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lunes, 27 de enero de 2014

Entrevista al Papa por el director de La Civitta Cattolica (4 de 4)



"Lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad...Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental", dice el Papa Francisco en esta entrevista; y continúa: "La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: 'Jesucristo te ha salvado'. Y los ministros de la Iglesia deben ser, ante todo, ministros de misericordia... A las personas hay que acompañarlas, las heridas necesitan curación". Esto es así. No cabe duda de que esto es así. Y, sin embargo, Jesucristo no procedía exactamente de esa manera. Y nadie ha usado de mayor misericordia que Jesús. Por ejemplo, cuando los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio y adujeron que, según la ley de Moisés, debería ser lapidada, le preguntaron sobre lo que Él pensaba al respecto... por supuesto para ponerlo a prueba y tener de qué acusarlo.
"Cumplidores" estrictos de los preceptos de la Ley, e hipócritas, a ellos no les importaba nada el bien de esa mujer. ¿Qué hizo Jesús? Simplemente les dijo: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, arrójele la piedra el primero" (Jn 8,7). "Al oír estas palabras, se fueron marchando uno tras otro, comenzando por los más ancianos, y se quedó solo con la mujer, que estaba delante. Entonces Jesús se incorporó y le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te condenó?". Ella contestó: "Ninguno, Señor". Jesús le dijo: "Tampoco Yo te condeno. Vete y no peques más" (Jn 8, 9-11).

En Jesús se da al mismo tiempo la justicia y la misericordia. En realidad, justicia y misericordia son en Él la misma cosa. Jamás hombre alguno, excepto Jesús, ha podido decir:  "¿Quién de vosotros puede acusarme de pecado?" (Jn 8,46). Sólo Él, el Justo entre los justos, podría haber condenado a la mujer...pero no lo hizo. La pobre estaba asustada, llorando y sintiendo muy de cerca su muerte. Las palabras de Jesús fueron consoladoras: "Tampoco Yo te condeno". Es tan grande el amor de Dios, encarnado en Jesucristo, por cada uno de nosotros que, si nos reconocemos pecadores y miserables, entonces borra y elimina nuestros pecados... a partir de ese momento, ya no existen. Esto es algo que sólo Él puede hacer. Su misericordia es infinita... Esto es absolutamente cierto. Pero, cuando se habla de la misericordia del Señor es preciso completar las frases que Él dijo y decir toda la verdad. Esta mujer cometió adulterio y obró mal: el adulterio es un pecado grave. Jesucristo bendijo a la mujer arrepentida, pero no bendijo su pecado. Por eso, una vez que fue salvada por Él, le dijo: "Vete y no peques más". Esta idea es muy importante: no hay pecado que Él no pueda perdonar. Además, sólo Él puede perdonar los pecados (hoy en día lo hace a través de sus sacerdotes, mediante el sacramento de la confesión). Pero éstos han de ser reconocidos como tales pecados por el pecador y éste ha de lamentar su acción y poner todos los medios para no volver a caer de nuevo en el pecado... : "no peques más"




Según el papa Francisco, "lo más importante es el anuncio primero: 'Jesucristo te ha salvado' ". Pero Jesucristo, cuando comenzó su ministerio no iba diciendo a todos y a cada uno: "¡Estás salvado! ¡Yo te he salvado". No, no es así como procedió Jesús sino que, según relata San Marcos "marchó Jesús a Galilea, predicando el evangelio de Dios, y decía: 'El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 14-15). En todos los milagros que hacía exigía la fe por parte del que era curado. Cuando el padre del endemoniado epiléptico le dijo a Jesús: "si algo puedes, ayúdanos, apiádate de nosotros", Jesús le contestó: "¡Si puedes...! ¡Todo es posible para el que cree!". Y el padre del muchacho exclamó: "Creo, pero ayuda mi incredulidad". Fue entonces cuando Jesús obró el milagro. Los ejemplos se pueden multiplicar. Decía el gran San Agustín que "es preciso odiar el pecado y amar al pecador"; y también: "Dios, que te creó sin tí, no te salvará sin tí". Y así es: Dios cuenta con nosotros, con nuestro arrepentimiento y con nuestro cariño y nuestro amor para con Él, para ejercer así con nosotros su misericordia. 


En el Padrenuestro se lee: "Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden" (Mt 6,12). Y además, se trata de una condición "sine qua non" para poder recibir el perdón de Dios: "Si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados" (Mt 6, 15). La parábola del siervo despiadado, aquel a quien un rey perdonó una gran deuda pero luego él no fue capaz de perdonar a un compañero suyo que le debía una cantidad ínfima, nos debería dar qué pensar: "entonces su señor lo llamó y le dijo: 'Siervo malvado, yo te perdoné toda la deuda porque me suplicaste. ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. Y su señor, irritado, lo entregó a los verdugos, hasta que pagase toda la deuda" (Mt 18, 32-34). Y acaba diciendo Jesús : "Así hará también con vosotros mi Padre celestial si no perdona cada uno de corazón a su hermano" (Mt 18, 35).


De modo que sí, es fundamental, es esencial al cristiano, el tener misericordia para con los demás, tal como la practicó Jesús para con todos cuantos acudían a Él con buena voluntad. Pero no debemos olvidar la segunda parte de la frase. Recibiremos misericordia de Dios si confesamos nuestros pecados y practicamos, a su vez, la misericordia y el perdón (de corazón) con todos aquellos que nos han ofendido. Como muy bien dice el Papa... "los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas, acompañándolas, como el buen samaritano, que lava, limpia y consuela a su prójimo ... Dios es más grande que el pecado". Por supuesto que sí, pero considero que es preciso no omitir el segundo aspecto, el que hace referencia a la responsabilidad personal de cada uno. De lo contrario se corre el riesgo (¡real!) de que la gente que tiene que ser evangelizada piense que Dios siempre perdona, aunque ellos no se arrepientan de sus pecados. Si eso ocurriera, se estaría incurriendo entonces en un grave error: el Evangelio debe anunciarse íntegramente, sin omitir nada... ¡no importa lo que el mundo piense! 

José Martí

domingo, 26 de enero de 2014

Entrevista al Papa por el director de La Civitta Cattolica (3 de 4)



Retomo el punto en el que me quedé, hablando sobre algunos aspectos de la entrevista al Papa Francisco por el director de la Civitta Cattolica. Lo último que se vio fue la importancia que tiene el discernimiento para el Papa: "El estilo de la Compañía no es la discusión sino el discernimiento, cuyo proceso supone obviamente discusión". Sobre la importancia del discernimiento ya se ha hablado bastante en los artículos anteriores. Sólo recordar de nuevo que aunque es cierto que, para un cristiano, es esencial el discernimiento, éste debe hacerse siempre teniendo en cuenta las palabras del apóstol Pablo, quien nos dice: "No os acomodéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, de modo que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios; esto es: lo bueno, lo agradable, lo perfecto" (Rom 12,2). Pienso que es en este sentido en el que el Papa se refiere al discernimiento, pues es éste, y no otro, el verdadero discernimiento cristiano, aquel que nos debe llevar, si somos sinceros, a conformar nuestra vida con la de Cristo, según las palabras del mismo apóstol: "Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús" (Fil 2,5), sabiendo que "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución" (2 Tim 3,12). 



Continuamos comentando algunos párrafos más de dicha entrevista. Dice el Papa poco después: "El jesuíta deber ser persona de pensamiento incompleto, de pensamiento abierto". En mi opinión no es ésta una expresión afortunada: hablar de pensamiento abierto así, sin más, puede dar lugar a malos entendidos. Lo propio del pensamiento es llegar a una conformidad con la realidad de las cosas, las cuales son su fundamento. Pero al usar la palabra "abierto" uno se pregunta: ¿qué quiere decir exactamente? Si se trata de una apertura a la verdad, por supuesto que sí (¡faltaría más!) pero si se trata de estar abierto a cualquier forma de pensar, como si diera igual pensar de un modo u otro, entonces habríamos caído en el relativismo, y esto sería funesto. Estoy seguro de que el Papa no se refiere a la segunda interpretación, pero es importante el uso adecuado de las palabras que se utilizan (máxime proviniendo del Papa).


Claro que, poco después, prosigue: "El jesuíta piensa, siempre y continuamente, con los ojos puestos en el horizonte hacia el que debe caminar, teniendo a Cristo en el centro. Ésta es su verdadera fuerza. Y esto es lo que empuja a la Compañía a estar en búsqueda, a ser creativa, generosa". Parece, pues, que ésta es la interpretación correcta de la palabra "abierto". Y que es a esto a lo que el Papa se refiere, como no podía ser de otra manera, lo cual no quita para que la palabra abierto pueda dar lugar a interpretaciones diversas según quién la utilice, lo que no debería de ocurrir, si se actuase de acuerdo con la sencillez evangélica que nuestro Maestro nos encargó: "Sea, pues, vuestra palabra: "Sí, sí", "No, no". Lo que pasa de esto, del Maligno viene" (Mt 5,37).

Hay, por otra parte, expresiones que, ciertamente, no vienen a cuento. Por ejemplo cuando dice: "No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma autoritaria de tomar decisiones la que me creó problemas". Bueno, también esta frase puede dar lugar a controversias. ¿Qué significa "ser de derechas" o "ser de izquierdas" ?, porque esto no queda claro. Por otra parte, ¿significa eso que "lo bueno" es ser de izquierdas? ¿O que él fue de izquierdas? No, eso no lo ha dicho el Papa, pero ahí queda lo dicho y que cada cual saque sus conclusiones, si puede. En principio, esto no tendría más trascendencia que la que uno le quiera dar, pero lo que sí está claro es que dicha frase está de más. Y de hecho, como era de prever, fue usada como gran titular por la mayoría de los medios de comunicación de masas. Lo que a mí me preocupa es que la gente, extrapolando sus palabras, llegue a la conclusión de que si eres de derechas (¡y a saber lo que esto significa!) no puedes ser un buen católico, porque el Papa no es de derechas. Sí, por supuesto que no es una buena lógica, pero ¿es que la gente actúa siempre llevada por la lógica? Y, en cualquier caso, esas palabras ¿nos llevan a querer y a conocer más a Jesús, que es de eso de lo que se trata, en definitiva? Yo pienso que no, sino que inducen a confusión. Jesús era claro y tajante en todo lo que hacía y decía. Y así debemos ser los que intentamos ser discípulos suyos, ayudados por su gracia.


"Yo creo que consultar es muy importante. Los consistorios y los sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y activa...La consulta a los ocho cardenales, ese grupo consultivo externo, no es decisión solamente mía, sino que es fruto de la voluntad de los cardenales... y deseo que sea una consulta real, no formal". En principio, no cabe poner objeciones a esta idea, pero a mí me da la impresión de que existe un cierto peligro de "democratización" de la Iglesia. Seguro que estaré equivocado, pero el Papado en la Iglesia es fundamental, esencial... y yo intuyo (recelo, tal vez) un cierto "olor" a democracia en el seno de la Iglesia, lo que, ciertamente, no puede ser, como ya expliqué en un artículo anterior. Insisto en que lo más probable es que yo esté en un error... ¡y ojalá que me equivoque!

"La Iglesia es el pueblo de Dios... Sentir con la Iglesia ... quiere decir estar en este pueblo. Y el conjunto de fieles es infalible cuando cree, y manifiesta esta infalibilidad suya al creer, mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo que camina. Ésta es mi manera de entender el sentir con la Iglesia". Yo lo siento, de verdad, pero no acabo de entender este párrafo, porque soy un lego en la materia... lo confieso... pero lo poco que me parece entender está en una línea completamente diferente a lo que siempre he entendido por Iglesia.  Que yo sepa la infalibilidad es del Papa y sólo cuando habla "ex cathedra", pero no del conjunto de los fieles. Tal vez se refiera aquí el Papa al llamado "sensus fidei". Cito a continuación unas palabras del anterior Papa Benedicto XVI (hoy cardenal Ratzinger), palabras que pronunció a finales de 2012 en un discurso dirigido a la Comisión Teológica Internacional, y que pueden servir para esclarecer las palabras del actual Papa Francisco


«El Concilio Vaticano II, reafirmando el papel específico e insustituible que compete al Magisterio, ha subrayado, sin embargo, que todo el Pueblo de Dios participa en la función profética de Cristo (...) Este don, el «sensus fidei» es para el creyente una especie de instinto sobrenatural que tiene una connaturalidad vital con el mismo objeto de la fe (...) y un criterio para discernir si una verdad pertenece o no al depósito vivo de la tradición apostólica. También tiene un valor proposicional porque el Espíritu Santo no cesa de hablar a las iglesias y de llevarlas a la verdad entera. Hoy en día, sin embargo, es particularmente importante aclarar los criterios usados para distinguir el sensus fidelium auténtico de sus falsificaciones. De hecho, no es una especie de opinión pública de la Iglesia, y es impensable recurrir a él para impugnar las enseñanzas del Magisterio, ya que el «sensus fidei» no puede desarrollarse auténticamente en el creyente auténtico salvo en la medida en que participa plenamente en la vida de la Iglesia, y esto requiere una adhesión responsable a su Magisterio»..

(Sobre el "sensus fidei" hay un artículo muy bueno del director de infocatólica, cuya lectura nos puede ser muy útil).

En todo caso, en un intento de aclaración, nos dice el Papa, para que no se preste a confusión lo que ha dicho, que : "obviamente hay que tener cuidado de no pensar que esta infallibilitas de todos los fieles ... sea una forma de populismo ... La Iglesia es la totalidad del pueblo de Dios, pastores y pueblo juntos". 

En fin, la verdad es que tampoco puedo pedirle demasiado a una entrevista, pero la Iglesia es mucho más que eso. Dice San Pablo, hablando de Cristo, que "todo ha sido creado por Él y para Él. Él es antes que todas las cosas y todas subsisten en Él" (Col 1, 16-17). Y luego dice que "Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia" (Col 1,18). La referencia a Jesucristo es fundamental ... y esa referencia aquí no aparece. Yo veo un peligro de horizontalismo


Tan es así que sigue diciendo el Papa más adelante: "Esta Iglesia con la que debemos sentir es la casa de todos, no una capillita en la que cabe sólo un grupito de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad". Con todos mis respetos, me parece que el Santo Padre está aquí juzgando sobre las intenciones de los que están en la capillita. Porque en esa capillita está nada menos que el mismo Jesucristo, realmente presente en el Sagrario, con su Cuerpo, sangre, alma y divinidad, el que es antes que todo y por quien todo ha sido hecho. Y los que van a esas capillitas no tienen por qué ser personas selectas que se refugian allí. ¿Habrá algo más bello que estar junto al Señor haciendo oración? ¿O es que hemos perdido la fe? Precisamente a Jesús le gustaba hablar de "mi pequeño rebaño" (Lc 12,32) refiriéndose a sus discípulos (la Iglesia naciente). No es la multitud, la masa, lo que importa al Señor, sino cada uno, de forma personal e íntima.


"Cuando percibo comportamientos negativos en ministros de la Iglesia o en consagrados o consagradas, lo primero que se me ocurre es: 'un solterón', 'una solterona'. No son padres ni madres. No han sido capaces de dar vida. Y, sin embargo, cuando, por ejemplo, leo la vida de los misioneros salesianos que fueron a la Patagonia, leo una historia de vida y de fecundidad". Me parece muy bien lo de los misioneros, pero volvemos a lo mismo, a juzgar acerca de las intenciones de las personas y, en este caso, para más INRI, ministros de Dios. Además estas palabras se prestan a confusión. En el caso de los misioneros hay que decir que lo son, no tanto por ir a la Patagonia sino porque llevan a los patagónicos el mensaje del amor de Jesús por ellos: ésa es su misión específica. A este respecto viene bien recordar que Santa Teresita de Lisieux (siendo, como era, una monja de clausura) es patrona de las misiones, junto a San Francisco Javier. 


Es el contacto con el Señor Jesús lo que hace milagros. De lo contrario no tendría sentido una vida consagrada a Dios. No está bien, en mi opinión, llamar solterón, generalizando, a aquellos que se han consagrado a Dios. (Cierto que el Papa habla de aquellos con comportamientos negativos pero no especifica en qué consisten esos comportamientos para ser, por eso, llamados solterones). Existe aquí el peligro real de una excesiva "humanización" y del olvido de lo sobrenatural que es, al fin y al cabo, lo más importante. Es Dios quien realiza SU obra a través de nosotros, si le dejamos. Y la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios. El que reza tiene la fuerza del mismo Dios y no cabe mayor fecundidad posible que la del que está enamorado de Dios.  


"Las Iglesias más jóvenes corren peligro de sentirse autosuficientes, y las más antiguas el de querer imponer a los jóvenes sus modelos culturales. Pero el futuro se construye unidos". ¡Pero si aquí no hay nada que imponer!: "Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será siempre" (Heb 13,8) ¿Qué modelos culturales se están imponiendo? Ninguno. La Palabra de Dios vale para todos los tiempos y para todos los lugares y es siempre actual. Y siempre es joven. Se envejecerá en el cuerpo, pero no en el Espíritu. 
(Continuará)

miércoles, 22 de enero de 2014

Empacho Ecuménico (Fray Gerundio)

Una indigestión es un empacho. Y por extensión, un empacho es también un hartazgo: hartazgo de comida o hartazgo de cualquier otra cosa. Mi indigestión de hoy ha sido provocada por el exceso de ecumenismo que esta semana nos rodea, nos agobia y nos intenta comer el coco. Hartazgo y empacho de ver a los eclesiásticos y laicos eclesiastizados, con un más que notable y llamativo embeleso (lo que normalmente llamaríamos caída de baba), ante las posibilidades de una unidad cristiana a costa de lo que sea.

Hace ya años que nos vienen adoctrinando con el tema y hay que reconocer que lo han conseguido. Hasta el punto de que en mi convento muchos frailes piensan ya como protestantes, comprenden muy bien a los ortodoxos, justifican a los metodistas y culpan a los católicos de todo lo que ha pasado en los últimos mil quinientos años. La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, acabará siendo la Novena de San Focio, San Miguel Cerulario, San Lutero y San Calvino, al paso que vamos. Pero ya digo que mis novicios parece que rezan mejor que nunca en esta dichosa y empachosa semana. Nunca los he visto rezar con tanta ilusión, aunque lo hagan como papagayos ecuménicos amaestrados.

Dicen que esto comenzó en 1908 y que luego se fueron añadiendo nuevos enriquecimientos. Claro que el mayor de todos llegó cuando se abrió la espita para el compadreo sincrético -con el Papa a la cabeza-, en aquel lejano Asís de 1980, apoyados en los frutos del Concilio (que también en esto tuvo sus rupturillas con la Tradición) . Desde entonces, como se le ocurra a uno comentar que la Iglesia Católica es la única verdadera, que no es una parte de la Verdad, sino que posee toda la Verdad y que todo ecumenismo auténtico consistirá en atraer hacia la Verdad Completa que sólo está en ella, tiene asegurado el exilio de por vida. Además de que será tildado de intolerante y falto de caridad. Que me lo digan a mí, que salgo siempre a coger setas el día en que se lleva a cabo en el Convento la reunión ecuménica de turno.

Resultan muy curiosos y a la vez espeluznantes, el lema y los modos con que se ha presentado este año la campaña del Octavario para la Unidad de los Cristianos. Cogiendo el tema por los pelos y citando a San Pablo en su carta a los Corintios (también por los pelos), nos venden una vez más el ecumenismo a cualquier precio. Lo importante es la unidad, aunque sea a costa de que las verdades de fe queden rotas y maltrechas por estos hermanos cristianos, que según algunos se separaron por la intransigencia de la Iglesia de la época. Vean el disparate monumental que ha preparado el Cardenal Kotch con la ayuda de miembros de otras confesiones. [Reconozco que estos cardenales que presiden este Dicasterio me resultan sumamente antipáticos, porque acaban pensando más como protestantes que como católicos. Si no, que se lo digan al cardenal emérito Walter Kasper, con sus publicaciones y obras teológicas más cercanas a Lutero que a la teología católica].


Llama la atención el Monitum que en su día publicó el Santo Oficio sobre estas reuniones ecuménicas. Ya entonces, había quien se adelantaba a su tiempo y organizaba estos saraos con toda pompa y solemnidad, sin llegar a los estragos actuales, claro. El documento emanado en este caso, con fecha 1949 advertía muy certeramente a los Obispos sobre las condiciones que se debían guardar, en el caso de que alguien se reuniera con protestantes para rezar por la unidad de la Iglesia. Casi me da vergüenza traerlo a esta columna, porque por un lado me seguirán tachando de anticuado, aunque por otro me regocijo pensando que ésta era realmente la auténtica reconciliación con los hermanos separados: la exigencia de que regresen a la casa paterna, de la que salieron por negar creencias y dogmas sin los cuales no se está en la Iglesia Verdadera.

Vean ustedes, por ejemplo esta joya de texto, aunque algo largo, muy actual y que ha sido pisoteado por los propios guardianes de la Fe. Corresponde al Monitum anteriormente citado. Les aconsejo que lo lean detenidamente.

Respecto al método a seguir, los obispos mandarán qué hay que hacer y qué hay que omitir, y se cerciorarán de que todos siguen sus preceptos a ello referentes. Además vigilarán para que, bajo el falso pretexto de que hay que atender más a lo que nos une que a lo que nos separa, no se fomente un peligroso indiferentismo, sobre todo en quienes son menos experimentados en cuestiones teológicas y cuya práctica religiosa es más bien débil. Pues hay que guardarse de que por un espíritu que hoy suele llamarse «irénico», las doctrinas católicas -ya se trate de dogmas o de doctrinas relacionadas con los dogmas- sean de tal modo adaptadas a las doctrinas de los disidentes mediante estudios comparativos y en un vano esfuerzo de igualar progresivamente las diversas Confesiones religiosas, que padezca por ello la pureza de la doctrina católica o se oscurezca su verdadero y seguro contenido.

»Desterrarán también aquellos modos de expresión, de que resultan falsas concepciones o engañadoras esperanzas que jamás pueden ser cumplidas, así, por ejemplo, cuando se afirma que lo que dicen las encíclicas de los papas sobre la vuelta de los disidentes a la Iglesia, sobre la constitución de la Iglesia o sobre el Cuerpo místico de Cristo no debe ser exageradamente valorado, porque no todo es precepto de fe, o, lo que es todavía peor, que en cuestiones dogmáticas la Iglesia católica no posee la plenitud de Cristo, sino que en eso puede ser todavía perfeccionada por otras. Con el mayor cuidado e insistencia se manifestarán contra el hecho de que en la exposición de la Reforma y en la historia de los Reformadores se exageren tanto las faltas de los católicos y se palie de tal modo la culpa de los Reformadores o se destaquen tan en primer plano cosas accesorias, que con ello apenas se puede ver o valorar lo principal, a saber, su apartamiento de la fe católica. Finalmente vigilarán, no sea que por exagerado y falso celo exterior o por comportamientos imprudentes y llamativos, en vez de favorecerlo, se perjudique el fin pretendido.

Por tanto, hay que exponer y explicar toda la doctrina católica. sin reducción alguna. De ningún modo se debe callar o velar con palabras equívocas lo que la doctrina católica dice sobre la verdadera naturaleza y grados de la justificación, sobre la constitución de la Iglesia, sobre el primado de jurisdicción del papa romano, sobre la única verdadera unión mediante la vuelta de los disidentes a la única verdadera Iglesia de Cristo. Se les puede decir ciertamente que con su vuelta a la Iglesia no pierden de ningún modo el bien que hasta ahora les ha sido concedido por gracia de Dios, sino que con la vuelta se hará más perfecto y cumplido. En todo caso se ha de evitar hablar de estas cosas de modo tal que nazca en ellos la creencia de que con la vuelta ellos aportan a la Iglesia algo esencial de lo que hasta entonces ha estado privada. Esto ha de ser dicho en claras e inequívocas palabras, primero, porque buscan la verdad, y después, porque jamás puede haber una verdadera unidad fuera de la verdad.»
[AAS, 1949, pp. 124 ss.]

Que le digan al eminente miembro del G-8 consejero del Papa, de rancia estirpe tradicionalista (quieren que pensemos), con hábito franciscano humilde y pobre, si tenían razón en el Santo Oficio allá por el año 1949. Parece que a él le subyuga la unción con que lo unge la ungida pastora. Y launción con que se deja ungir. Lo que yo decía antes: caída de baba y embeleso; en este caso, cardenalicio.

De todos modos, creo que es absurdo celebrar ya esta Semana por la Unidad. Estamos ya unidos, puesto que actualmente los católicos piensan como los protestantes en gran número de temas teológicos y en sus creencias han asimilado ya los cambios necesarios para hacer que nos acerquemos a las confesiones cristianas, mucho más que ellos a nosotros. Si hicieramos una encuesta sobre el tema, nos podríamos llevar una sorpresa monumental. Un gran porcentaje de católicos ya no son católicos, aunque se firmen documentos sobre la justificación con un lenguaje tan ambiguo, que acaba dando la razón al señor Lutero. Por eso digo que es absurdo celebrar esta Semana.

Ya les dijo el Papa a los de Taizé cuando les recibió hace pocas fechas: Europa necesita de su fe. ¿Para qué insistir más? ¿Para qué ahondar más? Eso de la Fe es algo común a todos. Así que ya está.

Por eso pienso que más bien habría que celebrar la Semana de Unión con los Judíos. Aunque también con esos estamos a punto de unirnos, dado el pachangueo que se gastan en Santa Marta comiendo con el Santo Padre los más destacados rabinos del Universo Mundo. Tuvimos que tragar saliva al ver entrar en las Sinagogas a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, pero esto de ahora es más difícil de soportar, si cabe. Porque es el compadreo ecuménico llevado al grado de merendola doméstica con los que no creen en el Hijo de Dios. Yo creo que nos están preparando para el próximo viaje del Papa a Tierra Santa, en donde probablemente van a declarar a Jesús de Nazareth como Judío del Año, aunque se equivocara en eso de considerarse el Mesías. Pero como amaba a los pobres, se le puede perdonar. Vamos a ver muchas cosas interesantes en este próximo viaje.

Yo por mi parte, sigo pensando lo mismo de siempre y me adhiero plenamente al manifiesto del Santo Oficio de 1949 y pido al Señor para que me dé fortaleza para los próximos gestos ecuménicos que se avecinan. Quizá una barbacoa en Santa Marta con los Franciscanos de la Inmaculada, pues esos sí que están ya hace tiempo fuera de la Iglesia. Faltaría más.

jueves, 16 de enero de 2014

Papagayos, cardenales y bautizos (Fray Gerundio)

Hace ya muchos siglos, el profeta Isaías advertía del peligro de alabar a Dios con la boca y no con el corazón (Is. 29,13). Esta advertencia la hizo suya Nuestro Señor Jesucristo, citando al Profeta:Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí (Lc. 15,8). Desde entonces ha quedado claro (por las palabras del Hijo de Dios), que el lenguaje puede ir por una parte y los pensamientos y el corazón por otro. Desde mucho antes, en el mismo momento en que Adán cometió el primer pecado, ya fue posible para la humana naturaleza, mentir descaradamente y que las palabras no se correspondieran con los hechos. En esto, el Demonio es un verdadero maestro de la mentira (el Padre de la mentira, le llamó Jesús), de la manipulación y de la corrupción.

De ahí la importancia de las palabras del Santo Padre que insiste una y otra vez en esos términos, muy preocupado del peligro de ser más un cristiano parlanchín, que un verdadero amante de Dios. En esta última ocasión, en uno de los primeros sermones de este nuevo año, lo dijo de manera muy clara: no podemos ser papagayos cuando declaramos nuestra fe. Creo en Dios y creo en Jesucristo hay que decirlos de verdad, con el corazón. Porque si no, estamos inmersos en la hipocresía que el mismo Cristo denunció.

…una cosa es recitar el Credo desde el corazón y otra es hacerlo como papagayos, ¿no? Creo, creo en Dios, creo en Jesucristo, creo… ¿Yo creo en lo que digo? ¿Esta confesión de fe es verdadera o la digo de memoria porque se debe decir?

Es verdad. Tan verdad, como que el peligro de la rutina y la hipocresía, puede aparecer en todos lados, en todas partes y de todos los modos posibles. Puede ser un papagayo el que recita el Credo en latín y el que lo recita en español. Puede ser un papagayo el que recita las oraciones de la misa tridentina, como también lo puede ser el que la recita en español o en esperanto. Puede ser un hipocritilla el que se ata a las fórmulas y rúbricas de un rito, como el que se ata a las fórmulas libres, espontáneas y a veces heréticas de otro. Sí, porque también hay quien se ata a fórmulas consistentes en criticar toda fórmula. Tiene tanto peligro de rutina y de ser papagayo el que se empeña en cumplir las normas fijas, como el que se empeña en tener siempre la norma fija de agredir toda norma fija.

Tiene tanto peligro de apartarse de Jesús el que insiste en lo puramente anecdótico y legalista, como el que ser empeña por norma en ser un ilegal. Así como tiene tanto peligro el que se olvida de los pobres, como el que no hace otra cosa que mentar a los pobres. Es un peligro real. Recuérdese que el Señor le dio un buen vapuleo a Judas Iscariote cuando –cargado de sorna y de hipocresía-, comentaba que el rico perfume con el que se estaba ungiendo al Señor, se hubiera empleado mejor en atender a los pobres. La respuesta contundente del Señor no dejó de escribirla San Juan en su evangelio, añadiendo también otras palabras inspiradas por el Espíritu Santo: es que a Judas no le importaban los pobres… (Algunos dirían hoy día que San Juan andaba algo despistado al escribir esto).

O sea, que si vamos a eso, los peligros están por todas partes y escorarse hacia la hipocresía en las propias acciones es muy real. De ahí la necesidad de estar muy vigilantes y de amar mucho a Dios. Al final, efectivamente, eso es lo importante. Por muchos carismas y funciones que haya en la Iglesia, si no tengo caridad, no soy nada. Hace ya mucho que lo dijo Dios por boca de San Pablo en su carta a los Corintios.

Lo que me pasa es que como soy un fraile algo viejo y mal pensado, aunque no fui cocinero anteriormente, y he visto tantas situaciones de amor por los pobres tan complicadamente ampulosas y publicitadas que han terminado como el Rosario de la Aurora, ya no me fío de las palabras, sino que voy a los hechos. Recuerdo que el final de la novela protagonizada por Leonardo Boff, tan preocupado por los recursos de la Tierra, por los pobres del tercero y cuarto mundo, por la ecología y el problema indígena, por la deuda norte-sur y toda esas cosas… fue precisamente el abandono del sacerdocio y el matrimonio (civil, por supuesto), con alguna discípula tan preocupada como él de los dichosos recursos.

Hay dos cosas que no entiendo (entre otras muchas) y que me gustaría algún día poder interpretar con más serenidad. Una de ellas es por qué tanta insistencia en la pobreza cuando luego hay actitudes difícilmente digeribles en una supuesta Iglesia que alardea de ello.

Los 5 millones de dólares que el Papa ha tenido que inyectar (como el FMI a los Bancos en quiebra) a la Diócesis de Río de Janeiro por las pérdidas de la Jornada Mundial de la Juventud, me parece algo escandaloso en un momento en que no se habla de otra cosa que de una Iglesia pobre. Claro que si se tienen en cuenta las enormes frutos de esta JMJ, quizá pueda comprenderse tamaño gasto. No vamos a decir aquí como Judas que ese dinero se le podía haber dado a los pobres… porque en este caso está justificado, creo yo. Y es que en todas partes cuecen habas.

Por eso me alegra la nota que el Papa Francisco ha enviado a los Cardenales electos, para hacerles saber que este nombramiento no es más que un servicio a la Iglesia y por tanto no es menester que lo celebren con algarabía:

Te pido, por favor, que recibas esta designación con un corazón sencillo y humilde. Y, si bien tú debas hacerlo con gozo y con alegría, haz que este sentimiento esté lejos de cualquier expresión de mundanidad, de todo festejo ajeno al espíritu evangélico de austeridad, sobriedad y pobreza.

Qué razón tiene. Todavía recuerdo cuando el recién nombrado cardenal Dolan de Nueva York, hace unos años, con su gorra de beisbol y su taza de café en la mano, recibía a los periodistas en Roma. Me sentí mal al ver aquellas fotos. O al ver este panfletillo publicitario.


Pero este Consistorio ha tenido algo distinto. Se le ha concedido en esta ocasión el capelo a iglesias pobres como las de Haití, Burkina Faso o incluso Managua, por el hecho de ser pobres, veremos cómo se enfrentan ahora a los pagos de billetes de avión de sus cardenales que van a tener que estar en Roma cada dos por tres. Si Judas estuviera por aquí, a lo mejor diría también que los dinerillos de esos vuelos se le podrán dar a los pobres. Porque seguro que los gastos de esas pobres Archidiócesis, se van a disparar en el futuro, al tener un cardenal viajero. Si no, que se lo digan a la Archidiócesis de Tegucigalpa, en la que no aguanta mucho tiempo el Cardenal Rodríguez Madariaga, que está ahora de consejero de la Iglesia Universal y viaja más que el cardenal Cañizares. Me apuesto la cogulla a que esa Archidiócesis está de gastos hasta el cuello, desde que lo metieron en el Consejo de Administración del Obispo de Roma.

La segunda actitud que no acabo de entender, ha sido la reciente ceremonia de bautismos realizada por el Papa en la capilla Sixtina. En la página informativa del Vaticano, no se dice nada especial, pero las noticias de prensa de otros medios laicos, claro está, han destacado que uno de los niños era hijo de padres casados por lo civil. También en este caso puede haber papagayos por ahí sueltos, porque me parece que ésa es una práctica que cualquier párroco de pueblo, de campo y de donde sea, ha tenido y tiene que afrontar frecuentemente. Hemos llegado a una situación en la que los matrimonios por la Iglesia han descendido estrepitosamente, y todavía hay padres que a pesar de todo quieren bautizar a sus hijos. Cuántos sacerdotes de a pie, han aprovechado esta circunstancia para casarlos por la Iglesia, o para amonestarles a que lo hagan cuanto antes. Y siempre asegurando que los padrinos sean verdaderamente católicos y casados por la Iglesia.

Pero en el caso que nos ocupa, no parece haber nada de esto. Ojalá alguien me lo desmintiera. Me escandaliza que el Papa no haya resuelto este bautismo con la previa boda de los padres. Habría sido un titular de primera plana espectacular: Gracias al Papa, dos casados por lo civil se casan por la Iglesia. Y al mismo tiempo habría dado ejemplo a los sacerdotes que luchan y sufren diariamente estas situaciones. Pero no. Ni una palabra de la necesidad de casarse por la Iglesia. Ni una palabra oficial sobre los atenuantes que haya podido haber (si los hay). Solamente el titular periodístico que nunca es explicado ni matizado por nadie: El Papa bautiza a un hijo de casados por lo civil. Conclusión inmediata: Pues ya ves que para el Papa no es tan importante el matrimonio por la Iglesia. O sea, que digo yo que puede ser también éste un caso de papagayismo sacramental: se bautiza así porque sí. Sospecho que olvidando las graves obligaciones de un cargo, que tiene que confirmar en la Fe a sus hermanos. Y que es también un Servicio, incluso más que el de los Cardenales.

Por tanto, lo mejor será que nos centremos en el verdadero amor a Dios y en la verdadera devoción y afecto del corazón cuando nos dirigimos a Él. No vaya a decirnos algún día el Señor: Predicasteis mucho en mi nombre, incluso hicisteis milagros… pero en verdad os digo que no os conozco.

Si mi vecino de columna se queja de cómo está el patio, imagínense ustedes cómo está el clero.

domingo, 12 de enero de 2014

EL ABORTO y otros

Estos días se está hablando mucho del aborto: que si la ley socialista de 1985 o la ley anterior a dicha ley, que si la reforma de Gallardón, que si una ley de supuestos, o bien una ley de plazos, etc...  ¡Pero si son todas prácticamente iguales! El quinto mandamiento de la ley de Dios es muy claro: "¡No matarás!" (Ex 20,13). ¿No es mucho más sencillo llamar a las cosas por su nombre y dejarnos de tanta hipocresía? 




Las ideas que escribo a continuación están tomadas de una homilía del padre Alfonso Gálvez, de la que entresaco (o bien literalmente o bien resumiendo) aquellos párrafos que están relacionados con este tema:

En todas sus formas y maneras el aborto está prohibido gravemente por la Ley Divina. El aborto es un pecado gravísimo, merecedor (siempre lo ha sido) de excomunión. Los que practican abortos o los que colaboran para que éstos se produzcan, están excomulgados, fuera de la Iglesia. Y si se mantienen en esa postura su condenación es segura y, como es siempre la condenación, eterna. ¿Quiénes somos los hombres para regular una cosa que está absolutamente prohibida (sin excepción alguna) por la Ley Divina? ¿Es que sabemos más que Dios? Entonces, ¿qué hay que discutir? 


Además, las razones que se suelen poner para justificar lo injustificable son mentirosas y todos saben que son mentirosas. Sin embargo, todos disimulan, hipócritamente... Por ejemplo, cuando se dice que la razón que legitima el aborto es el peligro psíquico de la madre. ¡Qué hipocresía! Ese peligro psíquico puede ser real o no, pero aunque lo fuera, durante miles de años las mujeres han dado a luz a sus hijos y habrán pasado más o menos miedo... cierto que hay un riesgo, pero con ese riesgo hay que contar, forma parte de la existencia humana. Porque cualquier mujer, o cualquier ATS o cualquier medicucho puede decir que la madre se va a asustar o que va a sufrir un poquito, ..., ¡Y como eso no se puede demostrar...! Pues ya está: cualquiera de las leyes que regulan el aborto es suficiente coladero para que el aborto sea lícito y legal.


Las leyes humanas, cuando se oponen a las leyes divinas, dejan de ser legítimas, no son legales.¿Hasta qué punto (mentiroso) la ley humana se puede oponer a la ley natural? La ley natural es la que está impresa en nuestra naturaleza humana, puesta por Dios. Dios es el Señor, el único que está legitimado para dar leyes éticas o morales valederas y obligatorias para toda la humanidad. Y nosotros, sin embargo, nos permitimos el lujo de transformar esas leyes a nuestra manera.


Cuando el hombre rechaza a Dios, se vuelve inhumano. Hay leyes objetivas impresas en la naturaleza humana, que no son opinables, porque son así, son como son. Las cosas -y las personas- son como Dios las ha creado. Podremos rebelarnos contra la ley natural, haciendo mal uso de nuestra libertad, pero no podremos nunca cambiar la Ley establecida por Dios. Podremos legalizar el aborto, la homosexualidad, el divorcio, etc... pero no podremos cambiar los hechos (¡y lo sabemos!): el aborto seguirá siendo un crimen horrendo contra un ser humano inocente e indefenso, 
por mucho que los políticos escriban en el Boletín Oficial que "es un derecho (¿?) de la mujer"; la homosexualidad seguirá siendo una aberración "contra natura", por más que la ley la eleve al rango de matrimonio (¿?) y todos los mass media proclamen que se trata de un gran progreso (¿?); el divorcio, propiamente dicho, como ruptura del vínculo entre dos esposos, seguirá siendo una farsa, aunque se vea como algo "normal" en esta sociedad ... y por más leyes que dicte el hombre, en sentido contrario, a favor del divorcio: todas son falsas y mentirosas, pues no se puede cambiar el hecho, "inventado" por Dios, de que cuando un hombre y una mujer se casan, con voluntad libre, se comprometen de por vida y se hacen "una sola carne", de manera que -así lo decía Jesús- "lo que Dios ha unido no lo puede separar el hombre" (Mc 10, 8-9), etc. A este respecto es muy significativo el diálogo entre Jesús y la samaritana, cuando Jesús le dice: "Anda, llama a tu marido y vuelve aquí". Respondió la mujer y le dijo: "No tengo marido". Le dice Jesús: "Bien has dicho 'no tengo marido', porque tuviste cinco maridos y el que ahora tienes no es tu marido. En esto has dicho la verdad" (Jn 4, 16-18) 



El pecado actual del hombre es el mismo, básicamente, que el de nuestros primeros padres quienes cedieron a la tentación del diablo: "No moriréis en modo alguno; es que Dios sabe que el día que comáis de él [se refiere al fruto del árbol que está en medio del jardín] se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal" (Gen 3,5) Traducido al lenguaje actual: nadie tendrá que deciros lo que habéis de hacer, porque seréis vosotros mismos  los que estableceréis lo que está bien y lo que está mal


En realidad, fueron engañados, porque prefirieron ser engañados (ellos sabían muy bien lo que hacían). Se fiaron del diablo, en lugar de fiarse de Dios. Ese rechazo de Dios, esa desobediencia a Dios, fue un grave pecado de soberbia, al no reconocer la soberanía de Dios sobre todo lo creado. Dios los puso a prueba y ellos, desagradecidos, prefirieron escuchar las palabras engañosas del diablo, que les habló como si Dios fuese su enemigo. Al dar pie al Diablo y escuchar sus palabras, se revolvieron contra Dios, haciéndole embustero. Rechazaron el amor que Dios les ofrecía y se prefirieron a sí mismos, considerando que lo que Satanás les decía era la verdad (¡ellos sabían perfectamente que no era así!).


[Recordemos aquí lo que decía Jesús del Diablo: "él era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla la mentira, de lo suyo habla, porque es mentiroso y padre de la mentira"; y también lo que decía de los que lo siguen:  "Vosotros tenéis por padre al Diablo y queréis cumplir las apetencias de vuestro padre"  (Jn 8,44) ] 

En esencia éste fue el pecado original, con el que nacen todos los seres humanos que vienen a este mundo. Sin embargo, "Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, aunque estábamos muertos por el pecado, nos dio vida en Cristo" (Ef 2, 4-5)... somos importantes para Dios, "pues hechura suya somos, creados en Cristo Jesús para las obras buenas, que Dios preparó para que por ellas caminemos" (Ef 2,10). 


Pero... ¡atención! ... pues se dice en la Biblia, hablando de Jesucristo, que "en ningún otro hay salvación, pues ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4,12): Tenemos una absoluta necesidad de vivir según el Espíritu de Jesús ... y no debemos avergonzarnos nunca de Él: "Sufro, pero no me avergüenzo, -decía San Pablo- porque sé de quién me he fiado" (2 Tim 1,12). 

Por eso, aun sabiendo que es cierto que  "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución" (2 Tim 3,12), no nos asustamos, persuadidos como estamos de la verdad de las palabras de Jesús: "Confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16,33). Y así es, en realidad: pese a las apariencias, tenemos la seguridad de la victoria pues Él, que dijo de Sí mismo: "Yo soy la Verdad" (Jn 14, 6) no nos engaña, ni puede engañarnos. Aunque sea a través de la fe contamos con su Presencia; no estamos solos: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20)

viernes, 10 de enero de 2014

UPyD y el aborto (Elentir)

Tras apoyar el amparo a fetos de animales, Rosa Díez se lo niega a los niños por nacer

 

04/01/14 7:13 PM 
Elentir
(Blog Contando estrellas)

La diputada de UPyD firma hoy un panfletario artículo de opinión en El País, en el que tras asociar las posiciones provida y abortistas con «hooligans», se dedica a apoyar las tesis abortistas más radicales valiéndose de descalificaciones, de falsedades y de consignas mitineras que no se sostienen tras leer el anteproyecto de ley del aborto presentado por Gallardón.

  • Díez echa mano del mismo tramposo argumento laicista que usa el PSOE

Por ejemplo, Rosa Díez tacha dos veces el anteproyecto de Gallardón de «ley confesional», a pesar de que ayer mismo la Conferencia Espiscopal Española lo criticó pues, a fin de cuentas, de llegar a aprobarse permitiría seguir matando a seres humanos inocentes e indefensos. De hecho el anteproyecto es, en sus líneas generales, un calco de la ley abortista impuesta por el PSOE de 1985, al consentir matar a niños por nacer mediante supuestos despenalizadores e incluso financiar ese acto tan atroz con fondos públicos pagados por todos los contribuyentes. Pero en ciertos puntos el anteproyecto de Gallardón aún va más allá de la ley de 1985 al eximir de toda responsabilidad penal incluso a las mujeres que aborten de forma ilegal. Pues bien: según Díez una ley así responde «únicamente al principio de la moral religiosa de sus proponentes». La monda. ¿Tan escasa es la honradez intelectual de Rosa Díez que recurre a argumentos como éstos a sabiendas de que son falsos? Y dicho sea de paso: aunque la ley se identificase con una moral religiosa, ¿piensa Rosa Díez pronunciarse contra toda norma legal que coincida con preceptos religiosos como «no matarás» o «no robarás»?

  • A falta de buenos argumentos, Díez recurre a descalificaciones ideológicas

Por otra parte, y al más puro estilo del manual de consignas del PSOE, Díez también tacha la ley Gallardón de «retrógrada», dice que es «intervencionista, autoritaria y también predemocrática» y la considera «propia de una España en blanco y negro que los más reaccionarios del Partido Popular y del Gobierno parecen empeñados en recuperar». Insisto:con ello se refiere a una ley muy parecida a la que impuso el PSOE cuando ella era militante de ese partido. Sin embargo, Rosa Díez nunca dedicó esas descalificaciones contra dicha ley. Por otra parte, hay que recordar que izquierdistas como el uruguayo Tabaré Vázquez, el ecuatoriano Rafael Correa, los sandinistas nicaragüenses y socialistas españoles como el exalcalde de La Coruña Francisco Vázquez, la exsenadora del PSC Mercedes Aroz y el exconcejal del PSOE Joaquín Manuel Montero son contrarios al aborto. ¿Todos unos «reaccionarios», según Rosa Díez? Y cuando Hitler impuso el aborto en Polonia y Ucrania, vendiéndolo como «auswahl-freiheit» -libertad de elección-, con el fin declarado de diezmar a la población nativa, ¿lo hacía en aras del progresismo? Cuando la fundadora del mayor lobby abortista de EEUU Margaret Sanger planteó la legalización del aborto como un buen medio para «exterminar a la población negra», como reconocía en una carta privada publicada tras su muerte, ¿lo hacía en aras del progresismo? Cuando Henry Kissinger y Hillary Clinton plantearon la legalización del aborto en otros países como una herramienta geopolítica para garantizar los intereses y la seguridad nacional de EEUU, ¿lo que consiguieron exportando el exterminio de los hijos por nacer de los hambrientos del mundo es un éxito del progresismo?

  • Para Rosa Díez si defiendes a los niños por nacer no eres ‘normal’

Lo más llamativo es lo que Rosa Díez cuela al decir que la ley Gallardón es «tan retrógrada que no cuenta ni con el apoyo de los más normales de los dirigentes del PP». Díez pone «normales» en cursiva, pero ahí queda la cosa. ¿Para Rosa Díez si defiendes a los niños por nacer eres subnormal o anormal? Con la torpeza que se gasta en su panfleto abortista de hoy, antes de terminar de leerlo ya esperaba verla asociando ser provida con ser «gallego en sentido peyorativo», desafortunada expresión que usó contra Zapatero -que ni siquiera es gallego- en 2010.

  • La diputada de UPyD intenta disfrazar la terrible realidad del aborto

Por supuesto, y como hace con absoluto descaro el lobby del aborto, Rosa Díez abusa de los eufemismos para intentar disfrazar la terrible realidad del aborto, que es matar y descuartizar a un ser humano inocente e indefenso. A este acto de enorme crueldad, con el que algunos empresarios sin escrúpulos obtienen enormes beneficios -en buena medida pagados por los contribuyentes, además- la diputada de UPyD se refiere con expresiones como «interrupción libre del embarazo», «libre decisión de una mujer libre» y «maternidad consentida». A propósito de esto último, e igual que hizo Monago hace unos días, Díez copia la colosal falacia lanzada por su excompañera de partido Leire Pajín en 2010, según la cual el aborto legalizado te permite decidir si quieres ser madre, cuando en realidad sólo te permite decidir si quieres ser la madre de un niño vivo o de un niño muerto. Rosa Díez va incluso más allá y afirma que «con la ley Rajoy, una mujer adulta está obligada a renunciar a su libre albedrío, ya que el Gobierno nos prohibirá o nos obligará a ser madres». Alucinante. Y esta absurda afirmación la usa para referirse a una ley que -insisto- mantiene la financiación pública del aborto y exime de toda responsabilidad penal incluso a las mujeres que abortan de forma ilegal. Dicho sea de otra forma: Rosa Díez miente con absoluto descaro, pues o bien opina sobre dicho anteproyecto sin habérselo leído, o bien se lo ha leído y, a pesar de ello, lo tergiversa de la forma más burda.

  • ¿Si amparas a fetos animales eres progresista, y si amparas a los humanos un reaccionario?

Hay que recordar, además, que en abril de 2013 UPyD votó, junto a PP y PSOE, a favor de dar amparo legal a «determinadas formas fetales de mamíferos» en el marco de la llamada «Ley de Protección animal». Es decir, que para el partido de Rosa Díez amparar a fetos de animales es cosa fetén, pero amparar a niños por nacer es de «reaccionarios». Toma coherencia.

 ELENTIR

sábado, 4 de enero de 2014

Entrevistas conflictivas y otros



El Papa Francisco es noticia un día sí y otro también. Y sigue siendo alabado por sus enemigos ateos y agnósticos. Los casos más conocidos son:

1. La entrevista en exclusiva del jesuita, padre Antonio Spadaro, director de la Civitta Cattolica, que aparece publicada en la revista razón y fe del 17 de septiembre y en la página web del Vaticano del 29 de septiembre de 2013 y a la que ya he hecho referencia en artículos anteriores, aunque todavía incompletos

2. El artículo publicado por el ateo Eugenio Scalfari, fundador del periódico "La República", sobre una entrevista que le hizo al Papa el 24 de septiembre de 2013 y cuya versión original en italiano la publicó dicho periódico el 1 de Octubre de 2013. Esta entrevista fue colgada en la página web del Vaticano y quitada posteriormente el 15 de Noviembre de 2013. ¿Motivo? Que la conversación con el Papa no se había grabado y que sólo se reflejaba allí lo que Scalfari recordaba de ella. Bueno, en principio sería correcta esa explicación... 

... si no hubiera sido colgada en la página web del Vaticano. Porque es de todo punto incomprensible que dicha entrevista no se hubiera revisado previamente, con una gran minuciosidad, dada la importancia de lo que se decía en ella. Y si se revisó, como es de suponer, y pese a todo se permitió su publicación, en buena lógica es porque reflejaba lo que el Papa había hablado con él. El mismo Papa fue quien permitió su publicación. Y es extraño que no la leyera primero. Para colmo tuvo que pasar, además, mes y medio, para que el Vaticano reaccionara y la quitara de su página web. Sinceramente, yo veo todo esto muy extraño: Primero se publica y luego se desmiente que sea verdad lo que se ha publicado. Mientras eso ocurre, todo el mundo ha tenido tiempo de leerla y de ver cómo piensa el Papa realmente. El asunto de si habla "ex cathedra" o no aquí es irrelevante, pues lo que ha dicho lo ha dicho. Y si no lo ha dicho, todo el mundo piensa que sí, puesto que ha sido publicado oficialmente. Nadie-salvo estudiosos- suele releer las noticias mes y medio más tarde para comprobar si esas noticias fueron o no verdad cuando se publicaron. Mi intención es analizar si no cada una de las frases que se dijeron en ella (y que no acabo de entender que hayan sido pronunciadas por el Papa) al menos algunas que pueden resultar particularmente escandalosas.

3. La exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que tanto está dando de qué hablar, por muchas imprecisiones en los términos usados y porque contiene algunos puntos que no se entienden bien desde una perspectiva católica ortodoxa (aunque sí si se analizan a la luz de algunos puntos de algunos documentos del Concilio Vaticano II, como intentaremos ver, en futuros artículos). Ya me ha referido a algunos, bien con artículos propios o bien con artículos de personas mucho más cualificadas que yo para ello. Espero continuar haciéndolo.

4. Ahora la guinda la ha vuelto a poner el ateo Scalfari  en un editorial de su periódico "La República" con fecha  29 de diciembre de 2013, en donde dice que Francisco ha abolido el pecado.  Por supuesto, que enseguida dicha afirmación es desmentida por el sacerdote jesuita italiano Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede desde el 11 de Julio de 2006. Aduce que el Papa habla mucho sobre el pecado. Y que no puede haber misericordia si no hay primero pecado, lo que es muy cierto. Pero también es cierto que Scalfari llega a esa conclusión a partir de palabras pronunciadas por el Papa en la famosa entrevista que mantuvo con él. Véase el artículo de Fray Gerundio publicado en este mismo blog. 

viernes, 3 de enero de 2014

El Islam (3 de 3)

2"Los fundamentalismos de ambas partes" (n. 250 y 253)

Por último, hay dos aspectos que querría criticar. El primero es aquél en el que el Papa pone juntos a todos los fundamentalismos. En el n. 250 se dice: “Una actitud de apertura en la verdad y en el amor debe caracterizar el diálogo con los creyentes de las religiones no cristianas, a pesar de los varios obstáculos y dificultades, particularmente los fundamentalismos de ambas partes”

El otro es la conclusión de la sección sobre la relación con el Islam que termina con esta frase: "Frente a episodios de fundamentalismo violento que nos inquietan, el afecto hacia los verdaderos creyentes del Islam debe llevarnos a evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia" (n. 253).

Personalmente, yo no pondría los dos fundamentalismos en el mismo plano: los fundamentalistas cristianos no llevan armas; el fundamentalismo islámico es criticado ante todo y precisamente por los propios musulmanes, porque este fundamentalismo armado busca reproducir el modelo mahometano. En su vida, Mahoma libró más de 60 guerras; ahora bien, si Mahoma es el modelo excelente (como dice el Corán en 33:21), no sorprende que algunos musulmanes usen su violencia a imitación del fundador del Islam.

3La violencia en el Corán y en la vida de Mahoma (n. 253)

Por último, el Papa menciona la violencia en el Islam. En el parágrafo 253 se lee: "el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia"Esta frase es bellísima, y expresa una actitud muy benévola del Papa hacia el Islam. Pero me parece que ella expresa más un deseo que una realidad. Que la mayoría de los musulmanes puede ser contraria a la violencia también puede darse. Pero decir que "el verdadero Islam es contrario a toda violencia" no me parece cierto: la violencia está en el Corán. Decir además que "una adecuada interpretación del Corán se opone a toda violencia" tiene necesidad de muchas explicaciones. Basta recordar los capítulos 2 y 9 del Corán.

Sin embargo, es verdad cuanto el pontífice afirma sobre el hecho que el Islam tiene necesidad de una "adecuada interpretación". Este camino ha sido recorrido por algunos eruditos, pero no es lo suficientemente fuerte para contrastar la que recorre la mayoría. Esta minoría de eruditos busca reinterpretar los textos coránicos que hablan de la violencia, mostrando que ellos están ligados al contexto de la Arabia de la época y estaban en el contexto de la visión político-religiosa de Mahoma.

Si el Islam quiere permanecer hoy en esta visión ligada al tiempo de Mahoma, entonces siempre habrá violencia. Pero si el Islam – hay un buen número de místicos que lo han hecho – quiere encontrar una espiritualidad profunda, entonces la violencia no es aceptable. El Islam se encuentra frente a una encrucijada: o la religión es un camino hacia la política y hacia una sociedad políticamente organizada, o la religión es una inspiración para vivir con más plenitud y amor. El que critica al Islam a propósito de la violencia no hace una generalización injusta y odiosa: muestra las cuestiones presentes, vivas y sangrantes en el mundo musulmán.

En Oriente se comprende muy bien que el terrorismo islámico está motivado religiosamente, con citas, oraciones y fatwa por parte de imanes que fomentan la violencia. El hecho es que en el Islam no hay una autoridad central que corrija las manipulaciones. Esto hace que cada imán se crea un mufti, una autoridad nacional que puede emitir juicios inspirados por el Corán, hasta llegar a ordenar que se mate.

CONCLUSIÓN: UNA "ADECUADA INTERPRETACIÓN DEL CORÁN"

Para concluir, el punto verdaderamente importante es el de la "adecuada interpretación". En el mundo musulmán, el debate más fuerte – que es también el más prohibido – es precisamente el de la interpretación del libro sagrado. Los musulmanes creen que el Corán salió de Mahoma, completo, en la forma que conocemos. No existe el concepto de inspiración del texto sagrado, la cual da espacio una interpretación del elemento humano presente en la palabra de Dios.

Tomemos un ejemplo. En tiempos de Mahoma, con tribus que vivían en el desierto, el castigo para un ladrón era cortarle la mano. ¿Para qué servía? ¿Cuál era la finalidad de este castigo? No permitir que el ladrón siguiera robando. Ahora debemos preguntarnos: ¿cómo podemos salvaguardar hoy esta finalidad, es decir, que el ladrón no robe? ¿Podemos utilizar otros métodos en lugar del corte de la mano? Hoy todas las religiones tienen este problema: cómo reinterpretar el texto sagrado, el cual tiene un valor eterno, pero que se remonta a siglos o a milenios.

Cuando encuentro a amigos musulmanes, saco a la luz el hecho que hoy en día es necesario interrogarse sobre la "finalidad" (maqased) que tenían las indicaciones del Corán. Los teólogos y los juristas musulmanes dicen que se deben buscar las “finalidades de la Ley divina”. Esta expresión corresponde a lo que el Evangelio llama “el espíritu” del texto, en oposición a la “letra”. Es necesario buscar la intención del texto sagrado del Islam. 

Varios eruditos musulmanes hablan de la importancia de descubrir “la finalidad” de los textos coránicos para adecuar el texto del Corán al mundo moderno. Me parece que esto está muy próximo a cuanto el Santo Padre intenta sugerir al hablar de "una adecuada interpretación del Corán".

El Islam (2 de 3)

4El Corán se opone a todos los dogmas cristianos fundamentales

La figura de Cristo como segunda persona de la Trinidad es condenada. En el Corán se dice en forma explícita a los cristianos: "Oh, gente de la Escritura, no se excedan en su religión y digan de Dios nada más que la verdad. El Mesías Jesús, hijo de María, no es más que un mensajero de Dios, una de sus palabras que Él pone en María, un Espíritu [que proviene] de Él. Crean entonces en Dios y en sus mensajeros. No digan ‘Tres’, ¡deténganse! Será mejor para ustedes. En verdad Dios es un dios único. ¿Tendría un hijo? Gloria a Él (Corán 4:171). Los versículos contra la Trinidad son muy claros y no tienen necesidad de tantas interpretaciones.

El Corán niega la divinidad de Cristo: "Oh, hijo de María, ¿eres tú quien dijo a la gente: 'tomadme a mí y a mi madre como dos divinidades además de Dios'?" (Corán 5:116). ¡Jesús lo niega!

Por último, en el Corán se niega la Redención. Directamente se afirma que Jesucristo no murió en la cruz, sino que fue crucificado un doble: "No lo han matado, no lo han crucificado, sino que les pareció" (Corán 4:157). De este modo Dios salvó a Jesús de la malicia de los judíos. ¡Pero entonces Cristo no ha salvado al mundo!

En síntesis, el Corán y los musulmanes niegan los dogmas esenciales del cristianismo; la Trinidad, la Encarnación y la Redención. ¡Se debe agregar que éste es su derecho más absoluto! Pero entonces no se puede decir que "los escritos sagrados del Islam conservan parte de las enseñanzas cristianas". Se debe hablar simplemente del “Jesús coránico” que no tiene nada que ver con el Jesús de los Evangelios.

El Corán cita a Jesús porque pretende completar la revelación de Cristo para exaltar a Mahoma. En el resto, viendo cuánto Jesús y María hacen en el Corán, nos damos cuenta que ellos no hacen más que aplicar las oraciones y el ayuno según el Corán. María es ciertamente la figura más bella entre todas las presentadas en el Corán: es la Madre Virgen, que ningún hombre jamás ha tocado. Pero no puede ser la Theotokos [es decir, la madre de Dios]; más bien es una buena musulmana.

  LOS PUNTOS MÁS DELICADOS

1Ética en el Islam y en el cristianismo (252)

La última frase de este parágrafo de la "Evangelii gaudium" dice, al hablar de los musulmanes: "También reconocen la necesidad de responderle [a Dios] con un compromiso ético y con la misericordia hacia los más pobres". Esto es verdad y la piedad hacia los pobres es una exigencia del Islam.

Pero me parece que hay una doble diferencia entre la ética cristiana y la musulmana.

La primera es que la ética musulmana no es siempre universal. Se trata a menudo de ayuda dentro de la comunidad islámica, mientras que la obligación de ayuda, en la tradición cristiana, es de por sí universal. Se nota, por ejemplo, cuando hay una catástrofe natural en alguna región del mundo, que los países de tradición cristiana ayudan sin considerar la religión de quien es ayudado, mientras que los riquísimos países musulmanes (los de la Península Arábiga, por ejemplo) no lo hacen en este caso.

La segunda es que el Islam liga ética y legalidad. El que no ayuna durante el mes de Ramadán comete un delito y va a la cárcel (en muchos países). Si cumple el ayuno previsto, desde el alba hasta la puesta del sol, es perfecto, aunque luego de la puesta del sol come hasta el alba del día siguiente, más y mejor que lo que come habitualmente: "se comen las cosas mejores y en abundancia", como me decían algunos amigos egipcios musulmanes. Parece que no hay otro significado en el ayuno si no es el de obedecer a la ley misma del ayuno. El Ramadán se convierte en el período en el que los musulmanes comen más, y comen las cosas más deliciosas. Al día siguiente nadie trabaja, dado que por comer nadie ha dormido. Pero desde el punto de vista formal todos han ayunado durante algunas horas. Es una ética legalista: si usted hace esto, usted está en lo justo. Es una ética superficial

Por el contrario, el ayuno cristiano es algo que tiene como fin aproximarse íntimamente al sacrificio de Jesús, a la solidaridad con los pobres y no es el momento en el que se recupera cuanto uno no ha comido.

Si alguno aplica la ley islámica, todo está en orden. El fiel no pretende ir más allá de la ley. La justicia es requerida por la ley, pero no es superada. Por eso, no está en el Corán la obligación del perdón. Por el contrario, en el Evangelio Jesús pide perdonar de modo infinito (setenta veces siete, cf. Mt 18, 21-22). En el Corán la misericordia no llega jamás al amor. 

Lo mismo vale para la poligamia: se puede tener hasta cuatro esposas. Si quiero tener una quinta, basta repudiar a una de las que ya tengo, quizás la más vieja, y tomar una esposa más joven. Al tener siempre sólo cuatro esposas estoy en la legalidad perfecta

Está también el efecto contrario, por ejemplo, para la homosexualidad: en todas las religiones es un pecado. Pero para los musulmanes, es también un delito que debería ser castigado con la muerte. En el cristianismo es un pecado, pero no un crimen. El motivo es obvio: el Islam es religión, cultura, sistema social y político; es una realidad integral. Es claramente así en el Corán. Por el contrario, el Evangelio distingue claramente la dimensión espiritual y ética de la dimensión socio-cultural y política.

Lo mismo vale para la pureza, como lo explica en forma clara Cristo a los fariseos: "No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre, sino que es lo que sale de su boca lo que contamina al hombre" (Mt 15, 11).