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domingo, 17 de octubre de 2021

Conferencia en Roma el 23 de octubre: Salud de los enfermos y salvación de las almas. Iglesia y sociedad en un período oscuro de nuestra historia



A lo largo de su historia la Iglesia, como buena madre, se ha ocupado tanto de la salud del cuerpo como del alma de sus hijos. 

¿Cómo continúa haciéndolo hoy en un momento en que el caos parece reinar en el mundo y también dentro de sus estructuras? 

¿Cuáles son las verdades que posee para guiarnos a enfrentar los desafíos de hoy? 

¿Qué podemos aprender de su historia y del ejemplo de los santos? 

¿Cómo es posible mantener la salud espiritual en tiempos de crisis mundial?

¿Cuáles son los signos de los tiempos que la Iglesia y los fieles deben saber discernir? 

¿Y cuál debería ser el testimonio auténtico pro-vida y pro-familia en este momento?

Estos son algunos de los temas que se abordarán en la jornada de un día organizada por Voice of the Family que se celebrará en Roma, en el Hotel Massimo d'Azeglio,

Su Eminencia el Cardenal Willem Jacobus Eijk, Arzobispo de Utrecht, pronunciará el discurso de apertura. Entre los ponentes estarán el padre Serafino Lanzetta, el profesor Roberto de Mattei (Fundación Lepanto), John Smeaton (Voice of the Family, Reino Unido).

miércoles, 25 de marzo de 2020

Cardenal europeo: “El latín es indispensable como lenguaje litúrgico”



El futuro pertenece a la religión ortodoxa, dijo el 24 de marzo el cardenal Willem Jacobus Eijk en el sitio web Paix-Liturgique.com.

“Las religiones que se adaptan a la cultura y a la época se pierden, y después pierden a sus seguidores”. Es lo que aprendió Eijk por experiencia.

“Las parroquias que tienen una identidad fuerte y un liturgia dominical solemne tienen la mayor aceptación. Allí vemos familias y gente joven”.

Eijk admite que la Misa Tradicional en latín atrae a fieles jóvenes.

Él cree que "la Liturgia Antigua tendrá un rol en el futuro de la Iglesia".

“El latín es indispensable como lenguaje litúrgico, incluso en la forma ordinaria de la liturgia”.

domingo, 19 de mayo de 2019

Foro de la Vida en Roma: las personas van al infierno con más frecuencia a causa de los pecados sexuales




El Foro de la Vida en Roma que se celebra anualmente se congregó el jueves y viernes en Roma (Italia). El sitio web VoiceOfTheFamily.com publicó las exposiciones.

El cardenal Raymond Burke llamó a “resistir la inmigración musulmana a gran escala”. Enfatizó que no hay necesidad de ser un genio para “ver lo que ha sucedido en Europa”.

Además, criticó la idea de un único gobierno mundial que “por definición, sería totalitario”, comparando esto con la Torre de Babel.

El cardenal holandés Willem Eijk llamó a la anticoncepción intrínsecamente mala, confirmando que los católicos que utilizan anticonceptivos “no pueden recibir la Comunión”.

John Henry Westen, el editor en jefe del sitio web LifeSiteNews.com, se opuso a la afirmación que “el infierno está vacío”, porque esto sería convertir a Cristo en un mentiroso.

El padre Kevin Reilly, O.P., dijo que la “homosexualización del sacerdocio” estuvo “en el corazón” del malestar de la civilización occidental.

El cardenal letón Jānis Pujats, de 88 años, dijo en un video mensaje que la familia está “atacada y saqueada” por Satanás, quien es el “gran ladrón” que utiliza el reconocimiento de los seudo matrimonios homosexuales, a los que Pujats llamó una “vacía parodia de matrimonio”.

Enfatizó que los pecados sexuales son la primera razón por la que las personas se condenan.

viernes, 17 de mayo de 2019

Cardenal urge: finalmente Francisco “debe” proporcionar claridad



El cardenal de Utrecht (Holanda), Willem Eijk, dijo que Francisco “debe” ofrecer claridad respecto a las enseñanzas sobre el matrimonio, el adulterio, la intercomunión y la fornicación homosexual.

Al hablar el 15 de mayo en el sitio web LifeSiteNews.com, Eijk recuerda sus anteriores pedidos a Francisco que no fueron escuchados, desde enero de 2018 y mayo de 2018. Lamenta que Francisco “no mostró reacción, al menos no lo hizo en público”.

Eijk advierte que la crisis actual de la Iglesia comenzó en Holanda, cuando el país se convirtió en el “epicentro de la liturgia experimental”. En los años ’60, la meta última era “improvisar toda la Misa”.

Después del Concilio Vaticano II, cuando se implementaron los cambios litúrgicos que fueron llamados “reformas”, la mayoría de los católicos de repente dejó de asistir a Misa.

Actualmente, la participación en la Misa dominical es entre el 4 y el 5 por ciento de los católicos holandeses.

Eijk explicó que él comenzó a celebrar Misa con el rostro mirando al Señor en su capilla privada, porque no quiso más Volver su espalda a Cristo, sino estar frente a Cristo en el tabernáculo.

Agregó que esto “podría hacerse en todos lados” y que es “muy hermoso” y “enriquecedor”.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Eijk pide examinar a fondo las acusaciones vertidas en el informe Viganò (Carlos Esteban)



El cardenal holandés Willem Eijk, Arzobispo de Utrecht, cree necesario investigar “a fondo” las acusaciones vertidas en el Testimonio Viganò, dice en una entrevista concedida al italiano Il Giornale en la que examina la prfunda crisis que sufre la Iglesia.

Las alegaciones que hace el arzobispo Carlo Maria Viganò en su explosivo testimonio de este pasado verano “deben examinarse a fondo”, señala en una entrevista concedida a Il Giornale el cardenal holandés Willem Eijk, quien añade que eso es algo que han pedido ya muchos obispos. “Hay que aclarar el asunto a fondo, si la Iglesia quiere recuperar su credibilidad”, sostiene el arzobispo de Utrecht.

Eijk se ha destacado por ser uno de los primeros cardenales, fuera de los cuatro que firmaron las célebres Dubia, en pedir públicamente al Papa que aclarase la confusión que reina en torno al Capítulo VIII de la exhortación Amoris Laetitia. También alarmó el pasado mayo a los fieles con una ambigua referencia al final de los tiempos, de los que podríamos estar ya próximos. “Viendo que los obispos y, sobre todo, el Sucesor de Pedro fracasan en su deber de mantener y transmitir fielmente y en unidad el depósito de la fe contenido en la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, no puedo no pensar en el artículo 675 del Catecismo de la Iglesia Católica, “La última prueba de la Iglesia”.

En su reciente entrevista resulta menos apocalíptico en el lenguaje, pero no mucho más optimista, al menos sobre el futuro de la Iglesia en Europa. “Los futuros colaboradores de los sacerdotes en las parroquias serán sobre todo diáconos permanentes, catequistas y asistentes diaconales voluntarios”, señala el cardenal, vislumbrando la Iglesia del futuro inmediato en Europa. “Las iglesias que queden serán centros de grandes parroquias regionales”. 


Pero lo que se pierda en número, cree Su Eminencia, se ganará en fervor. “Sin embargo, aunque la cantidad se siga reduciendo, su calidad está aumentando”. Por lo demás, “no olvidemos que la Iglesia ha conocido altibajos en su historia y que, al final, estamos en la manos de Dios”.

La descristianicación acelerada de Europa tiene para Eijk como motivo principal “el individualismo que caracteriza a la sociedad moderna occidental. Con el aumento del bienestar, la gente se siente independiente. En la vida social, el cristianismo ya no está presente y se le ve con una hostilidad apenas disimulada o directamente manifiesta”.

En este contexto crítico, el cardinal alerta sobre una tentación, la de optar por una ‘protestantización’ de la Iglesia, como algunos han visto en los elogios dedicados por Su Santidad hacia Lutero en el aniversario de la mal llamada Reforma.
 “Es importante perseverar en la doctrina de la Iglesia que se nos ha transmitido. Sería un error optar por un modelo más protestante/anglicano; de hecho, la fuerza de la Iglesia es que su doctrina vale para todo el mundo. El diálogo con los protestantes no debe llevar a la Iglesia a volverse ella misma protestante”.
Uno de los aspectos más tristemente evidentes de esta crisis es el cierre de iglesias que, en muchos casos, acaban vendiéndose y la sequía de vocaciones, que lleva a una dramática escasez de sacerdotes

Sin embargo, Eijk no cree que la solución esté en la que, según numerosas fuentes, se explorará en el Sínodo de la Amazonía. 
“No creo que la solución venga de los sacerdotes casados”, señala. “Si se permitiese su existencia sólo para determinados territorios, se produciría una situación de desigualdad en el seno de la Iglesia en un aspecto muy importante. Permitir algo así temporalmente tampoco es solución, porque una vez que se decide, se vuelve irrevocable. Sería el fin del celibato sacerdotal, una tradición espléndida y fructífera desde hace siglos en la Iglesia Católica. Por lo demás, en el caso de la ordenación de ‘viri probati’ faltaría la formación sacerdotal en un seminario”.
También en la actitud común de la jerarquía en el asunto hoy tan candente de la inmigración masiva, Eijk se muestra moderadamente disidente. Al tiempo que reconoce a menudo los países invocan las ‘raíces cristianas’ de su identidad como una coartada y utilizan para ello un lenguaje muy poco cristiano, empleando ese apelativo como escudo para impedir la entrada de los otros, también admite que el influjo masivo de inmigrantes “impone un gran peso a la sociedad.

Por otra parte, y en contraste con la postura cuasi oficial de la Curia y de buena parte de la jerarquía católica, reconoce que el ‘populismo’ choca por definición con el catolicismo, señala que la ‘bestia negra’ de los obispos italianos, la Liga de Matteo Salvini “defiende con claridad una serie de valores y normas sobre la familia que coinciden con las que propone la Iglesia”.

“Puedo imaginar las preocupaciones de la población italiana”, sostiene, sumida en el caos por una enorme ola de inmigrantes procedentes de Libia que se suma a un alto paro juvenil. “Además, hace falta recordar que también los inmigrantes tienen obligaciones con respecto al bien común del país en el que buscan asilo, y deben respetar valores universales como la inviolabilidad de la persona humana”.

“Es importante -concluye-, en lo que respecta a Europa, que sepamos acoger pero teniendo también en cuenta hasta qué punto puede hacerlo la sociedad”. 

De igual modo, aunque se muestra enormemente crítico con el nacionalismo y sus peligros, también elogia un tipo de nacionalismo que, al fomentar el orgullo de pertenencia a una nación y de su historia, “puede ayudar a redescubrir las raíces cristianas, entre las que están también el respeto del valor universal de la vida humana, del matrimonio, de la familia y el interés de los otros”.

Carlos Esteban

En el artículo anterior de Diane Montagna se puede ampliar esta noticia, aunque está en inglés. Viene también en Infocatólica

Cardenal Eijk: la Iglesia debe investigar los testimonios de Viganò para recuperar credibilidad (Diane Montagna)



ROME, December 14, 2018 (LifeSiteNews) —  A prominent cardinal is joining a chorus of bishops in calling for a full investigation into the Archbishop Viganò testimonies, which implicated several senior prelates and Pope Francis in the cover-up of former cardinal Theodore McCarrick’s sexual abuse of priests and seminarians.
In a Dec. 13 interview with the Italian daily Il Giornale, Cardinal Willem Jacobus Eijk, Archbishop of Utrecht, Netherlands, says “it is clear” that the allegations contained in the Viganò testimonies “should be thoroughly examined,” adding that “many bishops” have asked for such an investigation.
“It has to be fully clarified if the Church wants her credibility back,” he said.
In the wide-ranging interview, the Dutch Cardinal also discusses the importance of persevering in Catholic doctrine amid pressures to adopt a more Protestant-Anglican model. “The strength of the Catholic Church,” Eijk says, “is that her doctrine is valid for the whole world. Dialogue with the Protestants must not lead the Catholic Church herself to become Protestant.”
Eijk, 65, also offers his view on the inclusion of the “LGBT” acronym in the recent Youth Synod’s working document, and his thoughts on the expected move to ordain married men in the Latin Church with next year’s Amazonian Synod.
“To allow [married priests] temporarily is not a solution,” he insists. “Once it is decided, it becomes irrevocable,” and “with this, priestly celibacy, a splendid and fruitful centuries-old tradition of the Latin Church, would be lost.”
Cardinal Eijk, who issued a forceful commentary after Pope Francis failed to reject a draft proposal by the German Bishops’ Conference allowing Protestants in certain cases access to Holy Communion, also says in the interview that he “would like the bearer of the Petrine ministry, who is the principle of the unity of the Christian faith, to provide clarity” on the issue of divorced and remarried Catholics being granted access to the Blessed Sacrament.
Created a cardinal by Pope Benedict XVI in 2012, Eijk is also a medical doctor and expert in medical ethics. He wrote one of his doctoral dissertations on euthanasia, and another on the ethical problems of genetic engineering of human beings. In 2004, Pope John Paul II appointed him a member of the Pontifical Academy for Life, and a member of its governing council in 2005. Under Pope Benedict, Eijk also served on the Vatican’s Congregations for Clergy and Catholic Education.
In the Dec. 13 interview Eijk also turns to politics, discussing the influx of migrants into Europe, and the rise of “nationalism” and “populism.”  
The cardinal argues that while nationalism must never be used as a “shield to keep others out,” governments are “not obliged” to grant residence “to economic migrants.” He also notes that migrants, for their part, “have obligations towards the common good of the country where they are seeking refuge,” and must especially respect “the inviolability of the human person.”
Here below is a LifeSite translation of the full interview with Cardinal Eijk.
***
Cardinal Eijk, what is the state of health of Catholicism in northern Europe? We know that the Church is experiencing a difficult situation...
The Catholic Church is shrinking throughout northern Europe. The Netherlands has the questionable honor of being the leader in this phenomenon: we were the first country where the shrinkage began. In the meantime, there is a decrease in the number of faithful throughout northern Europe. Especially in Germany where decline is rapid … but I know that even in countries like Spain and Italy the shrinkage is a phenomenon that’s being felt.
What is the reason for this?
The main cause is the individualism that characterizes modern Western society. Because of the increase in prosperity, people have become independent. One can still see the difficulty families have in passing on the faith, in a context where it’s increasingly pushed out the door. In social life, the Christian religion is no longer present and is viewed with scarcely hidden or even manifest hostility. As far as the Netherlands is concerned, we are in a phase in which parishes are merging and many churches are no longer being used for worship.
Cardinal, you have spoken about “individualism” but are there also other causes?
The cause is the lack of active faithful who participate in Church celebrations and support the church as volunteers and/or with their financial contributions. In Holland there are no church taxes. The Church in Holland survives on the basis of voluntary contributions from the faithful. This makes the Church poor, but also free from the State, which I consider a great advantage, one that surpasses the disadvantage of poverty.
There are, however, also clear places of hope, where strength is gathered and faith is lived in an authentic way through good liturgy, catechesis and activities for the various groups. The archdiocese also forms volunteers with this objective in mind. It has given rise to formation for future permanent deacons, catechists and deacons’ assistants. Currently there are lay pastoral workers, who had university-level theological training and earned an academic salary, but their number has been reduced by more than half in the eleven years since I became archbishop of Utrecht, and the number will become very low in the years that still remain to me as archbishop of Utrecht.
Cardinal Eijk, how do you think the picture will evolve?
The future collaborators of the priests in parishes will mainly be permanent deacons, catechists and volunteer deacons’ assistants. The churches that remain will be centers for large regional parishes. However, although the quantity [of parishes] is decreasing, their quality is increasing. This is the other aspect of the situation: we are becoming more and more a Church of choice, where people truly want to achieve something from the faith. And we mustn’t forget that the Church historically has known other ups and downs, and that ultimately we are in the hands of God.
Intercommunion, the blessing of homosexual couples, so-called (but only presumed) “ecumenical celebrations.” Cardinal, is the dialogue with Protestants making the Catholic Church increasingly similar to the Protestant church?
It is important that we persevere in the doctrine of the Church, which has been transmitted to us. It would be wrong if we chose a more Protestant-Anglican model. The strength of the Catholic Church is, in fact, that her doctrine is valid for the whole world. Dialogue with the Protestants must not lead the Catholic Church herself to become Protestant.
Have you read the Viganò dossier? What do you think about it?
I cannot judge well the content of his letters, but it is clear that this matter should be thoroughly examined. In the meantime, many bishops have also asked for [a thorough investigation]. The Holy See has announced that it will examine more thoroughly the case of Theodore McCarrick, and I am of the opinion that this is very welcome. It has to be fully clarified if the Church wants her credibility back.
Cardinal, what do you think about the management of the migratory phenomena? Is European identity being threatened by the arrival of too many migrants?
The flow of migrants, of course, is divided in an unbalanced way: especially in countries like Italy which, because of their position, have to deal with the influx of migrants. This causes a great burden on society. And the European Union is not showing solidarity with Italy, as we should expect. Yet the government is not obliged to grant a residence permit to all migrants, especially to economic migrants. These are necessary for the common good in the country of origin.
But migration has many facets: in the city of Almere, there are plans to build a Catholic Church. Many Catholics from other countries who want to participate in [liturgical] celebrations have settled there. And in the western part of the Netherlands, especially in Amsterdam, Rotterdam and the Hague, several parishes would have been suppressed had the migrants not arrived. It is important that we, as Europe, are welcoming, but we also have to keep in mind how much a society can do.
Many cardinals have now taken a position “against” the return of nationalism. What is your opinion on the matter, Cardinal Eijk?
The effect of “nationalism” differs from one country to another. Sometimes people return to the “Christian roots of their culture,” but there is little in their language that is Christian. In such cases, “Christian” is used only as a shield to keep others out. This sort of nationalism is not a good thing. But the form of nationalism that leads one to be proud of one’s country and one’s history can help [a nation] to rediscover its Christian roots, including a respect for the universal value of human life, marriage, the family and the interest of others — one thinks of the works of mercy. Nationalism can never serve only as armor.
The Synod on Youth was held recently. There seems to be some controversy over the use of the “LGBT” acronym in the Instrumentum laboris. What is your thought on this?
Certainly everyone must be treated with respect, also people with an objectively wrong sexual orientation, but one can give the wrong impression by using this [LGBT] wording. It does not seem right to me to use this wording in Church documents. The fact that, during a synod, using “objectively disordered” (the wording in the Catechism) may suggest something very abstract to young people, is the consequence of the fact that, in the Church — certainly in the Netherlands — catechesis has been very incomplete, and often even completely absent, while children and young people are bombarded in the schools with ideas that come from gender theory, and are vigorously advocated in large areas by national and international organizations.
You have taken a position on Amoris Laetitia. Cardinal Eijk, are you a supporter of the “dubia”?
During the Synod, I took a clear stand on the matter. I also contributed to the book of the eleven cardinals (Eleven Cardinals Speak on Marriage and the Family), where I made it clear that, in my opinion, n. 84 of the Familiaris Consortiois is valid in its entirety. This means that if a person is divorced and civilly remarried, he cannot receive Communion (unless the two live as brother and sister).There has been no denial of this anywhere, not even by this Pope, not even in Amoris laetitia. Reference is often made to the footnotes of this document, but a long-time doctrine and practice of the Church cannot be changed by footnotes, or by an occasional statement during an inflight interview. I would like that, above all, the bearer of the Petrine ministry, who is the principle of unity for the Christian faith, to provide clarity on this. We now have a situation where, in one ecclesiastical province one thing is proposed and practiced, and in another something else is promulgated. This creates confusion in people. A prolonged lack of clarity can lead to undesirable practices. In the Church the truth always comes to light, but in this case it cannot come too soon. Precisely to avoid deluding people.
There is a lot of talk in Europe about “populism.” What is your opinion of this political style? Is it in conflict with Catholicism or can it help it to be revived?
Populism is not, by definition, in conflict with Catholicism, but I do not yet know of any examples in which populism has caused a revival of faith, although it must be noted that, in Italy, the Lega Party clearly defends a certain number of values and norms on the family, as proposed by the Church. The Catholic faith, of course, is always attentive to vulnerable people, to the marginalized, to people who have no voice. This is not always the group of people that a populist looks at. The situation in the Netherlands, as far as migrants are concerned, is clearly different from the one in Italy. In Italy it has become an acute problem because of the huge wave of migrants from Libya, the long Italian coastline which can hardly be monitored, and the high unemployment, especially among young people. I can well imagine the concerns of the Italian people. Moreover, it must be said that migrants also have their obligations towards the common good of the country where they are seeking refuge, and they must respect universal values, such as the inviolability of the human person.
Is it true that you are being forced to close many local churches? If so, why?
Yes, many churches have already been closed, and in the next ten years most of the churches will have to be closed. In the past, there were more than 350 [churches]. Now there are about 200 left. I predict that in 2028, the year when I turn 75 and will have to ask the Holy Father to resign, the Archdiocese of Utrecht will number about 20 parishes, with one or two churches in each.
What are the reasons for this?
The small number of faithful who still go to church and, consequently, the small number of volunteers, and the very low income to keep the churches open. There are churches with a capacity of 400-500 people and often even more, where only a few dozen faithful go on Sundays. Many parishes are also drawing on their financial reserves. Ultimately, people abandoning the cause leads to the church closing its doors. We are currently experiencing this decline, but we hope to reappear smaller yet more alive.
The Synod on the Amazon [will be held next year]. It’s said “viri probati” will be discussed. Are we moving towards a concession for married priests?
I understand that priests are needed and that, in certain places in the world, the need is more pressing than in northern Europe. But married priests are not, in my opinion, the solution. If it were allowed only for certain territories, inequality would arise within the Catholic Church across the world, on a very important point. To allow such a thing temporarily is not a solution — once it is decided in this way, it becomes irrevocable. With this, priestly celibacy, a splendid and fruitful centuries-old tradition of the Latin Church, would be lost. Moreover, in the case of the ordination of “viri probati,” they would lack priestly formation in a seminary.
Diane Montagna

lunes, 8 de octubre de 2018

Does Cardinal Ouellet Believe that Pope Francis Is God?


Duración 3:02 minutos

Does Cardinal Ouellet believe that Pope Francis Is God?

Cardinal Marc Ouellet, the Prefect of the Congregation for Bishops, has strongly attacked whistle-blower Archbishop Viganó in an Open Letter published on Sunday. At some point, an angry Ouellet even accuses Viganó of “blasphemy” because the latter dared to criticize Pope Francis’ failures. According to Merriam-Webster, blasphemy is the act of showing contempt for God. This implies that Ouellet believes that Pope Francis is a divinity.

Pope Francis “Overlooked” McCarrick

About the fact that Viganó informed Francis already in June 2013 Ouellet writes to Viganó, “I strongly doubt that McCarrick interested Francis to the extent that you believe since he was an archbishop emeritus at the time and seven years without a post.” “Testimone82” commented on Gloria.tv: “Excuse me, a Pope so merciful, inflexible with abusers, a herald of the Gospel, attentive to the needs of the neighbor and the Church, consecrated to his mission, of highest personal and moral integrity who simply 'overlooks' the case of the serial sodomite McCarrick, scourge of seminarians and entire generations of priests, without a minimum of sensitivity because he is too busy with other things?”

“Very Disturbing”

Deacon Nick Donnelly commented on Twitter about this photo taken at an embarrassing Saturday night show organized in the context of the Youth Synod in the Paul VI Hall in the Vatican. Donnelly calls the photograph “very disturbing”. Quote, “The figure of the ‘Resurrected Christ’ looks ominous and threatening.” He added, “How many images more do we need to see that there is something seriously wrong with Bergoglio’s pontificate?”

Cardinal Eijk: Speaking to the Right, Acting to the Left

Utrecht Cardinal Wim Eijk, an alleged critic of Amoris Laetitia, whom many consider to be a – quotation mark – “conservative”, named Father Anton ten Kloster as the new rector of the seminary in Utrecht, Netherlands. The Dutch journalist Henk Rijkers has called this a “bad decision”. According to Rijkers, Father ten Kloster is a Bergoglio partisan and propagandist of Amoris Laetitia.


jueves, 17 de mayo de 2018

Cardenal Eijk retira la mesa en su capilla




El cardenal de Utrecht, Willem Eijk, retire la mesa en la capilla de su palacio episcopal y reanudó la celebración de la Santa Misa en el altar. La capilla fue construida en 1899.

Hendro Munsterman publicó el 16 de mayo en briefvanderomeinen.wordpress.com dos imágenes de antes y después del retiro de la mesa.

También escribe que dos íntimos asociados de Eijk, Hans Zuijdwijk y Ronald Enthoven, están comprometidos en la Asociación Holandesa para la Liturgia en Latín Antiguo.

Eijk escribió el 7 de mayo que los obispos y, sobre todo, Francisco, fallan en su misión de mantener y transmitir fielmente el depósito de la fe.

El cardenal Eijk sabe de lo que está hablando: después del Concilio Vaticano Segundo, la Iglesia holandesa ya estuvo expuesta a experimentos como los de Bergoglio, los que destruyeron una Iglesia alguna vez floreciente. La asistencia a los templos en los Países Bajos está ahora por debajo del 1%.

martes, 15 de mayo de 2018

La votación de la Conferencia Episcopal Alemana sobre la intercomunión (Roberto De Mattei)


CARDENAL EIJK

Queridos amigos:
La Conferencia Episcopal Alemana ha votado por una amplia mayoría a favor de unas pautas según las cuales un protestante casado con un católico pueda recibir la Eucaristía, acercarse a la Comunión, si cumple una serie de condiciones: tiene que haber hecho examen de conciencia con un sacerdote o cualquier otra persona con responsabilidad pastoral; haber afirmado la fe de la Iglesia Católica además de haber deseado poner fin a graves desórdenes espirituales, y tener el deseo de satisfacer la sed de la Eucaristía.
Siete miembros de la Conferencia Episcopal Alemana han votado en contra de las pautas mencionadas, y han solicitado la opinión de algunos dicasterios de la Curia romana. A consecuencia de ello, una delegación de dicha conferencia episcopal a Roma, donde se ha reunido con unos representantes de la Curia, entre los que se encontraba el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En dicho encuentro intervino el cardenal arzobispo de Utrecht, el holandés Willem Jakobus Eijk. Les voy a leer su carta, su intervención, porque es muy significativa, muy notable, y nos interpela a la conciencia:
Es inexplicable la respuesta del Santo Padre a la Conferencia Episcopal Alemana, a través del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, informando que la Conferencia debería discutir nuevamente el borrador para alcanzar de ser posible un resultado unánime. La doctrina y práctica de la Iglesia respecto a la administración del sacramento de la eucaristía a los protestantes es muy clara. Y el Código de Derecho Canónico dice lo siguiente:
Aquí tenemos la cita el artículo 844 del Código que se refiere al Catecismo de la Iglesia Católica. Esto es lo que dice:
«Si hay peligro de muerte o, a juicio del Obispo diocesano o de la Conferencia Episcopal, urge otra necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar lícitamente esos mismos sacramentos también a los demás cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, cuando éstos no puedan acudir a un ministro de su propia comunidad y lo pidan espontáneamente, con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien dispuestos.»
Hasta aquí el Código.
Ante todo, está claro que se refiere sólo a emergencias, y a cuando se está en peligro de muerte. Pero la intercomunión, esto es, la posibilidad de administrar la Comunión a un no católico, en principio, sólo es posible en el caso de los cristianos ortodoxos, y esto porque las iglesias ortodoxas orientales, a pesar de no estar en plena comunión con la Iglesia Católica, tienen sin embargo sacramentos verdaderos. Y sobre todo, porque en virtud de la sucesión apostólica, poseen un sacerdocio y una Eucaristía válidos. Por tanto, podemos decir que su fe en el sacerdocio, en la Eucaristía y en el sacramento de la penitencia es igual a la de la Iglesia Católica, a pesar de diferencias en algunos puntos importantes, como por ejemplo el reconocimiento de la autoridad del Vicario de Cristo.
Por el contrario, los protestantes –porque no olvidemos que en el documento de la Conferencia Episcopal Alemana se habla de protestantes, de administrar la Comunión a protestantes–, a diferencia de los ortodoxos, no comparten la fe en el sacerdocio ni la fe en la Eucaristía, ya que la mayoría de los protestantes alemanes son luteranos, y los protestantes no creen en la transustanciación sino en la consustanciación, que supone la convicción de que además del Cuerpo y la Sangre de Cristo también están presentes en el altar el pan y el vino. Y si alguno recibe el pan y el vino sin creer esto, no están presentes el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por consiguiente, esta de la consustanciación es una doctrina que admite la presencia simultánea del pan y el vino con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, negando el dogma de la Iglesia según el cual el pan y el vino se transforman sustancialmente en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta doctrina luterana difiere de la católica porque la doctrina católica de la transustanciación supone la fe en que lo que se recibe bajo las apariencias o especies de pan y vino, en la Hostia y el vino, sigue siendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo porque ya no están ahí las sustancias del pan y del vino. A causa de esta diferencia esencial no se debe administrar la Comunión a un protestante, aunque sea cónyuge de una persona católica. Porque el protestante, al no compartir este dogma fundamental de la Iglesia Católica, no vive en plena comunión con la Iglesia, y ante todo, no comparte expresamente la misma fe en la Eucaristía
Y la diferencia entre la consustanciación y la transustanciación es hasta tal punto enorme que es preciso exigir que todo el que desee recibir la Sagrada Comunión entre expresa y formalmente en plena comunión con la Iglesia Católica, y confirme de esta forma tan explícita que acepta la fe de la Iglesia Católica en la Eucaristía. Por lo tanto, un examen de conciencia con una sacerdote o cualquier otra persona con autoridad  pastoral, como piden los obispos alemanes, no es suficiente garantía de que la persona en cuestión acepte plenamente la doctrina de la Iglesia. El borrador de las pautas de la Conferencia Episcopal Alemana, sugiere que se trata solamente del caso de algunos protestantes casados con católicos que quisieran recibir la Comunión. La experiencia enseña que en la práctica es inevitable que estos pocos, estos casos reducidos, vayan siempre en aumento, porque los protestantes, aunque estén casados con católicos, al ver como otros protestantes casados con católicos reciben la Comunión, pensarán que pueden hacer lo mismo. Entonces todos los protestantes casados con católicos se considerarán autorizados a comulgar, y al final, también los protestantes que estén casados no con católicos sino con otros protestantes querrán hacerlo. Porque la experiencia demuestra que con unas reglas tan vagas, tan imprecisas, es inevitable que esos criterios se propaguen con rapidez.
Ahora bien, prosigue el cardenal Eijk, cuya postura estoy presentando:
«El Santo Padre ha hecho saber a la delegación de la Conferencia Episcopal Alemana que debe debatir nuevamente el documento a fin de llegar a un criterio unánime. Pero –se pregunta el cardenal de Utrecht–, ¿unanimidad en qué? Porque suponiendo que todos los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana, después de haber vuelto a debatir la cuestión, resuelvan por unanimidad que se puede administrar la Comunión a los protestantes casados con católicos –admitiendo que esto llegara a pasar–, a pesar de que esta postura es contraria a lo que dicen el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica, si esta postura se volviese la práctica de la Iglesia alemana, se pregunta el cardenal Eijk, y añade: la práctica de la Iglesia Católica, fundada sobre su fe, no es determinada ni se se altera estadísticamente porque en una conferencia episcopal la mayoría vote a favor de ello, ni siquiera si lo hace por unanimidad. Y, continúa el cardenal Eijk, «el Romano Pontífice, que, como sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, así de los obispos como de la multitud de los fieles”, debería haber reaccionado exponiendo lo que dicen el Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica».
El cardenal Eijk agrega que el Santo Padre debería haber dado unas pautas claras a la delegación de la Conferencia Episcopal alemana, basadas en la clara doctrina y práctica de la Iglesia. «Y así debería haber respondido –prosigue el cardenal arzobispo holandés– el Papa a aquella señora luterana que el 15 de noviembre de 2015 le preguntó si ella, que es luterana, podría recibir la Comunión junto con su esposo católico, El Papa debería haber respondido: “Esto no es aceptable”, en vez de sugerir que podía recibirla por estar bautizada, apoyándose en lo que le dijera la conciencia». Destaca el cardenal Eijk que cuando no se aclaran las cosas se genera confusión entre los fieles y se pone en peligro la unidad de la Iglesia, y explica asimismo que lo hacen también los cardenales que proponen públicamente bendecir las relaciones homosexuales, lo cual es diametralmente opuesto a la doctrina de la Iglesia, fundada en las Sagradas Escrituras, es decir que, según el orden de la creación, sólo hay matrimonio entre un hombre y una mujer. Continúa el cardenal con estas palabras: «Al observar que los obispos, y sobre todo el Sucesor de San Pedro no mantienen fielmente la unidad el Depósito de la Fe contenido en la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura –estas palabras son muy fuertes; dice que no mantiene el Depósito de la Fe–, y al observar esto dice: «No puedo menos que pensar en el artículo 675 del Catecismo de la Iglesia Católica, que dice: “Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la Tierra desvelará el misterio de iniquidad bajo la forma de una impostura religiosa qe proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la vedad”». Hasta aquí la carta del cardenal, y qué más se puede añadir a estas palabras tan fuertes sino subrayar una vez más que las dice un cardenal de la Iglesia Católica, un cardenal al que damos las gracias por su valentía: su Eminencia el card. Jakobus Eijk, arzobispo de Utrecht.
(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe)
Roberto De Mattei

sábado, 12 de mayo de 2018

Gracias a Dios por el cardenal Eijk (Bruno Moreno)



Hoy tengo envidia, sana envidia, de los fieles de Utrech. Qué alegría leer a un cardenal que no tiene miedo de cumplir con su misión. Qué maravilla ver que hay pastores que no abandonan a sus ovejas ante los lobos, que saben denunciar las falsas doctrinas que se están introduciendo en la Iglesia.
Con claridad y sencillez, ha señalado que la propuesta de la mayoría de los obispos alemanes de permitir la intercomunión con los luteranos es una barbaridad contraria al Derecho Canónico y a la fe de la Iglesia. Además, ha recordado que no son las mayorías, aunque sean de obispos, las que determinan la fe de la Iglesia. También ha afirmado que lo mismo podría decirse de las otras “iniciativas”, como la de bendecir a las parejas del mismo sexo. Y no contento con eso, para poner la guinda del pastel, ha indicado respetuosamente que eso es lo que el Papa, como Sucesor de Pedro, debería haberles dicho a los obispos alemanes, en lugar de limitarse a pedirles unanimidad, porque la unanimidad en el error no es una virtud. Y por si fuera poco, ha recordado que la apostasía de la verdad en la Iglesia es un signo apocalíptico del misterio de la iniquidad. ¿Qué puedo decir ante esto? ¡Olé, olé y olé!
Cuántos problemas se ahorraría la Iglesia si más obispos actuasen así, sin miedo a cumplir la misión que Cristo les encomendó. Como dijo aquel protestante amigo de los católicos, Edmund Burke, “para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada”. Y ese es el gran problema de la Iglesia hoy: que los buenos no hacen nada. Se callan, acongojados en un rincón, con la cabeza gacha, mientras los errores campan por las facultades, los púlpitos y las conferencias episcopales con todos los honores. Los que defienden la heterodoxia saben que no tienen argumentos, porque sus propuestas son contrarias a la fe católica, a la Tradición, a la Escritura, a los escritos de los santos y al mismo sentido común, así que toda su estrategia está basada en el silencio de los católicos, especialmente de los obispos. Y, por desgracia, están teniendo bastante éxito.
Si unos cuantos obispos con fe (porque, tristemente, se diría que hay obispos que no la tienen) hubieran declarado con claridad y firmeza lo mismo que el Cardenal Eijk hace cuatro años, antes del Sínodo sobre la Familia, los heterodoxos no se habrían atrevido a emprender el asalto a la Iglesia. Si los buenos pastores hubieran sido capaces, con todo el respeto, de señalar lo obvio, que ni siquiera el Papa puede cambiar la doctrina de la Iglesia, los que intentan cambiar esa doctrina habrían seguido escondidos en las sombras, sin osar proclamar sus errores públicamente. Si los prelados de Cristo hubieran cumplido su deber con valentía, habría quedado claro que el divorcio no tiene cabida en la Iglesia, que uno no puede comulgar sin propósito de la enmienda, que el pecado grave no puede ser lo que Dios nos pide en un momento determinado y que la Iglesia no puede “acompañar” el suicidio, las relaciones entre personas del mismo sexo, el uso de anticonceptivos o la intercomunión con los protestantes.
El Cardenal Eijk, Dios le bendiga abundantemente, ha marcado el camino a seguir: defender la verdad de Cristo sin miedo y sin complejos, con claridad y dejando claro que el error es incompatible con la fe católica. Como hicieron los santos obispos de todas las épocas: San Carlos Borromeo, San Atanasio, San Jerónimo, San Roberto Belarmino, San Gregorio Nacianceno, San Basilio, San Máximo, San Juan Damasceno, San Ireneo, San Juan Crisóstomo y otros muchos. Por amor a la Iglesia y por amor a sus fieles, que tienen derecho a recibir la fe católica sin adulteraciones.
Recemos por nuestros obispos y cardenales, para que se despierte en ellos la envidia, sana envidia, del Cardenal Eijk y tengan la parresía de defender la verdad usque ad effusionem sanguinis, hasta derramar su sangre si es preciso.
Bruno Moreno

martes, 8 de mayo de 2018

Cardenal Eijk: “el papa Francisco es totalmente incomprensible”




El deseo del papa Francisco de que los obispos alemanes traten de alcanzar unanimidad respecto a la aceptación de la Comunión a los protestantes es “totalmente  incomprensible”, según el cardenal Willem Eijk, de Utrecht (Holanda).

Al escribir el 7 de mayo en ncregister, Eijk afirma lo obvio: incluso si todos los obispos alemanes estuvieran de acuerdo en “permitir” la Comunión a los protestantes, eso seguiría siendo contrario a la Fe.

“La práctica de la Iglesia Católica, basada en su fe, no está determinada y no cambia por causas estadísticas, cuando una mayoría de una Conferencia Episcopal vota a favor de ella, ni siquiera si lo hace en forma unánime”.

Eijk acusa a Francisco de “fracasar en crear claridad”. Concluye diciendo que “ha creado una gran confusión entre los fieles y la unidad de la Iglesia está en peligro”.

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Esta noticia está ampliada en diversos portales web. Véase, por ejemplo, el de El Oriente en llamas

martes, 6 de marzo de 2018

Los "dubia" tienen un cardenal más, el holandés Willem Jacobus Eijk (Sandro Magister)



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No es uno de los cuatro cardenales que en 2016 presentaron al Papa Francisco sus "dubia".

Pero los apoya plenamente cuando dice que "el origen de la confusión es la exhortación postsinodal 'Amoris Laetitia", y añade: "Me gustaría que el Papa hiciera alguna aclaración en mérito, preferiblemente en forma de documento magisterial".

Holandés, 65 años, médico y teólogo experto en bioética, desde 2007 arzobispo de Utrecht y hasta el 2016 presidente de la conferencia episcopal de los Países Bajos, el cardenal Willem Jacobus Eijk no es un hombre al que le guste esconderse.

Siempre ha discutido claramente las tesis favorables a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar: antes, durante y después de los dos sínodos sobre la familia.

Ha sido uno de los once cardenales que, en verano de 2015, se alinearon públicamente en un libro en defensa de la doctrina de siempre.

Ha sido uno de los trece cardenales que, al principio de la segunda sesión del sínodo, escribieron al Papa Francisco la carta que hizo que éste se enfureciera, en defensa de la libertad y corrección de la discusión sinodal.

Y ahora es uno de los críticos más claros de la confusión causada por "Amoris Laetitia", como se puede observar en la entrevista reproducida más abajo, parte final de un coloquio más amplio con Lorenzo Bertocchi, que sale publicado en el número de marzo del mensual "Il Timone".

En otras partes de la larga entrevista el cardenal Eijk describe y denuncia el plano inclinado, "the slippery slope", que en numerosos países, empezando por el suyo, Holanda, lleva a una legalización y aceptación, cada vez mayor, hasta grados extremos, de la eutanasia, los matrimonios homosexuales, la ideología de género, con la Iglesia católica, a su vez, cada vez más invadida por una crisis de fe que la ciega ante el peligro.

Leamos qué opina sobre la crisis originada por "Amoris laetitia", una crisis que "está dividiendo a la Iglesia" sin que llegue, desde la cátedra de Pedro, una palabra aclaratoria.

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P. Eminencia, ¿qué piensa usted sobre la controvertida cuestión del acceso a los sacramentos para los divorciados que se han vuelto a casar?

R. – La cuestión de si se puede permitir a los llamados divorciados que se han vuelto a casar por lo civil recibir la absolución sacramental y, por lo tanto, la Eucaristía, está dividiendo a la Iglesia. Hay en marcha un debate, a veces bastante vehemente, a todos los niveles, entre cardenales, obispos, sacerdotes y laicos. La fuente de la confusión es la Exhortación postsinodal Amoris Laetitia, escrita por el Papa Francisco como conclusión de los Sínodos sobre la familia de 2014 y 2015.

Esta confusión concierne sobre todo al número 305 de la exhortación. Se observa que algunas conferencias episcopales han introducido directrices pastorales que implican que los divorciados que se han vuelto a casar puedan ser admitidos a la comunión con una serie de condiciones y después de un periodo de discernimiento pastoral por parte del sacerdote que los acompaña. Otras conferencias episcopales, en cambio, lo excluyen. Lo que es verdad en un sitio A no puede ser falso en un sitio B. Estas diferentes interpretaciones de la exhortación, que conciernen a cuestiones doctrinales, causan confusión entre los fieles. Me gustaría mucho que el Papa hiciera algunas aclaraciones en mérito, preferiblemente en forma de documento magisterial.

Yo mismo, al haber participado en ambos Sínodos sobre la familia, he argumentado que no se puede permitir a los divorciados casados de nuevo civilmente recibir la comunión; lo hice en un artículo publicado en un libro que contenía la intervención de once cardenales.

P. – ¿Puede explicar brevemente cuál es su posición?

R. – Jesús mismo dice que el matrimonio es indisoluble (Mateo 5,32; 19,9; Marcos 10,11-12; Lucas 16,18). Jesús, en el Evangelio según Mateo, (19,9; cfr. 5,32), parece admitir una excepción, es decir, que se pueda repudiar a la propia esposa "en caso de unión ilegítima". Sin embargo, el significado de la palabra griega, porneia, traducida aquí con "unión ilegítima" es incierto: significa muy probablemente unión incestuosa a causa de un matrimonio entre grados de parentela prohibidos (cfr. Levítico 18,6-18; cfr. Hechos de los Apóstoles 15,18-28).

El argumento más profundo es que no se puede permitir a los divorciados que se han vuelto a casar recibir la comunión en base a la analogía entre la relación entre marido y mujer y la relación entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5,23-32). La relación entre Cristo y la Iglesia es un don mutuo total. La donación total de Cristo a la Iglesia se realiza en la donación de su vida en la cruz. Esta donación total está presente en el sacramento de la Eucaristía.

Quien participa en la Eucaristía debe estar dispuesto a un don total de sí mismo, que forma parte de la donación total de la Iglesia a Cristo. Quien se divorcia y se vuelve a casar por lo civil, mientras el primer matrimonio no ha sido declarado nulo, viola el don mutuo total que este primer matrimonio implica. El segundo matrimonio de rito civil no es un matrimonio propio y verdadero. Violar el don total del primer matrimonio, que aún se considera válido, y la ausencia de la voluntad de abstenerse de este don total, hace que la persona implicada sea indigna de participar en la Eucaristía, que hace presente la entrega total de Cristo a la Iglesia. Esto no es óbice, sin embargo, para que los divorciados que se han vuelto a casar puedan participar en las celebraciones litúrgicas, también en la Eucarística, sin recibir la comunión, y que los sacerdotes les acompañen pastoralmente.

En el caso en que los divorciados vueltos a casar por lo civil no puedan separarse, por ejemplo, cuando tienen obligaciones hacia los hijos de ambos, pueden ser admitidos a la comunión o al sacramento de la penitencia, sólo respondiendo a las condiciones mencionadas en el número 84 de la "Familiaris Consortio" y en el número 29 de la "Sacramentum Caritatis". Una de estas condiciones es que deben comprometerse a vivir como hermano y hermana, es decir, sin tener relaciones sexuales.


Sandro Magister