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miércoles, 17 de noviembre de 2021

Del postulantado misional a la imposición de sotana





Duración 4:16 minutos


Renunciando provisoriamente a Indochina debido a las abstrusas restricciones sanitarias, abandonados a la Providencia y como forzados por la Voluntad de Dios -en la medida en que nos fue dado discernirla-, nos lanzamos a una obra dificilísima hecha para Su mayor gloria: lanzar un postulantado en una zona remotísima del África Negra, en la frontera de Malawi y Zambia, dos países que ignorábamos por completo y que apenas, si alguna vez, habíamos mencionado en alguna conversación casual.

Fueron muchos los jóvenes que nos escribieron consultando por la vocación, pero a varios les dijimos que no la tenían y a los demás los dejamos esperando ya que la burocracia covidiana mantuvo casi todas las fronteras del orbe cerradas durante interminables meses.

Finalmente, después de (y durante) muchas peripecias, inauguramos el postulantado al mismo tiempo que fundábamos una misión en un enorme territorio donde jamás vivió un sacerdote, una zona que cuenta con 104 aldeas (según la última actualización del listado). Dispuestos a dormir en carpa y a pasar impensables aventuras por Cristo llegaron los primeros tres jóvenes a discernir su vocación y a misionar. Hace unas semanas, desde Nigeria oriental, llegó el cuarto.
Uno de los cuatro, que se llama Jeremías y es un flamante abogado recibido en la UBA (Universidad de Buenos Aires), el sábado pasado, recibió su sotana, culminando así un semestre de heroico postulantado, donde vivió más aventuras por Cristo que millones personas durante toda su vida.

Marchó campo traviesa para predicar la fe entre los montes por aldeas ignotas jamás pisadas por el hombre blanco; fundó y formó un feliz monaguillado que ya da asombrosos frutos vocacionales y cultuales; aprendió bastante bien dos lenguas africanas y un poco de otras, logrando hablar y escribir bien en citumbuka y swahili y decir algo en algo en iwo, cinika y cicewa; escribió y fotografió varias de sus experiencias misioneras en textos que se viralizaron edificando a muchísimas almas y despertando consultas vocacionales que nos siguen llegando; mantuvo siempre la alegría en medio de contratiempos fuera de toda previsión; viajó a los saltos en una 4×4 entre gallinas vivas y bolsas de comida (y no una vez sino con frecuencia); ayudó a los más pobres de los pobres; fue asistente en exorcismos; estudio rudimentos de liturgia, doctrina y espiritualidad; leyó San Juan de la Cruz, Fortescue y Baltasar Gracián; armó una especie de club de atletismo; aprendió a cantar el Oficio Divino en latín; llevó la difícil economía misional (que exige una total y casi demencial fe en la Providencia); devino liturgo donde las almas no saben la señal de la Cruz; atajó mil imprevistos de lo más imprevisibles y, ante todo, buscó a seguir a Jesús por medio de la oración, la caridad y la predicación.

Finalmente, después de vivir a salto de mata y comenzar las jornadas saltando de la cama para adorar a Dios cantando las Horas y sirviendo en la Misa, llegó la anhelada hora y, ante nuestro pedido, el Obispo, gozoso, le impuso la sotana, que desde hace tres días lleva felizmente, como queriendo gritar a los cuatro vientos que no hay nadie como Dios y que vale la pena morir mil veces por Su gloria.

Oremos por su perseverancia y santificación, para que la sotana se le haga piel (y hasta costra) y por los frutos de su formación que ahora continúa.

Que la doctrina de Santo Tomás se le infiltre por las venas y la gracia del Espíritu Santo lo haga reventar de gozo sobrenatural.

¡Viva Cristo Rey!

Padre Federico Highton, SE
Misionero de Infieles

16 XI 21, África Oriental

Nuevo lenguaje: arma diabólica para narcotizar la conciencia (Padre Santiago González)



En el siglo pasado el escritor George Orwell nos dejó su obra literaria “1984”: una novela terrible de carácter profético sobre lo que podría llegar a ser una realidad autocrática a nivel mundial basada, en gran parte, en la aniquilación de la verdad objetiva suplantada por la ideología de la mentira al servicio del partido único. El medio de hacerlo era a través del cambio del lenguaje: la llamada “neo-lengua” por medio de la cual se iba transformando el mismo pensamiento de la población pasando de conceptos reales a los conceptos que interesaban al partido. Pues bien: AQUÍ y AHORA está sucediendo sin que muchos se den cuenta: el cambio lingüístico está cambiando la forma de pensar y narcotizando moralmente las conciencias. Y si cree el lector que exagero lo demostraré por medio de algunos ejemplos muy significativos:

1º: La palabra ABORTO es suplantada por “Interrupción voluntaria del embarazo”. Una palabra que define el peor de todos los crímenes (contra el que no se puede defender y se le niega el derecho a vivir) se cambia por un concepto menos agresivo al oído y más afín a lo jurídico y a lo “humano” (desde la óptica actual).

2º: La palabra MATRIMONIO es suplantada por “Pareja” que a su vez acapara a toda situación de vida en común. Una palabra que define el compromiso definitivo entre un hombre y una mujer, ambos solteros, se cambia por un concepto donde caben: novios, casados, divorciados vueltos a casar, parejas de homosexuales…; y se hace más afín a la ideología actual que pretende socavar la familia cristiana y el matrimonio natural, a la par que diluye toda diferencia entre una pareja bendecida por Dios en el santo matrimonio con una pareja que opta por vivir en pecado mortal.

3º: La palabra SEXO (referida a masculino/femenino) es suplantada por “Género”. Una palabra que define la genética humana (que es masculina y/o femenina, ya que la ciencia nunca ha demostrado que exista otro gen) se cambia por un concepto que implanta una cantidad interminable de tendencias (l, g, t, b, i, q, r…etc) en aras a sustituir la ley natural por una ley ideológica que por motivos meramente oportunistas enarbola hoy la izquierda junto a la derecha liberal. De ese modo se implanta la idea de “libre elección de género” que desplaza la libre voluntad del mismo Dios que nos da a cada uno un sexo desde la concepción.

4º: La misma palabra DIOS es suplantada por “Trascendencia”, de forma que se elimina de raíz la esencia personal de Dios para suplantarla por una mera visión del ser humano que trasciende de si mismo para seguir alrededor de si mismo. De ese modo se deja de creer en CRISTO (que es Dios encarnado) para, si acaso, creer a modo de adhesión ideológica a conceptos tales como “justicia social, ecología, sostenibilidad, humanismo…etc” y se vacía la fe de su propia esencia cayendo de forma inmediata el concepto de “Iglesia” reconvertida en ong o empresa con solo fines sociales.

Pero sigamos ahora con ejemplos más propiamente “intra-eclesiales”:

5º: La palabra MISA es sustituida por “Eucaristia”. Es decir: el fruto de la Misa, que es la Eucaristía, acapara todo el árbol. Al decir solo “Eucaristía” se suprime el carácter sacrificial de la Misa, se obvia nuestra responsabilidad moral dada por los pecados personales, se diluyen los mismos fines de la Misa, y lo que es peor: es como una invitación global a comulgar: que todos comulguen ya que es una cena de invitados. Esta sustitución, de matiz claramente protestante, es causa de innumerables sacrilegios.

6º: La palabra PECADO es sustituida por “Error”, despojando así del pecado su misma esencia que es la ofensa a Dios. No pocos teólogos opinan que quien crea poder ofender a Dios se expresa con soberbia ya que nadie es capaz de ello. Suprema contradicción: niegan que haya pecado a la vez que califican de pecado esa negación (el modernismo siempre usa un razonamiento absurdo). De ese modo se narcotiza la conciencia y ya casi nadie tiene sentido de pecado. Al eliminar la “ofensa a Dios” y desde una catequesis ridícula, por ejemplo, se impone el tópico de “faltar a Misa dominical no es pecado ya que no hago daño a nadie”…, o por ejemplo se preparan las confesiones personales obviando por completo los tres primeros mandatos del decálogo referidos a la relación del alma con Dios.

7º: La palabra APOSTOLADO es sustituida por “Diálogo”, despojando así de la misión toda la tensión positiva que afecta a la voluntad del cristiano a la hora de rezar por la conversión del hermano, ofrecerle el camino de la fe verdadera, invitarlo a bautizarse (o a confesarse, confirmarse…). De ese modo vemos como muchas misiones se transforman en acciones centradas en la promoción social de los destinatarios y reduciendo al mínimo (o a la totalidad) el sentido real del mandato de Jesús sobre las misiones: “Id por todo el mundo y bautizad…”

8º: Con la palabra INFIERNO sucede algo peculiar. No se suplanta por otra pero si se le cambia el significado dejando igual el significante. El infierno es solo intraterreno: el conjunto de todos los sufrimientos injustos que se dan en el mundo a causa de los males estructurales. Una vez escuché a un teólogo que “un exorcismo es hacer una huelga ante una injusticia ya que el diablo no existe”. Es un ejemplo representativo de lo que hoy tenemos. Ese vaciamiento del significado real provoca en muchos cristianos la falsa seguridad de la salvación eterna sin contar con la libre respuesta a la Gracia de Dios.

Conclusión: es urgente desenmascarar la estrategia diabólica de “cambiar” la verdad a través del uso falso del lenguaje, y hacerlo no solo de puertas afuera sino empezando por las palabras que usamos en la misma Iglesia. La labor destructiva empezó hace muchos años y sus efectos son ya una contundente realidad. Y, a modo de posdata añado: que dentro de poco nos saludemos con cariño con un “feliz navidad” y no con “felices fiestas” (otro ejemplo más de la perversidad nacida de esta revolución silenciosa y sutil).

Padre Santiago González