Un papa que no sea esclavo de los lobby y que no sea una copia de su inmediato predecesor. Es lo que augura el cardenal Gerhard Ludwig Müller, de 77 años, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe y curador de la opera Omnia de Benedicto XVI. Llamado a Roma por el propio Joseph Ratzinger en 2012 para dirigir el dicasterio que el papa teólogo había dirigido durante casi un cuarto de siglo, en 2014 recibió el birrete rojo de manos de Francisco. Luego, en 2017, al final de su primer quinquenio al frente del departamento, Bergoglio lo destituyó abruptamente. Teólogo refinado y hábil divulgador, decidió contarle a Il Fatto cómo se prepara para el Cónclave. Su casa es un museo: de 1981 a 2005, es decir, hasta su elección al pontificado, el propio Ratzinger residió allí.
¿Su Eminencia, con qué animo entrará en la Capilla Sixtina?
Con la confianza depositada en el Espíritu Santo, pues Él guía a la Iglesia y nosotros, los cardenales, tenemos la responsabilidad de elegir a una nueva persona idónea según los criterios de naturaleza, carácter y, también, según los criterios sobrenaturales de la fidelidad a la doctrina católica, a la revelación y al amor de Jesucristo. El Papa, ni nadie en la Iglesia, debe confundir esta misión personal que viene de Jesucristo de ser el vicario de Cristo en la tierra, el sucesor de Pedro, con un cargo político, con poder, viviendo y hablando según los gustos del mundo, de los medios de comunicación masivos o de los diversos lobby que, con su agenda globalista o de ideología de género, quieren gobernar el mundo según los criterios del ateísmo que niegan la naturaleza humana, niegan también la naturaleza divina y la vida divina. Queremos un Papa que también esté dispuesto al martirio con su palabra y su vida.
Usted hablaba de lobby. Un documento controvertido del pontificado de Francisco fue la declaración Fiducia supplicans sobre la bendición de las parejas homosexuales. ¿Qué sugeriría al próximo papa sobre este tema?
Fiducia supplicans fue solo una pequeña declaración del prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, no de todo el dicasterio. El Papa la vio y la firmó con una “F”. Nadie sabe exactamente qué hay detrás de esta declaración. No hubo ningún consejo de los demás miembros del dicasterio. Y por eso el nivel de autoridad de esta declaración es muy bajo. No hubo ninguna recepción por parte de la Iglesia en África. Pero solo aquí algunos afines a esta ideología han elogiado y pensado que, con esta declaración, la Iglesia se ha vuelto moderna y así todas las parejas homosexuales ahora entrarán en la Iglesia. Creo que estos lobby solo quieren instrumentalizar la Iglesia para su propaganda, pero no les interesa la nueva vida en Jesucristo.
También fue controvertido el motu proprio Traditionis custodes de Francisco, que restringió el uso de la misa en latín.
También hay que tener en mente la atención pastoral. Hay muchas personas que prefieren la forma litúrgica anterior. Hay quienes han crecido, desde la infancia, con la misa en latín y tienen mayor sensibilidad hacia ella. Son católicos que prefieren esta forma de liturgia sin negar la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II. Esto está fuera de discusión para un católico.
El cardenal Camillo Ruini pidió un Papa bueno y católico, es decir, ortodoxo en la doctrina. ¿Acaso no fueron buenos los papas precedentes?
No hay alternativa. No somos dualistas. Pero claramente el fundamento es la doctrina. El Papa es responsable de la unidad de toda la Iglesia. Todos los obispos deben vivir en la unidad de la Iglesia, pero unidad en Cristo, en la verdad. No solo una unidad como la de un partido político, sino unidad en la fe. Por otro lado, el Papa, todos los obispos e incluso los párrocos son pastores, buenos pastores; no son comandantes de un ejército, ni menos como algunos políticos que son de un cierto autoritarismo. El Papa no debe ser una persona débil, debe tener un sano carácter.
Se cree que Usted y otros cardenales que han sido muy críticos frente a Bergoglio han interpretado el papel del hijo mayor en la parábola del hijo pródigo, el “amargado” porque el menor es celebrado tras haber dilapidado la herencia del padre.
A diferencia de quienes criticaron a Pablo VI por la Humanae Vitae o a Juan Pablo II y Benedicto XVI, poniendo en duda la base del primado, lo que se considera parte de la fe católica, yo y otros no hemos criticado al Papa en su papado. He dado respuesta a muchos fieles en mi competencia como obispo, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y también como teólogo, sobre cómo podemos interpretar o debemos comprender algunas señales o declaraciones del Papa Francisco que han sido malinterpretadas o tergiversadas. Cuando hay dudas, declaraciones del Papa hechas en aviones o sobre algunos de sus documentos, se debe retornar a la palabra de Cristo, porque el Concilio Ecuménico Vaticano II hace del magisterio del Papa solo una autoridad formal. Los llamados progresistas creen que, aunque no tengamos los argumentos en las Sagradas Escrituras, con la autoridad del Papa podemos hacer lo que queramos, incluso transformar la Iglesia Católica en una Iglesia Anglicana o Luterana. El Papa no tiene poder absoluto, sino solo relativo a su misión.
¿Se sintió incomprendido por Francisco?
El Papa Francisco tuvo su propia línea y experiencia de vida. Escribió muchas autobiografías donde explicó su personalidad, pero desde un punto de vista teológico, todo esto no forma parte del magisterio. Son elementos personales, no sustanciales para ser católico: la vida personal, la espiritualidad y la experiencia del papa. La mayoría de los buenos católicos no conocen personalmente a su obispo; esto no es necesario. Hoy, en la era de la comunicación masiva, cada frase del Papa, en un segundo, se escucha en todo el mundo con ventajas, pero también con desventajas, porque no somos la Iglesia del Papa. Algunos han hablado de la Iglesia del Papa Francisco. Esto duele al oído de un teólogo. No existe la Iglesia de Bergoglio, o de Ratzinger o de Pacelli. Solo existe la Iglesia de Jesucristo, en la que el Papa ejerce su ministerio como siervo de los siervos de Dios.
¿Espera que el nuevo Papa se llame Benedicto XVII
El nuevo Papa tiene libertad para elegir su nombre, pero en esta situación preferiría que no se diera un nombre que pudiera interpretarse casi como un programa para imitar a los últimos papas. Debemos escapar de esta situación. Algunos dicen: “Necesitamos a Francisco II”. En el sentido de que el próximo Papa sea una copia de su predecesor inmediato. Y este no es el significado de esta indicación divina. Cada uno, con su personalidad, debe seguir a Jesucristo y predicar el Evangelio, dar testimonio del Evangelio según las palabras de Jesús sobre el primado de Pedro.