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miércoles, 16 de abril de 2025

El Valle de los Caídos. Por fin un documento firmado




Los rumores, los líos, las explicaciones, los desmentidos y las matizaciones no son más que una forma de explicar sin hacer públicos los documentos. Sabemos que el cardenal secretario de estado del Vaticano, Parolin, y el ministro de la presidencia de España, Bolaños, firmaron un acuerdo para la resignificación de todo el conjunto del Valle de los Caídos, hoy de Cuelgamuros. Acuerdo cuyo contenido desconocemos. Sí que lo hay, pero nada más.

Conocemos lo que se nos ha dicho: que se garantiza la permanencia de la cruz, y que seguirán la comunidad benedictina y el culto en la basílica. Lo que se nos ha dicho. Pero nos falta mucha documentación que aclare lo que llega en rumorología. Por ejemplo, lo que hacía referencia al prior, P. Santiago Cantera, cuya salida del Valle, según él mismo, les fue impuesta, que sería bueno saber por quién.

También sabemos que hubo filtraciones de las notas o cartas intercambiadas entre el ministro Bolaños y el cardenal Cobo, pero no el contenido exacto de las mismas.

Es decir, hay un acuerdo Parolin - Bolaños, del que no conocemos más que la existencia, y un intercambio Bolaños - Cobo que más de lo mismo.

Ayer hemos podido conocer el primer documento oficial sobre el asunto: el pliego de condiciones para la resignificación del Valle de los Caídos. Esto no son rumores ni explicaciones generales.

Entre otras cosas en este pliego podemos leer lo siguiente:

El pasado 4 de marzo de 2025 se suscribió un Acuerdo entre los representantes de la Iglesia Católica y del Gobierno de España, representado este último por el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, por el que se estableció el alcance de los proyectos, que deberán respetar los siguientes grados de intensidad de la intervención.

Es decir, que todo lo que se va a llevar a cabo, especialmente en la basílica, está aceptado por los representantes de la Iglesia católica, se supone que es lo firmado con Parolin.

1. En el interior de la Basílica, el Altar y las bancadas adyacentes se conservarán como espacios destinados al culto religioso. Por ello, las intervenciones para la resignificación de carácter artístico y museográfico no alcanzarán dichos espacios.

Altar y bancadas adyacentes. ¿Dos, tres, cinco, doscientas?

2. El resto de los espacios del interior de la Basílica (vestíbulo, atrio, espacio intermedio, nave desocupada, cúpula (pero sin Altar) y capillas del Santo Sepulcro y del Santísimo) no están destinados al culto y podrán ser objeto de intervenciones de naturaleza artística y museográfica para la resignificación del lugar. Dichas intervenciones serán compatibles con la celebración de actos de culto en el espacio del Altar y de las bancadas adyacentes.

Sigo. Según el acuerdo firmado con la Iglesia, eso al menos dice el gobierno, todo lo demás no está destinado al culto. ¿No está destinada al culto la capilla del Santisimo?

3. En el exterior de la Basílica, en el ámbito de la gran plaza/explanada, se ubicará el centro de interpretación. Se recomienda explorar los condicionantes físicos del subsuelo para su posible implantación bajo rasante.

Como no conocemos todos los documentos, a uno le vienen a la cabeza unas cuantas preguntas. Por ejemplo, ¿lo de dejar reducida la basílica al altar y unas cuantas bancadas adyacentes, cargándose hasta la capilla del Santísimo, lo ha aceptado la Iglesia o es una triquiñuela más del gobierno? ¿La salida del P. Cantera fue algo normal de cambio de comunidad (si puede ser considerado normal saltar por encima del voto de estabilidad) o una imposición de quién y para qué? ¿El acuerdo Parolin - Bolaños es una simple concesión de la iglesia o contempla algún tipo de contraprestación como es normal cuando hay acuerdos? ¿Y en ese caso, qué ha ofrecido el gobierno? ¿Cuál es el contenido de las notas intercambiadas Bolaños - Cobo?

Estoy convencido de que con los documentos en la mano todo quedaría claro. Y hoy por hoy lo único por escrito y con acceso público son las bases para el proyecto de resignificación, en las que se dice claramente que la basílica queda reducidísima a un altar y unos bancos. No dejan ni la cúpula. ¿Esto lo ha aceptado expresamente la Iglesia como se dice en el proyecto? Si es verdad, que nos digan a cambio de qué, si es que hay un “de qué". Si no lo es, lo desmientan.

Jorge González Guadalix

sábado, 22 de marzo de 2025

Tres años más de matraca sinodal



Seamos claros. El sínodo de la sinodalidad ha suscitado en la santa madre Iglesia un interés del todo descriptible: escasísimo. Desde el primer momento. Y cada vez menos. Evidentemente es defendido con mayor o menor convencimiento por todos aquellos que lo llevan en el sueldo: secretaría general, obispos… A ver qué remedio queda. No va a decir un obispo abiertamente, salvo rarísimas y valientes excepciones: Müller, Zen, Sarah… que todo es un despropósito. Si toca sínodo, toca sínodo y, por lo menos, habrá que cumplir por la cosa de la obediencia debida, aunque no sé si mal entendida, y para que en Santa Marta no digan que tal obispo es poco sinodal. Cumplir. Al menos.

Si de verdad nos creyéramos la milonga de la sinodalidad ya tendríamos que haber abandonado el proceso. Casi desde el inicio. Porque si lo de la sinodalidad es conversar con el pueblo de Dios, este pueblo soberano, que además de sentido de fe tiene el tan importante al menos sentido común, ha dejado claro, en forma de no asistencia y de eclesial pasotismo, que esta historia le importa un comino. Pues en lugar de acabar con este fiasco, tres años más. Ya saben eso de que “si no quieres caldo, tres tazas".

El pasado sábado, día 15 de marzo, se publicó en el boletín de la santa sede, una “Carta sobre el proceso de acompañamiento de la fase de implementación del Sínodo «Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión»". Por cierto, después de aprendernos la palabra sinodalidad, ahora toca aprender “implementación". Nueva palabreja de moda.

Nos dicen en la carta que desde ahora mismo y hasta octubre de 2028 -tres años y medio- nos toca implementar, dos años aproximadamente, un año de evaluar por diócesis, conferencias episcopales y continentes, para acabar con otra gran asamblea en el vaticano en octubre de 2028.

La impresión que tiene uno es que andamos escasitos de ideas, así que para una cosa que se nos ha ocurrido, y a falta de algo mejor, vamos a estirar el chicle otros tres años a base de hacer lo que hacemos siempre y con el mismo escaso resultado que de costumbre: reuniones y más reuniones para poner en común qué estamos haciendo y evaluar e implementar todo lo implementable.

Lo del sínodo ni es dogma de fe ni magisterio extraordinario. Es una ocurrencia, bien es verdad que del santo padre, y uno se siente en su derecho de opinar. Más aún cuando el sínodo quiere escuchar al Pueblo de Dios y además se nos repite que en la Iglesia cabemos todos.

Tres años más de matraca sinodal. Me temo que cada vez con menos interesados. Pero bueno, mientras implementamos, evaluamos en parroquias, diócesis, conferencias y continentes, al menos estamos entretenidos.

Jorge González Guadalix

martes, 1 de agosto de 2023

La primera, en la frente (P. Jorge González Guadalix)

 



Tres noticias, y saquen ustedes las conclusiones.

La primera, en la frente. Porque leo en este portal que una de las personas que van a dirigirse a los jóvenes en la JMJ de Lisboa es nada menos que el P. James Martin, S.J., conocido suficientemente por sus posiciones heterodoxas en torno a la doctrina católica sobre la homosexualidad. Les dejo un resumen según recoge en la noticia este mismo portal: Martin enseña que la Biblia se toma fuera de contexto al hablar sobre homosexualidad. Cuestiona los juicios morales de la Escritura. Asegura que el Catecismo de la Iglesia Católica puede contribuir al suicidio de los homosexuales. Igualmente sostiene que los fieles LGTBI no están obligados a practicar la castidad. También ha apoyado a una organización que está a favor de la transexualidad infantil. Acusó a la Iglesia de tratar a los homosexuales como leprosos.

La segunda, también va de la JMJ de Lisboa. Leo en Infovaticana que para muchos jóvenes ha causado estupor que ayer mismo, en la misa para jóvenes españoles, celebrada en Estoril, a la que asistieron más de 30.000 peregrinos españoles y fue concelebrada por 64 obispos españoles y más de 900 sacerdotes, la comunión se distribuyera en cuencos de plástico de Ikea, a los que ni siquiera se habían molestado en quitar la etiqueta, y tapados por un plástico cutre.

Leemos en Infovaticana: “Según fuentes cercanas a la organización del evento, esta iniciativa buscaba transmitir un mensaje de humildad y sencillez, invitando a los jóvenes a reflexionar sobre el valor de los elementos materiales en la liturgia". Sin embargo, esta elección no estuvo exenta de polémica, ya que algunos consideraron que se trataba de una falta de respeto hacia los símbolos sagrados.

Ante las críticas, los organizadores de la JMJ han aclarado que "esta decisión fue tomada de manera consensuada y en pleno acuerdo con las autoridades eclesiásticas. Además, han destacado que la intención era promover un diálogo abierto y una reflexión profunda sobre la importancia de la fe y la espiritualidad en la vida de los jóvenes". Pueden ir unidas sencillez y dignidad sin problemas. En muchas parroquias todavía conservamos y utilizamos los ciborios con tapa que se emplearon en la la JMJ de Madrid.

Y hablando de la JMJ de Lisboa, no tienen desperdicio las palabras del obispo auxiliar de Lisboa, responsable máximo de la JMJ y recién designado cardenal: “nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia católica ni nada de eso, en absoluto".

La tercera en el pecho, porque hace pocos días hemos conocido los nuevos nombramientos de la diócesis de San Sebastián para el próximo curso. Ha sorprendido este: Adscrito a la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, de Beasain: Pbro. D. Juan Cruz MENDIZABAL IRIZAR. Parece que monseñor Fernando Prado es más misericordioso que monseñor José Ignacio Munilla, que tras la condena de D. Juan Cruz en un proceso canónico, tomó las medidas cautelares precisas, entre las que estaban la prohibición de «estar con menores si no es presencia de otro adulto», así como el «ejercicio .público del ministerio sacerdotal.

Estamos como queremos.

sábado, 26 de enero de 2019

Ocurrencias eclesiales (Padre Jorge)




No tenemos las ideas claras en absoluto. Me temo que ni los laicos, los curas, los obispos y hasta el santo padre. Al menos, la impresión que muchos tenemos es que no sabemos muy bien por dónde tirar. Por otra parte, no vamos a estarnos quietos cuando las cosas, seamos claros, no van del todo bien. El número de católicos no aumenta, y si lo hace es solo por los movimientos naturales de población, y nos encontramos con el espeluznante dato de que, en Hispanoamérica, por ejemplo, el porcentaje de católicos baja de manera escalofriante. En Panamá, por ejemplo, apenas llegamos al 60 %. Otras naciones ya bajaron el listón del 50 % hasta llegar al apenas 37 % de Honduras.
En España tenemos datos muy preocupantes. Un descenso en la práctica religiosamuy generalizado, sangrante escasez de vocaciones que hace que muchos sacerdotes, especialmente en algunas diócesis estén sobrecargados y estresados, cierre de conventos contemplativos a ritmo de uno al mes, y, si quieren, hablamos de la situación especialmente preocupante del catolicismo en País Vasco y Cataluña.
Evidentemente, algo hay que hacer.  
De momento, como ni sabemos ni queremos entrar en el fondo, me parece que aquí todos tenemos mucho miedo, andamos sobreviviendo a base de ocurrencias.Ya saben, eso de qué podíamos hacer, se me ha ocurrido, qué tal si convocáramos, a lo mejor esto resulta. Últimamente estamos muy preocupados por el medio ambiente, la solidaridad, los refugiados y, en Madrid, por ejemplo, la violencia de género. Todo esto sirve para salir en la prensa, que nos digan “mira qué majos”, y llevarnos nuestros minutos de gloria y publicidad, que no para otra cosa.
Ocurrencias a todos los niveles. Aparentemente grandiosas, pero sin más resultado que aire y humo. ¿Recuerdan que hace poco tuvimos en Roma un sínodo sobre los jóvenes? ¿Y? ¿Recuerdan que en Madrid, hace algunos años tuvimos un sínodo diocesano y hace menos años un plan diocesano de evangelización? ¿Y? Son ejemplos. Ya saben, se nos ha ocurrido. Ni remontan las vocaciones, ni se llenan los templos, ni nos toman más en serio, pero hemos hecho cosas.
A mí tampoco se me ocurren cosas. Qué se le va a ocurrir a un cura prácticamente de aldea. Otros hay con más preparación, más experiencia y una ordenación episcopal que para algo es. Ya quisiera yo tener la piedra filosofal y la clave para la conversión planetaria al evangelio de Cristo en el seno de la Iglesia católica.
Cuando no tenemos las ideas claras, y no las tenemos, a mí lo único que se me ocurre es agarrarnos a lo de siempre, a la gracia, cuidar la fuerza de la gracia en nuestras parroquias y comunidades, dejarnos de ocurrencias y vivir en lo seguro.
No obstante, me atrevo a sugerir algunas cosas, sabiendo, cómo no, que uno hace lo que puede, pero que es Dios es el hará crecer y fructificar a su Iglesia su así es su voluntad.
- Cuidar muchísimo la eucaristía. Que cada día se celebre en nuestras comunidades y se haga bien, es decir, respetando la liturgia hasta en los detalles pequeños.
- Colocar la adoración eucarística en el centro de la vida de oración de cada comunidad.
- Facilitar el acceso al sacramento de la reconciliación.
- Orar. Liturgia de las horas. Santo rosario.
- Una formación católica, que incluye por supuesto, todas las catequesis, con base FUNDAMENTAL en el catecismo de la Iglesia católica.
Esto no nos puede faltar y, si es posible, a diario.
Y si no se nos ocurre nada más, pues qué se le va a hacer. Pero esto hay que garantizarlo. Es facilito: yo no sé qué hacer y cómo hacer para superar esta crisis de fe y de pertenencia a la Iglesia. Así que, mientras veo una solución o llega alguna posibilidad de algo, misa, sermón, rosario y exposición, que decían los curas antiguos, y un poquito de confesionario.
Oiga, que faltan muchas cosas. Ya lo sé. Ya se me ocurrirán. O mejor no.
 Padre Jorge

jueves, 23 de agosto de 2018

Inmatriculaciones: Vuelve la burra al trigo y ahora con mofa, befa y mucho cachondeo (Padre Jorge)



Insistencia, cachondeo, tocada de narices, befa, mofa, burla y añadan más adjetivos. Nos vamos a quedar cortos.
Es inútil tratar de explicar lo que todos conocen perfectamente, es decir, que la inmatriculación de un bien no es otra cosa que la inscripción por primera vez del mismo en el correspondiente registro de la propiedad y que lleva a cabo o desde la escritura que garantiza el dominio, o en caso de su inexistencia, a través de un expediente de dominio, que, entre otras cosas, exige información pública, apertura de posibles comparecencias y la no oposición de cualquiera que pudiera estar interesado.
Un expediente de dominio lo puede iniciar cualquier persona física o jurídica que entienda tiene derecho sobre una determinada propiedad. Por tanto, lo pueden iniciar Pepito López, María Gómez, la diócesis de A., la asociación B., el ayuntamiento de X o el banco de Y. Cosa sea del registrador de la propiedad correspondiente comprobar que se han hecho correctamente, de acuerdo a la ley, todos los trámites y en consecuencia apruebe o no la inscripción del bien en el registro de su cuidado.
Periódicamente surgen voces empeñadas en deslegitimar a la Iglesia en lo que sea. Aquí todo bicho viviente (con absoluto respeto a los mismos) tiene derecho a inmatricular sus bienes por expediente de dominio en los casos que así lo requieran, menos la Iglesia católica, sospechosa per se de infamia, latrocinio y malas artes.
Han intentado por todos los medios levantar las inmatriculaciones poniendo en duda cosas tan chuscas como que la Iglesia católica, en la persona de la diócesis de Córdoba, sea la legítima propietaria de la catedral. No hay manera. Se han dedicado, agitados por algunos clérigos, a proclamar eso tan mono y a la vez tan gilipollesco de que ermitas, templos y casas parroquiales son de un tal “pueblo” que ni sabemos quién es, ni tiene CIF ni paga impuestos, y que acaba siendo el ayuntamiento del lugar.
La última maldad, no es ninguna chorrada, es que el gobierno de España ha decidido publicar la lista de los bienes inmatriculados por la Iglesia desde el año 1998. Y aquí es donde me reservo el derecho de patalear, quejarme, ponerme en jarras y decir que estoy hasta las narices de que contra la Iglesia todo valga. Me explico.
Para empezar, tengo mis dudas de que la cosa sea legal. Es verdad que el registro de la propiedad es público, pero no es menos cierto que el acceso a sus datos se haga a través de unos trámites. Que así, de repente, se hagan públicas listas con lo inmatriculado por la Iglesia me parecería, al menos, un cierto abuso.
Supongamos que sea legal, o que lo hagan legal a golpe de decreto ley, a lo que parece se van aficionando. Yo lo que pido es una lista de todos los bienes inmatriculados a través de expedientes de dominio EN TODA ESPAÑA desde esa misma fecha. Seamos transparentes. TODOS. Los haya inmatriculado la Iglesia, un ayuntamiento, un partido político, un sindicato, un político del PP, del PSOE, de Ciudadanos, de Podemos, de Falange española o del partido maoísta. TODOS. ¿Por qué solo de la Iglesia? ¿Es que la Iglesia es sospechosa y los demás gente de probada bonhomía? Publiquen TODOS.
Más aún, o ítem mas que dirían los latinos. Se nos prometió en aras de la transparencia que todos tendríamos conocimiento de los nombres de todos los beneficiados en las amnistías fiscales. El propio presidente del gobierno, el señor Sánchez, así lo repitió en diversas ocasiones. Pues donde dije digo, digo Diego, que ahora resulta que no por la cosa de la privacidad.
Es decir, que los mismos, usease el gobierno, que velan por la privacidad de los beneficiados por las amnistías fiscales, pasan de cualquier privacidad si se trata de ver la forma de sacudir a la Iglesia en todo el bonete.
Lo tenemos crudo como Iglesia. Muy crudo. Pero no es momento de achantarse. Nos toca ser fieles ¡ay lo que llevamos pasado en las últimas semanas!, y nos toca defender los derechos de la Iglesia, también legalmente. Antes nadie dudaba de que una ermita era de la iglesia. Ahora no te reconocen ni la propiedad de la catedral primada. Así que no queda otra que arreglar papeles y poner las cosas en orden.
Por cierto, pionero fui en estas cosas. Hace veinte años ya arreglé la situación legal de las fincas propiedad de la parroquia en la que entonces servía. Y lo hice, entre otras cosas, por la experiencia en otros lugares de que lo que era de la parroquia de siempre, misteriosamente iba pasando a engrosar el inventario de propiedades municipales.
Padre Jorge González

viernes, 13 de julio de 2018

Ateísmo y derechos humanos (Padre Jorge)



Alguna vez ya he afirmado que nuestras generaciones más jóvenes andan bastante peces en historia, y especialmente en historia del siglo XX, y la poca que conocen suele estar bastante manipulada. Esto de la manipulación tiene arreglo a base de leer y contrastar, pero eso supone dejar un rato el teléfono móvil para agarrar un libro.
Lo que sí les llega a los jóvenes, a través de los medios más a su alcance, como algo de televisión y, sobre todo, las redes sociales, son las supuestas maldades de la religión y, de manera particular, los horrores de la iglesia católica, culpable, como todos sabemos, de los horrores de la inquisición, que en España causó, para los más exagerados, un número de víctimas mortales que fueron poco más de 5.000.
Es igual. Iglesia mala, luego abolir la religión es un bien social.
En Europa de manera especial tenemos experiencia de los resultados de abolir la religión para conseguir un estado de bienestar superior para todos los ciudadanos. Rusia es un ejemplo palmario. La revolución de 1917 entre otras cosas decidió abolir todo lo religioso. Me pregunto si gracias a eso Rusia se convirtió en un país más solidario, más justo, más benévolo, democrático y tolerante.  
Hartos estamos de conocer las barbaridades del nazismo en Europa. Los muertos que podemos atribuir a Hitler, nada religioso por cierto, están en torno a los seis millones de judíos, además de otros colectivos. Un horror, pero nada comparable con los cien millones de muertos por el comunismo: 20 millones en la Unión Soviética, 65 millones en la República Popular China, 1 millón en Vietnam, 2 millones en Corea del Norte, 2 millones en Camboya y más.
Pero es que además de los muertos, será interesante comparar algunas realidades en países de tradición cristiana y en los oficialmente ateos.
Democracia. ¿Dónde hay una democracia más asentada y real? ¿En la Europa cristiana o en Rusia, Cuba, China, Corea del Norte, oficialmente ateos? ¿Dónde mayor respeto a los derechos humanos? ¿Dónde mayor libertad de prensa? ¿Dónde mayor consideración a los homosexuales? ¿Dónde un mayor desarrollo cultural?
¿Por qué no pensamos en los frutos del comunismo en España en los años treintadel pasado siglo cuando supuestamente en nombre de la libertad se llevó a cabo un terrorífico genocidio contra la religión que se tradujo en miles de sacerdotes y religiosos asesinados y miles de templos destruidos?
Pues como somos memos, y del todo, hay gente que sigue tragándose el camelo de que el problema para el desarrollo de la civilización está en la iglesia católica.Pues nada, viva Rusia, viva Stalin, viva Lenin, viva Mao.
Siempre habrá algún cantamañanas o manipulador profesional que intente convencernos de las delicias de vivir en Cuba, Rusia –hoy si, hoy ha cambiado-, Venezuela o Corea del Norte. Me hace gracia contemplar año tras año a los homosexuales haciendo burla de la Iglesia católica, cuando en los únicos paises donde montar sus saraos son justo en los países católicos. Que lo intenten en Rusia, Cuba o Corea del Norte.
Con la historia en la mano, con los datos a la vista, pensar que el fin de la religión es sinónimo de democracia y libertad, es simplemente una barbaridad. Pero bueno, los hay que lo siguen vendiendo, sus intereses tendrán. Lo raro es que alguien lo compre.
Padre Jorge

miércoles, 20 de junio de 2018

Me río de la actual libertad de expresión (Padre Jorge)



Es cansado escribir y vivir contra corriente. El caso es que todos proclamarán y afirmarán con la mejor sonrisa que, por fin, hemos llegado a la libertad, la solidaridad, el nuevo paradigma, la conquista de la liberté, égalité, fraternité. Pobre de aquel que ose afirmar lo contrario. Será tachado por todos los medios, absolutamente todos, por lo civil y por lo eclesiástico, de troglodita, insolidario, fascista, sobre todo facha, y, en lo religioso de ultra conservador, cosa que me trae bastante perplejo, ya que para empezar no sé qué cosa sea lo de progresista, moderado, conservador y ultraconservador, ni los matices que tales adjetivos conllevan.
Aquí la libertad de expresión existe siempre y cuando sea a favor de corriente, es decir, nuevo orden mundial en lo político, new age setentera en lo religioso, mucho espíritu del sesenta y ocho, que hay que jorobarse después de cincuenta años, y una apuesta decidida por la ideología de género.
No me importa poner ejemplos. Total, con sesenta y algunos y párroco rural, si en algo voy creciendo, además de en peso, que no sé si en gracia, es en libertad para decir lo que pienso, aun sabiendo que lo que pienso no es lo que se lleva, pero es lo que pienso y digo yo que si vivimos en libertad, fraternidad, igualdad y respeto, lo mismo hasta se me aplica y acabo llevándome una sorpresa.
Por ejemplo, lo del barco de Valencia. ¿Y si les digo que el espectáculo me ha parecido bochornoso? No me ha gustado el espectáculo, no me ha gustado el muy posible efecto llamada, no me gusta que la gente tras este efecto llamada se lance al mar como sea y tengamos más muertos. No me gustan las televisiones y los medios de propaganda mientras en Andalucía siguen entrando. No me gustan que nuestra Iglesia haga caso omiso de las advertencias de los propios obispos africanos sobre el tema. ¿Sigo? Sigo. No me gusta que mientras clamamos por la acogida a refugiados todos tengamos nuestro coche y nuestra casa bajo llave.
Por supuesto que todos somos solidarios. Otra cosa es cómo serlo. 
Hoy el tema del día, además de esto, ha sido lo de sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos. No me gusta. Sacar a Franco es el primer paso para reconvertir la basílica y todo el complejo del Valle en Centro de Memoria Histórica. Ya sabemos que la cruz se considera parcial y ofensiva para algunos. Por tanto, el asunto es sacar a Franco y luego todo lo demás. Una cruz menos. Una basílica menos. Los benedictinos, por supuesto, fuera. Miedo me da.
Me juego el dinero. Pero no me aguanto las ganas de decir que lo de la ideología de género me parece una barbaridad, y que una cosa es que las personas con tendencias homosexuales sean respetadas, que lo son, y otra la tiranía de género, denunciada hasta por el papa Francisco.
No voy a seguir porque no merece la pena. Supongo que si digo que en las cosas de la fe y la moral soy decidido partidario del catecismo sin medias tintas, acabaré de jorobarla. Es más, no hace falta que nadie me dé argumentos. Basta con tacharme de fascista y ultra conservador.
Esto es la libertad de expresión de hoy. O a lo mejor estoy exagerando… Se lo preguntaré a algún buen sacerdote cuyo nombre me está viniendo a la memoria. 
Padre Jorge

sábado, 2 de junio de 2018

Para acabar con la Iglesia no necesitamos ayuda. Nos bastamos y sobramos (Padre Jorge)



Amigos me llaman esta mañana preocupados por la deriva de la política española ahora que estamos viviendo un cambio en la presidencia del gobierno que supone un evidente giro hacia la izquierda (y eso que ya lo de derecha e izquierda parece superado por otras cuestiones).  
Me dicen que nos pueden pasar cosas. El problema es que no sé si buenas o malas.
Tenemos sin problemas aborto, eutanasia, ideología de género. La economía que parece lo único que va medio decentemente, no consigue que sus frutos lleguen a los más débiles. No voy a seguir. Todos saben cómo están las cosas.
¿Y qué va a pasar con la Iglesia? Supongo que pocas cosas. Hace tiempo que las ofensas a los católicos están saliendo gratis y la desaparición de lo religioso de la vida pública va siendo un hecho. Podrían plantear tal vez quitar la crucecita de la declaración del IRPF, suprimir la enseñanza concertada. A lo menor nos hacían un favor. ¿Un favor? Sí, un favor.
Comenzamos por la crucecita del IRPF. Madrid es la diócesis que menos dependencia tiene de ella. Nos autofinanciamos en casi un 90%. Más lo sufrirían otras diócesis, muy especialmente las catalanas. Oigan, habida cuenta cómo están allí las cosas, lo mismo nos hacían un favor.
Si hablamos de enseñanza católica, buena parte de ella concertada, uno se pregunta para qué la queremos, porque los datos estadísticos hablan de que la enseñanza católica, en su gran mayoría concertada, atiende un total de más de un millón doscientos mil alumnos. A su vez, sabemos que la mitad de los jóvenes españoles no son creyentes.
No se trata solo de enseñanza. Según datos de la campaña “Por tantos” más de cuatro millones de personas han sido atendidas en centros de la Iglesia católica. Cáritas afirma que más de tres millones y medio de personas han pasado por sus servicios.
A lo que voy. Un millón doscientos mil alumnos. Tres millones y medio atendidos en Cáritas. Un 60 % de niños bautizados. Otros tantos que hacen su primera comunión con no menos de dos años de catequesis.
El fruto de nuestros desvelos, de nuestra buena voluntad, de nuestras tareas y actividades, es el de una España en la que más del 50 % de los jóvenes no son creyentes, y donde apenas un 70 % de la población española se considera católica, y bajando, cuando hace cuarenta años ese porcentaje pasaba del 90 %.
¿Y todavía nos preocupa lo que nos puedan hacer? Si fueran listos, dejarnos como estamos. Nos hemos acostumbrado a la tibieza, a comer cada día, a una pastoral sin ilusiones, a un hacer sin complicarnos la vida, a buscar la comodidad y huir de cualquier enfrentamiento. Lo mismo si nos persiguieran de verdad reaccionábamos. Hasta ahora simplemente nos vamos acomodando.
Si los agnósticos y los laicistas fueran listos, dejarían las cosas como están:crucecita para que no nos falte el rancho, subvenciones a colegios que tienen buen nivel, salen baratos al estado e ideológicamente acatan todo, dejarnos con nuestras procesiones folklóricas que atraen turistas, aprovecharse de una Cáritas que tapa las vergüenzas de unos gobiernos que hablan de pobres mientras pasan de ellos, y palmadita en la espalda agradeciéndonos el diálogo y la tolerancia, es decir, que vivamos en permanente exposición de la retaguardia so capa de necesidad de entendernos.
¿Y todavía tenemos miedo de lo que nos puedan hacer? Tranquilos. Para cargarnos la Iglesia no nos hace falta nadie. Nos bastamos y sobramos.  
Padre Jorge González Guadalix

domingo, 28 de enero de 2018

A lo mejor nos estamos equivocando con lo de la opción preferencial por los pobres (materiales, claro) [Padre Jorge González]



En la Iglesia, como en tantos otros sitios, hay axiomas que se aceptan porque sí y Dios te libre de llevar mínimamente la contraria. Me da igual quién inventara lo de la opción preferencial por los pobres, si fue Puebla o Medellín, el Vaticano II o los documentos de Aparecida. Me da igual, incluso, quién lo siga diciendo hoy.

Pasarnos el día con la cosa de los pobres y de la opción preferencial por los excluidos no es, a mi modestísimo y escasísimo entender, otra cosa que falsear el evangelio y dejar los problemas de nuestro mundo sin resolver.

Es falsear el evangelio, que comienza exhortando a la conversión: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio», y acaba enviando a los discípulos a predicar y bautizar: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará».

El mensaje evangélico, pues, es una llamada a la conversión y una urgencia en la predicación de la buena nueva para la salvación de los hombres. Me impresionan estas últimas palabras de Jesús, sobre todo pensando en lo que significan siempre las últimas palabras de alguien. Son el resumen, la síntesis de la vida y la enseñanza: predicación y bautismo. Convertir el evangelio en un simple estar preferentemente con los pobres, es falsear la doctrina, a no ser que estemos convencidos de que la mayor pobreza es la falta de fe. Entonces sí.

Y luego, en lo de resolver o no los problemas de nuestro mundo, hay un pequeño detalle que no podemos obviar desde la fe: y es que los humanos, desde nuestra concepción, estamos tocaditos por una cosa llamada pecado original, aunque sea de mal gusto recordarlo. Esto, lo que quiere decir, es que las personas estamos, por naturaleza, por pecado, inclinados al mal. Y como estamos inclinados al mal, haremos el mal, va en nuestra naturaleza, a no ser, ATENTOS, que nos convirtamos a Jesucristo.

La gente que se convierte DE VERDAD a Cristo es gente justa, equitativa, bondadosa, misericordiosa, y evidentemente solidaria con el débil. Por eso, si queremos un mundo de verdad justo, solidario, amable no queda más remedio que anunciar el evangelio, urgir a la conversión, recibir el bautismo y cambiar, en consecuencia, de vida. Entonces sí. Pero si no es por ese camino, todo quedará en postureo, que se dice ahora, bonitas palabras y foto en la prensa, porque lo de estar con el pobre siempre vende.

Por eso digo que nos equivocamos en el planteamiento superficial de ese “estar con los pobres” tan y como hoy lo entiende y lo practica mucho católico de tan buena voluntad, como escasez de teología. No. La clave no es estar con los pobres, y menos entendiendo pobreza como algo simplemente material. Por cierto, hay siete obras de misericordia espirituales. La clave está en predicar la conversión y volver a las gentes a Cristo, a la santidad. No hay un solo santo que viva al margen de las necesidades de sus hermanos. Pero sí conozco a mucho charlatán de la cosa de los pobres que vive como rico, hace lo que quiere, se lucra de su organización, se aprovecha para su personal medrar y encima te da lecciones.

¿Y si les dijera que donde más se hace por la causa de los pobres es en el confesionario…?


Padre Jorge González

viernes, 10 de noviembre de 2017

Monseñor Novel: Huelga, sí ... pero a la japonesa (Padre Jorge)



No me negaran que monseñor Novell, actual obispo de Solsona, es, cuando menos, peculiar. Hace unas semanas pudimos ver a monseñor votando en el ilegal referéndum del 1 de octubre. Quizá pudieron pensar que había llegado al tope de sus insensateces. Je. Pero qué ingenuos.
Hace un par de días lo hemos descubierto sumándose a la huelga o lo que sea a favor de la independencia, en contra del 155, a favor de la república catalana o en contra de lo que sea menester. Parece que la adhesión a la huelga consistió en el cierre de las oficinas del obispado y del museo diocesano, al menos oficialmente. Y digo esto, porque uno no descarta que llevara consigo cosas como supresión de misas, cierre de parroquias o clausura de confesionarios, aunque en esto parece que la huelga es permanente.
Los católicos, especialmente sacerdotes y no digamos obispos, estamos para otras cosas. Para anunciar el evangelio, para convertir las almas a Cristo, para predicar la misericordia, para dejarnos alma, vida y corazón en la causa del Reino de Dios. La situación de la fe en España en general, y en Cataluña en especial, y no digamos en Solsona, es dramática. Pues ya lo ven, en medio de esta situación, la gran ocurrencia del obispo es adherirse a una huelga con evidente contenido político.
Estoy de acuerdo en que puede haber cosas que realmente nos urjan en la causa de Jesucristo: la descristianización, el abandono de la fe, la disminución de la práctica religiosa en general, la legitimación del aborto como derecho, la corrupción económica y política, leyes de ideología de género, la eutanasia que está llegando, la pobreza que sigue, la violencia y la guerra… ¿Sigo?
Pues bien, quizá en estos casos sea obligación de conciencia de obispos y sacerdotes lanzarse a la huelga general… pero a la japonesa. Es decir, están las cosas de tal modo y manera, que no podemos limitarnos a una misita celebrada de cualquier manera, una predicación de tópicos, las reuniones de siempre y un ratito de despacho. No puede ser, si realmente nos urge el celo por las almas, limitar nuestra vida pastoral a unos reducidos horarios, media hora de misa, despacho a días alternos, y mejor si lo hacen laicos, y poca cosa más.
Cuando vemos languidecer a nuestra Iglesia del alma, nos queda vivir en la más decepcionante resignación o echar dos narices al asunto, lanzarnos a la huelga a la japonesa y no cansarnos de predicar, celebrar, convocar convencidos de que mientras haya una sola persona que no acoja a Cristo en su vida, no podremos descansar un minuto. Más aún, y si todos se convierten a Jesucristo, entonces será el momento de cuidar esas vidas para que crezcan incansablemente en santidad.
¿Huelga nosotros? ¿Brazos cruzados? ¿Con un mundo que sufre, que no conoce a Cristo, que vive en a indigencia moral? ¿De huelga? ¿Cerrando despachos, museos, iglesias? ¿Nos hemos vuelto locos? La única huelga que se nos permite, o mejor se nos exige, es a la japonesa, una huelga de celo que no nos deje tranquilos ante las necesidades de la gente.
Ya lo ven. Así estamos y el obispo de Solsona huelga por el derecho a decidir y la estelada. Este chico, con todo respeto, monseñor, no está bien. 
Padre Jorge

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Reacciones a la corrección de los sesenta y dos. El insulto como contra argumento (Padre Jorge)




Pasó lo que se sabía podía pasar. Desde hace tiempo, especialmente desde la publicación de “Amoris Laetitia”, la cosa está entretenida. Y esto no me lo van a negar. Amoris Laetitia ha conseguido el nada despreciable logro de hacer que, no ya obispos y cardenales, sino conferencias episcopales, mantengan posturas diametralmente opuestas sobre el acceso a los sacramentos de los católicos que rompieron su matrimonio canónico y viven una posterior unión more uxorio. Por ejemplo, Wuerl y Burke. Por ejemplo, Malta y Polonia.

Carta hubo con preguntas, las famosas dubia, que aún están esperando respuesta.Se habló de algún tipo de “corrección formal” al santo padre por parte de algunos cardenales. Lo que sí ha ocurrido ha sido una corrección que un grupo de intelectuales católicos ha hecho llegar a Francisco dese su convicción moral que debían hacerlo. Están en su derecho. Si una persona o grupo cree en conciencia que debe dirigirse al santo padre, a su obispo o a quien sea para manifestarle algo, hágalo con su firma.

Me ha resultado interesante la catarata de reacciones al escrito de estos intelectuales. Especialmente porque aún no he leído argumentos en contra, sino apenas una ametralladora de adjetivos y descalificaciones que yo creo más bien descalifican a quienes disparan.

Hubiera deseado un debate serio. La carta de los sesenta y dos intelectuales es indudablemente un texto de peso. No es afirmar por afirmar. Cada una de sus “correcciones” viene avalada por una profunda reflexión que se elabora a partir de innumerables textos de la Escritura y el Magisterio. Para nada un texto superficial. Para nada algo a vuelapluma.

Las reacciones son, naturalmente, de varios tipos. Una inmensa mayoría de católicos pasa ampliamente porque no está para dudas, correcciones, líos ni gaitas. Los hay preocupados por la confusión teológica y moral que hoy se vive y por un relativismo creciente. De estos más preocupados, la inmensa mayoría, incluyendo naturalmente obispos y cardenales, mantiene un mutismo total,porque el silencio, piensan, es su mejor aliado. Eso tan viejo de no dar la cara por si te la parten. Otros se alegran de este texto y esperan pacientes a ver si desde el Vaticano se pone en claro lo que parece color de hormiga. Los hay, incluso, que se posicionan con su firma a favor de esta respuesta clara aun barruntando que nada de nada.

Hay otras reacciones. Las de aquellos que se revuelven y, a falta de argumentos, simplemente sueltan adjetivos y barbaridades. Ya saben: carcas, conservadores, ultraconservadores, antiguos, negados a la evolución. Mal empezamos. Porque uno quisiera saber qué es exactamente lo de ser carca, la diferencia entre conservador y ultra conservador y por qué tal cosa sea mala.

Se sigue por el argumento “ad hominem”, según el cual tanto los cardenales de las dubia -los dos que quedan- y los 62 intelectuales lo que buscan es el poder, mandar, aferrarse a sus antiguos privilegios, resucitar la Iglesia de Constantino e implantar una nueva inquisición.

Qué quieren que les diga. Personalmente preferiría una contra argumentación. En primer lugar, sobre la legitimidad del hecho de que cuatro cardenales o sesenta y dos intelectuales puedan dirigirse al santo padre exponiendo sus dudas y pidiendo aclaraciones a lo que ellos, en su pobre ignorancia quizá no saben ver. Si no es legítimo, se demuestre con el derecho canónico y con lo que sea menester.

Y si es legítimo, me encantaría leer la contra argumentación. Es decir, textos mal interpretados, magisterio manipulado, continuidad o no con el magisterio precedente. Porque no me negarán que atacar la carta de estos sesenta y dos porque son unos ultraconservadores que buscan seguir viviendo de sus privilegios parece argumento débil. Pero así es la vida.

Padre Jorge González

viernes, 22 de septiembre de 2017

P. James Martin: "los católicos LGBT no están obligados a practicar la castidad" (Padre Jorge González)



La cosa va a velocidades de vértigo. Barbaridades doctrinales y morales estamos hartos de escucharlas, qué se le va a hacer. Que sor Veneranda nos diga que ponerse la casulla para celebrar es una bobada porque Jesús no tenía una, que Paco, el párroco de San Serenín, afirme que es igual ser musulmán o católico, o que Maripepa, de la iglesia de base más básica, nos instruya con un nuevo concepto teológico según el cual una cosa es el evangelio y otra la doctrina de la Iglesia, se sabe que existe y tampoco tiene mayor trascendencia que la de los cuatro que siguen ahí tirando.

Otra cosa es lo que pueda afirmar el jesuita padre James Martin, porque ese reverendo no es un cualquiera, sino nada menos que un asesor vaticano, y eso hace que sus teorías se hagan más peligrosas por lo que asesora y a quien asesora. Esto es como si a la Tacones la ponen como defensora de la castidad en las madres Társilas. Ya me entienden.

El padre Martin se despacha hoy con una novedosa novedad según la cual, evidentemente siguiendo las directrices de Amolis laetitia, y en contra de toda la tradición moral de la Iglesia, hasta llegar a la Veritatis Splendor, ha decidido que las normas morales absolutas no existen y que todo es un puro subjetivismo.

Así no se corta un pelo cuando afirma tajantemente, sin lugar a dudas, que “los católicos LGBT no están obligados a practicar la castidad”.
Como ven, interesante. No es que diga que hay que abolir completamente el sexto mandamiento, que no se atreve, aunque me da que lo piensa por el contexto de toda la disertación que ha colocado en youtube. Pero sí que el colectivo LGBT no está obligado a ser casto, apelando a la supuesta “tradición teológica que sostiene que una doctrina no se convierte en tal hasta que sea aceptada por todos los fieles”.

Esto es, no digo ya una barbaridad, que lo digo, sino una solemne tomadura de pelo, porque según la última chorrada del P. Martin, la Iglesia católica ha dejado de tener doctrina ya que no conozco una sola que no haya tenido que aguantar disidencias. Antes, in illo tempore, cuando alguien se empeñaba en negar la doctrina, era excomulgado, es decir, si usted no está en comunión con la Iglesia, porque niega puntos esenciales, pues se vaya de la Iglesia. Ahora es al revés: si usted no está de acuerdo con algo, se cambia la doctrina y punto, o como mínimo se le dispensa personamente.

¿Qué usted no asume personalmente la obligación de la misa dominical? Pues entonces no le obliga. ¿Qué no acepta la transustanciación? Pues más de lo mismo. ¿Que una persona o un colectivo no aceptan la doctrina sobre la castidad que ha de mantenerse fuera del matrimonio católico? Pues está claro: no están obligados.

Este padre es un asesor del papa, y lo que dice está en perfecta consonancia con el capítulo VIII de Amoris Laetitia que consagra el final de la moralidad objetiva para que todo dependa de que subjetivamente se acepten las normas morales o no.
No tengo ganas de escribir más. Pero esto es gravísimo. Sobre todo porque están consiguiendo dividir a la Iglesia no en cosas menores, como ritos o pequeñas costumbres, sino en la esencia misma de la moral.

Padre Jorge González

NOTA: En un artículo de Life Site News se explica con detalle todos los auténticos disparates que dice este hombre jesuita, sin ningún tipo de pudor ... ¡y sin ser excomulgado! Algo muy gordo tiene que estar a punto de suceder, cuando se consienten todas estas cosas desde el Vaticano.

lunes, 21 de agosto de 2017

Proselitismo sí (Padre Jorge)



No hay duda de que las lecturas de este domingo apuntan a la necesidad de comprender que la fe en Cristo no es algo exclusivo de una raza, una cultura, una forma de entender la vida. La clave de la fe no es el lugar de nacimiento, la descendencia de Abraham, la tierra de Israel. Judíos y gentiles llamados a ser de Cristo.

La fe en Cristo siempre se ha entendido así … hasta hoy.

Apenas un siglo después de la resurrección, la fe en Cristo estaba extendida por todo el imperio romano, en España estaba, por ejemplo. A la vez, estaba penetrando en lo que hoy es Rusia. Europa central estaba. Resulta impactante la preocupación por llevar la fe en Cristo a toda tierra conocida: América, Filipinas, África… Santos como Francisco de Asís, empeñado en llevar la fe a países islámicos, o Francisco Javier evangelizador de Oriente, nos hablan hoy de la fuerza de la predicación que entendía que la fe en Cristo es para todos y entendía como una obligación grave el anuncio del evangelio a todos los pueblos y naciones.

Así se ha entendido siempre … hasta hoy. Porque hoy nos encontramos con un abandono del celo apostólico y un miedo a la proclamación auténtica del evangelio de Jesucristo, camuflados bajo un supuesto respeto cultural, y la falsa propuesta teológica de que, en definitiva, todas las religiones son caminos de igual trazado para llegar a Dios y que hablar de Cristo a los ateos, agnósticos o creyentes de otras religiones, en lugar de ser un abrir sus ojos a la verdad del evangelio, es faltarles al respeto. No digamos nada si se trata de cristianos no católicos.

Tan es así todo esto, que estamos pasando del celo por las almas y la urgencia del anuncio del evangelio según nos ha sido transmitido en la iglesia católica, a declarar todo anuncio del evangelio como proselitismo y prohibirlo en la práctica. Me consta la orden expresa de un obispo a sus sacerdotes para que, ante la pregunta de algunas personas por Cristo, les inviten a buscar respuestas en internet.

No se comprende otra relación con las personas que no sea la pura solidaridad humana. Es lo que quizá se predique este domingo en muchas parroquias, tomando la primera lectura por los pelos. Es fácil detenerse en lo del derecho y la justicia, y olvidarse que aquí se habla de aquellos “que se han unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que observen el sábado sin profanarlo y mantienen mi alianza…”

El Señor nos pedirá cuentas por negarnos a predicar la verdad de Cristo. Con los argumentos de hoy, lo de evitar el proselitismo, muchos podrían lanzar soflamas contra los apóstoles, los santos Cirilo y Metodio, los evangelizadores de América y san Francisco Javier, empeñados en hacer proselitismo en lugar de quedarse en su casa, y que se empeñaron en hablar de Cristo cuando lo que tenían que haber hecho era limitarse a la humana solidaridad.

Hoy, como siempre, es momento de predicar, de hablar a tiempo y a destiempo, de anunciar el nombre de Cristo a vecinos, amigos, a todas las personas con las que tenemos relación. Sí, a los musulmanes también.

Dejemos de lado falsas disculpas. No evangelizar tiene solo una causa: la falta de fe, y la consecuencia es el miedo a lo que nos pueda pasar. Así que mejor dedicarnos a la mera solidaridad humana, siempre aplaudida … por el mundo, que no por Cristo.

Oh Dios, que te alaben los pueblos. Que todos los pueblos te alaben. Que así sea.

Padre Jorge