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martes, 29 de abril de 2025

«El Papa tiene que ser Fiel al Magisterio de la Iglesia. No puede hacer lo que quiera». Entrevista de ABC al Cardenal Gerhard Müller



El cardenal Gerhard Ludwig Müller (Maguncia-Finthen, 31 de diciembre de 1947) es una figura clave en los últimos pontificados. Nombrado obispo de Ratisbona por Juan Pablo II, fue amigo personal de Joseph Ratzinger, y se encargó de organizar su histórica visita a Baviera ya como Benedicto XVI, quien después le llamó a sucederle en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue Francisco quien le creó cardenal. Con 77 años, tiene justo la edad intermedia con la que fueron elegidos los dos anteriores pontífices. Recibe a ABC en su casa, un discreto pero bien situado apartamento cercano al Vaticano en el que el amplio despacho-biblioteca ocupa casi todos los metros y en el que vivió también Joseph Ratzinger en sus años de cardenal. Bromeamos antes de la entrevista sobre la falsa humildad de la que muchos presumen pero no siempre practican. Nos confiesa entre risas una 'maldad': »Hay muchos a los que se les podría aplicar a frase de que «la humildad es la única virtud de la que estoy orgulloso».

- ¿Cuánto hay de continuidad y cuánto de movimiento pendular en los últimos pontificados?
La imagen del péndulo tiene sus límites. Con esa idea hay que dejar claro que desde una visión teológica y dogmática todos los papas tienen la continuidad en una misión que viene del mismo Cristo. Los cardenales los han elegido, con la guía del Espíritu Santo, pero quien lo ha hecho Papa es Cristo. Esta es la clave del ministerio petrino. Luego, cada uno tiene su personalidad. Esa es también nuestra antropología: Dios ha creado a cada uno individualmente y ninguno puede ser una copia de otra persona. El Papa Juan Pablo II vino de la experiencia del totalitarismo, de la ocupación de Polonia, primero por los nazis, después la guerra, y más tarde por los comunistas. Para el fue clave la cuestión de la libertad y de la reunificación del mundo del este y del oeste, los dos pulmones de Europa como los llamaba. Benedicto XVI fue el gran teólogo y profesor. Tenía la capacidad de presentar las ideas de forma simple, que no simplificadas. Normalmente los libros de teología los leen solo los profesores, pero él era capaz, sin perder el nivel, de expresarse de manera que le entendiera una persona sin conocimientos teológicos. Nuestro Papa Francisco tenía otra experiencia en América del Sur muy diversa de la academia alemana y un carácter muy diferente. Su focus estaba en su cercanía a los pobres, los marginados, la dimensión social, y también en las consecuencias de la situación general en el mundo, la paz frente al peligro peligro de una tercera guerra mundial.
- Quedan varias cuestiones abiertas que el próximo Pontífice tendrá que afrontar, como la bendición de parejas homosexuales o en situación irregular, que ha suscitado una gran controversia, incluso un continente entero como África se ha negado a aplicarlas. ¿Puede el próximo Papa modificar esta disposición?
Esa es la cuestión de la elección entre la dogmática y la pastoral. En la pastoral no se puede hacer cosas diversas que no estén en total unidad con la doctrina. Porque la doctrina, no es una teoría elaborada por algunos profesores de teología, sino que la fe, la moral y la doctrina vienen de la palabra de Dios, que no es arbitrario, es logos. No es por casualidad que existan el hombre y la mujer, y la existencia biológica, intelectual, moral y cultural de la humanidad depende de la diferencia y unidad del hombre y mujer en la sexualidad. Según las palabras de Jesús mismo, el matrimonio de hombre y mujer está en el centro y el fundamento de la existencia humana. Sin embargo, la ideología LGBT es atea y niega totalmente la base de la antropología cristiana y quieren relativizar el matrimonio. Eso hay que diferenciarlo del hecho de que hay algunas personas con las que tenemos que hablar, ayudar, estar cerca, pero estas cosas no están claras en la 'Fiducia suppplicans'. Las demás confesiones cristianas, sobre todo los ortodoxos, y muchos obispos católicos, han lamentado la falta de un claro fundamento teológico. Este es el problema del pontificado, la buena voluntad del Papa Francisco, pero el Papa tiene que ser fiel al magisterio más alto de la iglesia. Eso no implica, como dicen algunos que no tienen conocimientos de teología, que el Papa puede hacer lo que quiera. En la Iglesia católica no existe un absolutismo, todos nosotros somos hombres, y también los Papas, los obispos, el Concilio también. Podemos actuar como maestros, pero no podemos corregir la Palabra de Dios porque nuestra misión es llevar a todos los hombres lo que Jesús ha enseñado.
- Ahí hay una confusión, incluso una cierta utilización de este papel del Espíritu Santo, tanto en la elección en el cónclave, como después en las decisiones que toma el Pontífice, como si todas ellas estuvieran respaldadas desde el Espíritu.
Todo depende de los diversos grados de la asistencia del Espíritu Santo, no es un automatismo, no es un oráculo. El magisterio depende de la palabra de Dios en la Sacra Escritura y de la tradición. Esa es la doctrina. Por ejemplo, en Nicea, hace 1.700 años, ante el arrianismo, los padres conciliares no inventaron, ni hicieron un sorteo, ni decidió la mayoría. Ni cuando Lutero dijo contra la doctrina que existen sólo dos sacramentos, los padres del Concilio dijeron, hacemos un arreglo y lo dejamos en cinco. Han persistido en la verdad revelada incluso hasta la muerte y el martirio. Pero en estos tiempos de medios de comunicación, muy secularizados, las televisiones, algunas personas y hasta filósofos creen que es el Papa quien decide lo que es la verdad. Frente a eso tenemos una clara doctrina sobre el primado y también sobre sus límites. Cualquiera lo puede leerlo. Cuando he recordado la doctrina, que el poder del Papa no es ilimitado, algunos dicen que el cardenal Müller es un enemigo del Papa. Pero quien quiere informarse, tiene que leer los números del 7 al 10 de la 'Dei Verbum'. El Papa sólo explica la fe, no crea la fe. No puede decir mañana que los laicos pueden celebrar la misa. Hay límites en su potestad. Y no puede decir: «yo solo con algunos sacerdotes gobierno la Iglesia». El episcopado es de derecho divino. El Papa no tiene ninguna potestad sobre el Derecho Divino. También en la doctrina. El matrimonio es sacramental, es indisoluble. Y cuando uno está en el estado del pecado mortal, el Papa no puede darle el permiso de comulgar.
- Otra cuestión compleja es el sínodo de la sinodalidad en el que el Papa ha abierto la participación a laicos, religiosos o sacerdotes, más allá de los obispos. ¿Cómo debe continuar el sínodo, teniendo en cuenta que Francisco aprobó durante su hospitalización prolongar sus sesiones?
En el futuro tenemos que esclarecer totalmente lo que es un sínodo de los obispos y lo que es una asamblea eclesiástica o un simposio. En estos no hay ningún problema de hacerlos. Todos los días se reúnen estudiantes con sus profesores en las facultades y tratan sobre temas de teología. Pero el sínodo de los obispos, la institucionalización de la colegialidad de los obispos, es un concepto de derecho divino. Hay quienes no entienden nada o poco de la teología y piensan que el Papa ha abierto el sínodo también a los laicos, las mujeres, pero ha cambiado totalmente la naturaleza de esta asamblea.
- En este pontificado un grupo de cardenales ha utilizado una vía para pedirle al Papa que clarifique algunos aspectos de la doctrina, las ‘dubia’, y su pregunta ha sido interpretada como un ataque a Francisco. ¿Por qué esta polarización en la Iglesia?
Esta forma de preguntas al Papa existe desde siempre. Cuando antes las utilizaron con otros Papas ninguno protestó porque las dudas venían desde sectores de izquierda. En aquellos momentos muchos estaban de acuerdo con la posibilidad de la comunión a los divorciados y eso no se veía como un ataque al Papa. Lo repito, el Papa no puede afirmar algo que va contra la verdad revelada.
- Usted mismo se ha visto inmerso en esta polarización cuando una entrevista que concedió estos días a un diario italiano se ha interpretado como una forma de «calentar el cónclave».
La gente me pregunta sobre las cosas de la teología y respondo desde lo que sé, según la teología dogmática. Los periodistas secularizados tienen que aprender que las categorías que ellos siempre aplican a la Iglesia –conservador y progresista, izquierda o derecha– son absolutamente falsas. No piensan nunca en categorías de revelación, de la voluntad de Dios, de la sacramentalidad de la iglesia, Hay una gran diferencia entre la Iglesia y un estado o un partido político. Nosotros somos la comunión de los fieles y Cristo es la cabeza. Que algunos representantes de la opinión pública entiendan poco de teología no puede tener como consecuencia que el profesor Müller tenga que callar, no decir nada y no refutar esos errores. Si no quieren leer mis libros están invitados a profundizar en los de Ratzinger, Balthasar, Rahner, que tienen respuestas similares.
— Me sorprende este ataque porque usted es un claro ejemplo de esa dificultad de encuadrar a una figura de la Iglesia en estas categorías políticas. Amigo personal de Ratzinger, también tuvo una buena relación con Gustavo Gutiérrez, uno de los padres de la teología de la liberación.
Es que esa contradicción de dos categorías bipolares ideológicas es falsa. Nosotros tenemos la libertad de reflexionar sobre la base de la palabra de Dios, como la teología de la liberación. No estuve cerca de Gustavo Gutiérrez porque viviera un momento en la izquierda. La doctrina social de la iglesia no es de la izquierda, no es el comunismo. Al contrario, es la absoluta superación del comunismo porque tiene en el centro una verdadera antropología. Los comunistas hablan de la justicia social, pero nunca se ha realizado en ningún sistema comunista, porque carecen de un concepto de persona. En cambio, la teología de la liberación en sustancia viene del Concilio Vaticano II, de la Gaudium et Spes, que da el mandato a la Iglesia de dar una respuesta al mundo con todo el potencial del Evangelio, para mejorar las situaciones anti-humanas de gente que no tiene nada que comer, que no tiene acceso a la educación. Gustavo Gutiérrez no hizo un compromiso con los comunistas, porque la verdadera teología de la liberación es la superación de comunismo, porque parte de que todos los hombres tienen la misma dignidad y con la fuerza del evangelio podemos cambiar estas situaciones.
- Es una simplificación muy de película…
Siempre con esos prejuicios de un Vaticano oculto, cerrado con muros altos y la imagen de unos cardenales que somos casi criminales y piensa cada noche como ser el más malo (dice entre risas). Pero la mayoría de nosotros venimos de la clase media, tenemos esto es el estilo de la vida humilde y no es una humildad para aparentar.
- ¿Cuál es el perfil que desea para el próximo Papa?
El Papa no debe ser necesariamente un profesor de teología pero debe acercarse a buenos pensadores, dejarse asesorar por gente de buen juicio y por los cardenales. Estoy convencido de que el colegio cardenalicio debe reunirse con el Papa por lo menos una vez al año, para ayudar al Papa con los grandes desafíos actuales de la Iglesia. También le puede ayudar el sínodo de los obispos, en la forma clásica. Eso no excluye que se puedan hacerse, aquí en Roma o en otros lugares del mundo, asambleas con laicos y consagrados, como ya tenemos los consejos parroquiales y diocesanos, para discutir, informar, avanzar sobre como presentar a la Iglesia católica los contenidos de esperanza contra el nihilismo, contra el antinatalismo, contra el transhumanismo, que son corrientes muy peligrosas para la humanidad. También hay que convencer a los políticos que la guerra no puede resolver los problemas. Otra de las cuestiones son las grandes migraciones y tenemos que analizarlo desde una perspectiva múltiple, no sólo como poderlos acogerlos aquí, cual es su forma de integración y cómo quedan en los países de origen si los más jóvenes y mayor capacidad los abandonan para migrar. Pero insisto que el sínodo de los obispos es una institución del magisterio y no puede participar con voto más quienes tienen la ordenación episcopal. Eso no lo puede cambiar nadie. Se puede cambiar algo para transformar o para destruir, y en este caso será para destruir. No podemos transformar el sínodo en un parlamento, el propio Papa Francisco ha dicho que no es un parlamento. Algunos hablan de la influencia del Espíritu Santo, pero es algo muy vago, cada uno hace esos juegos.
- Parece que algunos quieren instrumentalizar de esa forma al Espíritu Santo, haciéndole la base de sus decisiones. Eso casa muy mal con la idea de la humildad.
Suele ser alguien que en su intervención dice algunas tonterías pero no tienen argumentos para apoyarlas y dicen que les ha venido del espíritu santo y le hacen responsable de sus propias tonterías.
JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA
ENVIADO ESPECIAL AL VATICANO

lunes, 9 de octubre de 2023

Burke y Müller: «El Espíritu Santo no puede contradecirse» (Carlos Esteban)



Hace algunas semanas, en vísperas del sínodo, uno de sus más conspicuos participantes, el jesuita norteamericano James Martin, acusó a los críticos de la asamblea sinodal de no creer en el Espíritu Santo, como si la Tercera Persona de la Santísima Trinidad fuera responsable todo lo que cualquiera proclame en su nombre.

Pero en una intervención en la cadena católica norteamericana EWTN, el ex Prefecto del Tribunal de la Signatura Apostólica, cardenal Raymond Burke, recordó lo evidente: Dios no puede contradecirse, y decir hoy lo contrario de lo que dijo ayer.

Burke cargó contra la continua referencia al Espíritu Santo en las decisiones de este Sínodo, señalando que “es el mismo que inspira a la Iglesia desde hace dos mil años y no se contradice. No puede haber inspirado durante dos mil años que algo es malo y ahora inspirar que es bueno».

Burke y su colega Gerhard Müller, antiguo prefecto para la Doctrina de la Fe, reiteraron para la EWTN, la doctrina de la fe e instaron a los católicos a resistir con fortaleza y permanecer en la única Iglesia de Cristo.

Los dos primeros actos del nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe , a saber, la publicación de la carta del Papa Francisco a la primera versión de la dubia de cinco cardenales y la respuesta a las preguntas del cardenal Dominik Duka sobre Amoris Lætitia, contradecían la enseñanza constante de la Iglesia sobre al menos un punto capital: el mal intrínseco de la sexualidad ejercida fuera del matrimonio legítimo. Estos documentos llevan la firma ex audientia de Francisco, pero no se encuentra en ellos la fórmula habitual: « el Sumo Pontífice NN, el…, aprobó esta Carta (o Instrucción/Decreto/Nota, etc.) y ha ordenado su publicación». El detalle es digno de mención y confiado a la reflexión de los canonistas.

“Permanezcamos con Cristo en la Iglesia”, implora Burke. “Aunque sea el Papa quien defiende lo falso, nosotros defendemos la verdad (…). Creemos que el Señor está llevando todo a buen fin. Mientras tanto el sufrimiento es terrible; En cualquier caso, no subestimo el sufrimiento de los católicos; No sé qué tan buen católico soy, pero también sufro. Pero debemos confiar en el Señor, permanecer con Él, no ir a otra parte». Y pone el ejemplo de la fortaleza de San Atanasio, quienes tuvieron que sufrir toda clase de castigos y sanciones para defender la fe. «Nosotros también debemos estar dispuestos a hacerlo», dijo el cardenal.

Müller habló del trato indigno que algunos obispos católicos están recibiendo por parte del Papa, como el obispo de Tyler, monseñor Strickland, mientras que abusadores sexuales, como Rupnik, disfrutan de su protección: «El obispo no es un delegado de la Papa». El Papa sólo puede intervenir cuando hay problemas graves, de carácter moral o doctrinal; «Es una vergüenza que los buenos obispos ortodoxos estén sujetos a estas presiones y que otros que están haciendo muchas cosas malas y son heterodoxos reciban una gran tolerancia por parte de Roma».

Carlos Esteban

viernes, 23 de septiembre de 2022

Entrevista al cardenal Müller en InfoVaticana: «El papa no tiene autoridad para cambiar la enseñanza de la Iglesia»



El cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha concedido una entrevista a InfoVaticana.

El purpurado ha respondido a las preguntas de este medio sin escurrir el bulto y entrando de lleno en las cuestiones planteadas sobre el reciente consistorio de cardenales celebrado en Roma a finales de agosto o sobre la dramática situación que vive la Iglesia en Alemania.

El cardenal Müller, acaba de terminar de predicar unos ejercicios espirituales a más de 400 sacerdotes en Polonia. Müller visitará España el próximo mes de octubre. El día 25 participará en una conferencia en Madrid sobre «Juan Pablo II y la Nueva Evangelización. Fuente de renovación moral y espiritual».

Entrevista con el cardenal Gerhard Ludwig Müller

P-Hace unas semanas participó en el Consistorio de los Cardenales en Roma, ¿con qué sensaciones concluyó el trabajo en ese momento?

R-En primer lugar, agradecí al Santo Padre que volviera a convocar un consistorio después de una pausa de muchos años para que los cardenales pudieran discutir con él la situación de la Iglesia en el mundo actual. Pero el tema se limitó a la discusión del documento ya publicado Praedicate Evangelium sobre la reforma de la curia y sobre el Año Santo 2025.


P-Hay algunos cardenales que lamentan no haber podido hablar todo lo que les hubiera gustado. ¿Hubo oportunidad para que los cardenales le expresaran sus preocupaciones al papa?

R-No hubo oportunidad de debatir sobre las cuestiones candentes, por ejemplo, sobre el ataque frontal a la imagen cristiana del hombre por parte de las ideologías del posthumanismo y la locura de género o sobre la crisis de la Iglesia en Europa (ya no hay vocaciones sacerdotales, las iglesias están vacías los domingos, etc.). Las contribuciones críticas se referían a la teoría del papado como un poder ilimitado de derecho divino sobre toda la Iglesia, como si el papa fuera un Deus in terris. El recién nombrado cardenal Ghirlanda, SJ, como asesor más importante del papa en la reforma de la curia, sostiene la opinión de que todo lo que los papas han dicho o hecho en el curso de la historia de la Iglesia es un dogma o una ley de jure divino. Esto contradice toda la tradición católica, y en especial el Vaticano II, de que los obispos y los sacerdotes sólo tenían autoridad para realizar actos sacramentales, mientras que el papa estaba en posesión exclusiva de toda la jurisdicción, la cual podía delegar a su voluntad en clérigos o laicos. En realidad, en el sacramento del Orden, Cristo confiere al obispo (o al sacerdote) la autoridad para predicar, santificar y gobernar (incluso para administrar justicia). El papa no confiere jurisdicción a un obispo, sino que solo le asigna una diócesis específica a un obispo, que no es representante del papado, sino de Jesucristo (Lumen Gentium 27). En un concilio ecuménico, los obispos consagrados ejercen su parte en la jurisdicción del episcopado universal no como delegados del papa, sino en virtud de la autoridad que les ha sido conferida por Cristo. La teoría del papa como autócrata, traída de la teología jesuita del siglo XIX, no solo contradice el Concilio Vaticano II, sino que socava la credibilidad de la Iglesia con esta caricatura del ministerio petrino. La promesa de una mediación ecuménica de la doctrina católica del papa (cf. Encíclica de Juan Pablo II Ut unum sint, de 1995) como «principio perpetuo y visible de la unidad de la Iglesia en la verdad de Cristo» (cf. Lumen gentium 18; 23) se hace francamente ridícula.


P-¿Qué temas destacaría que son actualmente de mayor importancia en el Vaticano?

R-Por «Vaticano» entendemos las instituciones occidentales de la Santa Sede. Pero yo hablo aquí del ministerio de la Iglesia romana, es decir, del papa con el Colegio Cardenalicio (y las instituciones de la curia romana) a la comunión y unidad de todas las Iglesias locales en la verdad de la revelación divina y la misión sacramental de llevar a todos los hombres al conocimiento de Cristo, Hijo de Dios y único mediador de la salvación.


P-Una pregunta un tanto controvertida: ¿por qué se habla cada vez más en la Iglesia de temas como la ecología, el planeta u otros temas, y menos de Jesucristo y sus enseñanzas?

R-En un mundo en el que el sentido y la meta del ser humano se limitan materialmente a contenidos temporales y transitorios (como la adquisición de poder, prestigio, dinero, lujo, satisfacción placentera), es más fácil hacerse interesante como agente de este programa de un «Nuevo Orden Mundial sin Dios» (según las lecturas capitalistas o comunistas). «¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt 16,26). Si queremos ser discípulos de Jesús, también debemos obedecer su palabra: «Buscad más bien su reino, y lo demás se os dará por añadidura» (Lc 12,31). No existe una oposición estricta entre los bienes eternos /espirituales y las necesidades temporales/ perecederas de la vida. Pero antes pedimos a Dios, nuestro Padre, que venga su Reino y que se haga su santa Voluntad en el cielo como en la tierra. Y también pedimos el pan de cada día, el perdón de nuestros pecados como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y la salvación de todos los males derivados de nuestra separación pecaminosa de Dios, como origen y meta de todo ser humano. En su sucesión de San Pedro, el Papa une diariamente a toda la Iglesia en la confesión de Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16). Y Cristo construye su Iglesia sobre Pedro, la roca, dándole a él y a los obispos la autoridad para proclamar el Evangelio del Reino de Dios, administrar los Sacramentos y, como buenos pastores, conducir el rebaño de Cristo al buen pasto de la Palabra y de la Gracia.


P-Toda la Iglesia sigue con atención y preocupación los pasos del Camino Sinodal alemán ¿Qué opina de las decisiones de la IV Asamblea del Camino Sinodal alemán?

R-En el lenguaje teatral, no se sabría exactamente si hablar de tragedia o de comedia con respecto a este acontecimiento. Todos los textos, muy abundantes pero no muy profundos, no tratan de la renovación de los católicos en Cristo, sino de una rendición ante un mundo sin Dios. El único tema entre todos los temas es la sexualidad. Sin embargo, no se entiende como el don de Dios concedido a los seres humanos como personas creadas (en nuestra naturaleza masculina y femenina), del que se deriva la responsabilidad de participar como padre y madre en la obra de la Creación de Dios y la voluntad universal de salvación para con la propia descendencia, sino como una especie de droga para adormecer el sentimiento básico nihilista con la máxima satisfacción de placer.


P-Tanto el cardenal Marx como Georg Bätzing apoyaron los textos que pedían al papa un cambio en la moral sexual, la ordenación de mujeres y la visión de la homosexualidad, ¿qué opina?

R-Hay dos errores en esto que solo los ignorantes teológicos pueden cometer: 1) el papa no tiene autoridad para cambiar la enseñanza de la Iglesia, que está afianzada en la revelación de Dios. Al hacerlo, se exaltaría como hombre por encima de Dios. 2) los apóstoles solo pueden enseñar y disponer lo que Jesús les mandó enseñar (Mt 28,19). Son precisamente los obispos, al igual que sus próximos sucesores, los que están llamados a la «enseñanza de los apóstoles» (Hechos 2,42) en la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y las definiciones doctrinales certeras de anteriores decisiones catedralicias papales o concilios ecuménicos. «El Romano Pontífice y los Obispos […] no aceptan ninguna nueva revelación pública como perteneciente al divino depósito de la fe» (Lumen gentium 25; cf. Dei verbum 10).


P-¿Ha tenido la oportunidad de hablar con alguno de los obispos de Alemania que ocupan estos cargos?

R-Según la lógica del poder, que rehúye la verdad como el diablo el agua bendita, no tiene sentido que hable con el antiguo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Pero incluso el cardenal Kasper, al que antes celebraban como aliado en la cuestión de la comunión de los divorciados casados de nuevo, es silenciado por ellos tras sus declaraciones críticas sobre el camino sinodal.


P-¿Cuál cree que es la razón para intentar reformar la Iglesia cambiando toda la moral, los principios, las enseñanzas y las tradiciones?

R-Muchos funcionarios bien pagados en el establecimiento de la empresa «Iglesia alemana» (como el mayor empleador de Alemania) sufren el hecho de que la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y los mandamientos 6º y 9º del Decálogo contradicen la corriente principal de la sociedad debido a la revolución sexual de 1968. No soportan la contradicción con la voluntad de Dios en su comportamiento personal y los comentarios burlones de sus contemporáneos sobre el «mundo católico de la fe y la moral rezagado en la Edad Media». Por eso también quieren proyectarse como modernos y seguir la vanguardia de la ciencia de la psicología y la sociología. Quieren estar allí y no ser considerados como forasteros (como el «hijo sórdido de la nación», como lamentaba el obispo de Aquisgrán).



P-¿Cree que la Iglesia en Alemania corre el riesgo de iniciar un cisma con Roma?

R-En su ciega arrogancia, no piensan en la división, sino en apoderarse de la Iglesia universal. Alemania es demasiado pequeña para que puedan ejercer su ideología de gobierno. Reclaman un papel principal en la Iglesia universal. Se trata nada menos que de contentar al mundo entero con su sabiduría y de liberar a los católicos atrasados e incultos y a sus obispos de los demás países, incluido el papa, de la carga de la revelación y los Mandamientos divinos. Su objetivo es la transformación de la Iglesia del Dios Trino en una organización de bienestar mundano (ONG). Entonces habríamos llegado finalmente a la «religión de la fraternidad universal», es decir, a una religión sin el Dios de la revelación en Cristo, sin una Verdad que llegue más allá de la razón finita, sin Dogmas y Sacramentos como medios de Gracia necesarios para la salvación, tal como lo describió el gran filósofo de la religión ruso Vladimir Soloviev en su escrito Breve historia del Anticristo (1899). El gobernante mundial de la filantropía universal sin Dios es contradicho aquí por el papa Pedro II, que lanza la siguiente confesión al Anticristo que se ha instalado en el trono de Dios: «Nuestro único Señor es Jesucristo, el Hijo del Dios vivo».


P-¿Qué cree que le deparará el futuro a la Iglesia Católica a nivel universal?

R-Cuando uno ve la megalomanía de nuestros políticos e ideólogos desde Pekín a Moscú y desde Bruselas a Washington, no se puede esperar mucho bien para el futuro de la humanidad. Un verdadero futuro para cada ser humano en la vida y en la muerte solo lo podemos esperar de Dios , que por Amor dio a su Hijo para la salvación del mundo (cf. Jn 3,16). En un mundo en el que los hombres presumen de ser Dios, de crearse y de redimirse (cf. el principal consejero del Nuevo Orden Mundial: Yuval Noah Harari, Homo Deus), a los cristianos sólo nos queda el testimonio de la Palabra y, si es necesario, de la sangre, de que solo el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo es nuestro Salvador, porque ha vencido al mundo, a su prepotencia y a su pecado y a la muerte como precio por el pecado.

Solo cuando no adoramos a «la bestia» del abismo (la impiedad), su estatua y su falso profeta, alcanzamos la vida y el dominio con Cristo, que abarca nuestro futuro temporal y eterno. Porque la muerte temporal y eterna ya no tiene poder sobre nosotros (cf. Ap 20,6). Tenemos la paz del corazón en el Hijo de Dios, que dice a sus discípulos: «En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

jueves, 8 de septiembre de 2022

“Humanae vitae” bajo asedio. El cardenal Müller la defiende y contrataca



La irracionalidad de tantas decisiones del papa Francisco no sólo está en la selección de cardenales, tanto los promovidos como los excluidos, como dejó al descubierto entre serio y burlesco el 31 de agosto el arzobispo de Milán, monseñor Mario Delpini, en su inolvidable elogio (a las 2h 14′ 20” de la grabación en vídeo) del obispo de la pequeña diócesis de Como, monseñor Oscar Cantoni, revestido con vestimenta púrpura a diferencia de él.

La irracionalidad parece haber contagiado también a los institutos vaticanos más afines a Jorge Mario Bergoglio, entre ellos la Pontificia Academia para la Vida presidida por monseñor Vincenzo Paglia, de 77 años, figura destacada de la Comunidad de San Egidio.

Este es, al menos, el severo juicio sobre el último producto teológico de la Academia realizado por dos estudiosos de primer orden, el cardenal Gerhard L. Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el profesor Stephan Kampowski, catedrático de Antropología Filosófica en el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia.

Cae bajo su crítica el volumen Etica teologica della vita. Scrittura, tradizione, sfide pratiche [Ética teológica de la vida. Escritura, tradición, desafíos prácticos], editado por Paglia y publicado este verano por la Libreria Editrice Vaticana, texto que recoge las actas de un seminario de la Academia y propone “una revolución en la moral católica” que subvierte la enseñanza de la encíclica “Humanae vitae” de Pablo VI, que definió la anticoncepción artificial como moralmente ilícita.

Pero hasta aquí no hay nada nuevo. Ya después de su publicación en 1968, la “Humanae vitae” fue contestada y rechazada no sólo por legiones de teólogos, sino por conferencias episcopales enteras.

La novedad, sin embargo, estaría -en opinión de Müller y Kampowski- precisamente en la irracionalidad de la tesis sostenida hoy por la Pontificia Academia para la Vida, que declara estar de acuerdo con la enseñanza de la “Humanae vitae” y al mismo tiempo afirma lo contrario, es decir, que la anticoncepción artificial puede ser moralmente lícita, porque ésta sería, más allá de la letra, “la intención más profunda” de la encíclica de Pablo VI.

No está claro si el papa Francisco comparte esta opinión o no. Pero permite que sea apoyada por una importante institución de la Santa Sede, y sus menciones sobre el tema no están exentas de ambigüedad.

Es cierto que siempre ha dicho que admira a Pablo VI más que a cualquier otro Papa del último siglo. Pero en una de sus primeras y amplias entrevistas, en el “Corriere della Sera” del 5 de marzo de 2014, al ser preguntado por la “Humanae vitae”, respondió que “todo depende de cómo se interprete”, ya que “no se trata de cambiar la doctrina, sino de profundizar y hacer que la pastoral tenga en cuenta las situaciones”.

Además, el Papa Francisco utiliza con mucha frecuencia, en apoyo de los cambios que él auspicia -la última vez recientemente en la conversación con los jesuitas de Canadá publicada por “La Civiltà Cattolica”- el antiguo dicho de San Vicente de Lérins, según el cual el dogma “progresa, se consolida con los años, se desarrolla con el tiempo, se profundiza con la edad”.

En síntesis, ya hay quienes en la Iglesia calculan que el Sínodo promovido por el Papa sobre la sinodalidad -abierto como está a las más variadas y temerarias propuestas de innovación- podría tener también entre sus resultados la superación de la doctrina de la “Humanae vitae”.

Pero volvamos al ensayo del cardenal Müller y del profesor Kampowski. Es extenso y bien argumentado, con abundantes notas, y puede leerse completo, por primera vez en italiano, en esta otra página de Settimo Cielo:


Mientras que en inglés ya está en red desde el 27 de agosto en el sitio web estadounidense “First Things”:


Lo que sigue es su brevísimo “íncipit”, que termina precisamente denunciando la irracionalidad de la tesis sostenida por la Academia Pontificia para la Vida, consistente justamente en “afirmar lo contrario de la enseñanza, sosteniendo al mismo tiempo que está de acuerdo con ella”. Todo lo opuesto al principio aristotélico de no contradicción.

*

IR MÁS ALLÁ DE LA OBSERVANCIA LITERAL DE LA LEY


La Academia Pontificia para la Vida desafía las enseñanzas de “Humanae vitae” y de “Donum vitae”

por Gerhard Müller y Stephan Kampowski

En su reciente publicación “Ética teológica de la vida. Escritura, Tradición, Desafíos Prácticos”, la Academia Pontificia para la Vida propone una revolución de la moral sexual católica, sugiriendo que, en presencia de actitudes correctas por parte de los cónyuges, la práctica de la anticoncepción y la procreación artificial homóloga pueden ser moralmente lícitas, contradiciendo así directamente el Magisterio de la Iglesia, tal como se encuentra, por ejemplo, en la encíclica “Humanae vitae” del papa Pablo VI (1968), en la encíclica “Evangelium vitae” del papa Juan Pablo II (1995), y en las instrucciones “Donum vitae” (1987) y “Dignitatis personae” (2008) de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La revolución afecta tanto al contenido como a la forma de argumentar.

A continuación, ofreceremos un análisis crítico de la sección del libro que contiene estas afirmaciones. Es necesario un análisis cuidadoso porque el dictado del texto es sutil y no se limita simplemente a decir que la “Humanae vitae” (como documento básico del magisterio sobre la anticoncepción) o la “Donum vitae” (como documento básico del magisterio sobre las técnicas de procreación médicamente asistida) son erróneas. De hecho, al proponer la posible licitud moral de la anticoncepción y la procreación artificial, los autores sostienen que no van en contra, sino simplemente más allá de la letra de los documentos anteriores de la Iglesia, llevando a su cumplimiento las intenciones más profundas de estos textos magisteriales. Esto es una novedad. En el pasado, los que no estaban de acuerdo con la enseñanza de la “Humanae vitae” o de la “Donum vitae” se limitaban a decir que no estaban de acuerdo y a dar sus razones. El nuevo enfoque adoptado por el texto de la Academia Pontificia para la Vida consiste, en cambio, en afirmar lo contrario de la enseñanza, al mismo tiempo sosteniendo que está de acuerdo con ella. [...]

Sandro Magister

lunes, 5 de septiembre de 2022

El cardenal Müller desenmascara al Papa Francisco



Ya no lo decimos solamente nosotros desde este blog. Lo dice el cardenal Müller:

El cardenal Gerhard Müller, ex titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), tuvo la amabilidad de facilitar a LifeSite una copia de sus reflexiones sobre la reforma de la Curia que se está aplicando mediante el documento papal Praedicate Evangelium, firmado por el papa Francisco el 19 de marzo. Müller tenía la intención de presentar su declaración al Consistorio de cardenales que se reunió a finales de agosto en Roma, pero debido al limitado tiempo asignado para hablar en la reunión, no pudo entregarla.

En su declaración, el cardenal alemán, que fue destituido por el Papa Francisco de forma repentina en junio de 2017, deja claro que ve una tendencia preocupante que se está produciendo actualmente en la Iglesia. Se opone al fuerte papalismo que socava la autoridad de la enseñanza sacramental de cada obispo individual, y también al debilitamiento del oficio y la autoridad de los ministros ordenados al delegar en los laicos los puestos de liderazgo en la Curia Romana y en las diócesis.

"No es un progreso en la eclesiología", escribió, "sino una flagrante contradicción con sus principios fundamentales, si toda la jurisdicción en la Iglesia se deduce de la primacía jurisdiccional del Papa. También la gran verborrea del ministerio, la sinodalidad y la subsidiariedad no puede ocultar la regresión a una concepción teocrática del papado."

El prelado alemán insistió en que la autoridad del Papa se basa en que Cristo mismo le ha dado la autoridad, y nadie más. "Pedro actúa con la autoridad de Cristo como su Vicario. Su autoridad para atar y desatar no es una participación en la Omnipotencia de Dios", insistió Müller. Continúa diciendo que "la autoridad apostólica del Papa y de los obispos no es de derecho propio, sino sólo un poder espiritual conferido para servir a la salvación de las almas mediante el anuncio del Evangelio, la mediación sacramental de la gracia y la dirección pastoral del Pueblo de Dios peregrino hacia la meta de la vida eterna."

Es decir, la autoridad del Papa está vinculada y limitada por su deber de conducir a las almas a la salvación del modo en que Cristo mismo lo ha ordenado. No es independiente del mandato de Cristo.

Por lo tanto, "una Iglesia totalmente obsesionada con el Papa ha sido y es siempre la caricatura de la 'enseñanza católica sobre la institución, la perpetuidad, el significado y la razón del sagrado primado del Romano Pontífice'", explicó el cardenal.

Basándose en el principio relativo a los límites de la autoridad del Papa, el cardenal Müller deja claro que el Papa no puede cambiar el orden jerárquico y sacramental de la Iglesia nombrando a laicos como jefes de una diócesis o de una curia. "El Papa tampoco puede conferir a ningún laico de forma extrasacramental -es decir, en un acto formal y legal- el poder de jurisdicción en una diócesis o en la curia romana, para que los obispos o sacerdotes actúen en su nombre", escribió el prelado.

La publicación de esta declaración del cardenal Müller es la segunda intervención de un cardenal que no pudo pronunciarse en el reciente Consistorio. El cardenal alemán Walter Brandmüller, historiador de la Iglesia, tampoco pudo pronunciar sus palabras, por lo que Sandro Magister las publicó en su blog. En esta intervención, el cardenal Brandmüller lamentó que bajo el pontificado del papa Francisco la libre discusión de los cardenales con el Papa haya dejado esencialmente de existir. "En la antigüedad esta función de los cardenales encontraba una expresión simbólica y ceremonial en el rito de la 'aperitio oris', de abrir la boca", escribió el cardenal, que significa "el deber de expresar con franqueza la propia convicción, el propio consejo, especialmente en el consistorio." Luego añadió que esta necesaria franqueza "está siendo sustituida por un extraño silencio".

Por ello, el prelado alemán consideró que los consistorios bajo el Papa Francisco son poco eficaces y útiles. "Se distribuyen formularios para solicitar un tiempo de intervención, seguido de comentarios obviamente espontáneos sobre cualquier tipo de tema, y eso es todo", describió los consistorios pasados. "Nunca ha habido un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema concreto. Obviamente, un procedimiento completamente inútil".

El último Consistorio en el que los cardenales de la Iglesia católica aún pudieron hablar libremente fue el de 2014, en el que el papa Francisco invitó al cardenal Walter Kasper a presentar su propuesta sobre la admisión de los divorciados vueltos a casar a la Sagrada Comunión. Como informó entonces el vaticanista italiano Marco Tosatti, un gran número de cardenales se opuso a la iniciativa del Papa Francisco. Desde entonces, el pontífice argentino no volvió a permitir que se surgiera una discusión libre durante un Consistorio. Estos dos cardenales alemanes son dignos de elogio por asegurarse de que esa discusión parcial pueda tener lugar en público ahora.

The Wanderer

lunes, 29 de marzo de 2021

Cardenal Sarah: Altares de la basílica de San Pedro están condenados a muerte



El cardenal Sarah pide a Francisco que retire su reciente decreto contra las Misas en la basílica de San Pedro. Al escribir en el blog de Sandro Magister, Sarah se suma explícitamente a las voces de los cardenales Burke, Müller y Brandmüller.

Para él, las normas “violan tanto el sentido común como las leyes de la Iglesia”. Sarah apoya la evidente posición teológica de que una Misa concelebrada reduce el don de la gracia en comparación con varias Misas individuales.

Él advierte “violencia” en la redacción del ukase de Francisco que exige brutalmente que se “supriman” las celebraciones individuales. Sarah no nota un “espíritu de acogida” para los sacerdotes que antes, durante siglos, pudieron celebrar en San Pedro.

El cardenal observa que el coronavirus hace menos prudente la concelebración, y resalta el carácter provincial de la decisión que impone que todas las concelebraciones se realicen sólo en italiano y siguiendo el Novus Ordo.

Sarah recuerda que todos los altares en la basílica de San Pedro contienen las reliquias de santos, pero que ahora ya no es posible celebrar en esos altares: “En este sentido, esos altares están casi condenados a muerte” y reducidos a “meras obras de arte”.

“Esos altares, en cambio, deben vivir, y su vida es la celebración diaria de la Santa Misa”, enseña Sarah lo obvio.

sábado, 23 de enero de 2021

Cardenal Müller: Nunca debe ser vedado el camino al Santísimo Sacramento

 GLORIA TV


Hoy, santa Inés estaría “disgustada por el espectáculo de la Pachamama”, predicó el cardenal Gerhard Müller en su iglesia titular de Santa Inés en Roma, al celebrar su memoria el 21 de enero.

Para Müller, este espectáculo fue organizado por cristianos [= Francisco] que han olvidado el primer mandamiento.

Al referirse al Covid-19, Müller dijo que la salud, la riqueza y la longevidad son bienes relativos. Resaltó que “no podemos poner todas nuestras esperanzas en una vacuna, como hacen los gentiles”.

El remedio para la muerte es Cristo, quien se ofrece a nosotros en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía como comida para la vida esencial, dijo Müller: “Ahora es la hora para abrir ampliamente las puertas de las iglesias”. Y además: “No se debe vedar a nadie el camino hacia Cristo en el Santísimo Sacramento”.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Cardenal Müller: los gobiernos utilizan el Covid-19 como pretexto

 ES NEWS


Los políticos no tienen derecho a prohibir la Santa Misa y la celebración de los sacramentos dijo el 10 de diciembre el cardenal Gerhard Ludwig Müller en el sitio web LifeSiteNews.com.

Él piensa que algunos gobiernos están utilizando el coronavirus como una “oportunidad para suprimir la Iglesia Católica”.

Para Müller, las medidas del Covid-19 son “incoherentes”, ya que se permiten reuniones masivas y transporte público apretujado, mientras que están prohibidas las Misas en iglesias grandes. Él insiste diciendo que debemos ser “muy firmes” y dar prioridad al culto de Dios.

En numerosos países los obispos cancelaron o restringieron las Misas, a veces antes que los políticos los urgieron a hacerlo.

martes, 15 de septiembre de 2020

Müller contra Marx: “Nunca debemos quitar la cruz” (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA


Oportuno el ex prefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, al decir que nunca debemos quitar la cruz, justo ahora que el gobierno de nuestro país estudia echar abajo la cruz más alta de Europa, la del Valle de los Caídos.

Pero Müller, como habrán deducido probablemente, no se refiere a la cruz del Valle, esa que empezó a caer cuando los obispos consintieron sin una tímida protesta la profanación de la tumba de un católico. No, Müller está lanzando aquí una indirecta a su compatriota y hermano en el cardenalato Reihard Marx, arzobispo de Munich y miembro del consejo privado de Su Santidad para la reforma de la Curia.

Fue durante el sermón de la Misa de la Festividad de la Exaltación de la Cruz en Lugano, Suiza, donde Müller insistió que “ni en el monte del Templo de Jerusalén ni en ningún otro lado se nos permite remover la cruz de Cristo y negar a Jesús”.

La referencia era clara, por aquello del ‘monte del Templo’, donde Marx ocultó su cruz pectoral durante una visita al monte del Templo de Jerusalén en octubre de 2016.

Müller también ha sido noticia por intervenir en la campaña electoral de las presidenciales estadounidenses de noviembre, al recomendar a los televidentes desde la emisora televisiva EWTN que votaran “al buen protestante y no al mal católico”, en obvia referencia a Trump sobre el católico nominal Joe Biden.

Carlos Esteban

viernes, 8 de mayo de 2020

Cuatro cardenales y siete obispos se ponen de pie



Los cuatro cardenales Robert Sarah, Gerhard Müller, Joseph Zen y Jānis Pujats y los siete obispos Carlo Maria Viganò, Luigi Negri, Tomash Peta, Athanasius Schneider, Jan Pawel Lenga, René Henry Gracida, y Andreas Laun lanzaron el 7 de mayo en el sitio web VeritasLiberabitVos.info un “Llamado para la Iglesia y el Mundo”.

Intelectuales, médicos, periodistas y abogados se unieron a ellos. Hay más de 5.000 obispos en la Iglesia Católica. El llamado denuncia que el coronavirus es utilizado para restringir derechos civiles, incluyendo las libertades de culto, de expresión y de movimiento.

Según los prelados, “los poderes” crearon un pánico con el coronavirus para imponer permanentemente restricciones a la libertad, controlando a las personas y rastreando sus movimientos. Para ellos, esto es “un preludio perturbador para la institucionalización de un gobierno mundial más allá de todo control”.

La crisis económica creada por el encierro masivo alienta la interferencia por parte de los poderes internacionales y para los obispos es una forma de ingeniería social. Advierten sobre “las intenciones ocultas de cuerpos supranacionales con intereses comerciales y políticos muy fuertes”.

Los obispos aclaran también que es censurable utilizar vacunas derivadas de los retos de niños abortados.
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Nota: Parece ser que el cardenal Sarah, aunque está de acuerdo con mucho de lo que se dice en ese documento, sin embargo, él no lo ha firmado. Así se lee en Infovatica:

El cardenal Sarah niega haber firmado el documento sobre el coronavirus

jueves, 9 de abril de 2020

La Pascua del cardenal Pell. Con los comentarios de Ruini y Müller



 

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“Lo que más deseo ahora es celebrar una misa”, ha dicho el cardenal George Pell en cuanto ha sido puesto en libertad tras más de 400 días de reclusión, en un coloquio exclusivo con Catholic News Agency. “La semana santa es el tiempo más importante en la Iglesia y estoy especialmente feliz de que la sentencia haya llegado en este momento. El triduo pascual, que es el centro de nuestra fe, será aún más especial para mí este año”.

El cardenal (en la foto de Quinn Rooney para Getty Images mientras abandona la cárcel de Barwon) ha dicho que ha recibido un número “increíble” de mensajes de Australia y de todo el mundo.

Efectivamente, el día 7 de abril, martes santo, algunos cardenales han mostrado públicamente su alegría por la revocación de la sentencia.

Desde Italia, el cardenal Camillo Ruini ha declarado a la agencia ANSA:
“Estoy sumamente feliz por la absolución del cardenal George Pell de las acusaciones de pedofilia. A él me unen una profunda amistad y una enorme estima. Nunca he dudado de su inocencia, que ahora es reconocida. Pell es un testigo auténtico de Jesucristo, que ha pagado un precio altísimo por su fidelidad al Señor y a la Iglesia. Su ejemplo de valor y de generosidad es una luz para toda la Iglesia”.
Desde Sudáfrica, el cardenal Wilfrid Napier ha tuiteado un “Deo gratias!”.

Desde Alemania, el cardenal Gerhard Müller ha dicho a LifeSite News:
“Ahora que el cardenal Pell está de nuevo en libertad, en esta semana santa recordemos a Cristo que ‘padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente’ (1 Pedro 2, 21-23)”.
Prosigue:
“Aunque los enemigos de la Iglesia han triunfado durante mucho tiempo, doblegando la ley ante la mirada de todos, el cardenal Pell y todos los perseguidos por su fe han apelado al Dios de la justicia. Aunque quienes persiguen a la Iglesia se burlan de nuestra esperanza en la justicia celeste, no podrán sustraerse a sus responsabilidades en el juicio final”.
Y ha concluido:
“Muchos ahora están rezando para que el cardenal Pell recibe justicia también en el tribunal eclesiástico. Aunque las que actúen en él son personas, deberían sin embargo estará más cerca de la justicia divina”.
A CNA el cardenal Pell ha relatado que supo la noticia por la televisión, en su celda. “Naturalmente, no había nadie con quien pudiera hablar de ello. Pero he sentido un gran clamor procedente de alguna parte de la cárcel y tres prisioneros en celdas cercanas a la mía han gritado que estaban contentos por mí”.

Ha vivido su tiempo de reclusión como "un largo retiro", para reflexionar, escribir y, sobre todo, rezar: “La oración ha sido la gran fuente de fuerza para mí durante todo este tiempo, incluida la oración de los demás, y estoy muy agradecido a todos los que han rezado por mí y me han ayudado durante este tiempo realmente arduo”.
 
Sandro Magister

viernes, 12 de julio de 2019

El asesinato de Lambert, la iglesia de la estupidez, dos princesas desaparecidas en Vaticano, el desorden de Malta.



Lambert ha muerto en un hospital después de ser privado de la alimentación por orden de un juez. A esto estamos llegando. Somos capaces de legislar condenas que hacen temblar para proteger los huevos de una cigüeña y dejamos morir a un ser humano, tan persona como un señor migrante por lo menos, simplemente porque un juez decide que es una vida inútil. Si medimos la vida del ser humano por su utilidad nos veríamos obligados a suprimir a los niños, a los enfermos, a los ancianos y a … vete a saber hasta dónde.

Estamos en una sociedad que se descompone y esto no hay quién lo pare. El problema, como ha señalado con fuerza el cardenal Muller, no es que caemos en la herejía sino que estamos cayendo en la estupidez absoluta. 
En el pasado se consideraba que herejes sólo podían ser los varones porque eran los destinados a su pesar; y las pobres mujeres sólo podían ser brujas. 

Son muchos los que piensan que estamos entrando en un periodo de apostasía y de herejías sin fin, pero ante lo que nos enfrentamos es a una profunda y universal estupidez.
Leer los últimos documentos emanados por los órganos vaticanos, incluso con firma del Papa Francisco, como su máxima autoridad, produce en la mayoría de personas, humanas y algunas más, una profunda pereza. Se puede estar de acuerdo, o no, con cualquier cosa, pero lo que no es de recibo es caer en una argumentación de encefalograma plano que deja sin palabrasTantos puentes, muros, iglesias en salida, puertas abiertas, diálogos, tolerancias cero, amazonias, pampas, periferias, arco iris, calentamientos y , pueden sumar las mandangas que deseen, da una pereza intelectual sin límites. El mal se destruye a sí mismo pero la estupidez nace ya muerta y sólo puede servir para el humor y la ironía como única respuesta humana a tanto desatino.

Hoy están llenos los periódicos, y no digamos los programas de televisión en horarios de máxima audiencia, de la noticia de la apertura de las dos tumbas del campo santo teutónico en donde se presumía que se podía encontrar el cadáver de Emanuela Orlandi. En Italia es el caso de desaparición más conocido y famoso. Lo que ha sucedido ayer es otro signo de la ciudad sin ley en que se ha convertido el Vaticano. Se ordena, con argumentos desconocidos, abrir una sepultura. Como parece que nada es serio ni fiable, por si acaso, se ordena abrir dos, con el sólido argumento de que están cerca. En teoría debían estar ocupadas por dos princesas del siglo XIX que , según las lápidas, esperaban en el teutónico la resurrección. Por razones desconocidas y sorprendentes las princesas no están y no se sabe qué ha sucedido con sus restos mortales. Ahora estamos no ante una desaparecida sino ante tres, dos de ellas post morten y que, por tanto, ya no eran semovientes, lo que exige por su propia naturaleza la complicidad de los vivos o una intervención sobrenatural que adelante la resurrección de la carne. 

Muchas preguntas y pocas respuestas. Veremos cómo evoluciona todo esto pero apunta a que se complicará mucho más. Cuando le preguntaron a Juan XXIII cuántos trabajaban en Vaticano respondió con seguridad que ‘más o menos la mitad’. Han pasado algunos decenios y hoy el problema no es solamente que trabaja la mitad sino la chapuza general en la que vivimos todos los días, que hace añorar aquellos tiempos. Lo sucedido en el Teutónico es impensable en el rincón más profundo del planeta.

La Soberana Orden de Malta sigue sufriendo un profundo desorden. No acaban de superar la crisis de autoridad y siguen con un cáncer interno que, por ahora, se ha ocultado pero no solucionado.

Se dice, son esas cosas que se suelen atribuir a Julio Cesar o a Napoleón, que antes de declarar una guerra hay que despedir a los inútiles de tu ejercito porque, en caso contrario, la derrota es segura. Veremos hasta cuándo seguimos alimentando todos los días a los medios de comunicación con un torrente de estupideces.

Muchas gracias de nuevo a Paco Pepe por invitar a la lectura de nuestra Specola de ayer.

«…el que persevere hasta el final se salvará.»

Buena lectura.

SPECOLA

Müller sobre el documento del Sínodo de la Amazonía: «¿Herejía? No solamente, también es estupidez»


«No podemos hacer del ecologismo una nueva religión»

Lo dijo el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una entrevista publicada en La Nuova Bussola Quotidiana, y traducida por Secretum Meum Mihi.
Eminencia, usted dice “quieren cambiar la Iglesia”, pero ¿cuáles son los signos claros de esta voluntad? 
El enfoque del Instrumentum Laboris es una visión ideológica que no tiene nada que ver con el cristianismo. Quieren salvar el mundo según su idea, quizás utilizando algunos elementos de la Escritura. No es sorprendente que aunque estemos hablando de Revelación, Creación, sacramentos, relaciones con el mundo, casi no se hace referencia a los textos del Concilio Vaticano II que definen estos aspectos: Dei Verbum, Lumen Gentium, Gaudium et Spes. No se habla de la raíz de la dignidad humana, de la universalidad de la salvación, de la Iglesia como sacramento de la salvación. Solo hay ideas profanas, de las cuales también se pueden discutir, pero no tienen nada que ver con la Revelación.
A este propósito me parece importante mencionar el N° 39 del Instrumentum Laboris, donde habla de “un amplio y necesario campo de diálogo entre las espiritualidades, credos y religiones amazónicas que exige una aproximación cordial a las diversas culturas”. Y dice: “La apertura no sincera al otro, así como una actitud corporativista, que reserva la salvación exclusivamente al propio credo”. 
Tratan nuestro Credo como si fuera nuestra opinión europea. Pero el Credo es la Revelación de Dios en Jesucristo, que vive en la Iglesia. No hay otro credo. En cambio, hay otras convicciones filosóficas o expresiones mitológicas, pero nadie se ha atrevido a decir, por ejemplo, que la Sabiduría de Platón es una forma de la revelación de Dios. En la creación del mundo, Dios manifiesta solo su existencia, su ser punto referencia de la conciencia, de la ley natural, pero no hay otra revelación fuera de Jesucristo. El concepto de Lógos spermatikòs (las “semillas del Verbo”), recogidas por el Concilio Vaticano II, no significa que la Revelación en Jesucristo exista en todas las culturas independientemente de Jesucristo. Como si Jesús fuera solo uno de estos elementos de la Revelación.
Entonces Usted está de acuerdo con el cardenal Brandmüller, cuando habla de “herejía” a propósito este documento (clic aquí).
¿Herejía? No solamente, también es estupidez. El hereje conoce la doctrina católica y la contradice. Pero aquí solo hay una gran confusión, y el centro de todo no es Jesucristo, sino ellos mismos, sus ideas para salvar al mundo.
En el documento se pone como modelo de ecología integral la “cosmovisión” de los pueblos indígenas, que sería una concepción en la que los espíritus y las divinidades actúan “con y en el territorio, con y en relación con la naturaleza”. Y se asocia con el “mantra de Francisco: ‘todo está conectado’” (N° 25)
La “cosmovisión” es una concepción materialista, similar a la del marxismo, al final podemos hacer lo que queramos. Pero creemos en la Creación, la materia es la forma de la esencia de la naturaleza, no podemos hacer lo que queremos. La creación es para la glorificación de Dios pero también es un desafío para nosotros, llamados a colaborar con la voluntad salvífica de Dios para todos los hombres. Nuestra tarea no es preservar la naturaleza así como es, sino tenemos la responsabilidad por el progreso de la humanidad, en la educación, en la justicia social, por la paz. Por esto los católicos construyen escuelas, hospitales, esta es también la misión de la Iglesia. La naturaleza no puede ser idealizada como si la Amazonía fuera una zona del Paraíso, porque la naturaleza no siempre es amorosa con el hombre. En la Amazonía hay depredadores, hay infecciones, enfermedades. E incluso estos niños, estos jóvenes tienen derecho a una buena educación, a beneficiarse de la medicina moderna. No se puede idealizar, como se hace en el documento sinodal, solo la medicina tradicional. Una cosa es tratar un dolor de cabeza, otra cosa cuando hay enfermedades graves, operaciones complicadas. El hombre no solo tiene el derecho, sino también el deber de hacer todo lo posible para preservar o restaurar la salud. Incluso el Concilio valora la ciencia moderna, porque gracias a esta hemos vencido tantas enfermedades, hemos reducido la mortalidad infantil y también los riesgos para la madre.
Sin embargo, las culturas y religiones tradicionales de los pueblos indígenas amazónicos se describen como un modelo de armonía con la naturaleza.
Después del pecado original no hay ninguna armonía con la naturaleza. Muchas veces ella es enemiga del hombre, en todo caso es ambivalente. Pensemos en los cuatro elementos: tierra, fuego, agua, aire. Terremotos, incendios, inundaciones, tormentas son todas manifestaciones de la naturaleza, peligros para el hombre.
Todo se lee en la clave de una debida “conversión ecológica”…
Debemos rechazar en modo absoluto expresiones como “conversión ecológica”. Solo hay conversión al Señor, y como consecuencia también existe el bien de la naturaleza. No podemos hacer del ecologismo una nueva religión, aquí estamos en una concepción panteísta, que debe ser rechazada. El panteísmo no es solo una teoría sobre Dios sino también el desprecio por el hombre. Dios que se identifica con la naturaleza no es una persona. Dios el creador, en cambio, nos creó a su imagen y semejanza. En la oración tenemos una relación con un Dios que nos escucha, que entiende lo que queremos decir, no un misticismo en el que podemos disolver la identidad personal.
… y se considera madre a la Tierra.
Nuestra madre es una persona, no la Tierra. Y nuestra madre en la fe es María. La Iglesia también se describe como una madre, en cuanto esposa de Jesucristo. Pero estas palabras no deben ser infladas. Una cosa es tener respeto por todos los elementos de este mundo, otra es idealizarlos o divinizarlos. Esta identificación de Dios con la naturaleza es una forma de ateísmo, porque Dios es independiente de la naturaleza. Ignoran totalmente la Creación.
Ya a principios de la década de los años 80 del siglo pasado, el entonces cardenal Ratzinger veía que en las iglesias ya no predicaba más sobre la Creación y preveía las dramáticas consecuencias.
De hecho, todos estos errores nacen de la confusión entre Creador y criatura, de la identificación de la naturaleza con Dios, que entre otras cosas genera politeísmo, porque cada elemento natural viene asociado con una deidad. La esencia del monoteísmo bíblico es la diferencia ontológica entre Creador y creado. Dios no hace parte de su obra, es soberano sobre todas las cosas creadas. Esto no es desprecio, sino elevación de la naturaleza. Y los hombres ya no son esclavos de los elementos, ya no tienen que adorar al dios del fuego, o hacer sacrificios al dios del fuego para pacificarse con un elemento que da miedo. El hombre es finalmente libre.
En esta visión panteísta que está esposada al Instrumentum Laboris también subyace una crítica al antropocentrismo, que la propia Iglesia debería corregir.
Es una idea absurda, pretender que Dios no es antropocéntrico. El hombre es el centro de la Creación, y Jesús se hizo hombre, no se hizo planta. Esta es una herejía contra la dignidad humana. Al contrario, la Iglesia debe enfatizar el antropocentrismo, porque Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. La vida del hombre es infinitamente más valiosa que la vida de cualquier animal. Hoy ya hay una inversión de este principio: si un león es asesinado en África, es un drama mundial, pero si los niños son asesinados en el vientre de la madre todo está bien. Stalin también argumentó que esta centralidad de la dignidad humana debería ser eliminada; así podía llamar a tantos hombres para construir un canal y hacerlo morir por el bien de las generaciones futuras. Esto es para lo que sirven estas ideologías, para hacer que algunos dominen sobre todos los demás. Pero Dios es antropocéntrico, la encarnación es antropocéntrica. El rechazo al antropocentrismo viene solo del odio a uno mismo y a los otros hombres.
Otra palabra mágica del Instrumentum Laboris es la inculturación, a menudo asociada con la Encarnación.
Usar la Encarnación casi como sinónimo de inculturación es la primera mistificación. La Encarnación es un evento único, irrepetible, es el Verbo que se encarna en Jesucristo. Dios no se encarnó en la religión judía, no se encarnó en Jerusalén. Jesucristo es único. Es un punto fundamental, porque los sacramentos dependen de la Encarnación, son presencia del Verbo encarnado. No se puede abusar de ciertos términos que son centrales en el cristianismo.
Volvamos a la inculturación: del documento sinodal se entiende que se debe adoptar todas las creencias de los pueblos indígenas, sus rituales y sus costumbres. También se hace referencia a cómo el Cristianismo de los orígenes se inculturó en el mundo griego. Y se dice que tal como se hizo entonces se debe hacer hoy con el pueblo amazónico.
Pero la iglesia católica nunca ha aceptado los mitos griegos y romanos. Por el contrario, rechazó una civilización que con la esclavitud despreciaba a los hombres, rechazó la cultura imperialista de Roma o la pederastia típica de los griegos. La referencia de la Iglesia era el pensamiento de la cultura griega, que había llegado a reconocer elementos que abrían el camino al cristianismo. Aristóteles no inventó las diez categorías: estas ya existen en el ser, él las descubrió. Como sucede en la ciencia moderna: no es algo que concierne solo a Occidente, sino más bien el descubrimiento de algunas estructuras y mecanismos que existen en la naturaleza. El mismo discurso vale para el derecho romano, que no es ningún sistema arbitrario. Es en cambio el descubrimiento de algunos principios jurídicos, que los Romanos encontraron en la naturaleza de una comunidad. Ciertamente otras culturas no han tenido esta profundidad. Pero nosotros no vivimos en la cultura griega, el cristianismo ha transformado totalmente la cultura griega y romana. Ciertos mitos paganos pueden tener una dimensión pedagógica hacia el cristianismo, pero no son elementos que fundan el cristianismo.
En este proceso de inculturación, el Instrumentum Laboris “relee” también los sacramentos, sobre todo con respecto a las órdenes sagradas, bajo el pretexto de que hay pocos sacerdotes en un territorio tan vasto.
Es aquí donde se demuestra finalmente que el enfoque utilizado no tiene nada que ver con el cristianismo. La Revelación de Dios en Cristo se hace presente en los sacramentos, y la Iglesia no tiene autoridad alguna para cambiar la sustancia de los sacramentos. Estos no son algunos ritos que nos gustan, y el sacerdocio no es una categoría sociológica para crear una relación en la comunidad. Cualquier sistema cultural tiene sus ritos y sus símbolos, pero los sacramentos son medios de la Gracia divina, por esto no podemos cambiar el contenido ni la sustancia. Y tampoco podemos cambiar el rito cuando este rito es constituido por Cristo mismo. No podemos hacer el bautismo con cualquier líquido, se hace con agua natural. En la última cena, Jesucristo no tomó ninguna bebida ni comida, tomó vino de uva y pan de trigo. Dicen: pero el trigo no crece en la Amazonía, tomemos otra cosa. Pero esto no es inculturación. No quieren cambiar solo lo que es de derecho eclesiástico, sino también lo que es de derecho divino.
Eminencia, una última cosa, a menudo se refiere Usted a “ellos” que quieren cambiar la Iglesia. ¿Pero quiénes son estos “ellos”?
No depende de una sola persona o de un grupo específico de personas. Es un sistema, un pensamiento en el que, por ejemplo, participan quienes dirigen al Sínodo. Los que se quieren adaptar al mundo: el matrimonio, el celibato, las mujeres sacerdotes, todo debe cambiarse en la convicción de que así habrá una nueva primavera de la Iglesia. Como si no bastará el ejemplo de los protestantes para desmentir esta ilusión. No ven que, en cambio, destruyen la Iglesia, son como los ciegos que caen en el pozo. Pero si alguien dice algo, queda inmediatamente marginado, calificado como enemigo del Papa. 
Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana y traducida por Secretum Meum Mihi.