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sábado, 8 de marzo de 2025

8M o el feminismo radical: una farsa contra la mujer y un negocio de los chiringuitos



El feminismo actual ha demostrado ser una de las grandes farsas de nuestro tiempo. Presentado como un movimiento de defensa de la mujer, en realidad se ha convertido en un instrumento de división, odio y manipulación ideológica. Su verdadero objetivo no es la igualdad, sino la imposición de una agenda que enfrenta a hombres y mujeres, destruyendo los pilares fundamentales de la sociedad y beneficiando económicamente a los lobbies que lo impulsan.

El feminismo no busca igualdad, busca venganza. No lucha por la igualdad, porque la igualdad legal ya existe. Lo que busca es una revancha histórica contra el hombre, promoviendo un discurso de odio y resentimiento. Este feminismo actual odia al hombre y se ha convertido en un arma para personas vengativas. A la par, victimiza a la mujer, convirtiéndose en una píldora de autoestima para aquellas que arrastran complejos de inferioridad.

El feminismo hoy ni lucha por la igualdad, ni por las mujeres, ni favorece la liberación femenina. Su verdadero interés radica en la creación de mujeres serviles y dependientes del propio movimiento. De hecho, desprecia a la mujer libre e independiente, que piensa por sí misma y no necesita del feminismo para alcanzar sus metas.

El feminismo actual es un dogma totalitario que criminaliza la discrepancia. Ha convertido cualquier crítica a su doctrina en un delito social. Persiguen a quienes lo denuncian, silenciando a los discrepantes mediante censura, escraches y cancelación social.

Este movimiento se ha vuelto dictatorial: practica la censura contra sus detractores, es violento y presenta modos totalitarios. Si no eres feminista, eres machista y opresor; si eres mujer y no sigues su dogma, te tildan de alineada y colaboracionista con el patriarcado. El lobby feminista niega la libertad de expresión a quienes denuncian su agenda sectaria.

El objetivo de estas estrategias es claro: controlar el discurso público e imponer una narrativa en la que la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es culpable. Sin embargo, la realidad es otra. En nuestra sociedad, los derechos son iguales para todos, y la denominada «discriminación positiva» es, en realidad, una forma de imponer una discriminación negativa contra el hombre y la familia.

El feminismo actual es un negocio basado en la mentira y el enfrentamiento. El feminismo radical divide a la sociedad en base a falsas opresiones, enfrentando a hombres contra mujeres, heterosexuales contra homosexuales, etc. Estas leyes, basadas en mentiras interesadas, solo benefician a los lobbies que se lucran con ellas.

El feminismo actual exige leyes y fondos públicos para resolver problemas marginales y casi inexistentes, fomentando subvenciones y chiringuitos feministas que han convertido la ideología de género en su medio de vida. El objetivo no es ayudar a las mujeres, sino perpetuar su papel de víctimas para seguir justificando el derroche de dinero público en estructuras innecesarias.

El feminismo actual y la imposición de la ideología de género. El feminismo radical no está solo en su cruzada. Forma parte de una agenda más amplia que incluye leyes homosexualistas y la imposición de la ideología de género en las escuelas.

En los colegios, esta agenda ideológica se ha impuesto con fuerza, hipersexualizando a la infancia y promoviendo la homosexualidad como un estilo de vida deseable. Bajo el pretexto de la inclusión, se excluye a todo aquel que no comulgue con la agenda feminista y de género, animando a los menores a probar «nuevas experiencias» que refuerzan el discurso de estos lobbies.

8M: una celebración de la farsa. El 8M no es un día para celebrar, sino para denunciar a los cuatro vientos que el feminismo radical es una farsa contra la mujer y a favor de los chiringuitos. No es una jornada de lucha, sino de propaganda financiada con dinero público para reforzar una ideología que no busca igualdad, sino privilegios y enfrentamiento social.

Es hora de desenmascarar el feminismo radical por lo que es: una estructura de poder y control que vive del enfrentamiento artificial entre hombres y mujeres. La verdadera lucha debe ser por la libertad, la familia y la justicia, sin manipulaciones ideológicas ni lobbies parasitarios.

La gente debe despertar y resistir. No podemos permitir que las mentiras ideológicas destruyan la familia, la infancia y los valores sobre los que se ha construido nuestra civilización.

domingo, 17 de septiembre de 2023

Así es como la extrema izquierda mintió a las mujeres con una ley que beneficia a violadores



En nombre del feminismo, la extrema izquierda de Podemos ha engañado a las mujeres de España y ha favorecido a sus agresores sexuales.



La Justicia alertó sobre los efectos de la ley pero Montero los negó

Al igual que su partido, Podemos, la ministra de Igualdad, la comunista Irene Montero, lleva meses mintiendo sobre su ley del "sólo sí es sí". Como ya supieron los lectores de Contando Estrelas hace un año, esa ley rebajaba las condenas a los agresores sexuales, algo que ya fue advertido por el Consejo General del Poder Judicial en 2021, antes de que la ley fuese aprobada. A pesar de la evidencia, Montero lo negó y dijo en febrero que "las leyes no bajan penas".

Podemos culpó a los jueces de los resultados de su ley

Desde que empezaron las críticas por esas rebajas penales a violadores y pederastas, Podemos ha venido culpando a los jueces de aplicar mal la ley, en una exhibición de ignorancia jurídica y de cinismo político que buscaba cargar a la Justicia con las culpas de la ley redactada por dirigentes de ese partido. Una campaña de desinformación que muchos simpatizantes de la extrema izquierda se tragaron sin rechistar, de la misma forma que se tragan cualquier mentira que les digan desde Podemos y otros partidos afines.

Podemos defendió esa ley y se negó a modificarla

A finales de agosto de 2023, Montero celebró el primer aniversario de esa ley ensalzándola y sin hacer ni la más mínima autocrítica sobre su contenido y sobre su responsabilidad como ministra sobre el contenido de la ley que redactó su departamento. Recordemos, de hecho, que a comienzos de febrero, desde Podemos justificaron la rebaja de condenas a violadores. Dos meses más tarde, cuando la ley fue reformada por el PSOE y el PP, Podemos votó en contra de la reforma, porque se negaba a cambiar ni una coma de esa ley.

Ahora Podemos cambia de versión y culpa al PSOE

Después de todo esol, ayer, en un mitin de Podemos, Irene Montero se refirió a esa ley y dijo (ver vídeo): "sí, la ley tiene un error, un error garrafal, que como todo el mundo sabe, ha cometido el Ministerio de Justicia, que es del Partido Socialista".

Esta declaración de Montero implica un cambio de versión que deja a la ministra como una mentirosa. Si la ley tenía un gran error (Montero ni siquiera dice cuál) y ese error era responsabilidad del PSOE, ¿entonces por qué cuando el PSOE dio a Podemos la oportunidad de corregir esa ley, Podemos se negó? Podemos actuó como el partido autor de esa ley, un partido que no toleraba que se cambiase ni un ápice de su ley.

Y si el error fue del PSOE, ¿por qué Podemos lleva meses culpando a los jueces? ¿Podemos acusó falsamente a los jueces de aplicar mal la ley, es decir, les acusó falsamente de cometer un delito de prevaricación, a pesar de que sabía que el error supuestamente se debía al PSOE?

Y si ese error fue culpa de los socialistas, ¿por qué Podemos se ha negado a hacer ni la más mínima autocrítica de esa ley, incluso cuando el PSOE decidió modificarla? Podemos defendió con más radicalidad que el PSOE esa ley de la que ahora culpa a sus socios de gobierno. Incluso votó en contra de su modificación.

Una mentalidad de secta en la que la verdad no importa

Obviamente, Montero y la dirección de Podemos saben que los hinchas de ese partido de extrema izquierda tienen unas grandísimas tragaderas. Los comunistas llevan muchos años prefiriendo las consignas del partido cuando éstas entran en colisión con la lógica. Lo hicieron durante décadas llamando "república democrática" a la dictadura comunista de Alemania Oriental, y lo han hecho cada vez que se declaraban "demócratas" y a la vez apoyaban a dictaduras como las de Cuba y Venezuela. ¿Qué les importa una mentira más? El comunismo funciona como una secta, y en las sectas la verdad no importa.

El problema de España es que esa mentalidad sectaria se ha extendido también al mal llamado "centro-izquierda", a los que se declaraban "socialdemócratas" y ahora actúan, en la práctica, como un simple clon de la extrema izquierda. El PSOE es tan culpable de esa ley como Podemos. La apoyaron los diputados de ambos partidos y la aprobó en su conjunto un Consejo de Ministros formado por socialistas y comunistas y presidido por Pedro Sánchez. Por mucho que ahora se tiren los trastos a la cabeza, socialistas y comunistas son responsables por igual de ese favor a los violadores. Y Pedro Sánchez es especialmente responsable de que Irene Montero se mantenga aún hoy en su cargo.

Elentir

sábado, 26 de agosto de 2023

Rubiales no dimite: ¡Bien por Rubiales!



Contra todo pronóstico, Luis Rubiales no ha dimitido al frente de la RFEF, tras cinco días de acoso y derribo mediático por su ‘pico’ con Jenny Hermoso. Insistimos: Rubiales es un guarro y un grosero, pero el feminismo actual es algo mucho peor: es una grandísima hipocresía.

“No voy a dimitir”, ha repetido Rubiales durante la asamblea extraordinaria de la RFEF, celebrada este viernes. “¿Un pico consentido es para sacarme de aquí?”, se ha preguntado. “Aquí se está ejecutando un asesinato social”, ha asegurado, para luego criticar el “falso feminismo” que ha motivado y propiciado toda la campaña desatada contra él desde la tarde-noche del pasado domingo 20.

Ahí se equivoca el presidente de la RFEF: no hay un feminismo falso y otro verdadero, sino sólo uno: el hipócrita, porque lejos de defender a la mujer lo que hace el feminismo es destruir su feminidad.

Luego está el relato de lo acontecido. Según Rubiales, el beso fue “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”. Según él, fue Hermoso quien le agarró y le levantó del suelo abrazándolo. “Casi nos caemos y al levantarnos, nos abrazamos y yo le dije: olvídate del penalti. Sin ti no habríamos ganado el Mundial. Me dijo que yo era un crack y le dije: ¿Un piquito? y ella me dijo: vale”.

Más allá de que el pico no fue una cuestión de consentimiento sino de pureza, como hemos explicado en Hispanidad, lo cierto es que su versión contradice la de todos los que le acusan de agresión sexual. Y es curioso, porque esa versión cuadra mejor con las primeras declaraciones de Hermoso, antes de desatarse la campaña de acoso y derribo contra Rubiales: “Fue un gesto natural y de cariño”, afirmó entonces la jugadora.

Sin embargo, para todo el lobby feminista y para gran parte de la sociedad española que ha comprado su mercancía sin rechistar -¡qué lástima!-, Rubiales es culpable y debe morir en la horca. Por ejemplo, TVE -la de todos- en su indignación por la no dimisión, insistió una y otra vez en sus crónicas que el beso había sido “sin consentimiento”... y punto.

Pero, todos esos que exigen su dimisión, ¿no le van a exigir lo mismo a Irene Montero por algo mucho peor como es la excarcelación de más de cien violadores y agresores sexuales? ¿O a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, por las agresiones sexuales a las menores tuteladas en Baleares? ¿Acaso es más grave un pico entre dos adultos que la violación de una menor tutelada por el Gobierno de Baleares? ¿En serio?

Lo peor de todo es que esto no ha terminado, ni mucho menos, porque el feminismo no descansará hasta ver la cabeza de Rubiales en bandeja de plata … en sentido figurado, claro está. Qué pena.

miércoles, 8 de marzo de 2023

NOTICIAS 8 de marzo de 2023




LA GACETA DE LA IBEROSFERA

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HAY MUCHÍSIMAS RAZONES PARA NO VOTAR AL PP, cuya ideología es la misma que la del PSOE. DE MOMENTO, SÓLO QUEDA VOX.
Selección por José Martí

La mala intención del feminismo 8-M



Los medios subvencionados no lo recordarán, pero para eso nació este periódico, para dar testimonio de que el 8 de marzo ya no es el Día de la Mujer, al menos no en España.
Hoy es el aniversario del día en el que un Gobierno infame negó una pandemia que ha matado alrededor de 150.000 españoles para que se pudiera celebrar un gran infectódromo feminista convocado bajo el lema de que el machismo mata mucho más que el coronavirus.
Sólo el recuerdo exacto de aquella mentira y de su letales efectos debería bastar para que la izquierda en la que se refugia el feminismo bajara la cabeza y balbuceara alguna disculpa. Pero no. La izquierda, y no digamos la ideología feminista, vive feliz y desmemoriada en un supremacismo moral que se complace, y por lo visto, hasta se autosatisface, en la idea de que el fin político justifica todas las mentiras.

Entre todas las mentiras feministas, la mayor es la de su lucha por la igualdad. El feminismo no quiere que hombres y mujeres tengamos los mismos derechos, obligaciones y oportunidades. El feminismo necesita la desigualdad. A ella se aplica hoy con la determinación que le proporciona el dinero de nuestros impuestos. Su método es el de ubicar a las mujeres en el seno de una supuesta clase oprimida para someterlas a la idea de que las españolas son víctimas de un inexistente sistema machista, patriarcal y violento.

Construido el falaz relato victimista sustentado desde todos los poderes y por todos los partidos, a excepción de Vox, el feminismo exige la reorganización de la sociedad española atacando sus estructuras fundamentales con leyes nuevas que alteren la realidad biológica y la realidad social sin importar el daño que puedan hacer.

Lo hemos comprobado con la Ley del sólo sí es sí, que daña de manera irreversible a las víctimas reales de la violencia sexual con una modificación incompetente de la tipicidad que conduce a un escenario de excarcelaciones y rebajas de pena que se prolongarán en el tiempo. Pero, sobre todo, que destruye de manera intencionada la presunción de inocencia al reorientar la carga de la valoración de la prueba.

Esta es la clave. No es tan grave la incompetencia demostrada por las feministas del Ministerio de Igualdad y por el Consejo de Ministros que aprobó como órgano colegiado ese nuevo régimen de unificación de los delitos sexuales que ha aligerado la pena de cientos —serán miles— de delincuentes sexuales, como la intención del Gobierno feminista de corromper el derecho fundamental a la presunción de inocencia. Yo sí te creo, hermana. Adiós al Derecho.

Por supuesto, no damos permiso a nadie para que concluya que por nuestra parte hay la menor simpatía hacia el delincuente sexual. Ni siquiera compasión. Si nos dejáramos llevar por la repugnancia que nos producen, tiraríamos al mar las llaves de sus celdas, en especial las de los pederastas. Nuestra simpatía está con el Derecho, con la presunción de inocencia sin la cual no hay Estado de Derecho y con la proporcionalidad de las penas.

Al feminismo empoderado que pagamos y padecemos, todo lo anterior le es indiferente. Su intención —de nuevo la intencionalidad—, es la de corromper desde el poder una de las estructuras fundamentales del Estado de Derecho con fines políticos espurios.

Por eso, no basta con modificar los errores de la Ley del sólo sí es sí como ayer aprobó una mayoría en el Congreso entre la rabia de Podemos y la oposición de filoetarras y golpistas (lo que refuerza la idea de que esta ley es dañina para España). Esta ley, como las leyes trans, ha de ser derogada y el feminismo de tercera ola que sufrimos, señalado como enemigo de una sociedad abierta, tolerante y avanzada en la que todas las personas, sin importar su sexo —como manda la Constitución—, tengan los mismos derechos y obligaciones. Y también las mismas oportunidades educativas y laborales para que puedan tomar las decisiones libérrimas que crean convenientes para la construcción de su propio futuro sin injerencias.

Eso, y no otra cosa, es la igualdad. La realidad nos dice que en las últimas décadas, y de una manera natural, España tocaba con los dedos ese ideal de igualdad en libertad como pocas naciones en el mundo. Hoy, gracias al feminismo de naturaleza cultural marxista que se manifestará desunido por sus propios errores y sus perversas intenciones, con leyes y cuotas nefastas, y con aliades desnortad@s como el Partido Popular, somos más desiguales y estamos más fracturados.

Hoy, de nuevo, no hay nada que celebrar. Sí mucho que recordar para cuando nos llamen a las urnas e intentemos reparar lo dañado. Ojalá cuanto antes.

jueves, 12 de enero de 2023

«Es mi pareja»: frase tópico de la idiotez actual (padre Ildefonso de Asís)



Escuchamos habitualmente esa frase a modo de salutación: “Es mi pareja”, “te presento a mi pareja”, “somos pareja”…

Es una de tantas frases manidas de la posmodernidad que identifican a una sociedad vacía, sin identidad, a expensas de la manipulación de los medios informativos financiados por el sistema político liberal vigente sobre todo en Europa y América. Se podría añadir que no es solo la frase del nihilismo actual sino de una dosis que la implementa en hortera y cursi o, dicho de forma más clara: la catetada más sonora del lenguaje moderno. Es digna de análisis crítico:

“Pareja” engloba a toda clase de relaciones. Pueden ser casados, novios, compañeros solo de cama, amigos “con derecho”, divorciados vueltos a juntar, homosexuales…

“Pareja” desprecia la forma natural de relacionarse en forma exclusiva según lo que Dios ha puesto en la naturaleza humana. Así, un hombre y una mujer casados por la Iglesia dejan de presentarse como matrimonio sino que son englobados en el saco común de fornicarios, adúlteros, arrejuntados, o parejas de quita y pon (usando un léxico muy vulgar pero a la vez comprensible).

“Pareja” es el vehículo usado por el modernismo para evitar el aprecio de la ley divina que ha creado hombre y mujer para dar vida y formar la familia como unidad básica en la transmisión de la fe cristiana.

“Pareja” es una forma de evitar toda afirmación de compromiso definitivo a la vez que consolida el llamado lenguaje de “género” según el cual no existe el sexo biológico sino una amalgama de alternativas y modelos de convivencia a elegir por el ser humano sin ánimo alguno de perseverancia fiel. En ese sentido si tiene algo de positivo la expresión ya que toda aquella relación no grata a Dios está condenada a terminar de forma trágica, traicionera o decadente.

“Pareja” en fin es una de tantas expresiones lingüísticas actuales destinadas a convertir cada ser humano en un simple número, o dato, a merced de lo que dispongan los poderes políticos y económicos de occidente. Frente a ello hay que animar a los católicos a usar el vocabulario de siempre, el auténtico y no deformado para presentarse como “novios” (hombre y mujer que se preparan para el matrimonio aún sin compromiso definitivo) o como “marido y mujer” (matrimonio bendecido por Dios para sus fines de procreación y amor mutuo). Y desterrar de una vez esa manera cursi, afectada y progre de hablar que a veces se usa, no del todo voluntariamente, para caer bien en el desarraigado ambiente posmoderno con toda su alergia a lo bueno, verdadero y hermoso que emana de la ley divina y su manifestación natural en la creación.

Padre Ildefonso de Asís

domingo, 8 de enero de 2023

El feroz ataque del Diablo contra la Familia Cristiana (padre Alfonso Gálvez)



9/1/2012. Solemnidad de la Sagrada Familia

Duración 48:54 minutos


Habla aquí el padre Alfonso sobre tres "torpedos" que bombardean a la familia cristiana:

1. La violencia de género (el feminismo matriarcal)

2. La introducción subrepticia del divorcio en la Iglesia, por la puerta de atrás (adulteración del lenguaje; todo comienza con el concepto de matrimonio nulo: nulidad que no es tal, en la inmensa mayoría de los casos).

3. El concepto de paternidad responsable, introducido con la Humanae Vitae por Pablo VI, que comienza recurriendo a las relaciones sexuales en los días infecundos ... pero como falla este método se recurre a la anticoncepción por métodos químicos y otros y, finalmente, como éstos también fallan, acaba todo en el aborto. 

Hoy estamos viendo el cumplimiento, cada vez con mayor virulencia, de lo que aquí comenta el padre Alfonso.

jueves, 22 de septiembre de 2022

La escandalosa ocultación mediática de las palabras de Irene Montero sobre niños y sexo

CONTANDO ESTRELAS


A menudo es lamentable el papel de los grandes medios de comunicación a la hora de fiscalizar al gobierno en España, pero lo de hoy ya roza el escándalo.

Irene Montero dice que los niños pueden «tener relaciones sexuales con quien les dé la gana»

Simone de Beauvoir: la partidaria de la pedofilia que formuló las bases de la ideología de género

Esta mañana pudisteis ver en Contando Estrelas las polémicas declaraciones hechas ayer por Irene Montero en el Congreso, afirmando que “tienen derecho a saber que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana. Basadas, eso sí, en el consentimiento”, a pesar de que la edad de consentimiento penal en España es de 16 años. Aquí el vídeo:

Lo que hizo la ministra contradice el Artículo 181 del Código Penal, que castiga con la pena de prisión de dos a seis años las relaciones sexuales con menores de 16 años, y además han recibido duras críticas de Vox (que ha adelantado que pedirá la reprobación parlamentaria de la ministra, ha anunciado “acciones legales” contra ella y ha pedido el cierre de su ministerio), y también críticas desde el Partido Popular y Ciudadanos. Así mismo, en las redes sociales esas declaraciones se han viralizado entre duros reproches a la ministra, contra la que muchos internautas están lanzando acusaciones de promover la pederastia.

Por el contrario, algunos destacados medios de comunicación han optado por ocultar las declaraciones de la ministra y las reacciones políticas que ha generado, a pesar de la gravedad de las citadas declaraciones y de las medidas que la oposición política han anunciado contra Montero. Entre las televisiones nacionales, Televisión Española, Antena 3 y La Sexta han ocultado las declaraciones de Montero y las críticas de la oposición. Es como si la polémica, para esos medios, hubiese ocurrido en Sri Lanka.

No han sido los únicos. La Cadena SER, la COPE y Onda Cero tampoco han dado noticia de esas declaraciones de la ministra. En las emisoras de PRISA y del Grupo Planeta ya no resulta extraño algo así, pero ¿la emisora católica no cree oportuno hablar de este tema, acaso? Entre los periódicos, El País y el panfleto ultraizquierdista Público han decidido ocultar el tema a sus lectores (son diarios afines al PSOE y a Podemos, ¿de qué extrañarse?). El Mundo ha escondido la noticia en la parte baja de su portada (debe ser que no consideran tan importante que una ministra diga algo así).

Hay un caso ciertamente divetido: el digital ultraizquierdista Eldiario.es acusa a la “ultraderecha” de “manipular” las palabras de la ministra. Lo justifica entrecomillando una cita que no es exactamente lo que dijo Montero (bonita forma de acusar a otros de manipular) y afirma que la ministra estaba hablando en realidad “sobre el derecho de las jóvenes de 16 y 17 años a interrumpir voluntariamente el embarazo sin la obligación de contar con un permiso parental previo”. El propio vídeo que publica ese digital desmiente su afirmación. Tronchante.

Hagamos ahora una breve reflexión. Si esos medios son capaces de ocultar algo así, ¿cuántas otras cosas importantes se “olvidarán” de contarnos? Luego no se quejen de que el periodismo está en crisis y de que la gente ya no se fía de lo que lee en ciertos medios. Algunos han tirado por la borda toda su credibilidad.


ELENTIR

martes, 12 de enero de 2021

Que no, que no quiero verlo (el suicidio poblacional en España)

 LA GACETA


Se hicieron públicos hace unas semanas los datos demográficos definitivos de 2019: más terroríficos que nunca, tan desatendidos como siempre. Ofrecen la imagen de un país en rápido despeñamiento hacia el suicidio poblacional. La tasa de fecundidad de las residentes en España ha descendido a los 1’24 hijos por mujer, y la de las españolas a 1’17: estamos teniendo un 44% menos de los hijos necesarios para reponer las generaciones; la promoción nacida en 2019 será un 44% más reducida que la de sus padres. En 2019 nacieron en España menos de 360.000 niños: no se daba una cifra tan baja desde el siglo XVIII, cuando la población era cinco veces inferior (en la década de 1960, con una población un tercio inferior a la actual, el número de nacimientos anuales rozaba los 700.000). Y los nacidos de madre española fueron solo 260.000. Hoy las españolas tienen un 61% menos de hijos que en 1976; en provincias como Orense, Asturias o Vizcaya, un 75% menos. Entre los españoles nativos, el número de muertes en la provincia de Orense en 2019 cuadruplicó al de nacimientos; en varias otras provincias lo triplica. 
La verdadera amenaza existencial que se cierne sobre nuestro país no es una hipotética subida de dos o tres grados de temperatura para el año 2100 (que implicaría un ascenso del nivel del mar de solo 60 cms., fácilmente afrontable por nuestros nietos) sino el colapso socioeconómico por falta de cotizantes y mano de obra para 2035. 
En los próximos años irá pasándonos factura nuestra desidia reproductiva de las últimas cuatro décadas (llevamos desde 1980 por debajo de la tasa de reemplazo generacional): empiezan a llegar a la edad de jubilación las promociones de los 50, 60 y primeros 70, las más numerosas de la historia, y tendrán que ser sostenidas por las escuálidas cohortes nacidas en los 80, 90 y 2000. Echaremos en falta a los millones de españoles que NO fueron engendrados -o fueron abortados– entonces. (El porcentaje de embarazos concluidos mediante aborto alcanzó en 2019 un máximo histórico, superando el 21%). El resultado será la insostenibilidad del sistema de pensiones y del Estado del Bienestar en general: el gasto sanitario, por ejemplo, se dispara en una sociedad envejecida.

Se enfoca la crisis demográfica no como un problema de infranatalidad, sino como un desequilibrio territorial en la distribución de la población
El invierno demográfico no pertenece a la lista de terrores políticamente correctos: los dueños de la cultura han decretado que debe asustarnos el “cambio climático”, el “machismo”, la “homofobia” y el “racismo”, pero no el probable y nada remoto colapso social por déficit de jóvenes. El CIS pregunta regularmente a los españoles por sus preocupaciones: la demografía jamás figura entre ellas. 
Ah, pero el Gobierno aprobó en marzo de 2019 unas “directrices generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico”. ¡Por fin! Veamos…: “Garantizar una adecuada cobertura de Internet de banda ancha y de telefonía móvil en todo el territorio”. “Avanzar en la simplificación administrativa para los pequeños municipios”. “Desarrollo de proyectos que garanticen la libertad de residencia efectiva de las mujeres en el territorio”. “Canalizar una migración regular y ordenada, y su arraigo en todo el territorio”.
Las recetas aplicadas al “reto demográfico” son las mismas que para casi cualquier otro asunto: más feminismo y más inmigración
O sea, por “reto demográfico” entiende nuestro Gobierno exclusivamente el éxodo rural que lleva a la población de la España interior a las grandes ciudades y a la costa mediterránea. Desvergonzado cambalache conceptual: se enfoca la crisis demográfica, no como un problema de infranatalidad, sino como un desequilibrio territorial en la distribución de la población. La solución no sería el fomento de la natalidad, sino la cobertura de Internet en las provincias despobladas y “la libertad de residencia efectiva de las mujeres en el territorio”. (Dos preguntas: ¿acaso se impide a las mujeres vivir en Teruel o Zamora?; ¿pueden las mujeres procrear sin cooperación masculina?). 
Y no se dice nada sobre incentivar los nacimientos, pero sí sobre fomentar la inmigración.
Las numerosas medidas pro-natalidad presentadas por Vox en el Congreso han sido rechazadas, a veces por la totalidad de los demás partidos. Se nos dice siempre que somos machistas (por “relegar a las mujeres a un rol sólo reproductivo” y querer implantar “El cuento de la criada”) y racistas (por oponernos a la inmigración como panacea). 

El Gobierno y la mayor parte de la sociedad están presos de una rejilla ideológica que permite conceptuar como problema la sostenibilidad ecológica, pero no la demográfica; inquietarse por la extinción del lince ibérico, pero no por la del homo hispanicus. 

Las recetas aplicadas al “reto demográfico” son las mismas que para casi cualquier otro asunto: más feminismo y más inmigración. 

Pero el feminismo –con su ataque a la familia, su concepción de la maternidad como esclavitud biológica y su llamada a que la mujer compita económica y profesionalmente con unos hombres a los que ya no se ve como complemento, sino como enemigos- es lo que nos ha traído demográficamente hasta aquí. 

Y la inmigración masiva no será la solución: el inmigrante promedio tiene sueldos bajos –cuando no está en paro o trabaja en negro- y por tanto aporta muy poco a las arcas estatales (los extranjeros, siendo un 12% de los residentes en España, aportaron sólo un 3% de la recaudación del IRPF de 2016). Por no hablar de la difícil integración de la inmigración islámica; por cierto, el 10% de los bébes que nacen hoy en España son ya de padre musulmán, según estimación de la Fundación Renacimiento Demográfico.

Sí, ahora hay una nueva derecha dispuesta a darle la batalla cultural a la izquierda, a diferencia de la derecha acomodada-tecnocrática de los Merkel, Cameron o Rajoy. Una derecha dispuesta a cuestionar el dogma de la inmigración como panacea, sin dejarse intimidar por la etiqueta de “racismo” con la que la izquierda woke intenta zanjar los debates. 

Pero la presión migratoria obedece a un principio de horror vacui y de mecánica de fluidos: aprovecha el hueco demográfico que hemos creado durante cuarenta años de inestabilidad familiar (cada vez se casa menos gente, a una edad cada vez más avanzada, y un porcentaje cada vez mayor de esos matrimonios termina en divorcio), aplazamiento de la paternidad y desgana reproductiva. Hemos sacrificado la perpetuación de la especie a la libertad amorosa, a la prolongación de la juventud y al éxito profesional. 
Será imposible afrontar el problema demográfico sin un replanteamiento integral de nuestros valores, prioridades y estilo de vida. Sin matrimonio y familia, no habrá niños ni futuro.  
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Francisco José Contreras es diputado a Cortes por Sevilla (VOX). Catedrático de Universidad y autor de “Defensa del liberalismo conservador“.