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viernes, 27 de noviembre de 2020

Los tiempos negros del Vaticano, las distracciones del Papa Francisco, los chicos de Bilderberg, el futuro de China



El «Libro Negro del Vaticano» de Gianluigi Nuzzi ya está a la venta. Ante el negro panorama que inunda las calles y plazas de la ciudad eterna solo nos faltaba ver los mortecinos escaparates llenos de libros negros. Son diez años de investigación, iniciada en 2008 con Vaticano S.p.A. y que llegan hasta Becciu. Nos presenta un viaje inédito que entrelaza hechos de sangre, como el asesinato de Emanuela Orlandi, muertes sospechosas, como la de Albino Luciani, y llega hasta los más sutiles asuntos llevados a cabo por cardenales sin escrúpulos. No olvidemos que muchos de los ‘escándalos’ que hoy padecemos son fruto del trabajo de periodistas como Gianluigi Nuzzi y no de la tan predicada trasparencia de los organismos vaticanos. Las noticias de hoy nos recuerdan a protagonistas que han aceptado juicio y prisión por haber dado a conocer hechos que, a diferencia de sus acciones, hubieran merecido investigación y cárcel. Poco a poco las cosas están encajando y llegará el momento de reconocer a los que han pagado un precio muy alto en términos de libertad personal, dado que algunas personas fueron privadas de ella, y han sufrido increíbles juicios sumarios que tuvieron un impacto mundial.

El autor del ‘Libro negro del Vaticano’ junto con Emiliano Fittipaldi, fue juzgado en el Vaticano, con acusaciones infundadas, como la de poner en riesgo la seguridad económica de la Santa Sede. El tribunal único y su juez único no han tenido más remedio que abrir procesos ante la presión mediática. Esto es nuevo en el Vaticano, es un buen paso adelante, no es posible pretender ocultar eternamente el monumental almacén de escándalos y seguir en silencio. Esta publicación nos ofrece una reflexión que está pesando en estos momentos en los organismos del Vaticano y que no parece que nadie este estudiando cómo resolver. La salud del Papa es fundamental, se intenta proteger al Papa Francisco de un posible contagio por todos los medios, pero si el Papa Francisco enferma, ¿qué pasaría? ¿Qué le pasaría a la Iglesia que atraviesa el período más difícil, el más complejo de la historia contemporánea?

Asistimos a un obstinado silencio del Espresso y de la Santa Sede tras la liquidación de Becciu que está siendo «utilizado para encubrir algo turbio”, hoy tenemos una larga entrevista a Lucetta Scaraffia y Korazyn nos ofrece la transcripción: «Hay una necesidad de verdad y justicia que no se debe pisotear con tanta facilidad», y si además el silencio es aceptado por periódicos, agencias y revistas que se declaran «católicas» el escándalo es mucho mayor, desde el punto de vista de la comunicación. La comunicación institucional de la iglesia, que lleva mucho tiempo en un estado comatoso.» Recordemos que Lucetta Scaraffia dirigió el Osservatore Romano mensual «Mujeres, Iglesia y Mundo». Y perece ser la única que ha roto el muro de silencio: «Mi idea es que hay algo grande detrás, no sé qué obviamente. Está claro que el cardenal fue elegido como chivo expiatorio para ocultar algo grande y dar una idea del Vaticano, refrescar la imagen del Vaticano, digamos, como un lugar donde se hace justicia golpeando incluso a los más altos cargos». «El Vaticano ha planteado una necesidad real de los fieles, que el dinero que damos a los pobres debe ir a los pobres, y contra la corrupción. Pero no hay solo dinero, ni solo hay pobres, también existe la necesidad de conocer la verdad y que todos los seres humanos, incluidos los cardenales, sean tratados con justicia». Los casos en el Vaticano se suceden: » Sí, no es el primero, lo sabes desde el caso del pobre Paolo Gabriele que murió ayer, las noticias extrañas salen del Vaticano y son parte de una guerra, a estas alturas la prensa se ha convertido en la mano armada de las guerras dentro del Vaticano».

El Papa Francisco en la entrevista de Valentina Alazraki y la pregunta sobre McCarrick y Viganò dio está respuesta: «De McCarrick no sabía nada, por supuesto, nada. Lo he dicho varias veces, no sabía nada. Sabes que no sabía nada de McCarrick, de lo contrario no me habría quedado callado. El motivo de mi silencio fue en primer lugar que las pruebas estaban ahí, les dije: “ustedes juzgan”». Para Viganó la cosa es clara:»Finge no recordar lo que le dije sobre McCarrick y finge que no fue él quien me preguntó por McCarrick en primer lugar», «Que el Papa haya dicho que no sabía nada es mentira».

En el blog de Tosati y de Valli tenemos un estudio sobre estas pequeñas ‘libertades con la verdad’ que tanto parecen gustar al Papa Francisco. En el informe elaborado por la Secretaría de Estado falta tanto la presencia de Angelo Sodano, protagonista absoluto de la última fase del pontificado de Juan Pablo II, como el Secretario de Estado de Benedicto XVI, Tarcisio Bertone. El propio informe intenta ocultar estas enormes lagunas citando a personajes secundarios que evidentemente actuaban a las ordenes de sus superiores. Según el Informe, Parolin dijo en «una breve conversación con el Papa Francisco que McCarrick había sido ‘objeto de chismes’ sobre actos imprudentes del pasado con adultos y que la Congregación para los Obispos le había indicado previamente a McCarrick que debía realizar una vida más reservada y sin viajar tanto”. El informe continúa diciendo que el cardenal Parolin recordó que «no lo presentó como un asunto de grave preocupación, ni como algo muy grave», Parolin recordó que el Papa Francisco comentó que «quizás McCarrick todavía podría hacer algo útil». Demasiadas «distracciones» del Papa Francisco y todas documentadas.

En este delicado momento, la Iglesia está siendo atacada. Los sacerdotes, y los pocos obispos, que viven y predican el Evangelio son perseguidos, humillados, ridiculizados por una ‘dictadura del bien’, cada vez más perniciosa. Sacerdotes, obispos y cardenales guardan silencio buscando una vida tranquila y no ser reprochados desde arriba ni perder sus ‘puestos de trabajo’. La pandemia se está aprovechando para imponer de forma rápida, con apariencia democrática, todas la teorías del nuevo orden mundial. Repasando el comité europeo para gestionar la post pandemia nos encontramos con nombres, todos, vinculados a una de las organizaciones más importantes, censuradas y controvertidas: el club Bilderberg. En Francia parece que se empiezan a revelar y para obispo de Bayona, entre otros, Marc Aillet: «El argumento de la salud no justifica nada. La salud física no puede convertirse en un valor absoluto «, » la prohibición de celebrar el culto, incluso cuando se toman las medidas sanitarias razonables, con las misas reducidas al rango de actividades «no esenciales»: ¡esto nunca se ha visto en Francia, excepto en París bajo la Comuna!», » está mal subestimar la libertad de culto que sigue siendo, en la ley que separa a la Iglesia del Estado, la primera de todas las libertades fundamentales a las que los ciudadanos, atados por el miedo, han abdicado sin cuestionar». » Debemos «dar al César lo que es del César», y también debemos «dar a Dios lo que es de Dios» y no somos del César, ¡sino de Dios!»,»¡No permitamos que nos roben la fuente de nuestra Esperanza!».

Siguen las sesiones del juicio por abusos a los monaguillos de San Pedro destapadas por las publicaciones de Gianluigi Nuzzi, veremos en qué terminan, por ahora hay mucha presencia en los medios.

El nuevo misal italiano que entra en vigor el primer domingo de adviento está agotado y parece que estará disponible a partir de enero. Libro sobre China “Anticipando el futuro de China. Retrato de Mons. Aloysius Jin Luxian S.J. «, de Spadaro, con largo prefacio de Tagle. Parece une estudio que pretende analizar la complejidad de la situación religiosa en China y justificar lo bien que estamos haciendo ahora las cosas.

La reforma de la curia puede esperar y el coordinador Maradiaga empieza a preocuparse por el pasado mexicano de su futuro auxiliar del que seguro que no sabía nada de nada, pero nada.

«…cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.»

Specola

La vacuna más segura contra el coronavirus (Roberto De Mattei)



En las últimas semanas, algunas de las compañías farmacéuticas más importantes del mundo han anunciado la inminente producción de vacunas contra el covid 19. Al comentar esta noticia, un prestigioso virólogo italiano, el profesor Andrea Crisanti, ha hecho una declaración llena de sentido común. Cuando se le preguntó si se vacunaría ahora, dio la siguiente respuesta: «Normalmente se necesitan de cinco a ocho años para producir una vacuna. Por eso, no disponiendo de datos, no me pondría la primera vacuna que apareciera en enero. Me gustaría tener la seguridad de que la vacuna ha tenido oportunidad de probarse y de que satisface todos los criterios de seguridad y eficacia. Como ciudadano, tengo derecho a ello, y no estoy dispuesto a aceptar un atajo».

Es una respuesta llena de sentido común, y es además coherente con el principio de precaución que tanto se invoca hoy para la protección del medio ambiente. No se entiende cómo es que ese principio no deba aplicarse también en el terreno de la salud. El profesor Crisanti no es contrario a las vacunas, pero sostiene acertadamente que los comunicados de prensa de las empresas farmacéuticas no bastan para garantizar la seguridad de ellas, y está a la espera de datos científicos que sean posteriormente verificados por agencias dedicadas a ello. Por este mensaje de prudencia, ha sido demonizado por los medios de difusión y por algunos de sus colegas.

Crisanti se ha defendido con una carta al director publicada en Il Corriere della Sera el pasado día 23, en la que entre otras cosas afirma: «Los guardianes de la ortodoxia científica no admiten vacilaciones ni indecisiones. Exigen un acto de fe a quienes no disponen de información privilegiada. “La vacuna funcionará”, exclaman indignados. Soy el primero que espero que así sea. Con todo, me tomo la libertad de objetar que la vacuna no es un amuleto. Dejemos la fe para la religión y las dudas y el debate a la ciencia, de la que son estímulo y garantía».

He dado espacio a estas declaraciones porque, a mi juicio, son la voz del sentido común en una época en la que con frecuencia se pierde el buen uso de la razón. Quien, como nosotros, no es inmunólogo ni microbiólogo, y no está por tanto en condiciones de hacer previsiones científicas y sólo puede esforzarse por no renunciar al buen uso de la lógica, no puede menos que dar toda la razón al profesor Crisanti. Pero como además hacer uso de la razón es necesario vivir esta pandemia a la luz de la fe, podemos señalar la existencia de un remedio para el coronavirus que es indudablemente el más eficaz, porque no sólo previene los males del cuerpo, que todos temen, sino también los mucho más peligrosos del alma, de los que nadie habla.

Me refiero a la Medalla Milagrosa, cuya festividad se celebra el 27 de noviembre. Fue la propia Virgen la que un día de 1830 se apareció a Catalina Labouré, novicia de 24 años, en la casa matriz de las Hijas de la Caridad en la parisina calle Bac. Catalina Labouré recuerda: «Vi formarse en torno a la Santísima Virgen un cuadro de forma más bien ovalada sobre el cual, arriba, se podían leer como haciendo un semicírculo que salía de la mano diestra de la Virgen estas palabras escritas en letras de oro: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”. Entonces oí una voz que me dijo: “Manda acuñar una medalla siguiendo este modelo. Todas las personas que la porten obtendrán grandes gracias, sobre todo si la llevan al cuello. Las gracias serán abundantes para quienes la lleven con confianza”. En ese momento tuve la impresión de que el cuadro se daba la vuelta y vi el reverso de la medalla. En él figuraba la letra M (inicial de María) bajo una cruz que tenía por base la letra I (inicial de Jesús en latín.) Más abajo había dos corazones, uno rodeado de espinas (el de Jesús) y el otro traspasado por una espada (el de María). Por último, todo estaba circundado de doce estrellas. Luego, todo desapareció como si se apagara, y me quedé llena de, no sé, de buenos sentimientos, de alegría y consuelo».

En 1832 se acuñaron los 1500 primeros ejemplares de la medalla que había pedido la Virgen. A partir de entonces se multiplicaron las gracias y milagros: pecadores convertidos, moribundos que sanaban, peligros alejados… toda clase de gracias. La parroquia parisina de Nuestra Señora de las Victorias se convirtió en un centro de extraordinaria propagación. Catalina Labouré llevó a cabo silenciosamente el apostolado de la Medalla Milagrosa hasta su muerte, que tuvo lugar el 31 de diciembre de 1876. Para aquellas fechas, la cantidad de medallas distribuidas superaba ya el millón. El fruto más sonado de la nueva devoción fue la conversión del judío Alfonso Ratisbonne, al que se le apareció la Virgen de la Medalla milagrosa el 20 de enero de 1842 en la iglesia de Sant’Andrea delle Frate en Roma.

En 1894, con ocasión del cincuentenario de las apariciones de la calle Bac, León XIII declaró auténtica la milagrosa conversión de Ratisbonne y estableció la festividad de la Medalla, para que se celebrase el 27 de noviembre de cada año. El 27 de julio de 1947, Catalina fue canonizada por Pío XII, y actualmente su cuerpo se venera en la capilla de las apariciones en la calle Bac, junto a la de Santa Luisa Marillac, fundadora junto con San Vicente de Paúl de las Hijas de la Caridad.

¿Por qué escogió la Virgen una simple medalla para distribuir sus gracias? Por la misma razón por la que eligió a una humilde novicia como destinataria de su mensaje: demostrar que la Providencia se vale siempre de instrumentos aparentemente insignificantes para derrotar a enemigos que se creen invencibles: «Dios ha escogido lo insensato del mundo para confundir a los sabios; y lo débil del mundo ha elegido Dios para confundir a los fuertes; y lo vil del mundo y lo despreciado ha escogido Dios, y aún lo que no es, para destruir lo que es» (1 Cor.1,27-29).

En su aparición del 27 de noviembre a Santa Catalina Labouré, la Virgen apoya victoriosa los pies sobre el mundo, y tiene en las manos otro orbe más pequeño y se lo ofrece a Dios. Si se lo ofrece es porque le pertenece. María, mediadora de todas las gracias y corredentora del género humano, es también Reina del Cielo y de la Tierra. El mundo es de Ella y no del dirigente del mundialismo. Hay un orden mundial que es santo, y es suyo.

El 19 de julio de 1931, con motivo del proceso de beatificación de Santa Catalina Labouré, Pío XI afirmó refiriéndose a los males que aquejaban a la Iglesia: «En estos días refulge la Medalla Milagrosa, como para recordarnos de modo visible y palpable que todo es posible para la oración, incluso los milagros, y sobre todo los milagros. Es ya de por sí un gran milagro que los ciegos vean… Pero hay otro milagro que debemos pedir a María, Reina de la Medalla: que vean los que no quieren ver».

La Medalla Milagrosa se bendice y se lleva puesta, preferiblemente al cuello. Sus devotos no sólo la portan al cuello o en el vestido, sino que la siembran en las propias casas, donde sea que hay dolor y pecado; puede propagarse por todas partes.

Llevada con fe por numerosos católicos en todo el mundo, la Medalla Milagrosa sigue cumpliendo hoy su extraordinaria misión y es una portentosa vacuna contra los males de nuestro tiempo. El último gran milagro que le pedimos es que se disipen las tinieblas del caos que envuelven al mundo en que vivimos.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Roberto De Mattei

El Supremo bloquea las restricciones sobre el culto en Nueva York (Carlos Esteban)

INFOVATICANA


El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decretado que las restricciones sobre la celebración del culto público impuestas por el estado de Nueva York vulneran la libertad religiosa y no son neutrales porque se dirigen de forma selectiva contra los lugares de culto.

Naturalmente, el gobernador de Nueva York, el hombre que está detrás de esas restricciones al culto que el Supremo anula por considerarlas inconstitucionales, Andrew Cuomo, es ‘católico’. Tan católico como Biden, al menos, y ni un punto menos entusiasta del aborto provocado.

Las disposiciones de Cuomo obligaban a congregaciones máximas de diez y veinticinco fieles (según el tipo) en instituciones religiosas, una limitación que no afecta a muchos negocios que la normativa califica de “esenciales”, como centros de acupuntura. La Sagrada Eucaristía, para un sedicente católico, es menos “esencial”.

El alto tribunal llegó a esta decisión después de una votación de 5-4, con lo que puede afirmarse que la reciente incorporación de la juez católica Amy Coney Barrett ha sido crucial en ella y, en general, en la defensa de una libertad religiosa cada vez más amenazada.

En la sentencia, el tribunal afirma que la norma aplica un tratamiento discriminatorio “especialmente duro” contra los lugares de culto.

Carlos Esteban

Apostasía: insoslayable evidencia

 WANDERER


Hablábamos hace algunos días sobre la realidad de un cisma silencioso que estaba ya presente entre nosotros y en el que los cismáticos eran los miembros de la iglesia oficial que se había separado de la iglesia de los apóstoles, de los Padres y de los santos, es decir, de la iglesia de Cristo. Un extraño cisma encabezado por el Papa Francisco y secundado por la mayor parte de obispos, sacerdotes, religiosos y fieles. Si yo mismo hubiese leído este párrafo un tiempo atrás, no habría seguido con la lectura del artículo. Me hubiese resultado suficiente para calificar a su autor de exaltado y extremista. Y estimo que muchos de lo que lo lean ahora me calificarán del mismo modo.

Sin embargo, ante nuestro ojos se está desplegando con evidencia insoslayable la realidad de una apostasía que fue pintada hace muchas décadas por quienes nos precedieron: la traición de los hombres de iglesia y su entrega a los poderes y al espíritu del mundo.

Y hablo de una evidencia cuyo único modo de ser negada es tapándose los ojos, o la inteligencia. Y pongo como ejemplo un hecho que pasó inadvertido. Hace pocos días tuvo lugar el congreso de “superiores y superioras” generales de congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza y, por supuesto, el Papa Francisco hizo su aparición virtual en el condumio, dejándoles un mensaje del que transcribo las partes centrales:

El Pontífice invita a los religiosos a entrar en tres líneas de acción concreta: “centrarse, acoger e implicarse”.

Centrarse, entendido como centrarse en la persona, en “su valor, su dignidad, para poner de relieve su propia especificidad”, de manera que los jóvenes crezcan y maduren en “las capacidades y recursos necesarios para construir juntos un futuro de justicia y paz”.

Por esta razón, la acogida se convierte en “escucha del otro, de los destinatarios de nuestro servicio: los niños y jóvenes” necesitados, haciéndoles “atentos a otro tipo de voces, que no son sólo las de nuestro círculo educativo” para que no se “encierren en su propia autorreferencialidad” y para que “se abran al grito que brota de todos los hombres y de la creación”. El objetivo es “animar a nuestros niños y jóvenes para que aprendan a relacionarse, a trabajar en grupo, a tener una actitud empática que rechace la cultura del despilfarro”, “a salvaguardar nuestra casa común”, “adoptando estilos de vida más sobrios”, “respetando los principios de subsidiariedad y solidaridad y la economía circular”.

“Involucrarse y comprometerse”, dice el Papa Francisco, presupone “el compromiso activo de todos en esta labor educativa” para lograr “una mirada crítica, capaz de comprender los problemas en el campo de la economía, la política, el crecimiento y el progreso, y de buscar soluciones que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral”.

Estaban presentes en la reunión los sucesores de San Juan Bautista de Lasalle, de San José de Calasanz, de San Marcelino Champagnat, de San Juan Bosco y de tantísimos otros santos y santas que fundaron un sinfín de congregaciones religiosas, que fueron la flor de la iglesia, destinadas a la educación de niños y jóvenes y dirigida a un solo objetivo: hacer de ellos buenos cristianos a fin de que alcanzaran el cielo. Además de enseñarles las letras, las ciencias y las artes con pasión y calidad, les enseñaban sobre todo el camino de la salvación. Era esto tan obvio que nadie podía pensar siquiera en otra posibilidad o, mejor aún, los únicos que la pensaban eran novelistas o exégetas de imaginación calenturienta como Benson, Castellani, Soloviev, Hugo Wast y tantos otros. 

Lo que tenemos ante nuestros ojos —y que los neocones tomen nota puesto que no se trata de interpretaciones antojadizas—, es que el Sumo Pontífice propone que todas las congregaciones religiosas dedicadas a la enseñanza promuevan una educación en la que Cristo, la salvación del alma y las verdades de la fe están completamente ausentes. Más aún, tampoco están presentes las ciencias, las letras y las artes. Los únicos objetivos son los mismos proclamados durante siglos por el humanismo masónico y anticristiano, la promoción del hombre por el hombre mismo, despojado de cualquier indicio de trascendencia y encerrado en el mundo inmanente de la fraternidad ecológica y universal.

A estas alturas, nadie puede hacerse ya el distraído. Estamos ante una gran apostasía encabezada por el Sucesor de Pedro, secundado por una riada de obispos apóstatas y cobardes, y de curas y fieles bobos y cómodos, que están convirtiendo a la iglesia visible en una ciénaga en la que más pronto que tarde deberemos dejar de embarrarnos.

The Wanderer

Actualidad Comentada | Fuego al clero | 27.11.2020 | P. Santiago Martín FM

 Magnificat TV - Franciscanos de María

Duración 9:06 minutos

Realeza de Cristo (por el padre Alfonso Gálvez)

 RIVER THADER

Homilía pronunciada el 25 de octubre de 2009

Duración 28:50 minutos

https://youtu.be/_rP3i04F5kE