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sábado, 17 de enero de 2015

Libertad, hipocresía y sentido común (2 de 2)


7) La libertad no es un absoluto. Por eso se habla de un recto uso de la libertad, de manera que cierto tipo de "libertades" deberían estar prohibidas por la ley, entre ellas la libertad para insultar, para ofender, para incitar al odio y para difamar al prójimo y mentir.  


8) La libertad tiene unos límites que deben ser respetados. Y estos límites están marcados por la justicia. Atenta contra la justicia el que, tomando como excusa la libertad de expresión, la transforma en libertad para insultar. ¿Qué de extraño tiene, aunque no se pueda justificar, que otros usen también su libertad para impedir la nuestra si nos metemos con ellos? Es el famoso caso de las viñetas de Mahoma en la revista Charlie Hebdo.  El sentido de la existencia de los medios de comunicación de masas es, ciertamente, el de informar de las noticias que, por desgracia, son casi siempre malas ... pero su misión no es la de degradar ni la de insultar a personas e instituciones que muchos consideran sagradas. En cierto modo, se trata de un "maltrato" a infinidad de personas; un maltrato permitido por la ley que, por otra parte, tanto aboga para que no existan maltratos. Una ley que es hipócrita, pues se contradice. No se puede maltratar a las mujeres (lo que me parece de una lógica aplastante) aunque, por lo visto, no se contempla la posibilidad del maltrato de la mujer al hombre. Se puede -y, de hecho, se hace- influir en una mujer para que aborte (máximo maltrato al no-nacido) y no hay en ello ningún delito. En cambio, no se puede maltratar (en lo que estoy de acuerdo: no se debe maltratar a nadie), pero es que ni siquiera se les puede llamar la atención a aquellos medios o revistas que se dedican a "maltratar" a diestro y siniestro- a infinidad de personas a las que "hieren" en lo más hondo, blasfemando contra Dios, contra Jesucristo y contra la Iglesia, contra el Papa, contra la Virgen María, contra Mahoma, etc... Si usted no comulga con determinados modos de vivir de otras personas dígalo, con respeto, y argumente, con datos, lo que dice. Sea crítico, pero no utilice el insulto como arma, del modo en que lo hace y, bajo capa de "libertad de expresión" su tarea sea la de ofender y ridiculizar -con conocimiento de causa- a una gran mayoría que, por otra parte, no puede defenderse acudiendo a la justicia, ya que ésta daría la razón a los diarios, aludiendo a la libertad de expresión. Sería éste un buen momento para revisar la ley, sobre lo que les está permitido y sobre lo que no lo está, en los medios de comunicación. Y, por supuesto, actuar en consecuencia y con rapidez. De lo contrario, la confianza en la justicia irá siendo cada vez menor, como así está ocurriendo. 


9) ¿Qué pasa con la legítima defensa? Si alguien insulta a mi madre, ¿yo debo quedarme tan tranquilo? ¿Es eso lo correcto? Ciertamente, no lo voy a matar. Pero si él esgrime su libertad para insultarme yo puedo esgrimir mi libertad para defenderme de su insulto. Y, como ante el insulto, no caben argumentos, lo propio es el castigo. ¿Cómo escandalizarse de que el Papa haya dicho que se esperen un puñetazo si insultan a su mamá? Saco esta cita del periódico el País:


“En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común (…) Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri [organizador de los viajes papales], que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás (...) Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite (...) Y este es el límite. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá”.


Estas palabras, en el contexto en el que fueron dichas, son de sentido común, aun cuando algunos medios las hayan tergiversado, como si el Papa estuviese de acuerdo con la barbarie asesina que se ha cometido, lo que es una gran mentira, atribuyéndole intenciones que no existen.


No se trata de justificar la violencia, que nunca es justificable (tan solo si es en legítima defensa y no hay más remedio que usar de ella) sino de aplicar la justicia. E incluso la caridad, diría yo. Muy posiblemente le esté haciendo un bien a la persona que recibe el puñetazo, como respuesta por haber insultado a mi madre. Así aprenderá a pensárselo mejor antes de acudir al insulto. Mi puñetazo habría servido así como expresión de "odio al pecado y de amor al pecador",  pues aunque éste se ha visto lastimado, mayor es el daño que ha causado. Y aprenderá también que no se puede hacer uso impunemente de la libertad, pues -como ya se ha dicho- libertad y responsabilidad van unidas, de modo inseparable, como caras de una misma moneda. 

El mismo Jesucristo, que es "manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29) sin embargo, en una determinada ocasión, "se encontró en el Templo con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y con los cambistas sentados. Y haciendo de cuerdas un látigo expulsó a todos del Templo, con las ovejas y los bueyes; tiró las monedas de los cambistas y volcó las mesas. Y dijo a los vendedores de palomas: '¡Quitad esto de aquí! No hagáis de la casa de mi Padre una casa de negocios' " (Jn 2, 14-16). San Lucas escribe que les dijo: "Está escrito: 'Mi casa será casa de oración', pero vosotros habéis hecho de ella una cueva de ladrones" (Lc 11,46). No era esto lo habitual en Él, pero es muy significativo este episodio de la vida de Jesús .... ¡Y es que Jesús, además de ser Dios, que lo era, era hombre igualmente, un hombre como nosotros; siendo divino, era también humano ... ¿y hay algo más humano que defender a aquel a quien se ama y a quien están insultando en tu presencia? 

Y se impone ser realistas: con algunas personas no valen los argumentos; sólo entienden el lenguaje del castigo. Ocurre como con los niños traviesos a quienes sus padres tienen que castigar, a veces, por su propio bien, porque no tienen conocimiento. Si un niño está a punto de beber algo que es un veneno o a tocar un escorpión, ¿qué padre se pondría a razonar con él, en ese momento? Lo que haría es tirar el veneno antes de que se lo bebiera y lanzar lejos al escorpión antes de que picara al niño con su aguijón. Y, acto seguido, reprendería al niño con fuerza y le daría un palo en el culo para que no volviera a hacer más cosas semejantes. ¿Acaso la acción del padre no está movida por el amor a su hijo y está, por lo tanto, más que justificada? ¡Por supuesto que sí! Ha salvado la vida de su hijo, aunque para ello haya tenido que darle unos azotes, porque es lo que necesitaba en ese momento, y el único modo de que aprenda. Luego vendrán los argumentos, cuando el niño crezca y razone. Entonces sentirá agradecido el sopapo que le dio su padre.

Aunque en esta sociedad "buenista" e hipócrita en la que vivimos, siempre habrá gente que interpretaría ese hecho como maltratos al niño por parte de su padre. Pues muy bien: que piensen lo que quieran. Ya sabemos que esta sociedad está cada vez más loca ... y a los locos, ni caso.

En fin, se diga lo que se diga - y no importa quien lo diga- lo cierto y verdad es que no existe el derecho a blasfemar, una verdad que es elemental y de sentido común y que, sin embargo, esa revista -y otras por el estilo- se pasan por el forro, identificando -erróneamente- el derecho a la libertad de expresión con el derecho al insulto. Y, lamentablemente, con el apoyo de mucha gente que -en esto, como en tantas otras cosas- se dejan llevar por el pensamiento único impuesto por el Sistema ... ¡y así nos va! ...¡Y pasa lo que pasa!


Alfredo Urdaci

10) Lo más penoso de todo es que tal libertad para blasfemar haya sido defendida por el señor Alfredo Urdaci, director de informativos de la cadena 13TV, la cadena de la Conferencia Episcopal Española. Podemos pinchar aquí , aquí (ver vídeo, desde 2:56 a 3:20 min) y aquí (artículo interesante de Luis F. Bustamente) 

En su editorial del 8 de enero de 2015, el responsable de informativos de 13Tv, propiedad del episcopado español, afirmó que "hoy es un día para recordar que existe un cierto derecho a la blasfemia, que debemos defender, por mucho que pensemos que el ataque se dirige a algo que consideramos sagrado ... derecho que está contenido en ese derecho a la libertad de expresión que reconocen todas las constituciones de occidente". No contento con esa afirmación de defensa del derecho a blasfemar, continuó diciendo que, a su juicio, tal derecho "forma parte de la esencia de nuestra civilización".


Este señor que dice que "el derecho a blasfemar forma parte de la esencia de nuestra civilización" no  sé a que civilización se refiere. Desde luego, ese derecho no procede de la civilización cristiana ... ni de la civilización musulmana, por razones de todos conocidas. En cuanto a la civilización romana, en ninguna parte existe el elogio de la blasfemia. Quizá haya que ir a los primeros habitantes de la Península. O tal vez haya que remontarse hasta el hombre de Neandertal, que se extinguió hace 40.000 años; y este señor haya encontrado, escritos sobre piedra con letra cuneiforme, unos documentos secretos, sólo por él conocidos en donde se contempla ya ese derecho. En fin… se oyen cosas increíbles ... ¡el colmo es que tales cosas hayan sido dichas dentro de la cadena de la Conferencia Episcopal Española!. Y no pasa nada. ¿En qué mundo vivimos?

Libertad, hipocresía y sentido común (1 de 2)


Lo primero de todo es recordar una serie de verdades, que son obvias y de sentido común y que todos conocen, pero no siempre se actúa de modo coherente con ese conocimiento. Aunque especifico una serie de puntos, en realidad están todos ellos entrelazados:

1) Libertad y responsabilidad son cara y cruz de una misma moneda y, por lo tanto, inseparables


2) La libertad de la persona humana no es ilimitada. Está condicionada por su misma naturaleza como persona:

De entrada, necesitamos de una pareja humana, hombre y mujer, para poder venir a la existencia. Una vez en la existencia, tienen que pasar muchos años para poder hablar de una cierta independencia o autonomía; la cual, a su vez, está condicionada por múltiples aspectos: inteligencia, recursos económicos

3) No se puede hacer uso de la libertad para cambiar la realidad natural. Mi  libertad no puede modificar la verdad de las cosas, que son lo que son con independencia de lo que yo pueda pensar. Es el caso del aborto, el divorcio, la homosexualidad, etc, cuya realidad no cambia por más que se les cambie el nombre y se pongan el ropaje de la ley. La verdadera libertad está siempre en conexión con la verdad ... o no hay tal libertad. Dios, que es el auténtico juez, pondrá las cosas en su sitio, cuando a Él le plazca ... ¡pero lo hará!

4) Hay un componente social de la libertad, que no se puede tirar a la basura. La frase: "Mi libertad termina donde empieza la libertad de los demás" es más que una simple frase. Revela una realidad. Entre otras cosas que la libertad no es un valor absoluto, ni consiste en hacer lo que a uno le plazca. Hay que contar con la libertad de los demás. El ser humano vive en sociedad. Y esto no se puede ignorar. Enarbolando la bandera de la libertad (libertad para los que piensan de una determinada manera) se ataca a los que piensan de modo diferente; y todo ellos con el apoyo de la ley. Y el dicho: El que siembra vientos recoge tempestades también tiene actualidad. Por eso, no se entiende que la gente se escandalice y se extrañe cuando ocurren sucesos como los que ocurrieron el 7 de enero en Francia que, ciertamente, son lamentables y condenables, pero que han ocurrido porque quienes, tomando como base la "libertad de expresión", se han dedicado a insultar y a blasfemar. ¿Justifica eso el crimen de que han sido objeto? En absoluto. Pero sí lo explica. Si las autoridades actuasen contra la raíz del problema, que es la mal llamada libertad de expresión (cuando ésta se entiende como libertad de insulto) estarían actuando, al mismo tiempo, contra la violencia que tal "libertad" ha provocado. 

5) "Libertad" sólo para algunos: aquellos que piensan como lo ha dispuesto el Sistema. A los demás hay que reducirlos al silencio. "Libertad" reducida al pensamiento único. ¿Se puede llamar a eso libertad? Sólo se reconoce como libres a los que piensan conforme a lo políticamente correcto. El que piense de modo diferente, y lo manifieste, será vilipendiado, calumniado, perseguido, etc. Tremenda hipocresía ésta que sólo permite pensar de una determinada manera y condena cualquier otra forma legítima de pensamiento. Por ejemplo: ¡Ay del que esté en contra del aborto, del divorcio, de las parejas de hecho, de la homosexualidad, de la ideología de genero, etc...! Contra él todo el peso de la "ley". No así para los mentirosos, los depravados, los violentos -siempre que sean de izquierdas-, los que corrompen a los niños en los colegios con ideologías ateas y contrarias a la ley natural. Sí, porque ellos representan el progreso y la modernidad. La "ley del embudo", como puede verse, sigue teniendo vigencia y es, además, aplaudida por casi todos, debido -en gran parte- a la enorme influencia de los mass media.




6) La libertad no consiste en hacer lo que uno quiera. Esto no es la esencia de la libertad, pues ésta -como todo lo que es bueno- depende de la verdad. El conocimiento y la aceptación de la realidad es la condición primera para llegar a unas cotas de libertad que estén en conformidad con lo que verdaderamente somos: "La verdad os hará libres" (Jn 8, 32) decía Jesús. Sólo el amor a la verdad nos puede hacer realmente libres. El mentiroso, el que no llama a las cosas por su nombre, es un desgraciado y un esclavo. Así, por ejemplo, no todos tienen la misma inteligencia ni pueden elegir cualquier carrera, o incluso ninguna, si no tienen las aptitudes necesarias para ello. Tampoco todos tienen las mismas habilidades: pensemos en el dibujo, la pintura, la escultura, el atletismo, el fútbol, el tenis, el billar y un sinfín de etcéteras. Estamos condicionados y esto es bueno saberlo. Esto es estar en la verdad. Y desde la verdad es cuando podemos -y debemos- ejercer la libertad. ¿Acaso se puede decir, sinceramente, que no es libre aquel que no puede hacer una carrera que le gustaría si se sabe, con total seguridad, que no es apto para ejercerla? ¿Se puede pedir de todos que sepan jugar al billar o al tenis y que sean, además, los mejores ... o de lo contrario, ya no serían libres? ¡Eso es un disparate! ¡Pero si es de sentido común! ¿Cómo se le pueden pedir peras al olmo? La misión del olmo -la verdad del olmo- es que no puede producir peras, aunque "quisiera", pues no está dotado para ello. La producción de peras está reservada al peral. Y así con todo.