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miércoles, 31 de julio de 2019

Viganò: “La figura de Cristo está ausente” del documento de trabajo del Sínodo de la Amazonía (Carlos Esteban)



Vuelve a hablar el ‘prófugo’ Carlo Maria Viganò desde paradero desconocido, esta vez para sumarse a las numerosas críticas que ha concitado el Instrumentum Laboris o documento de trabajo preparatorio para el Sínodo de la Amazonía, que se celebrará el próximo mes de octubre.

“¿Dónde está el mensaje cristiano aquí?”, se pregunta presuntamente el arzobispo Carlo María Viganò en el curso de un discreto encuentro mantenido con un periodista de Inside The Vatican, refiriéndose al documento preparatorio elaborado para el Sínodo de la Amazonía, que ya ha suscitado numerosas y sesudas críticas por parte de diversos pensadores y prelados católicos, incluidos los cardenales alemanes Walter Brandmüller y Gerhard Müller.
Él mismo se responde: 

“De hecho, la figura de Cristo está ausente. El documento de trabajo del Sínodo es prueba de la aparición de una teología católica postcristiana, ahora, en este momento. Y eso es muy problemático. Va contra todo aquello que he creído y por lo que he trabajado toda mi vida”.
El arzobispo está convencido de que 
lo que estamos viendo ahora es el triunfo de un plan que tiene ya sesenta años, la ejecución con éxito de un cuidadoso plan para incorporar al corazón de la Iglesia un nuevo tipo de pensamiento enraizado en elementos de la Teología de la Liberación que incluyen ideas marxistas, poco interesado en la liturgia o la moral o la teología católica tradicional, sino más bien centrado en la ‘praxis’ en el campo de la justicia social. Y ahora este plan ha logrado una de sus metas más altas, con un jesuita en la Cátedra de Pedro”.
Pero Viganò niega rotundamente ser un “enemigo” de Francisco.
El Papa Francisco está siempre en mis oraciones. Por supuesto que rezo por él, al recitar el Rosario, al celebrar misa. Y también rezo por el Papa Benedicto, y estoy convencido de que tiene un papel espiritual de proteger a la Iglesia contra el diablo”.
Y se excusa por lo que tantos consideran su ataque contra el Pontífice. 
“Busco la verdad”, dice. “Hablé con él con toda la transparencia de que fui capaz. ¿No debería haberle dicho la verdad al Papa?”.
Carlos Esteban 

martes, 30 de julio de 2019

Cardenal Brandmüller: el ‘camino sinodal’ emprendido por Alemania lleva al “desastre” (Carlos Esteban)



En una entrevista concedida al alemán Die Tagenpost, el cardenal Walter Brandmüller, uno de los dos firmantes supervivientes de los Dubia, ha advertido del enorme peligro que supone el ‘camino sinodal’ que ha emprendido la Conferencia Episcopal de Alemania para ‘revisar’ la doctrina de la Iglesia sobre moral sexual.

El cardenal alemán Walter Brandmüller no tiene ninguna confianza en el “camino sinodal” que la Conferencia Episcopal Alemana, bajo la égida del cardenal Reinhard Marx y por unanimidad, decidió hace unos meses para ‘revisar’ cuestiones centrales de moral sexual y disciplina eclesiástica, ni sobre el cómo ni sobre el dónde. «Si uno considera las declaraciones de diversos obispos», dice Su Eminencia, «bien puede decirse que este» camino sinodal » lleva a una catástrofe».

Brandmüller enlaza este proceso con la reciente noticia sobre los más de doscientos mil fieles que ha perdido en un solo año, el pasado, la Iglesia alemana, asegurando que «es un síntoma muy alarmante del estado espiritual de la Iglesia Católica en Alemania».

Para Brandmüller, sin embargo, “no debe sorprendernos esta apostasía, a la luz de las declaraciones de Jesucristo en el Evangelio. El amor de muchos se enfriará, dice Jesús en el Evangelio de San Mateo, y muchos falsos profetas aparecerán y conducirán a muchos al extravío . Pero la» verdadera Iglesia de Cristo, sin embargo, no es simplemente una piadosa asociación cuyos estatutos se pueden cambiar fácilmente sino que, más bien, "Nuestro Señor le confió una misión"

Al comentar la reciente afirmación del obispo Franz-Josef Overbeck de que después del Sínodo del Amazonas, en la Iglesia, «nada será como antes», Brandmüller dice que ese punto de inflexión será «en cualquier caso, algo que ya no es la Iglesia Católica. «La idea de tal punto de inflexión, continúa, es una categoría que es» completamente contraria «a un desarrollo orgánico. «Un punto de inflexión con el resultado de que ya no quede nada como era antes, significaría el fin de la Iglesia», concluye el cardenal.

La esencia de la Iglesia “es la transmisión del depósito de la Fe desde los tiempos de los Apóstoles hasta el regreso de Nuestro Señor, pero no una evolución continua en la que se está cambiando la esencia misma de la Iglesia”.

Para Brandmüller, el sínodo no acabará con “una Iglesia clerical”, como se pretende. “El fin de la Iglesia clerical bien podría significar que ahora se va a aplicar la imagen que tenía de la Iglesia Lutero. Y esto ya no sería la Iglesia Católica”.

En cuanto al celibato, Brandmüller admite apesadumbrado que es fácil predecir el resultado de las discusiones del Sínodo de la Amazonía.

Carlos Esteban

lunes, 29 de julio de 2019

¿Sínodo del Amazonas o Concilio Vaticano III? (Marcos Luiz Garcia)


Para todos nosotros, los católicos, el panorama en la Santa Iglesia Católica, Apostólica Romana se está ennegreciendo cada día más.

La ofensiva de izquierda que se está preparando a través del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía presagia una verdadera revolución, no sólo respecto a la forma de considerar a la Iglesia, sino con reflejos apocalípticos para todo el orden mundial.

Hace poco fue publicado el documento Instrumentum laboris, que define la pauta de este Sínodo. ¡Realmente asusta! Más propiamente, podría llamarse el Documento Preparatorio del Vaticano III, ya que el Sínodo Pan-Amazónico está para el Vaticano II como éste está para el Concilio de Trento.

En otras palabras, la verdadera explosión de cambios pastorales y doctrinales provocada por el Concilio Vaticano II en la Iglesia se repetirá con el lanzamiento de la Iglesia del Amazonas, pero en un contexto muchísimo más grave y radical. La ya imposible hermenéutica de la continuidad pura y simplemente se evapora.

Para ayudar a comprender mejor lo que estoy diciendo, debemos retroceder al Pontificado anti-modernista de San Pío X, quien pautó su vida en combatir el modernismo, una herejía que, según él, contenía en sí todas las herejías.

Después de San Pío X comenzó a aflojarse el combate contra el modernismo, lo que más tarde dio lugar a la ascensión gradual de una doctrina que es el mismo modernismo revestido de apariencias hipócritas, el llamado progresismo.

Al mismo tiempo, un ablandamiento sentimental generado en las almas de los católicos les sustrajo su combatividad e inoculó un espíritu entreguista, concesivo y meloso, que se fue acentuando hasta el Concilio Vaticano II.

Una vez suficientemente ablandados los católicos, fue posible lanzar las «novedades» del Vaticano II y, después, la creciente desfiguración del espíritu católico (...) La Teología de la Liberación ganó impulso y la izquierda católica se hizo muy fuerte.

Una parte de los fieles se escandalizó con el progresismo y lo rechazó. En lugar de la espiritualidad católica tradicional, a éstos les fue ofrecido un carismatismo oriundo de los protestantes pentecostales norteamericanos.

Este cambio en la Iglesia escandalizó a muchos católicos de creencias débiles que, por falta de convicciones profundas, optaron por abandonarla a cambio de religiones protestantes.

Los pastores no han hecho nada de relevante para traer de vuelta a las ovejas, porque la postura ecuménica de la izquierda católica enseña que no es grave el cambio de religión. Es por eso que, desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, vemos que el rebaño católico brasileño se redujo del 97% a poco más del 50%, ante la indiferencia de la mayoría de los pastores. Incluso hay una prohibición de hacer «proselitismo», es decir, apostolado para recuperarlos.

Al mismo tiempo, una inmensa parte del Clero se ha ido desfigurando cada vez más, perdiendo su sacralidad, repetabilidad y santidad, y mostrándose cada vez más amigos de los antiguos lobos que diezmaron la manada.

Las noticias de los escándalos morales más graves cometidos por una gran cantidad de clérigos llenan los periódicos de muchos países, lo que deja a las ovejas aún más perplejas.

Con profunda tristeza, vemos al actual Pontificado impregnado de cosas inusitadas, de continuas actitudes francamente desconcertantes y, a menudo, emitiendo declaraciones contrarias a la doctrina tradicional, sembrando en las almas una duda generalizada sobre lo que es propiamente la Iglesia Católica, cuáles son sus principios verdaderos e inmutables e imponiendo las preguntas: ¿Qué es lo correcto? ¿Que es lo que está mal?

Y es precisamente en medio de este caos religioso que es convocado un Sínodo que lanzará prácticamente una nueva iglesia, totalmente adaptada a la vida tribal de los indios, pero que será una nueva fase que se aplicará, como anuncian sus responsables, a la Iglesia en todo el mundo. Es el anuncio de una revolución profunda, que destruirá totalmente en la mayoría de los católicos la idea verdadera de la Iglesia, lanzándolos a una crisis de Fe nunca antes vista.

Si este plan tiene éxito, los católicos que se adhieran a él cambiarán de religión y el inmenso rebaño de Nuestro Señor Jesucristo se reducirá a una minoría. Esta minoría probablemente tendrá mucho que sufrir. Pero será sustentada por la promesa de Nuestro Señor de que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia, y vencerá con Él en el Triunfo del Inmaculado Corazón de María prometido por Nuestra Señora en Fátima.

Por Marcos Luiz Garcia – 23 de julio de 2019

martes, 23 de julio de 2019

La Asociación PanAmazônia ruega al Papa que proteja a la región de la ‘ideología ambientalista’ (Carlos Esteban)



La Asociación PanAmazônia ha escrito una carta al Santo Padre para que en el próximo sínodo dedicado a la región la Iglesia no se alinee con el peor enemigo de sus depauperados habitantes: la ideología ambientalista.

A juzgar por el documento de trabajo ya publicado, el Sínodo de la Amazonía tiene de la región una imagen idílica y rousseauniana de ‘buenos salvajes’ en perfecta comunión con la naturaleza, de cuya sabiduría la misma Iglesia de Cristo tiene mucho que aprender y cuyo único problema es la intromisión de nuestra civilización en su prístino paraíso. En él, la ‘escucha’ parece ser una misión primordial, superior incluso al anuncio del Evangelio, y que debe realizarse solo mediante la ‘inculturación’, incorporando tantos elementos de sus propia ‘espiritualidad’ como sea posible.

Pero desde la propia región nos llega, como un jarro de agua helada, una visión muy distinta y bastante más realista, en forma de carta dirigida al Santo Padre. Se trata de la Associação PanAmazônia, una organización brasileña no gubernamental, con sede en Manaos, con miembros en todos los estados de la Amazonía, que tiene por objetivo promover el ideal de cooperación e integración panamazónicas. No tiene absolutamente nada que ver con la fe o la Iglesia. Pero tienen la ventaja de estar allí, saber de qué hablan y ofrecer una visión alternativa al cuadro que pinta el Instrumentum Laboris. Vale la pena leerlo entera, ya digo, como una visión ‘de campo’, alternativa.

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Santísimo Padre,

Su liderazgo mundial es indudable y podría ser de gran ayuda para los pueblos de la Amazonía. Las 40 millones de personas que habitan en la región, extendida por el territorio nacional de nueve países, se enfrentan a terribles obstáculos para llevar una vida mínimamente digna. En la inmensidad de la selva y en las orillas de los ríos se vive, de hecho, una vida de sufrimiento y recelo.

La razón principal de la tragedia socio-ambiental a la que están sometidos los pueblos amazónicos es la inercia económica. En la Amazonía, con sus más de 8 millones de kilómetros cuadrados, casi no existe actividad económica y, en consecuencia, no hay trabajo ni ingresos para las familias. En las ciudades amazónicas dominan la pobreza, la violencia, la enfermedad. En las comunidades aisladas de la selva reina el abandono de las personas a su propio destino. Una vida desmotivante de la que no parece existir vía de escape.

Esta apatía económica, que destruye la vida de millones de personas, se debe en parte a la ideología ambientalista y a la presión de organizaciones no gubernamentales y de gobiernos de países desarrollados. En los últimos treinta años estas entidades han impuesto su agenda y sus intereses espurios, condicionando la legislación nacional de los países amazónicos y promoviendo la desinformación de la opinión pública. Este proceso ata las manos de las poblaciones locales. Es todo una terrible canallada.

La Iglesia no puede unirse a semejantes fuerzas. Más bien, debería recurrir a su influencia para promover el desarrollo socioeconómico de la Amazonía, aliviando así el sufrimiento de sus pueblos.

En este sentido, el Sínodo de la Amazonía puede ser la oportunidad para que la Iglesia se centre en temas verdaderamente importantes para las poblaciones amazónicas, entre ellos la urgente necesidad de promover la prosperidad económica que, por lo demás, es indispensable para combatir la degradación ambiental de los biomas de la región. Sin prosperidad no hay esperanza para el hombre ni para la selva.

La Iglesia merece nuestro reconocimiento por el valioso trabajo que siempre ha desarrollado en ayuda de las poblaciones necesitadas en la Amazonía. Más allá de la asistencia a los pobres, la Amazonía tiene también necesidad de libertad e inversiones. Me tomo respetuosamente la libertad de pedir a los católicos de todo el mundo que inviertan en la Amazonía y la visiten.

Santidad, contribuya con su liderazgo al despegue económico de la región, y no permita que movimientos ambientalistas, intereses económicos de países desarrollados e ideologías políticas ofusquen la visión de la Iglesia. No permita que el Sínodo de la Amazonía se convierta en un arma más en manos de los verdugos de los pueblos amazónicos, hombres y mujeres humildes que solo desean poder tener la esperanza de ofrecer a sus hijos una vida mejor.

Le pido que no vea esta letra como una crítica prematura a un suceso aún en fase de desarrollo, sino más bien como una sincera petición para que sopese qué rumbo dar al sínodo inminente.

Le saludo con mis sentimientos de profundo respeto y alta estima.

Cordialmente,

Belisário Arce

Director ejecutivo de la “Associação PanAmazônia”

¡Por una Amazonía orgullosa, integrada y fuerte!

sábado, 20 de julio de 2019

La lección de la hermana Tierra


Duración 9:12 minutos

La voz de una generación de ancianos (Carlos Esteban)



Dice el cardenal peruano Pedro Barreto que el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía es una expresión de la voz del pueblo de Dios, y creo que hacía tiempo no había leído tamaño abuso de la secreta aritmética del sensus fidelium.

Barreto tiene 75 años, es decir, pertenece a esa generación que inmovilizó la modernidad, definiéndola a su manera y para siempre, los mismos que definen como anhelos de la juventud las reivindicaciones de una minoría rica a finales de los sesenta, y como voz del pueblo las ideas trasnochadas y polvorientas de esos años.

No es solo que el documento de trabajo no sea ‘la voz del pueblo’ de Dios, que está a otras cosas más perentorias y de mayor alarma, es que incluso pretender que la evangelización de dos millones de personas en la cuenca amazónica merece un sínodo universal que no ha tenido, digamos, la apostasía de muchos millones en la propia cuna de la cristiandad es llevar el oportunismo eclesial un poco lejos.

¿He dicho ‘evangelización’? Ustedes perdonen, me he dejado llevar. Porque, según dice Barreto en La Civiltà Cattolica, no va de eso en absoluto, sino que su objetivo es “crear las condiciones que permitan a los pueblos que viven en el vasto e importante territorio amazónico vivir con dignidad y mirar al futuro con confianza, siempre en el marco del respeto mutuo y el reconocimiento de las responsabilidades diferenciadas y complementarias que corresponden a los actores sociales, políticos y religiosos”. Un funcionario de la ONU no podría haberlo dicho mejor.

¿Ven ustedes que falta algo en el farragoso párrafo, hasta arriba de retórica moderna? Pues lean, lean: “El Sínodo para la Amazonia y más ampliamente, la misión de la Iglesia en este territorio son, de hecho, expresiones de un acompañamiento significativo a la vida cotidiana de los pueblos y comunidades que viven allí”. No hay ningún ‘Cristo’ que ver aquí, sigan circulando.

De hecho, la Iglesia en la región no supone para Barreto, ni tiene como fin, el anuncio de la Buena Nueva de la Salvación, sino “un prisma que permite identificar los puntos frágiles de la respuesta de los Estados y de las sociedades como tales ante situaciones de urgencia respecto de las cuales, independientemente de la Iglesia, existen deudas concretas e históricas que no pueden ser eludidas”.

Y por eso este Sínodo supone “la oportunidad de examinar la identidad de estos pueblos y su capacidad de proteger estos ecosistemas de acuerdo con su forma cultural específica y su cosmovisión puede permitir a nuestras sociedades no amazónicas crear las condiciones adecuadas para apreciarlos, respetarlos y aprender de ellos”. Si a ustedes les sorprende que la Iglesia considere su misión este chato esquema de vaga ONG profundamente ideologizada, sepan que a nosotros también.

Habla también Barreto bastante, como lo ha hecho el Santo Padre, de ‘identidad’, de ‘respeto’ a las culturas propias de los indígenas y de la amenaza de una invasión que acabe tanto con sus formas de vida como con el control de su propio territorio, lo que contrasta de forma tan poderosa con el mensaje papal favorable a la inmigración ilegal masiva de Europa que uno solo puede concluir que conviene vivir en el Paleolítico para que la propia identidad se considere inviolable por la nueva jerarquía eclesiástica.
En todo el discurso de Su Eminencia, cardenal de la Iglesia fundada por Jesucristo, no hay apenas rastro de ese espíritu de compartir la Buena Nueva del que nuestro Salvador hizo la primera orden tras su Resurrección: “Id y anunciad por todo el mundo…”. Por el contrario, cita a Su Santidad con estas palabras: “La Iglesia no es ajena a vuestros problemas ni a vuestras vidas, no quiere ser ajena a vuestro modo de vivir y de organizar. Necesitamos que los pueblos originarios den forma cultural a las Iglesias locales amazónicas”.

¿Necesitamos que los pueblos originarios den forma cultural a las Iglesias? ¿De verdad? ¿Es esa la prioridad? Tras la publicación en lengua nahuatl, la nativa de los aztecas, del Nican Mopohua, donde se relataba la aparición de la Virgen de Guadalupe, un pueblo inconcebiblemente alejado culturalmente del europeo aceptó masivamente la fe. Estamos hablando de unos 6-8 millones de indígenas pidiendo el bautismo en apenas un lustro, para integrarse en un culto en un idioma extraño, el latín, y con ritos, formas y conceptos que les eran absolutamente ajenos.

En contraste, vive entre los yanomamis del Amazonas una misión católica desde hace 53 años que aplica con fervor el credo expresado por Barreto en las páginas de La Civiltà Cattolica, con un resultado en medio siglo de cero conversiones. Ni una sola.

Llámenme rígido y critiquen mi rostro avinagrado, pero sospecho que el que una institución de origen divino a la que le ha sido confiado por el propio Autor de la Vida un mensaje eterno de salvación, se dedique a ‘escuchar’ y aprender de unos indígenas con groseras supersticiones neolíticas es, en palabras del cardenal Müller, una idiotez, síntoma de algo mucho peor.

Carlos Esteban

miércoles, 17 de julio de 2019

El obispo Kräutler confía en que el sínodo traiga el diaconado femenino… como primer paso (Carlos Esteban)



El obispo Erwin Kräutler, verdadero inspirador del Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía y miembro de su consejo preparatorio, ha declarado en los últimos días su esperanza de que de él salga una remodelación integral del sacerdocio, así como la ordenación de diaconisas.

Kräutler ha hablado recientemente para la cadena austriaca ORF y en una conferencia, y en ambos foros ha asegurado que ordenar diaconisas podría ser un primer paso para que las mujeres acaben siendo sacerdotisas de la Iglesia católica, informa LifeSiteNews.

«El hecho es que nuestras 800 parroquias [se refiere a la Diócesis de Xingu, en Brasil, de la que es obispo emérito] están dirigidas por laicos, y dos tercios incluso por mujeres», dijo. El sacerdote «viene solo dos o tres veces al año, y esto lo considero un escándalo». Estas parroquias tienen la Liturgia de la Palabra, pero no la Sagrada Eucaristía.“Cuando dos tercios de estas parroquias son dirigidas por mujeres -continuó-, ¿por qué no pueden ellas también obtener la ordenación y presidir los domingos la Sagrada Eucaristía? ¿Debe un hombre [sacerdote] venir y apartar a la mujer, a pesar de que lleva años dirigiendo la parroquia con competencia y mucha empatía?».

Preguntado por la naturaleza de la ordenación que tenía en mente, Kräutler respondió: “al menos el diaconado femenino, eso es lo que esperamos en el sínodo de Amazonia. El primer grado de las órdenes sagradas. Y luego ya veremos».

Kräutler encuentra realista ese escenario, confiando en que el Papa deje la decisión en manos de obispos individuales o conferencias de obispos. Cuando el periodista le preguntó por qué, durante su labor como obispo en Xingu, había tan pocas vocaciones en su diócesis, el prelado austriaco respondió que «la verdadera razón es el celibato». Explicó que ordenó «algunos sacerdotes», pero la mitad de ellos más tarde dejaron el sacerdocio debido al celibato.

Kräutler, que no tiene problemas para imaginar sacerdotes casados en un futuro próximo también en Occidente, se define como un teólogo de la liberación y afirma que este enfoque es «íntimamente bíblico» (?) y que se trata de «ayudar a los pobres y a los que están excluidos».

En su reciente charla en Dornbirn, Austria, Kräutler aseguro que la prueba para saber si el sínodo ha sido o no un éxito será el diaconado femenino. “En la Iglesia tenemos un arriba y un abajo. Y esto no es lo que Jesús quiso decir. Jesús emancipó a las mujeres”.

Carlos Esteban

miércoles, 10 de julio de 2019

La escalada del Papa Francisco (Mario Caponnetto)



Quienes venimos observando, desde su inicio, el Pontificado del Papa Francisco vemos crecer día a día nuestra zozobra e inquietud. Es que ya no se trata de algún gesto o dicho inconveniente, ambiguo u oscuro. No se trata, siquiera, de un documento asaz cuestionable como Amoris laetitia. Se trata de una verdadera escalada de textos y documentos varios que no tienen siquiera a su favor la ambigüedad ya que son clara y manifiestamente contrarios a la Fe Católica.
Con apenas unos pocos días de diferencia han llegado a nuestro conocimiento dos textos particularmente graves por su contenido y por su más que inequívoca intención de poner en marcha una Iglesia que nada tiene que ver con la verdadera Iglesia de Cristo. Nos referimos al Documento preparatorio o Instrumentum laboris del próximo Sínodo del Amazonia a celebrarse en el mes de octubre de este año (y dado a conocer el pasado 17 de junio) y al Discurso pronunciado por el Papa Francisco el 21 de junio pasado en la ciudad de Nápoles al clausurar el Congreso La Teología después de la Veritatis gaudiumen el contexto del Mediterráneo organizado por la Pontificia Facultad Teológica de la Italia Meridional. 
Ambos Documentos tienen algo en común: uno y otro están referidos a espacios humanos -entendidos íntegramente, esto es, en la conjunción de sus elementos geográficos, históricos, culturales y religiosos- asumidos como espacios teológicos desde los cuales y en los cuales la Iglesia se propone a sí misma de un modo absolutamente novedoso, en franca ruptura con la voluntad y el mandato de su Divino Fundador, Jesucristo. En el primer caso, se trata de la Región Sudamericana de la Amazonia; en el segundo, del espacio bañado por el Mar Mediterráneo. 
De este modo, para el Instrumentum laboris la Amazonia es una suerte de espacio idílico o edénico, una región “llena de vida y de sabiduría” (n. 5) en la que la vida “se identifica, entre otras cosas con el agua” (n. 8) y cuyos habitantes originarios son descriptos como pueblos colmados de sabidurías ancestrales a las que una Iglesia, convertida pastoral, ecológica y sinodalmente (n. 5) debe prestar atenta escucha: “La escucha de los pueblos y de la tierra por parte de una Iglesia llamada a ser cada vez más sinodal, comienza por tomar contacto con la realidad contrastante de una Amazonía llena de vida y sabiduría. Continúa con el clamor provocado por la deforestación y la destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral. Y concluye con el encuentro con las culturas que inspiran los nuevos caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y profética a través de una conversión pastoral” (n. 5).
En lo que se refiere al otro espacio, el Mediterráneo, el Discurso de Nápoles contiene consideraciones bastante similares. Si en la Amazonia de lo que se trata es de “inculturar” el Evangelio fomentando “el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico” (n. 11) -lo que, a la postre termina siendo no una auténtica inculturación (la que presupone una purificación de las culturas a ser evangelizadas a fin de que sean aptas para recibir el anuncio del Evangelio) sino un verdadero sincretismo religioso y cultural en el que coexistan dos cosmovisiones, la amazónica y la cristiana-, en el caso del Mediterráneo lo que se busca es formular una “teología apropiada” al espacio en el que se vive y trabaja, llamada a ser “una teología de la acogida que sirva para desarrollar un diálogo sincero con las instituciones sociales y civiles, con centros universitarios y de investigación, con las autoridades religiosas y con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir pacíficamente una sociedad inclusiva y fraterna y también para custodiar la creación”. En esta “teología” están excluidos la apologética y el proselitismo (este último calificado como “peste”) y sus caminos por excelencia son el discernimiento y el diálogo. Digamos, además, que tanto en el caso de la Amazonia como en el del Mediterráneo, estos “espacios” se proponen como paradigmáticos y, por lo mismo, extrapolables a toda la Iglesia.
Es fácil advertir que en uno y otro caso la esencia misma de la evangelización está radicalmente subvertida. No se trata ya del anuncio de la Buena Nueva y del Id y enseñad a todas las naciones bautizándolas en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28, 19) sino de algo radicalmente distinto y opuesto. En efecto, la Iglesia que enseña ha sido sustituida por una Iglesia que escucha (no a Dios sino a los hombres) y aprende (no de Dios sino del mundo); el mensaje de salvación ha quedado reducido a un vago y evanescente humanismo cuyas miras no van más allá de una fraternidad inmanente e intramundana: la cuestión de fondo, proclama el Instrumentum laboris, citando a Evangelii gaudium, es la “preocupación por una sociedad justa, capaz de memoria y sin exclusión” (n. 37); y el Discurso va en la misma dirección al proponer una teología cuya finalidad última es  el anuncio del Reino de Dios “cuyo fruto es la maduración de una fraternidad siempre más extensa e inclusiva”. 
La atenta lectura de ambos textos nos pone frente a una Iglesia y a una Teología en la que toda noción salvífica ha sido borrada por completo. En vano se buscará en el Instrumentum laboris la menor mención de la misión salvífica de la Iglesia; más aún, cualquier pretensión de que sólo en Cristo y en la Iglesia se encuentran la salvación de los hombres (extra Ecclesia nulla salus) es calificada como “una actitud corporativista, que reserva la salvación exclusivamente al propio credo” y que, en definitiva, resulta “destructiva de ese mismo credo” (n. 39). Por su parte, el Discurso de Nápoles propone una Teología cuyo sujeto ya no es Dios sino el hombre y cuyo fin no es soteriológico (aunque hable de salvación) sino el mero diálogo entre los hombres y las culturas. El Papa Francisco sueña “con facultades teológicas donde se viva la convivialidad de las diferencias, donde se practique una teología del diálogo y de la acogida, donde se experimente el modelo poliédrico del saber teológico, en lugar de una esfera estática y desencarnada. Donde la investigación teológica sea capaz de promover un esforzado y fascinante proceso de inculturación”. Por otra parte, los teólogos que se dediquen a esta particular teología, “como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle y, con su reflexión, derraman ungüento y vino en las heridas de los hombres”, de modo que la teología “sea expresión de una Iglesia que es “hospital de campo”, que vive su misión de salvación y curación en el mundo”.
Tanto el Instrumentum laboris como el Discurso de Nápoles ofrecen abundante materia para un análisis pormenorizado. No es nuestro propósito detenernos ahora en ese análisis. Lo que intentamos señalar es que uno y otro acusan una forma mentis, que es la del Papa precisamente, que está en franca contradicción con la Fe Católica. Tal contradicción se acusa en tres puntos esenciales. Primero, un Evangelio que no apunta a la salvación del hombre, esto es, un fin trascendente, transhistórico y transmundano sino a un fin inmanente, intrahistórico e intramundano consistente en el logro de una paz y una fraternidad meramente humanas ajenas por completo a la paz y a la fraternidad de Cristo. Segundo, una Iglesia que abdica de su misión de enseñar y bautizar a todos los hombres y las naciones -mandato explícito e inequívoco del Señor- y en su lugar se identifica y se conforma con el mundo entendido no como un sujeto a evangelizar sino como sujeto evangelizador al que se apresta a escuchar y del que se propone aprender en una actitud demagógica disfrazada de diálogo. Los mentores de esta nueva Iglesia olvidan que el presupuesto de todo diálogo es el Logos y que el Logos es Cristo. Tercero, una Teología Sagrada que ya no es un discurso acerca de Dios y de las verdades de la Fe, verdades reveladas por Dios en orden a nuestra salvación, sino una propuesta meramente cultural y política reducida a una burda praxis sociológica infeccionada de trasnochado marxismo, de indigenismo a ultranza, de ecologismo radical, de feminismo de pésima factura  y de un hegelianismo de tercera mano. Esto es, un auténtico “batido” de todos los errores y aberraciones del mundo de nuestros días. 
Nos viene a la memoria la advertencia del Apóstol de los Gentiles: Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gálatas, 1, 8). Aquí está la clave del verdadero discernimiento: cambiar el Evangelio. La Iglesia puede cambiar y hasta, en algunas situaciones, debe hacerlo. Hay, obviamente, en ella un aspecto histórico que está sujeto a las mudanzas humanas. Pero lo que no puede cambiar jamás es el Evangelio. No hay tiempo, no hay espacio que justifiquen alterar el Evangelio del Señor. Porque la Palabra no se encarnó ni fue proclamada para un tiempo ni para un lugar sino para todos los hombres de todos los tiempos y todos los lugares, siempre la misma, siempre idéntica: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo 24, 35). 
Reiteramos que estos dos Documentos señalan una escalada del Papa Francisco: en efecto, ya no quedan dudas respecto de adonde apuntan las intenciones y los objetivos de su Pontificado. La Iglesia de Francisco ya está configurada ante nuestros ojos y es imposible cerrarse a la evidencia. Habrá, por tanto, que resistir con firmeza, con mansedumbre, en oración constante, en renovada penitencia, pidiendo a Dios los dones del Espíritu Santo y con la serena certeza de que Cristo ha vencido al mundo.
Mario Caponnetto

viernes, 28 de junio de 2019

La autoridad de Benedicto XVI, el sínodo hereje y apóstata, abusos en Vaticano, silencios australianos, el amigo rumano de Papa Francisco



El Papa Benedicto XVI ha concedido un entrevista a un conocido diario italiano precisamente en estos momentos de gran tensión interna por todo el caos provocado por el instrumentum laboris del sínodo de la Amazonia. El mismo día que uno de los cardenales de los dubbia, que sigue con muchos más dubbia que antes ahora sobre el sínodo, por entender que el documento preparatorio es poco católico, herético y apostata.

De la breve entrevista al Papa Benedicto XVI viene resaltado en todos los titulares que el papa es solo uno, el Papa Francisco, y que la unidad en la iglesia es muy importante. Muy mal tienen que estar las cosas para llegar a estos extremos. Es una situación preocupante en un momento de profunda debilidad de la iglesia en la que la voz de Benedicto XVI sigue gozando de incontestable autoridad. 

Los casos de pedofilia no resueltos y la ineficacia de los organismos vaticanos para tratarlos están creando una situación de continua presencia en los medios que destruye, si es que esto es posible, la imagen social de la iglesia. Los actuales organismos vaticanos son incapaces de resolver las cosas serias y son propensos a crear todo tipo de confusiones, es una clara situación de desgobierno, o de mal gobierno, que tanto monta. Si la intención es cubrir con unas cosas las otras el resultado es el fracaso. El mundo Vaticano está gobernado por ancianos, una verdadera gerontocracia, que nos intenta vender una revolución fundamentada en cosas muy pasadas y que a nadie interesan. Piensen por un momento lo que sucedería si jubilamos, siendo prudentes a los mayores de 70 años, si ponemos 65 cerramos las puertas. Lo que no llega por jubilación llegará un poco más tarde por pura imposición natural. Estamos viviendo una extraña situación irresoluble y que en muy poco tiempo se extinguirá por defunción pero lo peor, sin duda, puede ser la herencia envenenada que va a dejar.

Los obispos australianos están de vivita ad limina y del cardenal Pell no se habla. Los católicos en Australia son algo más de 5 millones. Hay 32 diócesis extensísimas pero de poca población. El único cardenal Australiano está encarcelado. Han sufrido durante años una situación durísima con comisión nacional civil de investigación y cientos de juicios. Es una iglesia herida en donde muchas instituciones han tenido que cerrar sus puertas. La solución no puede ser la táctica del avestruz, que en esas tierras saben muy bien lo que es, pero puede ser peor el efecto boomerang. Lanzar los problemas lejos con el riesgo de que vuelvan con más fuerza y por la espalda. En el Vaticano siguen usando la táctica del silencio con lo que no gusta esperando que el tiempo arregle las cosas. Más pronto que tarde se deberá tratar la situación del cardenal Pell y tomar alguna posición.

Otro tema que vuelve con fuerza, en el que la justicia italiana ya está empezando a actuar, es el de los abusos a los monaguillos de San Pedro. En el Vaticano habían prometido abrir un proceso pero no sabemos nada y todo apunta a que nada se ha hecho. Como en el caso Orlandi, el silencio y la oscuridad lo invade todo. Los organismos vaticanos están en manos de personas que llevan decenios ocupando sus puestos y a las que les ha funcionado el tancredismo. Hoy se les ve fuera de juego, no tenemos muy claro si están acartonados por la edad o viviendo en una sorpresa continúa. En otros tiempos, los poderosos medios vaticanos y las relaciones de amistad conseguían acallar las voces disonantes. Hoy los medios vaticanos son poco menos que nada y el mundo mediático es incontrolable por su propia naturaleza. Los monaguillos y sus testimonios vuelven en máxima audiencia y dan la vuelta al mundo. Mucho nos tememos que la primera reacción, si es que alguna tenemos, será a la vuelta de las vacaciones en vísperas de la Navidad.

La Amazonia y sus cosas parece que tienen vida propia y están creciendo descontroladas. Se busca el origen de tanta barbaridad, calificada con razón de herejía y apostasía por altos cardenales, y esta se encuentran en la agenda de las Naciones Unidas. No nos olvidemos que todo esto sigue la línea del famoso nuevo orden mundial con un problema añadido, la iglesia está llegando tarde y mal a los que otros llevan decenios defendiendo y difundiendo.

El caos venezolano sigue siendo actualidad. Presentación de un interesante libro titulado ‘el edén del diablo’. La situación está enquistada y el papelón de la iglesia en todo este lío no la está dejando en buena posición.

El Papa Francisco recibió con gran ruido mediático a una familia rumana a la que los vecinos, de un humilde barrio romano, no querían ver ni en pintura. Se vendió la cosa como odio al diverso, racismo, y demás tópicos. El ‘cato buenismo’ lo vistió de abrazos pontificios y apoyos incondicionales sin entrar en el fondo de la situación. No dudamos que hay rumanos santísimos pero como en cualquier latitud también los hay delincuentes. El pobre rumano es propietario de 27 automóviles de alta gama y de origen más que dudoso. Con lo fácil que es preguntar a los vecinos entes de insultarlos.

En la basílica Vaticana y con gran solemnidad el Papa Francisco ha celebrado las bodas de oro de Guzmán Carriquiry. Es uno de los laicos incombustibles, del 1944 y en plena actividad, de la curia romana, en la que ya empezó con Pablo VI, otra muestra más de la gerontocracia que invade los sacros palacios.

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados…»

SPECOLA

jueves, 27 de junio de 2019

Cardenal Kasper: El Papa quiere que las conferencias episcopales decidan sobre el celibato sacerdotal (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Walter Kasper ha declarado a medios alemanes que, en su opinión, el Papa quiere dejar en manos de las iglesias nacionales la decisión de ordenar a hombres casados, informa La Croix.

El teólogo favorito del Papa, el cardenal alemán Walter Kasper, es personalmente partidario de la ordenación de hombres casados, ‘viri probati’, pero se muestra convencido de que Su Santidad quiere dejar esta decisión en manos de las conferencias episcopales, siguiendo el mismo espíritu de libertad sinodal que se aplica a la comunión de los divorciados vueltos a casar, ha declarado al portal de la Conferencia Episcopal Alemana, Katholisch.de.

«La situación (vocacional) difiere tanto en las distintas partes del mundo que no es posible dar una solución universal uniforme”, señala Kasper. «Cada conferencia episcopal debe primero decidir si es partidaria (de ordenar a casados) y describir cómo piensa aplicarlo. Y luego debe someter sus propuestas al Papa”.

El cardenal, cerebro gris de los sínodos de la Familia que culminaron en la publicación de la exhortación Amoris Laetitia, cree que el Papa mostrará una postura de apertura a las propuestas razonables. “Tengo la impresión de que si sus argumentos están bien fundamentados, serán recibidos positivamente”, dice. “Por tanto ahora la pelota está en el tejado de las conferencias episcopales”.

En lo que se refiere a Alemania y otros países de Occidente, resulta “imperativo y urgentísimo” debatir la posibilidad de ordenar ‘viri probati’ -casados que reúnan una serie de condiciones que les hagan candidatos fiables al sacerdocio-, ya que la carencia de sacerdotes está creando situaciones desesperadas. “Sencillamente, no podemos seguir con la situación actual. Hoy a menudo el sacerdote se ve obligado a gestionar cuatro o cinco parroquias. No tienen tiempo para la labor pastoral”.

La inmigración, que se considera en la jerarquía católica occidental como la panacea para tantos problemas sociales y económicos, no es, curiosamente, solución alguna en este caso, dice Kasper. “Importar sacerdotes de India o África no es realmente una solución”, asegura. “Algunos son buenos, pero en muchos casos las diferencias culturales son demasiado grandes”. ¿No se le ha ocurrido al cardenal y a otros entusiastas de la inmigración masiva procedente del Tercer Mundo aplicar este mismo razonamiento a la sociedad en general?

Como ha desvelado el Instrumentum laboris -tachado de “herético” y “apóstata” por el también cardenal alemán Walter Brandmüller-, y como se esperaba ya universalmente desde su convocatoria, en el próximo Sínodo de la Amazonía se tratará, precisamente, de esta cuestión de la ordenación de casados. Pero se ve que hay prelados demasiado impacientes para esperar a octubre.

Carlos Esteban

Herético y apóstata. El cardenal Brandmüller excomulga al sínodo para la Amazonia (Sandro Magister)




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Desde que se hizo público el 17 de junio, el documento base – o "Instrumentum Laboris" – del sínodo para la Amazonia ha suscitado muchas críticas, por la anomalía de su planteamiento y de sus propuestas respecto a todos los sínodos que lo han precedido.
Pero  hoy hay más. Quien acusa al documento de herejía y apostasía es un cardenal, el alemán Walter Brandmüller, de 90 años, historiador insigne de la Iglesia, presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas de 1998 a 2009 y coautor, en 2016, de los célebres “dubia” sobre la recta interpretación y aplicación de “Amoris laetitia” a los que el papa Francisco siempre se ha negado a responder.
A continuación su “J’accuse”, publicado hoy contemporáneamente en diversos idiomas.
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Una crítica al "Instrumentum Laboris" del Sínodo para la Amazonia


de Walter Brandmüller


Introducción
Realmente causa asombro que, en oposición a las asambleas anteriores, esta vez el sínodo de los obispos trate exclusivamente de una región de la tierra cuya población es la mitad de la población de Ciudad de Méjico, es decir, cuatro millones. Esto también levanta sospechas sobre las verdaderas intenciones, que se quieren poner en marcha de manera subrepticia. Pero lo que tenemos que preguntarnos, sobre todo, es cuáles son los conceptos de religión, de cristianismo y de la Iglesia que son la base del "Instrumentum Laboris" recientemente publicado. Examinaremos todo esto con la ayuda de elementos individuales extraídos del texto.
¿Por qué un sínodo sobre este región?
Para empezar debemos preguntarnos por qué un sínodo de los obispos tiene que tratar temas que, como mucho, tienen que ver con los Evangelios y la Iglesia sólo de manera marginal, como es ahora el caso con las ¾ partes del "Instrumentum Laboris". Obviamente, este sínodos de los obispos también está llevando a cabo una intrusión agresiva en los asuntos puramente mundanos del Estado y la sociedad de Brasil. Deberíamos preguntarnos: ¿qué tienen que ver la ecología, la economía y la política con el mandato y la misión de la Iglesia?
Y sobre todo, ¿qué experiencia profesional autoriza a un sínodo eclesial de los obispos a hacer declaraciones en estos ámbitos?
Si de verdad el sínodo de los obispos va a dar este paso, estaría sobrepasando los límites y sería una presunción clerical, que las autoridades estatales deberían, con motivo, rechazar.
Sobre las religiones naturales y la inculturación
Hay que tener presente otro elemento que se encuentra en todo el "Instrumentum Laboris", a saber: la valoración muy positiva que se hace de las religiones naturales, incluyendo las prácticas de sanación indígenas y similares; sí, incluso las prácticas y formas de culto mítico-religiosas. Se habla incluso del diálogo con los espíritus en el contexto de una llamada a la armonía con la naturaleza (n. 75).
No es sólo el ideal del "buen salvaje" tal como lo presentaron Rousseau y la Ilustración el que se está comparando con el decadente hombre europeo. Esta línea de pensamiento va más allá, hasta llegar al siglo XX, cuando culmina en una idolatría panteísta de la naturaleza. Hermann Claudius (1913) creó el himno del movimiento obrero socialista: "Cuando caminamos uno al lado del otro", una estrofa del cual dice lo siguiente: "El verde de los abedules y el verde de las semillas, que la anciana Madre Tierra siembra a manos llenas, con un gesto de súplica para que el hombre sea suyo…". Es llamativo que este texto fuera incluido más tarde en el libro de cantos de la juventud hitleriana, probablemente porque correspondía al mito de "la sangre y la tierra" del nacionalsocialismo. La proximidad ideológica es asombrosa. Este rechazo anti-racional a la cultura "occidental" que resalta la importancia de la razón es típico del "Instrumentum Laboris", que habla, respectivamente, de la "Madre Tierra" en el n. 44 y del "grito de dolor de la tierra y de los pobres" en el n. 101.
En consecuencia, el territorio -es decir, la junglas de la región amazónica- es incluso declarado “locus theologicus”, una fuente especial de la Divina Revelación. En él habría lugares epifánicos en los que se manifiestan las reservas de vida y de sabiduría para el planeta, que hablan de Dios (n. 19). Además, la consiguiente regresión del Logos al Mythos es elevada a criterio de lo que el "Instrumentum Laboris" llama la inculturación de la Iglesia. El resultado es una religión natural disfrazada de cristianismo.
La noción de inculturación es, aquí, literalmente pervertida, puesto que significa lo contrario de lo que la Comisión Teológica Internacional presentó en 1988, y de lo que había enseñado anteriormente el decreto “Ad Gentes” del Concilio Vaticano II sobre la actividad misionera de la Iglesia.

Sobre la abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino
Es imposible esconder que este "sínodo" quiere implementar sobre todo los dos proyectos más deseados y que hasta ahora no han sido nunca puestos en marcha, a saber: la abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino, empezando por las diaconisas. En cualquier caso, se trata de tener "en cuenta el papel central que hoy desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica" (n. 129a3). Y se trata también de "abrir nuevos espacios para recrear ministerios adecuados a este momento histórico. Es el momento de escuchar la voz de la Amazonía…" (n. 43).
Pero aquí se omite el hecho de que no está en poder de la Iglesia administrar el sacramento del orden a las mujeres, tal como también declaró Juan Pablo II con la mayor autoridad magisterial. De hecho, en dos mil años la Iglesia nunca ha administrado el sacramento del orden a una mujer. La petición, que se opone de manera directa a este hecho, demuestra que la palabra "Iglesia" es utilizada exclusivamente como término sociológico por los autores del "Instrumentum Laboris", negando implícitamente el carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia.

Sobre la negación del carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia
De manera similar -aunque expresado de pasada-, el n. 127 contiene un ataque directo a la constitución jerárquico-sacramental de la Iglesia cuando se pregunta si no sería oportuno "reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden". Desde una visón tan equivocada deriva, en el n. 129, la llamada a la creación de nuevos ministerios que correspondan a las necesidades de los pueblos amazónicos.
Sin embargo, es en el ámbito de la liturgia, del culto, en el que la ideología de una inculturación falsamente comprendida encuentra su expresión de una manera especialmente llamativa. Aquí, algunas formas de las religiones naturales son asumidas positivamente. El "Instrumentum Laboris" no se echa atrás a la hora de pedir que "el pueblo pobre y sencillo" pueda expresar "su (!) fe a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y demás sacramentales" (!!) (n. 126e).
Esto, ciertamente, no corresponde a los preceptos de la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, como tampoco a los del Decreto “Ad Gentes” sobre la actividad misionera de la Iglesia, y demuestra una comprensión meramente horizontal de la liturgia.
Conclusión
Summa summarum: el "Instrumentum Laboris" carga al Sínodo de los Obispos y, en última instancia, al papa, con una seria violación del “Depositum fidei”, lo que significa, en consecuencia, la autodestrucción de la Iglesia o el cambio del “Corpus Christi mysticum”, convertido en una ONG secular con una tarea ecológica-social-psicológica.
Obviamente, después de estas observaciones se plantean preguntas: ¿se puede deducir, sobre todo en lo que respecta a la estructura sacramental-jerárquica de la Iglesia, una ruptura decisiva con la Tradición Apostólica en cuanto constitutiva para la Iglesia? ¿O los autores tienen, más bien, una idea del desarrollo de la doctrina que es sostenida teológicamente con el fin de justificar susodicha ruptura?
Este parece ser claramente el caso. Estamos asistiendo a una nueva forma del Modernismo clásico de principios del siglo XX. En esa época se empezaba con un enfoque decididamente evolutivo y después se defendía la idea que, en el curso del continuo desarrollo del hombre a grados más altos, deben encontrarse en consecuencia también niveles más elevados de conciencia y de cultura, por lo que puede resultar que lo que era falso ayer puede ser verdadero hoy. Esta dinámica evolutiva se aplica también a la religión, es decir, a la conciencia religiosa con sus manifestaciones en la doctrina, el culto y, obviamente, también en la moral.
Aquí, por lo tanto, se presupone una comprensión del desarrollo del dogma que está en clara oposición a la comprensión católica genuina, que comprende el desarrollo del dogma y de la Iglesia no como un cambio, sino más bien como un desarrollo orgánico de un tema que permanece fiel a su propia identidad.
Esto es lo que los Concilios Vaticanos I y II nos enseñan con sus Constituciones “Dei Filius”, “Lumen Gentium” y “Dei Verbum”.
Hay que afirmar con determinación que el "Instrumentum Laboris" contradice la enseñanza vinculante de la Iglesia en puntos decisivos y que, por consiguiente, debe ser considerado herético. En la medida en que incluso la Divina Revelación es puesta en duda, o malinterpretada, se debe también hablar de apostasía.
Esto está aún más justificado a la luz del hecho de que el "Instrumentum Laboris" utiliza una noción meramente inmanentista de la religión, y considera la religión como el resultado y la forma de expresión de la experiencia espiritual personal del hombre. El uso de palabras y nociones cristianas no puede ocultar que estas son utilizadas sólo como palabras vacías, a pesar de su significado original.
El "Instrumentum Laboris" para el Sínodo de la Amazonia constituye un ataque a los fundamentos de la fe de una manera impensable hasta ahora, por lo que debe ser rechazado con la máxima firmeza.

lunes, 24 de junio de 2019

El Sínodo al servicio de la agenda neo-pagana


(CORRIPONDENZA ROMANA)


El periodista Edward Pentin del National Catholic Register tuvo la amabilidad de solicitar mis primeras impresiones sobre el Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, divulgado en el día de ayer. Lo hago con mucho gusto como editorial para el sitio internet panamazonsynodwatch.org.
En mi opinión, el Instrumentum laboris representa la abertura, de par en par, de las puertas del Magisterio a la Teología India y de la Ecoteología, dos derivados latinoamericanos de la Teología de la Liberación, cuyos corifeos, después del derrumbe de la URSS e del fracaso del “socialismo real”, atribuyeron a los pueblos indígenas y a la naturaleza el rol histórico de fuerza revolucionaria, en clave marxista.
Al igual que la TL, el Instrumentum laboris toma como base de sus elucubraciones, no la Revelación de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición, sino en la realidad de la supuesta “opresión” a la que estaría sujeta la Amazonía la cual, de simple área geográfica y cultural, pasa a ser “interlocutor privilegiado”, “lugar teológico”, “lugar epifánico” y “fuente de revelación de Dios” (n°2, 18 y 19).
Desde el punto de vista teológico, el Instrumentum laboris no sólo recomienda la enseñanza de la Teología India “en todas las instituciones educativas”, para “una mejor y mayor comprensión de la espiritualidad indígena” y para que “se tomen en consideración los mitos, tradiciones, símbolos, ritos y celebraciones originarios” (n° 98), sino que, a lo largo del documento, repite todos sus postulados. O sea, que las “semillas del Verbo” no sólo están presentes en las creencias ancestrales de los pueblos aborígenes sino que ya han “crecido y dado frutos” (n° 120), por lo que la Iglesia, en lugar de la evangelización tradicional que busca su conversión, debe limitarse a “dialogar” con ellos ya que “el sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas” (n° 122).
En ese diálogo intercultural, la Iglesia debe además enriquecerse con elementos claramente paganos y/o panteístas de tales creencias, como “la fe en Dios Padre-Madre Creador”, las “relaciones con los antepasados”, la “comunión y armonía con la tierra” (n° 121) y la conectividad con “las diferentes fuerzas espirituales” (n° 13). Ni siquiera la curandería queda al margen de ese “enriquecimiento”. Según el documento, “la riqueza de la flora y de la fauna de la selva contiene verdaderas ‘farmacopeas vivas’ y principios genéticos inexplorados” (n° 86). En ese contexto, “los rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud integral pues integran los diferentes ciclos de la vida humana y de la naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el cosmos. Protegen la vida contra los males que pueden ser provocados tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las enfermedades que perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros seres vivos” (n° 87).
En el plano eclesiológico el Instrumentum laboris es un verdadero terremoto para la estructura jerárquica que la Iglesia tiene por mandato divino. En nombre de la “encarnación” en la cultura amazónica, el documento invita a reconsiderar “la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden” (n° 127). Resulta inconcebible que el documento de trabajo de un Sínodo pueda cuestionar una doctrina de fe, como es la distinción, en la estructura de la Iglesia, entre clérigos y laicos, afirmada desde el Primer Concilio de Nicea en adelante y basada en la diferencia esencial entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial de los clérigos, que tiene su raíz en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra. Se inserta en esa esa dilución del sacerdote católico en algo similar a un pastor protestante el llamado a reconsiderar la obligatoriedad del celibato (n° 129 § 2) y, más aún, el pedido de identificar qué tipo de “ministerio oficial” puede ser conferido a la mujer (§ 3). El Cardenal Joseph-Albert Malula, de Zaire, y Mons. Samuel Ruiz de Chiapas deben estar agitándose en sus tumbas al ver que los proyectos que trataron de implementar (y que fueron rápidamente interrumpidos por el Vaticano) ahora están siendo propuestos en un Sínodo que, según sus organizadores, tiene valor universal.
Desde el punto de vista ecológico, el Instrumentum laboris representa la aceptación por parte de la Iglesia de la divinización de la naturaleza promovida por las conferencias de la ONU sobre el medio ambiente.
En efecto, ya en 1972, en Estocolmo, sus actas oficiales decían que el hombre ha mal administrado los recursos naturales sobre todo por causa de “una determinada concepción filosófica del mundo”. Mientras “las teorías panteístas … atribuían a los seres vivos una parte de la divinidad … los descubrimientos de la ciencia condujeron … a una especie de desacralización de los seres naturales”, la cual retira su mejor justificación “en las concepciones judeo-cristianas, según las cuales Dios habría criado el hombre a su imagen y le habría dado la tierra para que la someta”. Al contrario, decía la ONU, las prácticas del culto a los ancestros “constituían un baluarte para el medio ambiente, en la medida en que los árboles, o los cursos de agua eran protegidos y venerados como reencarnación de los ancestrales” (Aspects éducatifs, sociaux et culturels des problèmes de l’environnement et questions de l’information, ONU, Asamblea General, Estocolmo, 5-6 junio 1972, A/CONF.48.9, p. 8 y 9).
Y en el discurso conclusivo de la Eco92, de Rio de Janeiro, el Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, declaró que “para los antiguos, el Nilo era un Dios que se venera, así como el Rhin, fuente infinita de mitos europeos, o la selva amazónica, madre de todas las selvas. En todas partes, la naturaleza era la habitación de las divinidades. Ellas confirieron a la selva, al desierto, a la montaña, una personalidad que imponía adoración y respeto. La Tierra tenía un alma. Reencontrarla, resucitarla, tal es la esencia de [la Conferencia Intergubernamental] de Rio” (A/CONF.151/26, vol. IV, p. 76(.
¡Esa agenda neopagana de la ONU ahora es propuesta por una Asamblea Sinodal de la Iglesia Católica!
El Instrumentum laboris, citando un documento de Bolivia afirma que “la selva no es un recurso para explotar, es un ser o varios seres con quienes relacionarse” (n° 23) y prosigue afirmando que “la vida de las comunidades amazónicas aún no afectadas por el influjo de la civilización occidental [¡sic!] se refleja en la creencia y en los ritos sobre el actuar de los espíritus, de la divinidad – llamada de múltiples maneras – con y en el territorio, con y en relación a la naturaleza. Esta cosmovisión se recoge en el ‘mantra’ de Francisco: ‘todo está conectado’” (n° 25).
Desde el punto de vista económico-social, el Instrumentum laboris es una apología del comunismo, disfrazado de “comunitarismo”. Y de la peor forma de comunismo, que es el colectivismo de las pequeñas comunidades. En efecto, según el documento, el proyecto de “buen vivir” (sumak kawsay) de los aborígenes supone “que hay una inter-comunicación entre todo el cosmos, en donde no hay excluyentes ni excluidos”. La nota explicativa del vocablo indígena envía para una declaración de varias entidades indígenas, intitulada “El grito del sumak kawsay en la Amazonia”, la cual afirma que dicho vocablo “es una Palabra más antigua y más actual” (con mayúscula en el texto; o sea, una Revelación divina) que nos propone “un estilo de vida comunitaria con un mismo SENTIR, PENSAR y ACTUAR” (también aquí las mayúsculas son del texto).
Esta frase nos recuerda la denuncia hecha por Plinio Corrêa de Oliveira, en 1976, del tribalismo indígena como una nueva etapa, todavía más radical, de la Revolución anárquica: “El estructuralismo ve en la vida tribal una síntesis ilusoria entre el auge de la libertad individual y del colectivismo consentido, en la cual este último acaba por devorar la libertad. En tal colectivismo, los varios ‘yo’ o las personas individuales, con su pensamiento, su voluntad, su sensibilidad y sus modos de ser, característicos y discrepantes, se funden y se disuelven, según ellos, en la personalidad colectiva de la tribu generadora de un pensar, de un querer, de un estilo de ser densamente comunes”.
Lo que el Instrumentum laboris propone no es en definitiva sino un convite a que la humanidad dé el último paso rumbo al abismo final de la Revolución anticristiana: el anarco-primitivismo de John Zerzan y del terrorista Unabomber.

sábado, 22 de junio de 2019

"El Amazonas desemboca en Alemania" - PADRE SANTIAGO MARTIN F.M.


Duración 9:23 minutos

La ‘sabiduría ancestral’ de la espiritualidad amazónica (Carlos Esteban)



Los yanomamis constituyen una de las etnias más numerosas entre los diversos pueblos indígenas de la Amazonia, compuesto por unos 20.000-30.000 individuos que viven en poblados de una cincuentena de personas en la selva ecuatorial, entre Brasil y Venezuela.

Cuando alcanzan la pubertad, los varones de la tribu, que consumen regularmente ‘epená’, una sustancia alucinógena, suelen disponer de varias mujeres. Los chamanes utilizan la droga en sus rituales para comunicar con los espíritus. El infanticidio es una de las ‘tradiciones’ más arraigadas entre los yanomamis. La madre, tras parir, puede acoger al hijo o enterrarle vivo. Lo segundo es más probable si el niño nace con algún tipo de malformación o como medio de selección sexual (se prefieren varones en el caso de un primer parto). Si nacen gemelos, solo uno puede sobrevivir; en el caso de varones, normalmente se sacrifica al más débil. La razón es que dos bebés consumen demasiada leche materna, sobre todo teniendo en cuenta que se les da de mamar hasta los tres años de media.

Pese al cuadro que suele pintarse de los indígenas como pueblos pacíficos, los yanomamis se precian de guerreros y creen necesario desplegar una actitud altanera. Matar a un enemigo es el medio de convertirse en un unokai, una posición de prestigio dentro de la tribu. Cuanto mayor es el número de enemigos masacrados, más alto es el prestigio social del guerrero y puede conseguir más mujeres para su harén. Para atacar aldeas de otras tribus prefieren aliarse con extraños en preferencia a parientes, y suelen casarse o casar a sus hijas con estos aliados.

Una de las costumbres de esta etnia es el canibalismo ritual. En un ritual funerario colectivo y sagrado queman el cadáver y se comen las cenizas del muerto mezcladas con un pasta vegetal. Creen que la energía vital reside en el tuétano, y que así la recuperan para el grupo familiar. Un yanomami que mata a un adversario en territorio enemigo también practica esta forma de canibalismo para purificarse.

No hay nada demasiado especial en la cultura y cosmovisión de los yanomamis que los aleje demasiado de la cultura y cosmovisión de las otras tribus indígenas del territorio, y conviene conocerlas al leer el Instrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonia, que se celebrará en Roma en octubre, cuando habla de la “sabiduría ancestral, reserva viva de la espiritualidad y de la cultura indígena” de estos pueblos amazónicos que, añade, “tienen mucho que enseñarnos … con estas sabidurías ancestrales en las que se manifiestan semillas del Verbo”.

O, por citar las palabras del Cardenal Baldisseri en la presentación del documento: “Es el Papa Francisco quien nos muestra el camino para comprender la expresión ‘rostro amazónico’. De hecho, en Puerto Maldonado, dice: “Quienes no habitamos estas tierras necesitamos vuestra sabiduría y conocimiento para entrar, sin destruir el tesoro que encierra esta región, repitiendo las palabras del Señor a Moisés: Quítate las sandalias, porque la tierra que pisas es tierra sagrada”.

Carlos Esteban