happy clappy con globos y guitarras, no es más que una consecuencia.

Hay también un diálogo imperdible entre Kinsella y el P. Abad, en el que Kinsella sostiene que en el s. XX ya no hay herejías. Y el abad le propone la definición de una:

La ortodoxia de ayer es hoy herejía; y la herejía de ayer es hoy ortodoxia.

No está mal, para nada.

La acción sucede en 48 horas, más o menos, pero la película tiene 80 minutos de suspenso que lo tienen (al que le importan estas cosas) en vilo.

La parte más difícil de interpretar es la suerte de “noche oscura” que vive el Abad (y de la que le da parte al inspector): una especie de crisis de fe, cuyos rasgos específicos no se parecen a nada que haya leído yo en San Juan de la Cruz, ni en los diarios de la Madre Teresa de Calcuta… ni en ningún otro lado: el tipo se pone a rezar y eso lo transporta a una especie de nirvana en donde Dios no existe. Y a veces tarda mucho tiempo en volver. Entonces resuelve no rezar más. Es un tipo complicado, sometido a una experiencia espiritual complicada, en una situación harto complicada: ¿obedecerá o no a sus superiores? Y si no obedece… ¿qué alternativa le queda?

Nos recuerda un texto de Castellani:
¿Qué ha de hacer un cristiano en una Iglesia decaída, digamos, corrompida; un hombre de verdad a quien le toca el sino de vivir en mala época? ¿Está obligado a hablar? El problema se complica terriblemente con otras preguntas. ¿Qué misión pública tiene? ¿Hasta dónde está corrompida la Iglesia? ¿Qué efecto positivo se puede esperar si chilla? ¿Cómo ha de chillar?
La obligación expresa de “dar testimonio de la Verdad”, que fue la misión específica de Cristo, se vuelve espinosa en Sócrates, angustiosa en un pastor como Kierkegaard, perpleja hasta lo indecible en un simple fiel.

En 1970, Mons. Lefebvre optó por abrir el Seminario de Écone en Suiza y fundó una fraternidad sacerdotal con suerte varia (al final, contra lo que había dicho durante más de 20 años, se vio obligado a ordenar cuatro obispos). Y le fue como le fue.

Otros jugaron el partido de otras maneras. A todos les fue más bien mal. A muchos, a la mayoría, al final los jodieron. Algunos enloquecieron.

Como fuere, creo que se puede sostener que esta película es profética en la medida en que, puesta como está en un futuro no especificado (los tiempos de Vaticano IV), parecería que Roma finalmente conseguirá lo que quiere: sencillamente, la abolición del sacrificio perpetuo (puesto que en los ritos alternativos, la misa no pasa de ser un encuentro entre hermanos para compartir el pan, etc., etc., etc.).

Una cosa meramente simbólica.

Hasta donde puedo ver, esa es la intención de Traditiones Custodes, empujarnos a todos a la Fraternidad de San Pío X, para que, una vez allí encerrados, excomulgarnos a todos y sanseacabó. Y luego reformar el Novus Ordo con una liturgia de los Derechos Humanos, de la ecología, de la pachamama y de la gran puta que lo parió.

Una cosa meramente simbólica.

En fin, en 1972, cuando se desataba el vendaval post-Vaticano II, era sumamente difícil reaccionar con lucidez, tantas eran las barbaridades que aparecían a diario, en el frente dogmático, en el moral, en el litúrgico, en el canónico, en… todo. Grandes inteligencias se alzaron para protestar, para denunciar la porquería que era todo eso, empezando por Dietrich Von Hildebrand y siguiendo con una pléyade de inteligencias brillantes, que ahora recuerdo currente calamo, como Jean Madiran, Salleron, Romario Amerio, Josef Pieper, Leonardo Castellani, Louis Bouyer, Plinio Correa de Oliveira, el abbé de Nantes, Mons. Marcel Lefebvre, Jacques Ploncard d’Assac, Michael Davies, Frederick Wilhelmsen, Julio Meinvielle, Gustave Thibon, Mons. Antonio Guerra Campos, Joaquín Sáenz Arriaga, Rafael Gambra, Carlos Sacheri, Gustavo Corção, Thomas Molnar, Christopher Dawson, André Charlier, Giacomo Biffi, Gustave Thibon, Mons. Antonio de Castro Mayer, Michel de Saint-Pierre, Nicolás Gómez Dávila, Fr. Mario José Petit de Murat, Cornelio Fabro, Leopoldo-Eulogio Palacios, y tantos, tantísimos más (perdón por las omisiones de mi pobre memoria) que intentaron detener la ola de herejías, estupideces, blasfemias y desecraciones que se desataron bajo el estandarte del “espíritu del Concilio”. Los frentes eran innumerables, las cuestiones planteadas casi infinitas, los asuntos a resolver, las distinciones necesarias… era, considerado todo retrospectivamente, una cosa como imposible.

Se hizo lo que se pudo y cada cuál eligió el medio, la manera y el frente de combate a llevar adelante. Cada cual a su manera, y a cada cual le fue como le fue.

Pero este novelista, Brian Moore, que escribió en 1972 esta novela… pues me parece genial en cuanto anticipa lo que no era tan fácil de ver como ahora: que los progresistas tienen una agenda, ¿qué diré yo?, progresiva y que la ambigüedad de Vaticano II era deliberada (como ahora reconoce Kasper) para ir, paso a paso, destruyéndolo todo…

Y a fe mía, si consiguen abolir el sacrificio perpetuo (como está profetizado), habrán ganado la partida.

Si no fuera que hay profetizado mucho, mucho más, je.

Jack Tollers

PELÍCULA

Duración 1:19:18